Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 2

Capítulo 3: ¿Bruja o Santa?

Parte 1

 

 

Un grupo desparejado de seis personas se reunió alrededor de la hoguera parpadeante. Una bestia caída, una bruja, un niño pequeño, una santa, su ayudante y un sacerdote. Su destino: Ideaverna, una ciudad portuaria en la República de Cleón. La santa dijo que necesitaba ir a Ideaverna lo antes posible para tratar a un niño en estado crítico. Sin embargo, caminar por el bosque de noche no era nada fácil. No es que el camino fuera peligroso; para empezar, ni siquiera había caminos. Sin una luz adecuada, podían producirse accidentes.

Además, no han tenido un descanso decente desde que fueron atacados por los bandidos.

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Todos necesitaban un descanso, incluido el sacerdote.

“Nos iremos cuando el cielo empiece a ponerse blanco.” Dije. “Hasta entonces, descansa un poco.”

Todavía faltaba algo de tiempo para el amanecer, y si llegábamos a la ciudad a primera hora de la mañana, no podríamos conseguir un carruaje de inmediato.

El sacerdote y la santa se opusieron a mi decisión durante un rato, pero cuando la asistente dijo con calma: “Tenemos que tomar un descanso.” La santa cedió. El sacerdote le siguió automáticamente.

Y así terminamos acampando por la noche. ¿Quién iba a pensar que una bestia caída y una bruja viajarían con un sacerdote? Miré a Zero, advirtiéndole que no revelará su identidad, pero parecía tan distante como siempre. Si entendía lo que decía o no, no lo sabía.


Fingiendo ser una niña ignorante, hizo repetidas preguntas al sacerdote, que intentaba predicar las enseñanzas de la Iglesia. Al propio sacerdote no parecía importarle el afán de aprendizaje de Zero, incluso respondiendo a preguntas que podían ser tomadas como una crítica a la Iglesia.

Una mujer hermosa y un hombre apuesto. Verlos a los dos me hacía sentir mal. Sobre todo, no me sentía cómodo teniendo demasiada gente a mi alrededor.

Decidí dejar que el sacerdote vigilara el campamento mientras yo me subía a un árbol a poca distancia para vigilar a los perros salvajes y a los bandidos.

No estaba seguro de si se podía llamar “vigilar” a estar tumbado con las piernas y la cola colgando. Lo que sea. Estoy seguro de que puedo notar que la gente se acerca mientras estoy despierto.

Mientras escuchaba la discusión de Zero y el cura, y las bromas entre Theo y la santa, saqué un pequeño cuchillo y afilé mis crecidas garras. Demasiado afiladas y podrían rasgar mi bolsa y mi ropa, así que hice las puntas más redondeadas.

Los sonidos de la conversación cesaron cuando estaba en mi novena garra, y el fuego se apagó. Por fin había silencio. Cuando terminé de afilar la décima garra, guardé el cuchillo.

Entonces oí el sonido de unos pasos que crujían sobre la hierba seca y se acercaban lentamente a mí. Mi nariz percibió el dulce aroma de las flores.

“Ve a hacer tus cosas a otro lado.” Dije. “Hay alguien aquí.”

Hice notar mi presencia por si acaso. No quería que me acusasen de ser un mirón cuando estaba aquí primero. El cura probablemente me mataría en el acto.

La santa dio un salto y miró frenéticamente a su alrededor, buscando el origen de la voz. “Aquí arriba.”

La santa inclinó todo su cuerpo hacia arriba y me encontró tumbado en una rama. “Sr. Mercenario. Me alegro de haberle encontrado.” Ella sonrió.

Le dije que mi nombre no era Mercenario, pero como no había otras opciones sobre cómo llamarme, se conformó con Mercenario. Mientras Zero no renunciara a convertirme en su sirviente, revelar mi nombre era básicamente un tabú.

“No podía encontrarte en ningún sitio, así que te estaba buscando.” Dijo. “¿Todos las bestias caídas duermen encima de los árboles?”

“Estoy de guardia.” Respondí. “Después de todo soy un guardia.” “Ya veo.” Murmuró débilmente la santa.

Hubo un momento de silencio, como si estuviera pensando en un tema. Parecía que quería decir algo, pero le faltaba valor.

“Um… siento lo del padre.” Dijo finalmente. “¿Qué?”

“No es una mala persona. En realidad es muy serio y amable. Me sorprendió que te tratara así.”

“¿Por qué te disculpas? Él es el que me trató como un animal, no tú.” “Pero…”

“De todos modos, no me molestó. Soy, de hecho, una bestia y un monstruo. Hace tiempo que dejé de enfadarme por cosas así. Especialmente no me enfadaría por lo que dice un cura.”

“¡No eres un monstruo! Yo… nunca pensé en ti así.”

Me burlé. Era demasiado buena para su propio bien. De hecho, me dio escalofríos.

Levanté mi cuerpo y bajé del árbol de un salto. La santa chilló mientras daba un paso atrás.

“¿Nunca has pensado en las bestias caídas como monstruos? Bueno, ¿no es eso agradable?” Di un paso adelante. Ella me miró con ojos temerosos. “Eso es sólo porque hasta ahora has sido bendecida. Has tenido la suerte de no haber sido atacado por una bestia caída.”

“¿Dije… algo ofensivo? Lo siento, no quería ofenderte…”

“No estoy enfadado. Así es como soy. Eres libre de mostrar lo virtuosa que eres, pero por desgracia para ti, soy un asesino. Por favor, no me arrastres a tus juegos de fantasía. Tampoco es que haya aceptado este trabajo por buena voluntad. Quiero el pago. Ahora te sugiero que vuelvas con tu cura, santa. Y nunca intentes acercarte a una bestia caída en medio del bosque, de noche, sin nadie más alrededor. No estoy bromeando. Te comerán viva.”

Sus ojos, de color escarlata pálido como su cabello, se abrieron, pero su mirada estaba fija en mí. No apartó la mirada. Siempre tenía esa mirada ansiosa, pero ahora no contenía ninguna emoción.

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“Hey, ¿me estás escuchando?”

Una amplia sonrisa floreció de repente en su rostro. Esta mujer realmente sonrió. Y justo en esta situación.

“¡¿Qué es tan gracioso?!”

“Lo siento. Es que alguien que conozco dijo algo similar.” “¿Qué?”

Riéndose, se colocó el cabello trenzado detrás de la oreja. Se hinchó suavemente al desenredarse, enrollándose alrededor de su dedo.

“Me advertiste que no me acercara sola a una bestia caída para alejarme del peligro en el futuro, ¿no es así? Incluso llegaste a hacerte pasar por el malo.”

“¡No digas más, idiota! ¡Me estás haciendo parecer un buen tipo! Es asqueroso. Puaj.” La santa dejó de reírse y estalló en carcajadas.

Estoy completamente perdido.

Relajé la cola y las orejas y me sujeté la cabeza con las manos. Primero Zero, y ahora la santa. Sentía que todas las mujeres que había conocido hasta ahora me tenían en la palma de su mano. Incluso Albus me tenía envuelto en su dedo.

“Vuelve y descansa un poco.” Le insté. “Tu resistencia es lo más importante.” “¿Estás… preocupado por mí?”

“¡Que te derrumbes significa más problemas para mí!”

La santa se rió una vez más. Al darme cuenta de que se estaba burlando de mí, le di la espalda. Me cansé de seguirle la corriente. Clavé mis uñas en el tronco de un árbol y puse mi peso sobre él.

“Dime…” “¿Qué?”

“La Srta. Zero me preguntó dónde aprendí sobre los milagros.” La miré por encima del hombro.

“¿Por qué… por qué pensó que los aprendí de alguien?”

Estaba a punto de abrir la boca cuando divisé movimiento en la dirección de la hoguera. “¡Su Eminencia!” llamó una voz de hombre.

“El cura está levantado.” Dije. “Te está buscando.”

Qué tipo tan descuidado. Tardó tanto en darse cuenta de que la persona a la que debía vigilar se escabulló de su cama.

Volví a la copa del árbol y dejé que mi cola y mis patas colgaran. “Me llamo Faelia, pero por favor, llámame Lia, no ‘santa’.”

“Estoy seguro de que el sacerdote se pondría furioso si una humilde bestia caída llamara a una santa por su apodo.”

“Oh…” Ella miró hacia abajo. “Tienes razón. Siento haberte causado problemas otra vez…”

Dejo escapar un suspiro. ¿Por qué me siento culpable? Maldita sea.

“Vuelve, Lia. O el tipo va a empezar a gritar.”

La expresión de la santa —no, de Lia— se iluminó claramente.

“Buenas noches.” Dijo alegremente, y luego se retiró arrastrando los pies.

Dejé escapar otro suspiro y miré a la luna. ¿Qué ha sido eso de ahora? Es casi como…

***

 

 

“Parece que a la santo le has gustado bastante, Mercenario.”

Me sobresalté cuando oí una voz que venía directamente de delante de mí. Mis ojos se abrieron de par en par al ver la figura de Zero entre las ramas ocultas en la oscuridad de la noche. Se había echado la capucha hacia atrás, dejando su rostro completamente al descubierto, y la luz de la luna resaltaba sus hermosas facciones. Rápidamente aparté la mirada.


Si miraba fijamente esa cara incluso durante diez segundos, podía perder la cabeza. La mirada de Zero era como un arma mortal en sí misma.

“¿Cuánto tiempo has estado allí?” Pregunté.

“Vi a la santa salir de la cama y la seguí. Cuando lo hice, los vi coqueteando.” “¿A qué te refieres con eso de coquetear?”

En todo caso, Zero y el cura eran los que coqueteaban entre sí. No es que me importe, por supuesto.

“El santo te dijo que la llamaras Lia. Theo dijo que en Cleón, decirle a alguien tu apodo es pedirle que sea tu amigo.”

“¿Amigooooo?” Mi voz se quebró.

“Ella lo pidió y tú le concediste su petición. Como ‘Mercenario’ no es tu verdadero nombre, podría tomarse como un apodo. Te has hecho amigo de la santa. Eso significa que ya no soy tu único amigo.”

“Oh, dame un respiro. Una santa y yo, ¿amigos? Sí, claro. No tiene absolutamente ningún sentido.”

“Ella parece pensar lo contrario…” Su voz era inusualmente desanimada. “Entonces, ¿qué estás tratando de decir?” Pregunté.

“Tú…” Zero cambió de opinión de repente y cerró la boca. “Aparentemente la santa aprendió magia de alguien.” El tema cambió rápidamente a uno tan serio que no pude seguirle el ritmo.

Zero cruzó las ramas hacia mí. “Le pregunté a la santa dónde había aprendido a hacer milagros.” Comenzó. “Pero me dijo: ‘¿Por qué cree que lo aprendí de alguien?’, dando a entender que alguien le enseñó magia, y cómo hacer ver que era algo distinto a eso.”

La rama crujió cuando se sentó a mi lado. Las hojas marrones que apenas se aferraban a las ramitas cayeron al suelo.

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“No pude saber qué magia estaba usando. Estoy segura de que era del Capítulo de Protección, pero no recitó ningún conjuro ni ofreció ningún sacrificio. Ni siquiera hubo un gesto. La aptitud por sí sola, por mucha que tenga, no puede explicar sus habilidades.”

“Tal vez sea un verdadero milagro de Dios.”

“He considerado esa posibilidad. Y me he preguntado cómo se producen los milagros en primer lugar.”

“¿Es algo que se puede explicar?” Me reí.

Era divertido ver cómo Zero, una bruja, hablaba de milagros.

“Tal vez.” Respondió ella. “Esto es simplemente una hipótesis que formulé después de hablar con el sacerdote. Sin embargo, Decimotercero probablemente diría que sólo se hable de hechos claros.”

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“Por favor, oh gran bruja de las tinieblas. Por todos los medios, confiere a mis oídos tu opinión sobre este asunto.”

“Creo.” Zero bajó un poco la voz. “Que los milagros y la magia son fundamentalmente lo mismo.”

“Vale… No queremos que el cura se entere de eso.”

“La magia es el arte de provocar fenómenos sobrenaturales utilizando el poder de las palabras y ofreciendo sacrificios a los demonios. Si eres lo suficientemente hábil, sólo tienes que recitar el conjuro en tu mente. Hay muchos hechizos que requieren sacrificios especiales, pero también hay muchos que se pueden realizar simplemente gastando maná. Y nosotros, los brujos, creemos que la diosa que adora la Iglesia es una especie de demonio.”

Demonios y conjuros. Dios y oraciones. Los términos en sí difieren, pero el patrón es realmente idéntico.

“Creo que los milagros son sucesos que ocurren al pedir casualmente a Dios que cause fenómenos sobrenaturales. Por lo tanto, existe la posibilidad de que los milagros que realiza la santa no sean del Grimorio del Zero. O hay una posibilidad.”

Pero esa posibilidad se convirtió en certeza en el momento en que Lia preguntó por la declaración de Zero. Alguien le enseñó magia.

Hace diez años que Decimotercero trajo el Grimorio de Zero, un libro sobre magia, al reino de Wenias. El tiempo medio para aprender magia era de cinco años. Contando hacia atrás, podríamos suponer que alguien trajo el arte de la magia a Cleón hace cinco años y se lo enseñó a Lia.

“Pero eso es apenas dentro del período de tiempo. Digamos que se necesitan al menos cinco años para aprender magia incluso con la aptitud. Eso significa que la enseñaron inmediatamente a otros. ¿Es posible tal hazaña?”

“La probabilidad es baja, pero es posible. Si originalmente era una bruja de renombre, sería capaz de aprender magia rápidamente, y si se centró en la enseñanza de un solo tipo de magia, su alumno la dominaría en poco tiempo. En otras palabras, hay alguien más en este país que domina la magia.”

Alguien que enseñó a Lia.

Si todavía está en Cleón, debemos encontrarle. Esa persona, o personas podrían tener la copia del grimorio. Si no, entonces podrían ser capaces de proporcionar algún tipo de información.

Sin embargo, algo me preocupaba.

“No es que Lia o quien le haya enseñado esté causando problemas, ¿verdad?” ‘¿Problemas?”

“Lia sólo usa magia para curar a la gente, lo que significa que quien le enseñó tampoco es una mala persona, ¿no? Tal vez podamos dejarlos en paz. De todos modos, tú querías que la magia ayudara a la gente.”

Si la magia se utilizara de forma indebida, atacando a la gente o conspirando para derrocar a un gobierno, sería necesario encontrar al autor intelectual, pero ver a la amable Lia simplemente deseando ayudar a los demás me hizo querer dejarla en paz.

Sin embargo, había inconvenientes. Los bandidos la llamaban bruja, y los médicos eran cada vez menos numerosos. Pero no creía que ella fuera la culpable. Al igual que pensaba que Zero no era culpable de los incidentes causados por la magia.

Zero esbozó una sonrisa algo preocupada. “Efectivamente, todavía no ha habido ningún problema. Tal vez. Pero las situaciones siempre cambian. Puede que las cosas estén bien ahora, pero nunca se sabe lo que traerá el mañana.”

“Como si la magia para curar heridas pudiera iniciar una guerra. Es como, ¿cómo puede un bálsamo dañar a la gente?” Eso sí que sería exagerar. “Además, si realmente crees que es peligroso, ¿por qué no anulas la magia de Lia?”

“Eso hará que su profesor se desconfíe.”

“¿Quieres decir que no podremos conseguir información sobre la copia del grimorio? De todos modos, creía que su existencia no estaba precisamente confirmada. ¿No sería mejor esperar a la carta de Albus y tomarnos las cosas con calma durante un tiempo? Como hacer algo de turismo. Creo que eso sería más prudente que trabajar con ese sacerdote, eso como mínimo.”

“No podemos hacer eso. La santa está usando la magia que yo creé.” “¿Y qué?” Pregunté.

Zero tiró de mi cola. “Debo averiguar cómo pretende utilizar la magia la santa. Deseo saber qué tenía en mente su profesor cuando le enseñó. La magia es realmente útil, pero si se utiliza de forma incorrecta, puede ser peligrosa para todos. Incluso los hechizos del Capítulo de Protección no son completamente inofensivos. Uno debe entender eso antes de manejar la magia, porque es un arte demasiado poderoso.”

“Bien…” Me crucé de brazos y miré a la luna. Pensar y resolver cosas no era exactamente mi especialidad. “En fin, si eso es lo que deseas, entonces simplemente te seguiré. Ese es mi trabajo, después de todo. Pronto amanecerá. Deberías dormir un poco.”

Me acosté en la rama. Entonces Zero se subió encima de mí. “Hey, ve a dormir junto al fuego.”

“No. El fuego está apagado y hace más calor por aquí.” “Será demasiado pesado.”

“Hará demasiado frío.” Zero se rió mientras imitaba mi tono.

Pensé en dejarla caer al suelo, pero rápidamente se envolvió en mi capa para protegerse. No tuve más remedio que quedarme en mi posición actual mientras esperaba que amaneciera.

***

 

 

En cuanto salió el sol, desperté a todos y nos pusimos en marcha.


Atamos bien a los cinco bandidos a un árbol y dejamos algo de agua al alcance de la mano. Theo parecía un poco inquieto, pero los bandidos no le dijeron nada. Pensé que harían un escándalo porque el chico era miembro de su banda. Sin embargo, teniendo en cuenta que todos tenían los mismos tatuajes, quizá fueran bandidos con un fuerte sentido de la unidad y la camaradería.

Theo y yo íbamos en cabeza, mientras el cura vigilaba la retaguardia. Las tres mujeres caminaban en el centro.

Zero refunfuñó sobre lo molesto que era caminar, pero no podía pisar un bosque sin caminos mientras la llevaba. Es decir, podía, pero no quería. No con Lia, que parecía haber perdido sus nervios motores en alguna parte.

“Su Eminencia, hay una raíz de árbol enterrada allí. Por favor, asegúrese de no tropezar…”

Justo hizo eso.

“Su Eminencia, hay un agujero cavado por un animal. Por favor, tenga cuidado…” Justo cayo ahí.

“S-Su Eminencia, por favor, tenga cuidado para no caer al río—.” Se cayó.

¿Cómo no pudo ver los obstáculos que un hombre con los ojos cubiertos podía percibir?

¿Y cómo no pudo evitarlos incluso cuando se le advirtió? Antes de llegar a la mitad de nuestro viaje, Lia se había convertido en un desastre. Su ropa estaba rota, sucia y mojada, y ella misma estaba cubierta de heridas.

Aun así, el hecho de que no se quejara era digno de elogio. Aunque cada vez que metía la pata, la asistente y el sacerdote entraban en pánico, lo que ralentizaba considerablemente nuestro avance.

“Me sorprende un poco que haya alguien en este mundo que sea tan descoordinado.” Dijo Zero.

“Ella es innatamente un caso perdido.” Dije. “Cuanto más lo intenta, peores son los resultados.”

Algunas personas eran tan tontas que no podías evitar compadecerlas.

“Abuelo, al ritmo que vamos, no llegaremos en medio día.” Dijo Theo. “Nos llevará el doble de tiempo.”

“Sí, me lo imaginaba. Tenía la sensación de que sería así.”

Bueno, solo queda eso. No es que tenga muchas opciones.

Me acerqué a Lia. Estaba desplomada en el río, pero consiguió levantarse con la ayuda del sacerdote. Ignorando la mirada descaradamente desagradable del sacerdote, la saqué del agua y la subí a mi hombro.

Lia dio un grito. “¡¿Sr. Mercenario?!”

“Yo la llevaré. Nos moveremos más rápido de esta manera.” “¡Bruto!” Siseó el sacerdote. “¡Qué insolencia hacia Su Eminencia!”

“En ese caso, ¿quieres llevarla? Dudo que puedas caminar más rápido que yo mientras la llevas, padre. Pensé que debíamos apresurarnos para que pudiera salvar a un niño. Sólo estoy haciendo mi trabajo.”

El sacerdote apretó los dientes con amargura. Ninguna objeción salió de su boca.

“Sé que huelo como un animal.” Le dije. “Pero vas a tener que aguantar un poco. Agárrate a mi cuello para no caerte.”

Durante un rato, Lia estuvo inquieta en mis brazos, pero asintió y obedeció en silencio.

“Tan esponjoso.” Susurró suavemente mientras ponía sus manos alrededor de mi cuello a regañadientes. “Tan cálido.”

Sentí que sus delgados brazos se tensaban un poco. Zero era quisquillosa con su lugar para dormir, así que últimamente me acicalaba mucho más el pelaje. A la santa parecía gustarle.

Entonces, de repente, sentí que alguien me miraba fijamente. Me giré y vi a Zero, claramente descontenta.

“¿Qué? ¿Pasa algo?”

“Cuando te pedí que me llevaras, te negaste.” “Por supuesto. Puedes caminar por tu cuenta.”

“Pero…” Zero dudó un momento. Estaba inusualmente tímida. “Eres mi Mercenario, ¿no es así?”

“Sí. ¿Qué pasa con eso?”

“¡Así que…! No… Pero… Lo que estoy tratando de decir es…” “¿Qué?”

Silencio.

El ceño de Zero se frunció. Luego apartó la mirada y empezó a caminar. “No es nada.”

No respondió a la pregunta. En realidad, parecía más bien que no podía. No estaba actuando como ella misma, algo que yo también sentí anoche. Se detuvo a mitad de la frase y no pudo responder a una pregunta. Algo pasaba.

Zero debería saber que el hecho de que yo llevara a Lia era la mejor solución a nuestro problema actual. Estaba seguro de que entendía por qué no podía llevarla.

Sabía que el refunfuño de Zero era más bien una broma de ella. No llevábamos mucho tiempo juntos, pero yo estaba con ella en todo momento. Podía saber cuándo hablaba en serio y cuándo bromeaba.

Sin embargo, es evidente que ahora mismo está actuando de forma extraña. “Eres un mal tipo, abuelo.” Dijo Theo en voz baja.

“¿Eh?”

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El chico se fue rápidamente tras Zero, sin dejarme ni siquiera hacer una pregunta. Cuando me quedé perplejo, el cura me dio una patada en el trasero.

“Deja de perder el tiempo y empieza a caminar.” Dijo.

Ya ni siquiera sé lo que está pasando.

Con Lia al hombro, nuestro paso se aceleró, como era de esperar.

Para empezar, Theo y el sacerdote estaban en buena forma, y aunque Zero solía moverse con lentitud debido a la falta de ejercicio y a la pereza, no era lenta ni mucho menos. La ayudante también seguía el ritmo sin problemas.

No tardamos en recuperar el tiempo perdido.

Aparte de que se me cayó el cuchillo en algún sitio, no ocurrió nada digno de mención, y para cuando el sol salió por completo, conseguimos salir del bosque y llegar a la carretera principal. A partir de aquí no necesitaríamos un guía.

Le di a Theo algo de dinero y le pedí que se adelantara al pueblo para conseguir un carruaje. Cuando llegamos al pueblo, un carruaje nos esperaba en la entrada. El chico lo hizo bien, como siempre. Además, fue muy meticuloso. Eligió un vehículo de caballería que estaba tirado por caballos que no temían a bestias caídas.

“Tomaremos un carruaje a partir de ahora.” Dije. “Sólo hay que decirle al conductor que vaya rápido y deberíamos llegar a Ideaverna según lo previsto, o quizá con un poco de retraso.”

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Bajé a Lia a la parte trasera del carruaje. Parecía gustarle tanto mi pelaje que, por un momento, no quiso salir, pero luego se puso roja y se alejó rápidamente.

“Gracias.” Dijo ella. “Debo haber sido pesada.” “Sí.” Di mis pensamientos sinceros.

Su cara se puso aún más roja. Se mordió un poco el labio, como si estuviera a punto de llorar, y me dio un débil puñetazo en el pecho.

“¡Malvado…!”

¿Eh? Creo que mi corazón acaba de dar un vuelco.

Mientras me quedaba con cara de tonto, mirando la cara roja de Lia, Zero se aclaró la garganta. Sorprendido, desvié la mirada para encontrar a la bruja mirándome con desprecio mientras me empujaba a un lado.

“Hey, ¿cuál es la gran idea?”

“Yo también deseo montar en el carruaje. Tu cuerpo está en el camino.”

“Oh, claro.” Me hice a un lado, pero Zero no se movió. Se quedó allí con el ceño fruncido. “¿Qué pasa? Entra.”

“¿No vas a recogerme?” “¿Qué tienes, cinco años?”

Zero cerró el puño con fuerza. Di un paso atrás, pensando que me iba a golpear. “Olvídalo.” Dijo ella. “Sacerdote, échame una mano.”

El sacerdote lo hizo sin decir nada. Agarrando su mano con firmeza, Zero tiró y entró en el vehículo.

No dije que no te ayudaría a levantarte. ¿Por qué demonios estás enfadada?

“¡Buenas noticias, abuelo!” Exclamó Theo, dando saltos de alegría. Había estado hablando con el conductor. “Ha dicho que podemos ir por atajos algo peligrosos con una bestia caída como guardia. ¿Soy útil o qué?”

“Gran trabajo, Theo. Eres realmente útil.” Asintiendo, le di una palmadita en la cabeza a Theo.

“Tus manos son demasiado grandes.” El chico se rió mientras lo levantaba y lo metía en el carruaje.

Después de ayudar a subir a la asistente, entré en el carruaje en último lugar.

“La carretera está mal, así que va a ser un viaje bastante movido.” Advirtió el conductor. “¡Agárrense fuerte!”

Espoleó al caballo. En cuanto el carruaje empezó a temblar, Lia, como era de esperar, tropezó y casi se cayó del vehículo.

“¡Su Eminencia!”

El cura estaba a punto de levantarse, pero yo estaba más cerca y era más rápido. Agarré el brazo de la santa y tiré de ella hacia atrás, sentándola entre mis piernas.

“¡Bestia maldita! ¡Aléjate de Su Eminencia, ahora!”

“Será mejor que te calles y te agarres a algo, padre. No te preocupes, tengo a Su Eminencia.” Me volví hacia Lia. “Lo siento por esto. Puede que no te guste, pero esta es nuestra opción más segura. Con el peso del sacerdote, los dos podrían caerse.”

Lia estaba tensa, así que traté de parecer lo más despreocupado posible. Para ser sincero, no quería hacerlo, pero si se caía de un carruaje en marcha, podía morir.

“P-Pero yo…”

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“Mantén la boca cerrada o te morderás la lengua.” “De acuerdo…” Murmuró.

Lia se quedó en silencio. El sacerdote también parecía haber entendido mi punto de vista.

Al sentir una mirada sobre mí, miré a Zero. Nuestros ojos se encontraron por un momento.

Luego ella apartó la mirada.

¿Todavía está enfadada porque no la he recogido? Qué infantil. Estoy seguro de que lo olvidará pronto.

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