Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 1

Capítulo 6: Hechizo Prohibido

Parte 5

 

 

Decimotercero suspiró gravemente ante la pesada pregunta de Albus. Su actitud era como si tuviera delante a un mal estudiante, pero en lugar de las alegres explicaciones de Zero, Decimotercero parecía pensar que era profundamente molesto.

“Si me escondo, ¿quién protegerá a Wenias de las brujas? Masas de humanos indefensos serán masacrados. ¿Quieres decir que tú —sin siquiera medios para disuadir el ataque— puedes tomar este reino y, en un absurdo arrebato de omnipotencia, desechar todo el odio que se ha acumulado y liderar a las brujas?”

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“Bueno…”

“No, pero…” Murmuró Albus con desazón. Había admitido que la destreza de Decimotercero estaba por encima de la suya en el pasado. Albus no era tan tonta como para responder que sí ahora.

“En ese caso, el borrado de magia es inevitable. Dibuja un diagrama del círculo mágico en detalle en algún papel. Luego lo grabaré en esta tierra.”

“¿Tú? Pero cómo…”

“Es una aplicación de invocación. Propagar un dibujo no es nada comparado con convocar a la gente.”


“Hey, bruja. No sé cómo decir esto… pero es extrañamente confiable, ¿no?”

Estaría encantado si fuera una chica. Lo murmuré sin pensarlo en voz alta, y Zero asintió. “Si uno puede confiar en él, Decimotercero puede ser un hombre fiable. Sin embargo, es

fundamentalmente indigno de confianza.”

Mirando la figura que Albus había dibujado en su papel, Decimotercero se sumió brevemente en sus pensamientos, y luego levantó la vista.

“Wenias es un reino rodeado de cordilleras. Colocaré cinco círculos mágicos a pequeña escala en una disposición que delimite el interior de las cordilleras, y los uniré para formar un círculo mágico compuesto. Yo seré quien dibuje este círculo mágico, pero quien lo controle serás tú, bruja del Canto Lunar. Llevarás una carga proporcional. Prepárate para perder la capacidad de aprovechar tanto la magia como la hechicería, al igual que las demás brujas.”

“H-Hasta yo se eso…” Murmuró Albus con amargura.

“La piedra angular de esto será el Rechazo de Zero. —Zero. Requerimos la cabeza de una bestia caída.”

Como era de esperar, me quedé helado. Al mismo tiempo, la expresión de Cara de Perro también se endureció.

“Para que los demonios del Libro del Rechazo sancionen esta tierra, debemos convocar al demonio de alto rango que los controla. Sin embargo, ambos hemos agotado demasiada fuerza mágica en nuestro pequeño combate de antes. Sin un sacrificio de gran calidad, seremos incapaces de contener al demonio.”

“¡W-Woah, woah, woah, espera, espera! ¡No digas eso tan a la ligera!”

“¡Sí, Decimotercero! ¡No te pienses ni por un segundo que dejare que la cabeza de mi hermano sea sacrificada!”

Muy bien, mira, Cara de Perro, no puedes ponerme en peligro de esa manera. ¿Debería cortar tu estúpida cabeza de perro aquí y ahora? Pero Decimotercero también se limitó a mirarme como si preguntara: “¿Y eso por qué?”

—¿Yo soy la única opción? Maldita sea, estos tipos estaban todos detrás de mi cabeza.

“Si no lo hacemos, morirán masas de brujas, o masas del pueblo. Si no sellamos la magia en dos o tres días, las brujas de todo el reino que se han reunido para derrotarme comenzarán su invasión, y la cantidad de caos causada por la magia aumentará explosivamente. Por desgracia, el poder mágico gastado no es algo que pueda recuperarse en dos o tres días como máximo.”

“¡¿Así que nos estás diciendo que muramos?!” Grité con rabia. Zero me golpeó el hombro con un puño.

“No grites, mercenario. Nunca te mataría. Sin embargo, puedes mantener tu cabeza pegada, pero yo tomaré prestado ese cuerpo tuyo.”

“M-Mi cuerpo. ¿Qué diablos quieres decir?”

“Como sólo necesitamos extraer una afirmación, bastará con invocar al demonio en tu cuerpo, mercenario, para que dialogue. Así, mi carga también será ligera. Por supuesto, es un hecho que debemos usar el cuerpo de una bestia caída para esto, pero…”

Poner un demonio en mi cuerpo… no es tan sencillo, bruja.

Claro, Albus había invocado a un demonio en su cuerpo para adivinar la ubicación de Zero, pero ¿en serio me iba a pasar eso? No era un asunto de risa.

“¡No seas irracional, Zero!” Dijo Decimotercero. “Aunque es el cuerpo de un guerrero bestial, y el demonio lo poseería con gusto, si no somos capaces de controlar al demonio,

¡podría desbocarse y arruinar todo el reino!”

“No permitiré que eso ocurra. Soy una bruja de la oscuridad, alguien que tuvo demonios suplicándole en su juventud, un prodigio sin igual que ha formado contratos con demonios sin que se vea un solo sacrificio. Incluso en mi estado de agotamiento, al menos puedo manejar un demonio convocado en un recipiente.”

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“¡Pero…!”

“Podría discutirlo contigo, pero no nos queda poco tiempo. Lo diré claramente, Decimotercero. No voy a matar al mercenario, en absoluto. Tenemos un acuerdo.” Dijo Zero, mostrándome la herida de su pulgar. —Bueno, la verdad es que no parecía quedar tiempo, con las brujas que Decimotercero había inmovilizado con magia y las señales de humo que salían por todo el bosque. Algo se estaba acercando. El enemigo parecía decidido a detener el ritual de sellado mágico a toda costa. Si nos retirábamos aquí, parecía seguro que estallarían disturbios en todo el reino.

Cuanto menos daño se haga, más fácil será lidiar con las cosas después. Si teníamos que realizar el ritual, ahora era el único momento para hacerlo.

“Así es, mercenario. Entiendo tu miedo. Puede que sea una petición poco razonable, pero…” Zero me miró a los ojos. “Te lo imploro, ¿no vas a depositar tu confianza en mí?”

La expresión de Zero era muy seria. Pero mi vida era la que estaba en juego.

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Tras un breve periodo de conflicto interno… “¡Diablos, no!”

Me negué hábilmente. Como era de esperar, Zero se sorprendió y abrió mucho los ojos.

“¿Siquiera sabes lo que estás diciendo? ¡Habla después de haber pensado en las circunstancias! ¡Incluso los demonios tienen al mundo en mayor consideración!”

Ante las palabras que acababa de escuchar, resoplé y miré a Zero.

“Me importa un bledo el mundo. Soy lo más preciado para mí. No soy el tipo de alma que dice ‘claro, adelante’ cuando se le pide. —Tú lo sabes, ¿no, empleadora?”

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Zero se quedó momentáneamente boquiabierta. Se quedó mirando mi cara inmóvil y luego estalló en una estridente carcajada.

“Sí. Sí, por supuesto, pero aun así. Yo soy tu empleadora, y tú eres mi mercenario. Permíteme reformular lo que he dicho: ¡esto es una orden! Confía en mí, mercenario. Nunca te quitaré la vida.”

Me crucé de brazos y miré al cielo. Yo era un mercenario. Los mercenarios seguían las órdenes de sus empleadores. No importaba lo ridícula que fuera la orden, siempre que viniera de quien reconociera como mi empleador.

“… Bueno, supongo que si es una orden.”

Forcé una sonrisa. Perdóname por mi sonrisa rígida. Nací cobarde. Heh, Zero se rió en voz baja, luego asumió una expresión solemne.

“Entonces, a partir de ahora, realizaré el ritual de sellado mágico. ¡Decimotercero! Coloca dos campos de sellado mágico. Uno pequeño para protegernos. El otro para sellar la magia de esta tierra. ¡Niña, obedece las indicaciones de Decimotercero!”

“¡Entendido!”

“¡Mercenario! ¡Perro! Parece que los invitados que nos han estado siguiendo han llegado. Por favor, recíbanlos. Estableceremos un pequeño campo delimitado para anular toda la magia, pero no podemos hacer lo mismo con los ataques físicos, y la hechicería es un arte exacto, de modo que un paso en falso al realizar el ritual resultará en un fracaso. Estaremos completamente indefensos.”

“… ¿Invitados?”

Entonces me di cuenta de que estábamos rodeados. Sentí que veinte humanos nos rodeaban. A estas alturas ni siquiera teníamos la opción de huir. No había nada que hacer más que prepararse para lo peor.

Casi al mismo tiempo, Decimotercero chasqueó la lengua con resignación, Cara de Perro y yo preparamos nuestras espadas, y el canto de la magia surgió de todos los alrededores. Ahhh, realmente odio a los hechiceros.

Solté un suspiro y luego rugí con el cuerpo y el alma, cargando hacia adelante con la espada en la mano.

Gracias al campo delimitado, ninguna magia podía alcanzar a Zero y a los demás, así que nuestros objetivos eran los osos atacantes y los lobos y demás controlados por las brujas. Eran adversarios más temibles que los humanos, pero se sentía mucho mejor matarlos a ellos que a los humanos.

“¡Pongámonos en marcha, Canto Lunar! ¡Zero!” Decimotercero habló bruscamente, y dibujó círculos en el suelo con su bastón. Tal como Albus había dibujado en su nota, eran cinco círculos unidos por uno grande. Decimotercero recitó algo, murmurando, y un complejo patrón surgió para llenar cada rincón de la figura.

“Eh… espera, ¡¿cómo estás haciendo eso?! ¡¿Cómo estás dibujando un círculo mágico cantando un hechizo?!” Gritó Albus asombrada, pero yo ni siquiera tenía los conocimientos necesarios para asombrarme por ello. Incluso si lo tuviera, tenía la impresión de que todo lo que hacía Decimotercero era inusual, así que probablemente no me sorprendería de todos modos.


En un abrir y cerrar de ojos, el círculo mágico más pequeño estaba completo. Con toda su fuerza, Decimotercero empaló su centro con su bastón. Cuando lo hizo, el círculo mágico se expandió enormemente como si se hubiera estirado, y se convirtió en un rayo de luz mientras pasaba a lo lejos.

“El círculo mágico se ha ampliado al tamaño del objetivo, transcripción completa.

¡Ahora, Canto Lunar!”

A la orden de Decimotercero, Albus se apresuró a ponerse de rodillas y a levantar los brazos.

“¡No podemos permitirlo! Pide refuerzos.”

“¡Refuerzos!” El grito sonó por todas partes entre las brujas. Cara de Perro se acercó corriendo, mirando a su alrededor con nerviosismo.

“Esto no se siente bien, hermano. —La carne de carne de cañón se está retirando.”

Realmente fue así. Las presencias que nos rodeaban retrocedieron como la marea. Al mismo tiempo, escuché un sonido. Una débil vibración sacudió mis tímpanos antes de transformarse de repente en un temblor de tierra.

—Me resultaba familiar, de alguna manera.

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“No puede ser… ¡¿un jabalí Ebru?! ¡Así que esos debiluchos estaban ganando tiempo para llamar a eso!”

“¡Y encima parece que son tres! ¿Qué hacemos, hermano? La improvisación y las tácticas inteligentes son el trabajo de un luchador, ¿verdad?”

Claro, pero nos enfrentamos a tres jabalíes Ebru controlados por brujas. Además, cada uno de ellos venía de una dirección diferente, cargando hacia los tres que estaban realizando brujería. Si no dejábamos a las presas más pequeñas, no llegaríamos a enfrentarnos a los jabalíes, pero si lo hacíamos, estaríamos dejando indefensos a los hechiceros.

—En ese caso.

“Mataré a dos de esos jabalíes. Tú quédate aquí, vigílalos y acaba con el último.” Sin esperar más que un sí, salí corriendo en dirección al ruido. Me subí al árbol más cercano y esperé en una rama a que pasara el ruido. Calculando el momento oportuno, salté a la proximidad del hocico del jabalí de Ebru. Mientras éste se esforzaba por librarse de mí, rodeé su hocico con una cuerda, tensando todos los músculos de mi cuerpo.

“¡Deja de luchar! ¡Sólo sé bueno y cambia de dirección…!”

Dejando escapar un grito agudo, el jabalí Ebru levantó la cabeza y cambió la dirección en la que cargaba. —Había otro jabalí Ebru donde se dirigía. Me pregunté qué le pasaría a un jabalí Ebru, que se movía con la suficiente fuerza como para derribar grandes árboles, si era impactado por otro, que se movía de igual manera, en su costado—.

Justo antes de la colisión, salté del hocico del jabalí Ebru y rodé por el suelo. Se oyó un sonido como el de dos rocas al chocar y luego descendió la quietud. Me levanté del suelo. Los dos jabalíes Ebru que habían chocado echaban espuma por la boca, inconscientes, pero no parecían haber sufrido ninguna herida que pusiera en peligro su vida. Probablemente no se despertarían en un tiempo, pero eran increíblemente resistentes. Probablemente gracias a esa gruesa capa de grasa bajo su piel.

“… No tengo tiempo para dar el golpe final.”

Parecían deliciosos, pero ahora no era el momento. Me apresuré a volver al círculo mágico y me estrellé con Cara de Perro, que había recibido la carga del jabalí Ebru de frente y había salido volando.

“¡Ay… eso duele, perro tonto! ¡¿Ni siquiera puedes lidiar con uno de ellos por tu cuenta?!”

“¡No seas tan irracional! Puede que sean aficionados, ¡pero es un ejército de veinte de ellos! ¡No puedo contenerlos a todos y enfrentarme a un jabalí Ebru al mismo tiempo! No soy un luchador.” Así que este es el poder de un antiguo caballero. Siento haber esperado algo.

Para empeorar las cosas, el último jabalí era un guerrero duro y veterano. Y encima, cuando vi que su ojo izquierdo estaba ciego, me di cuenta de que probablemente era el jabalí que Albus había enviado tras Zero y yo.

No es una reunión.

Sin ni siquiera detenerse por mi saludo, el jabalí nos miró a Cara de Perro y a mí, y vino directamente hacia nosotros.

“¡Apunta a los pies! ¡Yo la derecha! ¡Tú la izquierda! ¡Corre, Cara de Perro!”

“¡¿Cuántas veces tengo que decirte que soy un lobo?! ¡Ya basta, carajo!” Envolviendo nuestros furiosos rugidos, la voz de Albus resonó en el aire.

“Tierra, agua, fuego, viento, cielo. Oh, benditos gobernantes de esta época. Oh, los que cambian, arraigan y fluyen.”

Calmada y cálida, aquella voz era impropiamente suave y solemne para la situación.

¿Cómo podía hablar así cuando su voz era normalmente tan aguda?

Preguntándome, me agaché al suelo mientras corría y separé la pata del jabalí de su cuerpo. La fuerza de una bestia caída, combinada con la fuerza de la carga de un jabalí Ebru, podía partir en dos incluso un hueso duro. Lanzando un grito desgarrador, el jabalí rodó sobre su espalda. Apoyé mi espada en el lugar en el que se encontraba su corazón y lo clavé con todas mis fuerzas.

La punta de la espada atravesó la gruesa grasa y el compacto músculo, llegando a su poderoso corazón palpitante, y lo atravesó.

El jabalí Ebru estiró la cola y chilló hasta el final, y luego falleció. Simultáneamente—.

“Mientras dure mi vida. Mientras su fuerza persista. Llevarás este poder dentro de ti…”

Albus se postró en el suelo. En el espacio de un segundo, como si surgiera de la nada, algo indistinto surgió a su alrededor.

Apenas podía distinguir las formas de los humanos, pero… “¿Esos son…?”

“Son los espíritus que supervisan a Wenias. Aunque todos son demonios cuando se trata de brujería. Lo hicimos, hermano. Ganamos.”

Cara de Perro respondió a mi pregunta mientras limpiaba la sangre de su espada.

Albus soltó una sonrisa, como si se sintiera aliviada por el éxito del ritual, y miró a Decimotercero con orgullo. Protegiendo a Zero y a Albus con su campo de sellado mágico, Decimotercero ni siquiera parpadeó ante su mirada.

—En cambio, asintió una vez. Ese era probablemente el mayor cumplido que podía hacer Decimotercero.

Zero levantó entonces ambos brazos y gritó sonoramente. Su voz era ensordecedora y fuerte en comparación con la de Albus, aplastantemente rica y pesada.

“Oh, mi soberano sin nombre de los demonios. Desciende sobre el cuerpo de esta bestia de sacrificio y escúchame.”

Zero Kara Hajimeru Volumen 1 Capitulo 6 Parte 5 Novela Ligera

 


Zero Kara Hajimeru Volumen 1 Capitulo 6 Parte 5 Novela Ligera

 

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La voz de Zero resonó en mi cabeza. Toda la sangre de mi cuerpo se calentó como si hirviera, y me sobrevino un dolor de cabeza, un dolor tan intenso que apenas podía abrir los ojos. Me derrumbé bajo la agonía.

“¡Por la presente declaro! De aquí a la perpetuidad, para todos los que caminan sobre esta tierra, ¡rechazo toda la magia a la que se extiende mi poder!”

Por un momento, hubo silencio. “—¡Sanciona esto! ¡Me declaro Zero!”

Mi respiración se detuvo por un instante. Me retorcí bajo el dolor y la agonía, y me aferré al suelo.

Una bestia feroz, con los dientes al descubierto, pasó volando junto a mí y corrió salvajemente hacia Zero.

Mierda, Zero está en peligro…

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De alguna manera logré girar la cabeza, pero cuando la bestia entró en mi vista, se detuvo y desapareció de golpe.

Inmediatamente, el dolor desapareció y mis sentidos se embotaron. Me invadió una sensación almibarada y ya no pude ver.

—Todo era oscuridad.

Y entonces perdí el conocimiento. Mi conciencia se fue a algún lugar. Muy lejos.

“Yo sanciono esto. Cuánto tiempo ha pasado, mi querida…”

Me pareció escuchar una voz que decía eso.

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