Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 1

Capítulo 6: Hechizo Prohibido

Parte 1

 

 

Era un milagro que hubiéramos conseguido mantenernos de una pieza.

Los caballos odiaban ser conducidos por una bestia caída, por lo que no tardaron en desbocarse, haciendo que nuestro carro volcara y cayera por un acantilado, donde nos salvó la milagrosa presencia de un río, y aunque fuimos arrastrados río abajo y nos encontramos con desgracias que incluían una lluvia torrencial, si uno descontara las moderadas quemaduras que había recibido Cara de Perro, en general estábamos bien.

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Después de dejar a una Albus inconsciente en medio de la cueva en la que nos habíamos refugiado, apliqué algunas hierbas medicinales que había buscado en toda la espalda de Cara de Perro y luego vendé la zona, envolviéndolo con vendas. —El día aún era joven.

“La piel es la armadura de la naturaleza…”

Mientras se preocupaba por su espalda quemada y aparentemente dolorida, Cara de Perro me miró con envidia.

A diferencia de Cara de Perro, que estaba hecho un guiñapo, y de Albus, que tenía ligeros pero notables arañazos, yo no tenía ninguna lesión.

“¿Y? ¿Cómo está la señorita?”

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Miré a Albus, acurrucada en los brazos de Cara de Perro como si tuviera frío, mientras yo despellejaba un conejo que había cazado en el bosque. Había encendido un fuego para calentar el interior de la caverna, pero la caída en el río había sido bastante escalofriante. Habíamos envuelto a Albus con mi capa seca y Cara de Perro la tenía siempre en brazos, pero no esperaba que el abrazo de una bestia caída sin pelaje fuera muy cálido.

Podría haber ocupado su lugar, pero Cara de Perro parecía que me retaría a una pelea a muerte si le tocaba siquiera un pelo a Albus, así que decidí no hacerlo. No sentí nada por la figura desnuda de la chica, aunque Albus era más o menos una mujer. —Probablemente una mujer. Incluso viéndola en ese estado era difícil determinar su sexo.

En palabras de Albus, la nieta de Solena era una persona atractiva con un pecho voluptuoso, pero lo más probable es que eso sólo fuera como ella se percibía a sí misma.

“Ella está bien. Sólo está durmiendo porque está cansada.”

“Bien. Pero… ¿por qué esta niña se hace pasar por un chico y oculta que es la nieta de Solena?”

“Probablemente porque Decimotercero la estaba buscando, y probablemente porque el Aquelarre de Zero se lo aconsejo. Ya que ‘esa persona’ no se muestra, la señorita es el corazón del Aquelarre. Si la señorita fuera asesinada, entonces el resto del Aquelarre no duraría ni un minuto. Probablemente se decidió que ella no debía decirle a nadie su verdadera identidad, aparte de las personas en las que podía confiar plenamente. Además, una mujer sola viajando por ahí atraería la sospecha de ser una bruja.”

“Ah, claro…” Dije, abriendo el abdomen del conejo y sacando sus entrañas. “Uh—.” Exclamó Cara de Perro.

Parecía tener un problema con mi movimiento de tirar las tripas del conejo. “¿No vas a comerte eso?”

“No como carne cruda.”

Ante esto, Cara de Perro adoptó una expresión inusualmente seria. “… ¿Has sentido que quieres… comer humanos?”

No respondí.

Las bestias caídas nos guiamos por nuestras almas bestiales. Los que renunciamos a todo sentido de humanidad y nos convertimos totalmente en bestias acabamos consumiendo a los humanos como alimento.

Una vez que una bestia caída ha llegado a ese punto, se habrá convertido en nada más que un monstruo.

“¿Te has… comido alguno?”

Me reí amargamente mientras clavaba trozos de carne de conejo con una rama y cocinaba la carne chisporroteante sobre el fuego.

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“Apenas me estoy conteniendo. No puedo vivir más que de hojas, pero aunque la carne cruda me hace babear, me dan ganas de vomitar al mismo tiempo. Es por eso que soy malo a la hora de luchar con brutalidad. En la medida de lo posible quiero evitar matar.”

“¿A qué clase de guerrero bestial no le gusta matar?”

“Tú y yo somos diferentes en el sentido de que no estoy en este cuerpo porque quiero estarlo. Estoy atascado con esta forma de vivir, así que todo lo que puedo hacer es aprovechar lo que tengo de la mejor manera. Pero incluso cuando nos contenemos, las bestias caídas siempre acaban dejando un rastro de cuerpos.”

No importaba si quería o no. Tomando prestadas las palabras de Zero, era una verdad intratable.

Esparcí sal sobre la carne. El fuego estalló y brilló de color amarillo. Pensando en la impaciencia de Zero, miré a Albus.

“—Salva a Zero… ¿verdad?” Murmuré. Albus se removió, y sus ojos se abrieron pero ligeramente.

“Un… eh…”

“¡Señorita!” Exclamó Cara de Perro, mirando a la cara de Albus.

Idiota, no hagas eso justo cuando se está despertando. Ahora mismo parecemos animales salvajes.

“¡W-Waaaaaah!”

Efectivamente, Albus gritó y dio un puñetazo en el hocico Cara de Perro, huyendo a mis espaldas como si quisiera escapar de las garras de un monstruo.

***

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“Por qué, señorita… No puedo creer que cuando me vio, a mí, alguien que te cuidó durante todos esos años, gritaste y fuiste por mi hermano, a quien conozco sólo desde ayer…”

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“¡¿Cómo iba a saberlo?! ¡No puedo decir que eres tú a la vista ya que no tienes pelaje!” Engullendo la carne de conejo, Albus respondió sin rodeos a cara de perro.

Albus estaba sentada en mi regazo. Se había quejado de que tenía frío y había refunfuñado que no era justo que yo tuviera pelaje, y por eso acabamos así.

Cara de Perro me miraba con amargura, pero yo no estaba disfrutando de esto más que

él.

“Además, hace poco estuve con el mercenario y también lo vi en la plaza.” “¿Qué? ¡Espera señorita! ¡¿Qué pasa conmigo?!”

“¿Hm? ¿Estuviste allí?”

Cara de Perro se desplomó, aparentemente desconsolado. Tenía un aspecto tan lamentable que decidí enviarle un bote salvavidas.

“El que saltó a la paja ardiendo, cortó las cuerdas que te ataban al poste y te salvó de la explosión fue este tipo, ¿sabes?”

Oh, reconoció Albus en silencio, mirando el cuerpo vendado de Cara de Perro. “Además, si él no se hubiese apresurado a salvarte, no sé si yo lo hubiera hecho.”

En efecto, las acciones de Cara de Perro me motivaron significativamente. Cuando le dije esto a Albus, ella le lanzó a Cara de Perro una mirada ligeramente culpable, pero inmediatamente adoptó una actitud poco conciliadora, como la de una niña malcriada.

“No es que te haya pedido que me salves… ¡De cualquier manera, realmente no me importaba morir!”

“¡No, señorita! ¡¿Cómo podría ver a Solena de frente si te dejo morir?!” “¡La abuela ya está muerta, así que puedes vivir como quieras!” “Señorita…”

Las orejas de Cara de Perro se agacharon débilmente. Esta era un Cara de Perro completamente diferente del que había hecho que las mujeres lo atendieran en la posada.

“¿No crees que es un poco grosero decir que no te importaba morir después de que él te salvara de morir quemada?”

“¡No tenía miedo de una cosa tan pequeña como esa!”

“Los humanos que mueren inmolados aprietan los dientes por el dolor y el miedo, y esos dientes se clavan en las encías y se rompen.”

Un pequeño ruido de miedo salió de la garganta de Albus.

“¿Pensaste que te quemarías y morirías en un instante? Primero el calor cocinaría tu tráquea y tus pulmones, para que no puedas respirar. Lo siguiente serían tus ojos. Todos tus puntos débiles se cocerían uno por uno. Tu piel chisporrotearía y se partiría mientras se quema, y esas partes recién expuestas también serían abrasadas por el fuego. Tendrías suerte si te desmayaras, pero si no lo hicieras, lucharías y sufrirías una agonía hasta el momento de morir. Gritarías, te retorcerías y te fracturarías los huesos…”

“¡Para, es suficiente!” Gritó Cara de Perro. Dale un poco de compasión, parecía decir su expresión, y me di cuenta de mi desliz.

Así fue como murió el último familiar de Albus. “Lo siento… no debería haber dicho todo eso…”

“No… descuida. Estoy bien.” Dijo Albus, mordiéndose el labio. Su cara estaba vacía de color, sus ojos brillaban y vacilaban, pero apenas era capaz de contener las lágrimas. Admiraba la fuerza de voluntad de Albus. Su valentía y firmeza eran seguramente más fuertes que las mías, con diferencia.

Pero aunque fuera en resistencia contra Decimotercero, era demasiado.

“… ¿Qué pasó en las mazmorras? Sabías que ir en contra de Decimotercero significaba que serías inmolada, ¿verdad?”

Que Albus había descubierto algo en las mazmorras y se había rebelado contra los deseos de Decimotercero era incontrovertible. Cuando le pregunté, Albus simplemente negó débilmente con la cabeza.

“No tenía otra opción… ‘esa persona’ robó el Libro de Zero y mató a todos los compañeros de Zero. No podía volver al Aquelarre de Zero que ‘esa persona’ creó, ni quería hacerlo. Pero, ¡Decimotercero también es un hombre de mierda!”

“Esa es la cuestión, ¿por qué piensas eso? Está tratando de limpiar el desastre que causó el Libro de Zero. Está tratando de proteger el nombre de Zero de más daños.”

“Eso puede ser cierto… ¡pero lo único que le importa es eso! ¡No le importa si todas las brujas de Wenias mueren, con tal de conseguir lo que quiere!”

“Decimotercero me dijo que llevara al Aquelarre de Zero a una trampa. Dijo que era el momento de acabar con la lucha… él pondría la trampa, y luego yo debía atraer a todos allí. Decimotercero sabía que yo representaba a ‘esa persona’ como la nieta de Solena. Por eso hizo esa estratagema en la academia: estaba esperando que me mostrara.”

El conflicto terminaría entonces, y cuando eso ocurriera…

Pensé en lo que Decimotercero había dicho a Zero. Vio la conclusión de la guerra de un año, que se lograría con la desaparición de cada bruja de este reino.

“Decimotercero me utilizaría para destruir el Aquelarre de Zero, los hechiceros descarriados… todas y cada una de las brujas que conocieran la magia, porque dejar a las brujas alborotadoras a su aire seguiría dañando el nombre de Zero, o eso dijo… ¡pero eso no es correcto! Claro que hay brujas que causan caos, pero también hay muchas brujas que luchan por poder vivir en paz, y brujas que usan la magia de la manera en que se debe usar…

¡y sólo porque no puede distinguirlas, Decimotercero las mataría a todas!” “Sí… tal vez.” Respondí vagamente.

“¡Es cierto!” Respondió Albus, indignada. “Si me hubiera dicho que le dijera al Aquelarre de Zero la verdad sobre ‘esa persona’, y los convenciera de que dejaran de luchar, habría ayudado. Me imagino que deberíamos combinar nuestro poder y deshacernos sólo de los hechiceros descarriados, ¿no? Pero Decimotercero dijo que eso no funcionaría. Por eso yo…”

Eligió quemarse en la hoguera, y dar un grito de guerra a sus camaradas.

Si Albus no lo hubiera hecho, Decimotercero simplemente habría matado a las brujas de forma unilateral.

Cuando la nieta de Solena, Albus, había gritado “derroten a Decimotercero por el bien de la paz”, dudo que hubiera una sola persona allí cuyo corazón no se conmoviera lo más mínimo. Ahora había una alta probabilidad de que aquellas brujas “expertas en hechicería y poseedoras de poder”, que habían elegido observar, pero no actuar, se pusieran en marcha para derrocar a Decimotercero.

Si unieran sus fuerzas, aunque fuera temporalmente, con el Aquelarre de Zero, dudo que incluso Decimotercero pudiera resistir su ataque sin sufrir daños. Albus había buscado esa alianza.

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“Para empezar, todos se unirán para derrotar a Decimotercero. Después, limpiaríamos a los hechiceros descarriados. Y una vez que hayamos terminado con eso, pediríamos al rey que pusiera fin a la caza de brujas, ya que nos habríamos librado de todas las brujas malhechoras. A partir de ahí, encontraríamos y capturaríamos a ‘esa persona’, y dejaríamos que Zero hiciera lo que quisiera con ella. Buena idea, ¿verdad?” Apeló Albus.

“Posiblemente.” Volví a dar una respuesta nebulosa. No iba a ser tan sencillo como lo describía Albus.

Comprendía la oposición de Albus hacia Decimotercero, pero para detener un arte que se extendía de forma explosiva y su mal uso sería necesario gobernar perfectamente a las personas que lo utilizaban, porque de lo contrario no habría más remedio que matarlas.

Y Decimotercero había optado por reunir a todos los usuarios de magia y masacrarlos.

Si Decimotercero, mientras ejecutaba su plan asesino, chocaba con todas las brujas de la tierra, eso causaría un desorden totalmente incomparable con todo lo que la historia había visto.

***

 

 

Una guerra civil arrasaría un país. Al fin y al cabo, todos conocían las debilidades de los demás. Al no poder cerrar los conflictos internos, la situación derivaría en que los vecinos sospecharan unos de otros.

Aunque Albus había expuesto sus planes para acabar con la guerra, no había ninguna garantía de que las cosas salieran como debían.

El que traicionó a sus compañeros, pero que, sin embargo, quiso detener la lucha: Decimotercero.

Quien, para traer una era de brujas, destrozó la paz y mató a otros para robar una técnica secreta: “esa persona”.

Y la que sueña con una resolución ideal y pacífica del conflicto: Albus.

Si tuviera que elegir a uno de ellos, elegiría a Decimotercero. Mi opinión no había cambiado, a pesar de lo sucios que eran los métodos de ese tipo. No es que significara mucho viniendo de la persona que había robado a Albus de las garras de Decimotercero, pero…

“Sé que es una quimera.” Murmuró Albus, abrazando sus rodillas. “—¿Qué?”

“Soy la nieta de Solena… pero eso es todo. Todavía estoy en proceso de aprender hechicería, y ni siquiera puedo realizar el ritual de la bestia. Decimotercero es increíble… para ser honesta. Se las arregló para llegar a donde está ahora en sólo un año. Se ganó la confianza del rey por su cuenta, y luchó contra todas las brujas por su cuenta. He oído que Decimotercero incluso está enseñando a la gente del castillo a usar magia. Pero la diferencia es que Decimotercero nunca crearía hechiceros caprichosos. No hay manera de que alguien como yo pueda derrotar a Decimotercero…”

Decimotercero luchaba solo, y Albus tenía el poder del Aquelarre de Zero.

Los suyos eran casos diferentes, decía Albus. Aunque Albus seguía dando vueltas y deseando una situación ideal, ella no tenía el poder de convertir sus sueños en realidad.

Albus estaba siendo acorralado tanto por Decimotercero como por eso que se llamaba realidad.

Si Albus fuera tan poderoso como Decimotercero, entonces la situación sería probablemente diferente. Pero no importaba si uno deseaba o no deseaba algo, las cosas seguirían como estaban.


Aun así, Albus no se rendiría. En comparación con su falta de fuerza, el corazón de Albus era sumamente firme.

“Ven aquí, Holdem.”

Albus le hizo una seña a Cara de Perro. Holdem, ¿ese es el nombre de Cara de Perro? Bueno, aunque ahora sabía su nombre, no tenía realmente una razón para usarlo al hablarle.

“Muéstrame tu espalda.”

Albus se deslizó de mi regazo y se agachó cerca de la espalda de Cara de Perro. Soltó un pequeño suspiro como para calmarse.

“El Libro de la Salvaguarda, verso 1: Cordia. Sanciona esto; mi nombre es Albus.”

El aire circundante se volvió inmediatamente cálido. Una luz tibia se reunió en torno a las manos de Albus, bailando alrededor de ellas. Debe ser magia, observé, pero mucho más suave que Staim o Flagis. Parecía que era agradable al tacto.

Cuando Albus tocó la espalda de Cara de Perro, la luz fue absorbida por su cuerpo.

Huh, dejé escapar un ruido de sorpresa.

El olor a sangre —más concretamente, el olor a carne quemada— desapareció.

Cara de Cerro parpadeó, y cuando fue a desenvolver sus vendas, su espalda se había curado completamente de su aspecto de fruta demasiado madura.

“Señorita, esto…”

“Es magia. El Libro de la Salvaguarda: magia para curar heridas y proteger a la gente. La magia de este libro es la que más me gusta, y es mi punto fuerte. Puedo usar magia muy avanzada de este libro, ¿sabes?”

“Hay cuatro libros, Caza, Captura, Cosecha y Salvaguarda, ¿sí?” “Sabes mucho de eso, mercenario.”

“Porque he oído todo esto de quien lo escribió.”

Cierto, Albus se rió amargamente.

“En realidad Zero… ella escribió el libro para que se usara así. Para que fuera útil para la gente. He leído el Libro de Zero, pero cosas como facilitar la caza, cosas que se usan para obtener frutos de lugares altos; me pareció que estaba extrañamente escrito… es curioso lo útil que es Flagis para quemar sólo lo que quieres quemar. Es como si pudieras cazar y cocinar al mismo tiempo. Dos pájaros de un tiro.”


En mi mente, vi a Zero riendo mientras escribía su libro.

“Magia para que los niños que tienen pesadillas duerman bien. Magia para atrapar a los ladrones cuando se cuelan. Zero lo escribió para esos fines, pero nadie usa la magia como Zero la había concebido.”

¿Cómo se sintió Zero cuando alguien fue a su cueva y mató a todos sus compañeros, sólo por un libro que había escrito para que fuera de provecho para los demás? ¿Estaba triste?

¿O tal vez amargada?

Pensaba que ella lloraba. Durante diez años, no hubo nadie que la oyera llorar. “Todo sería tan sencillo si no existiera la magia.”

Las técnicas destinadas a ser convenientes habían sembrado las brasas de la guerra. Esas brasas se habían convertido en un infierno, y muchas brujas y humanos estaban muriendo como resultado de ello. No creía que Zero fuera el tipo de persona benévola que tuviera en cuenta posibilidades como éstas. Era una bruja fría. Pero, con toda seriedad, había admitido que “no debería haber escrito ese libro”.

En efecto, había escuchado dolor en sus palabras cuando lo dijo.

“¿Estás diciendo que hay que eliminar a todas las brujas? Odias a las brujas, ¿no?”

“No estoy diciendo nada de eso. Si no tuviéramos magia en primer lugar, entonces todos los idiotas que causan el caos no existirían, y tampoco la purga de Decimotercero. Básicamente, Decimotercero no tendría un montón de usuarios de magia causando problemas bajo el nombre de Zero para preocuparse.”

“Claro, puedes decir eso, pero no hay nada que hacer al respecto. A estas alturas…” Albus levantó la cabeza.

“… ¿Deshacerse de la magia?”

“Sí. No las brujas, sino la raíz de todo, la magia. Si hicieras eso, ya no necesitarías matar brujas. Si ya no pudieran usar magia, las brujas que han aprendido magia del Aquelarre de Zero volverían a ser personas normales. Si la brujería de la facción del Canto Lunar no se hubiese usado, entonces no habría una guerra ahora mismo. Lo que digo es que si pudiéramos volver a antes de que tuvieran en sus manos el Libro de Zero. Bueno, si eso fuese posible…”

“Es posible.” “—¿Huh?”

“¡Es posible! Podemos deshacernos de la magia sin tener que matar a ninguna bruja!” Gritando, Albus se abalanzó sobre mí y comenzó a sacudirme por los hombros.

“¡Espera, espera, deja de sacudirme!”

“Mira, ¿recuerdas cuando Zero usó el Rechazo en mi magia cuando nos conocimos?” “Bueno… sí, lo hizo. Lo recuerdo.”

“Toda la magia del Libro de Zero está bajo el control de los demonios de alto rango que Zero ha convocado, ya que toman prestados los poderes de los demonios de menor rango. Por eso, si Zero hiciera que estos demonios de alto rango rechazaran la magia usada por las brujas de Wenias, ¡entonces nadie podría usar ya lo que está escrito en el Libro de Zero! ¡Así de fácil, la magia desaparecería en todas partes!”

“¿Así de fácil?”

“Sí, así de simple. El concepto de ‘usar la hechicería sin invocar demonios’ no desaparecería sólo porque la magia del Libro de Zero se vuelva inutilizable. Si un tenedor se rompe y sabes cómo hacer uno, entonces podrías hacer un nuevo tenedor, ¿no? Esencialmente, si alguien hiciera una nueva forma de magia, podrías usarla.”

“Entonces no tiene sentido, ¿verdad?”

“¡Ahí está! Al menos podemos acabar con todos los hechiceros inexpertos de un solo golpe. Para gente como ellos, que no han aprendido hechicería, hacer una nueva forma de magia sería imposible.”

“Te entiendo…”

“Y estas brujas confundidas y sin magia buscarán un nuevo líder. Un líder que les permita volver a usar la magia. ¡Ahí es donde entro yo! No podría hacer algo como crear magia, pero parecería lo suficientemente extraordinaria como para engañar a esas brujas novatas. Además, ¡soy la nieta de la gran Solena!”

Cuando lo dijo así, realmente parecía posible. Albus, como nieta de la bruja más renombrada de este reino, seguramente sabía mucho de brujería. Con Cara de Perro como guardia, las ingenuas brujas novatas estarían felices de reconocer a Albus como su líder. Esta chica pretendía causar confusión, y luego aprovechar el caos resultante a su favor. Sería una bruja temible en el futuro

Pero.

“¿Se puede hacer? Es imposible ir por ahí y usar el Rechazo en todas las brujas del reino.”

Si no fuera así, Zero lo habría hecho hace mucho tiempo.

“Por eso no lo haremos persona a persona, sino en la propia tierra.” Explicó Albus, recogiendo una rama de árbol y dibujando numerosos círculos pequeños en el suelo. Esos pequeños círculos eran brujas, supuse. Y finalmente, se dibujó un círculo más grande que rodeaba a los más pequeños.

“Usamos sellos demoníacos para construir un gran campo delimitado y cada bruja dentro del campo quedará incapacitada para usar la magia del Libro de Zero. Zero no puede hacerlo sola, pero con mi ayuda deberíamos ser capaces de hacerlo. Decimotercero puso un campo delimitado alrededor de donde me iban a quemar para suprimir mis poderes y los de cualquier bruja alrededor de la zona.”

¿En serio? Me había preguntado por qué no había ninguna represalia mágica. Si se podía usar magia en esa zona, por supuesto que el Aquelarre de Zero no dejaría que mataran a Albus ante sus propios ojos. El único que usó magia fue Decimotercero, pero eso fue porque él mismo preparó el campo.

“Aprendimos la magia por el poder de luchar, pero si nos deshacemos de las llamas de la guerra entonces no habría necesidad de poder. Incluso volver a la farsa de la coexistencia sería mucho mejor que el conflicto actual. Todavía soy una niña, pero también desciendo directamente de una bruja del Canto Lunar. No perderé ante nadie en nada que implique sellos. Ni siquiera en el sellado de magia dentro de la tierra.”

“Así que básicamente… ¿vas a dibujar un enorme círculo mágico alrededor de todo Wenias?”

“Sí. Juntando muchos círculos mágicos, puedo combinarlos en un gran círculo mágico.

Hay un poco de precisión involucrada, pero no es tan difícil.”

Sí. Al menos, no creía que fuera tan fácil. Zero me había dicho que había que dibujar círculos mágicos de forma impecable.

“Entonces, Zero les diría a los demonios que ‘rechacen el uso de la magia en esta tierra’, y yo sellaría esa declaración en el círculo mágico. Al menos, los demonios que forman la base de la magia del Libro de Zero no responderán a los intentos de usar la magia dentro del campo. Por eso…”

El comportamiento animado de Albus se convirtió rápidamente en tristeza. “Necesitamos a Zero…”

“… Bueno, hasta aquí llega ese plan.”

Había rangos de demonios. El rechazo era como hacer que los demonios de alto rango ordenaran a los de rango inferior que “dejaran de prestar su fuerza a los humanos”. El que tenía el poder de hacer que esos demonios de alto rango lo hicieran era Zero.

Sin Zero, no podíamos hacer nada.

“El problema es que la Decimotercera tiene a Cero encerrada…”

“Decimotercero tiene a Zero encerrada, ¿eh?” Exclamé en tono histérico. Por eso Albus me había dicho que salvara a Zero.

“Fue la noche en que fui encarcelada por Decimotercero. Estaba en la mazmorra y Decimotercero me decía que trabajara para él. Fue entonces cuando llegó Zero, y estaba muy enfadada. Dijo algo así como ‘así que me has robado a mi mercenario’.”

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Fruncí los labios. Esto fue después de salir del castillo.

“Y ese Decimotercero la había traicionado. Zero parecía dispuesto a matarlo. Pero justo entonces, Zero tosió sangre y se desplomó.”

“¡¿Qué?! ¡¿Decimotercero realmente le atacó?!”

Probablemente, asintió Albus. Fuese o no el caso, no había otra interpretación de los hechos.

“Decimotercero también se enfadó y dijo: ‘Así que fueron así de tontos, ¿verdad? No deberías haber salido de la cueva. Salir fuera e involucrarte con gente como ese mercenario es la razón por la que ahora sufres la carga de una herida así’…”

Albus me miró. No me mires, chica. Soy un guerrero veterano, sobreviviente de cientos de batallas, pero ahora mismo mi cara tiene que tener un aspecto petrificado

“Zero perdió el conocimiento entonces, y fue llevada a otro lugar…” “—¿Está bien?”

“No creo que esté muerta. Pude sentir su magia.”

“Uh, un segundo… ¿señorita? ¿Hermano? Hace rato que deje de seguir la conversación…”

Albus y yo nos giramos para mirar a Cara de Perro al mismo tiempo. Nos habíamos olvidado por completo de que existía. Para Cara de Perro, que no sabía cómo habían llegado las cosas hasta donde estaban ahora, esto tenía que ser extremadamente confuso. Así que…

“¿Hermano, Zero no es tu nombre?”

Acaba de revelar el gran malentendido que tenía.

“Cuando estaba huyendo con la señorita, escuché a Decimotercero gritar algo sobre Zero, así que me pregunté si era tu nombre, hermano, o el alias de la señorita o algo así…”

“El alias de esta chica es Albus. Zero es la belleza devastadora que te dio una lección aquella vez.”

“A-Así que ella. Era bastante hermosa. Me gustaría probarla…”

Antes de que pudiera darle un buen golpe al soñador Cara de Perro, Albus ya lo había hecho. Cara de perro gritó, apretando su cara por el dolor. Buen trabajo, Albus.

“Pero… ¿entonces por qué Decimotercero dijo aquello?” “—¿Aquello?”

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“¡Alto, no disparen! ¡Le darán a Zero!”

Mis ojos se abrieron de par en par. —Decimotercero había dicho eso. Pero Zero no debía estar allí, así que era imposible que sus disparos le dieran a Zero. Fruncí el ceño y me volví hacia Albus.

“¿Qué significa esto? ¿Por qué disparar a nosotros hace que Zero sea golpeada?” “No lo sé. Después de todo, estaba básicamente inconsciente.”

“No vi a nadie más que a la señorita.”

¡¿Qué tan inútiles son estos dos?! Pero no es que yo sea mejor.

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