Kuro no Shoukanshi (NL)

Volumen 4

Extra 4: El Tour Gourmet De La Diosa En Toraj

La guía gourmet de Toraj

Cuando se habla de la escena gastronómica del continente oriental, no se puede dejar de mencionar la capital, Toraj. Seguramente no es una novedad para los lectores que esta localidad está rodeada por el inmenso Mar del Dragón y cuenta con una floreciente industria pesquera. Por supuesto, también existe el Mercado Matutino del Mar del Dragón, un espectáculo en el que se puede encontrar una asombrosa variedad de mariscos frescos que se venden a precios escandalosamente bajos. Si alguna vez tiene la oportunidad de visitar esta ciudad, no deje que su aversión a madrugar le impida pasarse por el mercado; es simplemente demasiado grande y está demasiado lleno de maravillosas sorpresas como para dejarlo pasar.

Además, no podemos olvidar las aguas termales y los restaurantes que sirven las abundantes cosechas de las montañas del otro lado de la ciudad. En general, todos los establecimientos en los que se entra son ganadores, y rara vez se puede equivocar sin importar el plato que pida. Así de apasionada es la gente de Toraj cuando se trata de comida, por no mencionar lo bien desarrollada que está la cocina de su país.

Para aquellos que lean y piensen: “Entonces, ¿qué sentido tiene este libro?”. No se preocupen.

Como guía, les presentaré mis restaurantes favoritos y los describiré todos para ustedes…

La diosa Melfina se encontraba sola en el puerto de Toraj. Sus ojos azules estaban ligeramente llorosos, y agarraba con fuerza su guía en una mano. ¿Qué estaba haciendo allí? Para responder a esa pregunta, hay que retroceder un poco en el tiempo.

Kelvin y su grupo habían estado disfrutando al máximo de las Fuentes Fantasma de Toraj, y hoy era su último día en el complejo antes de volver a casa. El día se había reservado para que cada uno hiciera lo que quisiera, y Melfina había puesto sus ojos en el Mercado Matutino del Mar del Dragón, uno de los eventos por los que Toraj era famoso.

Según su guía, era prácticamente todo un festival con todo tipo de marisco imaginable a la venta, y abría al amanecer. En una maravillosa coincidencia, hoy era el día de apertura del mercado. No había forma de que Melfina se lo perdiera. Sin embargo, cuando se despertó y se desprendió de las sábanas, se encontró con que el sol ya estaba en camino hacia su cenit. En resumen, se había quedado dormida y se había perdido el evento por completo.

Incluso había gastado cantidades innecesarias de energía corriendo hacia el puerto tan rápido como pudo, pero el festival ya había terminado.

—Realmente quería visitar el Mercado Matutino…

La noche anterior se había asegurado de acostarse muy temprano, a las nueve, pero había acabado durmiendo más de doce horas. Ahora, se arrepentía profundamente de no haber pedido a Efil que la despertara.

—Ja, jajaja… no, tengo que recomponerme. El Mercado Matutino no es lo mejor de la comida en Toraj. Hay muchos restaurantes especializados en marisco por la zona, y tengo mucho dinero ahorrado. Me niego a que esto me desanime.

La ridícula cantidad de notas adhesivas que sobresalían de la guía que llevaba en la mano indicaba lo mucho que esta diosa había planeado para el día.

—Primero, vayamos a esa calle de puestos cerca del puerto. Aunque el Mercado Matutino haya terminado, el barrio siempre ha sido un famoso destino turístico en sí mismo. Deberían seguir abiertos incluso por la tarde. El único problema es que cuanto más famoso sea el restaurante, más larga será la cola, pero eso no me va a detener.

Se dirigió a la cola de su primera parada. Este puesto en particular era famoso por servir tazones de arroz con marisco extragrandes cubiertos con una asombrosa variedad de sashimi fresco. Se decía que la salsa de soja wasabi y el arroz avinagrado que utilizaban eran un maridaje perfecto, y Melfina lo había marcado como “prioridad absoluta” en su itinerario. La cola parecía ser bastante larga, pero…

—Hola, camarero, señor. ¿Disculpe?

— ¡Hola, guapa! ¿Qué puedo hacer por ti?

—Quiero comer usando esto— dijo en voz baja mientras mostraba al hombre algo en un ángulo que nadie de los alrededores podía ver.

—E-Esto es de Tsubaki-sama… ¿cómo demonios has…?

— ¿Supongo que sabes lo que significa?

Lo que Melfina le había mostrado al camarero era la tarjeta del gremio de Kelvin. Llevaba el sello personal de la reina Tsubaki, que se suponía que permitía al portador reclamar diversos beneficios en todo el país. Estaba claro que la diosa no tenía reparos en aprovecharse de la autoridad de la reina en aras de la comida.

El camarero, abrumado por la presión divina que emitía Melfina, la guió subrepticiamente fuera de la fila y hacia una mesa vacía.

— ¡Así que este es el famoso tazón de arroz con marisco!

Ella, por supuesto, había pedido el tamaño más grande que se ofrecía. Era prácticamente una montaña en su plato. Una montaña de sashimi.

— ¿Necesita una cuchara, jovencita?

—No, estoy bien con palillos.

El camarero intentaba ser considerado, ya que su aspecto la identificaba claramente como turista, pero ella rechazó su oferta con una sonrisa. Al fin y al cabo, cuando se está en Roma…

A pesar de que normalmente prefiere las cucharas, Melfina estaba decidida a utilizar palillos mientras estuviera en Toraj. Con elegantes movimientos, se llevó un bocado del contenido del cuenco a sus labios color cereza. Los clientes y el personal que estaban cerca no pudieron evitar quedarse mirando embelesados.

—Esto es realmente maravilloso. El naatu es sabroso, y el shirasu kraken, del que se dice que tiene un sabor a pescado difícil de eliminar, también es bastante sabroso. Podría comer esto todo el día.

— ¡Muchas gracias!

— ¡Muchas gracias!

— ¡Muchas gracias!

El personal expresó su gratitud en armonía. Por alguna razón, la atención de todos se fijó en Melfina. ¿Era por el tamaño de su pedido? ¿O era ella misma la que atraía sus miradas? No había forma de saberlo.

Lamentablemente, esto sigue estando unos diez niveles por debajo de la calidad del sashimi que hace Efil. Vamos a pedirle que prepare un tazón de arroz con marisco más tarde. Memorizar esta vista y subirla a la Red… hecho. Hay fácilmente más de treinta tiendas en esta calle. El tiempo es limitado y hay otras partes de la ciudad que quiero visitar, así que vamos a barrer esta calle en una hora como calentamiento.

En contraste con el refinamiento mostrado durante su primer bocado, los palillos de la diosa comenzaron a moverse más rápido de lo que el ojo podía ver. La batalla de Melfina no había hecho más que empezar.

-FIN DEL VOLUMEN 4-