Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 18

Interludio: Los Clientes Del Restaurante Al Aire Libre

 

 

Era el segundo día desde la apertura del restaurante al aire libre y, una vez más, Dora y su hija, Tara, estaban disfrutando de una comida giba allí.

Se habían preparado muchos más asientos para el lugar desde ayer, por lo que todos los clientes pudieron sentarse sin problemas. Pero el flujo de clientes a través del lugar parecía aún más alto que antes, haciendo que las cosas fueran aún más ruidosas.

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En medio de todo eso, Tara estaba sorbiendo un plato de sopa giba con una sonrisa. Dora probablemente también tenía una mirada similar en su rostro. Este nuevo plato que los miembros del clan Ruu estaban vendiendo realmente era incluso más sabroso que el que habían preparado en su casa no hace mucho tiempo. Y las personas que lo rodeaban, independientemente de su edad o posición social, parecían estar disfrutando del mismo maravilloso sabor.

“Hey, me alegro de verte de nuevo”, gritó una voz desde el lado de Dora. Cuando se giró para mirar, encontró a Yumi sonriendo sosteniendo un plato de giba en cada mano.

Cuando Tara se dio cuenta, se veía aún más feliz que antes. “¡Oh, es Yumi! ¡Deberías volver a comer con nosotros hoy!”

“Sí, me encantaría, pero parece que las sillas de tu mesa ya están ocupadas”.

“¡Entonces siéntate conmigo! ¡Mira, te daré la mitad del asiento!”

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Tara cambió de posición sobre la silla de troncos, lo que hizo que Yumi reflexionara en voz alta: “¿Hmm? Pero, ¿hay suficiente espacio? Quiero decir, dos personas en una silla…”

“Estaré bien. Pero tal vez no haya suficiente espacio ya que tu trasero es tan grande…”

“¡No es grande, cielos!” Yumi respondió bruscamente cuando sus mejillas se pusieron bastante rojas, y se dejó caer al lado de Tara. Aunque todavía era joven, su figura ya era lo suficientemente voluptuosa como para competir con Vina Ruu. “¿Ver? Encajo muy bien, ¿no? ¡Así que retira eso de que tengo un gran trasero!”.

“¿Pero por qué? ¿No es bueno que una mujer tenga un trasero grande?”

“Eso es algo que los hombres decidieron por sí mismos. Incluso si terminas trabajando en la ciudad de correos también, debes tratar de no tomar ideas tan vulgares”, respondió Yumi, dándole a Tara un golpe de enojo en la mejilla después de sentarse a comer.

Sin embargo, la joven no parecía avergonzada en lo más mínimo, solo se rio de vuelta. “Ah ha ha”.

“Ustedes dos se llevan bien. ¿Tienes hermanos menores, Yumi?” intervino Dora.

En respuesta, Yumi inclinó un poco la cabeza y preguntó: “¿Por qué preguntas?”

“Bueno, pareces acostumbrado a manejar niños pequeños. A pesar de lo que puedas pensar, en realidad Tara es bastante tímida”.

“¿En serio? No veo cómo podría ser eso. Ella ha sido así desde que la conocí”, dijo Yumi mientras tomaba un bocado de comida giba. Era el plato que Asuta llamaba envoltura de poitan, que se hacía envolviendo poitan alrededor de carne asada salada y dulce.

Isekai Ryouridou Volumen 18 Interludio Novela Ligera

 

“Es por eso que pensé que podrías tener un hermanito o una hermanita. ¿Estaba equivocado?”

“Sí. Soy hija única. Aun así, siempre tuve pequeños mocosos que vivían cerca siguiéndome desde que tenía la edad de Tara, así que tal vez me acostumbré a manejar niños así.”

“Ya veo”, dijo Dora, sonando satisfecha con la respuesta.

Aparentemente, Yumi había nacido en los barrios bajos de la ciudad postal. Dora vivía en las tierras de Daleim, y cuando él comenzó a trabajar como vendedor ambulante en la ciudad postal, los guardias le advirtieron que nunca se acercara a los barrios marginales. Como consecuencia de la prosperidad de Genos, había una gran cantidad de personas sin hogar que no podían conseguir trabajo y peligrosos forajidos viviendo allí, supuestamente.

Y era cierto que sería difícil llamar a Yumi una jovencita íntegra. Su atuendo solo se envolvía alrededor de su pecho y cintura, y usaba accesorios llamativos y tintineantes. El territorio Daleim era en gran parte tierra de cultivo, y ni una sola chica vestía así.

Sin embargo, Dora no miró a Yumi con cautela. Si ella fuera una chica de mal carácter, Tara nunca se habría encariñado con ella tan rápido… Y además, también era amiga de Asuta y la gente del borde del bosque. Era imposible imaginar a esas personas valientes y serias abriéndose a una mala persona.

“¿Qué es…? ¿Hay algo pegado a mi cara?” cuestionó Yumi, dando un suspiro de satisfacción después de probar el plato de sopa.

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“No, no es nada”, respondió Dora nerviosa, estrechándole las manos. “Estaba dejando que mis pensamientos divagaran un poco. Ahora que lo pienso, ¿tu ropa es estilo Sym, Yumi?”

“¿Hmm? No estoy seguro. Nunca he visto mujeres de Sym, y esto fue hecho en Selva. Después de todo, las telas de Sym cuestan mucho”.

“¿Es eso así? ¿Pero la gente del borde del bosque no usa telas de Sym?”

“Ah, creo que eso podría ser cierto. ¿Los patrones arremolinados no parecen hojas y flores? Supongo que tiene sentido que la gente del borde del bosque los prefiera”, respondió Yumi mientras sorbía un poco de sopa una vez más. “De todos modos, lo que estoy usando es justo lo que está de moda en la ciudad de correos en este momento. Sin embargo, hay algunas personas testarudas que odian este tipo de cosas.”

“Hmm. A mí también me gusta una mirada seductora… Ah, no es que alguna vez te miraría de esa manera.”

Ante eso, Yumi le dio una sonrisa divertida. “¡Por supuesto que no! La mamá de Tara te daría un rastrillo sobre las brasas por eso, ¿verdad? Oye, espera, ¿eres tú el que le está enseñando a Tara esas cosas vulgares?”

“Vamos, déjalo”, dijo Dora mientras se rascaba la cabeza, a lo que Yumi soltó una risita divertida. Y luego, mientras seguía sonriendo, Yumi se llevó una mano a la delgada mandíbula.

“Ahora que lo pienso, las mujeres del borde del bosque se han vestido así desde siempre… Entonces, me pregunto, ¿son ellas la razón por la que esto se convirtió en una tendencia?”

“¿Eh? No hay forma de que así haya sucedido. Llevo diez años yendo y viniendo de la ciudad postal y siempre he visto chicas vestidas como tú.”

“Pero la gente del borde del bosque se mudó al bosque de Morga hace décadas, ¿no es así? Y si se han estado vistiendo así todo este tiempo, ciertamente es posible”.

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“Hmm, no estoy tan segura. Quiero decir, la gente del pueblo tendía a no mirar con tanto cariño a la gente del borde del bosque hasta hace poco, por lo que no creo que intenten emular su atuendo…”, respondió Dora, su voz se volvió un poco más baja. Reina Ruu estaba justo cerca lavando platos, y el mismo Dora había sido una de esas personas que los menospreciaba, lo cual era un hecho por el que no podía evitar sentirse culpable por ahora.


Sin embargo, Yumi se veía bien cuando inclinó la cabeza y dijo: “¿Tú crees? Pero las mujeres del borde del bosque son todas tan bonitas. Incluso las personas que tienen prejuicios contra ellos no pueden negarlo. Así que no me parece nada extraño querer ser bonita como ellas”.

Y así, las jóvenes comenzaron a usar ropa similar a la de las mujeres del borde del bosque… ¿Era algo así realmente posible? Como alguien que solo estaba interesada en cómo resultaron sus verduras, Dora no tenía ni la menor duda.

“Entonces, ¿mantuviste la guardia alta alrededor de la gente del borde del bosque hasta que conociste a Asuta y a todos también, Yumi…?” preguntó Dora, tratando de cambiar la conversación.

“Sí.” Yumi asintió con indiferencia. “Mi papá los odiaba, y eso tuvo un impacto en mí. De hecho, solo me acerqué al puesto de Asuta en primer lugar para quejarme”.

“Ah, ¿de verdad?”

“Sí. ¿Tara no te contó sobre esto? Ese tipo ridículamente enorme de Suun apareció para comprar comida en medio de lo que estaba haciendo… y creo que fue entonces cuando conocí a Tara también”.

“¡Sí!” Tara asintió enérgicamente.

Mientras le daba unas palmaditas en la cabeza a la niña más joven, Yumi esbozó una brillante sonrisa. “Bueno, no es de extrañar que así fueran las cosas en ese entonces. Quiero decir, los miembros del clan Suun realmente estaban causando problemas en la ciudad postal. Y a alguien que conocía le destrozaron el puesto de la posada. Fue esta gran conmoción… Además, había un tipo borracho que también arrojó sus botellas de vino a la gente”.

“Ya veo. Solo había escuchado rumores sobre eso, pero todavía era muy frío con la gente del borde del bosque. Me da tanta vergüenza pensar en ello”.

“¡No tienes que sentirte así! Todas esas personas han sido juzgadas correctamente ahora y los malentendidos se han aclarado, por lo que no hay razón para preocuparse por eso. ¿Verdad, Reina Ruu?”

Reina Ruu levantó la vista de su trabajo limpiando platos en un barril lleno de agua y le devolvió la sonrisa mientras respondía: “Cierto. También nos disgustaba inútilmente la gente del pueblo. Así que ahora queremos formar lazos adecuados con todos de aquí en adelante”.

“Sí, ¿ves? ¡Aún quedan muchos testarudos como mi viejo por ahí! ¡Así que el primer paso tendrá que ser aclarar sus conceptos erróneos!”

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En ese momento, una pequeña figura se acercó sigilosamente y abrazó a Tara por detrás. Sin embargo, después de dar un pequeño grito de sorpresa, Tara se dio cuenta de quién era y su expresión se iluminó.

“¡Ah, Rimee Ruu! ¿Has terminado con tu trabajo en los puestos?”

“¡Sí, cambié de lugar con Ama Min Rutim!”

La joven era Rimee Ruu, la hermana pequeña de Reina Ruu. Tenía ocho años como Tara, y era tan adorable como parecía.

El cabello castaño rojizo de Rimee Ruu se balanceó mientras frotaba su mejilla contra Tara, quien cerró los ojos felizmente. Ninguno de los dos tenía muchos amigos de su edad, y tal vez por eso se habían vuelto tan cercanos tan rápido.

“¡Limpiaré cualquier plato con el que hayas terminado! ¿Has terminado, Dora?”

“Sí, y fue realmente delicioso. Voy a tener que venir y comprar algunos todos los días”.

Dora le entregó su plato vacío a Rimee Ruu y se puso de pie mientras sostenía su giba manju parcialmente comido. Tan pronto como lo hizo, un sureño con un plato recién comprado rápidamente ocupó su lugar. A pesar de que habían aumentado tanto el número de asientos, todavía había clientes llenando continuamente.


Después de que Tara tragó la poca comida que quedaba en su plato, siguió el ejemplo de Dora y también se puso de pie. Ahora que finalmente tenía el asiento para ella sola, Yumi solo dijo: “Dios mío”, y cruzó las piernas, luego se volvió hacia Reina Ruu. Tara estaba abrazando sus rodillas junto a Rimee Ruu cuando la joven comenzó a ayudar a su hermana a lavar los platos, todos charlando alegremente.

“Esta es realmente una participación increíble. Pero, bueno, supongo que eso es natural cuando estás vendiendo algo tan delicioso”, intervino Dora.

“Cierto”, respondió Reina Ruu con una sonrisa y un asentimiento. “Estoy realmente agradecida de que la gente esté disfrutando el nuevo plato. Cada vez disfruto más hacer negocios con los puestos”.

Aunque Reina Ruu era educada, nunca se sintió especialmente distante. Al menos cuando se trataba de Dora y Tara, ella siempre fue perfectamente amistosa. Eso solo fue para mostrar cuánto vínculo habían formado en los últimos meses.

Ahora que lo pensó, Reina Ruu y Dora deben haberse estado viendo durante años. Había vendido innumerables bolsas rellenas de aria y poitan en la ciudad de correos, y la mayoría de las personas del borde del bosque hacían compras en su puesto.

Sin embargo, Dora no había estado distinguiendo entre ellos. Había estado de guardia y procuraba no mirarlos a la cara más de lo necesario, por lo que ninguno de ellos había quedado fijo en su memoria. Lo más que pensaba en ellas eran cosas como considerar a una de las jóvenes un poco voluptuosa, o pensar en lo extraño que era que una mujer fuera cazadora.

Pero ahora conocía a tanta gente del borde del bosque que lo trataban con amabilidad. En estos días, podía preguntar casualmente a personas desconocidas que pasaban por su puesto: “Entonces, ¿a qué clan perteneces?” Y aunque generalmente se verían sorprendidos al principio, pronto responderían con una mirada amistosa en su rostro.

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Por lo que podía recordar, había conocido a Asuta alrededor del final del mes verde, por lo que pronto pasarían cinco meses desde entonces. Se sintió como una sorpresa que ya habían pasado cinco meses, pero también que solo había sido ese tiempo… pero en cualquier caso, habían formado un vínculo tan fuerte durante ese período.

Cuando recordó su primer encuentro con Asuta, incluso ahora tenía una sensación de pesadez en la boca del estómago. Asuta tuvo un problema con un aria que le habían vendido, y Dora se armó de valor para replicar, solo para descubrir que Asuta tenía razón. Dora no había querido admitir culpa, habiendo decidido que debía haber sido una queja sin fundamento porque había venido de una persona del borde del bosque. Había terminado cayendo al suelo y rogando por su vida.

¿Qué pensaron Asuta y Ai Fa cuando lo vieron así?

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Realmente era deprimente pensar en eso.

Pero aun así, Asuta no se cansó de él y siguió visitando el puesto de Dora. Y luego conoció a Vina y Ludo Ruu y aprendió que solo eran personas amigables y normales. Luego, cuando probó la increíble cocina de Asuta, sintió una gran alegría y orgullo por el hecho de que sus vegetales eran los que se usaban. En ese momento, Dora finalmente había comenzado a enfrentarse a la gente del borde del bosque correctamente, de frente.

Si no hubiera conocido a Asuta, ¿seguiría despreciando a la gente del borde del bosque incluso ahora?

Era difícil de imaginar en este punto.

Pero de todos modos, Dora había conocido a Asuta. Y había hablado no solo con Reina y Rimee Ruu, sino incluso con el líder del clan Donda Ruu.

Dora se sintió verdaderamente agradecida por la suerte que le había tocado el destino.

“¿Qué pasa, Dora? Parece que te preocupas por algo…” Reina Ruu preguntó con una mirada de preocupación mientras seguía lavando los platos mientras se agachaba.

Mientras tragaba el último bocado de giba manju, Dora respondió: “No es nada. Solo… Me alegro de que todos parezcan estar disfrutando tanto”.

Había una gran cantidad de personas comiendo felizmente en el espacio asignado para el restaurante al aire libre. No solo sureños y orientales, sino muchos ciudadanos de Genos, como Dora. Hace cinco meses, tal vista hubiera sido completamente inimaginable.

La gente del borde del bosque seguramente seguiría forjando lazos con todo tipo de personas en el futuro, como ahora.

Y ese pensamiento hizo a Dora verdaderamente feliz, como si fuera algo en lo que él estuviera personalmente involucrado.

“Dices eso, pero ¿estás seguro de que no estabas fascinado por lo adorable que es Reina Ruu?” bromeó Yumi, levantándose de su asiento después de finalmente terminar su comida. “Qué preocupante. Quiero decir, me acabas de llamar seductora, ¿no? ¡Aunque tu hija Tara estaba justo allí!

“Vaya”, dijo Reina Ruu, sus ojos se abrieron de par en par, y luego comenzó a reírse.

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“Dame un respiro aquí”, respondió Dora, rascándose la cabeza una vez más.

Pronto llegaré a un punto de parada en mi trabajo con los campos. Cuando llegue ese momento, tal vez finalmente podamos visitar el borde del bosque… Tendré que preguntarle a Asuta sobre eso.

Tara y Rimee Ruu se sonreían felizmente a los pies de Dora.

Si llegara el día en que toda la gente de la ciudad postal y el borde del bosque pudieran sonreír juntos así… entonces podrían hinchar sus pechos con orgullo y considerarse verdaderos camaradas.

¿Llegaría ese futuro durante la vida de Dora? Era imposible saberlo, pero de todos modos, no dudó en continuar por el camino que creía correcto.

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