Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 14

Interludio 3: ¿O-oye, Foll?

“¿O-oye, Foll? ¿Kuroka sabe sobre esto?” preguntó Kuu, pálido al escuchar el final de la historia de Foll.

“Probablemente no. Por lo menos, no creo que Raphael se lo haya dicho.”

“¡¿Qué?! ¡T-Tenemos que decírselo! ¡N-No deberíamos ser los únicos escuchando esto! ¡Kuroka tiene que saberlo!”

“¡No! ¡No puedes!”

Inesperadamente, Selphy fue quien impidió que Kuu se escapara. “¿Selphy? ¿Por qué?”

“Realmente no sé cómo decirlo… quiero decir, si Kuroka no lo sabe, significa que la tía y el señor Raphael nunca se lo dijeron, ¿sí? Siento que no podemos ir y decírselo nosotros mismos en ese caso”.

“Estoy de acuerdo con Selphy”, agregó Foll asintiendo. “No le pregunté a Raphael sobre eso para poder decirle ni nada”.

Con eso, Gremory hizo girar su silla de ruedas hacia el lado de Foll.

“¡Lady Selphy! ¡Lady Foll! ¡Realmente lo entiendes! ¡Estoy tan conmovida por tu crecimiento!””

Las lágrimas se derramaron de sus ojos dorados mientras la sangre corría por su nariz.

“En otras palabras, ¿fue una historia de amor secreta entre esos dos?” Manuela intervino. “Quiero decir, el padre de Kuroka era un hombre diferente, ¿verdad? ¿No sería malo contarle eso?”

“¡Una historia de amor secreta…! Kuu lo entiende ahora. Kuu pensó que ese tipo de cosas solo pasaban en las historias”, dijo la vulpina mientras asentía, con las mejillas rojas. “Si Kuroka se entera, Raphael debería ser quien se lo diga, o ella misma debería preguntarle”.

“De hecho”, respondió Gremory. “El poder del amor se ve enriquecido por el aspecto del secreto, lo que genera una tremenda fuerza nueva. Precisamente por eso es tan hermoso. Esa fue una manifestación maravillosa del poder del amor. ¡Como tal, el poder del amor que todos ustedes exhibieron hoy al comprender eso es muy puro!”

“¿En serio…?” preguntó Foll, sin entender realmente nada de lo que decía.

“Especialmente usted, Lady Selphy”, continuó Gremory. “¡Siento un denso poder de amor tuyo que es incomparable con lo que poseías hace solo diez días!”

“¡Yaaay! Realmente no lo entiendo, pero ¡hurra!”

Selphy levantó ambas manos con inocente alegría. Foll desvió la mirada, preguntándose si realmente estaba bien haber contado la historia a este grupo, pero ya era demasiado tarde.

“Bueno, supongo que ahora es mi turno, ¿eh?” dijo Manuela.

“¿Oh? Compañera Manuela, ¿posee usted una historia de amor digna de esta etapa?” preguntó Gremory.

“Por supuesto. Bueno, solo mira a esos dos allí”, respondió Manuela, luego señaló a Zagan y Nephy. Los dos acababan de terminar de comer sus maritozzi. Zagan estaba dando una calada a su pipa, mientras que Nephy se apoyaba en él… y ambos vestían ropas desconocidas.

“¿No quieres escuchar acerca de la vez que compraron esa ropa?”

Kuu volvió a su asiento y Gremory devolvió su silla de ruedas a su lugar original.

“Muy bien entonces. Escuchemos sobre el poder de amor de mi señor.”

Con esa señal, Manuela empezó a contarles todo lo que pasó el día después de que Foll anduviera pidiendo historias de amor.