Kuro no Shoukanshi (NL)

Volumen 3

Capitulo 2: Subiendo De Nivel

Parte 2

 

 

Squish. (aplastar algo suave).

Había algo extremadamente suave tocando mi espalda. Entonces, unos brazos blancos me rodearon el cuello.





—Hehehe, ya estoy llena… pero también quiero repetir…

Aunque su forma de hablar era diferente en este momento, la dueña de la voz era definitivamente Melfina. Parecía estar hablando en su sueño. Hey, diosa, estás babeando. ¡DIOS! ¡No te lo limpies en mi pijama!

La pregunta de por qué Melfina estaba en mi cama me vino inmediatamente a la mente, pero luego recordé la respuesta. Después de ganar ayer la apuesta con Sera de “¿Qué tipo cocina va a ser la cena de esta noche?”, se había metido en mi cama esa noche. Quiero decir, ella tiene una estadística de 900 de suerte, así que es lógico, ¿no?

Efil se limitó a decir: “Si eso es lo que quiere, amo”, y aceptó de buena manera el acuerdo. Yo me dejé llevar, y así es como se llegó a la situación actual. Pero para que quede claro, no hubo nada raro. Probablemente Melfina estaba presionando sus pechos contra mí porque pensaba que yo era una almohada o algo así. Repito, no pasó nada.

Aunque, hay que admitirlo, sus abundantes pechos se sentían bastante celestiales.

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Después de aquella infame fiesta en la que Sera había probado la bebida por primera vez, desarrollé un poco de aversión a que alguien pusiera su brazo alrededor de mi cuello desde atrás. Sin embargo, la que lo hacía esta vez era Melfina, así que no había nada que temer.

Me separé de ella lenta y suavemente y conseguí liberarme. No fue la tarea más fácil, ya que ella, en un obstinado intento de pegarse a mí, había lanzado sus piernas sobre mí mientras yo intentaba escabullirme. Es muy atrevida incluso cuando duerme.

Volví a mirar a la cama con un suspiro. —Se mueve bastante mientras duerme…

— ¡Ah, así que esto… es el legendario… sushi!

— ¡¿Qué clase de sueños estás teniendo?!

Uy, lo he dicho en voz alta. Eres buena, Melfina, sacándome una réplica incluso estando profundamente dormida. Pero aun así, estar pensando en comida incluso en sus sueños…

Era un poco sorprendente, pero Melfina había resultado ser el miembro del grupo con más apetito. En un buen día, ella podía comer el doble de la porción de Gerard fácilmente. No podía entender cómo toda esa comida cabía en su pequeño cuerpo de 160 cm.

—Zzz… nn…

—Zzz… Cariño…

Acaricié cariñosamente la cabeza de ambos. Mirándolas por un momento, me di cuenta una vez más de lo increíblemente hermosas que eran ambas.

—Nunca hubiera imaginado estar en una situación así en mi vida anterior. Quiero decir, no creo que lo hubiera hecho. No que yo recuerde.

Aunque había conservado conocimientos generales de mi mundo anterior, no podía recordar ni una sola cosa sobre mí. Podían deducirse preferencias y aficiones basándose en los tipos de conocimientos que poseía, pero todo lo que pudiera identificar quién había sido como persona, incluida la información sobre mi familia y mis amigos, estaba completamente en blanco.

Sin embargo, no me molestaba especialmente. Al fin y al cabo, era mi vida anterior. Lo que recordaba de ese mundo me parecía más bien los recuerdos de otra persona.

Mi lugar estaba aquí, en este mundo. Melfina, que había ayudado a organizar mi transmigración, estaba aquí. Efil, que me había apoyado casi desde el principio, estaba aquí. Y había más y más compañeros llenando mi vida, uno a la vez. Era aquí, con todos ellos, donde pensaba seguir viviendo.

—Y si alguien nos desea el mal, hay que exterminarlo.

Mirando por la ventana el paisaje iluminado por la luna, finalmente dirigí mis pensamientos a la verdadera razón por la que me había despertado a estas horas de la noche.

***

 

 

Cuando llegué al segundo piso y salí al balcón, vi que algunos otros habían llegado antes que yo.

— ¡Llegas tarde, Kelvin!

Allí esperaban Sera, Clotho, Rion y, a sus pies, Alex. — ¡Buenos días, Kel-nii! ¿O sigue siendo buenas noches?

—Buenas… algo, a todos. Lo siento, acabo de despertarme.

— ¡Hmph! A saber qué estabas haciendo antes de esto— murmuró Sera mientras desviaba la mirada.

¿Me lo estoy imaginando o está de mal humor?

— ¿Qué pasa, Sera?

—N-nada.

— ¿Segura? —Bueno, no importa. Tenemos asuntos más importantes de los que preocuparnos ahora. —Muy bien, entonces, vamos al grano. Que estén aquí significa que también lo han sentido, ¿no?

El rostro de Sera se volvió serio y asintió. —Hay personas moviéndose alrededor de la mansión. Son catorce en total.

Nuestra propiedad estaba siendo rodeada por un grupo de extraños. Normalmente, nadie andaría por ahí a estas horas de la noche, y aunque hubiera gente deambulando por las calles, no estarían todos mirando nuestra casa.

Me había despertado porque el detector de presencias había captado inusuales señales de vida. En este momento estaban mirando desde fuera de nuestras paredes, pero parecía que iban a hacer su movimiento pronto.

—Sera-nee fue quien nos lo dijo a mí y a Alex. Vergonzosamente, no notamos nada en absoluto.

— ¡Arf!

A Alex le habían dado un gran cojín en la habitación de Rion, y allí era donde dormía.

Probablemente ambos habían sido despertados por Sera al mismo tiempo.

—Efil y Melfina parecían bastante cansadas, así que las dejé seguir durmiendo.

— ¡Yo también estoy cansada! —Refunfuñó Sera.

Podría despertar a Efil en cualquier momento, si fuera necesario, pero Melfina era otro asunto. Concretamente, era tan mala despertando que nadie podía realmente hacer algo para que se despertara. Decía ser una “diosa seria y responsable”, pero según mis observaciones, en realidad era un poco… um, desaliñada, aquí y allá, especialmente cuando creía que nadie la miraba.

— ¿Dónde está Gerard?

—Ya tomó posición frente a la habitación de Ellie y Ruka— confirmó Sera.

—Buena decisión. Con él de guardia, no tendremos que preocuparnos por ellas— No es que tenga intención de dejar que los intrusos lleguen tan lejos, por supuesto.

Por si acaso, ordené a tres de los gólems de la mansión que fortificaran los alrededores de la habitación de mis sirvientas. Luego me aparté de mis compañeros para dirigir mi mirada al exterior.

—Por lo que puedo ver, no parecen tan fuertes. La mayoría de ellos están en torno al nivel 20.

Hay uno de nivel 26. Está más al fondo, así que probablemente sea su jefe.

— ¿Puedes ver tan lejos, Kel-nii?

—Tomé prestado “visión lejana” de Efil— expliqué, levantando ligeramente mi guantelete derecho ‘devorador de habilidades’.

Desde esta distancia, “Visión lejana” era más que suficiente para ayudarme a ver a todos nuestros presuntos intrusos. El hecho de que todos estuvieran enmascarados ciertamente no ayudaba a su caso.

—Rion, Alex, ¿creen que pueden manejar esto?


— ¿Qué? ¿Yo? —Rion parecía completamente sorprendida.

Su reacción era comprensible, ya que no había tenido ninguna experiencia significativa con batalla real hasta ahora. Además, nuestros oponentes actuales eran otros humanos, no monstruos. Pero pensé que era algo a lo que debía acostumbrarse si quería seguir viviendo aquí como una aventurera.

Afortunadamente, ya había ganado un montón de puntos de habilidad y los había asignado según sus propias preferencias. Entre las habilidades que había escogido estaba Nervios de acero, que le ayudaría mucho a estabilizar su mente.

También teníamos la ventaja de que el campo de batalla era nuestra propia casa. En definitiva, las condiciones eran perfectas para la primera experiencia de Rion en enfrentarse a otros humanos.

—Así es. He lanzado el Susurro Silencioso en nuestras paredes exteriores, así que pueden hacer todo el ruido que quieran sin tener que preocuparse de molestar a los vecinos. Ordenaré a los gólems de la puerta principal que desalojen sus puestos. Quiero que se encarguen de cada intruso que entre en el recinto. El resto de nosotros vigilaremos de cerca y prestaremos apoyo si la situación se complica. ¿Crees que puedes hacerlo?

Rion y Alex se miraron. Duró sólo un momento, pero los dos parecían haber tenido una conversación completa en ese tiempo. Entonces Rion sonrió y dijo con determinación: — ¡Muy bien, lo haré! —Mientras los ojos rojos de Alex se agudizaban en señal de preparación para la batalla.

— ¡Esa es mi hermana! Clotho, por favor, dale un clon.

El Slime creó obedientemente un diminuto clon que le daría acceso tanto a la Red de Seguidores como al Almacenamiento, y le indicó que saltara a su hombro. De este modo, Rion quedó conectada al resto del grupo. También le ayudaría a comunicarse con Alex de forma más eficaz que antes.

Le di un rápido repaso de cómo utilizar su flamante terminal Clotho.

(Probando, probando…um, ¿puede alguien oírme?).

Alto y claro. Añadiré al mapa la información que he obtenido de detección de presencia y visión lejana. Espero que sea de ayuda. ¡Buena suerte!

(¡Wow, esto es súper conveniente! ¡Gracias, Kel-nii!).

¡Adelante, joven héroe!

***

 

 

Había un hombre apoyado contra una pared en un oscuro callejón en Parth. Entre su atuendo común de Parth y la botella de vino que llevaba en la mano, tenía toda la pinta de ser un borracho que se entregaba a su bebida.

Sin embargo, los ojos del hombre estaban demasiado atentos. Es más, también estaban fijos en un punto concreto: la entrada a la mansión de Kelvin. El hombre observó cómo los guardias de la puerta principal se movían hacia el interior.

Hay un límite a la información que puedo reunir desde aquí atrás. Es demasiado lejos para usar Ojo Analizador en esos guardias. Pero con ellos fuera por el momento, parece el mejor momento para nuestra incursión.

Llegando a esta conclusión, el hombre inmediatamente envió instrucciones a sus subordinados usando señales de mano: Infiltrarse en el lugar mientras usen’ Acción Encubierta’.

Mientras esperaba noticias, el capitán se quedó solo con sus pensamientos. El aventurero que ha ascendido recientemente a lo más alto y que está viviendo en esta mansión se confabuló con los Héroes de Deramis en el arresto de Christoph-sama. Habrían sido los Héroes quienes finalmente vencieron a nuestro campeón, pero este aventurero advenedizo podría convertirse en una amenaza para Trycen algún día también. ¡Y ser cómplice en la atroz incriminación de Christoph-sama como jefe de un grupo de bandidos es absolutamente imperdonable! Lo asaltaremos en su cama y, si es posible, lo obligaremos a darnos información sobre los Héroes. Para esto se reunió “Black Ops” (Operaciones Negras). Puede que no tengamos ninguna oportunidad en un asalto frontal, pero en este momento, ¡somos la venganza personificada!

Estos hombres que se habían disfrazado y estaban vigilando la casa de Kelvin eran espías del país de Trycen.

Príncipe Heredero, le agradezco de todo corazón que nos haya concedido esta gran oportunidad a los marginados sociales.

Hace mucho tiempo, al final de la gran guerra que había asolado el continente oriental, los cuatro países restantes habían firmado un alto el fuego entre ellos. El país militarista de Trycen había sido una de esas naciones, a pesar de ser el miembro más agresivo y violento del grupo, y el país con la mayor inclinación a invadir a los demás.

Con el paso del tiempo, la rama “Black Ops” del ejército de Trycen, que había sido muy temida y respetada durante la guerra por su capacidad para asesinar a extranjeros clave, recopilar información y cometer grandes actos de sabotaje, había quedado reducida a una cascarón de su antiguo ser. Su prestigio dentro de las fuerzas de Trycen había seguido cayendo a lo largo de los años, y la escala de su operación era ahora nada comparada con lo que había sido antes.

Fue en medio de estas circunstancias desesperadas cuando el Príncipe Azgrad, el príncipe heredero de Trycen y general de la Orden de los Caballeros del Dragón, les presentó una misión especial. Este capitán de “Black Ops” en particular había aprovechado la oportunidad, viéndola como una oportunidad única para hacer que el resto del ejército reconociera su importancia una vez más.a

¡Tendremos éxito con esta misión y se lo demostraremos a todos!

Pero Azgrad, el hombre que había dado la orden, lo había hecho sin conocer un dato bastante importante. Y este capitán de “Black Ops” y sus hombres, a pesar de estar ahora en el lugar, tampoco lo sabían. Ni uno solo de ellos tenía idea del poder de los individuos absolutamente inhumanos que habitaban en la mansión que estaban a punto de invadir.

***

 

 

Frente a la fuente que decoraba el jardín de la mansión se encontraba una figura solitaria.

—Están aquí— murmuró Rion, sin perder de vista los puntos rojos que se movían por el mapa que se mostraba dentro de su cabeza.

Tres por el frente, cuatro por la pared izquierda y otros tres por la derecha, pensó. Parece que los cuatro restantes están a la espera. Hmm, parece que no puedo tardar mucho en ocuparme de cada uno de ellos uno por uno. Sería un problema si alguno se escapara…

Rion se conectó a la Red de Seguidores para comunicarse con su compañero canino.

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(Alex, parece que nuestra primera batalla va a ser una carrera contra el tiempo. Terminemos esto rápidamente e impresionemos a Kel-nii.

(¡Arf!).

(¡Buena respuesta!).

Parece que Alex está motivado. Yo también estoy en mi mejor condición. Todos nos vigilan desde la casa. Podemos hacerlo.

Dio varios saltos rápidos en el lugar. A diferencia de su vida anterior, el cuerpo en el que había transmigrado se sentía extremadamente ligero. Estaba libre de enfermedades y, gracias a que había adquirido la habilidad de Acrobacia, era capaz de realizar acrobacias increíbles que sólo había visto en la televisión. Su yo del pasado nunca habría soñado que nada de esto fuera posible.

Este mundo es realmente un sueño hecho realidad. Efil-nee es amable y prepara la mejor comida, y Kel-nii me resulta extrañamente familiar y me tranquiliza. Con Sera-nee y todos los demás alrededor todo el tiempo, cada día es maravilloso.

Los oponentes de esta noche no eran monstruos, sino humanos, y Rion no se sentía del todo cómoda con la idea de hacerles daño.

Sin embargo, el peso de su incertidumbre palidecía en comparación con la importancia de su nueva familia. Afortunadamente, la habilidad Nervios de Acero que había adquirido contribuía en gran medida a mantener la calma. Y en cuanto a la determinación… ya había tomado una decisión.

Dado que aún no había aprendido magia, esta lucha iba a ser un puro combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, Rion no pensó en eso como una desventaja. Desenfundó la espada que había recibido de Kelvin y dirigió su mirada hacia delante.

(Alex, ocupémonos primero del frente. Vamos allá).

Sus pies tocaron el suelo tras varios saltos más, y se lanzó bruscamente hacia delante. Lucharía para proteger este cálido lugar que se había convertido en su nuevo hogar.

Kuro no Shoukanshi Volumen 3 Capitulo 2 Parte 2 Novela Ligera

 

—Lo está haciendo mucho mejor de lo que esperaba— comenté.

Sera asintió con la cabeza. —Su destreza básica con la espada aún necesita bastante trabajo, pero se ha tomado bastante bien el Dominio de la Espada de Rango S. Una vez que Gerard la instruya adecuadamente, su crecimiento se disparará. Su coordinación con Alex también es impresionante.

En el momento en que Rion se dirigió a la puerta principal, tres intrusos saltaron los muros y entraron en el recinto. Aunque no eran muy buenos, todos utilizaban la acción encubierta, lo que hacía que sus presencias fueran un poco más difíciles de detectar. Sin embargo, no fue un gran problema para Rion y Alex, que ya conocían la ubicación de sus oponentes gracias a la información que había compartido con ellos de antemano.

Uno de los hombres fue abatido antes de que sus pies llegaran al suelo, y a otro le abrieron la garganta de par en par. No hubo tiempo de gritar. Un buen y limpio trabajo.

—Parece que no tendrá la oportunidad de mostrar su Habilidad Única esta noche— De nuevo, no podríamos perder contra esta basura aunque quisiéramos. Incluso si hubieran logrado atacarnos mientras dormíamos, habríamos ganado.

—Se esforzaron en coordinar un ataque simultáneo desde múltiples direcciones, pero a este ritmo, ni siquiera uno de ellos va a llegar a la casa— observó Sera.

—Me sorprendería que alguno de ellos consiguiera mantenerse en pie después de treinta segundos.

La demonio suspiró. —No hay espectáculo para mí, entonces.

—Maestro…

—Oh, hola, Efil. Lo siento, ¿te hemos despertado?

Efil, que ya se había cambiado su bata por su habitual uniforme de sirvienta, se unió a nosotros en el balcón. Es de agradecer que haya llegado incluso con el arco en la mano.

—Cualquiera se daría cuenta con todo el ruido. Excepto Melfina-sama, supongo. Ella es un poco especial…

Ah, cierto. Susurro Silencioso está impidiendo que el sonido se escape de los terrenos, pero seguimos escuchando todo muy bien aquí dentro. Melfina… bueno, ¡sólo está cansada! Sí.

Le di a Efil una actualización de la situación, después de lo cual ella se ofreció,

— ¿Quieres que me encargue de los objetivos que todavía están al acecho en la calle? Son los que están marcados en el mapa de la Red, ¿no?

—No, mejor no— respondí. —No es que dude de tu capacidad de tiro. Sé que les darías seguro, pero aún estamos dentro de la ciudad. Podría haber algún civil sin relación con el tema deambulando por ahí. Y, si es posible, quiero interrogar a su líder, así que lo necesitaremos vi…

—Ah, parece que Rion ya ha terminado mientras hablábamos. Clotho, absorbe todos los cuerpos. Si te encuentras con uno que aún respira, dale el tratamiento más básico y ponlo bajo custodia. Teniendo en cuenta lo considerada que es Rion, seguro que ha dejado al menos uno o dos con vida, aunque sea a duras penas. Mañana los entregaremos al gremio.

—En cualquier caso, parece que se han encargado de todo, así que voy a atrapar a los que aún están fuera de forma rápida y agradable. Efil, quédate aquí para cuando vuelva Rion. Creo que probablemente querrá un baño.

— ¿Va a salir… solo, Maestro? —Preguntó Efil antes de girarse para mirar a Sera.

—Entendido. Kelvin, te acompaño.

—Uh, estoy perfectamente bien yendo sol…

—No, no puedes.

— ¡Oh, no, no lo harás!

Vamos, ustedes dos. ¡Se preocupan demasiado!

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***

 

 

Llegan tarde, pensó el capitán de este grupo de “Black Ops”.

Hacía tiempo que sus subordinados se habían infiltrado en el recinto, pero desde entonces no se sabía nada de ellos. Más extraño aún, no se había escuchado ningún sonido desde el interior de la mansión. La oscuridad que le había parecido tan familiar y poderosa unos minutos antes se sentía cada vez más extraña y ominosa a cada momento que pasaba.

¡¿No me digas que han fallado?!

El procedimiento estándar consistía en retirarse inmediatamente si una unidad de ejecución no se reportaba a una hora determinada. Lenta pero constantemente, esa hora se acercaba.

¡Mierda! Tendremos que abortar el ataque. El capitán hizo una señal para que los otros en espera se retiraran. ¿Hm? Eso es extraño. ¿Por qué no hay respuesta?

Repitió la señal un par de veces más, pero lo único que respondió fue el sonido del viento.

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¿Qué está pasando? Es casi como si fuera el… único… que queda… vivo…

Un sudor frío le recorrió la espalda al llegar a esa terrible conclusión. No quería creerlo. Sus pensamientos daban vueltas y ya no estaba en condiciones de tomar decisiones. Los únicos sentimientos en su cabeza ahora eran el desconcierto, el terror y la confusión.

Espera. ¿Y si no fueron los Héroes quienes derrotaron a Christoph- sama?

Su incertidumbre no duró mucho. Antes de darse cuenta, tenía problemas mucho más grandes de los que preocuparse.

—Oh, hey, no has huido. ¿Sigues aquí porque estás preocupado por tus compañeros? Felicitaciones a ti, Otto-kun.

***

 

 


La nación de Trycen, situada al este del continente oriental, no era en absoluto una tierra abundante. Aparte de la capital y sus alrededores inmediatos, la mayor parte del país era desértico, y los alimentos escaseaban durante todo el año.

Además, al haber sido fundado por grupos de mercenarios que se habían unido, el país era conocido por ser políticamente beligerante y muy hostil hacia los extranjeros.

Durante la época de la gran guerra, Trycen se había expandido agresivamente con el fin de obtener recursos adicionales y gastó una enorme cantidad de mano de obra esclava en los esfuerzos de recuperación. Desde la firma del acuerdo de alto el fuego, el país había hecho al menos un esfuerzo simbólico por parecer pacífico. Sin embargo, sus relaciones con sus tres países vecinos eran notablemente débiles.

En este momento, el reino militar se encontraba en una posición precaria. Estaba bajo la censura primero de Toraj, luego de Deramis y Gaun también después de lo que ahora se conocía como “El Incidente de ‘Black wind’”.

Un aventurero, Christoph, al que Trycen había ensalzado como “campeón”, había sido expuesto como jefe de un grupo de bandidos y se determinó que era responsable de secuestrar mujeres y niños y venderlos como esclavos. Los Héroes de Deramis, que habían salvado a las víctimas del grupo, habían dado su testimonio grabado, obligando a Christoph y sus compañeros a confesar sus planes de enviar esclavos a Trycen. No había forma de que Trycen se librara de su situación.

En ese momento, las altas esferas del país se reunían en la Sala de la Mesa Redonda del Castillo de Trycen, donde se discutían los asuntos de estado más confidenciales. Sólo se permitía la entrada a la realeza y a un número limitado de nobles y militares de alto rango.

En el centro de la sala había una mesa redonda de madera muy ornamentada. En ese momento, estaba ocupada por el rey del país, el rey Zel Trycen, y los generales de las distintas ramas de sus fuerzas militares.





El rey Zel fue el primero en romper el tenso silencio. —Gracias por reunirse con tan poca antelación, todos.

—Ese bastardo de Clive aún no ha llegado, viejo.

La persona que había llamado “viejo” al rey era el príncipe heredero Azgrad Trycen, general de la Orden de los Caballeros Dragón. Estaba en su puesto no por ningún favoritismo de su padre, sino porque él mismo se había ganado el respeto de toda la nación con sus logros y su talento sin comparación.

Trycen tenía cinco príncipes, de los cuales él era el único que ocupaba el puesto de general, el más alto del ejército. El contraste entre él y Tabura (el quinto príncipe y el que había recibido una sólida paliza por parte de Kelvin) servía como prueba irrefutable de que en este reino meritocrático no bastaba con el parentesco para llegar a la cima. El cuerpo bien entrenado de Azgrad superaba con creces el de cualquier comandante militar común, y también mostraba una destreza ejemplar al montar dragones.

—Por otra parte, es probable que se esté ahogando con mujeres en su habitación. El hecho de que se considere lo suficientemente capaz como para compartir la mesa con nosotros me da ganas de vomitar— escupió Azgrad mientras lanzaba una mirada a la única silla vacía.

—No hay tiempo. Empezaremos sin él. Estoy seguro de que todos saben, Christoph ha sido apresado por los Héroes de Deramis. Además, nuestros planes acababan de iniciar, así que el momento no podía ser peor.

La idea original había sido utilizar como tapadera el Grupo de bandidos ‘Black Wind’ para adquirir esclavos mediante el secuestro. Todo había salido a pedir de boca con el sometimiento del líder original de la banda, el anuncio muy llamativo de la hazaña de Christoph y el lavado de cerebro de los restos de la banda. Sin embargo, incluso después de toda su detallada planificación, el resultado fue este fiasco.

—La idea fue tuya, Tristán— Los agudos ojos de Zel se dirigieron a Tristan Faaze, general de la Orden del Monstruo Mixto y vástago de la prestigiosa y noble familia Faaze.

Aunque la palabra “monstruo” estaba en el nombre de su rama, no sólo incluía a los monstruos domesticados, sino también a los esclavos demihumanos. Este hombre, que estaba completamente de acuerdo con la ideología del país de la supremacía humana, fue quien había sugerido el plan de usar al grupo de bandidos ‘Black Wind’ al rey Zel en un esfuerzo por reforzar sus propias fuerzas.

—Qué vergüenza, de verdad. Yo también esperaba mucho de ellos. Supongo que eso me pasa por confiar en aventureros bárbaros e incivilizados— respondió Tristán, levantando las manos y encogiéndose de hombros de forma dramática.

—Tristán, no nos interesan tus autojustificaciones malintencionadas. Lo que Su Majestad quiere saber es cómo piensas asumir la responsabilidad de este escándalo. Debido a este incidente, nuestro país ha quedado bajo una luz extremadamente desfavorable. Las otras tres naciones han comenzado a hablar de una alianza.

Fue el viejo caballero Dan D’Alba el que se abalanzó sobre Tristán. Era un guerrero curtido en mil batallas que había servido mucho tiempo y bien a Trycen. Ahora era el general de la Orden de los Caballeros de Acero, una rama del ejército que incluía una gran variedad de tropas, entre ellas la infantería pesada equipada con armadura de acero, la caballería especializada en la movilidad y los escuadrones que manejaban armas de asedio. También había sido Dan quien había enseñado a Azgrad a manejar la espada, y la confianza entre ambos era fuerte.

—No hace falta que se ponga de mal humor, general Dan. Te acortará la vida, ¿sabes?

— ¿Qué has dicho? —Dan se levantó lentamente, mirando fijamente a Tristán. La mayoría de los hombres se habrían orinado ante el aura amenazante que emanaba, pero Tristán se limitó a devolver la mirada con una media sonrisa perezosa.

—Cálmense, ustedes dos. Recuerden que están sentados ante Su Majestad— sonó una voz que parecía muy fuera de lugar en la sala.

—Pero Shutola-sama…

—General Dan.

—Yo… bueno como usted quiera.

Tras un breve momento de silencio, Dan volvió a sentarse.

El nombre de la joven que había calmado la ira del viejo caballero era Shutola Trycen, la única hija de Zel y la única princesa de Trycen. Su aspecto era tan bello y elegante que todas las tropas y ciudadanos albergaban serias dudas de que ella y Tabura hubieran nacido de la misma madre.

Gracias a su rápido ingenio y a su aguda mente, se había convertido no sólo en la primera mujer general de la historia de Trycen, sino también en la más joven. Sin embargo, la rama que dirigía, “Black Ops”, había ido decayendo año tras año. Si Zel la había nombrado para este puesto sólo para apaciguar a los nobles o porque realmente tenía grandes expectativas en ella era algo que sólo él sabía.

—Je, eres tan blando con la princesa como siempre— resopló Tristán con una sonrisa provocadora. Al ver que su oponente había decidido simplemente ignorarlo, suspiró decepcionado. —Bueno, eso no es divertido.

—Ya está bien de payasadas, Tristán. Dan tiene razón; nuestro país está en una situación muy precaria. Ya hemos revocado la condición de campeón de Christoph y negado nuestra conexión con él, pero no espero que sea suficiente. Si manejamos esto mal, podríamos terminar en una guerra contra nuestros tres vecinos al mismo tiempo. Eso es, a menos que tú, como general, asumas la responsabilidad aquí.

La intención asesina del rey no estaba disimulada, y sus palabras tenían el peso propio de un monarca.

Aun así, Tristán permaneció impasible. —Entonces, ¿qué tal si… lo hacemos? La guerra, quiero decir.

— ¿Qué?

—Desde la firma del alto el fuego, nuestro país no ha dejado de acumular fuerzas militares. Desde, ¿qué… la época del abuelo de mi abuelo, creo? Bueno, eso no es importante— Tristán se aclaró brevemente la garganta. —Piénsalo. Mientras nosotros hemos estado haciendo todo lo posible para expandir nuestras fuerzas, ¿qué han estado haciendo las otras naciones? Están ocupadas escupiendo tópicos vacíos sobre la paz y haciendo girar sus pulgares. Esos débiles podrían atacarnos todos juntos y aun así no serían nuestro rival. ¿Hay algún momento mejor para realizar nuestro viejo sueño de unificar el continente? Yo digo, ¡decidamos esto con un Voto de los Generales!

—Es cierto que la unificación del continente es nuestro objetivo final.

— ¡Así que está de acuerdo conmigo, Shutola-sama!

—Sin embargo, no creo que ahora sea el momento. Las otras naciones no son tan complacientes como usted las hace ver. Si Trycen va a hacer un movimiento, debería ser la generación siguiente a la nuestra.

Tristán representó hábilmente expresiones exageradas de alegría y desesperación en respuesta a sus palabras. — ¡Qué triste es encontrar a Shutola-sama, la que despierta tanta adoración entre las masas, en desacuerdo con mi humilde persona! ¿Su conclusión se basa en la información que le traen sus pajaritos?

— ¿Quién sabe?

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—Estoy a favor de ir a la guerra.

— ¡¿Estimado hermano?!

Era Azgrad quien acababa de lanzar su voto. Tomó a Shutola tan desprevenida que su rostro sereno delató el asombro.

—He participado en varios combates con las tropas de Gaun, y no se sentían tan poderosas. Odio decirlo, pero el poder de nuestro país se ha disparado considerablemente desde que ese bastardo de Clive se unió a nosotros. Además, mi Orden de Caballeros Dragón ha… bueno, ya lo sabes.

Tristán asintió con alegría. —Cierto, cierto, ¿el que gastaste tanto dinero en comprar? Eso hace dos ‘a favor’ y uno ‘en contra’.

Shutola chasqueó la lengua. —Evocar un Voto de los Generales para algo así…

El Voto de los Generales era un sistema empleado por Trycen en el que sus cinco generales podían votar sobre un asunto para pedir al rey que lo considerara. La decisión final recaía, naturalmente, en el monarca, pero la influencia del sistema no podía ser objeto de burla. Al fin y al cabo, descartar de plano algo que la mayoría de los generales había acordado, significaba estar en desacuerdo más de la mitad de las fuerzas militares del país.

Por otro lado, los generales tampoco podían invocar el sistema a la ligera. Si el que planteaba el asunto no lograba reunir una mayoría de votos, se exponía al castigo que decidiera el rey. En ocasiones, dicha pena podía ser bastante leve, pero en el peor de los casos, podía significar la muerte.

Teniendo en cuenta el tema de la votación esta vez, las repercusiones del fracaso serían cualquier cosa menos que ligeras. El comportamiento de Tristán era despreocupado, pero en realidad se estaba jugando la vida.

— ¡Estoy naturalmente en contra de la idea! Deben estar locos— gritó D’Alba.

—Ahh, qué pena. Eso nos deja en un empate. El voto restante corresponde al general Clive, pero no está aquí. ¿Qué hacemos?

Cuando las miradas de todos se volvieron hacia la silla vacía de Clive, el rey estalló en una risa divertida.

— ¡Resulta que tienes mucho valor, Tristán! Muy bien. Con tu vida en juego, reconoceré el Voto. Que alguien traiga a Clive de inmediato.

***

 

 

—Uf, ¿por qué tengo que venir a un lugar como éste? —Suspiró Jin D’Alba, teniente general de la Orden de los Caballeros de Acero. Este hombre, ataviado con una brillante armadura plateada, era el hijo del general Dan D’Alba.

El general Clive Teraaze no había dado muestras de atender a la convocatoria del rey, por lo que a Jin se le había encomendado la tarea de visitar el cuartel general de la Orden de los Caballeros Mágicos para ir a buscar al general ausente en persona. Normalmente, esta tarea correspondía a alguien mucho más abajo en la cadena de mando, pero como Clive había sido convocado a la Sala de la Mesa Redonda, en la que la mayoría del personal tenía estrictamente prohibido entrar, la tarea había recaído en alguien del rango más bajo posible al que se le permitía entrar en la sala.

Esa persona resultó ser Jin.

—En el pasado, me habría encantado tener la oportunidad de venir a echar un vistazo, pero…

La Orden de los Caballeros Mágicos, piedra angular del ejército de Trycen, estaba compuesta en su totalidad por mujeres. Muchas de ellas procedían de familias prominentes y, por tanto, tenían personalidades recatadas y rasgos exquisitos. Dentro de un ejército dominado por los hombres, esta rama había sido como una flor en un pico alto, un Shangri-La que estaba tan cerca y, sin embargo, apenas fuera de alcance. Hasta que llegó aquel hombre.

Jin imaginó la cara de irritación de su padre mientras seguía avanzando. Finalmente se encontró ante la puerta de la habitación de Clive. Por el camino, se había cruzado con varias mujeres caballero en los pasillos, pero se habían limitado a saludar con la cabeza.

Hace unos meses, cada uno de ellos se habría detenido para hacerle un fuerte saludo, como se suponía que debían hacer en vista de algo de su rango.

Es más, todas parecen distraídas, como si sus mentes estuvieran en otra parte. Es como si sus ojos no tuvieran luz, supongo. ¿O como si les hubieran quitado la vitalidad? No sé muy bien cómo decirlo.

Jin sacudió la cabeza para salir de sus pensamientos mientras golpeaba bruscamente la puerta.

Tras un breve momento, una voz llegó desde el interior.

— ¿Quién es…? No está cerrada, entra…— Aunque la voz en sí era clara y hermosa, el tono era desganado y tenía un tono perezoso.

Jin soltó otro suspiro y puso la mano en el pomo de la puerta. — ¡Perdón, voy a entrar en la habitación!

Abrió la puerta de un tirón, revelando una tenue habitación llena de humo de incienso que desprendía un extraño olor. La detección del peligro hizo sonar las alarmas dentro de la cabeza del joven caballero, que resolvió terminar sus asuntos y escapar lo antes posible.

Las cortinas estaban cerradas, y la poca luz que se colaba por las rendijas distaba mucho de ser suficiente para iluminar la habitación de forma satisfactoria. En el extremo más alejado de la habitación había una cama gigantesca, sobre la cual algo se retorcía con movimientos que Jin no podía ver con claridad desde su posición. Sin embargo, los artículos de ropa femenina esparcidos por el suelo eran bastante inconfundibles.

—No eres… una subordinada mía. ¿Quién eres tú?

Una silueta humanoide apareció de la oscuridad, con la cabeza sola girando hacia él. La altura de la figura era de unos 180 cm, más o menos lo mismo que el propio Jin. Los músculos bien tonificados hablaban de una cantidad significativa de entrenamiento, pero era el rostro lo que más llamaba la atención. Un rostro que parecía tallado con las proporciones más perfectas del mundo, hecho para robar el corazón de cualquier chica de pueblo o ciudad con nada más que una sonrisa.

No es que las mujeres nobles tuvieran muchas más posibilidades. Después de todo, hay al menos una acostada en la cama, ¿no?

— ¡Señor! ¡Soy el Teniente General Jin D’Alba de la Orden de los Caballeros de Acero!

—Uhhh… ahhh, de la casa de Dan-san— respondió Clive, haciendo una pose de “¡ahora lo recuerdo!”.

“Su Majestad ha convocado una Conferencia de la Mesa Redonda. General Clive, ¡está usted obligado a asistir con la máxima urgencia!

— ¡Queee, tan molesto! Ahora mismo estoy bastante ocupado, ¿sabe? —Clive volvió a desaparecer en la oscuridad, y la cama empezó a crujir rítmicamente.

Jin estaba a punto de llegar al límite, pero tomó aire y se recordó a sí mismo que cualquier imprudencia se reflejaría mal en su padre.

—Se ha convocado una votación de los generales. El tema de la votación no puede ser revelado aquí, pero actualmente está en un punto muerto.

El crujido se detuvo bruscamente. — ¿Quién invocó el voto?

—No estoy en libertad de revelarlo aquí.

—Hmm… supongo que no se puede evitar, entonces— dijo el general mientras se levantaba de la cama. — ¡Espero que sea Shutola-chan!

En la penumbra, Jin creyó ver que el rostro perfectamente proporcionado se transformaba en la máscara de un monstruo.

***

 

 

—Y esa es toda la información que logramos sacarle— dije.

—Hrm. Parece que Trycen por fin está haciendo su jugada— murmuró el Maestro del Gremio Rio.

Después de capturar con éxito al hombre que parecía ser el líder de los intrusos de anoche, le había pedido a Sera que hiciera lo mismo que había hecho con los bandidos de ‘Black Wind’. Como resultado, el tipo había cantado como un pajarito.

Este hombre, Otto, resultó ser uno de los capitanes de la rama “Black Ops” del ejército de Trycen. Según él, su país tenía un total de cinco divisiones, cada una de las cuales tenía una jerarquía de general, teniente general, coronel y capitán.

El propio escuadrón de Otto era de pequeña escala. No es que me sorprendiera oírlo: no tenía mucho sentido que los espías realizaran asesinatos o misiones de espionaje en gran número. Curiosamente, este tipo había creído que Christoph era un verdadero campeón y que su exposición como jefe del grupo de bandidos ‘Black Wind’ había sido una trampa. Y por eso, este chico, nos odiaba mucho a mí y a los Héroes.

El hecho de que un capitán (que sin duda es el último escalón de la organización, pero que ocupa un puesto de liderazgo) estuviera tan mal informado me hizo pensar que sólo los altos cargos sabían la verdad. El control de la información es algo que da miedo, ¿verdad?

Una vez extraída toda la información que pudimos, Sera lanzó una versión aún más fuerte de Hipnosis sobre el tipo, y lo arrojamos a nuestra cárcel improvisada bajo la casa. Luego fuimos a informar a Río de nuestros descubrimientos, y en eso estábamos en este momento.

—A pesar de sus vehementes negaciones de cualquier conexión con el grupo de bandidos ‘Black Wind’, y de sus arduos esfuerzos por suavizar las cosas, ¡darse la vuelta y planear un asesinato! El cerebro detrás de esto parece ser el príncipe heredero Azgrad, por lo que puedo decir, pero no tengo suficiente información para estar seguro. Hmm, debería… de acuerdo, probablemente debería decírtelo. En realidad, ha habido bastante movimiento en las fronteras de Trycen últimamente.

— ¿Qué significa?

—Trycen y Gaun han tenido pequeñas escaramuzas a lo largo de su frontera de vez en cuando, pero ninguna ha sido tan llamativa o a gran escala. Trycen también parece haber estado haciendo un esfuerzo para no tocar Parth, como la Ciudad de la Paz, y Toraj, de quien importan la mayor parte de sus alimentos.

—Últimamente, sin embargo, han estado llevando a cabo “misiones de reconocimiento” bastante forzadas y se han vuelto más obvios en sus secuestros y esclavización de civiles extranjeros. Creo que debe haber ocurrido algo dentro del país que ha radicalizado su facción moderada. A este ritmo, Trycen podría hacer sonar de nuevo los tambores de guerra.

—Una guerra real…

—Es probable que así sea.

Después de que el incidente de ‘Black Wind’ saliera a la luz, Toraj, Deramis y Gaun habían unido sus fuerzas para reprender y censurar al reino belicista. La respuesta oficial de Trycen siempre había sido una inocencia fingida, pero había demasiadas pruebas para que pudieran salirse con la suya. Y ahora parecía que ese violento país, finalmente acorralado, había decidido decir “¡que se joda!” y enfrentarse al resto del continente de una vez.

Cualquiera con una mente lógica puede ver lo desacertado de su línea de pensamiento.

—Todo lo que acabo de decir es sólo mi predicción personal, así que tómenlo con prudencia— continuó Rio. —Sin embargo, deberías cuidarte. Según lo que ha dicho ese tal Otto, parece que tienes una diana pintada en la espalda, Kelvin-kun.

—Lo tendré en cuenta. Gracias— en cualquier caso, no estaría de más estar atento.

Probablemente debería acelerar el ritmo para terminar el equipo de Rion.

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—Oh, por cierto, resulta que tengo una misión para ti, Kelvin-kun.

— ¿Una misión especial de tu parte? Parece que ha pasado mucho tiempo desde la última.

—En realidad, esta vez no viene directamente de mí. Es de Leonhart Gaun, el Rey Bestia.

Rio sacó del bolsillo de su pecho un sobre casi excesivamente lujoso con la despreocupación de recuperar su pipa para fumar.

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