Kuro no Shoukanshi (NL)

Volumen 2

Capitulo 1: Black Wind (Viento negro)

Parte 3

¿Qué clase de broma es esta?

La escena que se presentaba ante mis ojos sólo podía describirse como el imparable desenfreno de un depredador absoluto. Esa mujer que segundos antes creíamos que no era más que un blanco fácil, estaba masacrando a mi gente ante mis ojos.

El primero en morir fue Ens. Aquella mujer, que había estado de pie delante del carruaje, apareció de repente justo delante de él y le dio un puñetazo en el abdomen. ¿Cómo se las arreglaba esa esbelta figura suya para repartir tanta fuerza? Cuando oí el espantoso sonido de sus huesos haciéndose añicos y de sus órganos internos siendo aplastados, ya estaba volando hacia mí, con sus ojos muertos y sin alma clavados en los míos.

— ¿Eh?

Mis otros subordinados estaban tan sorprendidos como yo. Todos se congelaron en su frenética carrera hacia lo que habían pensado que era una presa fácil.

— Vaya, y yo que pensaba que me había contenido cuando di mi puñetazo. Supongo que todavía era demasiado.

¿Era ella la que estaba conteniendo su puñetazo?

Mis chicos no eran en absoluto débiles. De hecho, eran más fuertes que el aventurero promedio. Todos ellos eran al menos de nivel 25, y si trabajaban juntos adecuadamente, sabía que tenían la capacidad de someter al grupo liderado por Uld, el aventurero más fuerte de Parth, con bastante facilidad.

Alguien que pudiera hablar de contenerse al enfrentarse a mi banda tendría que ser de Rango A o, Dios no lo quiera, de Rango S.

— ¿Qué pasa? ¿No parecía que todos se estaban divirtiendo mucho hace un momento? Querían jugar conmigo, ¿verdad? Umm… Soft Wind (Viento Suave), ¿no? —Dijo la mujer provocando, con una sonrisa tan hechizantemente bella que incluso yo casi me enamoré de ella. No sólo nos miraba con desprecio, sino que incluso se había tomado la molestia de decir mal a propósito el nombre de la banda.

— ¡Perra! Chicos, ¡cuánto tiempo más piensan quedarse como idiotas! Olvídense de capturarla; ¡mátenla en su lugar!

Hice que mis subordinados, atónitos, recuperaran el sentido y les ordené que atacaran. Pensando en ello ahora, es evidente que fue una decisión equivocada. Nunca me echaba para atrás cuando alguien peleaba conmigo, y mi personalidad malhumorada me había llevado a hacer lo que siempre hacía sin pensarlo dos veces. Debería haber reconocido nuestra diferencia de fuerzas basándome en lo que le había ocurrido a Ens, y haber ordenado a todos que se dispersaran y huyeran. De ser así, tal vez nos hubiera dejado salir con vida. Tal vez hubiéramos podido reagruparnos con los demás que estaban escondidos y en espera cerca. Sin embargo, ya era demasiado tarde.

—Oh… supongo…— murmuró la mujer después de lanzar una rápida mirada detrás de ella.

Malinterpretando eso como una apertura, Doil y Pond reanudaron su carrera hacia ella. Ambos estaban equipados con dagas. Estos dos, que eran reconocidos incluso por los oficiales de “Black Wind” por sus altas estadísticas en Agilidad, realizaron el perfecto ataque sorpresa con un impecable trabajo en equipo.

— ¿Oh?

Cuando la mujer se percató de la aproximación de Doil y Pond, sus dagas estaban ya a escasos centímetros de su cuello y corazón.

¡La tenemos!

Seguramente mis dos subordinados habían pensado lo mismo. Sin embargo, no tardamos en cambiar de opinión.

***

Thwack.

Pond pensó que era extraño que no pudiera sentir ninguna respuesta de su mano dominante. Normalmente, éste sería el momento en que la sensación celestial de cortar la carne inundaría su cerebro. Esta vez, sin embargo, no sentía nada. De hecho, ni siquiera podía sentir el mango de la daga envenenada que estaba tan acostumbrado a blandir…

—Oye, es una daga bastante bien cuidada la que estás usando. Bueno, quiero decir, para un bandido, claro está.

Al levantar la vista hacia la fuente de esa voz, Pond encontró a la mujer que creía haber matado sosteniendo despreocupadamente su propia daga y evaluándola. ¿Por qué sigue viva? ¡Debería estar degollada y mi cuchillo enterrado en su corazón!

Fue sólo entonces cuando la figura de su compañero, Doil, con el brazo partido y la cabeza torcida en un ángulo imposible, apareció a la vista de Pond. De repente comprendió que, con toda probabilidad, él mismo se encontraba en el mismo estado.

¿Qué demonios… acababa de pasar…?

Sin nadie que respondiera a su pregunta no formulada, la conciencia de Pond se hundió en la oscuridad eterna.

***

Tanto Doil como Pond habían sido asesinados. ¿Pero cómo? No podía comprender lo que acababa de suceder. En un momento estaba convencido de que habían abatido a la mujer, pero al siguiente instante, eran ellos los que yacían en el suelo, con los brazos y el cuello completamente aplastados. ¿Significaba eso que ella había atacado a cada uno de ellos, o sea, dos veces en una fracción de segundo?

En las manos de la mujer estaban las dagas de Doil y Pond. Tal vez ni siquiera había considerado que su aproximación era un atentado contra su vida. ¿Cuándo arrebató las dagas? ¿Cuándo rompió los brazos de mis dos subordinados y cuándo les rompió el cuello? No había captado ni un solo segundo de lo que había sucedido.

Para entonces, mi siguiente subordinado estaba preparando un ataque. Era el hombre fuerte, Guilder, que era tan poderoso que sólo necesitaba una mano para blandir su sólido martillo de hierro. Además, a pesar de ser un hombre fuerte, también era lo suficientemente rápido como para seguir el ritmo de Doil y Pond. En definitiva, era un miembro muy capaz de nuestra fuerza de combate.

Aprovechando el breve momento en que la mujer estaba ocupada con las dagas, Guilder levantó su martillo lo más alto que pudo antes de golpearlo con toda la fuerza que pudo reunir. El golpe tuvo la suficiente potencia como para destrozar armaduras y pulverizar escudos.

—Oh, ¿esta vez estamos haciendo una competición de fuerza?

El martillo, con todo su supuesto poder destructivo, fue fácilmente detenido por la mujer. Con nada más y nada menos que uno de sus delgados y torneados brazos.

—No es que me importe, sin embargo. De acuerdo, te seguiré el juego— no había ni una sola gota de sudor en su frente.

— ¡HAAAAAAHHHHH!

Guilder rugió a todo pulmón mientras presionaba el martillo con tanta fuerza que se le veían las venas en sus voluminosos brazos. Aun así, el martillo no cedía.

No pude evitar soltar mi sorpresa. —Eso es imposible… ¡¡Las estadísticas de Fuerza de Guilder es superior a 200!!

— ¿Es así? Hmm, así que esto es lo que puede hacer alguien con Fuerza de 200, ¿eh? — Murmuró la mujer, que al parecer me había oído, con voz aburrida. —Bueno, ya es hora de que haga un movimiento, supongo.

Mientras decía eso, unas fisuras surgieron en la superficie del enorme martillo de Guilder. Se extendieron rápidamente, haciendo un fuerte crujido a su paso. Un instante después, toda el arma se desmoronó en pedazos. Lo único que quedó fue la mujer, que aún tenía la mano derecha levantada, y Guilder, que seguía sujetando el mango, ahora reducido a nada más que un simple palo. Mientras lo observaba, se desprendió lentamente de la empuñadura del martillo de Guilder, tras lo cual su enorme cuerpo también se desplomó en el suelo. Con él tumbado de lado, pude ver que su pecho se había hundido por completo.

¿Quién podía prever un desenlace tan descabellado? Cuatro de los míos habían muerto con escasos segundos de diferencia. Sólo quedábamos Yuro y yo, mi último subordinado.

— ¡¿Quién eres…?!

—Um… ¿una aventurera de Parth, supongo?

— ¡¿Por qué tu respuesta es una pregunta?! ¡Tienes que estar bromeando con nosotros…!

Con la situación rápidamente fuera de control, sólo me quedaba una última cosa por hacer. Aunque esta opción reduciría todo el vagón a cenizas, ya no estábamos en condiciones de preocuparnos por eso. Hice una señal al grupo que estaba detrás de nosotros.

— ¡Esa mirada indiferente no va a permanecer más tiempo en tu cara!

Los seis miembros de la banda a los que había ordenado quedarse atrás eran magos. Y no eran magos cualquiera, sino especialistas en Magia Roja, el elemento más destructivo de todos. En unos instantes, toda la zona que tenía delante sería bombardeada con una ráfaga de hechizos de Magia Roja de rango C. Era una pena que perdiéramos un botín tan valioso, pero también teníamos pérdidas humanas. No podía dejar que la muerte de mis hombres quedara sin venganza. — ¡Comiencen el bombardeo!

Tiré mi brazo hacia abajo, haciendo una señal para que descendiera del infierno en la tierra.

—…

— ¿Cuánto tiempo más debo esperar?

—Uh…

Qué extraño. Repetí la señal varias veces más, pero ningún hechizo vino volando desde atrás. ¡¿No me digas que nos dejaron aquí para morir y huyeron solos?!

— ¿Qué pasa? Efil, ¿lo sabes?

La mujer se volvió para mirar a sus aliados en el carruaje. De pie, elegantemente en la parte trasera, había una sirvienta con un arco en la mano.

—Me pregunto qué será, en efecto me temo que yo tampoco tengo la menor idea— respondió la sirvienta con un tono de naturalidad mientras guardaba su arco.

***

—Hah, por alguna razón, estoy en mejor forma que antes de ser sellada. Entonces, ¿este es el poder suministrado por la magia de invocación?

Aunque al principio había aceptado la tarea con bastante reticencia, ahora estaba de muy buen humor después de lo que había resultado ser una oportunidad para alborotarse a su antojo.

(Ha sido un espectáculo bastante bonito el de ahí atrás. Si te interesa, me gustaría pelear contigo un día de estos).

Parecía que había impresionado incluso a Gerard. Esto era algo que nunca diría en voz alta, pero me había preguntado si una princesa que había vivido una vida tan protegida hasta ahora podría realmente defenderse en una pelea. Sin embargo, mis preocupaciones eran claramente infundadas.

Tal vez sea el resultado de la educación altamente especializada que su padre le ha proporcionado. Parece que realmente podría ser capaz de luchar contra Gerard.

—Vamos, ¿había necesidad de acabarlos tan pronto?

—Pero si no lo estaba reduciendo en absoluto.

Sera ladeó la cabeza, desconcertada, cuando bajé del carruaje y me acerqué a ella.

—No me refería a ti, sino a las seis personas que se habían escondido en la parte trasera. Tú también los sentiste, ¿verdad? —Suspiré mientras señalaba con un pulgar el vagón que estaba detrás de mí.

—Pero no fue un problema, ¿verdad? Me imaginé que tú y Efil podrían manejarlo fácilmente aunque esos lacayos dispararan su magia o sus arcos o lo que fuera.

¿Se le ha olvidado por completo el pobre conductor…?

— ¡Dios mío, haber manejado a los miembros de “Black Wind” como si fueran simples niños…!

— ¡Ah!

La visión de nuestro conductor de mediana edad bajando cautelosamente de su asiento y dirigiéndose hacia nosotros hizo que Sera se sobresaltara al recordar por fin que estaba allí.

—Eh… bueno… el caso es que Efil se encargó de todos ellos, así que… ¡bien está lo que bien acaba!

—Por favor, ten más cuidado la próxima vez… — si bien es cierto que Efil derribó a todos los tipos por la espalda, sólo estás usando eso como excusa, ¿no?

Sin embargo, la conversación no iba a avanzar si seguía insistiendo, así que decidí dejar el asunto de lado por ahora. Me volví de la cada vez más nerviosa Sera hacia los bandidos que habían sido atados.

—Entonces, ¿por qué el grupo de bandidos supuestamente aniquilado “Black Wind” vuelve a la acción?

—……

—……

Silencio, ¿en serio? Los dos únicos supervivientes, la líder femenina y uno de sus matones parecían no tener intención de abrir la boca.

—Jefe, entreguemos a estos dos a las autoridades de Toraj. Teniendo en cuenta la audacia con la que nos atacaron, seguramente habrán atacados a otras personas antes, lo que significa que es muy posible que haya recompensas por ellos.

—Estoy de acuerdo con eso, pero primero me gustaría extraer toda la información posible.

Al oír eso, el líder se rió con desprecio. Bueno, espero que hablen antes de que tengamos que recurrir al uso de la fuerza.

— ¡Ja! ¿Quién demonios hablaría con meros…?

—Sus nombres son Karna y Yuro, y sus niveles son 31 y 26. Son niveles bastante altos para ser bandidos. ¿Por qué no trabajan como aventureros normales? Podrían haber ganado bastante dinero haciéndolo.

—Bastardo, ¿tienes Ojo Analizador?

Bingo. Mi plan era exponer lentamente su información personal poco a poco. Por si acaso, ella también poseía Ocultación en un rango bastante alto, pero no tenía sentido ante la superioridad del Rango S. Exponer la información personal de alguien sin su permiso expreso se consideraba algo extremadamente insultante.

— ¿Qué debo revelar ahora? ¿Tu edad? ¿Tus habilidades?

—Jefe…

— ¡Hah! ¡Haz lo que quieras!

La mujer giró la cara. Qué persona tan terca.

—Kelvin, si encuentras esto demasiado molesto, ¿qué tal si les lanzo un hechizo de Magia Negra?

— ¿Hm? ¿Conoces un hechizo bueno? —La sugerencia de Sera había surgido de la nada. ¿Hay un hechizo para interrogar?

— ¡Puede que no lo parezca, pero yo era incluso mejor que Viktor en la magia!

— ¿Ah, sí? Entonces sí, por favor.

La expresión de Sera era de suficiencia y parecía completamente segura de sí misma. Teniendo en cuenta lo segura que sonaba de sí misma, supuse que también podría intentarlo. Sin embargo, por alguna razón, una pequeña pepita de inquietud permaneció en mi mente.

—Muchos hechizos de la Magia Negra no se pueden usar rápidamente, pero mi clase es Pugilista Maldito. Envuelvo mi puño en magia y luego golpeo a mis oponentes. Así, la magia tiene un cien por ciento de posibilidades de golpear. Aunque hay que reconocer que no es necesario hacerlo contra gente que está atada y que no pueda esquivar los golpes.

Sonriendo alegremente, Sera puso una mano sobre la cabeza del bandido. Probablemente, al recordar la escena de la muerte de sus amigos en rápida sucesión, empezó a temblar incontroladamente. El puño que le había destrozado los huesos y aplastado los órganos ahora le agarraba la cabeza como una garra. Tenía todo el derecho a estar asustado.

—Entonces, ¿cuál es el hechizo que estás planeando lanzar?

—Hmm, ¿qué tal uno que lo haga sangrar por cada poro de su piel?

—Um… ¿no morirá antes de que obtengamos alguna información de él?

Tal vez había elegido a la persona equivocada para esto, después de todo… aw man, mira eso, el tipo se ha puesto a llorar.

—Estaba bromeando, por supuesto. Sólo era una broma. Los hechizos que provocan hemorragias necesitan un tiempo para hacer efecto. Parece que su boca está bastante apretada y no hablaran, así que creo que la Hipnosis servirá para q se afloje un poco.

La magia negra comenzó a emanar de la mano de Sera. Era exactamente igual a lo que Viktor había hecho durante nuestra pelea con él. Espera un momento. ¿Eso significa…?

—Oye, Sera. ¿Podría ser que Viktor usara la Magia Negra de la misma manera que tú?

— ¿Qué estás diciendo? Viktor también era un Pugilista Maldito. Por supuesto que la usaba en cualquier oportunidad que tuviera. Estoy seguro de que ustedes ya lo saben, por haber luchado con él personalmente, pero también luchaba mientras envolvía su puño en algún hechizo de Magia Negra.

Uwah, lo que significa que habríamos estado acabados si hubiéramos entrado en contacto con sus puños aunque fuera una vez. ¡Gracias al cielo ninguno de nosotros lo hizo! Ni siquiera me di cuenta de que había usado esa magia. Si poseyera Detección Mágica como Sera, podría haber sido capaz de lidiar con él de alguna manera, pero no tiene sentido pensar en todos estos “y si” ahora.

— ¿Por qué lo preguntas? —Una vez más, Sera me miró con desconcierto.

—N-No importa, no te preocupes. Entonces, este hechizo de Hipnosis. ¿Supongo que hipnotiza al objetivo?

—Mhm, hace que la conciencia del objetivo se vuelva confusa. En medio de la batalla, este hechizo sólo puede hacer que el objetivo pierda la conciencia durante una fracción de segundo, pero si continúo aplicándolo durante un período prolongado de tiempo como ahora…

Abruptamente, toda la fuerza abandonó el cuerpo del hombre. ¿Así que ahora está hipnotizado?

— ¡Se transforma en el hechizo perfecto para los interrogatorios! Vamos, ¡pregúntale lo que quieras!

¡Bien! Al principio, me preocupaba cómo iba a resultar esto, pero parece que Sera realmente puede hacer las cosas cuando se lo propone. Siento haber dudado de ti.

— ¡Qu… Yuro, despierta! ¡Un miembro de “Black Wind” no debe sucumbir tan fácilmente!

La mujer empezó a armar alboroto en un intento de despertar a su subordinado. A pesar de ello, Sera permaneció imperturbable.

— ¿Debo amordazarla? —Ofreció Efil.

—No te preocupes por eso— respondió Sera. —Los ruidos fuertes no son suficientes para romper el hechizo.

—Maldita sea… — La líder de los bandidos rechinó los dientes, aparentemente tratando de fulminarnos con la mirada. De nuevo, sus circunstancias actuales apenas le permitían hacer otra cosa.

—Muy bien, empecemos el interrogatorio, ¿quieres?