Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 3

Capitulo 4: Una Cita Secreta

Parte 1

 

 

“¿Entonces qué diablos le pasó a La Mules?”

“La posibilidad más probable es algún modo de ataque mental.”


Sobre su cama, Elisabeth cruzó sus piernas mientras respondía la pregunta de Kaito.

En este momento, los dos estaban violando la propiedad privada de una posada inhabitada.

Ya se había puesto oscuro afuera.

Unas cuantas horas habían pasado desde que La Mules había cometido suicidio abruptamente. No conociendo cuál había sido la naturaleza del ataque del demonio, el Cuerpo de Caballeros había elegido un llevar a cabo una retirada temporal.

Una vez que había regresado a la plaza, Kaito creó una jaula para contener al Monarca, lo aprisionó, y se lo entregó a los paladines como prometió. Después, había hecho rondas y puesto en contacto con los guardias y las patrullas para asegurarse de que el ataque de subordinados sobre el que habían estado preocupados no había tenido lugar. El demonio había recibido una gran cantidad de daño también, después de todo.

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En otro lugar, Elisabeth y Godot Deus habían estado llevando a cabo una reunión de emergencia. Una vez que Kaito y Elisabeth había terminado sus tareas, se juntaron y, por sugerencia de Elisabeth, se fueron de la aún caótica plaza.

Kaito pasó la especulada causa del suicido de La Mules por su lengua otra vez.

“…Un ataque mental, ¿huh?”

“Mm. Como Izabella dijo, bajo circunstancias normales, los poderosos sacerdotes obtienen la gracia de Dios a través de la oración. Sus mismos cuerpos están llenos de poder, algo así como reliquias consagradas. Pero con el Rey como su enemigo y contra un ataque mental sin ninguna forma física…naturalmente se encuentran incapaces de resistir.”

Elisabeth tenía una expresión disgustada mientras ponía su peso en el colchón, el cual estaba amontonado alto con cobijas y relleno con plumas de aves acuáticas. La habitación era privada y costosa incluso para la capital. Era bonita y espaciosa, y todos los muebles eran de buena calidad. Las esquinas en todos los muebles habían sido limadas, así que las sombras proyectadas por la luz de la lámpara dibujaron delicadas curvas en el suelo y las paredes.

Frotando ociosamente la esquina del escritorio, Kaito frunció el ceño con reserva.

“Elisabeth, dijiste que había conocido a todos los demonios a excepción del Gran Rey, ¿verdad? ¿No deberías saber algo útil?”

“Tu punto es dolorosamente válido, pero no sé nada. Si hubiera sabido algo de ese tipo, habría tomado medidas antes de la batalla.”

“Sí, eso tiene sentido.”

“Ni el Rey ni el Gran Monarca poseen ningún talento de particular importancia… No, espera. Tras una consideración más profunda, eso podría no ser cierto para el Rey.”

“¿Qué quieres decir?”

Al escuchar la pregunta de Kaito, Elisabeth presionó su frente. Frunció el ceño, como si hurgara en sus recuerdos de los días que había pasado como la amada hija de Vlad.

“La destreza del Rey con las armas era considerable, y presumía que el talento mismo era su habilidad natural. Sin embargo, en este punto, las probabilidades de que eso haya sido una mentira parecen considerables.”

“¿Una mentira? ¿Quieres decir que le estaba mintiendo a sus propios camaradas?”

“Mm, precisamente.”

“Y hasta engañó a Vlad, ¿huh…? ¿El Rey realmente desconfiaba tanto de sus aliados?”

“No, su razón probablemente yace en otra parte. Acabo de decírtelo, ¿no? Le gustaba jactarse de su destreza en combate.”

Elisabeth sacudió su cabeza.

Iluminada por la luz de una lámpara, entrelazó sus dedos.

“El Rey parecía tener a Vlad, el Káiser, en alta estima. Pero siempre era el primero en burlarse del Gobernador, que poseía una habilidad adecuada para más que el asesinato. Y aunque su rango era más bajo que el de ella, despreciaba los poderes de control mental del Gran Rey también. Aunque, al final, eso resultó en que ella atacara antes que él y lo apuñalara con sus agujas.”

“Dada su personalidad, no es de extrañar que tomara ventaja de esa oportunidad.”

“Qué hombre tan lamentable… Demuestra solo cuánta credibilidad tenía el Rey en la destreza marcial. En consecuencia, probablemente simplemente se sintió avergonzado de su habilidad y la ocultó del resto. En este mundo, eso está claro.”

Kaito recordó el enorme rostro que había aparecido en la superficie de la masa. Ese probablemente había sido el Rey.

Los músculos en su rostro habían sido flojos, y la impresión que había dado había sido escuálida. Sin embargo, su complexión todavía había poseído restos de los marcados y tenaces rasgos de un guerrero.

Luego Kaito se topó con una pregunta.

“Okay, digamos que hipotéticamente, habilidad del Rey es un ataque mental. De todas las personas que golpeó, ¿por qué fue La Mules la única que cometió suicidio, entonces? No sabemos cuándo van a despertar todos los demás, pero sus pulsos y respiración siguen todas estables.”

“Mm, y las curiosidades no terminan ahí. La Mules era un sumo sacerdote, y la bendición de Dios era fuerte con ella. Además, no poseía conciencia. En consecuencia, debería haber sido increíblemente fuerte contra ataques mentales. Con todo es tomado en cuenta, entonces, ¿qué en el mundo pasó?”

Cruzando sus brazos, los dos se sumieron profundamente en el pensamiento. Sin embargo, no pudieron elaborar respuestas. Y no había nadie de quien pudieran conseguir información. Kaito ya le había preguntado a Vlad si recordaba algo relacionado al ataque del demonio.

Vlad había respondido con una risa.

“Oh, no tengo la más mínima idea. Hmm… ¿No crees que es interesante, sin embargo, venir hasta aquí solo para encontrarte enfrentando a un oponente que tiene nuevos secretos?”

Dado cuán emocionado parecía, no daba la impresión de estar mintiendo.

Kaito frunció el ceño*. Maldijo silenciosamente a Vlad, vapuleando lo por su ineptitud. Como si sintiera sus pensamientos, la piedra en su bolsillo se retorció. Ignorándola, Kaito siguió pensando.

[Nt: Aquí va es “furred his brow”, lo cual no encontré nada, así que tal vez era “furled” que sería lo que puse.]

Finalmente, Elisabeth descruzó sus brazos y soltó un pesado suspiro.

“Dada la información que tenemos, darle al asunto más pensamiento no es nada más que una pérdida de tiempo. Godot Deus tenía sus teorías también, pero enfrascarse en conjeturas es una estupidez. De una manera u otra, una cosa es segura—el demonio ha sido agujereado.”

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“Sí, gracias a La Mules.”

“Dada la oportunidad que hemos recibido, se ha decidido que voy a atacar directamente al demonio mañana en la mañana. Sin potencia de fuego a la par del de La Mules, cualquier daño que le hagamos al demonio desde el exterior fallará en seguirle el paso a su habilidad de recuperación. Y ataques de largo alcance podrían dejarnos vulnerables a correr el mismo destino de La Mules. En consecuencia, iré al debilitado Rey y Gran Monarca y atacaré sus verdaderos cuerpos directamente.”

“¡¿Qué?!”

Al escuchar la repentina declaración de Elisabeth, Kaito involuntariamente levantó su voz. Ella frunció el ceño, como si le dijera que bajara la voz. Sus pensamientos corriendo, inmediatamente la reprendió.

“¿Estás loca? ¿Qué diablos estás pensando? ¡Ni siquiera sabemos qué nos hizo el enemigo aún! Y-Y una cosa más. Dame un segundo.”

Kaito apresuradamente presionó su frente. Las palabras atacar sus verdaderos cuerpos directamente se repetían frenéticamente en su cabeza.

Una escena retorcida flotó por su cabeza.

El área alrededor de la masa está manchada de gris por millas por todas partes.

Los edificios dentro del radio invasor se habían desgastado como papel viejo, y algunos de ellos se habían transformado en figuras y materiales que desafiaban las leyes de la física— algunos cristalinos y vidriosos, otros espumosos y granulosos. La naturaleza misma del espacio había cambiado una vez pasado cierto umbral, como si hubiera sido cortado con un cuchillo.

Simplemente estaba consumiendo sus alrededores de manera diferente en lugar de corroerlos físicamente.

El mundo estaba siendo destruido… ¿Y quién sabe qué demonios está pasando ahí dentro?

La Torture Princess, Elisabeth Le Fanu, presumía absoluto poder.

Hasta entonces, había estado masacrando fácilmente los catorce demonios. Aun así, nunca había entrado en un espacio tan extraño como ese.

“Esto debería marcar la primera vez que has visto a un demonio literalmente destruir el mundo. Entrar ahí sería un suicidio, incluso para ti, ¿no es así?”





“Cierto, sabemos poco de lo que está sucediendo dentro del área de invasión aguda. Sin embargo, nuestro oponente ya ha comenzado a sanar. Una vez haya terminado, reanudará la acumulación de dolor, también. Entre más tiempo lo dejemos en paz, más víctimas reclamará, y nuestra posición empeorará.”

“¡Aun así!”

“No es como si aún estuviera en las garras de Sacrifice. En cuanto a puro absoluto se trata, tengo ventaja. Si no quieres que me enfrente a ellos ahora, ¿entonces cuándo? Y una cosa más. Recuerda, Kaito.”

Entonces Elisabeth dejó de hablar. Envió una mirada aguda en la dirección de Kaito.

Tragó por reflejo. Elisabeth comenzó a hablar de nuevo, su tono mortalmente serio.

“Cuando la batalla termine, seré quemada en la hoguera. En consecuencia, la Iglesia está en su derecho de ordenar a una cerda como yo que ponga su vida en la balanza. Sin embargo, sin duda están poco dispuestos a enviar a alguien más al área de invasión. Así que la orden que han dado es apropiada. No tengo objeciones ni quejas. Simplemente tengo intención de ganar. Eso es todo.”

Escuchando la decir eso tan sin emoción como lo hizo, Kaito apretó sus puños.

Y las verdades que el Káiser había dejado caer sobre él pesaron pesadamente en su mente también.

De repente, se encontró sin saber cómo expresar la confusión que se arremolinaba dentro de su corazón.

No puedo simplemente decirle que huya. Y tal y como están las cosas, no puedo abandonar la capital.

Además, era bien consciente de los macabros actos que había cometido la Torture Princess. Había presenciado las cicatrices que su masacre había dejado en su ciudad natal con sus propios ojos. Los crímenes deben llevar consigo castigos proporcionales.

Kaito mismo una vez había gritado que Elisabeth debía limpiar su desastre y luego descender al infierno como juró que haría.

Sin embargo, las conclusiones a las que había llegado ya no eran las mismas.

Godot Deus se fue. Y los paladines han recibido un buen golpe. Tal vez una vez todo termine…

Una idea cruzó su mente. ¿Todavía se entregaría, una vez todo esto terminara? Sin embargo, en su corazón, lo sabía.

“Habiendo vivido la cruel y altiva vida de un lobo, moriré como una cerda.”

“…Porque esa es la elección que hice.”

Sabía que Elisabeth Le Fanu no huiría.

Sin importar cuánto dolor y desesperación le aguardaba, aceptaría las consecuencias de la vida que había llevado.

Elisabeth Le Fanu se haría responsable de la horrible vida que había llevado.

Pagaría por sus pecados como la Torture Princess.

Mientras se devanaba los sesos sobre ese hecho una y otra y otra vez, Kaito se encontró en un punto muerto.

No es bueno… ¿Qué puedo hacer?

Cerrando sus ojos, desesperadamente reflexionó sobre sus ideas de nuevo. Después de pensar, pensar, y estrujarse aún más las neuronas, abrió ampliamente sus ojos.

Entonces, guiado por sus acalorados procesos de pensamiento, hizo una en verdad extraña propuesta.

“Hey, Elisabeth.”

“¿Qué?”

“Ten una cita conmigo.”

Por el resto de su vida, Kaito nunca olvidaría la cara que Elisabeth hizo en ese momento.

Gracias a su expresión, la experiencia de ser preguntado, “¿Eres un idiota?” se convirtió en algo precioso para Kaito por primera vez en su vida.

***

 

 

“¿Eres un idiota?”

“Ah, ahí está.”

Había esperado que lo rechazara. Sin embargo, el hecho de que lo esperaba no hizo que su flecha verbal pícara menos.

Sufrió una cantidad considerable de daño emocional. Inconscientemente se tambaleó hacia atrás un paso. Ante él, Elisabeth jugó ociosamente con las puntas de su cabello negro. Sorprendentemente, también parecía nerviosa.

Un momento pasó, y Elisabeth siguió, prácticamente refunfuñando. “O más bien, ¿cómo lo pongo? Fallo en entender tu intención, y creo que es algo problemático que un hombre casado está invitando a salir a alguien.”

“Estoy de acuerdo.”

“Y que ese alguien sea yo, bueno, entonces aún más problemático.”

“Todavía de acuerdo.”

“Hmm, ¿podría ser que te estés enfermando por algo? ¿El ataque del Rey te golpeó también? Será mejor que te acuestes temprano. No te sobre exijas, ¿okay?”

“Hombre, ¿qué voy a hacer? Esta es la primera vez que Elisabeth ha sido amable conmigo.”

El hecho de que estaba tan preocupada por él era algo triste de por sí.

Kaito por reflejo miró en otra dirección. Sin embargo, no podía permitirse rendirse tan fácilmente. Después de alguna manera reunir su compostura, preguntó de nuevo.

“Venga, vamos. No tenemos que llamarlo una cita. Estoy bien con lo que sea, solo quiero dar un paseo por la ciudad.”

“¿Re-Realmente eso es el tipo de cosas que uno debería proponer en horas anteriores a una batalla decisiva? Da la impresión de que has perdido tu buen juicio… ¿Estás bastante seguro de que estás bien?”

Elisabeth se levantó de la cama con gran vigor, luego presionó su palma contra la frente de Kaito. Parecía que estaba revisando para asegurarse de que no tenía fiebre. Kaito dudaba que los golems podían resfriarse, pero al parecer lo que había dicho había sido suficiente para preocuparla.

Ahora bien, ¿qué se puede hacer?

Quiero decir, seguro…tal vez he perdido mi buen juicio.

En el presente, la capital estaba siendo invadida por un demonio. No había manera de saber dónde sus subordinados podrían estar acechando.

Y Elisabeth estaba planeando dirigirse a una muerte casi segura la mañana siguiente.

Sin importar cómo se mirará, ahora no era el momento para una propuesta como la de Kaito.

Sin embargo, él también sabía que era ahora o nunca.

“Después de que mueras, mi inquisición probablemente va a terminar conmigo obteniendo la sentencia de muerte.”

Dijo Kaito. Como sospechaba, Elisabeth no dijo nada.

El hecho de que la Torture Princess iba a ser quemada en la hoguera se relacionaba estrechamente con el cruel destino que esperaba a Kaito. Tanto como su sirviente como el contratista del Káiser, era improbable que la Iglesia lo perdonara.

“Así que quiero revisar la capital mientras tengo la oportunidad.”

Kaito continuó. En realidad, los pensamientos sobre su futuro no eran la razón principal por la que estaba haciendo esta solicitud. Al mismo tiempo, sin embargo, no era como si estuviera mintiendo.

Después de todo, en su vida pasada, había muerto rodeado de moscas en la esquina de una pequeña habitación estrecha.

Él, de hecho, deseaba ver el grande y amplio mundo que le rodeaba.

Elisabeth pensó en ello por unos segundos. Pero después de abrir y cerrar su boca, soltó un pesado suspiro.

“Bien. Te acompañaré.”

“Hey, gracias.”

Asintiendo ante la respuesta de Elisabeth, Kaito extendió su mano. Alzó su palma, como si la invitara a bailar.

Entonces ella a regañadientes colocó su mano sobre la suya.

Con su todavía humana mano derecha, Kaito sujetó su pálida palma.

Y con eso, los dos dieron un paseo en la noche.

***

 

 

“¡Hyah!”

“Rayos.”

Ante los ojos de Kaito, Elisabeth abrió la puerta de la casa de empeños de una patada.

Su falda carmesí se ondeó mientras corría bajando la corta escalera. Bañada en la pálida luz de la luna, dio un pequeño salto antes de aterrizar con ambos pies juntos.

Aterrizando magníficamente en el pavimento de piedra, Elisabeth miró por encima de su hombro hacia Kaito.

“¡¿Qué te parece, Kaito?! ¡Lo he hecho una vez más! ¡Tiembla en reverencia mientras me alabas!”

“Sí, sí. Puntos completos.”

La respuesta de Kaito prácticamente fue monótona.

Elisabeth colocó sus manos en sus caderas descontenta.

Estaba envuelta en un vestido carmesí, uno mucho más respetable que su traje bondage usual, con cuello alto llegando hasta su garganta. Era un artículo elegante de clase alta. Sin embargo, cuando dio otro giro, sus inmaculados omóplatos se asomaron desde detrás de la osadamente desnuda espalda del vestido.

El interior de su falda era todo adornos, y se extendían como los pétalos de una rosa. Ella se detuvo en su lugar, y regresaron a su posición original.

Presionando su palma contra su pecho, Elisabeth hizo un puchero.

“¡Ahora escucha, tú! ¡Muestra más entusiasmo cuando me alabas! ¡Fuiste el que me dijo que me cambiara!”

“Quiero decir, no puedo negar eso, pero…”

“¡Heh-heh, es un hallazgo bastante espléndido, para una casa de empeños que seleccionamos al azar! A diferencia de ti, que pareces sórdido independiente de con qué te vistas, ¡es llamativo y extravagante! ¿No lo dirías?”

El sombrero de plumas de moda de Elisabeth comenzó a colgar. Mientras lo arreglaba, hinchó su pecho con orgullo.

Mirándola desde la cabeza a los pies, Kaito cruzó sus brazos con un audible “hmm.”

“Se ve algo lindo.”

“¿Verdad? Entonces deberías ser más verboso en tus alabanzas. ¡Eres un impertinente, para un sirviente!”

“Quiero decir… Hay una razón por la que te dije que te cambiaras, sabes. Si estuvieras usando tu traje de Torture Princess mientras estamos deambulando por ahí, encontrarse con alguien podría terminar mal.”

“Mm, nos encontramos de acuerdo en ese punto. Es por eso que estuve acepté cambiarme.”

“Pero cuando piensas en ello, lo que estamos haciendo realmente es solo saqueo. ¿Vamos a estar bien contigo eligiendo algo tan llamativo?”

“¡No llames a la gente saqueadora! ¡Qué hombre tan egocéntrico eres!”

Elisabeth gruñó enojada. A pesar de lo que ella dijo, sin embargo, Kaito había sido pillado por sorpresa completamente por cuán llamativo el traje que ella había elegido era. No había sabido sus gustos eran así.

Hombre, ¿cómo vamos a explicar esto si nos encontramos con algún paladín? Se preguntó Kaito, preocupado. Elisabeth, por otro lado, dudó por un momento—sin duda decidiendo si convocar un dispositivo de tortura o no—antes de bufar. Golpeó su tacón contra el suelo para instarlo.

“¿Bueno? ¿Qué tenías intención de hacer desde aquí?”

“¿Huh?”

“No me ‘huh’. Tendré tu cabeza.”

Presionando su frente, Elisabeth respiró profundamente, luego exhaló.

Ajustando el ángulo de su sombrero una vez más, levantó sus labios en un puchero.

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“Esta situación en conjuntos es ridícula más allá de lo creíble, pero habiendo dicho que te acompañaría, he aceptado mi destino. Regocíjate. No sé qué sea esto, sea una cita o lo que sea, ¡pero tengo la intención de acompañarte al lugar de tu elección! Sé honrado por mi caridad. Ahora, ¿a dónde quieres ir?”

“Bueno, cuando lo pones de esa manera, supongo que no hay realmente un lugar en particular.”

“¿Sólo quién crees que eres? ¡Tendré tu cabeza!”

Elisabeth le gritó, furiosa. Lo que sea que ella tenía para decir, sin embargo, el hecho era que Kaito no sabía casi nada sobre la capital. Y incluso en su vida pasada, nunca había tenido la oportunidad de simplemente salir a caminar por una ciudad.

Decirle a una persona así que imagine algún lugar al que quisiera ir era pedir un poco mucho.

“Verás, la cosa es…”

Kaito transmitió esos hechos francamente a Elisabeth. Murmurando su asentimiento, se enfurruño mientras asentía.

Finalmente, sus hombros se desplomaron con abatimiento.

“Bueno, tu vida pasada siendo lo que fue, supongo que puedo tomar tus atenuantes circunstancias en cuenta. Pero escúchame, tú…”

“Sí, ma’am.”

“Invitar a alguien a alguien a una cita así… Incluso yo, la Torture Princess, encuentro eso un poco cuestionable.”

“Estoy de acuerdo contigo completamente. No tengo nada que decir en mi defensa.”

“Dado tu lamentable estado, esa esposa tuya es propensa a dejarte.”

“Hina no haría eso.”


“En verdad, debo estar de acuerdo.”

“Tengo una esposa asombrosa, ¿no es así?”

“Mm, y una completamente desperdiciada contigo, además.”

“Hombre, eso duele. De todos modos… ¿qué hay de ti? ¿Tienes algún lugar que quieras visitar?”

“Un lugar que quiera visitar, ¿hmm?”

Elisabeth cruzó sus brazos mientras reflexionaba esto.

Mientras lo hacía, la pluma cayendo de su sombrero crujió y cayó directamente delante de su rostro. Con fingida compostura, la rozó. Pero simplemente crujió en su dirección una vez más.

Crujido, crujido, crujido. Después de batallar con la pluma, Elisabeth finalmente agarró el borde de su sombrero con toda su fuerza.

“¡Largo, cosa molesta!”

“¡Ahora lo has hecho!”

Elisabeth arrojó el sombrero alto en el aire como un Frisbee. Giró y giró mientras caía. Luego aterrizó precisamente sobre la cabeza de Kaito. Quizás eso era a lo que había estado apuntando.

Nervioso, Kaito levantó el sombrero. Su pluma caída crujió mientras caía delante de él.

En el lado contrario de la pluma, Elisabeth estaba sonriendo.

Sus blancos dientes brillaron mientras hacía su inocente declaración.

“¡Muy bien! ¡Entonces vaguemos por el mercado!”

***

 

 

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Sin embargo, el distrito mercantil había sido consumido por la masa de carne hace mucho.

No tenían manera de vagar por el mercado principal. Y si no tenían cuidado y se acercaban demasiado a la masa, podrían inconscientemente terminar iniciando la batalla final. Hacer eso sería una idiotez más allá de lo creíble. Sin embargo, de acuerdo a Elisabeth, el corazón de la capital yace en otra parte, lo cual significaba que no tenían ningún problema.

“Aunque es superior en escala, el mercado que la masa usa aquí es fundamentalmente bastante similar al que visitamos mientras estábamos en el territorio del Conde. Hay poca novedad allí. Como una cortesía especial, te guiaré y permitiré probar todas las maravillas que esta ciudad y este mundo tienen para ofrecer.”

Su narración rebosante de confianza, Elisabeth caminó con pasos largos rápidamente por los distritos residenciales, avanzando en la dirección opuesta de la ubicación de lo que solía ser el mercado. Kaito obedientemente la siguió.

Con el tiempo, los dos llegaron a una sección particularmente deteriorada de la ciudad, cerca a las puertas del castillo.

Mientras caminaba junto a Elisabeth, Kaito inspeccionó sus alrededores.

El camino alrededor de ellos era sorprendentemente estrecho. Incluso el camino principal lucía como algún tipo de callejón trasero. Edificios sin adornos, de aspecto artificial, en forma de caja estaban comprimidos a lo largo de ambos lados de la calle. Aun en ese momento, en la noche, Kaito podía decir cuán incoloro era el sector. U daba la impresión de que las hileras de edificios habían sido construidas intencionalmente para lucir sombrías. Era muy diferente del paisaje urbano que habían visto en el resto de la ciudad.

Ladeando su cabeza confundido ante el ambiente extraño, Kaito se dio cuenta de que algo más parecía fuera de lugar.

“Hey, Elisabeth, ¿por qué esos edificios no tienen entradas? ¿Cómo se supone que las personas entren y salgan?”

“Hmm, como pensé, todavía no puedes encontrarlo por tu cuenta. Bien, en cuanto a artes mágicas se trata, eres un amateur entre amateurs. No eres más que un pelo mejor que un profano*. Es sólo natural.”

[Nt: Alguien no especialista en el tema.]

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Mientras se burlaba casualmente de Kaito, Elisabeth se detuvo delante de un edificio.

Presionando su dedo contra una sección particular de su muro, soltó algo de maná. Empujadas hacia atrás por una espiral de oscuridad y carmesí, ciertas rocas retumbaron y se hundieron en el muro. En la distancia, el sonido de varios mecanismos moviéndose y encajando juntos sonó.

Con un pesado ruido de raspado, el muro se abrió. Elisabeth se rio orgullosamente mientras entraba rápidamente. Murmurando que él había subestimado el sector, Kaito la siguió.

“¡Wh-whoa!”

En el momento en que dio un paso dentro, Kaito soltó un grito de asombro.

La habitación ante él dejó totalmente claro lo que Elisabeth había querido decir con “todas las maravillas que esta ciudad y este mundo tienen para ofrecer.”

“Wow, eso es una sorpresa. Es todo un espectáculo.”


“¿Verdad? Sé agradecido de que te traje.”

Elisabeth hinchó su pecho. Kaito movió su cabeza arriba y abajo con seriedad.

Los muros de la habitación estaban emitiendo luz color arco iris. Daba la impresión de que habían entrado en una enorme caracola. El material del que estaba hecho era extrañamente flexible, hinchándose de maneras que la manufactura humana podría posiblemente haber producido. Las partes que sobresalía naturalmente estaban siendo usadas como repisas, y estaban adornadas con un surtido de huesos.

Enviando su mirada sobre cada uno de ellos uno por uno, Elisabeth se dio cuenta de uno en particular.

“Los comerciantes tomaron la mayoría de ellos con ellos cuando huyeron. Pero algunos artículos aún quedan. Mira aquí, Kaito.”

“Hmm, ¿qué es?”

Elisabeth levantó una cadena colgando de la caja toráxica de una lagartija. Parecía que los huesos estaban siendo usados para mostrar la mercancía.

Colgando del delicado lazo plateado estaba una pequeña y tapada botella con pétalos de flor suspendidos dentro de ella.

“Sólo durará por nada más que un momento. Ten cuidado de no perderla.”

Con eso, Elisabeth sostuvo la botella debajo de la nariz de Kaito y la descorcho. Pétalos de flor se mezclaron con el viento que volaba en su rostro. Por un segundo, olió un suave aroma y sintió el calor del aire iluminado por la luz del sol.

“Hombre, no hay forma de que alguien hiciera esto… ¿Eso fue briza de primavera?”

“¡En efecto, lo fue! ¡Buena nariz! Justo como dijiste, sellado dentro de esta botella está aire del apogeo de primavera.”

“Wow, eso es algo genial.”

El calor natural rápidamente se desvaneció. Sin embargo, los pétalos se quedaron, bailando por el aire en un suave remolino.

Kaito le dio un golpecito. El remolino se inclinó a la izquierda y la derecha como si intentara esquivar su dedo antes de volver a la botella por su cuenta. Elisabeth aseguró nuevamente el tapón firmemente.

“Está previsto como un souvenir para los nobles que vienen acompañados por sus asistentes magos. Aunque son más caros que tu baratija diaria, no son particularmente útiles, así que son más baratos que la mayoría de los otros objetos mágicos. Probablemente sea la razón por la que los comerciantes lo dejaron atrás. También, hay… ¿Oh? Me había olvidado de esto.”

“¿Qué?”

“Intenta sostenerlo.”

Elisabeth sacó un tazón azul de la boca de un cráneo de lobo.

Kaito la tomó de ella. El tazón no había sido acristalado para conseguir su color; había hecho de algún tipo de material naturalmente azul. Pero, aunque se veía como una joya ahuecada, era extrañamente ligera.

Mientras lo sostenía en sus palmas, Kaito poco a poco comenzó a sentir una sensación familiar.

No lo había sabido en ese entonces, pero los dispositivos mágicos llevaban vacío y hambre dentro de ellos.

Con su bestial mano izquierda, llenó el tazón con el maná que tanto anhelaba.

“—La (overflow).”

Mientras susurraba, el agua comenzó a salir a borbotones del tazón. Como a cambio, un lazo alrededor de su interior se desmoronó. Al parecer, había un límite en cuántas veces podía usarse. Sin embargo, sería más que suficiente para un viaje corto.

Kaito soltó un suspiro profundamente impresionado.

“Diablos, eso es útil. Cargar agua es un dolor.”

“A diferencia del castillo de Vlad, aquí no se encuentran herramientas mágicas completamente desarrolladas. En particular, mercancía orientada a combates son difíciles de producir sin conocimiento de magia negra. Sin embargo, todavía puedes obtener baratijas de este calibre en la capital. Y eso no es todo.”

Elisabeth le quitó el tazón a Kaito y se bebió de un trago el agua. Luego, una vez estaba vacío, lo colocó de nuevo en la mandíbula del lobo.

Su vestido carmesí se ondeó cuando se giró sobre su talón.

Embelesado, Kaito miró fijamente las curvas de su desnuda y blanca espalda.

Mirando hacia atrás por encima de su hombro, Elisabeth sonrió pícaramente.

“Aférrate a tu sombrero. No has visto lo que la última Mage’s Row* tiene para ofrecer.”

[Nt: Fila/Hilera de Magos.]

Elisabeth ciertamente no estaba mintiendo.

Con cada edificio al que lo llevaba, se encontraba fascinado una y otra vez.

***

 

 

Después de la tienda de curiosidades mágicas, visitaron varios otros lugares.

Aves mágicas hechas de resortes y clavos, tornillos y engranajes, y ámbar y hierro.

Medicinas, antídotos, y venenos almacenados en cerámicas multicolores.

Joyas procesadas en formas insondables.

Pasaron un tiempo particularmente largo comprometidos en un desafío en la tienda de hierbas.

“¿Cómo está, Kaito? ¿Delicioso?”

“Yo…yo siento que es super sabroso, pero al mismo tiempo, es de alguna manera super desagradable.”

Kaito dio su respuesta mientras mordisqueaba su sándwich. Era pollo ahumado en pan de germen de trigo, y tenía algún tipo de pasta verde azulada inidentificable untada en él.

Había una receta pegada en el mudo de la tienda, con el título ‘¡Hierbas Medicinales Que Puedes Comenzar A Usar Hoy!’ Elisabeth había dicho que quería probarlo, y habían asaltado la cocina para crearlo. A pesar de ser su idea, sin embargo, se había negado a probarlo, así que ese rol había recaído en Kaito.

Isekai Goumon Hime Volumen 3 Capitulo 4 Parte 1 Novela Ligera

 

El resultado de eso había sido la insípida respuesta que él había dado recién.

Insatisfecha, Elisabeth frunció el ceño.

“¿Qué en nombre del cielo significa que es tanto sabroso como desagradable? Eso tiene poco sentido.”

“No tengo mucho sentido del gusto, así que es difícil para mí explicarlo. Podrías simplemente darle una mordida, sabes.”

“Muy bien. Ahhh.”

“Aquí viene.”

Kaito extendió el sándwich, y Elisabeth, habiendo perdido a su curiosidad, comió de su mano. Kaito se impresionó ante cuán vigorosamente había ido a por ello.

Después de masticar por un rato, Elisabeth tragó con absoluto abatimiento.

“…La acidez es bastante estimulante. Y el sabor es suave y rico. Juzgados solos, sus atributos individuales son bastante decentes, pero tomado en conjunto, son completamente desastrosos. En conjunto con la sequedad del pan y el pollo, la experiencia es bastante decepcionante.”

“Diablos, tus críticas de comida son precisas.”

“Hmm, ¿cometí un error con la receta? Sabía cómo algo que tú podrías cocinar.”

“Te burlas de mí tan despreocupadamente.”

“De todos modos, esta cosa está más allá de mi comprensión. Pero si se usa correctamente, siento como si pudiera traer nuevos horizontes culinarios sobre nosotros.”


Elisabeth se sentó en el viejo mostrador de madera. Cruzando sus piernas con gracia, robó la botella abierta.

Al escuchar sus palabras, Kaito asintió.”

“Si llevamos esa botella con Hina, apuesto a que podría hacer algo interesante con ella.”

“Mm, añadámoslo a los otros souvenirs.”

“Entendido.”

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