Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 2

Capitulo 7: Un Mago Nace

 

 

“Mierda, cierto. Tuve esta idea, ya ves— ¿Me escucharás? Puedo solo darle al Káiser mi dolor. Si hago eso, debería capaz de concederle dolor de un humano sin tener que lastimar a otros.”

Esa fue la respuesta que Kaito había dado cuando Vlad le preguntó cómo planeaba pelear con el Gran Rey sin tomar algo de otros.


La magia negra estaba acompañada del dolor, y el poder los demonios lo demandaba. Y el cuerpo de Kaito estaba acostumbrado al dolor.

Esos fueron los tres puntos de los que había sacado su conclusión.

Era un método que no estaba disponible para Elisabeth Le Fanu, la Torture Princess. No tenía un contrato con un demonio. La carne de demonio había propagado sus raíces a través de todo sus huesos y tendones, y ella generaba maná dentro de su propio cuerpo. En el caso de Elisabeth, la autolesión no haría nada más que causarle dolor; no sería capaz de aceptar algo de los demás y todavía ofrecerlo como sufrimiento humano. Sin embargo, aunque Kaito tenía un contrato con el Káiser, los dos no se habían fusionado por completo, así que el método estaba disponibles para él.

Aún así, como Vlad había dicho, era un plan completamente carente de cordura.

Asumir el dolor de miles de personas era un procedimiento sensato. El shock causaría un paro cardiaco en la mayoría de las personas, lo cual llevaría a una caída en la presión arterial, una rápida pérdida de la conciencia, y probablemente la muerte. Sin embargo, Kaito era inmortal. Su alma estaba alojada en una muñeca del diseño de Elisabeth,

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Siempre y cuando su sangre no saliera de su cuerpo, volvería a la vida tantas veces como necesitara. Como resultado, había sido capaz de continuamente proveerle dolor al Káiser.

En ese momento, se convirtió en un asunto de si su alma podría soportar la agonía o no.

Y Kaito Sena estaba bien acostumbrado al dolor. Había colocado su mano en la puerta que Elisabeth nunca le habría dicho que abriera y entonces con valentía la abrió.

El Káiser había llamado a Kaito “Acumulación del Dolor de Diecisiete Años…”

…y lo alabó como un demente.

***

 

 

Kaito estaba en el campo de batalla, su bestial brazo levantado directamente hacia delante. El poco favorecedor uniforme de mayordomo que había estado llevando hasta entonces había sido reemplazado por completo con un traje militar que se veía como en casa en el campo de batalla.

Sombras se arremolinaban alrededor de su brazo bestial, la prueba de su contrato con el Káiser. Atrapó las llamas como si las acariciara y luego se las tragó todas. Todavía sin extremidades, tenues lágrimas brotaron en los ojos de Hina mientras lo miraba. “…Amo Kaito.”

“Lamento que terminaras así… Es todo mi culpa.”

Kaito se arrodilló al suelo. Entonces sostuvo a la recién reducida Hina en sus brazos, sosteniendola contra el pecho como si fuera algo precioso para él. Suavemente presionó su rostro contra su encantador cabello plateado. Ella cerró sus ojos y luego frotó su mejilla contra la de él.

Después de recibir su aroma, lágrimas comenzaron a fluir a raudales por sus mejillas.

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“Oh, Amo Kaito…puedo oler tu aroma, puedo sentir tu calor. Te lo ruego, no te disculpes. Ser capaz de verte de nuevo no me trae más que absoluta alegría.”

“En serio, en serio lo siento. Hasta el último minuto, no sabía si lo lograría a tiempo…así que sin importar cuánto quería hacerlo, no podía hacer ninguna promesa.”

Kaito habló suavemente. ¿Su método siquiera serviría? ¿Acumularía el dolor suficiente para permitirle al Káiser usar la cantidad de poder necesario?

Hasta que lo probó, había sido imposible para él predecirlo.

La cantidad que había recolectado de torturarse a sí mismo de manera decidida—lo cual en realidad había hecho mientras esperaba a que el Gran Rey apareciera—era muy diferente de lo que se podía obtener cosechando el sufrimiento de muchos enemigos a la vez.

Hina blandiendo el hacha capaz de enviar dolor a Kaito y peleando contra mil enemigos había sido indispensable para su plan. Pero había tenido que apostar a si sería capaz de salvarla exitosamente o no.

Por consiguiente, cuando le había pedido que lo ayudara, “¿Podrías morir por mí?” había sido la única cosa que había logrado decir. No había sido capaz de darle ninguna excusa torpe o promesas optimista sobre sus posibilidades.

Aún así, ella había asentido con la cabeza en acuerdo.

Como resultado, había apilado las fichas de Hina sobre las suyas propias, deslizado por la mesa, y por último salido victorioso en su loca apuesta.

Kaito levantó su mano izquierda, repleta de energía demoníaca, fijó su mirada en el Gran Marqués. Hina, estando envuelta en su otro brazo, expulsó su voz a través de sus jadeos.

“Amo Kaito…¿te fusionaste con un demonio? ¿Con el Káiser?”

“Nope. Pero como no tenía suficiente maná para siquiera hacer un contrato, tuve que renunciar a la carne y sangre en mi brazo izquierdo, dejando la carne del demonio en su lugar. Ya que la sangre corriendo por mi sigue siendo la de Elisabeth, puedo sacar más del maná dentro de ella que antes. Y otra cosa más.”

En ese momento, Kaito dejó de hablar.

El Gran Marqués había hecho su movimiento. Con el fin de llevar a cabo la orden del Gran Rey, intentó eliminar al intruso—Kaito. El hombre, todavía vestido con ropa negra cilíndrica, se balanceo por el aire con el pico de la máscara de cuervo cubriendo su bien abierto rostro. Intentó arrojar aún más llamas.

Kaito observó con calma al Gran Marqués. La cantidad de maná a disposición del Gran Marqués estaba mucho más allá de lo que Kaito ganó.

Puede que haya recogido todo ese dolor, pero todavía no tengo suficiente poder.

No había manera de que pudiera alcanzar las altas alturas sobre las que estaba Elisabeth, y estaba muy lejos de igualar al Gran Marqués también. Sin embargo, había dos hechos que estaba a su favor.

El primero era que el Gran Marqués todavía estaba en su forma humana.

El Gran Rey podría no haber querido que algo tan espantoso le sirviera, pero en todo caso, el Gran Marqués aún no ha revelado su forma completamente fusionada. Está operando a máximo poder.

Si quería ganar, ahora era su oportunidad. Kaito chasqueó sus dedos.

Oscuridad y llamas cerúleas se arremolinaron, reuniendo cadáveres de subordinados esparcidos alrededor de él y amontonándose como si usara un imán. Sus extremidades se rompieron y doblaron mientras formaban una torre gigante.

Era una técnica que estaba modelando en base a una que la nigromante Marianne había usado una vez.

Entonces dio su orden.

“La (become).”

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Cuando lo hizo, el Gran Marqués soltó su flama. La carne de los cadáveres amontonados se quemó en un instante. Sin embargo, sus huesos y fluidos corporales habían sido fortalecidos por magia, endureciendose como el vidrio templado y repeliendo las llamas. Llamas adicionales se arremolinaron dentro de la boca del Gran Marqués mientras intentaba seguir su ataque. Sin embargo, antes de que pudiera, las llamas desaparecieron.

“…¿Funcionó?”

Chasqueando sus dedos, Kaito dejó que su barrera defensiva de huesos se derrumbara.

Después de confirmar lo que había pasado, sus labios se curvaron en una malvada sonrisa.

El cuello del Gran Marqués estaba roto horizontalmente. Sangre chorreaba de su desgarrada arteria carótida con cada latido. Un enorme sabueso estaba descansando su pierna ligeramente sobre la nuca de su cuello, como si estuviera reteniendo un juguete.

El perro negro, cuyos ojos ardían con el fuego del infierno y que había atacado al Gran Marqués por detrás, sonrió mientras mordía su cuerpo de la cabeza hacia abajo. El Káiser había lanzado casualmente al Káiser en el aire y atrapado en su boca. Como si estuviera comiendo un refrigerio, el Káiser masticó el cuerpo del Gran Marqués.

Kaito finalmente listó la “otra cosa más” que había mencionado antes. “Como Vlad, puedo recurrir al Káiser por ayuda.”

“¿El Ká…ser? ¿Por qué el Káiser está aquí…? ¡Maldito seas, Vlad! Vlad, ¿estás escuchando? No…deberías estar muerto. ¡Pero esta situación! Seguramente debes haber hecho una copia de tu alma o algo, ¿no? Oh, esto es terrible… ¡¿Qué demonios has hecho?!”

El Gran Rey estaba gritando. El hecho de que había sospechado inmediatamente de Vlad, a pesar del hecho de que estaba muerto, demostró sólo cuán bien conocía a su viejo amigo. En respuesta a sus gritos, Kaito sacó la piedra cristalina de su bolsillo.

…¿Planea salir?

Mientras se preguntaba, Kaito pasó energía mágica a por la piedra. Al momento siguiente, plumas negras y pétalos de rosa cerúleos se arremolinaron, y un fantasma aristocrático apareció despreocupadamente.

Cuando se puso grandiosamente de pie sobre el campo de batalla, dio un ligero encogimiento de hombros.

“Bueno, bueno, ha pasado un tiempo, Gran Rey. He estado escuchando bastante sobre ti. Has estado un poco desenfrenada, ¿no es así? Es bueno ver que te va bien.”

“¿Eso…eso es todo lo que tienes que decir?”

“¿Hmm? Ese fue un saludo bastante convencional, ¿no?”

“¡¿Qué crees que estás haciendo, Vlad?! ¡¿Permitiendo que el sirviente de Elisabeth forme un contrato con el Káiser?! ¡Gracias a ti, los demonios están luchando contra otros demonios! ¡Te has vuelto loco!”

“Bueno, esto es una sorpresa. Preferiría no pensar que alguien que hizo un contrato con un demonio posiblemente podría ser considerado cuerdo.”

Vlad acarició su barbilla en contemplación. El Gran Rey agarró su abanico roto aún más fuerte mientras sus labios temblaban en odio. Viendo su desvergonzada indignación, Vlad asintió una vez con la cabeza y fuertemente juntó sus manos.

“¡Aunque parece que estás bastante disgustada, te pido que pases por alto esto! Después de todo, actualmente me encuentro sellado dentro de una piedra, nada más que una lamentable réplica de un alma—ciertamente, una versión inferior de lo que una vez fui ‘yo’. Dada mi situación actual, odio más que nunca renunciar a las fuentes de entretenimiento.”

“Aún así, tú—despreciable—¿quieres decir que me estás traicionando?”

“Traición es una manera tan grosera de ponerlo, pensaría yo. Cuando estaba vivo, puse mucho pensamiento en el futuro—y por supuesto, en ti como parte de eso—mientras comandaba los demonios. Sin embargo, te negaste a rescatarme, en lugar elegiste vivir libremente y valorarte a ti misma por encima de todo. Creo que la mayoría describiría eso como terminar nuestra amistad. ¡Y más poder para ti! Las personas deberían vivir sus propias vidas. Yo morí, tú viviste, y elegiste usar a nuestros camaradas para tu propios fines. Y era tu derecho hacerlo como tal. Pero que lo hagas y luego me acuses de traición por simplemente vivir como considero conveniente es bastante molesto.”

“¡Abominación, ¿esa es tu lógica?!”

“Quiero decir, ¡simplemente mira al chico!”

Después de haber expuesto cuidadosamente su razonamiento sinvergüenza, Vlad de repente señaló a Kaito.

Luego comenzó a alardear, como un criador que había acabado de encontrar un buen cachorro. Su expresión parecía prácticamente inocente.

“Si Kaito Sena desciende al mal, eso sería espléndido—sin duda se convertirá en mi sucesor. Sin embargo, si lleva a cabo su obstinación, entonces mi inversión habrá sido en vano. Es una apuesta del todo o nada. Nunca fui gran apostador en la vida, pero esta es una diversión graciosamente sin sentido. Si termina siendo una víctima o dos o varias a lo largo del camino, entonces que así sea. Complacerse y robar están en el núcleo de la filosofía de un demonio, ¿no es así?”

“¿Planeas robarme a mí, también, entonces?”

“Perforaste a tus propios camaradas con tus agujas cuando podrías simplemente haberte hecho cargo en mi lugar y unificarlos. ¿No crees que es extraño, entonces, que desees tan fervientemente no ser traicionada? Y no es como si tuviera intención de traicionarte—como una nota extra, ¿te digo mis verdaderos sentimientos sobre el tema?”

Vlad miró al Gran Rey con ojos llenos de afecto. Cuando habló, la camaradería en su voz era probablemente la misma que había sido en los días que habían dado ánimos en tiempos de caos.

“Me encantaría si dejaras tu aflicción y murieras satisfecha por mí.”

“Oh, soy bien consciente… Oh sí, lo sabía, Vlad; ¡siempre lo supe! ¡Conocía ese tipo de hombre que eras! Así es… ¡Desde entonces, no ha habido ni una sola persona digna de mi confianza…! Oh, mi pobre y feo jardinero…”

Las palabras salieron disparadas de la boca del Gran Rey. Profundo odio y una complicada tristeza cruzaron su rostros.

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“…¿Por qué tuviste que morir teme*?”

[Nt: No sé si se entiende, pero basicamente es decir “abandonarme al morir”.] Su labio tembló un poco.

Con el Gran Marqués y el Marqués habiendo conocido sus prematuros finales, el Gran Rey estaba sin piezas con las que jugar. No tenía demonios restantes a los que pudiera forzar a escupir su corazón.

Desde su perspectiva, aunque el oponente ante ella era un enemigo de clase mucho menor que la suya, él estaba dotado con el Káiser, cuyas habilidades normalmente serían mucho más grandes que las de ella. Sin embargo, su expresión de repente dio un giro de 180 grados.

Se rió orgullosamente y luego agarró el cuello de su vestido con ambas manos. “Bien, entonces—el bien, el mal, es todo lo mismo.”

Entonces el Gran Rey bajó su vestido escarlata. Sus generosos pechos se salieron. Mientras sus subordinados sobrevivientes comenzaban a levantar sus voces en entusiasmo, reveló su amplio pecho. Sin embargo, su carne comenzó a hacer un horrible ruido chirriante, a derrumbarse, y disolverse.

Su cuerpo desnudo, el cual lucía como el de una diosa o una personificación de la belleza, se estaba descomponiendo.

Su piel se pudrió, su carne se peló en pedazos, y sus costillas quedaron expuestas. Su atroz transformación se extendió. Desde dentro del marco de su vestido de miriñaque, sus piernas rápidamente se volvieron delgadas y esqueléticas también.

Mientras mudaba su indecorosa carne, lo que quedaba de los labios del Gran Rey se enroscaron en una dulce sonrisa.

“No cuanto me entretenga, viva mis días, y muera— eso es todo lo que hay en el mundo. Eso es todo lo que hay para mí. Como tal, sonreiré hasta el final. Oh, ¿y chico amante? No te equivoques…”

Por primera vez, el Gran Rey giró su vista hacia Kaito. Sus ojos escarlata lo atravesaron. Sus mejillas seguían deteriorándose, y sus suaves labios se habían partido verticalmente y estaban goteando.

Pero aunque sólo quedaba su cráneo, su voz gritaba desde algún lugar e hizo su declaración.

“…Puede que te hayas convertido en un hombre decente, pero el hecho es que tengo la ventaja.”

Se rio. A esta altura, su mitad superior era completamente esquelética. De repente, su vestido escarlata comenzó a expandirse. Su esqueleto y la tela crecieron en sincronía. Sus anillos salieron disparados, y aplastó ruidosamente su palanquín.

Unos de sus subordinados quedaron atrapados debajos de él y fueron aplastados hasta la muerte. Sus gritos fueron eufóricos. Los subordinados sobrevivientes cayeron a sus rodillas y se postraron.

Lo que quedaba era un enorme esqueleto llevando una ondeante falda carmesí, su marco reminiscente a una pajarera asomándose.

Su forma era grotesca, pero de alguna manera, mantuvo su elegancia.

Mientras soltaba un aura que llevaría al miedo a cualquiera que la viera, sus dientes repiquetearon y retumbaron.

“Ahora, chico amante, regocíjate. Yo, Fiore, el Gran Rey, he abandonado mi inigualable, mundialmente famosa belleza con el fin de enfrentarte.”

El esqueleto dio una refinada inclinación mientras hacía su declaración. Aún sosteniendo a Hina, todo el cuerpo de Kaito se tensó. Vlad, que estaba de pie junto a él, se encogió de hombros y habló con un tono exasperado.

“Abandonado su belleza, ¿eh…? Ahora mira, esto es lo que hace a las mujeres tan problemáticas.”

“Sabes, Vlad… Estoy bastante seguro de que esto pasó porque te pusiste a joderla.”

“Ha-ha-ha-ha-ha, Dios no lo quiera. Esto estaba destinado a pasar tarde o temprano.

¿Y qué planeas hacer? El poder del Gran Rey es el control mental. En una batalla uno a uno, su poder está muy por debajo del del Káiser. Sin embargo, ese sólo era el caso cuando yo era su amo. Contigo al mando, el Káiser es con justicia claramente inferior—oh, cuidado ahí.”

“Cesa tus falsedades—¿dices que perdería ante ese tonta?”

Los dientes del perro negro atacaron la espalda de Vlad una vez más. Ignorando su pequeña rutina de comedia, Kaito suavemente colocó a Hina en el suelo. Antes de que ella pudiera decir algo, chasqueó sus dedos.

Los huesos fortalecidos de antes bailaron y luego formaron un hemisferio protector alrededor de ella. Hina frenéticamente le llamó:

“Amo Kaito, aún puedo—”

Su voz se debilitó a un murmullo mientras era encerrada en el hueso. Después de enviar una prolongada y afectuosa mirada hacia el muro de hueso, Kaito torció sus ojos libre.

Sacudiendo su cabeza, Vlad siguió hablando.

“Ahora bien, ¿le ponemos un fin a las tonterías y nos ponemos serios por un momento? La única que podría esperar derrotar al Gran Rey en ese estado sería Elisabeth, si estuviera liberada de Sacrifice…así que parece que me queda poco por lograr aquí. La mejor de las suertes. Ve y dalo todo.”

“Espera, ¿simplemente vas a irritarla y luego irte?”

Negándose a responder a la exasperada pregunta de Kaito, Vlad se transformó en plumas negras y pétalos de flor y se desvaneció. El Gran Rey hinchó su pecho y abrió bien sus brazos.

Kaito chasqueó sus dedos. Abruptamente, la hoja del verdugo que decapitó al Marqués voló por el aire. Se dividió en cuatro y luego se extendió alrededor de Kaito.

Kaito cuidadosamente las detuvo y le dio sus órdenes al Káiser.

“Lo siento, pero voy a tener que dedicar toda mi atención a protegerme. Deberías concentrarte en romper su columna. Si no podemos romper su postura, estamos condenados.”

“Ahora bien—ansío ver si puedes defenderte contra sus ataques o no, chico.

Cuidado con las agujas. Si perfora tu cuello, te comeré yo mismo.”

Con un “geh-heh-heh,” el Káiser dejó atrás una risa humana mientras corría por el suelo.

El Káiser entonces dio vueltas alrededor de la espalda del Gran Rey y saltó. Sin embargo, la tela de su vestido de miriñaque de repente se movió y tomó la forma de una mujer humana. Entonces, como un shadowgraph* o un show de títeres, atacó al Káiser.

[Nt: Es un método óptico que revela desuniformidades en medios transparentes como el aire, agua, o vidrio.]

Dio un giro brusco para evitar que la tela se enroscara alrededor de él y luego tranquilamente enterró sus garras en la cortina escarlata. Pero incluso después de ser triturado, simplemente tomó una nueva y delgada forma humana.

“¡Hora del caos! ¡Hora de jugar!”

Mientras lo hacía, el cuerpo principal del Gran Rey balanceo sus brazos. Sus afilados dedos se le fueron encima a Kaito.

Kaito chasqueó sus dedos una segunda vez y luego una tercer. Como si fueran impulsados por hilos invisibles, las cuchillas del hacha del verdugo se deslizaron hacia delante y ruidosamente repelaron los cinco dedos cortantes del Gran Rey.

Sonaba como una pelea de espadas, y el ruido hacía eco por el campo de batalla.

Como si estuviera tocando el teclado, Kaito se concentró atentamente en regresar los increíblemente rápidos pero elegantes ataques de los dedos. Repelió un dedo volando hacia su brazo derecho, bloqueó un ataque de por encima de la cabeza, y desvió un dedo que se había dado la vuelta detrás de él. Al mismo tiempo, tuvo que desviar de un golpe las delgadas agujas que estaban apuntando a la nuca de su cuello con su bestial brazo derecho. Sin embargo, al final del día, Kaito no era más que un humano.

Si se le preguntara, diría que estaba llevando a cabo su defensa solamente con obstinación. Su nivel de experiencia de batalla era abrumadoramente insuficiente.

Viendo que Kaito ya estaba en su límite, el Gran Rey abrió ampliamente su boca. Sus dientes salieron volando y luego explotaron a los pies de Kaito. Su pierna derecha fue mandada a volar. Sin embargo, oscuridad y pétalos cerúleos se arremolinaron y reacomodaron antes de que pudiera perder demasiada sangre. Mientras lo hacían, el Káiser lo agarró por el cuello en sus mandíbulas y saltó.

“¡—!”

“¡No permitiré que mueras de una manera tan desgarbada como esa! ¡Tonto! ¡Morir ante alguien tan inferior como el Gran Rey es una vergüenza!”

La reprimenda del Káiser se infundió en su cráneo. Un bombardeo los siguió, y Kaito lo bloqueó con sus hojas. Sin embargo, todo lo que estaba haciendo era defenderse. Le gustara o no, se dio cuenta de que no había asestado ni un solo golpe.

Para empeorar las cosas, aunque el Gran Rey había abandonado su forma humana, todavía estaba peleando seriamente. Sacudió su mandíbula para provocar a Kaito.

“Qué adorable, chico amante—¿dónde está ese encantador comportamiento tuyo?

¿Cuando vas a mostrarme lo que sea que llevó a tanta locura por ti a esa chica? No me gusta que me hagan esperar, sabes.”

“A este ritmo, estoy acabado—supongo que la gente tiene límites, después de todo.”

“Oh mi, ¿ya te estás rindiendo? En ese caso, ¿planeas dejarme hacerte llorar?”

El Gran Rey hizo su pregunta en una voz rezumante con miel. No estaba claro si estaba usando magia por el único propósito de darse una voz, pero ahora que había tomado su forma demoniaca y perdido sus cuerdas vocales, sus susurros sacudían el aire.

Kaito brevemente sacudió su cabeza ante su descarada provocación.

“Nah, no tengo ninguna razón para llorar. Ya tengo a una mujer a la que admiro, y ya tengo una mujer a la que amo.”

“Mi, estoy celosa. ¿Cuál es tu plan, entonces, chico amante?”

El Gran Rey hizo su pregunta mientras estiraba sus brazos y atravesaba la tierra en un intento de aplastar a Kaito y al Káiser juntos, levantando grandes nubes de polvo mientras lo hacía. El Káiser saltó, apenas evitando su mano, y puso algo de distancia entre ellos y el Gran Rey,

“Ahora bien, chico, haz lo que quieras.”

El Káiser abrió su boca y lanzó lejos a Kaito. Kaito casi chocó contra el suelo pero logró atraparse en una nube de pétalos cerúleos en el último minuto. Se puso de pie sobre la tierra firme una vez más.

Justo antes de que el Gran Rey pudiera aplastarlo, extendió sus brazos como un mago de teatro.

“Planeo hacer esto.”

Entonces la hoja del hacha de verdugo que estaba controlando perforó su pecho.

***

 

 

Sangre se derramó.

Una enorme cantidad de sangre.

Kaito cayó en su rodilla mientras soportaba el increíble dolor que le atravesaba. La sensación fue casi nostálgica.

Sangre y vísceras se derramaron de la herida en su pecho que se había hecho él mismo. Su sangre teñida de calor, y se transformó en pétalos—esta vez, carmesí—y bailó en el aire.

Mientras seguía el rastro de carmesí en el aire con sus vacías cavidades oculares, el Gran Rey soltó una desconcertada voz.

“Tú, ¿qué estás…? ¿Un ataque suicida? No, eso no es todo. ¿Qué es esto?”

Los pétalos la ignoraron, volando en una dirección inesperada.

Mientras revoloteaban por el aire, dejaron atrás al Gran Rey y eventualmente se abrieron paso como uno hacia el castillo fortificado.

Como si anunciaran la llegada de la primavera, la sarta de pétalos entraron a una habitación a través de su ventana recortada. La manera en que los pétalos surgían juntas se parecía a las flores de cerezo diluviando de sus árboles.

En su destino—la cima de una cama—dormía una chica que presumía de una belleza sin igual.

La Torture Princess estaba en un muy, muy profundo letargo. Un solo pétalo acarició su cuello con un movimiento brusco y dejó un corte considerable en su pálida garganta.

Entonces los pétalos inundaron la herida. Se precipitaron hacia su cuerpo, uno por uno.

Era exactamente igual a la manera en que Elizabeth una vez le había dado a Kaito una transfusión de sangre por la fuerza en el potro de tortura de Clueless en la Iglesia. La sangre de Kaito estaba fluyendo en su cuerpo.

Muy lejos, abajo en el campo de batalla, Kaito se puso una débil sonrisa, su estómago todavía abierto.

“…Al fin, ¿huh?”

Este era su verdadero objetivo, la verdadera razón por la que había formado su contrato con el Káiser.

Kaito se había dado cuenta de unos hechos clave.

En primer lugar, Sacrifice era un hechizo que reprimía el flujo de maná en el cuerpo de uno, dejándolo incapaz de ser usado libremente. Pero el maná mismo todavía estaba ahí.

Segundo, la única manera de desvanecer Sacrifice era meter sangre con maná más poderoso que el de Elisabeth en su cuerpo.

Tercero, la sangre corriendo por el cuerpo de Kaito era la de Elisabeth, y gracias a su contrato con el Káiser, su poder había sido aumentado.

Con el tiempo, casi todos los pétalos carmesí enjambrando alrededor de su pálido cuello se habían desvanecido.

Los pocos pétalos restantes descansaban sobre su rostro. De repente, las runas cubriendo su cuerpo comenzaron a arrastrarse. Después de retorcerse como una serpiente en agonía, comenzaron a desvanecerse suavemente.

En breve, desaparecieron por completo. El cuerpo de Elisabeth fue liberado.

Sin embargo, todavía estaba dormida. Luego de repente, sus labios se separaron ligeramente,

Con un pequeño jadeo, Elisabeth envió los pétalos que habían estado descansando sobre su rostro revoloteando en el aire. Lentamente estiró un dedo y delineó el corte en su cuello, cerrandolo.

Luego recogió un solo pétalo y lo presionó ligeramente contra sus labios. La sangre de Kaito gradualmente hizo que sus labios se ruborizaran.

Finalmente, como si hubiera despertado de un letargo de un siglo, Elisabeth Le Fanu abrió sus ojos.

Permaneció en silencio por un momento.

Finalmente, hizo un ruido intencionado y quitó su dedo de sus labios. Luego dijo en un calmado y suave susurro.

“Qué hombre tan tonto. Después de esto, es la Ducking Stool para él.”

Al siguiente momento, la Torture Princess se desvaneció de la cima de la cama. Todo lo que quedaron fueron unos pocos pétalos carmesí.

***

 

 

Una tormenta había llegado. Cualquiera habría pensado eso.

Después de todo, si no era una tormenta, ¿qué más podría haber sido?

Sombras inmensas y innumerables pétalos carmesí batían alrededor, muchos más de los que habían aparecido junto a Kaito. Magnífica y floridamente repintaron el espacio.

La vorágine hizo un fuerte y estruendoso ruido mientras penetraban poderosamente el espacio. Parecía como si mil rosas se hubieran dispersado, como si diez mil flores hubieran sido rasgadas a pedazos.

El Gran Rey habló en confusión mientras los pétalos brincaban alrededor de ella.

“Esto no es… No puede ser… ¡Esto no debería estar pasando!”

La tormenta comenzó a contraerse y encogerse. El viento y la oscuridad comprimidos con una fuerza alarmante. Pétalos se dispararon por el suelo y tallaron un glifo carmesí en él. Encima de eso, los pétalos comenzaron a tomar la forma de una persona.

Un momento más tarde, explotaron hacia afuera.

Cadenas salieron a borbotones desde el interior de la masa. Rayos de plata se abrieron paso por el aire, repicando como campanas sonando en el Año Nuevo.

Junto a las mil cadenas repiqueteantes, una hermosa mujer apareció.

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Su liso cabello negro se ondeaba, y su cuerpo cubierto por un traje de bonage se curvó seductivamente. La tela similar a un manto adornando su espalda se agitaba en el viento, y sus tacones se hundían en la tierra.

Isekai Goumon Hime Volumen 2 Capitulo 7 Novela Ligera

 

Sostenía la Executioner’s Sword of Frankenthal en su mano, y con ella cortó el aire.

Cuando lo hizo, la ráfaga de viento se desvaneció como si nunca hubiera estado ahí. La mujer abrió sus ojos carmesí. Su belleza era sin igual y mundialmente famosa. Miró al Gran Rey.

Entonces la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu, habló por fin. “¡Meeeeeeeeeeeeeee he recuperado compleeeeeeeeeeeeeeetamente!”

De todas las cosas que pudo haber elegido para decir, ¿fue con eso?

Ese espontáneo comentario fue la primera cosa que cruzó la mente de Kaito. Sin embargo, Elisabeth no se dio cuenta de su mirada frígida. Sin una pizca de elegancia, chasqueó su cuello.

“Ah, qué molestia. Me quedé dormida, y ahora me encuentro completamente exhausta. Y mi cuerpo duele bastante.”

Elisabeth exageró cada movimiento cuando rotó sus hombros. Después de chasquear su cuello una vez más, balanceo su espada. Deteniéndola limpiamente en medio del aire, señaló al Gran Rey con ella.

Su mirada perforó silenciosamente al Gran Rey con una intensidad similar a la de una bestia.

“Parece que has tenido bastante libertad hasta ahora, Gran Rey.”

“Maldita seas, Elisabeth.”

“Ahora que mi sirviente, el hombre más tonto en el mundo, me ha regresado mi poder, estoy segura de que puedes suponer tu futuro, ¿no? Tu técnica de control mental en verdad es espléndida. Encuentro difícil de creer que tu destreza en el combate posiblemente pueda igualarla. Es exactamente por eso que hiciste uso de Sacrifice, ¿no es así?”

Elisabeth sonrió maliciosamente. El Gran Rey no ofreció respuesta alguna. Simplemente dio un paso hacia atrás.

El suelo retumbó cuando el enorme esqueleto se retiró ligeramente. Inspeccionó sus alrededores desconcertada. El Káiser estaba de pie ante ella, sus ojos ardiendo con fuego del infierno, como Elisabeth, resplandeciente en todo su orgullo.

Finalmente, una palabra se escurrió de la boca del Gran Rey.

“…Elisabeth.”

“Te lo dije, ¿no es así, Gran Rey? El mal lleva con él retribución. Tu castigo te ha alcanzado por fin.”

“¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEETH!”

“¡Qué agradable se siente escucharte gritar mi nombre, Gran Rey Fiore!”

Elisabeth bajó la Executioner’s Sword of Frankenthal. Siguiendo su orden, las mil cadenas se enroscó alrededor del Gran Rey. Sus puntas punzantes ataron sus brazos, cintura, y cuello al suelo como cuñas. Luchó violentamente, pero las cadenas se negaron a romperse.

Elisabeth levantó su espada en alto.

Entonces mientras gritaba, la bajó, como si llevara a cabo una ejecución.

“¡Ice Sculpture*!”

[Nt: Escultura de Hielo.]

Un intenso frío se enroscó alrededor del Gran Rey. Mientras Kaito intentaba mantener cerrada su enorme herida con lo poco de maná que le quedaba, sus ojos se abrieron de par en par.

Brillantes cristales de nieve bailaban alrededor del Gran Rey. Sin embargo, sus huesos no sentían nada. Hizo repiquetear sus dientes, como si estuviera decepcionada. Mientras lo hacía, sin embargo, una enorme estatua de una diosa apareció junto a ella. La hermosa estatua tenía piel y cabello tan blancos como la nieve, y le sonrió amablemente a la esquelética mujer.

Entonces la estatua inclinó la jarra de agua que estaba sosteniendo sobre ella.

Cada vez que el agua diluviaba sobre el Gran Rey, se congelaba. Sus subordinados, que seguían postrándose alrededor de ella, fueron enterrados inmediatamente en escarcha. El Gran Rey iba a ser sellada viva dentro de una escultura de hielo.

Parecía haberse percatado del destino aguardandole. Si fuera atrapada en el hielo y la escultura fuera aplastada, todo terminaría para ella. Giró sus vacías cavidades oculares hacia Elisabeth.

Elisabeth aún estaba sonriendo. La angustia corrió por el huesudo rostro del Gran Rey. La compostura que había mantenido hasta ahora ya no estaba, y sus dientes sonaron sin solicitarlo por primera vez.

“No… No puedo conocer mi fin aquí, no en un lugar como este… Oh, Pierre…”

Ese seguramente había sido el nombre del jardinero.

Las cavidades oculares del Gran Rey estaban vacías, pero Kaito podía ver claramente algo parecido al miedo en su expresión.

En el momento siguiente, Elisabeth comenzó a reprender al Gran Rey. “Qué lamentable eres, Gran Rey, retractarte así de tus propias palabras.”

“…”

“El bien, el mal—es todo lo mismo. No importa cómo nos divirtamos, vivamos nuestros días, y muramos—eso es todo lo que hay en el mundo. Fuiste tú quien dijo eso, ¿no es así?”

La crítica de Elisabeth fue cortante.

Su tono desdeñoso dejó en claro que se estaba preguntando por qué el Gran Rey se estaba quejando. Ambas se quedaron en silencio. En breve, sin embargo, el Gran Rey rompió ese silencio, sus hombros temblando.

“…Ha-ha-ha… Ha-ha-ha-ha-ha, ha-ha.”

Su vestido escarlata temblaba mientras su pecho se levantaba con risa. El Gran Rey levantó su voz entretenida.

“¡Ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha, ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha, bien       dicho, Elisabeth Lee Fanu!

¡Ciertamente, todo es como dices!”

Se río, su voz sonaba con gracia. Le frunció el ceño a sus alrededores, como diciendo que no tenía nada a lo que temer o de lo que avergonzarse. Si aún hubiera estado sosteniendo su abanico de plumas de cuervo, probablemente habría hecho una exhibición de desplegarlo y cubrir su boca.

Mientras el hielo se endurecía alrededor de ella, la mujer que había vivido y respirado maldad hizo su orgullosa declaración.

“Así es—yo, Fiore, el Gran Rey, tengo la intención de reírme hasta la tumba.”

Y justo como había dicho, el Gran Rey no gritó ni suplicó ni una sola vez.

Todavía estaba con vida cuando el hielo la cubrió completamente. Sellada en hielo, su destino era exactamente lo contrario de su amigo que había sido quemado en la hoguera.

Todavía en su espantosa forma, se transformó en una escultura. Entonces las cadenas se balancearon.

Cadenas de plata golpearon la escultura del Gran Rey y la destrozaron a pedazos. Trozos de hueso envainados en hielo salieron volando y luego se transformaron en plumas negras mientras daban vueltas en el aire. Luego las plumas se agitaron hacia abajo sobre el campo de batalla como nieve, cubriendo los cadáveres de los subordinados y familiares.

En el medio de todo eso estaba Elisabeth, quien había cerrado sus ojos, los había abierto, y levantado su puño en el aire.

“¡Qué débil!”

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La batalla contra su más terrible oponente terminó.

Cuando la realidad de ese hecho surtió efecto, Kaito chasqueó sus dedos. Los huesos rodeando a Hina se disolvieron y se desmoronaron al suelo.

Aparentemente satisfecho con la muerte del Gran Rey, el Káiser dio una profunda risa. De repente, sin embargo, levantó su hocico y desvió su rostro para ver a Kaito. Mientras sus ojos ardían con un siniestro brillo, habló grave y sin rodeos.

“Ten en mente esto, Oh Acumulación del Dolor de Diecisiete años. Encuentro tu perversión agradable. Por otro lado, no veo con buenos ojos tu negativa a destruir este mundo y a la humanidad junto a él. Sin embargo, no por mi culpa, mi poder ha sido puesto en duda, así que seguiré ayudándote mientras masacras a los demonios restantes para demostrar mi fuerza. Ansío ver cuán lejos tu retorcida determinación puede llevarte.”

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

El Káiser se desvaneció, dejando atrás su risa similar a la de un humano. El resplandor del fuego del infierno en sus ojos perseveró en el aire y luego desapareció también. Kaito sacudió su cabeza un poco y luego inspeccionó sus alrededores.

De repente, sus ojos se encontraron con los de Elisabeth. “Um—”

“Mm—”

Ella lo miró directamente. Él le regresó su mirada. Ninguno dijo una palabra.

Después de un largo, largo silencio, sin embargo, Kaito finalmente fue el primero en perder su paciencia.

“Realmente lo siento.” “Tendré tu cabeza.”

Su intercambio fue conciso. Elisabeth parecía seria. Percibiendo lo seria que era, Kaito levantó sus brazos. Elisabeth se acercó a él con largas zancadas. Luego, con una mano, lo levantó por su cuello. Su hermoso rostro se retorció diabólicamente exponía su ira.

“¿Qué te poseyó para que hicieras un contrato con un demonio? ¡Y el Káiser, no menos!

¡¿Hmm?! ¿Qué en la tierra estaba pasando por su mente? ¡Había sido llevada a creer que ahí había algo de materia gris merodeando en ese cráneo tuyo, pero claramente, me equivoqué! ¡Incluso la estupidez debería ser practicada con restricción!”

“Qu— ¡Está bien! ¡No lastimé a nadie, y ahora estás a salvo!” “¡Ese es precisamente el problema, imbécil!”

La emoción en su voz fue sofocada, y golpeó a Kaito inesperadamente duro.

Elisabeth puso más fuerza en su delgado agarre. Su mirada carmesí aterrizó en la mano izquierda de Kaito, la que se había transformado en la de una bestia. Mientras la miraba, continuó en voz baja.

“No es para lo que te resucite, ni por lo que te hice inmortal.” “Elisabeth…”

“Tonto.”

Kaito bajó sus brazos y luego dejó que la tensión se drenara de su cuerpo. Obedientemente dejó que Elisabeth lo colgara en el aire. Justo cuando estaba a punto de decir algo, escuchó el sonido del llanto.

Los dos miraron al lado sorprendidos.

Al momento siguiente, Elisabeth lo arrojó lejos. Casi se cayó al suelo, pero se las arregló para aterrizar de forma segura. Ambos corrieron hacia delante, dirigiéndose hacia Hina, que estaba acostada en el suelo.

“¡Perdóname, Hina! ¡Sin duda tus heridas te afligen! Oh, tus hermosas extremidades, ¿qué les—? ¡No, no importa! ¡Las curaré por ti, sin dejar ni una cicatriz! ¡No te preocupes!”

“¡Hina, ¿estás bien?! ¿Duele? Lo hace, ¿verdad? Lo siento, lo siento mucho.” “N…no, no es eso. Eso, nod, ed, edo.”

Mientras Kaito la sostenía en sus brazos, grandes y enormes lágrimas salieron a raudales de los ojos de Hina. Kaito y Elisabeth inclinaron sus cabezas al costado, inseguros de lo que quiso decir. El rostro de Hina estaba tan arrugado como el de un niño.

Hina se esforzó para expresarse a través de sus sollozos.

“Toy jan jeliz… Tan jeliz de que estés bien, Jamo Kaito, y de que estés mehor, Lady Elisabeth. Gracias, gracias a Dios…”

“Hina…” “…Gracias, Hina.”

Elisabeth sacó un pañuelo limpio de una espiral de oscuridad y limpió las lágrimas de Hina. Kaito suavemente acarició su cabello plateado. Hina irradiaba una sonrisa a través de sus lágrimas.

Los tres se acurrucaron juntos en los restos del campo de batalla. Finalmente se había vuelto a tranquilizar todo de nuevo.

Para los tres, era el primer momento pacífico en un largo, largo tiempo.

***

 

 

En el mismo instante en que regresaron al castillo, Elisabeth se puso a trabajar en el tratamiento de Hina. Llevando a la Hina sin extremidades en sus brazos, se dirigió a una habitación subterránea, echó a Kaito, que las había seguido, y cerró la puerta.

Por un corto tiempo, estruendosos ruidos sonaron desde el otro lado de la puerta. Sonaba menos como un tratamiento médico y más como una obra en construcción.

En el otro lado, Kaito estaba de pie prestando mucha atención. Una interminable cantidad de tiempo pasó.

Finalmente, la puerta cerrada se abrió tan violentamente como lo habían sido los sonidos dentro.

Elisabeth estaba sujetando a Hina en sus brazos. Su delgado y pálido cuerpo estaba cubierto con un uniforme de maid y tenía cuatro extremidades atados a él. Lágrimas brotando en sus ojos, Kaito extendió ampliamente sus brazos y corrió rápidamente a su lado.

“¡Hina!”

“¡Tonto, no vayas a tocarla tan despreocupadamente! No está más que temporalmente ensamblada. Los engranajes dentro de ella están en un terrible estado de desorden. Por el momento, necesita dejar que su mantenimiento automatizado y funciones de reparación hagan su trabajo.”

Elisabeth presionó su pie en su rostro, y Kaito se detuvo de golpe. Cuando él estaba a punto de masajear su aplastada nariz, ella hizo un anuncio con una tranquila expresión en su rostro.

“Debo advertirte, pero Hina está a punto de entrar a un profundo sueño.” “¿Un profundo…sueño?”

“Necesita realinear sus mecanismos internos, después de todo. Mientras lo hace, tendrá que ponerle un alto a todas las demás funcionalidades. Vamos, levántala suavemente. Tendrás que cargarla. Cuidadosamente, eso sí.”

Instado por Elisabeth, Kaito se acercó con cuidado.

Tomó a Hina con extremo cuidado y la sostuvo en sus brazos. Ella abrió sus ojos un pelo y le dio una tranquila sonrisa.

La llevó como si llevara algo extremadamente frágil. Después de subir las escaleras, la acostó en la cama que Elisabeth había estado ocupando hasta hace poco. Hizo su pregunta en una voz desconcertada.

“Cuando dices un profundo sueño…¿cuántos tiempo va a ser?”

“Difícilmente hay motivo para sonar tan miserable. Aunque no puedo dar una estimación firme, no durará mucho. Eso no es un adiós.”

Kaito suavemente acarició la mejilla de Hina. Su cabeza tembló como si le hiciera cosquillas, y débilmente abrió su boca. Habló en una dulce, ronca, y apenas audible voz.

“Mis más…profundas disculpas… Parece que…me tomaré…una corta licencia…” “Lo siento mucho, Hina. ¿Hay…hay algo que quieras?”

“¿Algo…que quiera?”

“Si hay algo que quieras, puedo conseguirlo para ti mientras duermes. ¿Puedes…puedes pensar en algo?”

Nervioso por la brusquedad de la situación, Kaito siguió su línea de interrogatorio. Hina cerró sus ojos y reflexionó por un momento.

Finalmente, sonrió y suavemente murmuró.

“En ese caso…¿puedo hacer…una petición egoísta?” “Sí, lo que sea.”

“Deseo…convertirme en una familia contigo…Amo Kaito.”

Al escuchar las palabras de Hina, los ojos de Kaito se abrieron de par en par como si hubiera sido golpeado. “Familia,” repitió de manera estupefacta. Hasta entonces, había sido una palabra que no le había traído nada más que miseria.

Hina sabía eso. Precisamente por eso continuó, sus ojos esmeralda rebosantes de amor y afecto.

“A diferencia…de una mujer humana…no puedo tener hijos… Pero deseo…convertirme en…tu familia, Amo Kaito… No quiero que…estés solo…nunca más.”

“Hina…”

“Quiero…convertirme…en tu familia… Una que…apropiadamente…ames…”

“N-No seas ridícula, Hina… Siempre lo has sido… Desde el momento que nos conocimos, has sido mi compañera, ¿verdad?”

Mientras hablaba, Kaito sofocó lágrimas. Hina tenía una cariñosa sonrisa. Kaito acarició su mejilla una y otra vez. Habló una vez más, repitiendo con una voz llena de sincero amor.

“Eres mi amada esposa, ¿no es así?” “Ah…tan…soy.”

Después de murmurar sobre cuán feliz era y cómo parecía que estuviera viviendo un sueño, Hina cayó en un profundo sueño.

“…Sniff…nn…hic…unh…nn…sob…”

Lágrima que ni siquiera sus propias dolorosas muertes jamás trajeron, ahora estaban rodando por las mejillas de Kaito.

Todas las cosas que había perdido y todas las cosas que no había sido capaz de obtener fluyeron por su mente.

Elisabeth no dijo nada. Simplemente espero a que se calmara.

Al final de la batalla, después de las dementes decisiones que había tomado. Kaito Sena finalmente había encontrado una familia.

Isekai Goumon Hime Volumen 2 Capitulo 7 Novela Ligera

 

[Nt: No estoy llorando, son las gotas.]

***

 

 

Finalmente, Kaito frotó sus ojos y se alejó de Hina. Sus ojos todavía rojos, dijo algunas palabras.

“Lo siento, eso fue algo patético… Estoy bien ahora.”

“Hmph, no vi nada… No, diré esto. No es ninguna vergüenza llorar cuando uno debe.”

Kaito se giró hacia Elisabeth. No estaba mirándolo. Estaba mirando al espacio. Sus labios volcados, repitió sin rodeos.

“No es ninguna vergüenza llorar cuando uno debe. Adelante y llora.” “Sí, tienes razón… Gracias.”

Kaito se rio débilmente y asintió con la cabeza.

Entonces Elisabeth repentinamente se giró para mirarlo, su cabello negro revoloteando. Frunció el ceño intensamente.

“Tu sonrisa es repugnante.” “Bueno, eso es grosero.”

“¡En efecto, pero felicitarte sería demasiado extraño! De todas formas, excelentes como mis alcobas son, realmente debería encontrar el tiempo para reparar esa ventana.”

“¿No puedes simplemente arreglarla con magia?”

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Pasó entonces, con los dos habiendo acabado de empezar su conversación.

Un ruido estridente sonó, como algo raspando contra vidrio, e hizo añicos su breve momento pacífico. Escuchando el insoportable ruido, Kaito gritó.

“¡Haz que pare! ¡Va a despertar a Hina!”

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“No te preocupes. Durante el proceso de reparación, posiblemente nada puede despertarla.

¿Pero qué es ese ruido?”

Un orbe blanco leche estaba corriendo sobre el bosque. Era uno de los dispositivos de contacto de emergencia de la Iglesia, y se abrió paso por la ventana rota antes de detenerse delante de Elisabeth y Kaito. Las plumas se dejaron caer de sus lados. Luego volvió a una joya ordinaria y cayó en la palma de Elisabeth.

Cientos de glifos corrieron por su superficie. Después de descifrar el mensaje, los ojos de Elisabeth se ampliaron.

Sintiendo una premonición ominosa, Kaito nerviosamente planteó una pregunta natural. “Elisabeth, ¿qué dice?”

“Oh mi…esto es una sorpresa, incluso para mí. Incluso con las altas probabilidades de que el Gran Rey me matara, puedo ver por qué me llamaron.”

Sacudió su cabeza de lado a lado. Luego hizo un tranquilo anuncio.

“La capital está bajo ataque, con hasta una tercera parte de sus ciudadanos habiendo sido masacrados—y Godd Deos se encuentra entre los muertos.”


Kaito tragó fuerte. La capital tenía tres décimos de la población y se suponía que era un pilar para la continua supervivencia de la humanidad. Y Godd Deos era un hombre que había estado en una posición para cambiar su vida para sellar a la Torture Princess, si la necesidad se presentaba. El mismo Kaito había hablado con él hace solo unos días.

Si un hombre tan poderoso e importante como ese había sido asesinado, ¿solo en qué estado estaba la capital exactamente?

Como en respuesta a la mirada inquisitiva de Kaito, Elisabeth continuó.

“La capital ha sido prácticamente destruída—a este ritmo, ella y todos los paladines serán aniquilados.”

Sus palabras sonaron en una nueva batalla contra los demonios, así como también el principio del fin.

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