Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 2

Capitulo 5: Una Decisión Desesperada

 

 

Kaito y Vlad intercambiaron miradas silenciosas. La expresión de Vlad estaba llena de un júbilo absoluto. Lentamente entrecerró sus ojos carmesíes y luego dio un leve asentimiento con la cabeza y se puso de pie.

Chasqueó sus dedos, y la silla hecha de huesos de bestia desapareció. La habitación de piedra estaba vacía una vez más.

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Entonces miró a Kaito, revisándolo de la cabeza a los pies.

De repente, su hermosa expresión se arrugó y fue reemplazada por una retorcida sonrisa.

“Ya veo, qué espléndido. ¿Entonces interpreto esto como que finalmente has desarrollado la resolución de unirte al lado que roba a otros?”

“Nope, nuh-uh. Ni siquiera un poco,” Kaito respondió indiferentemente. Las cejas de Vlad se crisparon.

Unos segundos de silencio pasaron.

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La expresión de Vlad gritaba que este desarrollo estaba más allá de sus expectativas. Sin embargo, Kaito recibió su mirada tranquilamente. Vlad cruzó sus brazos y luego comenzó a hablar en una voz disgustada.

“Ya has pasado el primer calvario. Felicidades, te has graduado de ser vísceras. El Káiser te ha reconocido como un candidato para formar un contrato. Lo llamo una prueba, pero en ese entonces, había una posibilidad considerable que de simplemente fueras devorado. Después de todo, es una bestia que podría poner a prueba a mil hombres y luego simplemente devorarlos a todos. Maravillosamente, te las arreglaste para cumplir mis expectativas y llamar su atención. Y aun así…”

“Sí, más o menos me lo imaginé. Honestamente había sido más sorprendente que pusieras un contrato seguro delante de mí.”

“Y, aun así, aunque deseas formar un contrato, dices que no tienes ninguna intención de venir a nuestro lado y robarles a otros. ¿Exactamente qué estás pensando? Si tu deseo es superficial, con el tiempo te tragará entero. Si no posees la capacidad de llevar el manto del tirano como si hubieras nacido para hacerlo, las probabilidades de que siquiera puedas hacer un contrato son bajas.”

“Sí, no lo dudo. Pero incluso después de hacer un contrato con un demonio, no planeo tiranizar personas. Eso es algo sobre lo que no voy a cambiar de opinión.”

Kaito sacudió obstinadamente su cabeza. Hacer eso lo hundiría al nivel de su padre, que había abusado de él a lo largo de su vida. Y no tenía ninguna intención de unirse a las filas de la araña que se comió a Neue. Hubo un tiempo donde había querido llevar a cabo su venganza, incluso si significaba unirse al lado que atormentaba a otros. Pero ahora que el hechizo al que su padre lo había sometido se había roto, esa opción ya no estaba disponible para él. Kaito no tenía planes de perdonar a aquellos que tiranizaban a otros, incluso si esa persona era él mismo.

Vlad frunció el ceño al escuchar sus palabras.

“Los demonios buscan el dolor de los hombres y lo transforman en poder. ¿Cómo tienes pensado pelear con el Gran Rey sin la voluntad de robar a otros? Si todo lo que haces es formar el contrato, seguirás siendo equipaje. ¿Quieres decir que es posible enfrentarte a los demonios, lanzándoles piedras sin que tus manos se ensucien?”

“Mierda, cierto. Tuve esta idea, ya ves— ¿Me escucharás?”

Entonces Kaito comenzó a hablarle de Vlad del método en la que había pensado.

Vlad silenciosamente escuchó la explicación de Vlad y luego finalmente torció sus labios entretenido y exasperadamente levantó la vista al techo. Una luz mixta ardió en sus ojos, una que sugería que estaba tanto disgustado como altamente intrigado.

Una vez que terminó de explicar, Kaito le preguntó a Vlad sobre la viabilidad de su plan. “…Y eso es principalmente lo que estaba pensando. ¿Eso funcionaria?”

“Es posible, pero es un plan completamente desprovisto de sensatez desde el momento de concepción. Nunca esperé que fueras un tonto tan original e iluminado. Qué hombre tan ingenuo y estúpido eres. Me quito el sombrero ante ti.”

Vlad frotó su barbilla mientras estudiaba a Kaito con sus ojos carmesí.

Kaito regresó la mirada de Vlad. Viendo la resolución—y por ello, en cierto modo, la locura—en la determinación de Kaito, Vlad habló.

“Una pregunta, sin embargo, ¿me permites?”

“Dispara.”

“¿Por qué ir tan lejos?”

Era un pregunta clara y directa. Kaito inclinó su cabeza al lado un pelo. Vlad levantó su dedo índice y explicó sus naturales dudas.

“Si quisieras huir, podrías hacerlo, llevando vastas riquezas contigo. Y con una muñeca para servir como tu guardaespaldas y compañera, no menos. La vida de un hombre es corta. Te duraría el tiempo suficiente para una vida bastante agradable a la fuga. En cierto modo, Elisabeth se lo buscó. Después de convertirse en la Torture Princess y pelear contra demonios, ser capturada por la humanidad parece un destino obvio para ella. Y ya que eres de otro mundo, los salvajes actos de los demonios deberían tener poco que ver contigo. ¿Por qué, entonces, irías tan lejos?”

“Porque ella es mi héroe.”

Kaito habló francamente, respondiendo con la respuesta a la que él mismo había llegado antes. Vlad probablemente no entendía las implicaciones de la palabra héroe. Sin embargo, no buscó más explicación.

Después de todo, el rostro de Kaito estaba lleno de evidente admiración.

Al mismo tiempo, hubo un hecho que Kaito llegó a entender. Después de todo, Elisabeth lo había salvado por nada más que un capricho; egoísmo. En un momento dado, habiendo sentido cuán irracional era eso, incluso hubo un momento en que Kaito había deseado morir de nuevo. Como resultado, le había dicho a ella que, si él sentía que estaba en peligro, simplemente huiría a la Iglesia y que no tenía ninguna intención de acompañarla por el camino al infierno.

Sin embargo, aun así.

Hasta tal punto que le había hecho creer que los héroes podrían existir en un mundo desprovisto de ellos…

Hasta tal punto que le había hecho sentir que Dios podría existir en un mundo desprovisto de dioses…

Elisabeth había provocado un absurdo y encantador milagro.

“Por su bien, estaría dispuesto a conocer un destino peor que la muerte. Eso es todo lo que hay en eso.”

Eso era lo mucho que la valoraba por concederle a él, que no había conocido nada más que el miedo y el dolor, una nueva vida. Con el fin de salvar a la persona que le había dado eso, había algo que Kaito tenía que hacer.

“Por mi bien, Elisabeth Le Fanu tiene que existir. Eso fue lo que decidí.”

Durante la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, estuvo acompañada por un solo y estúpido sirviente.

Kaito había prometido vivir una vida que resultaría en la historia yendo de esa forma. Y no podía no cumplir esa promesa.

“No lamentaré esto—sin importar cuánto lo desee, no aceptaré ningún arrepentimiento.”

“Destruirse a sí mismo por admiración, presionar profundamente en la oscuridad por esperanza, y elegir el dolor para luchar, hmm. Qué ingenuo.”

Vlad soltó un profundo suspiro. Sacudió su cabeza, como si se lamentara, cubrió su rostro. Sus ojos brillaron a través de los huecos entre sus dedos y extendiéndose por su rostro estaba una sonrisa tan indecorosa que parecía que sus labios se rasgarían.

“En verdad, mi tipo favorito de arrogancia.”

Vlad aplaudió fuertemente.

Viento apestando a bestias sopló ferozmente alrededor de ellos. Miles de salvajes aullidos resonaron. Hicieron eco por todas partes y comenzaron a formar una tonada orquestal.

Pétalos cerúleos y oscuridad estallaron de entre las manos de Vlad. Sus palmas comenzaron a desgarrarse, derramando enormes cantidades de sangre sobre el suelo. Kaito entrecerró los ojos para discernir la verdadera naturaleza del icor*. No era sangre real. Este era el maná de Vlad, filtrándose de la piedra y arrastrándose alrededor de sus pies como una criatura viva mientras comenzaba a delinear un intrincado círculo de invocación. Mientras las heridas en sus palmas se hacían tan profundas que los huesos se hacían visibles, la risa de Vlad resonó.

[Nt: Mineral presente en la sangre de los dioses o la propia sangre.]

“¡Muy bien, mi querido sucesor! ¡Esa trágica resolución tuya! ¡Esa tonta determinación! ¡Ese loco juicio! ¡Muestra solo cuán lejos pueden llevarte! ¡Mi cuerpo ya está muerto! ¡Apostemos a si te volverás capaz de cumplir tus ideales o si caerás y te convertirás en mi verdadero sucesor! ¡Cielos, esto será muy entretenido, no importa cómo aterrice el dado!”

Su sangre carmesí cambió colores en un instante y se incendió en una llamarada cerúlea. Los glifos en el círculo de invocación se mezclaron, y las largas y cortas manecillas de un reloj brotaron desde el centro del círculo y se grabaron en el suelo. Sin embargo, las dos aún no coincidían.

Vlad le extendió su mano empapada de sangre a Kaito. Habló en un tono rítmico, como si invitara a Kaito a bailar con él.

“¡Ahora bien, la magia oscura es acompañada por el dolor, y el poder de los demonios lo demanda! ¡Muéstrame las profundidades de tu resolución!”

Kaito suavemente alzó su propia mano ensangrentada.

En el momento en que lo hizo, la escena de justo ante pasó otra vez por su mente.

Hina había sonreído mientras lloraba y envolvía su mano herida en las suyas. Kaito cerró fuertemente su mano, la reabrió, y murmuró.

“Lo siento, Hina.”

Luego colocó su mano sobre la mano de Vlad.

Su mano derecha luego fue cortada limpiamente en la muñeca.

Enormes cantidades de sangre salieron a chorros del corte. Vlad se rio felizmente, y Kaito suprimió un grito.

La sangre, la cual se había derramado sobre el círculo de invocación, infundió energía fresca en sus glifos mágicos. Las dos manecillas se chocaron fuertemente. Los aullidos de las bestias se hicieron más fuertes.

El sonido de una puerta abriéndose resonó de algún lugar.

La puerta de la celda de algo que no debería llegar en el mundo del hombre temporalmente había sido abierta de golpe. Un sabueso incomparable, estimulado por los elogios de todas las bestias del mundo, corrió por el camino que en una ocasión corrió.

El sonido de sus indomables resonó en los oídos de Kaito, y su húmedo aliento rozó su nariz.

Vlad soltó la mano de Kaito, y se desvaneció en las fauces de la bestia que había aparecido del círculo de invocación. El liso cabello del sabueso de primera clase brilló mientras imponía elegantemente su cuerpo a través del aire.

Un rugido que sonaba como la risa de un humano resonó.

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh. Una voz humana se podía escuchar superpuesta en él.

“¡VLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA AAAAAAAAAAAAAAAAAAAD!”

El aullido furioso del Káiser llenó la habitación.

Sin una pizca de duda, el sabueso abrió sus fauces hacia Vlad Le Fanu, sus ojos y su boca ardiendo con fuego del infierno. Sus colmillos atravesaron su cuerpo sin piedad. Pero simplemente se quedó ahí de pie, encogiéndose de hombros con calma.

“Lo siento mucho, pero ya no tengo una forma física. Querido Káiser, seguramente sabías que este cuerpo no era nada más que un espectro, ¿no? Heh—cuando pienso en ello así, quizás estar muerto no está tan mal después de todo.”

“Deja de parlotear, humilde trozo de carne que se fue y murió más allá de mi alcance. Tu desgarbada muerte a mancillado el nombre del Káiser y mancillado mi orgullo como un sabueso. ¿Crees que estás perdonado, Vlad? ¿Crees que eso es algo que perdonaré, Vlad, Oh Él Quien Sueña Con El Infierno En su mente*? Escuché el discurso que disté cuando te negaste a fusionarte conmigo, y lo aprobé. ¡Sin embargo, Oh Arrogante Mago**, conoce la vergüenza por mostrarme un final como ese!”

[Nt: *Aquí me pasaron la trad, thanks Kardia (traductor de TNY) **Aquí usa una palabra más arcaica, típica de un juego de fantasía uwu.]

“Lo que está hecho está hecho, mi amigo. ¿Serías tan gentil como para darle este sermón al ‘yo’ de antes? Aunque podría improvisar una disculpa aún, estaré condenado si te dejo hacerme responsable.”

“Hey, uh… ¿Vlad…?”

“¿Qué pasa, mi querido sucesor?”

“…Así que… ¿le Káiser puede hablar?”

Kaito hizo la pregunta a pesar de su shock. En el pasado, Kaito sí había sido capaz de escuchar su voz en el aullido que sonaba como una risa. No había tenido ni idea de que los demonios podía hablar como personas. Sin embargo, cuando escuchó más de cerca, esas palabras no estaban llegando a sus oídos realmente.

Las palabras del Káiser simplemente estaban resonando en la mente de Kaito.

“Ah, que él puede. Aunque para ser más preciso, debería decir que puede enviar palabras directamente a la mente de su contratista. Aparte de él, el Gran Rey, el Rey, el Gran Monarca, y el Monarca todos pueden usar habla humana también. Aunque el Monarca es un poco sospechoso en ese aspecto.”

“Eso es una sorpresa… ¿Los demonios y humanos tienen patrones de pensamiento similares?”

“Eso no es así—antes de ser convocados, existen en una dimensión superior. No poseen pensamientos humanos, no pueden usar el habla, y no están equipados con sentidos. Cuando los demonios de rango más alto se materializan, reflejan a su invocador y rebajan hasta un punto donde pueden entenderse como simples almas malvadas. Si no lo hicieran, nosotros los humanos no seríamos capaces de comprender sus existencias.”

“… ¿Así que usan a sus invocadores como puntos de referencia para reestructurarse a sí mismos?”

“En efecto. Por tanto, como fui yo quien llamó al Káiser, le influí mucho. Buen, eso explicaría su orgullo. Sin embargo, algunos de los otros demonios no invocados—unos con el poder de rivalizar con Dios—sin duda podrían forzar a todas las criaturas de nuestro mundo a entenderlas sin la necesidad de rebajarse y vendrían ya provistos de intelecto y vocabulario autoritarios… Pero pasarán otros dos mil años antes de que alguien pueda convocarlos— Oh, ten cuidado ahí.”

Mientras Vlad hablaba, las mandíbulas del Káiser hicieron otro intento de arrancar su cuerpo. Su forma espectral se tambaleó por un momento, pero rápidamente regresó a la normalidad. Vlad se encogió de hombros. Aun así, los ataques del sabueso no disminuyeron.

Parecía que el Káiser estaba en una violenta tempestad de ira.

“¿Serías tan amable como para dejar eso? Incluso si mi muerte puso en duda tu fuerza, eso tiene poco que ver conmigo… Oh, bueno, supongo que decir eso fue solo combustible en el fuego, ¿no es así?”

Los colmillos del Káiser atacaron a Vlad una y otra vez. Kaito pensó en cómo Vlad y el Káiser habían sido derrotados.

El Káiser había sido lo suficientemente poderoso para abrumar completamente a Elisabeth y Hina. Pero debido a la muerte de su contratista, Vlad, el Káiser perdió su ancla a este mundo y posteriormente se desvaneció. “Tiene su orgullo como un sabueso de primera clase a considerar,” Vlad había dicho una vez. La muerte de Vlad sin duda había puesto en ridículo al Káiser.

“¡Imperdonable, imperdonable, imperdonable! ¡Qué criatura tan imperdonable y enclenque eres! ¡No te perdonaré por esto, Vlad!”

El Káiser estaba loco de ira. Pero después de aprender que su dominio del lenguaje humano era sólido, algo de la tensión de Kaito se había desvanecido. Aunque el Káiser era un demonio, al menos podía comunicar sus intenciones.

Como si hubiera leído su mente, el Káiser inclinó su cabeza y miró a Kaito. Su mirada—la de una criatura en un nivel totalmente diferente del resto de los horribles e indecorosos demonios—lo atravesó.

Asaltado por una fuerte aura de “muerte,” el alma de Kaito abandonó su cuerpo*.

[Nt: Así es como yo entiendo la expresión “stomach drop”, aunque es más larga en realidad creo que aplica aquí también.]

El Káiser entrecerró sus ojos y luego habló en voz baja.

“Ah, el que dejé que agarrara mi cola. Posees un cuerpo falso. ¿Así que tu sangre es de esa bruja, y tu corazón es el de un hombre? Tu alma no tiene valor—no obstante, es interesante. Muy interesante. Su forma está retorcida. Muy bien, lo harás. Sí, lo harás bien.”

“¿Verdad, Káiser? Pensé que podría llamar tu atención, dado tu gusto repulsivo.”

Vlad dijo exultantemente, prácticamente cantando. Caminó por el flanco del perro negro y luego colocó una mano espectral sobre el hombro de Kaito. Elegantemente presentado a Kaito, instó al Káiser.

“Ahora bien, ¿proseguimos con la prueba ceremonial?”

El perro negro no ofreció respuesta, simplemente expulsando aire por su nariz.

En el momento siguiente, el Káiser se le vino encima a Kaito, sus movimientos poseyendo una eficiencia que limitaba con la belleza. Aunque estaban llenas de llamas cerúleas, sus enormes fauces olían sorprendentemente como las de un perro ordinario.

… ¿Huh?

Entonces los dientes del perro negro se cerraron cruelmente y sin piedad sobre Kaito.

***

 

 

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Duele.

Duele tanto.

El dolor era la única cosa ocupando los pensamientos de Kaito. Los dientes del perro negro habían arrancado de un mordisco la mitad inferior de su cuerpo.

Vlad estaba en lo alto y diciendo algo en un tono desconcertado.

“Buen ahora, esto es desafortunado. ¿Falló en cumplir con tu interés? Aun así, hacer eso de la nada fue un poco despiadado… Mi, mi, no esperaba que muriera de tal manera antes de siquiera empezar. Qué decepcionante.”

Kaito se estaba retorciendo y convulsionando a los pies de Vlad. Cada vez que lo hacía, porquería y sangre se derramaban de sus entrañas desgarradas y en el suelo.

Normalmente, perder esa cantidad de sangre sería suficiente para hacer que su alma se desvaneciera. Sin embargo, posiblemente porque estaba en el medio de invocar al Káiser, su alma, la cual era usada como un intermediario, quedó atrapada en el pelaje del perro negro y se detuvo ahí.

Asustado debido a estar atrapado a medio camino entre la vida y la muerte, Kaito intentó gritar. Sin embargo, todo el aire se estaba filtrando de su abdomen, y no pudo reunir su voz.

“Ah—… Ah—… Ah—…”

“Bueno, supongo que no se puede evitar. Esta, también, es una manera válida para que caiga el telón. Las apuestas se pueden ganar, pero trágicamente, se pueden perder también. Carecía tanto de fortuna como habilidad. Eso era todo lo había.”

Con movimientos estudiados, Vlad se encogió de hombros. Su cuerpo estaba comenzando a transformarse en plumas negras y pétalos de flor cerúleos desde las puntas de los pies hacia arriba. Parecía que rápidamente estaba perdiendo la fe en el plan de usar el maná de Kaito para quedarse en el mundo. Su juicio fue tan cortés como siempre. Entonces Vlad se desvaneció, dejando a Kaito sin siquiera el tiempo suficiente para que le rogara que se quede.

El perro negro, también, giró la cola y comenzó a caminar por el camino del que había venido. La malvada energía que había mantenido el alma de Kaito en el lugar se fue cuando el pelaje entre el que había sido enrollada se desvaneció.

El alma de Kaito comenzó a dejar su cuerpo con su sangre.

Al momento siguiente, en lugar de una luz al final del túnel, Kaito fue asaltado por una intensa visión del futuro.

Hina probablemente va a encontrar mi cadáver después de esto.

Dado el estado actual de Elisabeth, sería imposible para ella invocar el alma de Kaito de nuevo. Hina se disculparía con Kaito por hacerlo esperar un poco, ayudaría a Elisabeth a pelear con el Marqués y el Gran Marqués, sería destruida. Y la Torture Princess, también, tendría todo el dolor que el mundo tenía para ofrecer otorgado por el Gran Rey antes de ser brutalmente asesinada.

Tendría una muerte solitaria y aislada.

Lo único que perduraría sería el mundo del hombre. Todo estaría bien en el nombre de su Dios, Eso no es bueno. No puedo dejar que eso pase. ¡Y—!

Kaito no quería morir incapaz así, no siendo capaz de devolverle algo a las otras dos. Inundado en desesperación y sus propios lamentos, Kaito se desmayó en agonía.

Cuando lo hizo, la sangre en su cuerpo comenzó a soltar un extraño calor. Todo su cuerpo comenzó a calentarse, como si se estuviera transformando en una llama. Parecía que alguna especie de magia se había ido y activado por su cuenta.

Mientras estaba siendo jugueteado por esa sensación, el campo de visión de Kaito se oscureció.

En la profunda oscuridad, todo lo que le quedaba era el desagradable dolor del calor dentro de su cuerpo.

Cuando recobró el sentido, se encontró recostado sobre una alfombra de tatami húmeda.

… ¿H-huh?

Moscas zumbaban ruidosamente sobre sus ojos.

Inspeccionó sus alrededores. Un sucio bombillo fluorescente estaba balanceándose del techo. La ventana rota estaba cubierta de cinta de embalaje, y sus dientes arrancados rodaban por debajo de la mesa de té. Los pedazos de sus encías pegados a ellos estaban crudos.

Entonces Kaito miró su cuerpo. La camisa pegada a su escuálido torso se endureció por todo el sudor y vómito manchándola. Su brazo derecho estaba cubierto de laceraciones superficiales, y su brazo izquierdo colgaba inmóvil y estaba cubierto de manchas rojo oscuro. Su tobillo estaba torcido en un ángulo extraño y se había quedado así. Y era posible que el dolor en su estómago se debía a un órgano roto.

Esto es…la habitación en la que estaba cuando morí en Japón… Espera, ¿hice

algo?

Kaito inclinó su cabeza al costado. Cuando fue asaltado por la desesperación y el arrepentimiento, su sangre había liberado tanto calor que él había sentido como si se estuviera quemando. Sólo pudo concluir que había activado inconscientemente algún tipo de magia.

¿No me digas que volví en el tiempo?

Esa fue la conjetura a la que Kaito llegó en base a la escena alrededor de él y el familiar dolor atormentando su cuerpo. Tal vez no tenían una concepción del tiempo. Sólo los cuerpos, viviendo en la realidad, estaban atados por ese concepto. Tal vez su alma, al borde de desvanecerse del cuerpo de golem que Elisabeth había hecho, había quemado el maná restante en su cuerpo y retrocedido en el tiempo.

Aunque su cerebro estaba desconcertado por el dolor y la desnutrición, esa fue la conclusión a la que llegó Kaito.

“En ese caso…no hay tiempo que perder, ¿huh?”

Murmuró en voz baja y luego forzó a su cuerpo a moverse. No había ni siquiera un cabello ileso en él. Su cuerpo era prácticamente piel y huesos. Simplemente respirar enviaba olas de dolor inundando su cuerpo. Tampoco pudo dejar de convulsionar, posiblemente como resultado de la deshidratación. Pero nada de eso le importó. Se retorció, su cuerpo habiéndose convertido en poco más que una bola de dolor.

Tenía que apresurarse y regresar al otro mundo.

Voy a salvarlas. Esta vez, me aseguraré de hacer todo lo que pueda.

Cojeando sobre su pierna rota, se movió con dificultad hacia delante. Se dirigió al cenicero cubierto de colillas de cigarro, el mismo que había sido usado para golpear su mejilla hace unos días.

Luego lo tiró hacia la ventana tan fuerte que casi dislocó su hombro. “Urgh, ack, blurgh.”

La sacudida había hecho tambalear su cuerpo, y tuvo náuseas donde estaba de pie. Sin embargo, los contenidos de su barriga eran mínimos. Lágrimas brotaron en sus ojos ante las desagradables conclusiones que golpearon su estómago vacío. A pesar de eso, caminó lentamente hacia delante, impulsado sólo por fuerza de voluntad.

Su padre llegaría a casa pronto. Y cuando la noche cayera, estrangularía a Kaito hasta la muerte. Sin embargo, Kaito no tenía tiempo para esperar eso. Tenía que terminar con esto lo más rápido posible.

“Tengo que apurarme, tengo que apurarme, tengo que apurarme y ponerme en marcha… Tengo que apurarme.”

Con dedos tembloroso, Kaito agarró una gran esquirla de vidrio. Cortó su palma, pero apenas sintió algún dolor.

La idea de Elisabeth y Hina siendo brutalmente asesinadas era por mucho aterrador. Por encima de todo, quería pasar el menor tiempo posible en este lugar muy lejos de ellas.

Aunque termine sin poder hacer nada, aún quiero estar a su lado.

Elisabeth era la persona que admiraba. Hina era la mujer que amaba. Y las había conocido a ambas por primera vez después de morir.

Este mundo no tenía ni una sola persona en él que gritara su nombre con afecto.

Entonces escuchó la puerta principal abrirse. Ese hombre había regresado más temprano de lo habitual, posiblemente relacionado al hecho de que Kaito había roto el vidrio. Su padre estaba corriendo violentamente por el corredor. Abrió la puerta corrediza y estaba a punto de gritar algo en ira, cuando, debido a cuán inesperada era la escena ante él, mostró una expresión extrañamente estupefacta.

“Kaito, pequeña mierda, ¿qué estás haciendo?”

“Escapar a otro mundo.”

Después de responder francamente, Kaito presionó la esquirla de vidrio contra la nuca de su cuello.

En el espacio de un aliento, cortó su arteria carótida. Sangre salió a chorros, y el techo se tiñó de rojo brillante.

Mientras el calor gradualmente dejaba su cuerpo y un escalofrío lo atravesaba—una sensación sin duda diferente comparada con el calor de la pérdida de sangre que había sentido antes, y una que lo llenó de una vívida sensación de pérdida—Kaito finalmente se dio cuenta de cierta posibilidad.

¿Huh? Espera, todas las cosas que pasaron hasta ahora…eso no era solo un sueño,

¿verdad?

En ese punto, sus pensamientos se detuvieron abruptamente. La única vida de Kaito Sena había terminado.

Normalmente, alguien que muriera de una manera tan sin propósito como un gusano en una muerte sumamente lamentable, indecorosa, cruel y repugnante no obtendría una segunda oportunidad en la vida. Sería ridículo que alguien esperara ser capaz de ir al mundo de su elección después de morir.

En resumen, la conclusión era simple. No había tal cosa como los milagros. Eso era todo lo que había*.

[Nt: Otra manera de decir “no había más que decir.”]

***

 

 

Cuando recobró el sentido, Kaito se encontró flotando en la oscuridad.

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No tenía cuerpo. Todo lo que existía era su conciencia. De hecho, ni siquiera podía decir con certeza si siquiera eso existía o no.

Dicen “Pienso, luego existo*,” pero en un espacio sin propósito y sin sentido del tacto, la vista, o el oído, era difícil decir que la presencia de la autoconciencia sola era suficiente para probar la existencia de uno. No había nadie que lo observara. No había nadie ahí para tocarlo o definirlo. No había nada ahí que pudiera usar para confirmar sus propias sensaciones.

[Nt: “Cogito ergo sum” en latín, frase de Descartes que se traduce literalmente “pienso, por lo tanto, existo”.]

Ese hecho era uno extremadamente cruel.

¿Solo cuánto tiempo voy a estar aquí?

Kaito pensó esto para sí mismo. Incluso el paso del tiempo aquí era ambiguo. No era capaz de suprimir la sensación de curiosidad con respecto a cómo su conciencia no se había desvanecido a pesar de que su cerebro había desaparecido. Todo lo que estaba haciendo era ociosamente existir.

Supongo que esto probablemente es el más allá.

Kaito estaba familiarizado con los conceptos de Cielo e Infierno. Había concluido que él y Elisabeth probablemente ambos se dirigían al último. Sin embargo, no había esperado que su verdadera naturaleza resultaría así.

El hecho de que la humanidad aún no había obtenido información sobre el más allá era, en una palabra, obvio.

Y la parte más dura de estar en esa oscuridad era el hecho de que no tenía recuerdos definitivos a los que pudiera aferrarse.

En un lugar como ese, donde todo era vago, la única cosa en la que se podía confiar era la propia conciencia y los recuerdos. Sin embargo, Kaito ni siquiera tenía fe en esos.

¿Son los recuerdos que tengo del tiempo que pasé junto a Elisabeth y el resto en ese mundo siquiera reales?

¿O no eran nada más que una invención que Kaito había evocado para escapar del dolor?

En este punto, no había nada que pudiera usar para verificarlos. Podrían haber sido nada más que una increíblemente realista fantasía. Dada la manera en que Kaito ahora estaba atrapado en el más allá, esa posibilidad parecía lo más probable.

Kaito se había regodeado en sus inventos y luego eventualmente había perdido de vista la línea separándolos de la realidad y se suicidó.

Si ese era el caso, entonces la vida de Kaito Sena en verdad habría estado más allá de la salvación.

Probablemente no podría haber tristeza más grande. Finalmente, incluso el tiempo que pasó desesperado pasó.

Rodeado de oscuridad que continuaba para siempre, Kaito se hundió más y más profundo dentro de sí mismo. Buscando la salvación, hurgó en sus recuerdos, los revisó, y luego, al borde de descender a la locura, llegó a cierto estado mental.

Estaba increíblemente enojado.

Espera un minuto. Quiero decir, hipotéticamente, incluso si ese mundo era falso…

¿Eso realmente significaba que no tenía ningún sentido?

A lo largo de los diecisiete años de la vida de Kaito Sena, sus recuerdos de ese mundo eran los únicos con colores vívidos.

En ese lugar, incluso si había sido un producto de su imaginación, las experiencias que había acumulado habían provocado un innegable cambio dentro de él.

Un cambio suficiente para que pudiera reunir ira, incluso en un momento como este en medio de tal irracionalidad.


¿Realmente estoy bien con solo quedarme aquí, ahogándome en arrepentimiento?

¿Fue toda mi vida realmente sin valor hasta el mismo final? Y antes eso, ¿todo realmente volvió a cero?

En medio de la oscuridad, Kaito violentamente forzó a las ruedas dentadas de su inexistente cerebro a entrar en movimiento. Sus recuerdos de ese mundo despertaron. Terribles y horribles recuerdos que contenían dentro de ellos una sola cucharada de brillante luminosidad. Reactivaron el cerebro de Kaito. No había manera de que pudiera pensar en esos recuerdos como sin sentido, después de todo.

¿No estaba esta situación esforzándose demasiado para hacerme pensar que todo era un sueño, una invención que en realidad nunca pasó?

Así es—por lo que era, todo se había alineado demasiado bien. Kaito comenzó a notar las incongruencias en los recientes acontecimientos, todos los cuales prácticamente había susurrado en su oído que sus recuerdos eran falsos y que debería caer en la desesperación.

Así es. Tengo una corazonada de que alguien está intentando hacerme sentir arrepentido.

Intentaron hacer que pasara todo este tiempo llorando. Pasará el resto de sus días en desesperación sin fin. Pero Kaito no estaba a punto de tener eso.

Al principio, definitivamente se había desesperado.

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Kaito había pasado unas horas, unos años—en el peor de los casos, quizás incluso un siglo—dentro de su mente al borde de la locura. Sin embargo, poco a poco, había recuperado su compostura.

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Incluso si ese mundo había sido una mentira…

“Sin importar en qué tipo de persona te conviertas, siempre serás mi más querido, mi adorado, mi destinado, mi amo, mi verdadero amor, y mi eterno compañero. Y siempre seré tuya.”

“Tonto… Completo imbécil… Tuviste la fortuna de obtener una segunda vida… Solo ya basta. Está…bien. Has hecho suficiente.”

… los recuerdos que había hecho ahí todavía habían sido hermosos, y las cosas que había experimentado ahí habían sido reales.

Incluso si había sido falso, el hecho de que había habido alguien que se preocupaba por Kaito era real.

Y el hecho de que, en un mundo carente de héroes y dioses, había estado una mujer en la que él había podido creer era cierto también.

Si ese es el caso, entonces no hay necesidad de que me aflige, ¿verdad? Dependiendo de la situación, si alguien realmente montó esto, entonces no tengo que perder tiempo sintiendo pena por mí mismo.

Desde el interior de la oscuridad, Kaito se percató de las incongruencias una y otra vez.

Ese lugar era innecesariamente espantoso. Era como la personificación de la situación a la que más le temía Kaito—que en realidad nunca había ido a ese otro mundo y simplemente murió cruelmente al final de su abuso. La oscuridad silenciosamente había impuesto angustia sobre él he intentado volver sus preciosos recuerdos sin sentido una y otra vez.

Algo en ello era extraño. Como tal, tenía que confirmarlo.


Aunque carecía de pies con los que caminar, un cuerpo, un alma.

Incluso si esto no es algo que alguien preparó.

Siempre y cuando no se rindiera, podría con del tiempo ser capaz de discernir la verdad. Kaito estaba ahí, después de todo.

Toda esa línea de pensamiento había sido absurda. No tenía fundamento lógico en ella. Pero a pesar de saber eso, era la conclusión a la que Kaito había llegado. Mientras lo hacía, lentamente comenzó a hablar.

“No me importa si es un invento. Eso es la conclusión que alcancé. Voy a seguir tratando de determinar la fuente de estas incongruencias. Mientras tenga mis recuerdos, nunca me rendiré, y nunca me perderé.”

Su boca no debería haber existido, sin embargo, su voz salió, aun así. Además, ahora claramente sentía a otra entidad. Como si una niebla se hubiera disipado, la percepción de Kaito creció rápidamente.

Había algo de pie ante él.

Lo miró y luego expresó sus pensamientos sin reservas.

“Hey, ¿podría ya cortarlo? Aunque sigas con esto, nada va a cambiar. Sin importar cuanto tiempo pase, siempre sabré que estoy siendo probado.”

De repente, Kaito sintió un agudo dolor correr por su cuerpo. La sensación nostálgica delineó el contorno de su cuerpo, lo formó, y lo ató.

Cuando recobró el sentido, se encontró atravesado por varias cuñas parecidas a colmillos de perro. Cadenas se extendieron de ellas, fijando su cuerpo en el lugar. Estaba colgando en el aire, sostenido por mil cadenas.

Si siquiera daba un paso, no dudaba de que su cuerpo sería desgarrado y su sangre correría libremente.

Un chico de pie ante él.

El chico pelirrojo miró directamente a Kaito. Su mirada parecía preguntar si Kaito realmente estaba bien con esto, además de reprocharle, ya que el chico sabía que estaba equivocado.

Por un segundo, Kaito fue asaltado por una sensación similar al vértigo.

¿Realmente ese chico había existido? ¿Realmente le había deseado la felicidad a Kaito? Incluso ahora, no estaba seguro. Aun así, sin embargo, miró al chico y sonrió.

“Está bien, Neue. Solo estoy protegiendo las cosas que quiero proteger.”

Kaito movió su cuerpo. Las cadenas repiquetearon, sangre chorreó. Las cuñas se clavaron en él, desgarrando su carne. Sus brazos se desgarraron cuando extendió una mano hacia delante, y sus piernas fueron cortadas cuando comenzó a caminar.

Mientras lo hacía—loco como sus acciones eran—hizo su promesa en una brillante y alegre voz.

“Me aseguraré de proteger la promesa que hice contigo, también.”

Mientras su cuerpo se desgarraba, Kaito extendió su mano hacia la esperanza. Entonces, en la profunda oscuridad, se aferró a la cola de un perro negro.

***

 

 

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

“¡Muy bien, muy bien, muy bien, muy bien! ¡Me has gustado! ¡Tú ciega devoción a la esperanza, tu locura! ¡Tú sobrenatural familiaridad con el dolor! ¡Oh canica de vidrio*, arrojada por doquier y horriblemente retorcida, pero permaneciendo claro todo el tiempo!

¡Muy bien! ¡Posees la capacidad de entretenerme, de entretener al Káiser!”

[Nt: Tómenlo como una analogía que, a pesar de sufrir tanto, se mantiene fiel a lo que quiere, de ahí a que le diga canica.]

Una llama cerúlea rugió a la vida. El perro negro pateó el suelo de piedra con sus elegantes patas. Cada vez que saltaba, el olor de las bestias salvajes llenaba el área, y toda la habitación temblaba. Los ojos de Vlad estaban brillando, y se reía mientras su abrigo y cabello eran soplados de un lado al otro por el viento.

Antes de que se hubiera dado cuenta, Kaito estaba de regreso en la habitación al final del corredor subterráneo. Su mano izquierda aún no estaba, y estaba cubierto de sangre. Aun así, le envió su feroz y antagónica mirada al Káiser.

El círculo de invocación brilló en el suelo. Pétalos de flor cerúleos y plumas negras bailaron vigorosamente por el aire, como si dieran sus bendiciones. En medio del rugido como humminario* de incontables bestias, el Káiser hizo su declaración.

[Nt: Un Himnario es una colección de himnos, es decir, canciones religiosas, generalmente recogidos en forma de libro.]

“¡A partir de ahora, serás mi amo! ¡Kaito Sena! ¡Oh Acumulación del Dolor de Diecisiete Años!”

Entonces todo se silenció.


Con un tufillo, todo se desvaneció de la habitación. El Káiser, Vlad, y las plumas y pétalos locamente danzantes desaparecieron.

Todo lo que quedaba era Kaito.

Nada en la habitación era diferente de cuando había entrado a ella. Inspeccionó sus muros rocosos asombrado.

Era como si todo hubiera sido solo un mal sueño.

Eso no era ningún sueño, sin embargo.

Kaito levantó con cuidado su brazo izquierdo. Ahí, en el extremo cortado, estaba la enorme pata delantera negra como el carbón de una bestia.

Levantó sus labios en una leve sonrisa. Luego cerró sus ojos e inspeccionó la cantidad de maná dentro de su cuerpo.

El poder de un demonio residía en lo profundo dentro de su corazón. Sin embargo, no parecía que sería capaz de usarlo libremente aún. La suma total de todo el dolor que había experimentado hasta la fecha estaba lejos de ser suficiente.

¿Qué hacer a continuación?

Kaito comenzó a analizar el plan inicial que le había propuesto a Vlad. Fue justo cuando había acabado de terminar de poner esa idea en orden. La puerta tembló. Alguien estaba gritando desde afuera.

De repente, el extremo de una alabarda se abrió paso a través de sus pesados tablones. La puerta se hizo añicos, y astillas de madera salieron volando.

Hina estaba al otro lado. Probablemente había escuchado algo, o bien los gritos de Kaito o los rugidos del Káiser. Gritó en una tensa voz.

“Amo Kaito, ¿estás bi—?” “Hina.”

Cuando lo escuchó decir su nombre, los ojos de Hina se abrieron de par en par y perdió su voz. Lo miró fijamente. Después de revisar su muñeca derecha, hizo una mueca débilmente como si hubiera comprendido algo.

Kaito le sonrió de regreso.

…Ahí está el rostro que extrañaba.

La había extrañado tan y amado tan sinceramente. Con toda la confianza y afecto que podía reunir, Kaito se quedó mirando a Hina como si intentara quemar su imagen en su mente. Entonces deliberadamente abrió su boca.

“Si incluso entonces sigues amándome, entonces por favor pelea a mi lado.”

“Dijiste que sin importar qué pasara, te pondrías en el medio de todos mis enemigos.

Y me dijiste que, si pensaba algo en ti, que debería decirte que me protegieras o peleáramos juntos a mi lado… Si no te importa que tome esa oferta, entonces haré todo en mi poder para estar a la altura de todos esos sentimientos tuyos…y si ya no crees que soy merecedor de tu amor después de que haya cambiado, entonces que así sea. Pero incluso si eso pasa, hay una cosa que quiero que recuerdes.

“Te amo, Hina… Ah, ya veo. Así que así es como es el amor.”

Entonces se encontró con su mirada esmeralda y le hizo una pregunta a la mujer por la que una vez había profesado su amor, a la persona que le había pedido que luchara junto a él— su eterna compañera, que entonces había asentido con la cabeza en acuerdo.

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“Hina, ¿podrías morir por mí?”

Hina se quedó mirándolo de vuelta. Su rostro se aflojó.

Una cálida sonrisa se extendió por su rostro. Estaba llena de verdadero deleite y no poseía ni una pizca de mentiras o falsedad.

“Sí, con gusto.”

Hina respondió y luego se arrodilló ante él. Kaito simplemente asintió en respuesta.

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