Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 2

Capitulo 2: El Contratista del Káiser

Parte 1

 

 

El castillo de Elisabeth estaba en la cima una colina desolada, rodeado en todos lados por un denso bosque. Fue construido firmemente con piedra labrada, haciéndolo sentir menos como un castillo y más como una fortaleza.

Dentro de una de sus habitaciones—una habitación completamente inadecuada para relajarse—Elisabeth yacía en hibernación superficial sobre una finamente construida sin embargo modesta cama. El sudor perlaba su frente.

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Hina tomó un paño enfriado con agua fría y suavemente limpió el sudor.

Mientras se apoyaba contra el muro de piedra dura, Kaito observaba la condición de Elisabeth.

Parecía frágil, muy diferente a su arrogante y orgulloso comportamiento normal. Se parecía a un niño, enfermo en cama con fiebre. Pero comparada a como estaba hace un momento, su respiración era mucho más estable.

Hina parpadeó sus ojos de tonalidad esmeralda mientras se giró para ver a Kaito. En silencio hizo un gesto con su barbilla, llamándola al corredor.

Después de esperar a que Hina cerrara la puerta detrás de ellos, Kaito le hizo una pregunta. “Entonces, ¿exactamente qué le pasa a Elisabeth?”

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“Bueno… Me avergüenza bastante admitirlo, pero, aunque tengo almacenado dentro de mí todo conocimiento médico moderno, carezco de funciones de tratamiento especializadas, así que cualquier hipótesis que pudiera hacer sería impresion—”

“Eso está bien. Estoy seguro de que tu opinión es mucho más útil que la mía. Por favor, hazme saber qué le está pasando.”

“Como desees… Parece que Lady Elisabeth está sufriendo de una dramática disminución en la cantidad de maná dentro de su cuerpo.”

Kaito asintió con la cabeza, la evaluación de Hina se alineaba con sus sospechas.

Habiendo aprendido los fundamentos del arte de la magia, era mejor que antes en la comprensión de los poderes mágicos de otras personas. Normalmente, Elisabeth emitía una siniestra presión tan penetrante como las espinas de una rosa, tan cortante que incluso ella era atormentada por ella. Pero ahora parecía una muñeca a la que le habían sacado su interior.

“Mientras Lady Elisabeth ejerce libremente magia lo suficientemente fuerte para derrotar demonios, su cuerpo consume maná para protegerse para aguantar su uso excesivo. Como resultado, su situación actual es sin duda bastante dolorosa para ella… ¡Oh!”

De repente, escucharon un bajo gemido desde el interior de la habitación. Hina y Kaito frenéticamente corrió de regreso adentro. Elisabeth estaba sacudiendo su cabeza y respirando con dificultad. Hina se apresuró a su lado.

“Lady Elisabeth, mis más sinceras disculpas. Ya regresé.”

Poco a poco, Hina vertió una decocción en la boca medio abierta de Elisabeth. Kaito colocó la toalla de nuevo en el agua fría, la escurrió, y luego se la pasó a Hina. Ella le agradeció y luego la pasó por la delgada espalda de Elisabeth.

Ahí, también, las ominosas huellas latieron. El rojo dañando su pálida carne parecía casi un conjunto extra de vasos sanguíneos bajo su piel.

…Nunca la he visto tan adolorida… Maldición.

Mordiendo sus labios en frustración por su propia impotencia, Kaito pensó en los eventos antes de que ella se había quedado dormida.

***

 

 

“¡La Guillotine, Saint of Beheadings!”

Apoyada por Kaito y Hina, Elisabeth se enfrentó al Gran Rey y gritó.

Empapada de sudor frío, había convocado al dispositivo de tortura. Pétalos de flores carmesí y oscuridad se arremolinaron, y la santa blanca apareció para protegerlos a los tres. Cerró sus brazos y luego los abrió y soltó su cuchilla rectangular. El Gran Rey renunció a la defensa, simplemente tiró de una de las cadenas en su mano. Uno de sus subordinados vino volando hacia delante.

Se convirtió en el escudo del Gran Rey, y su cabeza y cuello fueron por caminos separados.

Fue casi cómico cuán brutalmente su cabeza cubierta por una camisa de fuerza rodó por el suelo.

“¡¿Qu—?!”

Mientras Kaito se tambaleaba en shock, Hina hizo su movimiento. Con movimientos fluidos, desapareció de su lado. Descendiendo tan bajo como quizás podía, se deslizó en el punto ciego del Gran Rey y balanceó su alabarda diagonalmente hacia arriba. Sin siquiera mirar la hoja, el Gran Rey tiró de sus cadenas de nuevo.

Otro subordinado voló hacia delante, y otro subordinado perdió su cabeza, la cual rodó por el suelo.

Cansados de esperar a ser jalados, el resto de los subordinados se balanceaban de un lado al otro.

“¡Tch!”

Su ataque repelado, Hina decidió no seguir y en cambio se retiró. El Gran Rey se mofo desagradablemente.

“Eres una joven muchachita imprudente, ¿no es así? Me trae recuerdos, pero la juventud realmente es una época problemática.”

El Gran Rey de repente apartó su vista de Hina y la saint. Se quitó las cadenas conectadas a los collares de los subordinados muertos. Su pesado vestido de miriñaque tembló cuando se agachó y tocó una de las camisas de fuerzas del cadáver. La tela se derritió ante su toque, y sus brazos cayeron libres.

Tomó su espantosa mano cubierta de sarcoma en las suyas. “Lo hiciste bien.”

Susurró suavemente y luego colocó un anillo en su dedo anular con un beso. Los subordinados vivientes gimieron colectivamente, aparentemente en envidia. Entonces, habiendo perdido el interés, el Gran Rey dejó de lado el brazo del cadáver y se puso de pie.

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Su guardia había estado baja durante toda la serie de acciones, sin embargo, no había dejado ni una sola apertura.

“Ahora, ahora, Elisabeth. ¿Todavía tienes intención de luchar conmigo? El Gobernador lo dijo cuando estaba bajo el control de mi aguja, ¿verdad? ‘Aunque no albergo ninguna escasez de animosidad hacia ti, como puedes ver, no tengo ningún deseo de luchar contigo.’

“Ha, qué broma. ¿Quién creería las palabras de una femme fatale* como tú?”

“Oh, mi, pero te estoy diciendo la verdad. Con el fin de ganar una pelea a muerte con la Torture Princess mientras todavía tiene el poder de convocar a La Guillotine, así como una de las autómatas de Vlad, no tendría más opción que adoptar mi forma fusionada con el demonio… Pero encuentro a esa forma ridículamente horrible, ya ven. Y pensar en cómo mis subordinados se sentirían si me deshiciera de mi belleza ahora.”

El Gran Rey sacó un abanico de plumas de cuervo del escote de sus voluptuosos pechos y cubrió su boca con él. Sacudió su cabeza en negativa. Después de terminar su gesto de apariencia inocente, soltó un pesado suspiro.

“Pero por desgracia, a diferencia de Vlad, quien provocó su propia ruina, soy un individuo mucho más lógico y egoísta. Soy una mujer, después de todo. Si la necesidad surge, no dudaré. Ven ahora, Vlad se negó a fusionarse con su demonio, mientras que yo soy uno con el mío. Pero, aunque puedo, preferiría no mostrar esa horrible forma—una mujer tiene su orgullo, saben.”

Empujó su abanico hacia Elisabeth, como si preguntara su podía apreciar eso. Elisabeth no respondió.

El Gran Rey actuó como su hubiera escuchado una respuesta de todas formas, sin embargo, y dio un ligero encogimiento de hombros.

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“Estás mostrando tu disgusto en toda tu linda carita. Escucha ahora, Elisabeth. ¿Te importaría no buscar constantemente aperturas así? El hecho de que no estoy simplemente matándolos a todos sin ningún reparo por las apariencias puede ser debido al orgullo, pero es una misericordia también. Llevas un bagaje bastante importante, después de todo. ¿No es verdad, chica autómata?”

Haciéndole un gesto con su barbilla a Kaito, el Gran Rey le guiñó el ojo a Hina.

Hina preparó su alabarda, tensión corriendo por su cuerpo mientras se preparaba para lo que sea que pudiera venir. Se parecía a una guillotina, hoja lista para caer en cualquier momento. El Gran Rey se lamió sus labios mientras le susurraba.

“Una lección para ti, joven cachorra. Todavía eres joven, así que podrías no entenderlo, pero el amor es algo que escondes. No es algo muestras para que el mundo lo vea.

¿sabes? Especialmente contra una oponente mujer—de lo contrario, una retorcida mujer con gusto por los hombres de otras personas podría simplemente tomarlo.”

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El Gran Rey le echó una mirada coqueta a Kaito, y su mano pálida se movió. Uno de sus anillos, no unido a alguno de sus subordinados, disparó una cadena. Se precipitó hacia Kaito a toda velocidad.

Hina había balanceado su alabarda, dividiendo la cadena y tomando un pedazo del suelo con ella.

“Ve a morir en un hoyo, zorra.”

Sus pupilas se dilataron, Hina movió sus piernas. Arrojó su alabarda, y ésta giró a toda mientras corría hacia el Gran Rey. Pero tiró de sus cadenas una vez más, y otro subordinado voló para recibir el golpe en su lugar. Hubo el sonido de un cuello rompiéndose.

La parte delantera de la camisa de fuerza del subordinado se rompió, y la sangre se esparció por todas partes. Kaito y el resto momentáneamente tuvieron su visión bloqueada por el rojo.

Luego una mano se estiró desde una dirección inesperada y agarró el cabello de La Guillotine.

“Ves, perdiste la calma, ¿verdad? Qué adorable eres, joven muchachita. Pareces difícil de tomar, así que terminaré las cosas aquí por hoy—pero la próxima vez, ¿quién sabe? Puede que quieras aprender una o dos cosas sobre el amor.”

Riéndose entre dientes, el Gran Rey puso fuerza en la mano agarrando la cabeza de La Guillotine. En algún momento, esa mano se había convertido en nada más que hueso, demoníaco y mucho más grande que el de un humano.

Su cabeza cedió bajo la presión, la piel de la santa comenzó a romperse. Los mecanismos indecorosos en el interior quedaron expuestos.

El sonido del hierro chirriante resonó. “Me llevaré esto.”

El Gran Rey aplastó el cuello de la santa con su horrible mano. El cuerpo ahora sin cabeza se derrumbó de costado y se transformó en pétalos de rosa.

En medio de su baile carmesí, las mejillas del Gran Rey se ruborizaron, y se abanicó con su abanico de plumas de cuervo.

“Oh, por Dios. Qué inapropiado de mi parte. Por favor, solo pretendan que no vieron ese brazo.”

“Maldita seas, Gran Rey… ¡Maldita seas, Fiore!”

“Qué agradable se siente escucharte gritar mi nombre, Elisabeth. De todos los demonios que has asesinado, siempre fueron los que pobremente gritaban el tuyo, ¿verdad? …Eso es suficiente* para mí hoy.”

[Nt: Nuevamente, le da énfasis.]

Su brazo regresó al de una dama, el Gran Rey asintió con la cabeza.

Colocó un anillo en el dedo anular de su recién asesinado subordinado y luego de repente, como aburrida, le dio la espalda a Elisabeth y compañía. Sin embargo, giró su cabeza y torció sus labios de forma seductora.

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“Espero que nos encontremos de nuevo, pequeña princesa—y en cuanto a ti, chico amante, intenta volverte un poco más fuerte.”

El Gran Rey comenzó a descender las escaleras majestuosamente. Como perros domesticados, sus subordinados obedientemente la siguieron obedientemente mientras tiraba de sus cadenas. Cuando el inquietante grupo finalmente se desdibujó de la vista, Elisabeth murmuró en disgusto.

“…Qué mujer tan vil. Sin embargo, perseguirla está más allá de mí. Ciertamente estoy —” “¿Elisabeth?”

“¡Lady Elisabeth!” “—en mi límite.”

Como si las cuerdas que la sostenían se hubieran cortado, Elisabeth se desplomó en el acto. Runas carmesíes se retorcían sobre su pálida piel.

Nerviosos, Hina y Kaito la levantaron y llevaron al vestíbulo.

Usando el conocimiento grabado en Hina, activaron el círculo de teletransportación y de alguna manera fueron de regreso al castillo,

Fue la primera vez que la Torture Princess había tenido que retirarse rápidamente después de estar cara a cara con un demonio.

***

 

 

En este momento, Elisabeth todavía estaba durmiendo en su habitación.

Aunque mantenerla cómoda estaba sobre el alcance de lo que Kaito y Hina eran capaces, su respiración se había calmado de nuevo. Después de confirmar que Elisabeth estaba estable, Kaito giró su cansada y vacilante mirada hacia la espalda de Hina.

Luego miró de nuevo a Elisabeth, que estaba hundiéndose en su cama. “…Elisabeth.”

Recordó todo lo que había acabado de pasar. Pensó en cuán inocente habían sido la expresión de Elisabeth mientras llenaba sus mejillas con comida y cómo Hina había sonreído suavemente junto a ella. Pensó en cómo el Gran Rey se había reído sádicamente mientras se asomaba por detrás de su abanico de plumas de cuervo. De repente, su expresión se fusionó con la que su padre tuvo cuando había tratado de matar a Kaito.

Aunque una había sido mucho más aterradora que la otra, habían compartido los mismos fundamentos.

Ambos habían pensado en Kaito como un gusano, una alimaña que podrían aplastar cuando quisieran.

Finalmente, Kaito pasó a ver el fantasma del chico de cabello rojo. El chico lo miró con preocupación, y Kaito murmuró unas palabras.

“Lo sé, Neue… Es demasiado pronto para entrar al pánico. Pero aun así…” Mientras abría sus ojos, Kaito aflojó su expresión seria.

Con calma se levantó de su silla y luego llamó a Hina.

“Hey, Hina. No parece haber mucho para que haga aquí. Y ya que tanto el mayordomo como la maid estaban ocupados, los quehaceres están empezando a amontonarse. Voy a limpiar un poco.”

“Amo Kaito, yo puedo tratar con eso después—y está el asunto de la invasión del Gobernador. Es peligroso que estés solo ahora mismo.”

“Nah, estaré bien por mi cuenta. ¿Puedes dejarme ir?” “Pero—”

“…Hina.”

“…Entiendo. Si pasa algo, por favor llama de inmediato. Aunque estoy protegiendo a Lady Elisabeth, no dudaré ni un momento en correr al lado de mi amado.”

Aunque no parecía convencida, Hina asintió con la cabeza. Sin duda había visto la expresión dolorida de Kaito y sospechado que él había querido estar solo.

…Perdón por esto. Y gracias.

Agradeciendo le internamente, Kaito salió de la habitación. Pero, aunque la conjetura de Hina había sido correcta, también se equivocaba.

Es cierto que quiero estar solo, pero… No, necesito estar solo.

Kaito cerró la puerta detrás de él y luego tomó un breve respiro.

Miró hacia abajo y luego levantó su cabeza y caminó con pasos largos hacia delante con una expresión rebosante de determinación. Después de pasar por la cocina y tomar algo, bajó rápidamente las escaleras y se dirigió hacia los corredores subterráneos.

Los corredores estaban llenos del hedor del óxido y un ruido que sonaba como un gemido, y se parecía a un laberinto.

Si uno entrara en ellos sin cuidado, podría fácilmente perderse y morir sin encontrar una salida. Pero Kaito, tomando ventaja del hecho de que sus experiencias en vida lo habían dejado con la capacidad de recordar cualquier información que estuviera acompañada por dolor, una vez había tallado un mapa de las partes importantes en su carne. Como resultado, el dolor le había hecho memorizar la ruta que tenía que tomar.

Después de entrar a la vacía y sin usar habitación, Kaito cerró su pesada puerta y la cerró desde dentro. Después de inspeccionar todas las paredes de piedra de la habitación y comprobar tres veces que no había nadie ahí, Kaito metió su mano en su bolsillo.

Desde dentro, sacó una piedra cristalina envuelta en un pañuelo y un cuchillo de fruta. “…Aquí vamos…*.”

[Nt: Es una expresión con connotación pesimista, o sea lo dice sin ánimos.]

Mientras murmuraba para sí mismo, abrió su mano por completo. Luego hundió el cuchillo de fruta profundamente en su carne. Mordiendo su labio un poco, Kaito deslizó la hoja horizontalmente a través de su palma.

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El sonido de carne desgarrándose resonó, y la sangre se derramó sobre el suelo. “Eso debería estar bien, ¿verdad?”

Mientras miraba su herida, la cual era lo suficientemente repugnante para hacer que cualquier persona normal retrocediera ante ella, Kaito tranquilamente estimó la piscina de sangre sobre su mano.

Después de decidir que la cantidad era suficiente, sacó la piedra del pañuelo y la colocó sobre su palma.

El fondo de la piedra se hundió en la piscina carmesí rica en maná. Mientras lo hacía, el pimpollo azul dentro de él floreció, como si hubiera acabado de ser regado, y las plumas negras crecieron en cantidad. Sin embargo, ningún cambio decisivo ocurrió.

… ¿Eso no era lo que suponía que hiciera? No, espera, la leña está en su lugar.

Ahora todo lo que necesita son carbones vivos.

Kaito abrió su boca, inseguro de qué decir, y luego la cerró de nuevo.

De repente, sintió una fría mano en su hombro. Frenéticamente, miró al lado. Sin embargo, no había nadie ahí. Aun así, la sensación en su hombro se quedó.

En armonía con la alucinación, una baja, aterciopelada y juvenil voz de hombre resonó en su oído.

“Ahora, solo tienes que susurrar así.”

“—La (become).”

Plumas negras volaron a través de la habitación como una ventisca.

Las plumas, que deberían haber existido sólo dentro de la piedra, se apilaron elegantemente en el suelo. Discretamente mezclados entre ellos estaban pétalos de rosa cerúleos. Mientras los tonos de azul y negro batían un errático vals, sus movimientos se volvían más y más significativos. Los pétalos y las plumas se fusionaron y giraron para crear un fino cilindro.

Luego el telón cayó.

Como un truco de magia, un hombre estaba en su lugar,

Llevando su camisa de seda, su corbata, y su abrigo negro decorado con hilo de plata, se veía igual a un aristócrata con título. Su lustroso cabello negro y ojos carmesí le daban cierta belleza andrógina, y miró directamente a Kaito. Sus atractivos rasgos tenían un asombroso parecido a los de Elisabeth.

Habiendo confirmado su hipótesis, Kaito le habló al hombre. “Ha pasado un tiempo, Vlad Le Fanu.”

Vlad Le Fanu. El contratista del Káiser.

Antes de que ella lo hubiera asesinado, había sido el más terrible enemigo de Elisabeth. Sonrió, una sonrisa claramente llena de sincero afecto.

***

 

 

“Podrías decir que ha pasado un tiempo, porque un tiempo ha pasado. También podrías decir que es un placer conocerte, porque es un placer conocerte. Ahora entonces, ¿con cuál sería mejor saludarte? Estoy bastante perdido… Hmm, si estuvieras en mi lugar, ¿cuál elegirías?”

Vlad sin propósito levantó su dedo índice mientras le planteaba su pregunta a Kaito. Como siempre, sus palabras y sus acciones tenían una inocencia peculiar en ellas. Sin embargo, su voz sonaba como si estuviera hablando a través de un velo de agua.

Isekai Goumon Hime Volumen 2 Capitulo 2 Parte 1 Novela Ligera

 

Tras una inspección minuciosa, su cuerpo y ropa eran parcialmente transparentes.

Justo como sospeché… No tiene una forma física. Pero todavía tiene su voluntad,

En silencio, Kaito reafirmó esa realidad. Encogiéndose de hombros ante su falta de respuesta, Vlad miró alrededor de la habitación y chasqueó sus dedos. Oscuridad y pétalos de flor cerúleos se arremolinaron alrededor de sus pies. Mientras Kaito se preguntaba qué estaba convocando, un precioso asiento hecho de huesos de bestia y cubierto de pieles de animal—y tan inmaterial como Vlad—apareció.

Con gran ostentación, Vlad tomó asiento en la silla fantasmal.

“Soy muy consciente de que no eres el tipo de persona que toma estas cosas en cuenta, supongo. Realmente deberías invitar a tus invitados a habitaciones con sillas en ellas. Aunque incluso si lo hicieras, no es como si fuera capaz de usarlas en mi estado actual, así que realmente es una petición bastante impertinente de mi parte. Después de todo, soy muy consciente de lo que el viejo ‘yo’ hizo.”

“…No sé si debería referirme a ello como cuando estabas vivo, pero tienes todos esos recuerdos, ¿verdad?”

“En efecto, eso hago. Recuerdo pedirte convertirte en mi sucesor, y recuerdo que me rechazaste. Incluso recuerdo ser asesinado. ¿Hmm? Ahora que lo pienso, ¿no debí haber elegido mis comentarios de apertura para ser un poco desalmado? Oh, qué blandengue tan inútil soy.”

Vlad comenzó a reflexionar para sí mismo. Mientras respiraba un tenso suspiro, Kaito le hizo una pregunta.

“Entonces sabes, sobre todo, ¿huh…? Pero no pareces ser el mismo que el viejo tú, el tú de cuando estabas vivo. ¿Qué eres, entonces?”

“Ahora bien, ¡esa es una pregunta bastante problemática! ¡Es la cima de la estupidez, convocar algo que de que ni siquiera conoces la verdadera naturaleza! …O más bien, eso es lo que me gustaría decir, pero tienes alguna idea, ¿no es así? Adelante, dilo.

¡Te dejaré saber si tienes razón o te equivocas!”

Vlad instó a Kaito haciendo un gesto con su barbilla, arrogante pero entretenido. Después de mirarlo por un momento, Kaito respondió.

“Si tengo razón, entonces eres el alma de Vlad Le Fanu—o más bien, una réplica inferior del mismo.”

“Aunque es muy irritante, ser tratado como un inferior, ¡tienes bastante razón! ¡Mira* eso, una puntuación perfecta! ¡El joven al que le eché el ojo como un sucesor ha crecido de manera bastante impresionante en muy poco tiempo! Aunque me rechazaste, estoy extrañamente a pesar de eso. Quizás esto es lo que llaman amor parental… En todo caso,

¿qué te llevó a esa conclusión?”

[Nt: Aquí lo dice con enfado.]

“El calor que sentí de tu piedra se parecía mucho a mi cuerpo—el tipo de calor producido por un alma retorciéndose dentro de un homúnculo. Eso fue lo primero me hizo pensar que tu piedra tenía un alma sellada dentro también.”

“Ya veo, bastante impresionante la intuición que tienes. ¿Y?”

Y si habías sido capaz de poner tu alma real a salvo cuando estabas a punto de ser asesinado, no hay manera de que no hubieras estado haciendo alarde de ello y diciendo todo tipo de tonterías molestas a estas alturas.”

Al escuchar la increíblemente cortés explicación de Kaito, Vlad levantó la comisura de su boca en irritación. Sin embargo, justo como Kaito había esperado, ninguna refutación se produjo. Probablemente no era capaz de desestimar los hechos.

En un claro contraste a la manera en que le había gustado vivir su vida, por ninguna definición la muerte Vlad había sido elegante.

Mientras Kaito jugaba con la piedra en su mano, siguió acumulando conjetura.

“Si ese era el caso, entonces eso significaba que en cierto sentido no estabas relacionado con la persona real que murió… Una reproducción perfecta no parecía posible, pero sentí que la magia de este mundo probablemente podría producir algo de ese nivel.”

“En efecto, con un énfasis en encontrar un sucesor, el viejo yo buscó maneras de ejercer su influencia en la posteridad. Aunque no puedo hacer mucho más que hablar, aún me quedo, así que puedo participar en los asuntos del mundo. Incluso si no es el mismo ‘yo’ que murió, no cambia el hecho de que estoy llevando a cabo acciones—santo cielo, ¿qué estaba pensando? Bueno, siempre y cuando sea entretenido, supongo.”

Hablando como si fuera el problema de alguien más, Vlad respondió sin reservas. Aunque había sido asesinado, no parecía como si planeara guardarle rencor a Elisabeth o a Kaito. Mientras tomaba esa decisión*, la tensión que había estado soportando en secreto se desenrolló. Mirando directamente a Vlad en los ojos, le hizo una pregunta.

[Nt: Extraño lo parezca, usa una expresión que se usaría normalmente para referirse a un jurado dando un veredicto.]

“Ahora entonces, hay algo que me quiero que me digas. Es sobre el Gran Rey.”

“¿Elisabeth fue derrotada?”

Kaito tragó. Había concluido que el conocimiento del mundo exterior de Vlad estaba limitado a lo que el hombre mismo había experimentado hasta la muerte. No había esperado que Vlad se hubiera dado cuenta de eso. Mientras Kaito fruncía el ceño, preguntándose su Vlad había sido capaz de escuchar incluso cuando la piedra estaba desconectada de maná, una sonrisa en verdad desagradable se presentó en la cara de Vlad.

“Hasta hace un momento, esencialmente no tenía la capacidad de percibir el mundo exterior. Eso no fue más que una simple conjetura. Después de mi muerte, eso había sido el resultado natural de su encuentro con el Gran Rey. La mujer es mucho más despiadada que yo. En cuanto al combate se trata, su especialidad no radica en su fuerza personal, sino en la crueldad de sus tácticas—aunque es inferior a mí, es más fuerte, sin embargo.”

Vlad fácilmente reconoció ese hecho. Sus ojos medio cerrados, habló como si se sintiera nostálgico respecto al pasado.

“Fiore y yo éramos amigos incluso antes de que hiciéramos nuestros contratos demoníacos. Solíamos animar los bailes juntos* y cautivar a hombres y mujeres por igual. Aunque éramos bastante cercanos, sin embargo, nuestras ideologías estaban en severo desacuerdo. Concentré mis esfuerzos en lo que vendría después de que hubiéramos tomado el control—profetizando mis vínculos con mis camaradas, preparando un sucesor, y preparando mi ejército, aunque ese ejército fue aniquilado después de que Elisabeth y yo tuvimos nuestra discusión y fui capturado—mientras que Fiore no prestaba atención a esas cosas y en cambio sostenía al individuo, es decir a ella misma, en única estima.”


[Nt: Baile formal, aunque es a la conclusión que llegué después de ver varios foros, no estoy del todo seguro, aquí la original “We would liven up balls together”.]

“Sí, puedo creer eso.”

“Rechazó mis principios y se negó a ayudar a rescatarme de la Iglesia, pero al menos tomó nuestros largos años en consideración se contuvo de tomar cualquier acción egoísta. Pero con mi muerte, sin duda ha dejado de contenerse. Cualquier demonio de menor rango en cuyo cerebro ella clave su aguja se convertirá en su títere.”

Kaito entrecerró sus ojos. Una aguja con forma de cerebro había sido clavada en la nuca del cuello del Gobernador.

“Así que eso era la aguja…”

“Una vez que la aguja haya sido colocada, sacarla no conseguirá nada. El único inmune a su aguja es el Káiser. Probablemente no tomará el control de aquellos con rango cerca al suyo—el Rey, el Gran Monarca, y el Monarca—pero la mayoría del resto de los demonios probablemente ya son sus peones, sus corazones libres para que los arranque a su antojo. Y frente a su especialidad, Sacrifice, incluso Elisabeth estaría en desventaja.”

Hasta donde Kaito sabía, los demonios tenían muchísimo apego a sus propias vidas. Aunque masacraban sin piedad a otros, retrocederían ante la idea de conocer el mismo destino. Era precisamente por eso que ninguno de ellos había sido capaz de usar Sacrifice, ya que habría requerido dar su propio corazón. Sin embargo, el Gran Rey, Fiore, fue capaz de tomar ventaja de ello usando a sus camaradas como chivos expiatorios.

Probablemente podría sólo usarlo tantas veces como demonios quedaran.

…Maldición.

Kaito mordió su labio. Vlad, encontrando placer en ver su expresión dolorida, continuó.

“¿Y? ¿Eso es todo lo que querías preguntarme? Por lo que a Fiora respecta, esa es la suma total de información útil que hay que saber. ¿Puedo irme ahora? No es que me importe matar el rato haciendo charla ociosa, eso sí…”

“Tengo…una solicitud.”

“Ah, música para mis oídos. Adelante.”

Una sonrisa retorcida cruzó el rostro de Vlad. Kaito apretó su puño.

Como estaba en ese momento, Vlad no estaba contratado con el Káiser. Pero incluso por sí mismo, demoníaco era un descriptor perfectamente adecuado para él. Vlad Le Fanu era un hombre que constantemente sondeaba la debilidad en los corazones de las personas.

Conociendo cuán estúpido era pedirle un favor a tal hombre, Kaito levantó su voz. “¿Podrías enseñarme cómo usar magia?”

“… ¿Oh?”

Vlad frunció el ceño en sorpresa y luego se inclinó hacia atrás en su silla de costilla de bestia y cruzó sus manos.

“Eso no era lo que estaba esperando en absoluto. Había estado bastante seguro de que me preguntarías cómo liberar a Elisabeth de la influencia de Sacrifice.”

“Cuando Elisabeth despierte, voy a seguir su ejemplo hasta disipar Sacrifice. Si te pregunto, hay una gran posibilidad de que me enseñes un método que terminaría matándola.

“Qué grosero. Nunca te diría tal mentira.”

“Encuentro eso difícil de creer.”

“¡Es verdad! ¿Cómo podría soportar usar tus sucias manos para matar a mi querida Elisabeth? Ya que no tengo manos para aplastar su delgada garganta yo mismo, simplemente deseo que siga viva para que pueda seguir sufriendo. Deseo que sufra tontamente, sin poder hacer nada, y sin parar, hasta que finalmente conozca el mismo final ardiente que yo.”

“Tienes algunos gustos de mierda,”

Vlad pasó su lengua por sus labios mientras Kaito se burlaba de él y luego se encogió de hombros ligeramente.

“Aunque se siente extraño hacerlo público y admitirlo, las personas con gustos saludables normalmente no forman contratos con demonios. Sus solas existencias son malvadas y retorcidas… Pero, en cualquier caso, ¿por qué buscar instrucción de mí? ¿No sería mejor simplemente hacer que Elisabeth te enseñe?”

“Cuando nos enfrentamos contra el Gran Rey, solo fui equipaje. Necesito hacer más fuerte y rápido. Y otra cosa más…”

“¿Otra cosa más?”

No puedo confiar en Elisabeth.”

“¿Oh?”

Vlad abrió de par en par sus ojos en una abrupta muestra de júbilo. Kaito se encontró con su mirada carmesí.

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Desde que había llegado a este, todas sus experiencias le habían enseñado una sola cosa.

La Torture Princess era una terrible pecadora y una mujer cruel. Y si la necesidad se presentaba, podía incluso ser despiadada con los que se habían ganado su confianza. Si Kaito lo pidiera, probablemente habría estado dispuesta a usar sus tortuosos medios para adiestrarlo en los caminos de la magia. Sin embargo, probablemente elegiría los detalles de sus métodos ella misma.

Y aunque podía ser cruel hacia Kaito, no era un monstruo.

Y eso significa…probablemente no me presionará lo suficientemente fuerte para que me convierta en verdad útil.

La magia negra estaba acompañada por el dolor, y el poder de los demonios lo demandaba. Por último, el cuerpo de Kaito estaba acostumbrado al dolor.

Cuando había unido esas tres verdades, Kaito se había dado cuenta de la implicación clave en ello.

Y para revisar si tenía razón o no, necesitaba la ayuda de Vlad.

Vlad era un hombre que había entrenado hace tiempo a Marianne, una tutora ordinaria—y una mujer que Kaito mismo había asesinado—en una nigromante. Sin duda alegremente abriría ampliamente puertas que Elisabeth no se habría atrevido a tocar.

La razón por la que Kaito había ocultado el alma de Vlad de Elisabeth era para obtener información y conocimiento. Habría sido demasiado desperdicio simplemente deshacerse del acceso a los recuerdos del contratista del Káiser. Pero si no fuera por la situación actual, Kaito no habría tenido ninguna intención de realmente invocar a Vlad.

Aunque era racional, Kaito podía ser impulsivo y cruel cuando se trataba de asuntos que lo involucran. Siempre y cuando no cayera en la locura como Marianne lo había hecho y todo lo que hiciera fuera recibir educación, la única persona a la que esta decisión afectaría era él.

Después de tomar esa decisión*, Kaito siguió haciendo su solicitud. [Nt: Otra vez la frase de jurado.]

“No te dejaré hacerme lo que le hiciste a Marianne. Pero me pediste convertirme en tu sucesor, así que debes saber alguna manera en que puedo hacer uso completo de mí mismo, alguna manera que Elisabeth no.”

“Oh, eso hago en efecto.”

Una sonrisa bestial cruzó el rostro de Vlad. Sin embargo, la eliminó un segundo después. Luego habló en un tono calmado y caballeresco.

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“Veo los elementos* de alguien que puede superar a Elisabeth en ti, después de todo. Entiendes el dolor, y puedes contemplar heridas con un ojo calculador. Pero a pesar de eso, actúas con fuerza cuando eres motivado por el odio, y posees un lado quisquilloso también. Eres una persona con gran capacidad de desarrollo malicioso. Sin embargo, parece que rechazas la idea de tomar de otros. Eso hará difícil que te desarrolles, pero…tú saliste de tu camino para pedirme ayuda. Antes que nada, hay una cosa para la que eres apto que te enseñe ahora mismo.”

[Nt: También se puede tomar como “ingredientes”]

Mientras Vlad hablaba suavemente, abrió las dos manos. Claramente estaba tramando algo.

Aunque se dio cuenta de eso, Kaito asintió con la cabeza. El despreciativo comentario que el Gran Rey le había empujado todavía sonaba en sus oídos.

“Y en cuanto a ti, chico amante, intenta volverte un poco más fuerte.”

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