Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 2

Capitulo 1: El Caos Comienza

Parte 2

 

 

De forma segura se habían dirigido al sótano del castillo de Elisabeth, donde el círculo de teletransportación fue puesto.

Después de viajar por los pasillos apestando a moho y haciendo eco con un sonido parecido a lamentos, los tres subieron las escaleras del castillo propiamente dicho.

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“¿Tomamos té? Creo que hay unas tartas que se me han escapado.” Mientras hablaba, Elisabeth abrió la puerta al salón comedor.

El candelabro de techo soltó un fuerte chirrido.

Una cadena estaba envolviendo lo, un individuo familiar colgando de su cuello.

***

 

 


“¡¿Qu—?!”

La oscura figura se mecía de un lado para otro, soltando chirridos cacofónicos en cada ocasión.

Simplemente colgando ahí, la persona parecería casi como un adorno añadido al candelabro. La cadena brillaba, envuelta alrededor* de los brazos de plata de la figura y mordiendo profundamente en el cuello.

[Nt: Aquí le hace énfasis, pero al traducirla se leer raro.]

Los huesos en ese cuello habían sido rotos en un ángulo extraño. No había manera de que esta persona pudiera seguir con vida.

Cuando ambos miraron hacia arriba al trágico cadáver, ambos gritaron. ““¡Butcher!””

El que había sido asesinado era el Butcher, un comerciante gente bestia que venía al castillo de Elisabeth para venderle carne. Todo su cuerpo estaba envuelto en la harapienta capa negra que llevaba constantemente.

No podían ver su rostro, oculto como siempre por la sombra de su capucha. Pero incluso sin ver su expresión, era evidente que estaba muerto por la cruel forma en que estaba contorsionado su cuello.

Sujetando su mano sobre su boca, Hina murmuró en shock. “…¿Mr. Butcher? ¿Por qué pasó esto?”

“No tengo ni idea… ¿Qué siquiera pasó aquí?”

Kaito sacudió su cabeza. ¿Por qué había sido asesinado? ¿Quién fue el responsable?

Mientras la tensión hacía que los tres se sintieran escalofríos, el cadáver del Butcher hizo una lenta revolución. Entonces gritó en una voz vigorosa, como si respondiera a las dudas que la situación había provocado.

“¡Amigos míos, hay un enemigo! ¡Un enemigo está en marcha!” “¡El cadáver habló!”

“¡Eso es imposible!”

“¡Su espíritu debe estar inquieto!”

“Hmm, ninguno de ustedes parece particularmente entusiasmado por el hecho de que sigo con vida. Oh, me siento tan amado en este momento.”

El Butcher, todavía colgado, sacudió su cuerpo de un lado al otro en protesta. El magnífico candelabro rechinó ominosamente mientras mecía los escamosos brazos que se asomaban desde el extremo inferior de su manto.

“…¿Un brazo? Espera, ¿esa cadena está clavada en tu cola y no en tu cuello?” “¡Buen ojo! Aunque puede que esté al revés, ¡sigo vivo! ¡Justo cuando el enemigo me

estaba colgando, invertí mi cuerpo dentro de mi capa! ¡Luego se fueron, sin darse cuenta de

que me habían colgado de la cola! Mi, mi, eso podría haber ido bastante mal para mí.” “Espera, eso no suena posible; eso es como un truco de magia o algo así.”

“Si deseo llamarme el Carnicero, seguramente debería ser capaz de hacer eso.” “Me estás volando la cabeza, hombre.”

Los dos intercambiaron risas, contentos de que hubiera sobrevivido. Entonces Elisabeth de repente inclinó su cabeza al costado.

“Espera, Butcher. Hablaste de un enemigo. ¿Quién fue el que te colgó dentro de mi castillo?”

“¡Ah, lo hice! ¡Madame Elisabeth, un enemigo está atacando! Aunque como el Butcher, debo confesar que no me importa mucho su batalla contra los demonios de una forma u otra; en realidad, no tiene mi interés en lo más mínimo. Sin embargo—”

“Con una actitud así, la muerte vendrá golpeando a tu puerta más pronto que tarde.”

“—Sin embargo, si me encuentro a uno yo mismo, ¡entonces la historia cambia considerablemente! ¡Un demonio vino a este castillo! ¡Y emitía un aura bastante malévola! Dijo que planeaba colgarme para anunciar su llegada y luego esperar su regreso en otra habitación… Hey, esperen—¡por favor bájenme antes de irseeeeeeeee!”

Mientras el Butcher gritaba detrás de ellos, Elisabeth y el resto regresaron al corredor. Ella siguió por el sitio con grandes zancadas.

Kaito clamó desde atrás de ella. “¿Sabes dónde está el demonio?”

“¡Ha! ¡Invadir el castillo de la Torture Princess es el acto de un tonto audaz! No es más que un lugar que alguien así escogería—como dice el dicho, las alturas imposibles son codiciadas por el humo y los temerarios por igual.***”

Escupiendo su declaración, Elisabeth corrió por el camino iluminado por el vitral del claristorio.

Después de subir por las escaleras en espiral llevando a la sala del trono, abrió de golpe las enormes puertas dobles.

Una ráfaga de viento salió volando hacia ella. La sala del trono estaba adornada con tapices anticuados y un extravagante trono, dándole un aire digno. Pero desde que las bestias del Caballero habían atacado, había un muro que había sido completamente destruido.

Y o por pereza o terquedad, Elisabeth se había negado a repararlo.

Había alguien sentado en el trono, el cielo azul pálido que se asomaba por el agujero sirviendo como un telón de fondo.

La persona era un joven apuesto con mejillas sonrosadas y cabello rubio hasta los hombros. Sus delgadas y femeninas piernas se extendían desde sus cortos pantalones y balanceaban de un lado al otro mientras jugaba con un trozo de fruta que había traído a la mesilla.

“Y hasta el fondo… ¿huh?”

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Había cortado la granada a la mitad, y su boca se abrió de par en par. Luego sus ojos ámbar notaron a Elisabeth.

Sin siquiera una pizca de piedad, ella gritó.

“¡Pendulum!”

Pétalos de flores carmesí y oscuridad se arremolinaron en medio del techo. Una enorme hoja colgando de una cadena cayó de él y soltó un ruido pesado mientras se congelaba en el aire. Luego se balanceó en un amplio arco, la reluciente hoja rápidamente aceleró rápidamente antes de aplastar el trono en pequeños pedazos. Pero cuando el polvo se asentó, el cadáver del chico no se encontraba en ninguna parte entre los restos.

Desapercibido, de alguna manera se había dirigido hacia el muro. La hoja corrigió su trayectoria y luego hacia la nueva ubicación del chico. Pero justo antes de que pudiera atravesarlo, se desvaneció una segunda vez.

Elisabeth y compañía de repente se encontraron cara a cara con él.

“… ¡¿Qu—?!”

Kaito jadeó. Pero Elisabeth parecía haber anticipado este desarrollo.

Se lamió los labios y luego levantó su brazo una vez más. Mientras lo hacía, el chico cayó sobre una rodilla tan rápidamente que parecía que los huesos en su pie debieron haberse roto. Se arrodilló, sin hacer ningún esfuerzo para defenderse. Se hizo evidente que un impropio chal escarlata estaba puesto alrededor de su cuello, como para cubrir su nuca.

Elisabeth levantó una ceja ante la inesperada acción de su oponente. “¿A qué estás jugando, Gobernador?”

“Ha pasado algún tiempo, Ms. Elisabeth Le Fanu, amada y demasiado perfecta hija de Mr. Vlad. Aunque no albergo ninguna escasez de animosidad hacia ti, como puedes ver, no tengo ningún deseo de luchar contigo. He venido hoy a invitarte a mi palacete, Oh Torture Princess.”

“¿Qué?”

“Aquí está su invitación formal, con un presente para acompañarla. Por favor, por favor acéptala.”

El Gobernador sacó un sobre y una caja de papel atada con una cinta de la nada y entonces se los ofreció a Elisabeth con una mano temblorosa. Después de que confirmó que no había ningún tipo de trampa mágica en marcha, frunció el ceño y se los quitó.

Entonces el Gobernador se levantó de repente, sus extraños movimientos evocaban la sensación de una cuerda siendo tirada.

Sus rasgos se contorsionaron de una manera suave y extraña mientras daba una torpe y estrafalaria reverencia.

“P-P-Por favor ven—he estado esperando a-a-ansiosamente tu llegada.”

Sin advertencia, se inclinó demasiado al costado. Su sonrisa la misma imagen de la artificialidad, cayó al suelo y fue envuelto por completo.

Elisabeth chasqueó sus dedos, regresando el péndulo a los pétalos antes de cruzar sus brazos.

“El Gobernador es el siguiente más débil después del Caballero, pero claramente había algo fuera de lugar respecto a él.”

“Oh sí, seguro. Pensé eso también. ¿Qué pasa con la caja?”

“Su contenido parece ser…alimentos horneados. Tengan cuidado—asegúrense de no tocarlos.”

Dentro de la caja había una hilera de galletas de colores brillantes. Estaban cubiertas de mermelada y lucían bastante deliciosas de hecho. Pero en armonía con su voz áspera, Elisabeth chasqueó sus dedos.

Las galletas bien hechas estallaron en llamas en medio del aire y luego ardieron hasta convertirse en cenizas.

“Entre todos los demonios, él fue el que empleó más esfuerzo adulando a Vlad. Conozco su habilidad. Su poder es adecuado para el asesinato—el talento de convertir cualquier comida que toca en veneno o narcóticos… Por consiguiente, esperaba que se quedara escondido y fuera de mi alcance tanto como pudiera.”

“Pero espera, ¿no acaba de venir al castillo, invitación en mano?”

“Sí, eso hizo. ¿Por qué me invita, sin embargo? ¿Y cuándo se volvió tan versado en usar los círculos de teletransportación?”

Su mirada se posó en la invitación. Runas de un tono verde azulado parpadeaban por su superficie. Sin duda podrían usarse para permitir que el círculo de teletransportación de Elisabeth se conectara directamente a la mansión del Gobernador.

Kaito se unió a Elisabeth en fruncir el ceño. “Eso no tiene ningún sentido.”

“En efecto, no lo tiene. Pero no tengo intención de caer en su trampa. Algo acecha más allá, algo que necesitamos verificar pronto. No es nada más que mi intuición, sin embargo, simplemente es la sensación que estoy sintiendo.”

Kaito y Hina asintieron en acuerdo. Necesitaban descubrir quién estaba moviendo los hilos del Gobernador. Aunque había estado de acuerdo, una sensación ominosa se arremolinó en el pecho de Kaito.

No sé por qué, pero no me gusta cómo se está desarrollando esto.

Chasqueó su lengua en irritación. Mientras lo hacía, Hina llevó su mano a su boca y susurró.

“Si se me permite, antes de que partamos, realmente deberíamos bajar al Butcher.” ““Oops,”” Kaito y Elisabeth dijeron simultáneamente.

Ahora que lo mencionaba, ambos se habían olvidado completamente de él.

***

 

 





Cuando los tres regresaron al salón comedor, encontrar al Butcher balanceándose de acá para allá, de acá para allá, de acá para allá.

Claramente desesperado, parecía estar intentando hacer caer el candelabro. “Espera, Butcher. No vayas a romper los candelabros de otras personas ahora.”

“Vamos—¿no fue inhumano salir corriendo y abandonarme? ¿No fue injusto? Y por no mencionar que terminara envuelto en una pelea con la que no tenía nada que ver. ¡Madam, debo protestar! Incluso si debo pudrirme a nada, el segundo y tercer Butcher va—”

“Mis disculpas. Solo un momento, y te liberarán. Hina.” “Sí, ma’am.”

Hina, habiendo ya traído su alabarda, voló desde el suelo. Saltando en el aire, golpeó la cadena.

Su fuerte ataque la cortó en un solo golpe. Su cola se liberó, el Butcher se derrumbó sobre el suelo.

Al aterrizar, rápidamente replegó sus brazos y su cola en su capa como una tortuga. Retorciéndose ágilmente dentro de ella, puso en orden su ropa sin que su rostro se hiciera visible.

Se puso de pie, levantando sus brazos en celebración, y luego miró inquisitivamente a los otros tres.

“¿Hmm? Todos se ven tan tensos… Y Ms. Maid ya tenía su arma en mano… ¿Los tres van a algún lugar peligroso?”

“Sí, nos dirigimos a la mansión del demonio que te colgó.”

“Oh por… Si ese es el caso, Mr. Dim-Witted Servant*, entonces tengan cuidado.”

[Nt: “Sirviente Lento”, sonaba mejor en inglés, y si no recuerdan, hace referencia a la presentación que le había dado Elisabeth al Butcher de Kaito.]

La voz del Butcher era inusualmente dócil. Kaito encontró su mirada y preguntó en silencio cuál era el problema.

El Butcher acercó su rostro al de Kaito y luego susurró en un tono serio.

“Puede parecer un asunto trivial, pero…el intruso tenía un olor peculiar sobre él. El olor de la carne asquerosa.”

El Butcher habló de cómo el olor le dio premoniciones desagradables, Kaito no pudo evitar estar de acuerdo.

***

 

 

Cuando Elisabeth colocó la invitación en su círculo de teletransportación, se disolvió en una espiral de sangre. Solamente quedaron runas azules, andando sin rumbo junto a las líneas sanguíneas.

Elisabeth, Hina, y Kaito se pararon sobre él. Cuando lo hicieron, el círculo se puso azul y comenzó a girar rápidamente. Pétalos de flores cerúleos los rodearon. Se fusionaron en muros cilíndricos y luego se transformaron en plumas negras. Las plumas se dispararon en el aire y comenzaron a desvanecerse.

“Escuchen, no bajen la guardia. Estaremos en constante peligro desde el momento en que lleguemos.”


“Entendido.” “Comprendido, ma’am.”

La cortina negra desapareció, y cuando lo hizo, fuertes risas resonaron.

Kaito y las otras se encontraron en un gran vestíbulo, sin duda perteneciente a la mansión del Gobernador.

Un banque se extendía ante ellos. “… ¿Qué?”

El salón estaba lleno hasta el borde con mesas redondas, cada una rebosante de comida. Un cochinillo asado por completo estaba sobre la elaborada repisa de la chimenea, y los bustos antiguos eran usados como bandejas para sostener las tartas. Corchos salieron disparados por el aire como balas, y las personas estaban bebiendo vino y cerveza directamente de las botellas y barriles.

Una hermosa señora hacía sonidos vulgares mientras usaba salchichas para levantar lo que parecía ser una rica salsa de tomate rojo. Junto a ella, un hombre joven que parecía un trabajador del campo estaba rellenando sus mejillas con pasteles escarlatas. Muchos de los asistentes estaban vomitando por comer demasiado. El piso estaba cubierto de salsas rojas, comida a medio digerir, y vómito, y las personas habían pisoteado todos los desperdicios hasta un embudo pegajoso.

La desnuda parranda en verdad era caótica.

Colores vívidos se extendían ante los tres, con aromas nocivos asaltando sus fosas nasales y música alegre golpeando sus oídos. El sonido metálico de la vajilla resonaba para acompañar esto, mientras hacía un sonido que se parecía a un rebaño de cerdos masticando sobras.

“¿Qué es este lugar?”

Inspeccionando el magnífico y espantoso banquete, Kaito fue tomado por sorpresa. Junto a él, Elisabeth en silencio estudió los alrededores. Hina dio un paso hacia delante para cubrir a Kaito y entonces murmuró bajo.

“…Lady Elisabeth, este olor…”

“Soy muy consciente. Hay poca necesidad de que lo digamos en voz alta.”

De repente, una amable anciana y una niña llevando una bandeja de plata emergieron del banquete. Sus bocas, manchadas de rojo, estallaron en sonrisas amistosas.

La chica levantó la tapa de su bandeja, revelando la liebre rostizada decorada con hierba aromática debajo de ella. El lomo de la liebre estaba rociado con salsa roja también.

Los ojos de la anciana estaban desenfocados, pero habló amablemente mientras presionaba firmemente sus manos.

“Mi, mi, parece que hemos recibido tres invitados más. Bienvenidos al banquete del Lord Gobernador. Desde que fuimos invitadas aquí, hemos sido capaces de pasar incontables días dándonos un festín de espléndidas comidas, distanciados del sufrimiento del mundo, Continuemos todos este magnífico festín juntos. Vengan—¡coman hasta el hastío!”

No parece ser una subordinada. Simplemente parece una persona ordinaria.

Todas las personas aquí bebiendo y festejando, incluyendo a los demi-humanos y la gente bestia entre sus filas, al parecer habían venido por la invitación del Gobernador. El Gobernador tenía el poder de convertir la comida en veneno y narcóticos, pero por ahora, ninguno de los invitados parecía estar sufriendo alguna anormalidad fatal. Aunque la comida probablemente era adictiva, eso era todo.

Mientras reflexionaba sobre cómo abordar la situación, los pensamientos de Kaito fueron interrumpidos.

“La Guillotine, Saint of Beheadings*.”


[Nt: La Guillotina, Santa de las Decapitaciones.]

Elisabeth habló en voz baja. Oscuridad y pétalos de flores carmesí se materializaron en respuesta.

Una figura blanca pasó corriendo por delante de ellos y aterrizó con un gong. La hermosa doncella levantó su cabeza.

La muñeca que habían sido llamada santa se parecía a la Iron Maiden, sin embargo, emitía una impresión sin duda diferente.

La santa llevaba un vestido blanco simple, y su abundante y lacio cabello plateado caía mientras cerraba sus ojos como si rezara. A diferencia de la llamativa Iron Maiden, La Guillotine parecía combinar la meticulosidad y la pulcritud de una monja.

Elisabeth chocó sus tacones. La santa cruzó sus brazos pálidos delante de su pecho y luego los extendió.

Con un ruido agudo, un par de cuchillas rectangulares se deslizaron de sus brazos. Se balancearon ampliamente por el salón, acariciando suavemente los cuellos de todas las personas dentro, y luego se enterraron en el muro lejano.

La sangre se rocío por todas partes mientras las cabezas de las personas caían de sus hombros.

“… ¿Qu—?”

Kaito estaba sobrecogido.

Mientras estaba en el medio del baño de sangre, no hubo ningún cambio en la expresión de la santa. Cruzó sus brazos una vez más y luego los extendió de nuevo.

Mientras las cabezas rodaban, el ruido del instrumento que alguien había estado tocando se detuvo también. La cabeza de la niña estaba junto a la liebre rostizada caída. La cabeza de la anciana se deslizó de su arrugado cuello y luego se desplomó sobre el suelo.

Elisabeth se preparó para chocar sus talones sin piedad una segunda vez. Regresando a sus sentidos, Kaito agarró su hombro fuerte.

“¡Elisabeth, ya basta! ¡Son simplemente gente común!”

“En efecto, y cuando la gente común se encuentra invitada al banquete de un demonio,

¿qué crees que es pasa con ellos?” “¿De qué estás—?”

“Mira lo que estaban comiendo. Mira detenidamente.”

Estimulado por el comentario calmado de Elisabeth, Kaito pasó su visión por las mesas redondas y entonces se encontró sin palabras.

Incluso bajo el rancio aguacero de sangre, los invitados del banquete seguían dándose una panzada*. Un hombre gordo estaba metiendo muffins en su boca, los masticaba con placer y luego presionaba su estómago después de tragar.

[Nt: Básicamente, comer demasiado.] “Rgh… Ah, ah… ¡Gah, gah, arrrrrrrrrgh!”

Sus ojos se ampliaron y sangre y flema saliendo a raudales de su nariz, el hombre regurgitó una sustancia nauseabunda.

Vómito rojo llovió a mares sobre la comida.

Kaito finalmente había determinado la verdadera identidad de la salsa roja. “…Son sus propios órganos disueltos.”

Sin dudarlo, Elisabeth expresó la conclusión a la que él había acabado de llegar.

Atormentados con agonía, los invitados del banquete vomitaban sus propios órganos, los cuales habían sido disueltos por el poderoso veneno en la comida. Sin embargo, incapaces de resistir la adictiva naturaleza del festín del demonio, siguieron atiborrándose de la comida junto a sus propias entrañas arruinadas.

El banquete dispuesto ante ellos era un Infierno disfrazado de Cielo.

“Es demasiado tarde para tratar a alguno de ellos. El veneno mismo es incurable. La muerte es una misericordia.”

Elisabeth hizo su declaración y luego chasqueó sus tacones.

The Saint of Beheadings obedeció la fría orden de la Torture Princess y balanceó sus brazos.

Las cabezas de todos los presentes salieron volando. El chorro de sangre pintó el techo de un vívido tono de rojo.

Varias cabezas rodaron por el suelo como frutas, y los cadáveres sin cabezas se desplomaron.

Aunque Kaito desesperadamente quería rogarle a Elisabeth que se detuviera, se contuvo. Como considerando sus sentimientos, Hina suavemente tocó su brazo.

Elisabeth regresó a la santa a pétalos y luego caminó con pasos largos entre los cadáveres. “Cesa tu procrastinación. Tenemos que buscar al Gobernador.”

“Sí, lo sé. Tenemos que encontrarlo—encontrarlo para que podamos matarlo.”

Su voz abundante de ira, Kaito siguió a Elisabeth. El banquete ahora terminado, nadie levantó la voz para detenerlos.

Con el fin de matar al Gobernador, los tres comenzaron a hacer sus rondas por la mansión.

***

 

 

No tardaron mucho en darse cuenta de que, aunque el Gobernador tenía rango bajo entre los catorce, sus actos no eran menos horribles. El Infierno que había creado no terminó en el vestíbulo, sino que continúo por toda la mansión.

“Esto está hecho mierda. No tenía ni idea de que esto iba a ser tan malo.” Después de confirmar la situación adentro, eso era todo lo que Kaito podía decir.

En el salón comedor, las personas cubiertas con las especias del Gobernador se estaban comiendo unos a otros, todas ellas al borde de la muerte. La cocina presentó a un hombre afligido por el veneno, murió después de abrir su propio pecho y sorber sus entrañas en busca de comida. Abajo en la mazmorra, una mujer joven había cometido suicidio después de dejar una nota detallando cómo se había comido a su propio bebé. Una niña desplomada sobre un diván, sus órganos se rasgaron después de que había comido pasteles llenos de uñas. Y la piscina del patio estaba llena de cuerpos de niños que se habían ahogado en un mar de pastel y se asfixiaron.

Mientras subían por las escaleras principales al segundo piso, Elisabeth respondió.

“El Gobernador es menospreciado como el más débil de los demonios, su poder es aún menos adecuado para el combate que el del Caballero. Saca su frustración con los humanos y trama reunir su dolor con el fin de hacerse más fuerte… Es similar a un niño que intenta hacerse más alto tomando nutrientes.”

“Eso es todo tipo de metida de pata.”

“Desde el fondo de mi corazón, estoy de acuerdo con el Amo Kaito.” Escuchando las palabras de Hina, Kaito asintió en silencio.

Su ira había sido tan abrumadora que había logrado una extraña calma. Buscaba al Gobernador en absoluto silencio. Pero mientras cada paso revelaba una nueva víctima, el joven más importante en ninguna parte fue visto.

Después de complicarse la vida para darle una invitación a la Torture Princess, el Gobernador se había desvanecido.

¿Dónde…dónde está él? ¿Huh?

Mientras caminaba por el claustro del segundo piso que rodeaba el vestíbulo, Kaito estrujó su rostro.

Olió algo podrido.

El pasillo estaba lleno de la fragancia de la comida, pero la diferencia en ese hedor era evidente. El resto de las habitaciones y los corredores en el segundo piso tenían el dulce olor de pasteles y el sabroso olor de la carne para cubrir el hedor de los cadáveres. Pero el olor a la deriva desde la habitación de la esquina en el segundo piso solo se negó a ser cubierto.

Justo antes, Kaito y las otras habían confirmado de dónde provenía el olor mientras hacían sus rondas. Había una sola habitación en el segundo piso cubierta del hedor de carne en descomposición.

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Elisabeth había declarado que muy probablemente estaba almacenando comida designada para personas con gustos repulsivos. Sin embargo, la existencia de la habitación perturbaba la mente de Kaito. Su mente llena de odio seleccionó libremente de su información disponible, y las palabras del Butcher flotaron a la superficie de sus pensamientos.

“Tenía un olor peculiar sobre él. El olor de la carne asquerosa.”

“…El olor de la carne asquerosa.”

Mientras repetía como un loro las palabras, Kaito arrancó a correr. Sin detenerse para decir a las otras a dónde iba, bordeó una de las esquinas del claustro y se dirigió a una sección del piso, una habitación que no estaba conectada a ningún otro pasillo. Como un fiel sabueso, Hina lo siguió con cautela. Sin embargo, sintiendo que Kaito había pensado en algo, no dijo nada.

Cuando abrió la puerta, un olor putrefacto se derramó en el pasillo. “¡Por Dios, esta habitación!”

Kaito estaba en la entrada de una lujosa habitación.

En su centro, una enorme pila de carne en descomposición estaba hundiéndose en la cama con baldaquino.

Las sábanas estaban manchadas de un oscuro rojo y se habían endurecido por la grasa en descomposición, y la habitación sucia no mostraba señales de vida. Las persianas de la ventana estaban fuertemente cerradas. Pero Kaito entrecerró los ojos mientras asimilaba la extraña atmósfera de la habitación.

Mirando más de cerca, podía ver que la cima de la masa de carne medio fundida se estaba moviendo de arriba hacia abajo. El bulto de carne estaba respirando. Bajo su superficie transparente, sangre estancada* podía ser vista bombeando por sus venas.

[Nt: Aquí se puede tomar como con el “agua estancada”, que sería podrida o pútrida. ] Kaito dio un paso atrás aterrado.

La masa de carne en descomposición…estaba vida. “Asquerosa…carne… Lo que significa que eso es…”

“Amo Kaito, ¿qué se te ha metido? ¿Qué es esta habitación?”

“¿Qué crees que estás haciendo? Esta habitación no tenía nada más que carne en descomposición en ella.”

Elisabeth los había alcanzado. En respuesta a sus preguntas, Kaito sacudió su cabeza. Señalando la horrible masa de carne delante de ellos, respondió en un gemido bajo. “…Eso es el Gobernador.”

“¿Qué?”

“Esa pila de carne en descomposición—¡es el Gobernador!”

Elisabeth empujó a Kaito a un lado mientras corría hacia delante. Mientras Hina lo hacía retroceder, Elisabeth le clavó su dedo a la masa. Su uña negra entró profundamente en la carne.

La masa tembló un poco, pero no ofreció ninguna otra reacción, Elisabeth sacó su su dedo.

Mientras jugueteaba con la oscura sangre goteando de la herida con su dedo, Elisabeth habló en una voz desconcertada.

“Es cierto; esta cosa ciertamente tiene poder demoníaco corriendo a través de ella.” “¿Entonces de verdad es él?”

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“En efecto… Pero la pregunta entonces resulta en ¿por qué? Cuando visitó el castillo hace un momento, apareció como un hombre joven sano, enfrentarse a una forma humana como los contratistas de los demonios es lo habitual. Sólo cuando liberan su poder revelan su verdaderas y espantosas formas.”

“¿Eso es lo que es esa masa de carne?”

“No, es precisamente porque que ese no es el caso que la situación es tan extraña… He visto la verdadera forma del Gobernador antes. Es un titán gris. Espantoso como es, no es una masa de carne… ¿Esto son los restos del titán aplastándose a sí mismo? Su poder está descontrolado… ¿Quizás el resultado de ser incapaz de mantener su ego? ¿Qué en la tierra pasó aquí?”

Elisabeth cruzó sus brazos, perdida en sus pensamientos. De repente, la masa se movió.

Algo que había estado pegado a su piel se cayó del pedazo que se parecía a la nuca de su cuello. Aunque estaba descolorido por los fluidos de la putrefacción, seguía reconocible como el chal escarlata que había estado alrededor de la nuca de su cuello.

Debajo de donde la tela manchada se había despegado, algo de plata brillaba.

Una aguja decorativa moldeada en base a un cerebro estaba atorada profundamente en la nuca del cuello del Gobernador.

“Esa aguja…”

Mientras Elisabeth murmuraba, la pila de carne en descomposición comenzó a hacerse pedazos fuertemente.

El ruido que hizo fue horrible, y mientras se desmoronaba, la carne en descomposición—el Gobernador—abrió sus ojos.

Levantó la vista hacia Elisabeth, sus ojos como los de un pescado muerto, y luego abrió ampliamente su enorme boca y soltó un monstruoso rugido. Mientras lo hacía, sus dientes restantes salieron disparados.

Elisabeth chasqueó sus dedos. Estacas de hierro aparecieron y luego pasaron zumbando por el aire hacia la boca abierta del Gobernador. Además de ellas, algo oscuro y rojo se deslizó desde el interior de la masa de carne.

Hina, sin bajar su guardia ni un momento, blandió rápidamente el extremo de hacha de su alabarda. Luego habló.”

“… ¿Qué?”

Era algo que nadie podría haber esperado. Era el corazón del Gobernador.

Las estacas de Elisabeth eran infalibles en su objetivo, y atravesaron al Gobernador y atravesaron su espalda. Mientras lo hacían, Hina intentaba cortar el corazón en dos, pero se rompió por sí solo antes de que pudiera.

Las vísceras rojo oscuro se desintegraron penosamente.

Entonces la sangre fluyendo desde el interior se transformó en cientos de brazos. Los brazos esquivaron a Hina mientras agarraban a Elisabeth.

“¡¿Qu—?!”

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Los brazos amorosamente abrazaron a Elisabeth y la estrujaron fuertemente. La descolorida sangre envenenada se sumergió en su pálida piel. Runas, similares a los grilletes de la Iglesia, tallaron su camino en su carne.

Elisabeth, ojos bien abiertos, colapsó al suelo. Hina apoyó su hombro. “…Hah, hah…”

“¡Lady Elisabeth! ¡Resiste!”

“¡Elisabeth!”

Elisabeth corrió a su lado. Mientras tanto, el Gobernador, habiendo perdido su corazón y siendo atravesado por estacas, lloraba descontroladamente mientras exhalaba su último aliento. La carne en descomposición dejó de moverse y luego se transformó en una gran cantidad de plumas negras.

¿Vomitó su propio corazón?

Perplejo por la situación, Kaito se arrodilló junto a Elisabeth mientras Hina sostenía su hombro con más fuerza. Elisabeth habló en voz baja, su piel manchada temblando como la de una doncella violada.

“Rgh… Ah… Esto…esto…no puede ser…”

Entonces escucharon un ruido de traqueteo mientras el sonido de las cadenas resonaba.

Sacrifice—un conjuro que, a cambio del corazón de un demonio, puede parcialmente sellar poderes demoníacos.”

Kaito se puso rígido y luego se dio la vuelta.

Pero incluso antes de que pudiera confirmar quién estaba ahí, muy en el fondo ya lo sabía. Algo terrible estaba en camino.

Una mujer con la majestuosidad de un rey estaba ascendiendo las escaleras.

Llevaba un vestido de miriñaque* que hacía uso de tela escarlata lujosa. La mitad delantera de su falda fue dejada intencionalmente descubierta, dejando la estructura con forma de jaula visible. Dentro, sus seductivas y antinaturales piernas blancas estaban a la vista.

Un gran grupo de subordinados con collar la seguían, sus camisas de fuerza cubriendo incluso sus rostros. Cadenas se extendían desde sus collares excesivamente ajustados, todos conectando a los anillos que llevaba la mujer.

Con sus ojos y vestido escarlata, parecía una llama ardiente cuando se reía.

“La mansión del Gobernador es espantosa, ¿no es así? ¿No creen que es un final adecuado para ese niño, morir como una pila de carne en medio de su propio parque infantil? Quería aplastar su corazón, por eso los invité a todos ustedes aquí. ¿Se divirtieron? Si lo hicieron, estoy segura de que habría estado complacido. La bufonería es bufonería precisamente porque inspira risa, ¿no?”

“Tú bruja… ¿Usaste el corazón de un demonio, uno de tus propios camaradas?” Elisabeth, todavía en agonía, hizo la pregunta en una voz goteando con odio.

La mujer escarlata asintió desvergonzadamente y aparentemente orgullosa en lugar de avergonzada.

“Precisamente, Elisabeth. Hasta ahora, había respetado las vidas de mis camaradas por respeto a mi querido amigo Vlad. Pero con su muerte, no habrá más de eso. Al consumir las vidas de los demonios más débiles, puedo usarlas para ataques particularmente efectivos.

¿No es eso simplemente espléndido? …Oh my, qué grosero de mi parte. Me quedé tan absorta en hablar de nimiedades, ignoré el presentarme. Mis más sinceras disculpas.”

La hermosa mujer sonrió con toda la compostura y magnanimidad de una reina. Dio una elegante reverencia.

Mientras lo hacía, tiró de las cadenas conectadas a sus anillos, haciendo que las personas detrás de ella se inclinaron profundamente.

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“Soy el Gran Rey, Fiore*.”

[Nt: No creo que se relacione, pero significa “Flor” en italiano.]

Su introducción completa, levantó su cabeza y sonrió. Kaito y Hina se quedaron asombrados de su elegante comportamiento y abrumadora presencia. Aun así, intentaron proteger a Elisabeth cuando el Gran Rey hizo su declaración.

“El recreo terminó, pequeña princesa—ahora, el caos comienza.”

Isekai Goumon Hime Volumen 2 Capitulo 1 Parte 2 Novela Ligera

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