Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 2

Capitulo 1: El Caos Comienza

Parte 1

 

 

Isekai Goumon Hime Volumen 2 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 

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Toda el área era un enorme cementerio.

Varias marcas de tumbas salpicaban el paisaje, abandonado y olvidado por los vivos. Servían como símbolos de los muertos descansando bajo ellas, y estaban atascadas en toda la colina como un trágico alfiletero.

Actualmente, dos figuras estaban siendo golpeadas por los frígidos vientos que asolaban la vacía tierra.

Una de ellas era una chica de belleza sin igual, vestida con un lascivo traje de bondage negro.

Sus pálidos brazos y costados estaban expuestos a los elementos, y las correas de cuero le proporcionaban a su pecho siendo lo único que cubre sus pechos, dejaban sus bien formados pechos en su mayoría expuestos. La tela negra que envolvía su cadera se ensanchaba en una falda corta, detrás de ella, una capa de tela con el interior teñido de escarlata que se extendía como un manto. Sus elegantes piernas, adornadas con una capa de material delgado, sobresalían aún más claramente contra el telón de fondo carmesí.

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Extrañamente, sin embargo, su apariencia no se mostraba como provocativa.

Llevaba un tono atrevido con la dignidad de una reina en sus galas, y sus ojos carmesíes brillaban como rubíes mientras sonreía.

“Bueno, bueno, ¿qué tenías pensado hacer, mi querido Duque? A este ritmo, te aplastaré como un gusano, y los muertos te contarán entre sus filas. Vamos, intenta entretenerme un poco.”

Su risa era cruel y arrogante mientras menospreciaba a su adversario.

El oponente era un demonio. Perverso y espantoso, era demoníaco en todo el sentido de la palabra.

Su forma era un ataúd hecho de carne.

La tapa del ataúd reflejaba un repugnante destello mientras el interior era una palpitante masa de vasos sanguíneos y órganos. Incontables brazos humanos se extendían desde los costados del ataúd, entrelazándose en un grotesco par de alas.

Ese demonio—el Duque—era el supervisor del enorme cementerio, además de su creador.

Hace mucho tiempo, un sangriento conflicto entre la gente bestia y los humanos había llevado a la gente del pueblo vecino al sitio a prohibirle a cualquiera poner un pie en esa tierra. Eso fue lo que llevó al Duque a desarrollar un interés en ella.

Como resultado de usar la tierra para sus propios propósitos nefarios, el desenfrenado resentimiento de lo muertos había sangrado profundamente en la tierra de la colina.

Probablemente nunca sería apto para ser habitado por humanos de nuevo. El Duque había enterrado a incontables personas vivas allí.

Las había secuestrado y sellado dentro de su cuerpo de ataúd, proveyéndoles aire y alimentación mínima a través de un respiradero mientras los digería lentamente.

Aun aferrándose a su vida mientras sus cuerpos se descomponían, se decía que sus víctimas con el tiempo cedían a la locura, su risa se mezclaba con sus gritos. Sus llantos de agonía sacudían la colina como una tormenta eléctrica, aterrando a todos los que pasaban por ahí. Pero en las últimas semanas, el Duque se había abstenido de realizar su espantoso trabajo, y actualmente, las voces ya no se podían escuchar.

El Duque había estado reflexionando sobre si debía o no abandonar su colina y huir.

Había escuchado que la persona que había hecho caer el juicio sobre el Káiser, el más fuerte de todos los demonios, estaba acercándose a su ubicación. Pero debido a la arrogancia que tan a menudo se encontraba entre aquellos que poseen un poder que supera la comprensión humana, ignoró las campanas de alarma sonando en su cabeza y se quedó ahí.

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Ese fue un error fatal.

Ahora, estaba bajo el ataque de una pecadora sin igual: la única persona en el mundo con el poder para masacrar demonios.

La pecadora, la jueza, la chica de negro, siguió su burla.

“¿Qué pasa, Duque? Flotar ahí en silencio no cambiará algo, sabes. Suplicar por tu vida será igual de inútil. Y no te dejaré huir. La hora del juicio ha llegado. Aquí y ahora, conocerás un antiestético final a mano de una compañera pecadora.”

“Elisabeth… Elisabeth… ¡Maldita seas, niña miserable!”

“Eres consciente de la posición en la que estás, ¿sí? La hora de tu muerte está sobre ti. Obsérvame y conoce la muerte encarnada.”

La chica llamada Elisabeth sonrió dulcemente.

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En ese momento, el Duque soltó un alarido y salió disparado al aire como un misil. Sus brazos con forma de ala giraron de una manera curiosamente delicada, llevándolo muy por encima del suelo.

Cuando llegó al ápice de su vuelo, el Duque abrió la tapa de su ataúd. En la cual se mostraron estacas, del mismo tipo que había sido usado como marcadores de tumbas, salieron de repente. Cuando aterrizaron, las estacas rasgaron el suelo y enviaron volando huesos y ataúdes. Pero con el mínimo juego de pies, Elisabeth esquivó las estacas y escapó ilesa.

Se movió con la belleza y delicadeza de un bailarín, aparentemente capaz de predecir la trayectoria de cada roca y piedrecita.

Su cabello negro se ondeó cuando inclinó su cabeza. Una estaca pasó zumbando se enterró en el suelo muy detrás de ella.

Regresó su cabeza a su posición original y luego se encogió de hombros. “Ehh…… ¿Eso es todo?” “¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEETH!”

El Duque gritó, por miedo a que su poder fuera insuficiente y por la humillación de su burla.

Los brazos que constituían sus alas desgarraron el aire en angustia. Luego se hincharon, se extendieron, y se lanzaron contra Elisabeth como una carnosa serpiente de muchas cabezas. Incrustadas en sus palmas había incontables bocas abiertas, todas luchando para consumirla.

Elisabeth sonrió y entonces movió su pálida mano. Pétalos de flores carmesí y palpable oscuridad arremolinándose juntos en el aire.

Con confianza sumergió su mano en el turbulento vórtice y sacó una larga espada con una brillante hoja carmesí.

“¡Executioner’s Sword of Frankenthal!”

La voz de Elisabeth sonó con el nombre de la espada. Mientras lo hacía, las runas grabadas en su hoja brillaron.

Eres libre de actuar como desees. Pero reza para que Dios sea tu salvación. Porque el principio, el medio, y el final yacen en la palma de Su mano.





Apuntó la espada al Duque. En armonía con su declaración, incontables cadenas aparecieron de la nada. Se fusionaron en una masa unificada, casi pareciéndose a la forma de una enorme serpiente, y luego se dispararon hacia el Duque. Chocaron contra sus alas, como si las desafiaran a una batalla de fuerza. Después de un momento de lucha, las cadenas las atravesaron completamente.

Dedos, carne y un torrente de sangre llovió del cielo.

El Duque gritó y luego cerceno parte de sus alas en medio del aire. Soltando una lluvia de estacas para cubrirse, frenéticamente intentó usar lo que quedaba de sus alas poner distancia entre él y su oponente. Pero como había declarado, Elisabeth no tenía ninguna intención de dejarlo huir.

“¡Bull of Phalaris!”

[Ne: En este caso se refiere al método de tortura que consistía en meter a una persona dentro el toro (que será descrito en breve :v) para luego ponerlo sobre una hoguera para asar a la persona de su interior, cuando llegaba a cierta temperatura el vapor producido por los fluidos de la víctima generaba un silbido al salir por la nariz del toro]

En sintonía con su grito, la tierra tembló violentamente. Una tormenta de oscuridad y pétalos de flor se arremolinó en la cima de la colina.

Luego un descomunal toro de latón apareció del interior del vendaval, causando un temblor cuando aterrizó.

La boca del toro se abrió bruscamente cuando se paró ante el Duque. Como una mosca siendo barrida por el aliento de una vaca, el Duque fue arrastrado a adentro.

Simultáneamente, pétalos de flores carmesí diluviaron sobre la colina y prendieron fuego a las marcas de tumbas.

Las llamas ardieron brillantemente cuando comenzaron a lamer el torso dorado del toro. Como resultado, el Duke dentro de él comenzó a arder.

Un lamento de agonía siniestramente parecido al mu de una vaca bramó desde la boca del toro de latón. Los gritos, distorsionados por un mecanismo especial dentro de la cabeza del toro, pertenecían al Duque. Continuaron por algún tiempo, mucho más que los gritos de las víctimas que hace tiempo habían sacudido la colina.

Elisabeth sonrió al escuchar las irregulares súplicas del Duke entre sus gritos. “¡ESTÁ CALIENTE! ¡ESTÁ TAN CALIEEEEENTE! ¡AYUDA! ¡ALGUIEN SÁLVEME!

¡ELISABETH! ¡NO ASÍ! ¡SOLO MÁTAME! ¡POR FAVOR DÉJAME MORIR! ¡ESTÁ

DEMASIADO CALIEEEENTE!”

“…No seas ridículo, Duque. Así es como los torturadores conocen su final*. Esos gritos tuyos son el adorno perfecto para la muerte de un tirano— además, ¿por qué molestarse en rogar por tu vida? Como si hubiera una posibilidad de que te prestara la más mínima atención—¿quién exactamente crees que soy?”

[Nt: Otra forma de decir “cómo morirán”.]

Haciendo el papel del verdugo imparcial y tranquilo, Elisabeth lo rechazó sin dudarlo. Mientras esperaba que su grasa se derritiera, su carne se quemara, y sus huesos relucieran como joyas por el calor, hizo su presentación completa.

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

Quizás lo último de su cordura se había quemado en las llamas, porque al final, su agonía se había entregado a la alegría.

La ruidosa risa del Duque, amplificada más por el Bull of Phalaris, eventualmente cesó.

Elisabeth entonces chasqueó los dedos, y las llamas se apagaron. El Bull of Phalaris, también, se transformó en pétalos de flores carmesí y se desvaneció. Del espacio una vez ocupado vino una masa de plumas negras, prueba de la muerte del demonio.

Las plumas estallaron en llamas azules y luego se quemaron en la nada. Elisabeth cerró sus ojos. Se giró al cielo—como si reflexionara sobre los detalles del Duke y sus víctimas— antes de hablar.

“Ahora entonces, ¡hora de almorzar!” “¡Sí, ma’am! ¡He estado esperando!”

“Espera, espera. Me estás dando un latigazo emocional.”

La declaración de Elisabeth obtuvo dos respuestas; una alegre y la otra exasperada.

De repente, una maid de cabello plateado que llevaba una canasta apareció desde el pie de la colina. Llevaba una gorra adorable y característica de una maid, agarraba el dobladillo de su falda clásica mientras corría. Siguiéndola estaba un hombre joven con ojos sombríos.

El muy delgado joven, Kaito Sena, llevaba un uniforme de mayordomo poco favorecedor. Su cabello castaño desteñido combinaba con sus ojos, y parecía desalentado mientras se apresuraba a ir al lado de Elisabeth, aunque estaba hambrienta.

Él era un simple humano—uno que ya había muerto una vez—pero se comprometió a ofrecerle su servicio a la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu.

Y había una profunda razón por la que trabajaba para ella.

Todo comenzó de vuelta en otro mundo. El mundo en el cual fue asesinado.

***

 

 

Después de una vida de abuso a manos de su padre biológico, la vida de Kaito Sena llegó a su fin después de sólo diecisiete años y tres meses.

Su muerte fue tan insignificante como la de un gusano—una muerte más lamentable, más indecorosa, más cruel, y más repugnante.

Generalmente, no había vida después de la muerte. Pero debido a que su alma fue convocada a otro mundo, Kaito recibió una oportunidad. En realidad, no tenía ningún deseo de volver a la vida. Sin embargo, tan pronto como se hizo carne de nuevo, fue forzado a servir a un autoritario amo.

Este amo era la misma persona que lo había convocado: la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu,

Tenía el orgullo de una loba y era tan humilde como una cerda, una pecadora a la que la Iglesia le ordenó asesinar catorce demonios clasificados y a las personas que habían formado contratos con ellos. Una vez que terminara, estaba destinada a enfrentar la ejecución. Después de ser resucitado por la fuerza y experimentar varios eventos, Kaito tomó la decisión de seguir sirviéndole.

A lo largo de la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, estuvo acompañada por un simple y estúpido sirviente.

Había tomado la decisión de vivir una vida que traería tal historia.

Y en cuanto al día de hoy, la cacería de demonios de Elisabeth estaba procediendo sin contratiempos.

“¡Esto es deeeeeeeeeeeeeeeeeelicioso!”

Habiendo dado grandes mordiscos a su sándwich y rellenado sus mejillas, Elisabeth gritó como una niña.

La comida favorita de Elisabeth eran las entrañas, así que los ingredientes del sándwich seguían esa tendencia.

Sobre las sabrosas magdalenas estaba un grueso corte foie-gras* colocado entre la cebolla fresca y el tomate, todo decorado con una salsa de vino tinto. Las rebanadas de baguette se convirtieron en vehículos para montones de paté** de hígado e higos empapados en miel y rociados con pimienta negra. La canasta también tenía varios sorbetes*** como adobos a base de verduras y platos a base de huevo, haciendo su contenido un verdadero jardín de flores culinario.

[Nt: Hígado de pato. **Pasta untable elaborada habitualmente de carne picada o hígado y grasa. ***Algo que elimina los sabores fuertes.]

[Ne: Que buen gusto para la comida tiene la desgraciada]

Elisabeth estaba rebosante de alegría, su expresión ausente del ingenio o la crueldad que tenía hace unos momentos. Uno podía prácticamente ver las orejas de gato subiendo y bajando felizmente sobre su cabeza.

La maid de cabello plateado junto a ella levantó una botella de vino blanco y mostró una elegante sonrisa.

“Como eres la ama del Amo Kaito, Lady Elisabeth, me siento bendecida de que mi cocina se ajuste a tus gustos.”

“En efecto, Hina, ¡no tienes igual en las artes culinarias! Puede que Kaito sea incapaz de cocinar, ya que parece estar comprometido con su inutilidad, ¡pero activarte puede ser el único acto por el que en realidad puedo alabarlo!”

“Hey, siento que he hecho mi parte por aquí. Quiero decir, he estado haciendo todo tipo de cosas.”

“¡Ah, todo está en tu imaginación!”

“Todo en mi imaginación, ¿huh? ¿Eso es cierto?”

Con una expresión que prácticamente gritaba bien, lo que sea, Kaito mordió su sándwich.

Debido a su severa crianza, Kaito nunca tuvo el privilegio de escoger cuando se trataba de comida. Siempre y cuando no estuviera contaminado con detergente para ropa o drogas, podía comer casi cualquier cosa. Pero, aunque típicamente no le importaba lo que comía, encontró la cocina de Hina bastante sabrosa. Cuando terminó de comer, la criada lo miró por la esquina de sus brillantes ojos verde esmeralda.

“¿Cómo estuvo, Amo Kaito? ¿Fue satisfactorio?”

“Sí, estuvo muy bueno. Impresionante como siempre, Hina. El que seas capaz de manejar la cocina día tras día es una gran carga que me quitas.”

“¡Oh, oh, Amo Kaito! Estar constantemente a tu lado y cocinar para ti todos los días… ¡Qué espléndida coincidencia, esas son las cosas que me traen el más grande júbilo! ¡Las considero mis más grandes victorias!”

“¿De qué demonios están hablando ustedes dos?”

“Desafortunadamente, aunque no puedo hablar por ella, realmente no estoy diciendo mucho de algo.”

Mientras daba su respuesta, Kaito le dio una palmadita en la cabeza a Hina sobre su gorro de maid mientras ella se reía nerviosamente, “¡Amo Kaito, Amo Kaito!” y sonreía encantada. Parecía estar al borde de que le brotara la cola de un cachorro y la moviera de un lado al otro.

Hina era una autómata que Kaito había activado. Cuando fue activada por primera vez, Kaito había seleccionado “amantes” como su relación, y como resultado, una llama ardiente de pasión había sido encendido dentro de ellas. Sin embargo, según Hina, su amor por él era genuino, brotando desde las profundidades de su alma para sobrepasar el esquema que había sido instalado inicialmente.

Y su amor por él nunca había vacilado ni una sola vez.

Mientras sonreía nerviosamente y abrazaba a Kaito, Elisabeth junto a ellos, asentía con la cabeza mientras sostenía una copa de vino en una mano, liquidaba el segundo y tercer sándwich.

“¡Ah, otro demonio exterminado y un espléndido almuerzo para completar! ¡Ah, qué maravilloso es, bajar* un rico foie-gras con un refrescante vino blanco!”

[Nt: Se refiere a “acompañar una comida con la bebida”, no sé si se entiende por completo, por eso lo aclaro.]

“¡Me aseguré de preparar un vino seco cuidadosamente refrigerado con espíritu de hielo hoy, ma’am!”

“Bueno…sí, estoy contigo. Esto no está mal.”

Si no fuera por el hecho de que estamos en un cementerio y el Duque acaba de quemarse aquí, es decir, pensó Kaito para sí mismo.

De todos los lugares que podrían haber elegido para un picnic, los tres escogieron comer justo sobre la colina donde el Bull of Phalaris había acabado de desaparecer.

Cierto, estaban sentados en la manta que Hina había puesto, pero eso no cambiaba el hecho de que este era el mismo lugar donde el Duque y sus víctimas habían muerto. Sin embargo, Elisabeth simplemente se burló de la abatida frase de Kaito.

“¿Qué tonterías dices? Esta tierra puede estar prohibida, pero los miembros menos supersticiosos de los locales en realidad vienen aquí a relajarse bastante a menudo… Por supuesto, como resultado, fueron los primeros en caer víctimas del Duque… Pero mi punto se mantiene. No hay disputa en la excelencia de esta vista ni en cuán agradable se siente el viento. Sin embargo, una vez que nos vayamos, la corrupción causará que este lugar sea acordonado. Cierto, este lugar ha acumulado demasiado resentimiento, pero es una lástima, sin embargo.”

“Quiero decir, no te equivocas…”

“No habiendo derramado lágrimas, nuestras oraciones no significan nada. Esto es una especie de funeral. Ahora bebe, Kaito.”

“Lo que digas, jefa. Supongo que tienes razón, sin embargo. Ninguna lágrima que derrame ni ninguna oración que ofrezca significaría algo en este punto.”

“¡Tenemos postre hoy también! ¡Todo tipo de tartas de frutas! Lady Elisabeth, si gusta,”

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Hina sacó una cesta más pequeña y le quitó la tapa. Elisabeth, con los ojos brillando, comenzó a hacer su selección. Hina la observó con una expresión como de hermana. Mirando su íntimo intercambio, Kaito soltó un pequeño suspiro.

Luego levantó la vista al cielo azul pálido. Tan retorcidas como sus circunstancias eran, en este momento, las cosas eran pacíficas. Todo estaba yendo sin problemas. La vida diaria por la que había anhelado era seguro—y esa era precisamente la razón por la que una amarga sensación de ansiedad carcomía su pecho.

Así es—las cosas van demasiado sin contratiempos.

Vlad Le Fanu había sido el contratista del Káiser, el más grande de los catorce demonios.

Después de que lo había derrotado, su predestinado oponente, la cacería de demonios de Elisabeth había procedido sin obstáculos.

Hace unos días, había derrotado al Gran Gobernador, un oponente aún más débil que el Duque. Aunque llegar a la batalla había sido un poco difícil, se podría decir que la batalla en sí misma fue completamente unilateral.

En este mundo, catorce demonios clasificados—el Caballero, el Gobernador, el Gran Gobernador, el Conde, el Gran Conde, el Duque, el Gran Duque, el Marqués, el Gran Marqués, el Monarca, el Gran Monarca, el Rey, el Gran Rey, y el Káiser—habían descendido a la tierra al formar contratos con humanos. Al fusionarse con sus contratistas, retorcieron sus cuerpos en formas grotesca a cambio de garantizarles un inmenso poder.

Los demonios obtenían su fuerza de los lamentos de las creaciones de Dios, en particular el sufrimiento de los humanos. Por esto, los demonios y sus subordinados habían traído dolor a las personas por todo el país.

El rango más alto, el demonio más fuerte. El clasificado más bajo, el Caballero, podría derrotar a cualquier ejército excepto a los paladines especialmente equipados por la Iglesia. El clasificado más alto, el Káiser, no fue igualado por cualquier humano en la tierra.

Aparte de una mujer, una que acumuló dolor de todo su feudo para hacer uso del poder demoníaco que supera el de los demonios mismo—Elisabeth Le Fanu, the Torture Princess—es decir.

Hace unos días, había derrotado al Káiser, un ponente con el que poseía una conexión profunda.

Habiendo derrotado a su rival más fuerte, era posible que ninguno del resto supusiera un desafío para Elisabeth. Pero eso era problemático para Kaito.

Después de subyugar a los catorce demonios clasificados, la Torture Princess iba a ser ejecutada por sacrificar a sus súbditos y a incontables otros inocentes. En cierto modo, cada paso que dio para completar su misión era como otro paso hacia la horca. Y como su sirviente, Kaito fue preseleccionado para recibir una inquisición antes de seguirla por el mismo camino.

Había tomado todo eso en cuenta cuando había elegido seguir sirviéndole. Sin embargo, simplemente no se apresuraría a seguir esos pasos. Habló seriamente, su voz haciendo eco con el peso de su ansiedad.

“Hey, ¿Elisabeth?”

“¿Qué quieres, Kaito? Esta tarta de granada es mía, te lo haré saber. ¿Hmm? Esa cara que estás haciendo… Qué compañero tan incorregible eres. Bien entonces, te daré una sola mordida. Ten cuidado, sin embargo. Si haces lo impensable y le das una mordida demasiado grande, no escaparás con una simple paliza. No tendría más opción que invocar un gato de nueve colas, y—”

“Eso no es lo que busco. Créeme, es todo tuyo. De todos modos, venciste al Káiser,

¿verdad?”

“En efecto, lo hice. Hu-hu-hu-hu, y qué tipo tan débil resultó ser Vlad. Hu-hu-hu-hu.”

“Por favor deja de reírte así. Me estás asustando. Pero, de todos modos, venciste al Káiser, quien debería más o menos el más fuerte del grupo… ¿No significa eso que el resto de ellos no va a ser un rival para ti? A este ritmo, la cacería de demonios terminará como—”

“Tonto. Esa línea de pensamiento es despreocupación.”


Elisabeth mordió su tarta, su respuesta tan afilada como una espada.

Su traviesa e inocente expresión de hace un momento se había desvanecido sin dejar rastro. Lo que la reemplazó fue el severo rostro de un guerrero experto. Los ojos de Kaito se abrieron de par en par.

Se lamió sus labios carmesíes, volando instantáneamente la relajada atmósfera mientras seguía.

“Vlad había sido encadenado por la iglesia, encima de eso, no se había fusionado con el Káiser. Si recuerdas, Hina y yo no fuimos rival para el Káiser solo, demonio de alto rango y excepcional sabueso que era; conseguimos la victoria cuando fui convocada a la ubicación

de Vlad para que pudiera matarlo directamente. Si él y el Káiser se hubieran unido como uno, probablemente no habríamos tenido forma de superarlo.”

“¿En serio?”

“Vlad más o menos pereció en servicio a su sentido de la estética. Después de todo, era el tipo de hombre que preferiría morir a abandonar su orgullo… Pero, aunque el Káiser se desvaneció debido a perder su catalizador, Vlad, no tenemos ninguna razón para esperar tan favorables resultados del resto. Aunque dudo de que la fuerza de cualquier otro de los demonios esté a la par con la del Káiser… En particular, carezco de cualquier tipo de información sobre el Gran Rey.”

“¿El Gran Rey?”

“El siguiente clasificado más alto, después del Káiser. Su contratista confiaba en Vlad y en nadie más. Actuando como la hija de Vlad, fui obligada a asistir a varias reuniones de los demonios, pero no me encontré con ellos ni una sola vez… Entre más lo considero, más preguntas plantea este oponente. Es una situación en la que preferiría no estar.”

Elisabeth murmuró para sí misma mientras mordía la siguiente tarta. Mermelada de baya salió de él, manchando sus labios de rojo. Lamió vorazmente las pálidas puntas de sus dedos, inmersa en cavilaciones, y luego se giró para mirar a Kaito.


“¿Hmm? ¿No te vas a comer eso?” “¿Huh? Oh. No, adelante.”

“Hm. No importa la batalla, la información es esencial… Esta corteza es en verdad excelente… Y hay mérito en hacer nuestra investigación de antemano… La dulzura y la acidez están perfectamente balanceadas… Si solo tuviéramos algo de información… Es exquisito cómo la crema simplemente se derrite en tu boca… Pensándolo bien, habría sido prudente hacer la investigación antes.”

“Um…creo que tu crítica de la comida y tu tren de pensamiento se están mezclando.” “Está decidido. Partiremos tan pronto como termine de comer.”

Lanzando un bocado a la tarta con crema de natilla encima y limpiar su boca, Elisabeth declaró sus intenciones. Hina, habiendo acabado de limpiar los vasos, ladeó su cabeza hacia el costado. Junto a ella, Kaito levantó una mano para hacer una pregunta.

“Cuando dices ‘partiremos,’ ¿a dónde vamos exactamente?”

“Eso debería ser obvio. El Gran Rey no tenía a nada más que un conocido: Vlad. Así que iremos a su castillo. Dada su personalidad, probablemente llenó el castillo con cosas de su almacén con el fin de hacerlo más habitable después de que huyó de la Iglesia y regresó a mi ciudad natal.”

Kaito recordó los eventos de unos meses antes.

En el castillo de Vlad, profundo en la ciudad natal de Elisabeth, los dos habían peleado con uñas y dientes contra Vlad. Incluso ahora, con la pelea terminada, el castillo y la ciudad fantasma circundante estaba firmemente bloqueada.

Elisabeth agarró la última tarta mientras se levantaba. “Aún puede quedar preciosa información allí.”

Su proclamación fue enfatizada por un mordisco a la tarta de uva.

***

 

 

En cierto modo, la predicción de Elisabeth había resultado correcta, sin embargo, en otro, había resultado completamente errónea.

“¡Grr, maldito seas, Vlad, maldito seas!” “Bueno… No puedo decir que no vi venir esto.”

Era verdad que había traído varias cosas con él al castillo. Sin embargo, habían sido principalmente muebles para decorar el dormitorio de la infancia de Elisabeth, utensilios de cocina, souvenir, y similares. Aunque también había chucherías mágicas y herramientas para crear autómatas, no había nada que se pareciera u ofreciera una conexión con sus camaradas demoníacos.

Mientras Elisabeth hurgaba violentamente el escritorio en la habitación de Vlad, Kaito revisó el gabinete de joyas.

Mientras miraba su lujoso contenido, pensó para sí mismo con un poco de abatimiento. Bueno, ya sabes… Realmente no parecía el tipo de estar súper comprometido con sus camaradas.

Detrás de Kaito, ya dispuesta a dar por terminado el día, Elisabeth estaba tirando tomos— libros de recetas, por lo que parece—del estante y arrojándolos al suelo.

“¡Maldigo a ese hombre! ¡Menospreciándome hasta el amargo final, ya veo! ¡Deshonra el nombre de comandante de los demonios, llevando con él nada más que mercancía para apoyar su lujoso estilo de vida!”

“Hombre, realmente se siente así, ¿verdad?”

“Había estado consciente de que la Iglesia había reunido a todos los autómatas, ¡pero todo otro artículo mágico está configurado de tal manera que sólo él podría usarlos!”

“Hey, ¿es posible que simplemente tuvo cuidado de no dejar nada que estuviera relacionado con los otros demonios?”

“¡Ha! Como si ese hombre prestaría un pensamiento a tales consideraciones. Sin dudas simplemente ignoraba a los que no despertaron su intere— ¡Bwah!”

Mientras se quejaba, Elisabeth tiró del mango de uno de los cajones del escritorio. Cuando lo hizo, un trozo de tela negra salió desde dentro se envolvió alrededor de su cabeza.

“¿Qu-Qué es esto? ¡Gah!”

Elisabeth se desplomó en un bulto negro. Pero basado en cuán energéticamente estaba revolcándose, no parecía que estuviera en algún peligro inmediato. Hina abandonó su investigación de la cama y se dirigió hacia Elisabeth para tratar de liberarla.

“¿Estás bien, Lady Elisabeth? Hmm, no, no parece ser el caso. Voy a sacarte ahora, así que por favor ten paciencia. ¡Hrgh!”

“Qu—grff… Hina… Espera, eso duele, sé más gentil, ¡geh!” “Hey, tomen las cosas con calma, ustedes dos.”

Después de gritarles sin entusiasmo, Kaito regresó a su tarea. Cepilló una pieza de ajedrez dorada a un lado mientras regresaba un intrincado broche con forma de ala de abeja a donde lo había encontrado.

Todas estas cosas parece que se vendería a un precio bastante alto, pero supongo que eso es todo para lo que… ¿huh?

Las manos de Kaito se detuvieron de repente, y entrecerró los ojos. En medio de las joyas estaba una caja negra ornamentada. Cualquiera sea la razón, llamó su atención, y estiró una mano para alcanzarla. Pero cuando la abrió, encontró que el profundo interior de terciopelo estaba vacío.

… ¿Fue sólo mi imaginación?

Comenzó a cerrar la tapa. Justo cuando estaba a punto de hacerlo, letras azules flotaron en el aire.

Para mi querido sucesor.

“… ¿Qué?”

Estaba seguro de que la caja había estado vacía, pero ahora parecía almacenar una piedra transparente de material desconocido. Luces opalescentes moteaban su superficie, y un pimpollo azul estaba sellado en su interior. Plumas negras caían como la nieve alrededor de sus pétalos firmemente cerrados. Era como un pequeño globo de nieve mágico.

“…Espera, ¿esto es…?”

Kaito recordó cuando había visto a Vlad usar magia. A diferencia de Elisabeth, la magia de Vlad había empleado rosas azules. Además, las plumas negras eran el símbolo de los demonios.

Kaito extendió su mano y nerviosamente agarró la piedra. Un calor familiar se extendió por su palma.

Frunció el ceño. El calor era similar al de una pequeña llama, sin embargo, parecía de alguna manera viva, al igual que un alma retorciéndose dentro de un golem.

“Elisa—”

Cuando estaba a punto de llamarla, Kaito cerró su boca. Después de dudar por unos momentos, envolvió la piedra en un pañuelo y la deslizó en su bolsillo. Luego, como si nada hubiera pasado, se dio la vuelta.

“Está bien, Lady Elisabeth, solo un poco más y te sacará. ¡Hrgh!”

“No, no, espera, si tiras de esa parte, probablemente tomes mi cabeza con ella, hey, Hina, por el amor de—”

Una gran tragedia amenazó con levantar su fea cabeza. Agitado, Kaito corrió para evitarlo.

Colocó una mano en el hombre de Hina para hacerla retroceder un poco y luego le gritó a la masa que se retorcía de dolor.

“Hey, Elisabeth, ¿sigues con vida ahí dentro?”

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“¿Solo qué crees que estás haciendo? ¡Apresúrate y sálvame, Kaito! ¡Un poco más de tiempo así y puedo morir!”

“¿En serio? Bueno, eso no suena bien.”

Kaito cuidadosamente desenredó los trozos de tela atrapados en los ornamentos adornando los brazos de Elisabeth. Hina se aclaró la garganta y luego jaló una vez más con una fuerza impropia de sus delgados brazos.

“¡Hrgh! ¿Cómo lo he hecho esta vez, Lady Elisabeth?”

Huff, huff… ¡Buen…buen trabajo, Hina! Ahora, con esta apertura…”

Elisabeth exitosamente se desenrolló de la tela, gateando por el suelo en cuatro patas. Aparentemente inconsciente de la seductiva manera en que estaba arqueando su espalda, sacudió su cabeza, haciendo que su hermoso cabello negro se desordenara mientras gritaba.

¡Vlaaaaaad! ¡Ese dispositivo infernal era una herramienta diseñada para entretener a la las mascotas a no comer fuera de la hora de la comida! Ese miserable hombre, debe haber esperado que abriera ese cajón sin permiso y la preparó con el fin de fastidiarme… Suficiente de esto; ¡nos vamos! ¡No hay nada útil que encontrar aquí!”

Finalmente llegando a su límite de aguante, Elisabeth se puso de pie y se fue enojada. Pero al llegar a la entrada, de repente se detuvo y se giró para mirar el muro a su izquierda.

“Espera—ahora que lo pienso, quizás hay algo aquí que podamos utilizar.”

Abruptamente, agarró una espada decorativa del muro. Su hoja era tan delgada como una aguja y estaba rodeada de una hermosa espiral de rubí fundido. Quién sabe cómo fue fabricada.

No parecía ser adecuada para el combate real. Cuando Kaito llegó a esa conclusión, Elisabeth balanceo la espada y susurró:

“—La (burn).” [Nt: Arder.]

Con un ruido como el del agua evaporándose, los rubíes se transformaron en flamas. Las flamas parpadeaban y emitían calor, como si alguien hubiera infundido vida en ellas.

Elisabeth blandió la espada en llamas y le ofreció la empuñadura a Kaito.

Cuando Kaito la aceptó con cautela, las llamas inmediatamente se congelaron y regresaron a su estado de rubí.

“Whoa, ¿qué pasa con eso…? Eso es algo genial. ¿Cuál es el problema?” Mientras Kaito la tocaba, la expresión de Elisabeth se volvió terriblemente seria. “Kaito, ¿tienes algún deseo de aprender magia?”

“Espera, ¿magia? ¿De qué estás hablando? Vamos, no puedo usar magia.”

“Desecha tus dudas. Como mi marioneta, mi sangre rica en mana fluye a través de ti. ¿Y Vlad no te pidió convertirte en su sucesor?”

Perdiendo su voz por un momento después de recordar ese momento, Kaito asintió. Elisabeth extendió un brazo pálido y tocó su pecho. Dio un golpecito sobre su corazón con una uña negra pulida.

“Para un demente, Vlad es bastante racional. Sus ideas pueden haber sido retorcidas, pero su juicio era sensato. Desde el momento en que te conoció, sin duda se dio cuenta de cuán alta era tu afinidad para la energía demoníaca… Aunque no tengo intención de alimentarte con carne de demonio, debería haber mérito en hacer que aprendas los fundamentos de la magia. No es que serás capaz de sacar libremente el maná en mi sangre, es decir. Pero deberías ser capaz en lo que respecta en la magia negra rudimentaria.”

Elisabeth movió su cabeza de arriba hacia abajo. Kaito presionó una mano contra su corazón.

Era verdad que la sangre de Elisabeth estaba fluyendo a través de su cuerpo. La cuestión de si podría o no usarla es aparte, en cuanto a la latente energía mágica, la cantidad que poseía estaba muy por encima de la persona promedio.

“Incluso con Hina a tu lado, tú mismo eres tan impotente como siempre, Ahora, dame tu brazo.”

“¿Mi brazo? Aquí.” “Esto picará.”

Hablando brevemente, pasó su dedo por él. Pétalos de flores carmesí se reunieron y luego apuñalaron profundamente en la palma de Kaito.

Al mismo tiempo, una figura apareció detrás de Elisabeth con una velocidad cegadora. Con calma levantó sus manos,

“Vamos, Hina; el dolor es un ingrediente necesario en la magia negra. Tendré que pedirte que pases por alto esta cantidad.”

“…En el futuro, te pido que por favor obtengas su permiso con antelación. Tengo profundo afecto por ti, Lady Elisabeth, pero si lastimas a mi querido amado, te mataré sin dudarlo. Por favor ten eso en mente.”

Murmurando en voz baja, Hina retiró el cuchillo que había presionado por reflejo contra la garganta de Elisabeth.

Elisabeth se encogió de hombros, tomó la espada de Kaito, y luego una vez más le ofreció su empuñadura.

“Ahora entonces, la primera lección. Tomo esto con tu mano herida y luego usa la sangre como un medio para activar la magia dentro de la espada. Es la misma técnica de cuando circulaste maná a través del círculo de invocación tallado en tu pecho.”

“Muy bien, lo intentaré.”

Kaito obedientemente tomó la empuñadura de ella. Su áspera ornamentación hizo que su herida palpitara. Pero después de años de tortuoso abuso que había soportado, ese grado de dolor apenas lo notó.

La misma técnica de cuando circule maná a través del círculo de invocación, ¿huh?

¿Necesito usar más sangre o algo?

Isekai Goumon Hime Volumen 2 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 

Agarró la empuñadura aún más fuerte, apresurando intencionalmente su sangrado. Gotitas rojas brotaron de su palma.

Pensó en la sensación que había sentido cuando sus heridas habían estado tan llenas de maná que se sentía como si estuvieran ardiendo, y afortunadamente, sus experiencias en vida lo habían dejado con el talento especial de ser incapaz de olvidar cualquier información que estuviera acompañada del dolor. Usando la sangre dentro de él como el catalizador, imaginó la sensación de ardor y susurró:

“—La (burn).”

Inmediatamente, los rubíes se convirtieron en llamas danzantes. “¡Sabía que podrías hacerlo, Amo Kaito!”

“¡Oh-ho, todo un show para tu primera vez! ¡Aprendes bastante rápido!”

Las dos lo elogiaron. Mientras respondía a sus elogios, le prestó atención a la piedra en su bolsillo. En el momento en que había comprendido cómo activar dispositivos mágicos, había vibrado, como persuadiéndolo.

Si esto en lo cierto, entonces tengo una idea bastante buena de lo que es esto.

“Bueno, incluso para una primera lección, eso fue solo el principio del principio. Desde aquí, el Infierno te espera. No tiene sentido perder el tiempo. Una vez que hayas hurtado algo que parezca útil de aquí, ¡regresamos al castillo y comenzaremos tu entrenamiento especial!”

“Quiero decir, definitivamente estoy dispuesto a aprender cómo luchar contra los demonios. Pero apreciaría si no fueras tan dura conmigo.”

“¡Oh, eso sería impensable!” “Cuando dices ‘impensable’…”


Después de curar la herida en la mano de Kaito, Elisabeth se adentró valerosamente al corredor. Hina y Kaito tras ella.

Los tres hicieron una pasada por las otras habitaciones, coleccionaron varias herramientas y armas, y luego se fueron por la puerta del castillo.

Pasaron por la ciudad contaminada con huesos humanos mientras se dirigían a la ubicación donde el círculo de teletransportación estaba vinculado. Elisabeth chocó los talones sobre el pavimento de adoquín, y el círculo mágico carmesí se elevó una vez más. Pétalos de flores rojos se esparcieron por el aire y formaron un muro rodeándolos a los tres. Los pétalos se fundieron para juntarse mientras se arremolinaban, transformándose en sangre.

Cuando la cortina cilíndrica de sangre cayó, los tres se habían desvanecido de la ciudad.

Isekai Goumon Hime Volumen 2 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

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