Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 4

Capitulo 14: La Alianza

“Nadie sabe exactamente cuándo, pero algo ha estado apareciendo en el mar alrededor de la Isla Cadiasmight.” Cyril se inclinó, bajó la voz y añadió: “Un barco fantasma.”

“Oho… ¡Ho ho ho! ¡Eso es bueno!”

La Isla Cadiasmight era una isla entre los continentes Tierra y Ark. Era muy conocida por ser el hogar de la lógicamente llamada Alianza Cadiasmight. La alianza estaba liderada por la nación portuaria de Vali, que contaba con la armada más poderosa de la región de Schmegoffe, el “mundo conocido” de Ark Earth Online.

“Es un rumor común entre los marineros.” Continuó Cyril. “Un capitán que conozco me lo contó hace unos diez años, creo. Todos los testigos dicen lo mismo: la niebla los rodea de la nada en el crepúsculo, y un decrépito barco de galeras se acerca a ellos. El barco abandonado iza una bandera Jolly Roger, y algunos dicen que ven a un capitán vestido de rojo en cubierta.”

Cautivando a Mira, Cyril continuó: “Hay muchas especulaciones. Algunos dicen que si sigues el barco fantasma, encontrarás un tesoro pirata. O que en ese barco navegan personas que murieron en el mar. Otros dicen que en su interior están selladas armas legendarias perdidas. Una de las mejores habladurías es que contiene las armas secretas de la armada Vali. Como espadachín, tengo que dar mi voto a la teoría de las armas legendarias.”

Cyril lo dijo en broma, pero Emella lo tomó más en serio. “¡También suma mi voto!” Sus ojos brillaron, encantada con la idea de las espadas legendarias.

“Recuerden que es sólo un rumor.” Les recordó Cyril. Flicker sonrió con ligera exasperación, mientras Zef miraba al techo.

“Aun así, es un rumor interesante. En el pasado, podría haberlo rechazado. Pero ahora…” Mira se quedó sin palabras.

“¿Verdad? Es emocionante, ¿no?”

Los rumores de barcos fantasma no significaban nada en la vida real, pero ahora que la fantasía era realidad, incluso los rumores tenían verdadera credibilidad. Sabiendo que eran afines en ese sentido, Mira y Cyril se rieron juntos, fantaseando con los barcos fantasma.

Después de que pidieran más miel con leche y té de hierbas, Cyril siguió con el mismo tono que antes. “Ahora el siguiente rumor. Ya hemos hablado del mar, así que vayamos al cielo. Los pilotos de aeronaves tienden a creer en éste, ¿sí?”

Mira había levantado la mano al escuchar cierta palabra. Cyril, entendiendo inmediatamente la parte, la señaló como un profesor.

“¿Una aeronave?”

“¡Sí, aeronaves! Naves en el aire: el resultado de la tecnomancia de vanguardia. Su desarrollo se terminó hace poco, digamos… ¿tres años? Su fabricación es muy costosa, así que sólo existen cinco grandes aeronaves: una para cada uno de los Tres Grandes Reinos, una para Atlantis y una para Nirvana.”

“Oho… Por supuesto que los Grandes Reinos tendrían una primero.”

Los Tres Grandes Reinos, que habían sido el punto de partida de los jugadores, ostentaban el mayor poderío militar. Los otros dos lugares que Cyril nombró, Atlantis y Nirvana, eran grandes naciones creadas por los jugadores que luchaban constantemente por estar en la cima.

“Hay algunas aeronaves más pequeñas, pero este rumor proviene de una grande.” Continuó Cyril. “Todo empezó en un viaje en el que viajaba un VIP. Era un día claro y precioso, perfecto para volar. Sin embargo, hacia la mitad del viaje, una enorme tormenta se apoderó de la nave. Se volvió oscura como la noche, con sólo el rugido de los relámpagos para iluminar su camino. Expuestos a los duros vientos y a la lluvia, la tripulación hizo todo lo posible por escapar de la tormenta. Fue entonces cuando vieron… eso.”

Cyril se detuvo un momento. El propietario aprovechó para traer las bebidas que habían pedido. “Tu amigo seguro que sabe muchas historias. A mí también me encantan.” Sonrió con profundo interés mientras dejaba las copas y los vasos.

“Todo viene con el trabajo, pero además, me encanta coleccionar historias.” Respondió Cyril, dando un sorbo a su taza y sonriendo al hombre. Parecía que los dos habían encontrado algo en común.

Gracias al propio trabajo del posadero, había escuchado muchas historias de otros aventureros. Tras una rápida reverencia de agradecimiento, volvió a su mostrador.

Cyril tomó otro sorbo y Mira le siguió. Los demás miembros de Carillón Escarlata se sintieron atraídos por la historia de Cyril a su pesar… excepto Flicker. Ella se esforzaba por deslizar lentamente su asiento más cerca de Mira cada vez que podía.

“Bien, ¿Qué estaba diciendo? Creo que lo dije todo hasta el incidente.” Reanudó Cyril. “Mientras la aeronave intentaba desesperadamente escapar de la tormenta, un gran relámpago iluminó todo el cielo. Aunque los vientos furiosos y la lluvia empeoraban su visibilidad, el destello iluminó la espesa y oscura masa de nubes para revelar un castillo. No fueron sólo una o dos personas a bordo del barco; todos lo vieron. Por encima de ellos, un enorme castillo flotaba en medio de la tormenta. Y no sólo lo vieron una vez, sino también en otros lugares.”

Cuando Cyril terminó su historia, Mira imaginó el cliché que acabaría con todos los clichés de la fantasía: el pináculo de la alta fantasía, en su mente. “¿Es lo que creo que es?”

“Sí, Mira. Un castillo en el cielo.” Cyril afirmó las esperanzas y los sueños de Mira.

Así que el rumor número dos era un castillo en el cielo. Mira saltó de su asiento ante la introducción del perfecto tropo de fantasía y vio por la ventana de la posada hacia el cielo. Flicker no perdió el tiempo y corrió tras ella.

“Apuesto a que un castillo que flota en el cielo tendría tomos llenos de magia que nadie ha visto nunca.” Reflexionó Flicker.

“¡Oh! Ahora hablas como un mago.” Mira sonrió con picardía ante las palabras de Flicker.

Por fin se preocupaba por algo más que por Mira.

“Cuesta un poco creerlo, pero se toma en serio la hechicería.” Dijo Emella mientras se acercaba, agarrando y retorciendo la muñeca de Flicker cuando la chica se acercó a Mira.

Había unas grandes nubes blancas en el cielo. Ignorando el repentino grito de dolor de Flicker, Mira sintió que su corazón daba un salto de alegría al imaginar cómo podría esconderse un castillo detrás de cualquiera de ellas. Fantaseó con el día en que podría encontrarlo.

Los tres volvieron a sus asientos. Mira se dio cuenta de que una silla se había acercado demasiado a la suya, así que la apartó. Flicker se desplomó sin decir nada. Emella se limitó a dar un sorbo a su bebida como si no hubiera pasado nada.

“Yo también me he encontrado mirando al cielo más a menudo desde que oí ese rumor.” Cyril sonrió, comprendiendo el deseo de Mira.

Mira sonrió mientras soñaba con su futuro. Cuando montara en Pegaso, sin duda observaría el cielo en lugar del suelo.

“Bien.” Continuó Cyril. “Los testimonios de todos los testigos oculares mencionan la repentina tormenta. Todos ellos se vieron envueltos en una tormenta y vieron el castillo en medio de ella. Apostaría a que ese mal tiempo está protegiendo el castillo en el cielo.”

“Hrmm, claro. Debe ser eso.” Aceptó Mira.

Los dos fantasearon con el gran castillo en la tormenta y compartieron sus pensamientos sobre cómo debía ser.

Los demás miembros del gremio se mostraron ambivalentes ante la conversación, pero poco a poco se fueron sintiendo atraídos por ella. Pronto, toda la pandilla de cinco estaba hablando de sus ideales para el castillo en el cielo.

En su interior habría una bestia sagrada. En el piso de abajo yacería una espada que un héroe habría blandido alguna vez. Los estantes de la biblioteca estarían llenos de antiguos tomos mágicos, la cámara del tesoro tendría montañas de oro y plata, y la fuente del patio escupiría el rocío de la vida…

Las posibilidades eran infinitas.

“De todos modos, este siguiente rumor es el último.” Dijo Cyril con timidez. “Este lo escuché de un compañero aventurero, y es menos un chisme y más su propia experiencia. Suele trabajar en la parte norte del continente Ark. Un día, tuvo la suerte de comprarle a un arqueólogo errante una piedra de camino sintonizada con el Templo del Espejismo. Se adentró en el desierto de Oriat en dirección al templo, pero la piedra de paso resultó ser inútil. En el camino, de repente dejó de reaccionar.”

“¡Odio cuando pasa eso!” Mira se solidarizó; ella misma había pasado por algo similar.

El desierto de Oriat estaba en la parte sur del continente Ark. En las profundidades de las dunas se encontraba el Templo del Espejismo, que no se podía encontrar en ningún mapa. Sólo una piedra de camino bien sintonizada revelaría su ubicación, pero los fallos no eran infrecuentes.

A pesar de su rareza, todos los mejores jugadores habían conocido esa peculiaridad del sistema.

“Cierto.” Dijo Cyril. “Maldijo su suerte, pero como había llegado tan lejos, supuso que podría estar cerca. Así que decidió echar un vistazo antes de volver a casa. Cuando lo hizo, pisó arenas movedizas y se hundió en las profundidades de la tierra.”

“Una situación bastante común.”

Los pozos de arenas movedizas que salpicaban el desierto de Oriat obligaban a sus víctimas a meterse en mazmorras subterráneas modeladas como ruinas. Qué persona más desafortunada. Mira se rió para sí misma mientras bebía su miel con leche.

“Intenté hacerle sentir mejor sobre su suerte, pero sonrió y me mostró un trozo de oro. Le pregunté qué era y me dijo que lo había encontrado en el lugar donde había caído. Resulta que no cayó en unas ruinas, sino en una enorme ciudad subterránea donde todo brillaba.”

“Al principio.” Continuó Cyril. “Dijo que se limitó a contemplar el espectáculo totalmente conmocionado. Pero vio una figura negra en la distancia que se dirigía hacia él. Un horrible escalofrío le recorrió y corrió como un poseso hasta salir a la superficie en un oasis. Al final, sólo trajo el trozo de oro. Cuando lo hizo examinar, era puro. Llamó a la ciudad ‘El Dorado’, y desde entonces intenta volver. Todavía no ha descubierto cómo.”

“¿Una ciudad de oro, hrmm?’ Reflexionó Mira. “¿Entonces por qué la figura era negra?”

Se podía suponer que había estado allí para eliminar al conocido de Cyril, tal vez como guardián de El Dorado. Y ese sería el momento perfecto para que un invocador brillara.

“¿Oh? ¿Esa es la parte que te interesa?” Preguntó Cyril. “Me pregunto si podría hacer un contrato con él.”

“Ajá. Eso es lo que buscas, ¿eh?”

Los guardianes solían ser espíritus que residían y protegían ciertos lugares. En esos casos, podían ser contratados. Los ojos de Mira ardían de deseo, y Cyril se preguntó si la avaricia por las invocaciones en lugar del oro era la clave de su fuerza.

Los demás se animaron a decir lo que querían encontrar, como habían hecho con el castillo en el cielo. Pronto enumeraron todos los caprichos imaginables, y nadie se atrevió a detenerlos.

“¡Una ciudad de oro! Si pudiera encontrarla, nunca más tendría que preocuparme por el dinero.”

“¡Capaz hay un montón de armas doradas!” “¡Y una biblioteca de libros doradas!”

Una vez terminada su fantasía, Cyril intervino: “Por cierto, esto no es del todo un rumor, pero…”

Trajo a colación un lugar en el noroeste del continente terrestre llamado la Ciudad del Héroe Envuelto. En su día había sido una ciudad normal y corriente.

Los demonios la habían asaltado durante la Defensa de los Tres Grandes Reinos. La ciudad carecía de la capacidad de defenderse, y los ciudadanos temían que los demonios los masacraran al completo. Entonces llegó un misterioso héroe vestido completamente de negro, que utilizó profusamente hechizos de exorcismo para aplastar y eliminar a los demonios que se acercaban. Cuando terminó, se marchó sin presentarse. Los ciudadanos se limitaron a llamarle el Héroe del Sudario y marcaron el lugar donde había convertido en cenizas a un demonio noble como un hito histórico.

Aunque aquello había sucedido hacía diez años, y no en ninguna de las fechas que Mira le había dado a Cyril, pensó que podría tener alguna relevancia para su misión.

“El Héroe del Sudario, ¿hrmm?” Un nombre flotó en la mente de Mira: El Sabio Wallenstein la Sombra. Miró por la ventana hacia las nubes y lo meditó.

Vestido de negro. Usó magia de exorcismo con el poder de abrumar a los demonios. Se fue sin presentarse. Una persona encaja en las tres descripciones. Además, siempre fue bastante tímido con los extraños…

Wallenstein se había puesto ropa negra para ocultar sus rasgos, pero eso sólo le hacía destacar aún más. Apenas podía hablar con los demás, pero disfrutaba cuando la gente le apreciaba… aunque no sabía aceptar un agradecimiento. Era pobre en el combate PvP, pero abrumador cuando se trataba de derrotar monstruos y demonios. El Héroe Negro sí que se parecía a Wallenstein.

¿Dónde estaban ahora sus amigos? ¿Qué estaban haciendo? Un poco molesta, Mira decidió volver a la Ciudad del Héroe Negro en algún momento del futuro.

Una vez terminada la comida y cuando el grupo estaba simplemente charlando, una mujer agitada —supuestamente una guardia de caravana, a juzgar por su uniforme— se acercó corriendo. “¡Oh! ¡Ahí estás, Cyril!”

“¿Qué pasa?” Cyril se dio la vuelta y la instó a calmarse. Emella y los demás se tensaron.

La mujer respiró profundamente. “Por favor, tenemos que apresurarnos a buscar al líder de la caravana. Hay un problema.”

“Vamos.” Cyril se levantó inmediatamente, pagó la cuenta y agradeció al propietario la comida. Luego salió corriendo con la mujer. Emella y la pandilla lo siguieron de inmediato.

“Hrmm. ¿Podría molestarle para que cuide a mi amiguito el conejo otra vez?” Preguntó Mira al propietario.

“Claro, no hay problema.”

Al confiarle la bola de pelo que dormía cómodamente en sus brazos, Mira siguió al grupo con una mezcla de preocupación e interés.