Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 4

Capitulo 10: La Naginata se Encontró con la Espada

Mira se apresuró a ponerse la ropa interior y se adentró en el bosque sin dudarlo. Basándose únicamente en su aspecto, supuso que el hombre era un explorador entrenado. Así, se mantuvo entre los árboles para ocultar su presencia y le siguió usando el escáner biométrico en lugar de sus ojos.

Por el camino, recuperó y se puso su túnica de tecnomancia. Aunque podría haber llevado su túnica de anciana, le había gustado mucho el otro conjunto.

Su escáner biométrico detectó una gran cantidad de fauna en el bosque. Todas las señales en el suelo y en los árboles eran probablemente animales pequeños, mientras que las que surcaban el cielo eran aves que evadían a los humanos que se acercaban. Detrás de ella había una señal bastante grande, pero cada vez que se giraba, retrocedía.

Mira se centró en la señal que se encontraba en el límite de su rango de detección y que pertenecía al tipo sospechoso. Su corazón latía con fuerza en su pecho.

Se escondió y miró de nuevo el bosque. La flora y la fauna crecían densamente. Los bosques eran trofeos de materiales, llenos de cosas valiosas: hierbas preciosas utilizadas como base para artículos de recuperación, bonitas frutas que podían ser exprimidas para obtener toxinas mortales, árboles especialmente resistentes que podían ser utilizados en equipos defensivos, y mucho más.

Los animados sonidos del bosque amortiguaron los pasos de Mira mientras se movía entre los árboles en pos de su objetivo.

***

¿Hasta dónde había seguido a este hombre en línea recta? Un lago apareció delante, y sus alrededores estaban anormalmente tranquilos. Era más pequeño que el del Laberinto del Demonio, y en su superficie flotaban flores púrpuras. A Mira le pareció increíblemente tranquilo.

Cuando su objetivo se acercó al lago, Mira se escondió detrás de un árbol y asomó la cabeza para observar.

¿Es una niña? ¡No, es un espíritu!

Cerca del centro del tenue lago había un espíritu que parecía una niña. Debía de ser joven. Su cabello azul claro era tan largo que le cubría todo el cuerpo. El espíritu también llevaba un vestido brillante y translúcido, algo mejor que no llevar nada. Tenía un sorprendente parecido con Mira, que había llegado antes ese día.

La niña espíritu saltó, utilizando las flores púrpuras como puntos de apoyo mientras jugaba. Alcanzaba las mariposas que pasaban por delante de ella y reía con alegría. Miraba desde lejos y sonreía de una manera bastante abuelita.

Mientras tanto, el hombre se escondió entre la orilla herbosa del lago y el bosque.

Lo sabía. ¡No sólo estaba forrajeando!

Espoleada por la inquietud, Mira corrió hacia el hombre, con la esperanza de detenerlo. Pero el mal estado del terreno y la necesidad de mantenerse fuera del alcance de los oídos ya habían frenado su aproximación. Ahora era demasiado tarde, y estaba demasiado lejos.

El hombre entró en acción en cuanto Mira empezó a correr. Se agachó y se lanzó hacia el espíritu con la espada corta empuñada en la mano.

“Ah… ¡¿Llegue demasiado tarde?!”

Mira trató de avanzar lanzando Tierra Encogida, pero no pudo utilizar todo su potencial en la espesura del bosque. El asaltante se acercó a su objetivo.

Un ruido estridente rasgó el silencio del lago. Mira hizo una mueca, pero lo que vio a continuación no era el cadáver de un joven espíritu con una daga clavada.

La espada corta con sospechosos símbolos brillantes dio vueltas en el caleidoscopio de mariposas que escapaban. Alguien había introducido una reluciente naginata de plata entre el hombre y el espíritu.

El arma que había repelido la espada corta del hombre giró al instante y golpeó como un rayo. El ninja apenas atrapó su arma mientras caía a la orilla del lago. Tal vez rozado por la naginata, su máscara cayó a la hierba cuando se levantó.

El choque había ocurrido en un instante, pero la intervención permitió que la chica espíritu huyera. Ahora el ninja no podría ponerle las manos encima.

¿Quién es ese?

Tras confirmar la seguridad del espíritu, Mira volvió a esconderse y observó cómo se desarrollaba la situación. El salvador del espíritu llevaba una túnica blanca y púrpura y un tocado; el atuendo se asemejaba al de un sacerdote sintoísta. Su cabello era negro y la naginata que llevaba en la mano tenía grabado un pentagrama. Cuando aterrizó milagrosamente sobre el lago, el cordón dorado trenzado que colgaba de su flequillo rebotó ante sus ojos.

“Quimera Clausen.” Dijo el salvador del espíritu. “¿Por qué no me respondes a algunas preguntas?”

“Debes ser de la Alianza Isuzu.” Respondió el ninja. “Seguro que te ha costado mucho esfuerzo perseguirme hasta aquí, ¿eh?”

Sus palabras llegaron a los oídos de Mira mientras se miraban desde una distancia segura.

La tensión en el aire dejaba entrever la fuerza de los adversarios.

¡Alguien de Quimera Clausen! Eso pensaba yo. ¿Pero quién es ese otro hombre? Escuché al ninja decir “Alianza Isuzu”, pero eso me dice poco. De cualquier manera, está claro que no son amigos.

Mientras Mira reflexionaba sobre lo que ocurría entre los dos, se lanzaron a la batalla.

***

El hombre de Isuzu que corría por el lago se detuvo de repente, se agachó y tocó el agua a sus pies.

[Artes de Talismanes: Serpiente]

El talismán que llevaba en la mano extrajo agua del lago; el líquido se arremolinó hacia arriba, esparciendo gotas mientras se enroscaba en forma de serpiente. El sacerdote se curvó hacia la derecha mientras corría, y la serpiente acuática se curvó hacia la izquierda: un simple ataque de pinza.

Su oponente observó la acción, sacando un frasco de su bolsillo.

La naginata se encontró con la espada, haciendo saltar chispas. Al mismo tiempo, el hombre vestido de negro lanzó hacia atrás el frasco que llevaba oculto en la mano. En el momento en que tocó la serpiente que se acercaba, el frasco explotó y creó una cascada de arena.

Sólo eso alejó a la serpiente, y la mano del hombre de Isuzu dejó caer el talismán sin fuerzas al suelo. El sacerdote parecía frustrado, pero sabía el nombre de la herramienta que había detenido su ataque. “¡¿Un Frasco del Espíritu de la Tierra?!”

Detrás del hombre vestido de negro, la cascada de arena había reducido la serpiente a gotas.

“He oído que tienen muchos médiums, así que he venido preparado.” El ninja se adelantó para golpear y aprovechó su impulso para asestarle al sacerdote un golpe contundente.

La mano izquierda del sacerdote se extendió para proteger sus órganos vitales, y la hoja del bandido le mordió profundamente el brazo. Sin embargo, mientras los labios del sacerdote se curvaban en una mueca, activó su siguiente talismán.

[Artes Celestiales: Adivinación del Alma—Madera]

Al activarse el hechizo, la magia brotó del talismán y envolvió el brazo izquierdo del hombre vestido de negro. Frunció el ceño y miró al sacerdote, alejándose de un salto. Sorprendentemente, al hacerlo, la magia del sacerdote se dispersó.

“Tiene que ser un verdadero dolor de cabeza, ¿eh?” Gimió el aspirante a secuestrador.

La Adivinación del Alma, una de las Artes Celestiales, compartía el dolor del usuario con su objetivo. Cuanto más cerca estuvieran, más eficaz sería la Adivinación del Alma. Al darse cuenta de esto, el ninja puso distancia entre ellos para disminuir el efecto del hechizo. Quienquiera que fuera este hombre vestido de negro, sabía bastante sobre las Artes Celestiales.

A pesar de la rápida huida del ninja, el hechizo le impresionó. Cubierto de sudor frío, se sujetó el brazo. Sin embargo, eso sólo duró un momento, ya que su cuerpo se recuperó de la conmoción.

El sacerdote aprovechó esa apertura para dar un golpe.

[Artes Celestiales: Reflejo Acuático—Agua]

Rápidamente formó un sello, provocando que su oponente se pusiera a la defensiva.

El aspirante a secuestrador de espíritus entrecerró los ojos y buscó, pero no vio ningún medio desde el que el sacerdote pudiera lanzar el hechizo. Entonces se estremeció: algo misterioso se estaba moviendo hacia él. Definitivamente, el sacerdote había utilizado su magia.

“Ese es… ¡¿el talismán de la serpiente?!” Como si estuviera urgido por algo, el hombre vestido de negro comenzó a huir.

Justo cuando empezó a correr, el sacerdote apareció detrás de él y lo derribó. Inmovilizado en el suelo, el ninja miró al enemigo que tenía encima. El sacerdote le devolvió la mirada de forma desapasionada; el hombre de Isuzu parecía haber capturado al ninja.

Los matones de Quimera Clausen tenían el poder de capturar espíritus, y el hombre de negro no era una excepción.

Al parecer, el tipo de Isuzu había estado trabajando para detener al ninja desde el principio. La serpiente había sido un cebo todo el tiempo, una distracción para colocar otro talismán detrás del ninja sin que éste lo supiera. Entonces [Artes Celestiales: Reflejo Acuático—Agua] creó un doble acuático de la serpiente. Era casi imposible escapar de su agarre, por lo que era una herramienta eficaz para atrapar a los objetivos.

Aunque el sacerdote había sufrido una fuerte herida en el brazo, había logrado detener al enemigo, o eso creía.

El sacerdote dirigió su atención al lago. No sintió la presencia del espíritu, así que decidió que debía haber escapado. Sin embargo, justo cuando sintió alivio, su naginata cayó en la hierba con un golpe seco.

“¿Toxina paralizante?” El sacerdote cayó de rodillas y se esforzó por hablar mientras el entumecimiento se extendía por él. Su rostro se congeló en una mueca de dolor, y sus ojos vagaron sin rumbo. Su concentración se rompió y el hechizo que estaba utilizando se dispersó.

“Correcto.” El hombre vestido de negro preparó su espada corta, mirando hacia abajo con emociones retorcidas. “Es hora de acabar con esto.”

Con eso, lanzó su espada hacia abajo con un movimiento practicado. El arma, tan negra que parecía absorber la luz que los rodeaba, chilló al deslizarse por la cara de un escudo de torre blanco.

“¡¿Qué?! ¡¿Cómo?!”

Cuando los ojos del hombre vestido de negro se abrieron de golpe, detectó a alguien detrás de él. Aquello parecía impensable, y se dio la vuelta. Antes de que pudiera fijar la vista en el asaltante, un golpe ardiente lo hizo volar.

El escudo blanco desapareció, y el sacerdote vio a una chica de cabello plateado con un abrigo negro de pie ante él.

“Estás paralizado, ¿verdad?” Preguntó. “Espera ahí un momento.” Ignorando cómo su ropa se agitaba por las ondas de choque, Mira se centró en el hombre vestido de negro.

***

Mira no pudo sentarse a observar cómo el tipo con aspecto de sacerdote se veía superado de repente.

No sabía nada de los antecedentes del sacerdote ni de lo que era la Alianza Isuzu. Pero estaba claro que Quimera Clausen, la gente que apuntaba a los espíritus, era su enemigo. Por lo tanto, no era difícil decidir de qué lado estar.

“Tú—”

Antes de que el sacerdote pudiera decir otra palabra, Mira desapareció en dirección al ninja. Un momento después, se oyó un gemido ahogado y la espada corta negra se clavó en el suelo.

“Maldita sea… ¿No eres sólo una invocadora? ¿Por qué estás aquí?” El hombre de negro apretó los dientes de dolor mientras veía a Mira, vertiendo el contenido de otro frasco en su brazo mal quemado. El líquido parecía ser un reconstituyente, que curaba un poco la herida.

“Debería preguntarte lo mismo. Porque, recuerdo que dijiste que ibas a volver a tu pueblo,

¿eh?”

“Me he perdido un poco, ¿vale?” Con la voz ronca, el hombre soportó el dolor y tiró el frasco a un lado antes de encarar a Mira de frente. Mientras la miraba fijamente, se llevó otro frasco a la espalda.

“De cualquier manera, está claro que no tienes nada bueno. ¿Por qué no me cuentas más?”

“No hay nada que contar. Además, ¿por qué debería decirte algo?” Sus ojos mostraban un duro desprecio por Mira y una vengativa sed de sangre.

En un instante, Mira eligió una técnica para reducir la distancia entre ellos.

[Movimiento de las Artes Inmortales: Tierra Encogida]

Mientras ella parpadeaba durante una fracción de segundo, el ninja atacó salvajemente en todas las direcciones. Parecía que también sabía cómo combatir este tipo de técnica.

Basándose en la magia que había visto hasta el momento, se dio cuenta de que Mira era una sabia, y una muy fuerte. Con una risa amarga, comprendió que había fracasado en el momento en que creyó su mentira de que era una invocadora, la clase más débil de magos. Ahora, asumiendo que era un miembro de la Alianza Isuzu, preparó el medio perfecto para enfrentarse a ella.

En su mano había una ampolla de adormecimiento del espíritu del rayo. Una vez que lo rompiera, los nervios motores de cualquier ser vivo cercano se volverían locos. El vial también le afectaría a él, por supuesto, pero llevaba un equipo optimizado con resistencia a los rayos y a la parálisis. Eso minimizaría los efectos de la ampolla y le permitiría moverse mientras la chica estuviese completamente paralizada.

Apretó el frasco hasta que estuvo a punto de romperse.

Mientras lo hacía, Mira apareció justo delante de él. Sacó su puño, envuelto en vientos furiosos, y desgarró al hombre vestido de negro con un aire cortante despiadado. De alguna manera, él lo resistió. Aguanto el impacto desesperadamente, incluso mientras sus miembros gritaban de agonía. Entonces aplastó el frasco antes de que el impacto pudiera arrojarlo de su mano.

“… ¡Gané…!”

La electricidad rodeó al hombre. Seguro de su victoria, sonrió, mientras la sangre se deslizaba por su mejilla y entraba en su boca. Mientras el entumecimiento recorría su cuerpo, sus músculos se contrajeron y cayó hacia atrás.

Con cada segundo que pasaba, el efecto se desvanecía. Había venido preparado, así que se recuperaría antes que nadie. Muy pronto, él sería móvil, y la chica estaría indefensa. Esa era su estrategia definitiva.

Pero la parálisis se convirtió en dolor antes de que pudiera disiparse.

[Artes Inmortales Prohibidas: Ojo de Demonio No Sellado] [Artes Inmortales Prohibidas: Mirada de Demonio Paralizante]

“Ngh… ¡Ah! ¡Aaagh!” Una agonía insoportable le recorrió, arrancando un aullido desde lo más profundo de sus entrañas. A su lado estaba Mira, de pie, con los ojos dorados. Había utilizado el Ojo de Demonio. El hombre se retorcía de dolor y de una fuerte dosis de parálisis gracias a su Mirada de Demonio Paralizante.

“Tenía la sensación de que escondías algo.” Mira le pinchó la mano con el pie para abrirla. Sus dedos estaban teñidos de sangre y atravesados por muchos fragmentos de cristal, prueba de que algo se había roto en su mano.

“¿Cómo…? ¿Cómo… puedes seguir moviéndote?” Preguntó el hombre vestido de negro, viendo a Mira.

El efecto de parálisis de su frasco debía haberle alcanzado. Incluso cuando uno llevaba equipo especializado contra la parálisis, el Frasco Adormecedor no podía resistirse completamente. Sin embargo, no mostraba ningún signo de funcionar en ella.

Mira reveló el dorso de su mano derecha al hombre mientras éste la miraba. La iluminación dificultaba la visión, pero él rió con pesar y se rindió, al parecer comprendiendo exactamente lo que ocurría al ver la débil marca de una pluma en su piel.

“¡Ja, ja! Una bendición, ¿eh? No es nada gracioso.”

La marca de la pluma era el símbolo de la bendición de hadas que Mariana había dado a Mira, el símbolo de su vínculo. Las bendiciones de las hadas existían de tantas formas como hadas había, y cada una de ellas era tan fuerte como el vínculo de cada uno con el hada.

La bendición de Mariana confería resistencia a las enfermedades de estado, y quería tanto a Mira que le creaba una inmunidad total. El Frasco Adormecedor del Espíritu del Rayo era una de las herramientas mágicas más potentes para inducir la parálisis. Si Mira podía resistir eso, podía resistir cualquier cosa.

Fue entonces cuando el hombre de la Alianza Isuzu se acercó con pasos tambaleantes. La parálisis parecía haber desaparecido. “No sé quién eres, pero me has salvado la vida. Gracias.”

“Ni lo menciones. Resulta que yo también tengo algunos problemas con estos tipos de Quimera Clausen.” Respondió Mira, moviendo la mirada de sus pies al sacerdote. Sus ojos habían vuelto a su azul claro habitual.

Una mujer apareció ante Mira y ofreció al sacerdote su hombro. Con su atuendo blanco, le recordaba a Mira a los Yamabushi japoneses, ermitaños ascetas vestidos de blanco que buscaban la iluminación y el rejuvenecimiento en las cumbres. Sin embargo, su larga melena rubia y sus ojos azules la hacían parecer menos una ermitaña y más una noble.

“Entonces, ¿quiénes son ustedes?” Preguntó Mira. “Este hombre les llamó ‘Alianza Isuzu’. ¿Esta mujer también es una de tus aliadas?”

“Sí, es una aliada. Y es cierto, soy miembro de la Alianza Isuzu. Puedes llamarme Azul.” “Igualmente, llámame Blanca.” Dijo la mujer.

“Sé que es descortés darte nombres falsos después de que me hayas salvado la vida.” Continuó Azul. “Pero hay… complicaciones. Agradecería algo de discreción.”

“Azul” y “Blanca” parecían ser nombres en clave. Sin embargo, para ser justos, Mira tampoco estaba usando su nombre real.

“Muy bien. Soy Mira.” Se presentó antes de mirar hacia abajo. Allí, vio al hombre paralizado de negro mirando directamente a su falda con ojos vacíos. Le dio una ligera patada en la cabeza antes de preguntar a Azul y Blanca: “¿Qué hacemos con este tipo?”

“Si no le importa, nos gustaría llevárnoslo.” Respondió Azul. “Lo llevaremos a nuestra base cercana y lo interrogaremos.”

Mira fingió pensar un momento antes de responder: “¿Su base? ¿Puedo acompañarlos?”

La Alianza Isuzu —una organización que se oponía a Quimera Clausen— podría estar relacionada con Miaumaru, el shikigami felino que protegía a los espíritus. Mira había encontrado a Miaumaru en el camino a casa desde Karanak.

Azul frunció el ceño. “Hmm. Me encantaría que lo hicieras, dado lo que hiciste por nosotros, pero desgraciadamente sólo soy un miembro más. No puedo prometer nada. Sin embargo, nos detendremos en un campamento en el camino. Veré si el capitán está de acuerdo.

¿Qué te parece?” Aunque estaba en deuda con Mira, Azul no podía llevar a alguien que acababa de conocer a un lugar tan vital.

Mira comprendió su necesidad de discreción y aceptó los términos, luego entregó al hombre a sus pies a Azul y Blanca.

La pareja era bastante hábil en su trabajo. Envolvieron al hombre en una manta, le clavaron un palo a través de ella y lo cargaron sobre sus hombros. La manta tenía un dibujo, un sello mágico; cuando alguien estaba envuelto dentro, reducía sus habilidades a un mero 10%. Esta herramienta mágica era indispensable para las misiones de escolta y captura.

***

Tras abandonar el lago, el grupo se dirigió a través de la vegetación hacia el campamento de la Alianza Isuzu. En el camino, un pensamiento golpeó a Mira.

“Ahora que lo pienso… Blanca, ¿sí? Apareciste de la nada. ¿Dónde estabas durante la pelea?”

Los dos agentes se sonrieron y comenzaron a explicarse. En primer lugar, la Alianza Isuzu suele trabajar por parejas. Azul y Blanca llevaban varios días observando al hombre de negro, siguiéndolo.

Hoy habían visto a Mira hablando con el hombre. Sin embargo, como habían mantenido la distancia para evitar que los descubrieran, no habían podido entender la conversación. Supusieron que podría tratarse de un intercambio de conocimientos entre aliados. Por ello, se vieron obligados a separarse.

“Azul siguió a este hombre, y yo te seguí a ti.” Explicó Blanca. “Pero es extraño; cada vez que me acercaba lo suficiente, te dabas la vuelta. Pensé que sólo tenías buena intuición, pero parece que usas Artes Inmortales. Debes de haberte fijado en mí usando tu escáner biométrico.”

Mira murmuró: “Así que eras tú.” Ella había tenido un presentimiento.

“Una vez que supe lo lejos que tenía que estar, mantuve la distancia y te seguí. Por eso me di cuenta de lo que pasaba tan tarde…” Blanca hinchó las mejillas, enfadada.

Azul se limitó a encogerse de hombros y dijo: “Por Dios. Todo ese recorrido para nada.”

Comprendiendo ahora el tiempo que llevaban sobre él, el hombre colgado a sus hombros miró a lo lejos con los ojos empañados.

“Por cierto, señorita…” Dijo Blanca. “Con tu estilo de lucha, y el alcance de tu escáner biométrico, debes ser muy buena en Artes Inmortales.”

Observó a Mira —o mejor dicho, la ropa de Mira— con gran interés. El atuendo de la joven era del popular estilo de las chicas mágicas. White se sintió bastante decepcionada por la falta de belleza de su propio atuendo de ermitaña de estilo yamabushi.

“¡En realidad, soy una invocadora!” A pesar de una sensación de déjà vu, Mira no cedió en este punto.

“¿Hmm?” Blanca ladeó la cabeza, confundida.

“¡Claro! ¡Y yo soy un escriba!” Añadió Azul con una carcajada. Difícilmente se les podía culpar por sus reacciones después de haber visto las habilidades de Mira.

Jurándose a sí misma que no volvería a equivocarse, Mira invocó a un Caballero Oscuro justo delante de ellos. Sin embargo, como no requería ninguna preparación antes de la invocación, Azul y Blanca pensaron que un verdadero Caballero Oscuro había aparecido de la nada. Al instante, se prepararon para la batalla, lo cual es un mérito de sus habilidades.

El hombre de negro gimió al caer al suelo.

“¡No! ¡Esperen! ¡Este Caballero Oscuro es una de mis invocaciones!” Gritó Mira, un poco tarde. El Caballero Oscuro esperaba tranquilamente al lado de Mira como prueba de sus palabras.

“Cielos… ¡No nos sorprendas así!”

“¡De verdad! ¡Podrías haber dicho eso primero!”

Azul y Blanca retrocedieron ante el bastante aterrador Caballero Oscuro y bajaron poco a poco la guardia.

“Perdón.” Mira se tragó su orgullo por un momento, a pesar de que había dicho literalmente que era una invocadora sólo unos segundos antes.

Mientras tanto, el hombre de negro luchaba en vano contra un enemigo de otro tipo. Azul y Blanca lo había dejado caer directamente sobre un nido de hormigas, y ahora los furiosos insectos lo estaban asediando.