Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 4

Capitulo 1: [Evocación Mutada: Señor Oscuro]

Pegaso se elevó tranquilamente sobre una pequeña cordillera en los cielos occidentales de Alcait. Con su cabello plateado al viento, Mira se sentó a horcajadas sobre su espalda y contempló el exuberante bosque verde que había debajo.

“Es como si fuera eterno…” Mira reflexionó, admirando el enorme tamaño del bosque mientras miraba a lo lejos. Entonces sintió un ligero temblor debajo. Le siguió el sonido de algo haciéndose añicos. “¡Oh, no! ¡Otra vez no!”

Había sonado como cuando el carruaje de Garrett arrollaba zombis o a los díscolos invocados… pero Mira estaba en el cielo. Las únicas cosas con las que podía chocar eran los pájaros, y los pájaros estarían demasiado aterrorizados para acercarse a Pegaso en toda su majestuosidad. De hecho, Mira había visto bandadas de pájaros separarse como el Mar Rojo para abrirle paso.

Entonces, ¿qué podría haber sido el sonido?

Mira ordenó a Pegaso que se detuviera y miró hacia abajo. Allí vio un pájaro que se dirigía hacia el bosque; sus alas eran blancas como la nieve y su pico rojo como la sangre. Le resultaba familiar.

¿Es un águila de ventisca?

Las águilas de ventisca eran técnicamente monstruos. Las alas de este espécimen en particular eran de color carmesí oscuro, lo que parecía inusual, ya que las águilas de ventisca solían ser blancas. A menos que…

Mira comprobó la pezuña de Pegaso y la encontró cubierta de sangre de monstruo. Parecía que Pegaso había golpeado al águila de ventisca con sólo un ligero golpe para advertirle de su presencia.

Aliviada, Mira observó cómo el águila descendía en espiral hasta desaparecer en las brumosas copas de los árboles. Se llevó un dedo a la barbilla y ladeó la cabeza con asombro.

Hrmm. Es extraño ver águilas de ventisca tan al sur. ¿Es otro efecto de la realidad del mundo?

Mira observó el bosque con desconfianza. Según sus recuerdos, las águilas de ventisca sólo aparecían en los bosques y montañas del extremo norte del continente. Sus alas blancas eran un camuflaje para vivir en un mundo de nieve. Parecía absurdo encontrar una volando por las tierras del sur; de todos modos, habría parecido absurdo en el juego.

Por otra parte, habían pasado treinta años sin que Mira estuviera en este mundo tan real, y había muchas cosas que no conocía. Eso también le dio muchas oportunidades para saborear los cambios en el mundo. Decidió que el cambio de ubicación de los monstruos era probablemente común y dirigió a Pegaso para que reanudara su vuelo.

El destino de Mira era el Bosque de los Devotos, donde esperaba encontrar rastros del Anciano de la Torre de la Nigromancia, Bramido del Alma. También recogería Pepitas Primordiales para Solomon en el cercano Bosque Primal.

Inexperta en la equitación, Mira pronto descubrió que las largas horas a caballo le causaban molestias en zonas delicadas. Decidió que sería prudente tomarse un descanso.

Hrmm. Además, no llegaremos hasta la noche, incluso a este ritmo.

La joven maga no tardó en recuperarse dentro de un pequeño restaurante que había divisado desde arriba. La hora del almuerzo ya había pasado, así que los comensales eran escasos.

Mira había pensado que tenía el mismo aspecto que cualquier otro patrón, pero estaba atrayendo la curiosidad de la multitud. Su atuendo estaba demasiado bien arreglado, demasiado poco común para una pequeña ciudad sin nombre fuera de la capital. Normalmente, los únicos que pasaban por allí eran aventureros errantes, y era raro ver a una joven aventurera tan bella viajando sola.

Además, era extremadamente inusual que un aventurero visitara un lugar sin mazmorras famosas, cotos de caza o incluso sucursales de la Unión de Aventureros. Algunos de los presentes en el restaurante querían conocer mejor a Mira, pero el brazalete de usuario que llevaba en la muñeca izquierda —prueba de su condición de aventurera veterana— les quitaba el valor de presentarse. Sus admiradores se limitaron a observarla desde lejos.

Mira no reparó en las miradas de los curiosos mientras abría su mapa, comparaba lo que había recorrido con lo que le quedaba y calculaba el tiempo que tardaría en llegar a su destino. Parecía que no llegaría hasta pasadas las diez de la noche. Por un momento reflexionó sobre ello, ya que en un bosque oscuro no podría ver mucho, por lo que podría pasar por alto alguna pista.

Tampoco estaba de humor para hacer horas extras en uno de los recados de Solomon. Tomando un au lait de baya, buscó en el mapa un alojamiento adecuado cerca del bosque.

Ah. Este pueblo es perfecto. El pueblo que eligió estaba a unas dos horas en Pegaso de su ubicación actual, lo que lo convertía en un lugar ideal para pasar la noche. Debería ser un día de viaje razonable.

Tuvo suerte de haber encontrado una aldea así justo antes del bosque. El Bosque de los Devotos era inmenso, y el Árbol Anciano estaba en lo más profundo. Incluso si hubiera volado directamente hasta allí, no habría llegado hasta después de la medianoche.

Después de relajarse durante media hora, Mira aprovechó para ir al baño antes de salir de la ciudad.

***

Una vez más a lomos de Pegaso, Mira observó hacia la puesta de sol. Su brillante luz roja teñía los árboles y las llanuras de abajo, salvo una parte del bosque que estaba cubierta de niebla.

A cada momento, el color de la tierra y del cielo cambiaba. Una vez que la noche cubrió el cielo, un mar de estrellas extendió sus centelleantes ondas por los cielos. Mira quedó fascinada por la visión del oscuro bosque que se mecía con el viento. A lo lejos, divisó innumerables luces artificiales. Parecían hogueras de un pequeño pueblo.

Utilizó las luces como guía y finalmente aterrizó en la hierba alta de las afueras de la ciudad.

“Ese fue un trabajo bien hecho.” Dijo a Pegaso. “Espero que me vuelvas a ayudar.”

La bestia extendió sus alas blancas y relinchó, como si dijera que no era para tanto. Después de despedir a Pegaso con un destello de luz, Mira comenzó su corta caminata con pasos ligeros, entusiasmada por ver qué tipo de asentamiento le esperaba. El lugar se llamaba Aldea de Cazadores; era un poco demasiado grande para ser un pueblo propiamente dicho, pero demasiado pequeño para llamarlo ciudad.

Mira caminó por un camino de tierra muy transitado a través de una puerta desvencijada enmarcada por flores silvestres. A primera vista, el lugar parecía demasiado rural, pero era sorprendentemente transitado. Un edificio de piedra sobresalía visiblemente entre las casas y tiendas de madera: llevaba el letrero de la Unión de Aventureros.

Empezó a notar que el pueblo estaba lleno de compañeros de aventura. Tras explorar un poco el inesperado y bullicioso lugar, localizó una posada y abrió la puerta. El ligero timbre de la puerta fue rápidamente seguido por el jovial saludo de un joven.

“¡Bienvenida!”

Era una posada normal con un restaurante adjunto. A juzgar por el ambiente animado y la vestimenta de la clientela, la posada era muy popular entre los aventureros. Con la llegada de Mira, varios clientes dejaron de comer y se volvieron por reflejo hacia la puerta para ver a la recién llegada. Ella se apresuró a acercarse al mostrador, consciente de las miradas inoportunas.

“Vaya, qué adorable eres.” Dijo el propietario de la posada con una suave sonrisa, mientras seguía cocinando. A pesar de su estruendosa bienvenida, parecía ser un delicado hombre de familia. “¿Cuántos son? ¿Sólo han venido a cenar o a pasar la noche?”

“Sólo yo. Me gustaría pasar la noche. También una comida.”

“Sola, ¿eh?” Un joven sentado junto al propietario la observó, con interés y envidia brillando en sus ojos. “Señorita, me sorprende que haya podido llegar sola a un lugar tan remoto. Así que, ¿es usted… una maga? Los magos son realmente impresionantes.”

Una gigantesca espada estaba apoyada en el mostrador junto al joven, y los músculos bajo su abrigo de cuero negro indicaban que tenía la fuerza necesaria para blandirla. Su cabello castaño necesitaba desesperadamente un peinado.

“Uh, perdón por entrometerme en su conversación.” Dijo rápidamente, y luego esbozó una sonrisa en su bien cuidado rostro. “Me llamo Alfail. Como puedes ver, soy un espadachín. Siempre he admirado a los magos. ¿Te importa si te pregunto qué clase de mago eres?”

La sonrisa permanecía en su rostro. Al principio, Mira se sintió desconcertada por su excesiva familiaridad con ella, pero al mismo tiempo, parecía genuinamente amistoso.

Decidiendo que le gustaba el hombre, hinchó el pecho con orgullo y declaró: “¡Soy una invocadora!”

Las conversaciones de los alrededores se silenciaron y los clientes miraron a la chica con lástima y compasión. Mira se encogió abatida y suspiró. Parecía que el renacimiento de la invocación que había planeado no había llegado aún a la Aldea de los Cazadores.

Pero Alfail tuvo una reacción diferente a la de los demás clientes.

“¿Y eso te permitió venir hasta aquí sola? Los invocadores son increíbles.” La admiración en sus ojos se intensificó. Este no era un lugar donde los aventureros novatos pudieran llegar solos.

Sus palabras provocaron que los demás aventureros se dieran cuenta de lo mismo, y murmullos de sorpresa recorrieron la multitud.

“Alfail.” Intervino el propietario, que se había dado cuenta de la ilimitada curiosidad del espadachín. “¿Qué tal si me dejas tomar su orden primero? Debe tener hambre.”

“Whoops—sí. Lo siento.”

El propietario le ofreció a Mira un menú, que aceptó con gusto. En un momento, pidió pollo a la parrilla con hierbas y miel con leche.

Mientras esperaba su comida, Mira se enteró de que Alfail parecía amar de verdad a los magos. Habló sin parar de lo convenientes que eran las Artes Etéreas para la vida cotidiana, de cómo deseaba poder sentir lo que era ser un mago, de cómo había reunido varios objetos que podían sustituir a los hechizos, y de más cosas.

Los objetos que contenían hechizos se conocían comúnmente como herramientas mágicas. Las tiendas los vendían en cantidades limitadas, y como la gente sin maná podía utilizarlos, eran un tesoro entre los aventureros.

La magia avanzada no podía reproducirse fácilmente, pero muchos hechizos menores tenían herramientas mágicas equivalentes. Por desgracia, no había herramientas mágicas para la evocación, la adivinación o la nigromancia. Eso era una gran fuente de frustración para Alfail.

Después de la orden de Mira, Alfail cambió el tema a la evocación. Al fin y al cabo, no tenía ni herramientas mágicas ni muchos practicantes, por lo que parecía muy interesado en ver a un invocador verdaderamente hábil en su trabajo.

“Por favor, tienes que mostrarme lo que puedes hacer. Te lo ruego.” El hombre suplicó y se inclinó ante la niña.

El propietario murmuró que no era la primera vez que veía esto. Alfail siempre imploraba lo mismo a los magos que conocía. La mayoría de los aventureros que ya se encontraban en la posada rieron ante la visión, pero unos pocos ojos se entrecerraron en señal de desaprobación.

Cuando Mira terminó de cenar, ella y Alfail se dirigieron a un campo de entrenamiento dentro de la Aldea de los Cazadores. Les siguieron un puñado de personas de la posada que se acercaron a curiosear.

Alfail sostenía una herramienta mágica para iluminar la oscuridad de la noche, y sonreía mientras explicaba que este lugar había sido creado para el entrenamiento de aventureros y cazadores autodidactas. Era el lugar perfecto para que Mira demostrara su magia de invocación.

“Hrmm. Si insisten, supongo que podría mostrarles.” Respondió Mira, tratando de hacerse la interesante ante el público. Sin embargo, se sentía secretamente eufórica por tener la oportunidad de mostrar sus habilidades de invocación.

Un instante después, un Caballero Oscuro apareció de un círculo mágico que flotaba ante ella.

“¡Oooh! ¡Así que esto es una invocación! Es muy… ¡oscuro! También parece fuerte.” Alfail se estremeció de alegría mientras inspeccionaba al caballero.

Sin embargo, la alborotada multitud de espectadores guardó silencio. La mayoría de ellos ya sabían que Mira había sido lo suficientemente fuerte como para llegar a la Aldea de los Cazadores por su cuenta, pero lo que la niña acababa de invocar del éter era realmente aterrador.

“¡¿Puedo batirme en duelo con él?!” Alfail se removió con la inquieta excitación de un niño y observó a Mira con ojos de cachorro.

Mira podía imaginar lo decepcionado que estaría él si se negaba. “Está bien. Puedes.” Respondió.

Alfail saltó literalmente de alegría. La multitud cercana lo aclamó, lo que sólo sirvió para atraer a un público más numeroso.

Mira evaluó a Alfail para comprobar su fuerza. Como todos los antiguos jugadores, ella podía inspeccionar un objetivo. Como era de esperar, descubrió que los valores de las estadísticas de Alfail eran perfectos en cuanto a la habilidad con la espada, pero estaban por debajo de la media en cuanto a la magia. Su resistencia a la magia era especialmente preocupante. Sin embargo, lo que más importaba era si tenía las habilidades para hacer uso de sus estadísticas.

Alfail se alejó unos diez pasos del Caballero Oscuro y desenvainó su espada. Brillaba en plata, y una niebla de aire frío la envolvía.

Mira detectó el poder de un espíritu dentro de la espada. ¡Oh! Una espada de espíritu de hielo, ¿eh?

Mientras Alfail sostenía su espada, el aire a su alrededor se volvía pesado por la tensión. Para Mira estaba claro que estaba entrando en modo de batalla. Su aura cruda e intimidante hizo que Mira reconsiderara los valores de las estadísticas que había visto antes.

“Parece que hay más en ti de lo que parece.” Reflexionó.

“Yo debería decir lo mismo de usted, señorita. Si esto no te hizo ceder, entonces sólo puedo imaginar tu fuerza.”

Se sonrieron el uno al otro. Con eso, Mira abandonó la zona de la batalla y se apoyó en una pared para observar. Alfail respiró profundamente y apretó su espada con ambas manos.

“Bien, ¿empezamos?” Llamó Mira, y su Caballero Oscuro lanzó su gran espada al aire. Casi inmediatamente, metió la mano en un círculo mágico que apareció a su lado y sacó una nueva espada. El Caballero Oscuro blandió la hoja y apuntó la punta hacia Alfail.

El espadón en vuelo se frenó al llegar al vértice de su arco. La multitud, que ahora se contaba por docenas, levantó la vista en silencio y escuchó el silencioso sonido de la espada cortando el aire.

Al instante, los espectadores captaron la vista de la espada que caía del cielo oscuro, y un murmullo se extendió por el grupo. La espada dejó una estela negra al clavarse directamente en el suelo.

El combate había comenzado.

Alfail dobló las rodillas y cargó. Acortó la distancia con el Caballero Oscuro en un instante, blandiendo su gélida espada hacia arriba mientras se acercaba. La hoja plateada trazó un ángulo agudo hacia el estómago del caballero.

La velocidad del joven era de primera clase. Su repentina iniciativa obligó al Caballero Oscuro a defenderse, pero su propia espada negra rechazó fácilmente el ataque del aventurero.

Su poder es verdadero. Debe ser más fuerte que Emella. También es rápido. ¿Tal vez más rápido que mi Caballero Oscuro? Mira midió las habilidades de Alfail, tratando de determinar cuánto del poder del Caballero Oscuro debía mostrar.

El caballero, que seguía esquivando a Alfail, blandió su espada con fuerza. El espadachín no pudo resistir su fuerza y retrocedió. Los espectadores charlaban.

“¡Caramba! Eso sí que es fuerte.” Gritó Alfail, totalmente eufórico. Se clavó en el suelo para detener su impulso y se quedó mirando a su enemigo, con una agresividad manifiesta y una alegría absoluta en sus ojos.

Pronto, el sonido de las espadas chocando volvió a sonar cuando el Caballero Oscuro avanzó y blandió su arma sobre Alfail. El joven nunca había experimentado un golpe con un impacto tan fuerte, lo que le hizo gemir bajo el peso del ataque. Sin embargo, una sonrisa apareció en su rostro.

Un instante después, Alfail paró y cortó el estómago indefenso del Caballero Oscuro. El golpe a dos manos fue profundo, y el poderoso impacto del golpe lanzó al caballero hacia atrás.

“¡Así es Alfail!” Aclamó un espectador. Parecía que el joven era famoso aquí en la Villa de los Cazadores.

Una sonrisa tensa se formó en el rostro de Mira. Esta era una oportunidad ideal para mostrar su poder mágico.

“Dudo que eso sea todo lo que tiene, señorita. No te contengas.” Llamó Alfail sin volverse, preparándose para el siguiente ataque con la resolución de un titán.

“Hrmm… ¿Hace cuánto tiempo que no pones todo tu empeño en una pelea y pierdes?” Preguntó Mira antes de tomar su decisión final. Alfail tenía razón en una cosa: ese no era todo el poder del Caballero Oscuro. Sin embargo, ahora que el juego era la vida real, Mira tuvo que apelar a su ingenio por miedo a matar a un compañero de entrenamiento.

Alfail sacudió la cabeza y respondió: “No ha ocurrido recientemente. Diría que han pasado… ¿cinco años?”

Mira comprendió una cosa mientras observaba a Alfail desde atrás: el hombre estaba hambriento de enemigos poderosos. A juzgar por su conducta, debía de haber desafiado a muchas personas. Supuso que había ganado cada vez, pero seguía buscando compañeros de combate más fuertes, quedando insatisfecho hasta que encontrara un verdadero oponente. Eso le recordaba a Meilin, el Anciano de la Torre de la Inmortalidad.

“Pido disculpas por haberme tomado la molestia de contenerme.” Exclamó Mira. “A cambio, espero que saborees esta experiencia, aunque sea con cinco años de retraso.”

“Je… ¡No puedo esperar!” Alfail sonrió ante las palabras de Mira. La niebla helada cubrió de nuevo su espada, como si correspondiera a su determinación.

Los espectadores contuvieron la respiración al percibir algo similar dentro de Mira, aunque ésta seguía apoyada con arrogancia en la pared cercana.

La magia brotó del interior del Caballero Oscuro que se enfrentaba a Alfail, curando el daño que el golpe del joven había causado. Entonces Mira extendió su mano hacia el caballero, manifestando un círculo mágico a sus pies. El círculo mágico se extendió hacia arriba y se tragó toda la evocación.

Con el hechizo preparado, Mira finalmente lo soltó.

[Evocación Mutada: Señor Oscuro]

El cambio fue… abrupto.

Los espíritus suelen residir en armas y armaduras fabricadas por manos humanas. El uso de esas armas y armaduras determinaba esencialmente las habilidades de los espíritus. Los Caballeros Oscuros nacían de las armaduras que llevaban los guerreros caídos en la batalla campal.

Para el Caballero Oscuro, el combate era instintivo, y los años de servicio con Mira lo habían perfeccionado hasta convertirlo en una forma aún más mortífera.

Pero el hechizo de transformación de Mira había cambiado aún más al Caballero Oscuro. En la penumbra, su armadura de samurái era tan negra como el vacío. Las cuchillas cubrían ahora su casco, su coraza, sus guanteletes e incluso sus protectores de piernas. Era un ser diseñado exclusivamente para llevar a los enemigos a su perdición.

La abominación sostenía un espadón en cada mano, pero un solo golpe de su brazo o pierna haría el mismo daño. Irónicamente, estaba menos protegido ahora que estaba optimizado para la ofensiva, pero el puro horror de su apariencia asustaría a cualquier enemigo que considerara atacarlo.

De hecho, la bulliciosa multitud se quedó sin palabras. Incluso Alfail miró al Caballero Oscuro transformado con asombro. Casi se arrepintió de su decisión de pedir más.

Pero esto era lo que él quería: todo el poder de Mira.

Entonces se estremeció. Se le erizó todo el vello del cuerpo y dio gracias al cielo por este día. Esta era la cumbre, una nueva meta personal.

Alfail se tragó sus sentimientos y cargó. No necesitaba una señal para empezar el combate;

¿por qué iba a dar ventaja a algo tan opresivamente poderoso como el Señor Oscuro?

Se enfrentó al enemigo de frente, poniendo toda su fuerza en un golpe y cortando en diagonal. Un estridente sonido restalló cuando su espada rozó una de las muchas hojas de la armadura del Señor Oscuro.

El espíritu parecía casi totalmente imperturbable ante el ataque. Comenzó a moverse mientras pasaba a la ofensiva. Las poderosas manos que blandían esas espadas gigantes sólo manifestaban aniquilación, nunca retirada.

Alfail visualizó el arco que tomaría la espada del Señor Oscuro y levantó su propia espada. Cuando el golpe del Señor Oscuro impactó, su poderoso impacto asaltó todo su cuerpo, pareciendo casi listo para arrancarle los brazos. Aun así, Alfail obligó a sus manos entumecidas a luchar y puso lo último de su energía en aferrarse a su espada.

La armadura del Señor Oscuro volvió a moverse, y Alfail hizo una mueca mientras retiraba su espada. Tenía que durar lo máximo posible.