Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 7

Capitulo 8: Level 4

La fiesta oficial de bienvenida para Nayuta terminó a eso de las 10 p.m., Y Haruto, Miyako y Chihiro se fueron del apartamento de Itsuki al poco tiempo después. Nayuta, por su parte, se había quedado. Era lejos de ser la primera vez que Itsuki y Nayuta se quedaban solos. Sin embargo, era la primera vez desde que se volvieron pareja.

Ahora estaban sentados uno a la par del otro cerca del kotatsu, tratando de juzgar lo que pensaba la otra persona mientras se veían de reojo.

“Con que… estamos solos”, dijo Nayuta, moviendo nerviosamente sus manos.

“…Así parece”. Itsuki le contestó gélidamente.

Permanecieron en este momento de gran felicidad (aunque frustrante) por un rato; con frecuencia, el silencio era interrumpido por pequeñas conversaciones como estas.

“Um, e-está haciendo algo de calor, ¿no crees?”, dijo Nayuta de repente, fallando por completo en sonar natural.

“¿Sientes calor?”.

“S-Sí. Comienzo a sudar un poco. ¿Puedo usar tu ducha?”. Al final de esta pregunta, ella estaba completamente sonrojada.

“Um, claro”, un Itsuki nervioso respondió.

***

Itsuki estaba sentado, siendo torturado por el sonido de la ducha, hasta que ya no se escuchó más. Nayuta se apareció

en la sala un momento después, secando su cabello con una toalla. Ella estaba desnuda—o lo habría estado, de no ser porque tomó prestada una camiseta de Itsuki. Era muy grande para ella, ya que escondía su cadera, pero a simple vista, uno no sabría si estaba usando algo debajo. Pero ciertamente, no estaba usando brasier.

“Bu…Bueno. Ya terminé de ducharme”.

“Genial”.

“¿No tomarás también una ducha, Itsuki?”.

“Um, sí…”.

Presionado por la sonrojada Nayuta, Itsuki se dirigió al baño y comenzó a ducharse. Mientras el agua caliente chocaba con su cuerpo, él pensó.

…Ya sé a dónde va esto… Esto sólo puede conducir a una cosa, ¿verdad?

Todos ellos habían venido a celebrar su salida del hospital, comieron y jugaron como siempre habían hecho, y él se había imaginado que cada quien se iría por su lado. Y él estaría mintiendo si dijera que no esperaba esto. Él ya había investigado en internet esta mañana. Daba igual que tan insignificante fuera la pregunta, alguien ya la habría hecho, y alguien ya la habría respondido. Incluso se había encontrado con una marca de condones con muy buenos comentarios en internet. El internet es jodidamente útil.

Ahora con el equipamiento necesario, él estaba determinado.

…Contrólate, Itsuki Hashima. Esta noche te convertirás en un hombre.

Se lavó detenidamente cada centímetro de su cuerpo, asegurándose que la espuma se fuera por el drenaje antes de cerrar el agua. Una vez fuera de la ducha, se secó con la toalla, se puso ropa interior, secó su cabello y se puso una camiseta.

Luego de respirar profundamente varias veces, salió del baño y se dirigió a la sala, descubriendo a una Nayuta sonrojada, sentada en silencio sobre la cama.

“Uh… ya me duché”, reportó él.

“¿Ah sí?”.

Nayuta se levantó lentamente, giró su cuerpo hacia Itsuki— y de manera inexplicable, alzó sus puños en el aire.

“¡Bien! ¡Hay que hacerlo!”.

“Um, bien”. Itsuki respondió, levantando un puño por cuenta propia.

Sólo con verla así, sintió que su corazón estaba listo para estallar. Él era como el héroe de un juego de rol, que estaba por comenzar el enfrentamiento final contra el Jefe Supremo Archidemonio o lo que sea.

Relájate, se dijo así mismo. Relájate, Itsuki Hashima. Incluso Goku y Vegeta tuvieron sexo en algún momento. Si ellos pudieron, ¿por qué yo no?

“Fsssshhhh…”.

Nayuta estaba tan roja que humo salía de su cabeza. Bajó sus puños y puso sus manos sobre la camiseta.

“¡Sasekkusu! ”

Y con un grito, se quitó la camiseta.

Sus pechos sin brasier, rozados por la tela, se agitaron un poco.

Itsuki había investigado cómo quitar un brasier, pero parecía que ya no iba a ser necesario. Y tampoco traía pantis puestas.

Ella había estado usando una camiseta, y ahora ya no, y eso significaba que literalmente estaba en pelotas.

Un poco avergonzada, ella llevó sus manos atrás de su propia espalda, mostrándole a Itsuki su desnudez. El ver a la chica que más amaba en la vida en su forma más pura, cautivó por completo los ojos de Itsuki y su corazón. La miró con la boca abierta.

“… ¿Qué—¡¿Qué tal?!”, ella le preguntó con demasiada energía, más que todo para ocultar lo tímida que estaba, y eso fue suficiente para traer a Itsuki de vuelta a la realidad.

“T… Tú…”.

“¿Mi…?”.

“Cabello…”.

“¿Cabello?… ¿Qué?”.

“Tu… Tu cabello… ¡Ahí también es plateado!”.

“¡¿Eso es lo primero que tienes que decir?!”, ella contraatacó, sus ojos estaban en llamas.

“Es que, me lo llevaba preguntando un buen rato, así que…”.

Su búsqueda en internet le dijo que la alfombra no coincide siempre con las cortinas, pero este no era el caso para Nayuta.

“…Eres adorable. La más linda del universo”.

Incluso Itsuki quedó sorprendido por cómo salieron las palabras con tanta facilidad.

“¿Más linda que la hermanita definitiva que quieres encontrar?”.

Preguntó Nayuta mientras lo miraba, agitando rápidamente las pestañas.

“Esa hermanita aún no ha nacido, así que no sabría responderte…”.

Itsuki se dio cuenta de que estaba siendo demasiado sincero, pero de igual forma continuó. “Pero por ahora, eres provisionalmente la más linda del universo. ¡Llévalo con orgullo!”.

“No tengo clara la parte de ‘provisionalmente’, pero gracias”.

Nayuta bajó la mirada, todavía estaba algo tímida. “Y la chica provisionalmente más linda del universo es tuya. Corazón, cuerpo, y todo lo demás. Que lo disfrutes”.

“…L-Lo haré”.

Con eso, Itsuki se quitó la camiseta, tirándola al piso y quedando en ropa interior. Y mientras se llevaba la mano a la cintura:

“¿Apagamos las luces?”.

Nayuta sacudió su cabeza. “Tengo muchas ganas de verte desnudo, así que no, gracias”.

“Y qué tal, no sé, ¿una lucecita de noche?”.

“No”.

“……”.

“¡Muy bien! ¡Bájatelos! ¡Muéstrame todo lo que tienes, Itsuki!”.

Él acababa de ver todo lo que Nayuta tenía para ofrecer. No estaba en posición de decir que no.

Tomando un fuerte respiro para fortalecer su determinación, Itsuki se bajó su ropa interior. Desnudo, se acercó a Nayuta y presionó sus labios con los de ella. Esto era diferente al primer beso que se habían dado en el hospital. Era más fuerte, como si se estuvieran devorando el uno al otro, y luego de ese beso vino otro, y otro, y enseguida, sea quien haya sido el que empujó al otro hacia abajo, cayeron sobre la cama. La cama individual plegable luchó por soportar el peso de dos personas, y no tardó en empezar a crujir en señal de protesta.

***

………………………………

…………………

…………

“¡Itsuki, es hora del segundo round!”.

No pasó mucho tiempo antes de que los dos bajaran de su clímax. El cuerpo de Nayuta estaba tentadoramente sobre el de Itsuki, y ella ya le estaba suplicando.

“… ¿No es esta la parte cuando la pantalla se oscurece y luego despierto en la mañana y te veo durmiendo a mi lado y me llegan sentimientos de nostalgia y emoción, algo así como… ‘Ahora estamos conectados’, ¿o cosas así?”.

Nayuta frunció el ceño ante esta pregunta medio quejosa. “¿Qué tontería es esa, Itsuki? La noche apenas está comenzando”.

“Pero acabo de terminar. No puedo hacerlo de nuevo justamente ya…”.

Nayuta le lanzó una mirada apasionada al miembro colgante de Itsuki.

“Si estás en el suelo, tienes que volver a levantarte. ¡De eso se trata ser el protagonista!”.

“¡No te pongas tan profunda!”, Itsuki gritó, su cara estaba bien roja. “¡Mi pene no es el héroe de una novela!”.

“¡Si quieres ser el héroe, tienes que sobrepasar tus límites!”.

“¡No necesito que mi pene sea un héroe!”.

Había una intensa pasión en los ojos de Nayuta. Ella suspiraba a medias, casi rugiendo como el jefe final de un videojuego.

“Muy bien… Haré que regrese a la vida, una y otra y otra vez…”.

Su rostro se acercó a la parte baja del cuerpo de Itsuki.

“¡¿Pe-Pero qué estás haciendo…?! ¡De-ten-te, Kanikou…!”.

“Nya-ja-ja. ♥ Uh-uh ♥”.

…Habían pasado tres años desde que Nayuta Kani leyó por primera vez las novelas de Itsuki y se enamoró de alguien que ella aún no había conocido. Ahora la ingeniosa escritora, dotada con una de las imaginaciones más intensas de esta generación, y de quien rebosaba la pasión de una chica de diecinueve años, por fin pudo liberar sus sentimientos de su contenedor, y una simple repetición no iba a ser suficiente.

Y este glotón festín, conducido por el animal del amor conocida antes como Nayuta Kani, continuó hasta que Itsuki quedó cubierto de sus fluidos, completamente seco, y suplicando: “Por favor… por favor, ten piedad…”, como el protagonista de un simulador de citas particularmente sádico.