Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 7

Capitulo 7: Hay Cosas Que Cambian y Otras Que No

 

 

Tres días después de que Nayuta fuera dada de alta, ella se había reunido con Itsuki, Haruto, Miyako y Chihiro en el apartamento de Itsuki para celebrar su recuperación.

El Kotatsu estaba lleno de comida hecha por Chihiro. Los tres pasaban el rato disfrutando de la cerveza, mientras Nayuta optó por un Calpico y Chihiro por su té oolong. En el menú de esta noche había pollo frito, carne de hamburguesa, espagueti con hongos y otras comidas clásicas y suaves al paladar que Nayuta disfrutaba. La cerveza era Veddet Extra Blond, una ligera y refrescante bebida que se lleva bien con comida grasienta. Chihiro estaba sentado de cara a la cocina y Haruto de cara a la ventana. Miyako estaba sentada cerca del TV, y el lugar frente a la cama estaba ocupado por Itsuki y Nayuta.

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“Um, bueno, primero, perdón por haberlos preocupado”, Nayuta comenzó avergonzada. “Como pueden ver, ya estoy mejor”.

Es cierto. El color había regresado a su rostro, y lo ligeramente agotada que se le veía desde antes de la hospitalización ya había desaparecido.

Miyako, Haruto y Chihiro, dijeron todos al unísono— “¡Felicidades por salir del hospital!”, “¡Felicidades!”, “¡Qué bien!”.

“Gracias”. Nayuta respondió, inclinándose ligeramente, y sus mejillas se enrojecieron un poco. “Ahora, también tengo un anuncio que darles a todos. ¡Itsuki y yo oficialmente tenemos una relación!”.

Ella tomó a Itsuki del brazo, moviéndose apenada por la vergüenza.

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“Uh, sí, lo sabemos”, se rio Miyako, aplaudiendo. Haruto y Chihiro se le unieron—uno por cortesía, y el otro con una mirada ligeramente dolida.

“We-je-je-je… De-je-je-je…”.

Esa reacción poco entusiasta no fue suficiente para desanimar a Nayuta. Ella les sonrió de oreja a oreja. Itsuki, por su parte, desvió la mirada escapando de Nayuta, estaba sonrojado—pero al menos ahora él no estaba quitándose a Nayuta de encima ni diciendo que lo soltara.

Miyako los miró, un poco triste. Haruto fue el primero en darse cuenta de sus emociones, y eso también lo entristeció. “Bueno, ¡brindemos!”, dijo, pretendiendo sonar alegre.

“¡Buena idea!”, Miyako aceptó.

“Bueno, Kanikou, eres la estrella de la noche, así que haz los honores”.

“¡Muy bien!”.

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Nayuta apartó su brazo de Itsuki y levantó su vaso lleno de Calpico. Los demás la siguieron.

“¡Bueno, por nuestro matrimonio!”.

“¡¿Q-Quién ha dicho que nos vamos a casar?! ¡No lo haremos, ¿entendiste?! ¡Todavía no!”, interrumpió Itsuki, con las mejillas rojas. “¡Uh, porque Kanikou fue dada de alta! ¡Salud!”.

“Nyaaaa…”.

Nayuta chocó alegremente las copas con Itsuki, los otros tres se rieron e hicieron lo mismo.

***

 

 

“¡Kahhhh! ¡No puedo creer lo bueno que eres cocinando, Chihiro!”.

Nayuta ahora estaba ocupada muy alegre comiendo de todo.

“Muchas gracias”, un Chihiro agradecido respondió. “¿Pero estás segura que comerás todo esto tan pronto? Quería que el menú tuviera todas tus comidas favoritas, pero…”.

Ninguno de los platos de la mesa hacía bien para la digestión, lo cual tenía a Chihiro algo preocupado.

“¡Oh, está bien! Ya recuperé mi salud, y tengo que comer mucho si quiero mantener mi fuerza. Todo esto me ha enseñado lo importante que es la estamina”.

“Bueno, no olvides comer muchas verduras también”.

“Claro”, contestó Nayuta con gran entusiasmo, agarró una rama de apio y se la comió.

Itsuki recordó la preocupación de Chihiro por convertirse en mal tercio si continuaba viniendo muy seguido. “…Sigue cocinando comidas nutritivas para ella, ¿te parece bien, Chihiro?”.

“C-Claro…”.

Como una madre viendo a su pequeño hijo, Chihiro asintió mientras veía a Nayuta metiéndose todo a la boca.

***

 

 

Habiendo comido unas cuatro quintas partes de la comida, Haruto habló.

“Oigan, hace tiempo que no estamos aquí reunidos los cinco ¿Quieren jugar un juego?”.

“Me parece bien”, aceptó Itsuki. Los otros tres no se negaron.

“¿Qué jugaremos?”.

“Hmm…”.

Haruto miró hacia la estantería de juegos de mesa de la habitación, pensando, antes de dirigir su mirada hacia la estantería de libros. Observó fijamente un pesado tomo— Kojien, un volumen publicado por Iwanami Shoten que se consideraba el diccionario definitivo de la lengua japonesa.

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“¿Y si jugamos Tahoiya?”.

“Ooh…”.

“Hmm…”.

El fuego competitivo ya estaba encendido en los ojos de Itsuki y Nayuta.

“¿Tahoiya?”, preguntó Miyako, mirando la estantería de juegos de mesa. “Um, ¿cuál es ese?”.

Haruto se levantó y agarró el diccionario de la estantería de juegos, y lo puso sobre la mesa. La sexta edición de Kojien incluía aproximadamente 240,000 palabras, la mayor cantidad entre los diccionarios japoneses medianos, lo que lo convertía en el tipo de libro de tapa dura que podrías considerar un arma contundente, lo cual era lo que esperarías de cualquier buen diccionario.

“¿Un diccionario?”, preguntó Miyako, confundida.

“Sí. Es lo que usamos para jugar Tahoiya”.

Como explicó Haruto, Tahoiya es un juego en el que los jugadores inventan definiciones ficticias para palabras rebuscadas, y luego tratan de elegir la definición real entre las propuestas falsas. Es la versión en japonés de un juego que se llama Fictionary en inglés; el nombre ‘Tahoiya’ (que significa ‘cabaña usada para cazar jabalíes’) se impuso en Japón después de que esa palabra apareciera en una versión de un programa de juegos de principios de los 90. (Fuente: Wikipedia.)

Las reglas funcionan así:

  1. El ‘repartidor’ es escogido para que seleccione una palabra del diccionario que crea que nadie más conoce. (Si un jugador conoce la palabra, tiene que decirlo, y el repartidor elige otra palabra).
  2. El repartidor escribe la primera oración de la definición en un papel, mientras los jugadores inventan definiciones propias para la palabra.
  3. Una vez que todos hayan terminado, el repartidor mezcla los papelitos, les asigna números y lee todas las definiciones.
  4. Los jugadores apuestan entre una y tres fichas por la definición que creen correcta. Cada jugador empieza con diez fichas y no pueden apostar más de lo que tienen.
  5. El repartidor anuncia la respuesta correcta. Si eliges la correcta, el repartidor te premia con el número de fichas que hayas apostado; si te equivocas, debes dar tus fichas al jugador que escribió esa definición, además de una penalización de una ficha al repartidor.
  6. El diccionario pasa al siguiente jugador. El juego termina una vez que todo el mundo tuvo su turno como repartidor, y quien tenga más fichas gana.

 

Claro que, eres libre de utilizar un diccionario además del Kojien, pero como el juego requiere palabras rebuscadas que una persona normal nunca conocería, ir con el libro definitivo es siempre una buena apuesta. En cierto modo, es el juego perfecto para pulir las habilidades que necesita cualquier novelista profesional: conocimiento e imaginación para adivinar el significado correcto; creatividad y habilidad de escritura para crear definiciones que pongan en aprietos a los demás jugadores; capacidad de observación e intuición para que descubras qué tipo de definiciones propondrán tus competidores.

“Um”, dijo Miyako, algo irritada, “si este es un juego que requiere prácticamente todas las habilidades que necesita un novelista, no me gustan demasiado mis posibilidades…”.

“Tienes razón”. Chihiro asintió.

“De acuerdo”, respondió Haruto “entonces hagamos que Itsuki, Nayu y yo tengamos sólo un minuto para escribir una definición. Ustedes tendrán todo el tiempo que quieran. ¿Les parece bien?”.

“Muy bien. Creo que eso funcionará”.

“Me parece bien”.

Miyako y Chihiro aceptaron la oferta. Itsuki y Nayuta parecían mucho menos satisfechos.

“¿Un minuto…?”.

“…Eso está muy difícil…”.

“Pero no voy a perder… ¡Voy a mostrarles el poder de un novelista con adaptación a anime!”.

“Yo tampoco voy a perder, Itsuki”.

Tras una rápida partida de piedra-papel-tijeras, Chihiro empezó. Se repartieron diez fichas (técnicamente monedas prestadas de otro juego de mesa de la estantería) y boletas de respuesta a todos, con cinco hojas más grandes etiquetadas como (1), (2), (3), (4) y (5) colocadas sobre la mesa—el tablero en el que la gente hacía sus apuestas.

“Um…”

Chihiro hojeó el diccionario y escogió una palabra.

“Ya sé cuál”, dijo finalmente, todos tenían sus ojos puestos en él. “…Hirokimochii”.

¿Hirokimochii? ”.

Miyako ya se veía perdida. Chihiro lo había pronunciado con una entonación plana. ¿Era un sustantivo? ¿Un verbo? ¿Una palabra nativa japonesa o algo de un idioma extranjero? Los tres novelistas ya estaban con lápiz en mano, y la confianza escrita en sus rostros.

“¿Saben? en realidad me especialicé en hirokimochii en la universidad. Sé mucho sobre eso”.

“Sí, no me canso de esa sensación de hirokimochii cuando entro al baño”.

“Fui gran fan de la obra de Hiroki Mochii en aquel entonces.

Tenía todos sus libros”.

“¿Eh? ¿Todos saben lo que es?”, Miyako los miró fijamente.

“Pero todos hablan de cosas diferentes…”.

“Por supuesto que sí”.

“Me encanta”.

“¡Es un nombre reconocido!”.

Claro que, ellos tres no sabían lo que era hirokimochii. Sólo estaban fingiendo para confundir a los otros jugadores—una pequeña estrategia fuera de la mesa, si así quieres llamarla, y parte de la gracia del juego.

Todos los escritores escribieron sus definiciones en un minuto, mientras que Miyako ocupó tres minutos antes de entregar su papel a Chihiro. El repartidor mezcló los cuatro papelitos con los suyos y los enumeró.

“Bien, aquí vamos. Número uno: La sensación de estar cómodo y despreocupado”.

“…Esa es Nayu, ¿no?”, acusó Miyako.

“Bueno, ¿quién sabe?”, Nayu dijo sin expresión.

“Número dos: Un compositor ruso”.

“¡Ooh, me imagino ese nombre viniendo de un país extranjero!”, dijo Miyako.

“Ahí está, empezamos con los nombres”, rio Haruto.

“Demasiado simple”, añadió Itsuki.

“¿Eh?”.

“Decir que es un compositor, un filósofo o un científico de un país u otro es una respuesta estándar en Tahoiya”, explicó Haruto a Miyako. “Son muchos los nombres de lugares y platillos exóticos”.

“Ohh, ya veo…”.

“Número tres”, continuó Chihiro, “Una porción de pastel de arroz mochi muy estirado”.

“¿Un mochi estirado? Entonces por qué no decir mochiii con la i alargada”. Itsuki no pudo evitar reírse de la ironía.

“Número cuatro: Una escuela italiana de entendimiento reflexivo”.

“Eso tiene que ser el Príncipe Mujeriego Crónico”.

“Tal vez sí, tal vez no”, dijo Haruto, ignorando a Nayuta.

“Y el número cinco: Una antigua institución griega”.

“Escuelas de pensamiento e instituciones…”. Itsuki reflexionó un momento. “Algunas cosas coinciden. Si ambas pudieron venir de Haruto, ¿significa que una de ellas es correcta?”.

“Disculpa”, dijo Miyako. “¿Puedes leerlas de nuevo?”.

“Claro. Número uno: La sensación de estar cómodo y despreocupado. Número dos: Un compositor ruso. Número tres: Una porción de pastel de arroz mochi muy estirado. Número cuatro: Una escuela italiana de entendimiento reflexivo. Número cinco: Una antigua institución griega”.

“Hmm”. “Uhhh…”. “Nyaaaa…”. “Rayos, no tengo ni idea… Todas suenan correctas…”.

Los cuatro lo pensaron. (Adelante, puedes unírteles si quieres).

“Bien, apuesten a la que crean que es la correcta, a la cuenta de tres. Uno, dos, tres”.

Los cuatro jugadores saltaron a la acción. Hasta tres fichas se podían apostar a la vez, pero esta vez todos apostaron por una sola—Itsuki la #4, Haruto la #1, Nayuta la #4 y Miyako la #2.

“Muy bien. La respuesta correcta es… la definición número tres, una porción de arroz mochi muy estirado”.

“¡¿Q-Qué—?!”.

“Imposible…”.

“Ee-jee-jee…”. Chihiro se rio tímidamente. “Supongo que es lo que hoy llamamos noshi-mochi, esos rectángulos aplanados de mochi”.

“Sí, ¿pero mochii? ¿Con una ‘i’ larga?”. Itsuki no estaba convencido del todo.

“Vaya, el repartidor es el único ganador de esta ronda. Buen trabajo, Chihiro”, dijo Haruto, impresionado.

Como nadie acertó, los cuatro jugadores le dieron una ficha a Chihiro, y luego repartieron sus apuestas a los demás jugadores.

“Yo escribí la cuatro”, dijo Haruto, aceptando sus dos fichas.

“Yo la uno”.

“Y yo la dos”.

Nayuta e Itsuki ganaron cada uno una ficha.

“Itsuki”, preguntó Miyako, “¿no dijiste que la número dos era ‘demasiado simple’ cuando él lo leyó?”.

“Hmph. La guerra psicológica es la escencia del juego”.

“Bueno, me engañaste bien, Itsuki…”.

Itsuki le dedicó a su molesta amiga una valiente sonrisa como respuesta.

Una vez se pasaron las fichas, comenzó el siguiente turno. El siguiente en el orden de las agujas del reloj era Itsuki, que miraba fijamente al Kojien.

“Bien, aquí está la palabra… Resshingu”.

“¿R-Resshingu?”.

“¿Creo que tiene que ver con vestirse?”.

“Bebí un poco el otro día. Muy suave, gran sabor. Va bien con el jamón, supongo”.

“Ohh, eso, ¿eh? Fue muy popular en clase durante un tiempo. Lo jugábamos tanto que el profesor lo prohibió”.

Miyako y Chihiro dejaron clara su confusión, mientras Nayuta y Haruto se hacían los tontos mientras escribían sus posibles definiciones. Una vez que terminaron, Itsuki recogió los papelitos.

“Número uno: Cuando el pelo de un animal se eriza”.

“¡Oh, eso suena bien!”, exclamó Miyako.

“Número dos: Un dramaturgo y crítico de la Ilustración alemana”.

“¡Otro nombre!”.

“Número tres: El acto de romper una pieza de maquinaria”.

“Ohhh, eso también suena bien…”. Las cejas de Miyako descendieron.

“Sí”, coincidió Haruto. “Por el sufijo ‘-ingu’, debe ser un verbo”.


“Número cuatro: Un tipo de ropa de cama de segunda mano”.

“… ¿Ropa de cama? ¡Oh!”.

Era una simple combinación de retsu (inferior) y shingu (ropa de cama).

“Eso me parece un poco exagerado”. Haruto se rio. “Pero este es el tipo de cosas que terminan siendo correctas muchas veces…”.

“Número cinco: Aderezo para ensaladas”.

“¡Es refrescante y sencillo!”.

“… ¿Creen que fue Chihiro?”.

Haruto volvió a reír, mientras Nayuta recordaba lo que Chihiro dijo cuando Itsuki leyó la palabra.

“¡N—No soy yo! ¡Yo trataría de inventar algo mejor que eso!”.

“Entonces…”.

Los otros tres jugadores miraron a Miyako. “¿Eh, no?”, respondió ella, con la cara colorada mientras miraba en otra dirección.

“No tienes tiempo límite, Myaa”, dijo Nayuta gentilmente.

“Puedes tomarte todo el tiempo que quieras para idear algo”.

Miyako agachó la cabeza. “Nghh… Sí…”.

“Bien, es hora de apostar. Uno, dos…”.

Las fichas comenzaron a volar. Haruto apostó dos al #1, Nayuta una al #2, Miyako una al #4, y Chihiro una al #3.

“Bien. La respuesta correcta es…”, Itsuki hizo una pausa, aparentemente dolido. “El número dos, un dramaturgo y crítico de la Ilustración alemana. Gotthold Ephraim Lessing, para ser exactos”.

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“¡Wuu-juu!”, gritó Nayuta, la única jugadora correcta. “Escribiste el nombre de una persona en la ronda pasada, así que imaginé que esta vez escogerías un nombre como la respuesta correcta”.

“Ugh… sabías exactamente lo que tramaba…”.

La táctica de Itsuki en este caso era implantar en la mente de los jugadores la idea de que usar un ‘nombre de persona’ era una maniobra barata para huir, y luego elegir verdaderamente una palabra basada en el nombre para evitar que la eligieran.

“¡Je-jee-jee! Sé exactamente cómo funciona tu mente, Itsuki. Después de todo, soy tu noooooviiaaa”.

“… ¡!”.

Que Nayuta se le acercara diciéndole cosas dulces hizo que Itsuki se sonrojara, y nuevamente, no le negó que lo hiciera.

“Chicos, ¿podrían hacer esas cosas cuando estén a solas?”, contestó Haruto cortante. Miyako y Chihiro asintieron.

“Um, por cierto, el número uno era Chihiro, el número tres era Haruto y el número cuatro era Kanikou. El de Miyako fue el de la ensalada”.

“¡Ah, al menos di mi número también!”, protestó Miyako.

Haruto y Chihiro intercambiaron sonrisas.

“Supongo que tú y yo estábamos pensando lo mismo, Chihiro. Nos cancelamos mutuamente”.

“Supongo que sí. Pensé que era buena, pero…”.

“Bien, yo soy la siguiente repartidora”, dijo Nayuta mientras agarraba el diccionario. “Mm… ‘repartidora’ suena bien, pero una ‘erectora’ sería aún mejor, ee-jee-jee… jee-jee-jee… nyeee-jee-jee-jee-jee…”.

Algo en su propio juego de palabras hizo que Nayuta comenzara a reírse excesivamente.2


“Es demasiado pronto para eso”, protestó Itsuki, por el rojo de su cara parecía estar ardiendo en fiebre.

La palabra que Nayuta eligió fue:

Sasekkusu”.

“¡¿S-Sase…?! Eso no significa nada raro, ¿verdad? ¡Lleva la palabra ‘sexo’!”. Miyako se alteró.

“No lo sé, tú dime”, Nayuta dijo de forma traviesa. “¡Tal vez significa dejar que alguien tenga sexo contigo, Myaa!”.

  • El kanji usado en este caso para repartidor de cartas, también significa relaciones íntimas. La mitad del diálogo fue modificado.

“¡E-Eso ni siquiera se me había ocurrido!”, Miyako medio gritó, sonrojada en todo momento.

Una vez entregadas las respuestas, Nayuta comenzó a leer las definiciones.

“Um, número uno: Un condado al oeste del Reino Unido”.

“Los nombres de lugares son clásicos en este juego”, recordó Haruto al equipo.

“Número dos: Un fabricante de neumáticos americano”.

“Suena creíble”, dijo Chihiro.

“Número tres: Una ciudad británica”.

“¡Más cosas del Reino Unido!”

“Número cuatro: Una región al sureste de Inglaterra”.

“¡¿Ahora es Inglaterra?!”, Itsuki gritó. “¡Eso no puede ser una coincidencia!”.

“Número cinco: La palabra latina para ‘seis’”.

“Ohh, esa me gusta”, reflexionó Haruto.

“¿Puedes repetirlas más rápido?”, preguntó Chihiro.

“Número uno: Un condado en el oeste del Reino Unido. Número dos, Un fabricante de neumáticos americano. Número tres, Una ciudad británica. Número cuatro, Una región al sureste de Inglaterra. Número cinco, La palabra latina para ‘seis’.

Nayuta sonrió ante el grupo de jugadores preocupados que tenía delante.

“Ahora hagan sus apuestas. Uno, dos…”.

Itsuki apostó una ficha al #1, Haruto tres al #4, Miyako una al #1, y Chihiro dos al #4. Nayuta arrugó la nariz mientras los observaba.

“Bueno, la respuesta correcta es el número cuatro”.

“¡Sí!”.

“¡Bien!”.

“Malvados”. Nayuta gimió. No sólo dos de ellos acertaron, sino que Haruto y Chihiro apostaron varias fichas, así que tuvo que renunciar a cinco fichas.

“Saben”, reflexionó Miyako, “ahora que lo pienso, creo que ya he oído hablar de la Universidad de Sussex. Escribí el número tres, así que me imaginé que era el uno o el cuatro… ¿Cómo es que ninguno apostó por el tres?”.

“Ah, es que pensé que el número tres estaba escrito demasiado simple como para ser una definición de diccionario. Escribí el número uno porque estoy tomando prestadas muchas cosas de la leyenda artúrica para mi propia serie, así que investigué mucho sobre el Reino Unido hace un tiempo, y estoy bastante seguro de que ese nombre apareció”.

Itsuki le hizo un gesto de disgusto a Haruto. “Y si no era el número uno, tenía que ser el tres o el cuatro, ¿no? Así podías apostar tres fichas a tu elección. Yo mismo estaba dudando entre el uno y el cuatro, pero… bah. Escogí el número cinco, por cierto”.

“¿En latín significa ‘seis’? Está algo creíble, pero la palabra es en realidad sólo ‘sexo’, así que…”.

“¡¿Lo sabías?!”.

Aunque no supieras el significado, siempre podías usar tus propios conocimientos para reducir las opciones. Desde un inicio, Haruto tenía ganado este turno.

El siguiente en elegir fue Haruto.

“Muy bien. Vamos con: Herutsuru”.

“Mmm… De nuevo, ni idea… ¿Eso es japonés…?”.

Miyako estaba angustiada—y con mucha razón, ya que sus cuatro fichas la colocaban firmemente en el último lugar. Por orden, las posiciones eran: Chihiro (16), Haruto (13), Itsuki (9), Nayuta (8) y Miyako (4).

“Bueno”, murmuró Itsuki, “voy a tener que ponerme serio, o no volveré a tener otro turno…”.

“Yo igual…”, respondió Nayuta.

“Bien, apostemos. El número uno: Un médico polaco”.

“Y nuestro primer nombre”, dijo Itsuki, frunciendo el ceño.

“Suena parecido a Pasteur…”.

“Número dos: Una salsa hecha con peces voladores”.

“¿Peces voladores?”.

“Sí. No es raro verlos usados en la cocina japonesa”, explicó Chihiro a Miyako.

“Oh, sí, Japón tiene muchas salsas de pescado”, añadió Itsuki. “La Shottsuru de Akita, por ejemplo. Es buena”.

“El número tres: Un periodista austriaco”.

“Otro nombre… Hmm…”, reflexionó Nayuta.

“En mi opinión”, le susurró Itsuki, “es más probable que veas un médico en el diccionario que un periodista”.

“Número cuatro: Un tipo de cocina tradicional noruega”.

“Y otro término de cocina”, dijo Chihiro, sonriendo. Tener el montón de fichas le ayudó a relajarse un poco.

“Número cinco…”, Haruto hizo una pausa para reírse un poco. “…Oh vaya. El número cinco: Una de las herramientas del infierno”.

“¡Pfft!”.

“¿Una herramienta del infierno? Eso suena a algo que un niño de primaria añadiría a su RPG inventado”. Nayuta se rió mientras miraba a Miyako con compasión. “Myaa, no es nada deportivo perder deliberadamente sólo porque ya estás en último lugar”.

“¡¿Por qué estás tan segura de que yo escribí eso?!”.

“…No pensé que harías algo tan tonto”, añadió Chihiro, también un poco decepcionado.

“¡¿Tú también, Chihiro?! Se los repito, ¡¿por qué tildan eso como mío?!”.

“Muy bien”, dijo Haruto, ignorando las protestas de Miyako. “Es hora de empezar a apostar. Número uno, Un médico polaco. Número dos, Una salsa hecha con peces voladores. Número tres, Un periodista austriaco. Número cuatro, Un tipo de cocina tradicional noruega. Y número cinco, Una de las herramientas del infierno”.

Las fichas fueron lanzadas. Itsuki puso tres en el #2, Chihiro dos en el #1, Nayuta tres en el #3 y Miyako una al #1.

“La respuesta correcta es…”. Haruto respiró profundamente…

“¡Número tres! ¡El periodista austriaco Theodor Herzl!”.

“¡Wuuu!”.

“¡Nooo!”.

Nayuta chilló al ver que su gran apuesta dio sus frutos, e Itsuki gritó al ver que la suya no.

“Me atrapaste”, suspiró Haruto mientras pagaba tres fichas a Nayuta, aceptando una de cada uno de los otros tres jugadores antes de anunciar las demás definiciones.

“El número uno lo escribió Nayu, el número dos Chihiro, el número cuatro Miyako y el número cinco Itsuki”.

“¿Oh?”.

Las cejas de Nayuta y Chihiro se levantaron.

“El número cinco…”.

“¡¿Escribiste ‘una de las herramientas del infierno’, Itsuki?!”.

Itsuki arrugó la cara. “…Estaba tan concentrado en encontrar una forma de tener otro turno que me quedé sin tiempo para pensar en una respuesta”.

“¡Ajá! ¿Ves? ¡Les dije que no fui yo!”. La rabia era clara en la voz de Miyako.

Nayuta desvió la mirada con pena. “Cualquiera puede cometer errores”.

“Bueno, yo creía en ti. Sabía que no te rendirías hasta el final”, dijo Chihiro cariñosamente, dándole a Miyako una suave sonrisa.

Miyako apenas lo volteó a ver.

Esto cambió la tabla a: Chihiro (16), Nayuta (14), Haruto (13), Itsuki (5) y Miyako (2).

“Así que entre Nayu, Chihiro y yo, quien gane en el último turno lo gana todo, ¿eh?”.

“Um”, dijo una preocupada Miyako, “soy la última en elegir, pero sólo tengo dos fichas… ¿Y si no tengo suficientes para repartir?”.

“…Ah, sí, ¿qué pasa? Déjame revisar rápido”.

Haruto hizo una rápida comprobación de las reglas del Tahoiya en su teléfono.

“Hmm… Wikipedia no tiene nada que decir al respecto… pero en la versión del programa de concursos de los 90 decía que, si te quedabas sin fichas, podías empeñar cosas en tu posesión para conseguir más fichas…”.

“¡¿Cosas en mi posesión?!”.

“Ah, ¿puedo quedarme las pantis de Myaa si adivino bien este turno?”.

Miyako se sonrojó. “¡¿Por qué mis pantis, Nayu?!”.

“Si una chica universitaria necesita empeñar algo, eso es lo normal, ¿no?”.

“¡¿Cómo que lo normal?!”.

“Y también quiero una foto, por favor”.

“Las pantis de…… Miyako, ¿eh?”. Haruto tragó nervioso.

Ahora estaba más metido que nunca en la competencia. “Nayu, Chihiro… Voy a hacer lo que sea necesario para ganar esto”.

“¡¿Qué estás diciendo, Fuwa?!”, Miyako gritó.

“Y voy a conseguir las pantis de Miyako… ¡Con foto incluida!”.

“¿Por qué te estás emocionando tanto?”, Itsuki gimió.

“¿Eh?”, Chihiro se giró hacia Haruto. “Um… espera, Fuwa, ¿sientes algo por…?”.

“Sí”, dijo Haruto, con la cara un poco roja, pero con voz decidida. “Me gusta. Ella dijo que no, pero…”.

“¡F-Fuwa…!”, Miyako se puso aún más roja.

“¡¿E-Es en serio?!”. Los ojos de Nayuta se abrieron ampliamente, alternando la mirada con Miyako y luego con Haruto. “… ¡No tenía idea de que el Príncipe Mujeriego Crónico ya había hundido sus colmillos envenenados en Myaa…!”.

“No lo hice, ¡¿de acuerdo?! ¡Ella me rechazó!”.

El rostro de Nayuta se endureció mientras Miyako entraba en más pánico.

“…Nunca podría permitir que el Príncipe Mujeriego Crónico tomara las pantis de Myaa. Esta competencia es mía”.

“No puedo darme el lujo de perder esto, ni siquiera ante ti, Nayu. ¡Necesito esas pantis…!”.

“¡Ugh! Vuelvo a preguntar, ¿por qué estoy empeñando mis pantis?”, gritó Miyako, pero se hicieron los sordos.

“… ¿Podemos empezar ya?”. Itsuki, que estaba fuera del juego y no tenía ningún interés en las pantis de Miyako, les recordó que debían continuar.

Imouto Sae Ireba Ii Vol 7 Capítulo 7 Novela Ligera

De mala gana, Miyako abrió el diccionario Kojien.

“Hmm… Comencemos ya”.

Después de un tiempo considerable, ella les dio la palabra, demostrando poca confianza en su elección.

Shahyoushin”.

“Oh, shahyoushin, ¿eh? Lo probé hace un rato”, dijo Itsuki con indiferencia.

Haruto y Nayuta, por su parte, no estaban de humor para habladurías, tenían los ojos mortalmente serios mientras pensaban en sus definiciones. Chihiro, un poco disgustado por ambos, contemplaba su propio camino hacia la victoria.

Los tres estaban parejos. Sellar el trato implicaba tanto adivinar el significado correcto como extraer el mayor número posible de fichas de los otros jugadores.

Finalmente…

“Bien, los leeré. Uno: Una escritora china”.

“¿Un nombre?”, dijo Haruto, perdido en sus pensamientos.

“Suena como a chino…”.

“Dos: Una aguja utilizada para mantener las flores artificiales en su sitio”.

Shin… o ‘aguja’…”.

“¿Utilizan agujas para esas cosas?”, preguntó un Chihiro incrédulo.

“No lo sé”, respondió Haruto pensativo con un gemido. “¡No lo sé, pero eso hace que suene aún más probable…!”.

“Um, tres: el deseo de obtener fortuna sin dificultades”.

“¿No es eso shakoushin?”, intervino Haruto.

“Podría ser otra palabra con el mismo significado”, dijo Nayuta, volviéndose hacia Itsuki. “Si no, tal vez alguien aquí esté siendo un mal perdedor…”.

Itsuki fingía estar muy interesado en el techo, tarareando inocentemente.

“Cuatro: Evaluación médica mediante fotografías”.

“Ohhh, shin aquí es ‘evaluación…”.

“Hmm… Ese tipo de jerga suena muy real…”.

Haruto y Nayuta se miraron el uno al otro mientras hablaban.

“Cinco; Un término budista que significa un corazón que se ha despojado de las ataduras terrenales y casi se ha acercado a la iluminación”.

Chihiro  levantó  las  cejas,  honestamente  impresionado.

“¡Oh, eso suena muy creíble!”.

“Sí”, respondió Haruto. “Si me dijeras que eso es algo budista, me lo creería por completo”.

Nayuta estaba menos convencida. “Hmm, ¿pero no crees que es demasiado específico?”.

“Puedo reducirlo a unas cuantas ideas, pero… ¿Puedes leerlas de nuevo, Miyako?”.

“De acuerdo”, dijo Miyako a Haruto. “Uno: una escritora china. Dos: Una aguja utilizada para mantener las flores artificiales en su sitio. Tres: El deseo de obtener fortuna sin dificultades. Cuatro: Evaluación médica mediante fotografías. Cinco: Un término budista que significa un corazón que se ha despojado de las ataduras terrenales y casi se ha acercado a la iluminación”.

“Hmm…”.

“Bien, hagan sus apuestas. Uno, dos…”.

Los cuatro jugadores pusieron sus fichas—Itsuki, tres al #1; Haruto, tres al #2; Nayuta, tres al #4 y Chihiro una al #5.

“Todos pensaron diferentes”, observó una Nayuta que sonaba nerviosa.

“Sí… Sería gracioso que al final la correcta fuera la número tres, pero seguro que no lo es”.

“Bien… Ahora las respuestas. Primero, la respuesta correcta es la número uno, el autor chino [llamado Xie Bingxin en inglés]”.

“¡¿Qué…?!”.

“¡Nyaaaa!”.

“Ahh…”.

“¿Oh?”.

Tres de los jugadores parecían disgustados. Itsuki, el único que acertó, se limitó a sorprenderse.

“…Bueno, adiós a empeñar mis pantis, ¿eh?”, anunció Miyako, visiblemente aliviada mientras aceptaba una ficha de cada uno de los tres perdedores y pagaba tres a Itsuki. Esto la dejó a salvo con dos fichas al final del juego.

“Aww… Bueno, no conseguí las pantis, pero el juego aún no ha terminado”.

“Nop. ¿Quién escribió las definiciones falsas?”, preguntó Nayuta, apurando a Miyako. Como no tomaron ninguna ficha de Miyako, la batalla se decidiría por quién adivinó las definiciones de cada uno”.

“Um, el número dos es Nayu, el número tres es Itsuki, el número cuatro es Chihiro, y el número cinco es Fuwa”.

Basándose en esto, todos contabilizaron sus puntuaciones.

Primeramente, como nadie adivinó la respuesta de Itsuki, terminó con ocho fichas. Nayuta pagó tres fichas a Chihiro y recibió tres de Haruto, terminando con trece. Haruto pagó tres a Nayuta y recibió una de Chihiro, terminando con diez. Finalmente, Chihiro pagó una ficha a Haruto y recibió tres de Nayuta, terminando con diecisiete.

“He ganado, ¿eh?”, dijo Chihiro tímidamente.

“¡Felicidades!”, dijo Itsuki, uniéndose al resto en una ronda de aplausos.

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“Lo hiciste bien”, se asombró Miyako. “¡Le has ganado a tres autores publicados!”.

“Oh, fue sólo suerte”, respondió modestamente. “Además, ellos tenían desventaja”.

“Sí”. Miyako sonrió tristemente. “Pero aun así metí la pata…”.

“Ah…”. Chihiro la miró con incomodidad.


“Supongo que eso significa que eres el mejor de todos nosotros engañando a la gente”, dijo Itsuki.

“Oh, no lo creo”, contestó Chihiro, nervioso.

“Awww, Chihiro también me atrapó al final… No esperaba menos de mi futuro cuñado…”.

Chihiro intentó negar esto, pero se quedó en silencio, dándose cuenta de que ese futuro era realmente posible. Eso le trajo sentimientos confusos.

“… ¿Serías mi cuñada, Kani…?”.

“¡Alto ahí, Chihiro! ¡Pasará un buen tiempo para que eso suceda!”.

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“Aww. Personalmente, estaría feliz de casarme mañana”.

Nayuta hizo un puchero, pero sus ojos estaban sonrientes.

“¡Vas demasiado rápido! Sólo quiero disfrutar de la relación que tenemos en este momento—Digo… ¡Ugh, olvídalo!”.

Allí estaban todos—un Itsuki enrojecido; una Nayuta feliz; Miyako sonriendo con tristeza en los ojos; y Haruto, mirando a Miyako y suspirando ligeramente. Habían estado pasando el rato aquí como siempre, comiendo y bebiendo y jugando, pero algo también había cambiado claramente. Algo había cambiado, y los cinco se habían dado cuenta.

Imouto Sae Ireba Ii Vol 7 Capítulo 7 Novela Ligera

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