Kiraware Maou ga Botsuraku Reijou to Koi ni Ochite Nani ga Warui! (NL)

Volumen 4

Capítulo Uno: La Peor Pesadilla Del Rey Demonio

Parte 2

 

 

Tratando de impresionar a Anima, siguió haciendo rodar la bola de nieve hasta que no pudo controlarla más. Anima pensó en ofrecerle su ayuda, pero conocía la personalidad de Myuke, así que decidió dejarla hacer lo suyo; le echaría una mano si venía a pedirla. Hasta entonces, lo único que podía hacer era enviarle silenciosas palabras de ánimo.

Mientras miraba a Myuke luchar con el muñeco de nieve en proceso, otra de sus hijas corrió hacia él.

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—¡Papi, vamos a tener una pelea de bolas de nieve, sí!

Bram se detuvo unos quince pasos ante él y le avisó de la avalancha que se avecinaba, con Marie a su lado haciendo bolas de nieve todo el tiempo. Por un momento, esperó que ella le estuviera preparando el almuerzo —como la vez que le dio de comer pasteles de tierra—, pero no parecía ser el caso. Terminó de hacer una última bola de nieve y se volvió hacia Anima.

—¡Papi, code!

—¡Muy bien, entonces! ¡La que me golpee se lleva una vuelta por la casa en brazos!

—¡Yeeey!

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Marie fue a por el primer lanzamiento. Tras trazar un pequeño arco, su bola de nieve cayó al suelo a varios metros delante de él. Tras ella fue Bram, cuya bola de nieve le habría alcanzado fácilmente, si hubiera ido en la dirección correcta. Estaban realmente intentando golpearle, y él estaba realmente intentando ser golpeado, simplemente no estaba funcionando. Desgraciadamente, con la orden de Marie de correr, no podía quedarse quieto y esperar sus próximos intentos. Se dio la vuelta y comenzó a moverse con pasos grandes, pero dramáticamente lentos.

—¡Me escaparé si no me golpean pronto!

—¡Te atraparé, sí!

—¡Espeda! ¡Espeda!

Corrieron en círculos por el jardín mientras bombardeaban a Anima con bolas de nieve. Pronto, una le dio en la espalda.

—¡Te di, ¿sí?!

—¡Wooow! ¡Brum es inquedible! ¡Yo también! —Se acercó a Anima—. ¡Nh! —Con un ¡poff!, también le dio un golpe directo—. ¡Yaaay! ¡Le di!

—Eres como una maestra arquera, ¿sí?

Las chicas chocaron los cinco, celebrando su éxito. Se estaban divirtiendo mucho, pero golpear a Anima aparentemente las agotó más de lo que esperaban. Sus rostros estaban completamente enrojecidos y jadeaban con fuerza. Ya era hora de descansar.

Para ello, Anima se volvió hacia Myuke. Ella miraba alrededor del jardín, de pie junto a su muñeco de nieve. De pie, a la misma altura que Marie, tanto su cabeza como su cuerpo eran redondos y resbaladizos. Su obra maestra parecía estar completa.

—¡Es un muñeco de nieve impresionante si alguna vez he visto uno! —Anima elogió su linda creación.

—Gracias, pero aún no está hecho. Todavía tengo que hacer la cara y darle unos brazos. ¿Ves algún guijarro o palo por ahí?

—Tal vez haya algunos bajo la nieve.

Podía hacer volar la nieve con un solo paso si así lo deseaba, pero eso arruinaría por completo la diversión de Myuke.

—Supongo que el bosque es mi mejor opción.

—Iré a buscar algo para ti. Deberías quedarte aquí.

Las preocupaciones de Luina dieron en el clavo. Si él se hubiera quedado con ella en lugar de vigilar a las chicas, Myuke habría salido al bosque en busca de ramitas y guijarros.

—Gracias. Toma dos palos del tamaño de los brazos de Marie y dos guijarros pequeños. Además, si puedes encontrar una hoja rojiza, sería genial. Puedo usarla para los labios.

A juzgar por su detallada lista, parecía que ya había terminado el muñeco de nieve en su mente. Anima tendría que trabajar duro para ayudar a Myuke a construir su muñeco de nieve perfecto.

—Espera aquí, ahora vuelvo, —dijo, y luego se dirigió a la entrada de su casa.

El camino que conducía al bosque era imposible de distinguir bajo la gruesa capa de nieve, pero eso no le importaba; puso sus ojos en la línea de árboles y caminó directamente hacia ella. Al adentrarse en el bosque, se dio cuenta de que las venas marrones del bosque —las raíces de los árboles que sobresalían del suelo— estaban cubiertas de nieve, lo que las convertía en peligrosos obstáculos ocultos. Tenía que tener cuidado de no tropezar y caer.

Eligiendo un árbol al azar, Anima se agachó y barrió parte de la nieve que lo rodeaba. Efectivamente, debajo había un grupo de pequeños guijarros y una hoja roja. Unos instantes después, dio con dos palos de la longitud de los brazos de Marie. Su misión estaba completa. Se emocionó al ver la sonrisa encantada de Myuke, y emprendió el camino de vuelta con mucho ánimo. Sin embargo, su regreso no fue como esperaba.

—¡¿Qué estás haciendo?!

No fue recibido con la sonrisa que quería ver. En su lugar, un grito desgarrador atravesó el tranquilo país de las maravillas invernales mientras Myuke pisaba el suelo, furiosa.

—¡He trabajado mucho en esto!

—¿Qué ha pasado?

Respondiendo al confundido Anima, Myuke señaló hacia su muñeco de nieve. Siguió su dedo hasta que vio una imagen terrible: la cabeza perfectamente redonda y lisa del muñeco de nieve había sido víctima de un ataque despiadado. Estaba claro que lo habían golpeado con algo.

—¡Bram hizo eso! —Myuke miró fijamente al agresor.

—¡No fue a propósito! No era mi intención lanzarle la bola de nieve, ¿sí?

Anima estaba seguro de que Bram se había disculpado cuando ocurrió el incidente, pero presumiblemente ella se había irritado cuando su intento de calmar a Myuke había fracasado. Como resultado, ambas se miraban con desprecio.

—¡Eso no importa! Has destruido mi muñeco de nieve y ya está. Y eso que estaba a punto de terminarlo. —Myuke estaba a punto de explotar, y su rabia era totalmente comprensible. Había trabajado muy duro en su muñeco de nieve, e incluso había renunciado a la pelea de bolas de nieve para terminarlo.

Pero al mismo tiempo, seguramente fue un accidente. Bram no era el tipo de chica que destruiría a propósito algo que Myuke apreciaba. Probablemente pensó que después de terminar su creación, Myuke estaría ansiosa por unirse a su juego.

—Mira, Myuke, está claro que ella no quería golpear tu muñeco de nieve. ¿Por qué no te reconcilias con ella?

—¡¿Eh?! ¡¿Crees que tiene razón?! ¡¿Estás diciendo que estoy equivocada?!

—No-No, no quise decir eso…

—¿Entonces tú crees que Myuke tiene razón? Sí.

—Tampoco quise decir eso…

—¡Así que estás de mi lado después de todo!

—Sí, claro, ¿sí? ¡Él está claramente de mi lado! Yo le agrado más, ¿sí?

—¡¿Qué?! ¿En qué universo? ¡Yo le ayudo en la casa todo el tiempo! ¡Quiero a Papi y él también me quiere!

Anima estaba feliz de que ambas lo quisieran tanto, pero preferiría que no se pelearan por él. El mejor resultado era que se reconciliaran y se abrazaran, y el primer paso era apagar el fuego.

—¿Por qué no hacemos uno nuevo?, —sugirió—. Juntos.

Los cuatro.

—¡No! ¡Ya he terminado! ¡Ella sólo lo destruirá de nuevo!

—¡Te lo dije! ¡Fue un accidente, ¿sí?!

—¡No peleen!

Ambas sintieron inmediatamente el peso de sus palabras cuando Marie habló. Era impresionante que la más pequeña de las tres pudiera calmar a las otras con una sola frase. Aun así, aunque las cosas se habían calmado, no se había resuelto nada fundamental.

—Escucha, Marie, no estamos peleando, ¿de acuerdo? Como la mayor, es mi responsabilidad decirle a alguien cuando hace algo mal. Eso es todo lo que le hice a Bram.

—¡Eso no fue una advertencia! Sólo estás enfadada, ¿sí? —¡Estoy enfadada porque no entiendes lo que has hecho! —¡Ya me he disculpado, sí!

—¡¿Ah sí?! ¿Y cómo lo hiciste, eh? Decir “¡Teejee, mi error, ¿sí?!” no suena a disculpa!

—¡No sabía que había golpeado a tu muñeco de nieve, ¿sí?! Te di una disculpa real justo después, ¡¿no?!

—¡¿Por qué crees que todo en este mundo se puede arreglar con una simple disculpa?!

—¡PADEEEEN!

Kiraware Maou Volumen 4 Capitulo 1 Parte 2 Novela Ligera

 

Aunque se sentía patético dejar la mediación a la pequeña Marie, su grito fue definitivamente efectivo. Una vez más, había hecho callar a sus hermanas que discutían. Anima se interpuso rápidamente entre las dos y trató de calmar sus emociones.

—Mira, Myuke, tengo todo lo que has pedido. Cuando se reconcilien, podemos construir un nuevo muñeco de nieve, ¿de acuerdo?

—Gracias, pero estoy bien. Bram sólo va a destruirlo de nuevo.

—¡¿Por qué estás tan atascada en eso?! Por fin salí al frío, pero tú me estás arruinando todo el día, ¿sí?

—¡Bien, entonces entra! Métete en la cama como siempre haces.

—¡Eso es exactamente lo que voy a hacer! No quiero jugar más contigo, ¿sí?

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Anima observó como Bram volvía a entrar en la casa. Su ansiedad aumentaba a un ritmo alarmante, ya que nunca había visto a las dos discutir. Le hubiera gustado ayudar a mediar en el problema, pero ponerse del lado de una de las chicas perjudicaría inadvertidamente a la otra. Más allá de ese método fundamentalmente defectuoso, no tenía idea de cómo resolver la situación.

Se reconciliarán pronto. Espero…

Según Luina, este tipo de peleas eran cotidianas en la época en que la casa estaba llena de niños de distintas clases sociales. Siempre que hablaba de aquellos días, había una sensación de añoranza en su voz, que sugería que los chicos siempre se habían reconciliado tarde o temprano.

Myuke y Bram tenían una muy buena relación. Nunca se habían enzarzado en una discusión tan intensa, pero las pequeñas idas y venidas formaban parte de su vida cotidiana, y siempre llegaban a resoluciones rápidas. Eso no iba a cambiar ni siquiera con una disputa mayor.

—¡Yo hago munieco de nieve!

Marie interrumpió sus pensamientos con un alegre arrullo. —¡Construyamos uno juntos! —¡No! ¡Yo constuyo! ¡Tú mida!

Hizo una bola de nieve con sus pequeñas manos, luego la dejó en el suelo y empezó a hacerla rodar. Lentamente, pero con seguridad, se hinchó.

—Vaya, es un cuerpo muy bonito. ¿No crees, Myuke?

—Sí, claro. Aunque el mío también era estupendo…

Mientras Anima reflexionaba sobre si debía intentar mantener la conversación, Marie se detuvo en seco y se agachó. Recogió otro puñado de nieve, la amasó en una bola y empezó a hacerla rodar. Al cabo de un minuto, más o menos, estaba lista.

—¡Papi, adiba!

—¡Por supuesto!

Recogió con cuidado la rolliza bola de nieve y la colocó encima del cuerpo del muñeco de nieve. Marie recogió los guijarros y palos que Anima había recogido y los utilizó para decorar el muñeco de nieve.

—¡Hecho!

—Es un muñeco de nieve muy bonito.

—¡Gacias! Lo he hecho para Myukey.

Marie construyó ese muñeco de nieve para animar a Myuke, pero su acto de bondad sólo desgarró el alma de Myuke. La culpa estaba escrita en su cara.

—Gracias… Deberíamos construir un muro alrededor para que no sea destruido.

—¡Brum no lo hadá! ¡Fue ashidente!

—Tal vez, pero… haré un muro de todos modos. No quiero que el viento lo derribe.

Myuke se agachó y empezó a trabajar en su muro. Se había divertido mucho a primera hora de la mañana; su voz alegre había llegado hasta la cocina. Verla trabajar en completo silencio, sin el más mínimo signo de sonrisa, le tocó la fibra sensible a Anima. Una nevada así no se daba a menudo, así que quería asegurarse de que ella y Bram se reconciliaran y aprovecharan al máximo antes de que se derritiera.

—Ya deben estar pasando frío, y seguro que Luina las echa de menos. ¿Por qué no nos tomamos un descanso?

—Sí. Hagamos eso.

—¡Estoy sedienta!

Anima volvió a entrar con las dos chicas. Cuando abrieron la puerta, las recibió un dulce aroma. Luina estaba de pie en la cocina, observando una olla de leche mientras se sentaba sobre una llama.

—¿Tienes frío? —le preguntó Anima.

—En todo caso, el vapor que me llega a la cara me da calor. La leche está casi lista, ¿me ayudas a llevarla al comedor?

—Por supuesto. Nosotros lo llevaremos todo, ustedes deberían esperar en la mesa. Estaremos allí en un minuto.

—¡Síii! ¡Vamos, Myukey!

Reaccionando a los tirones de Marie, Myuke arrastró los pies hasta el comedor. Mientras se dirigían hacia allí, Anima se volvió hacia Luina.

—¿Está Bram ahí?

—Sí, está en la mesa, abatida. Supongo que se han peleado.

Parecía haber deducido lo que había sucedido basándose en los gruñidos de Bram. No queriendo molestar a su esposa, Anima puso una mirada confiada.

—No te preocupes por eso. Me aseguraré de que se reconcilien.

—De acuerdo. Confío en ti, —respondió ella con una sonrisa.

Su confianza en él, y su amplia experiencia en peleas entre niños, calmaron un poco sus nervios. Todo iba a salir bien, sólo tenía que conseguir que los demás siguieran el ejemplo de Luina y mostraran sus hermosas sonrisas.

Con una taza de leche caliente en la mano, juró que arreglaría las cosas entre ambas.

***

 

 

Poco después de terminar su taza de leche caliente, Marie empezó a dormitar. Su cabeza se balanceaba lentamente de un lado a otro hasta que no pudo luchar más contra la gravedad y la apoyó en sus manos. No era ni siquiera mediodía, pero Anima aún esperaba que se echara una siesta temprana, después de todo, era la primera en levantarse y había estado corriendo fuera toda la mañana.

Myuke y Bram seguían enfadadas la una con la otra, pero no se pusieron a discutir delante de la dormida Marie. En lugar de eso, se hacían la ley del hielo entre ellas. Anima quería arreglar las cosas entre las dos lo antes posible, pero primero tenía que hacer algo con Marie.

—¿Debería llevarla a la cama?

—Por favor, hazlo. Ten cuidado de no despertarla.

—Lo haré. ¿Debo llevarte en brazos también?

—Tal vez la próxima vez. Pero me pregunto, ¿crees que debería descansar con ella?

—Sí. No podemos dejarla sola.

—Es cierto. Pero, por favor, despiértame hacia el mediodía. Yo haré la comida.

Habían terminado el estofado sobrante para el desayuno, y Anima no estaba precisamente hecho para ser cocinero de la realeza; lo máximo que podía hacer era ayudar a Luina a cortar verduras y otras tareas básicas. Myuke podía hacer sopa de verduras, pero comer lo mismo día tras día no era muy saludable. Además, estaba claro que no tenía la mentalidad adecuada para centrarse en la cocina.

—Claro, te despertaré. Eso debería ser suficiente sueño para Marie, también. —Una vez resuelto esto, Anima levantó a Marie, subió suavemente al dormitorio del segundo piso y la acostó. Luina se acostó a su lado y él las arropó a ambas—. Llámame si necesitas algo.

—Lo haré. Buena suerte con las niñas.

Él asintió y volvió al comedor. Por suerte, no habían vuelto a discutir en el breve tiempo que estuvo fuera, pero definitivamente tampoco se habían reconciliado. La situación era tensa. Hasta la más mínima cosa podía desencadenar una discusión en cualquier momento.

Tengo que hacer algo…

Su instinto paternal se puso en marcha. Se sentó y comenzó a pensar en su mejor curso de acción. Momentos después, se aclaró la garganta y abrió la boca. Había tenido una idea.

—¿Por qué no nos bañamos todos?

Las chicas le miraron, lo que significaba que el primer paso de su plan —captar su atención— había sido un éxito.

—¿Ahora mismo?


—Todavía es temprano, ¿sí?

Debían de odiar el hecho de haber reaccionado al mismo tiempo, ya que se miraron ferozmente durante un segundo antes de girar la cabeza, haciendo pucheros. Anima, sin embargo, continuó sin vacilar.

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—Han estado jugando fuera en la nieve toda la mañana.

Vamos a darnos un baño; las hará entrar en calor.

Que se calentaran era sólo un beneficio añadido de su plan. Su verdadero objetivo era conseguir que hablaran. Pensó que, como siempre se lo pasaban bien en el baño, se olvidarían naturalmente de su disputa y se divertirían. Si eso funcionaba, la reconciliación sería lo siguiente.

—No voy a hacer nada más. Podría tomar un baño.

—Un baño matutino está bien de vez en cuando, ¿sí?

Ambas respondieron al mismo tiempo, dando a Anima una seria sensación de de’ja’vu.

—¡Yo soy la que se va a ir a bañar, sí!

—¡Yo lo dije primero!

—Puedes salir a jugar, ¿sí? Eso es lo que querías hacer, ¿no?





—¡Sí, hasta que alguien arruinó mi humor!

—¡Realmente sabes cómo buscarme pelea! Me voy a enfadar si no lo dejas rápido, ¿sí?

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—Oh, ni siquiera intentes fingir que estás tranquila. Cualquiera en cien millas a la redonda se da cuenta de que estás furiosa. Pero como sea, ve a bañarte tú. Espero que te guste el agua fría, ¡porque puedes estar segura de que no la calentaré para ti!

—¡¿Crees que no puedo encender una llama sin ti?! Soy mucho mejor en la magia que tú, ¿sí?

—¡Sólo para que sepas, la piedra de lagarto de fuego es súper difícil de controlar! ¡Quemarías toda la casa si intentaras usarla!

—Muy bien, chicas, vamos a calmarnos. Van a despertar a Marie si siguen gritando.

Ambas se quedaron calladas. Bram se levantó, salió de la habitación y volvió un poco más tarde con la piedra de lagarto de fuego en las manos.

—Calentaré la bañera por mi cuenta, ¿sí?

—Papi, asegúrate de vigilarla. Todavía necesitamos un lugar para vivir.

—¡Hmph!

Bram tomó la mano de Anima y salió de la casa por la cocina. Estaba temblando, lo que significaba que el frío definitivamente la estaba afectando, pero no buscó el calor de Anima. No estaba de humor para pedir consuelo.

Una vez que llegaron detrás del baño, se agacharon frente a la abertura de ventilación. Con los comentarios de Myuke dando vueltas en su cabeza, Bram miró nerviosamente la piedra mágica.

—¿Quieres que vaya a pedirle a Myuke que la encienda en tu lugar?

—No-No. No quiero su ayuda, ¿sí?

Se tomó un momento para luchar contra los nervios antes de tomar su decisión. Anima vio cómo su falda se levantaba ligeramente y una cola salía de debajo de ella. Había utilizado con éxito la piedra de lagarto de fuego y había encendido una pequeña llama perfecta y delicada. Se levantó y dejó escapar un bonito estornudo, aunque Anima no estaba seguro de si era por el frío o por una sensación de alivio.

—Yo vigilaré la llama, así que ve a bañarte. Y no olvides que siempre puedes llamar a Myuke si te sientes sola.

—¡No me sentiré sola, sí! —Dio la vuelta a la casa y volvió a entrar por la entrada principal para no toparse con Myuke—. Sólo está tibia, ¿sí?

—Espera un poco antes de entrar.

—Ya me he quitado la ropa, y hace más calor dentro del agua que fuera de ella, ¿sí?

Anima oyó cómo ella se hundía en la bañera y luego dejó escapar un largo y profundo suspiro.

—¿Papi? No quiero que me odies, ¿sí? —dijo Bram tímidamente.

—No te odio. Es imposible que lo haga. ¿Qué te hace pensar que lo haría?

—Porque soy una chica mala, ¿sí? He holgazaneado todo el día, no he ayudado en nada, e incluso me he metido en una pelea con Myuke… Aunque fue ella la que empezó, ¿sí?

—No seas tonta; no eres una chica mala. Ayudabas mucho cuando hacía más calor. Un clima frío como éste es completamente nuevo para ti, y asumo que te cuesta mover tu cuerpo de la misma manera que lo haces habitualmente. ¿Me equivoco?

—No, tienes razón. Puedo lanzar una bola de nieve sin problemas, pero accidentalmente la lancé con toda su fuerza porque hacía mucho frío.

Así es exactamente como Anima se imaginó que había sucedido el incidente. Ella había querido golpear a Myuke, pero no pudo controlar con precisión su lanzamiento debido a su inexperiencia con el clima frío. Correr toda la mañana la había calentado lo suficiente como para que su pereza desapareciera, así que accidentalmente lanzó la bola de nieve con toda la fuerza que pudo. Sin embargo, todavía hacía demasiado frío como para poder controlar su dirección con precisión, y había golpeado al muñeco de nieve en lugar de a Myuke.

—De todos modos, no, no te odio. Estoy seguro de que Myuke tampoco.

—Ni siquiera me importa que ella me odie, ¿sí? Necesita aprender a controlar la ira. Si tan sólo se pareciera a Mami…

—Sí, Luina es amable, pero creo que te equivocas. Myuke también es amable. ¿Recuerdas esta mañana? Les ha llenado los cuencos hasta arriba y sólo se ha guardado un poco de guiso para ella. Quería asegurarse de que ustedes dos comieran bien, incluso a costa de su propio desayuno.

—Na-Nadie le pidió que hiciera eso. Y eso no cambia el hecho de que sea tan impulsiva, ¿sí? Yo no quise arruinar su muñeco de nieve…

—Lo sé. Sólo querías tener una pelea de bolas de nieve con ella.

—Quería, pero ya no, ¿sí? Ella siempre…

Bram siguió refunfuñando durante diez minutos seguidos, y la única razón por la que paró fue porque el agua se calentó demasiado.

—Está haciendo demasiado calor aquí, así que voy a salir y a echarme una siesta con mamá. Deberías venir a bañarte para no resfriarte, ¿sí?

Anima apagó la llama después de oírla salir del baño.

Entró, sólo para encontrar a Myuke inquieta frente a él.

—¿Dónde está Bram?, —preguntó.

—Se fue a la cama.

—Oh. Bueno, me alegro de que no nos hayamos encontrado. Supongo que como subió tan silenciosamente, no se quemó… ¿verdad?

—No, no se quemó. ¿Estás preocupada por ella?

—¡No-No! Sólo temía que empezara a gritar, “Dueleee”, y entonces tardaría horas en calmarse. —Se levantó de la silla y agarró la mano de Anima—. Vamos, date un baño conmigo. Tengo muchas cosas de las que quiero hablar contigo.

—Estaré encantado.

Aunque había esperado que Myuke le preguntara cómo reconciliarse con Bram, lo único que obtuvo fue una larga perorata sobre su hermana.

***

 

 

Al final, no pudieron resolver su disputa antes de que llegara la hora de dormir. Con Myuke mirando por la ventana y Bram escondida bajo la manta, habían recreado la escena exacta de ayer, salvo los alegres vítores. Estos habían sido sustituidos por un silencio ensordecedor.

Anima se sentía derrotado. Lo único que mantenía su ánimo era el adorable zumbido de Marie mientras Luina se peinaba. Si ella se unía a la refriega, lo destrozaría por completo.

—Ya está.

—¡Yeeey! ¿Me veo linda?

—Sí, estás muy linda.

Marie acarició su pelo con una gran sonrisa en la cara. En cualquier otra noche, se habría ido a la cama con el pelo alborotado porque había estado jugando con sus hermanas, pero se iba a quedar perfectamente hecha si sus hermanas no querían jugar.

—¿Nos vamos a dormir? —propuso Luina, comprendiendo la desafortunada situación entre Myuke y Bram.

A Anima le pareció bien la idea; no iban a hacer ningún progreso hasta el día siguiente. Sólo podía esperar que su rabia se calmara por la mañana y estuvieran dispuestas a reconciliarse.

—¡A mimid juntas, Myukey!

—¡Sí, por supuesto! Métete en la cama, ahora mismo voy.

Probablemente Myuke no quería dormir junto a Bram, así que esperó a que Marie se metiera en la cama y se acurrucó junto a ella. A Marie, en cambio, le encantaba la idea de dormir entre sus dos queridas hermanas. Fue todo sonrisas cuando Myuke se metió en la cama, seguida por Luina y Anima.

La espalda de Anima normalmente quedaba fuera del alcance de la manta, pero debido a la pelea de Bram y Myuke, tenía que tener un cuidado extra para no caerse por completo de la cama. Las dos parecían mantener toda la distancia posible entre ellas, por lo que tenía tan poco espacio. Sin embargo, no quería empeorar las cosas, así que decidió aguantar la noche.

—¿Tienes la espalda fría, Anima?

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—Estoy bien. Tú me calientas.

—Me alegra oír eso.

—Puedo acurrucarme más cerca si quieres, —dijo Myuke. Anima tenía un mal presentimiento sobre lo que iba a ocurrir, pero ella siguió hablando antes de que él pudiera intervenir—. Debe ser bastante incómodo allí ya que cierta persona está acaparando todo el espacio.

—Espero que no estés hablando de mí, ¿sí?

—Bueno, mira eso. ¿Por fin tienes algo de conciencia de ti misma?

Empezaron a pelear de nuevo. No tan intensamente como habían peleado esa mañana, ya que la pequeña Marie estaba metida entre ellas, pero una pelea era una pelea. Verlas enfrentadas borró cualquier sensación de sueño de Anima.

—Voy a estar bien, chicas.

—No te comprometas así. Bram necesita acurrucarse más, fin de la historia.

—Puedo sentir a Marie justo en mi espalda, así que no puedo acurrucarme más que esto, ¿sí? ¿No eres tú la que tiene que ser más considerada?

—¡Nosotros tampoco podemos estar más pegados!

—Oh, entonces sé lo que está mal. No cabemos todos en la cama porque has engordado demasiado, ¿sí?

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—¡No estoy gorda! A diferencia de ti, yo ayudo en la casa todos los días, ¡así que no he podido engordar! De todos modos, no cambies de tema. Deja de acaparar tanto la cama. ¿Entendido?

—¡No estoy acaparando nada! Tú eres la razón por la que la espalda de Papi se enfría todas las noches, así que ¿por qué no te vas a dormir a otro sitio, ¿sí?

—¡Esa es una gran idea! Papi, ¿puedes hacer algo por mí?

—…¿Seguro?

Anima no tenía un buen presentimiento sobre lo que Myuke iba a pedir, pero no podía ignorarla.

—No me importa renunciar a la piedra de conejo de fuego por ahora, así que ¿puedes comprarme una cama en su lugar?

—No necesitas renunciar a la piedra de conejo de fuego, pero ¿por qué quieres una cama?

—¡Ya no quiero dormir con Bram!

—¿Miukey dueme sola? Pedo, pedo, ¡me encanta dodmid con Myukey! —Se lamentó Marie. Llevaba durmiendo con Myuke desde que tenía uso de razón, así que, que se separaran de repente sería muy duro para ella.

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—No pasa nada. Tú y yo podemos dormir juntas.

—Pedo, pedo, ¡también me encanta dodmid con Brum!

—Está bien; te acostumbrarás. Y no es que vaya a haber una pared entre nosotras. Será la misma habitación, sólo que con camas diferentes. ¿Qué te parece?

—Es tarde. Tengamos esta conversación mañana, — sugirió Anima. Supuso que ni Myuke ni Bram querían seguir peleando con Marie literalmente atrapada en medio, y efectivamente accedieron—. Buenas noches a todos.

La falta de resultados a pesar de sus esfuerzos mantuvo a Anima despierto durante un rato, pero poco a poco se fue durmiendo, esperando que todo volviera a la normalidad cuando se despertara.

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