Zaregoto  (NL)

Volumen 2: El Estrangulador Romantico

Capitulo 2: El Banquete De Yuya (El Vínculo De Yuya)

Parte 1

 

 

Zaregoto Volumen 2 Capitulo 2 Parte 1 Novela Ligera

 

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La desgracia y la miseria son subestimadas. Dame más desesperación. Dame más oscuridad. Dame toda la depravación.

***

 

 

El trece de cualquier mes, por cierto, es más probable que caiga un viernes en cualquier otro día. El viernes trece ocurre por lo menos una vez al año, y tres o cuatro veces en promedio. Pero para un tipo como yo que no era cristiano -ni siquiera entiendo la diferencia entre el católico y el protestante- el viernes trece significaba poco más que el día siguiente era sábado catorce.

Ahora, entonces. Al día siguiente era sábado, 14 de mayo. Me desperté dentro de mi apartamento en Senbon Nakadachiuri de una habitación. Miré mi reloj para descubrir que faltaban diez minutos para las cuatro de la tarde.

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“¿Es enserio?”

Yo estaba un poco… Es decir, más o menos, insanamente sorprendido. Este fue un nuevo récord para mí. ¿Cuántos años había pasado desde la última vez que dormí hasta la tarde? Y no fue sólo fue hasta después de mediodía. Era un tercio más. Esto probablemente permanecería como una mancha en mi memoria por el resto de la eternidad.

“Aunque después de todo me acosté a las nueve de la mañana, así que es natural.”

Finalmente, sacudiendo la somnolencia, recupere mis sentidos y me levanté de mi cama.

La habitación tenía cuatro tatamis de espacio y una solitaria bombilla desnuda. Este pequeño de espacio era increíblemente clásico, y tan lleno de anacronismos que le hacía preguntarse si había existido desde los viejos tiempos en que Kioto todavía era nuestra capital. Naturalmente, el alquiler era mortal. Mortal para el dueño quiero decir.

Doblé mi futón y lo puse en el armario. No había baño o bañera, pero había una especie de lavabo, así que lo usé para lavarme la cara y luego me vestí. Mi vestuario no estaba exactamente lleno de opciones, así que todo esto tardó menos de cinco minutos.

Abrí la ventana y dejé entrase aire. Kioto es un lugar increíble, una vez que ha pasado la Semana Dorada, y ya has entrado en verano. Es como si la vida todavía se realizara de acuerdo con el calendario chino, o como si el otoño y la primavera ni siquiera existiesen.

Entonces llamaron a mi puerta. Este apartamento no estaba equipado con comodidades modernas tales como intercomunicadores telefónicos. Eran exactamente las cuatro. Mikoko-chan era ciertamente un puntual. Estaba un poco deslumbrado por esto. Las personas que eran tan estrictas sobre el tiempo como Inokawa-sensei eran sólo molestias, pero pensé que si realmente querías referirte a ti mismo como un ser humano, tenías que ser al menos tan puntual como un reloj analógico. En ese sentido, Mikoko-chan aprobó como ser humano.

“Hey, ya voy.”

Giré la cerradura (ahora eso es lo que yo llamo radicalmente retro) y abrí la puerta. Pero para mi sorpresa, no fue Mikoko-chan.

“Lo siento.”

Era Asano Miiko-san, mi vecina. Tenía veintidós años de edad, siendo así mayor que yo, ella era trabajadora de temporada. Había algo extrañamente japonés en su estilo, e incluso ahora estaba vestida con ropa casual clásica de verano japonés. Era un vestido negro, con la palabra carnicería impresa en la parte superior de su espalda en letras blancas, ella tenía una cola de caballo distintivamente samurái. Al principio ella parecía inaccesible, pero después de hablar un poco, rápidamente se hizo evidente que ella era un ser humano bastante decente. Tal vez fuese un poco misteriosa, pero era algo que le añadía cierto encanto.

“Miiko-san… ¿no? Buenos días.”

“Sí. ¿Estabas durmiendo?”

“Sí, en realidad dormí un poco de más, así que…”

“Si duermes hasta tan tarde, no creo que califique como: un poco.” dijo ella dramáticamente. Con su tenue actitud, a menudo era difícil adivinar lo que estaba pensando. No era que ella estuviera completamente inexpresiva. En su lugar, su expresión por defecto era una mirada deslumbrante, con cambios tan sutiles que bien podrías haber dicho que era inexpresiva.

“Oh, por favor, entra. Como de costumbre, no hay mucho que ver, sin embargo.” dije sin una pizca de falsa modestia. Me aparté para abrirme paso, pero ella negó con la cabeza.

“No, sólo vine a darte esto.” Ella me pasó una caja plana. Estaba envuelta en papel con la palabra Snacks escrita en grandes letras.

“….”

“Son yatsuhashi. Los favoritos de Kioto.”

“Los conozco, pero…”

“Son tuyos. Son buenos, ya sabes. Bueno, nos vemos. . . Tengo que ir a trabajar.”

Se giró, mostrándome la palabra carnicería. El hecho de que ella no hubiera ofrecido ninguna explicación de por qué ella acababa de darme una caja de yatsuhashi no era inesperado. Ella era una mujer de pocas palabras, y cuando pensabas en cuánto esfuerzo tendrías que ejercer sólo para pescar una respuesta de ella, era fácil justificar dejar las cosas sin explicación. Y por le dije un simple “Muchas gracias, definitivamente los disfrutaré.” y nada más.

Se detuvo en seco.

“Parece que regrésate esta misma mañana.” dijo ella sin darse la vuelta. “Entonces, ¿cuál es la historia?”

“…” Maldita sea, estos apartamentos de paredes delgadas. En realidad supongo que tienen sus fugas.

“Oh, yo solo estuve saliendo con un amigo toda la noche. Nada sombrío. Tampoco fue emocionante.”

“Un amigo, ¿eh? ¿Acaso no habría sido esa colorida niña de cabello azul que pasó cerca de febrero, verdad?”

“En realidad, Kunagisa es un conclusión extrema. Éste era otro, un chico.”

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Ella asintió con una mirada de completo y absoluto desinterés, pero me pregunté si ella se habría animado un poco si yo hubiera dicho: “Estaba charlando con ese asesino del que todo el mundo hablaba bajo el gran Puente Shijô.” Tal como era, era perfectamente posible que no me hubiera dado más que un «Huh», aunque supiera que no estaba bromeando.

Ella asintió, aparentemente satisfecha, y siguió su camino por el pasillo. Ella se dirigía a su trabajo a tiempo parcial. Cuando descubrí por primera vez que no eran sólo su ropa de interiores, sino también su ropa de trabajo ni siquiera yo no podía dejar de vocalizar mi sorpresa.

Cerré la puerta y volví al centro de la habitación.

Pero, ¿por qué tenía que ser yatsuhashi? Pensándolo bien, éstos eran exactamente el mismo tipo de yatsuhashi que había cogido el día anterior para el cumpleaños de Tomo-chan. Era una coincidencia aterradora, pero ahí estaba.

“Bueno lo que sea.”

Apilé las dos cajas y las puse en la esquina de la habitación.

Mirando el reloj, descubrí que eran varios minutos después de las cuatro.

Treinta minutos más tarde, para ser exactos eran más de las 4:30.

“Bueno, duh.” dije en voz alta y me tumbé en el suelo.

Bien ahora. ¿No estaba Mikoko-chan viniendo a recogerme a las cuatro? De eso estaba seguro. Puedo olvidar las cosas, pero nunca las recuerdo mal. Esto significaba que Mikoko-chan se había metido en un accidente, se había perdido, o era simplemente era una persona descuidada. Pero no importaba cuál fuera, no había nada que pudiera hacer ahora mismo.

“¿Es hora de un problema de ocho reinas?”

Por supuesto, no había nada tan extravagante como un tablero de ajedrez en mi habitación, así que tendría que jugar en mi mente. Las reglas para Ocho Reinas eran simples y concisas, sólo colocas ocho reinas en un tablero de ajedrez de modo que ninguna de ellas pueda capturar ninguna otra. Es una de esas rutinas de ejercicio cerebral. Había jugado el juego bastantes veces, así que básicamente conocía la solución. Pero con mi pobre memoria, siempre olvidé el arreglo exacto, así que pude disfrutar del juego cada vez que lo tocaba. Bien, no es que fuera realmente tan agradable. Pero era una buena manera de matar algo de tiempo.

Comencé fuerte, pero el problema se estableció alrededor de la cuarta reina. El juego estaba empezando a perder su consistencia. Las reinas no se llevan bien con otras reinas. Nunca debe haber más de un partido en el poder. Además, si dejaba que mis pensamientos vagaran así, perdería la pista de donde había puesto todas las piezas hasta ahora, y tendría que empezar todo de nuevo.

La emoción de seccionar tu mente de esta manera era indescriptible. Se podría decir que era algo así como la sensación de caminar sobre una viga de equilibrio, sólo que más cuesta arriba, es decir, cuanto más cerca se llega a una solución final, más difícil se pone. En ese sentido, era muy parecido a un juego, y uno muy bueno. En el caso de fallar, no había nadie más que tú mismo sobre quien desahogar tu enojo, y en esto estaba la verdadera emoción.

Y justo cuando estaba tratando de encontrar el lugar para la séptima reina, llegó un golpe a mi puerta y un grito de “Ikkun.”

El tablero de ajedrez voló. Reinas volaban por todas partes.

Por un instante, mi corazón, sin mencionar que mi pensamientos, se detuvo.

Me acerqué a la puerta y la abrí. Esta vez, fue nuevamente Mikoko-chan. Llevaba una camisola rosa con una minifalda roja, exponiendo una cantidad sana y refrescante de piel.

“¡Buenos días!” Dijo con una ola de felicidad. Luego llegó la sonrisa de lleno a su rostro. “¡Ikkun, guten morgen!”

“….”

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“….”

“….”

“Morgen… gen… gen… Es como el efecto Doppler o algo así.” Ella era tan espontánea y sonriente como yo había llegado a esperar que fuera. Sus ojos se alejaron de mí para observar el espacio. “Umm, me preguntaba, y sé que no es el tipo de cosas que harías, pero… ¿Estás molesto o resentido o lleno de odio o maldices mi nombre o algo? En realidad, maldecir mi nombre parece un poco como algo que harías.”

“….”

“¡Vamos, vamos comunícate! ¡Oye! ¡No seas tan tranquilo! ¡Cuando te pones en silencio, siento que estas a punto de hacerme algo terrible!”

“Tu palma.” dije.

“¿Hmm?”

“Sostén la palma de tu mano delante de tu cara así.”

“Bueno…”

Hizo lo que le dije.

¡Tortazo! Golpee su mano contra su propia cara.

“¡Gah!” gritó ella de manera poco femenina. Satisfecho por el momento, volví a buscar mi bolsa. Ahora, ¿dónde había puesto esos yatsuhashi?

“¡Uwa! ¡Eres terrible!” Dijo mientras por alguna razón entraba en mi habitación. “¿Estás siendo violento conmigo sólo por llegar un poco tarde? Eso es abuso, ya sabes. Es como formar un sistema judicial basado en jurados, ¡sólo que todos los jurados son O. J. Simpson!”

Aparentemente cuarenta minutos tarde era sólo “un poco tarde” en la mente de Mikoko-chan. Sin esperar una invitación, entró en el centro de mi habitación y se sentó en el suelo. Plaf. Escaneó el entorno con una mirada de verdadera curiosidad. “Oooooo.” ella suspiró asombrada. “Wow, no hay nada aquí. ¡Asombroso!”

“Sabes, ese tipo de elogio no es particularmente halagador.”

“¡Realmente no tienes una televisión! Eres como uno de esos estudiantes que luchan por los buenos viejos tiempos. ¡Apuesto a que estudias a la luz de luciérnagas! ¿Alguien más vive en este apartamento?”

“Uh, bueno, hay una espadachín, un ermitaño, un hermano y una hermana de quince y trece años que huyen de casa, y luego yo, así que son cuatro habitaciones y cinco personas. Hasta hace poco había una aspirante a cantante aquí también, pero ella fue a Tokio para hacer su debut.”

“Wow, así que este lugar es un poco próspero. Una especie de sorpresa. ¿Supongo que eso significa que hay una habitación abierta aquí? Hmm. Tiene un cierto ambiente, ¿eh? ¡Quizá debería entrar!”

¿Qué podría haber visto en este apartamento, en esta habitación, que le hubiera dado una idea así? “Mejor no.” dije, dándole el consejo apropiado. “Bueno, vamos a ponernos en marcha.”

“Ah, todavía no. Todavía es demasiado temprano.” ella soltó.

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“¿Pero no será malo si no nos vamos pronto? Ya perdimos cuarenta minutos.”

“No, sólo tenemos que estar allí a las seis y el apartamento de Tomo-chan no está lejos de aquí, así que incluso si partimos a las cinco y media tendremos tiempo de sobra para llegar allí.”

“¿Oh enserio?”

“Enserio.” dijo con un dedo índice empujado hacia el cielo. Era difícil negar la adorabilidad de sus gestos grandilocuentes, pero me pareció que no necesitaba mencionarlo, así que no lo hice. No quería que ella de entre todos se emocionase.

“Entonces, ¿por qué dijiste las cuatro?”

“¿Huh? Oh eso. Bueno, ya sabes. Ehh, no soy tan buena con el tiempo. Fue por si acaso, si eso, por si acaso.”

“¿Quieres decir que hubo una posibilidad de que tuvieras una hora y media de retraso?”

Sólo pensar en ello me hizo sentir que la sangre podría dispararse de mis oídos.

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“¿Huh?” Dijo, mirando mi cara para captar mi expresión. “¿Qué ocurre?” preguntó alegremente.

“Nada. No estoy pensando en nada. Definitivamente no estoy pensando en cómo debes considerar los sentimientos de la persona que está esperando que llegues. O cómo debes de apegarte al tiempo que designaste. O cómo deberías al menos llamar si vas a llegar tarde. O de cómo deberías cuidar mejor los tableros de ajedrez.”

“¿Tableros de ajedrez?” Ella se rascó la cabeza.

Naturalmente no se suponía que ella lo entendiera.

Encontré el yatsuhashi tirado en la esquina de la habitación y corté el sello en una de las cajas y la puse delante de ella.

“¿Puedo comerlos?”

“Por supuesto.”

Me levanté y me dirigí al fregadero. Pensé en hervir un poco de agua, pero yo no tenía una tetera. Pensé en usar una olla, pero no tenía quemador. Así que le serví una taza de agua del grifo y la puse delante de ella.

Mirándola completamente desconcertada, echó una ojeada al líquido que fue empujado hacia ella, pero luego fingió no verlo y no se molestó en tocarlo.

Ella perdió el entusiasmo en el yatsuhashi. “Preguntar esto podría ser de mala educación, pero ¿por casualidad eres pobre?”

“No, no estoy muy mal de fondos.”

Viviendo en un apartamento como este, no tenía ninguna evidencia para apoyar esta afirmación, pero era la verdad. Por lo menos, tenía suficiente dinero ahorrado para pagar mis años de universidad sin levantar un solo dedo. Técnicamente no era dinero que yo personalmente había ganado, pero estaba en mi poder.

“Supongo que solo economizas, ¿eh? ¿O eres es un filósofo?”

“Sólo soy malo en gastar dinero, lo opuesto a un adicto a las compras.”

Me ayudé comiéndome algunos yatsuhashi mientras hablaba. Me hizo un gesto de comprensión.

Mientras ella se arrodillaba en el suelo de mi habitación, yo la miraba de arriba a abajo. Huh. No es que yo estuviera pensando en algo en particular, pero había algo muy incómodo al tenerla sentada aquí en medio de mi habitación. No sé si lo llamarías antinatural o extraño, pero algo sobre ello se sentía increíblemente dudoso.

Me puse de pie.

“¿Huh? ¿A dónde vas? aún nos quedan cuarenta minutos más.”

“Cuarenta minutos es: sólo un poco, ¿verdad?”

“¡Ahh! ¡Ikkun, ése es el tipo de cosa que solo un gran idiota diría!” Dijo ella, mientras retrocedía exhausta. “¡No tienes que estar enojado conmigo para siempre!”

“Yo sólo estoy bromeando. Vamos a buscar un almuerzo ligero en alguna parte. No es nada divertido reunirse en esta habitación vacía.”

Levanté mi bolso por encima del hombro y me dirigí hacia la puerta.

“Aww, eso no es cierto.” murmuró mientras me seguía.

***

 

 

Tomo-chan residía en un complejo de apartamentos para estudiantes cerca de Nishiôji Maruta-machi. Bastaba con mirar ese exterior de hormigón reforzado con acero, para imaginar la diferencia en el alquiler con la de mi propio lugar. Cinco veces más, o incluso diez veces más costoso si te lograban engañar.

Mikoko-chan debe haber estado allí antes, porque entró en el vestíbulo principal con aire de confianza. Empujó el número de la habitación en el intercomunicador y presionó el botón de llamada.

“¡Hooolaaaa! Es Mikoko-chan.”

“Eh, hey. Entra.”

Cuando la voz un poco soñolienta surgió del intercomunicador, la puerta de cristal firmemente cerrada se abrió. Un sistema de seguridad autolock. En realidad, tal vez sea un término demasiado extravagante. Si esa cerradura estaba allí o no hizo poca diferencia a cualquier persona que intentase entrar.

“Vamos de prisa. De prisa, de prisa, de prisa, de prisa.” Mikoko-chan atravesó la puerta y me hizo señas para que me diera prisa. “¡Sexto piso, sexto piso! ¡Tenemos que darnos prisa!”

“No es como si el sexto piso fuera a escapar.”

“Sí, pero tampoco vendrá a saludarnos.”

“Es verdad…”

Emprendimos nuestro rumbo.

“La sexta planta es la última, Tomo-chan vive en el apartamento de la esquina, y hay una vistas hermosas, según la hora.”

“Mmm, vistas hermosas, ¿eh?”

Esa era una cosa que yo nunca esperaba tener donde yo vivo. Si abrieses la ventana lo único que verías serian árboles.

Llamamos por el ascensor y entramos.

“Me pregunto si Akiharu-kun no habrá llegado. Que Muimi-chan este es casi un hecho, pero…”

Mikoko-chan estaba increíblemente emocionada. Al ver su expresión despreocupada, ni siquiera podía pensar en lo agradable que debía ser tener amigos. Aunque eso no me funcionó a mí, debe haber sido muy agradable para ella.

Salimos en el sexto piso. Mikoko-chan corrió por el pasillo y se detuvo frente a la última puerta. “¡Aquí, aquí!” gritó y me hizo una seña. Me hizo querer preguntar si ella era completamente inconsciente de las miradas que la gente le dio.

Empujó el timbre de la puerta. Ding-dong. La puerta se abrió y una chica se reveló.

“Bienvenida.” dijo la muchacha, muy probablemente era Tomo-chan, con un cigarrillo colgando de sus labios. Era completamente diferente de lo que yo esperaba.

“Así que, Mikoko. Justo a tiempo para un cambio, ¿eh?” Llevaba su largo cabello castaño en un savage – una mitad colgaba de un lado y el resto estaba cortado a diferentes longitudes – y su sentido de la moda era impecable: su chaqueta ligera y vaqueros a juego, era muy elegante. Ella era probablemente sea un poco más alta que yo, y se veía tan enfermiza que si ella decía que sólo tenía un día de vida, probablemente le habría creído. Todo eso era el complemento perfecto para su sonrisa ligeramente torcida.

“¡Hola, Muimi-chan!” Mikoko-chan saludó. “¡Haro, haro!”

Parecía que no era Tomo-chan después de todo, pero Muimi-chan dijo. “Vaya.” finalmente notando mi presencia. Sin un toque de timidez, me dio un duro estudio de arriba a abajo. “Tal vez esta es nuestra primera vez hablando, Ikkun.” dijo con una sonrisa.

“Sí.” dije a patéticamente. “Oye.”

Parecía que mi apatía había golpeado un acorde con ella. Ella soltó una risa exagerada. Era bullicioso y no muy femenino.

“Bueno, ¿qué tal eso? Eres un tipo interesante. Creo que nos llevaremos bien.”

“Realmente.” Fue más un suspiro que una respuesta. No era el tipo de cosa que justificaba tal juicio. Era tan entusiasta como mi saludo. “No lo creo.”

“Eh, bueno, no tenemos que entrar en todo eso ahora, justo yo acabo de llegar. El estúpido de Akiharu no está aquí todavía. Acabamos de llamarlo y todavía estaba en casa.”

“Oh Dios mío, nunca cambiará. La última vez que afirmó que se confundió por la diferencia de zona horaria. Ese maldito impuntual.”


Mikoko estaba lanzando piedras a la proverbial casa de cristal. Era casi impresionante. Pero no estaba de humor para empezar a burlarme de ella, así que permanecí en silencio mientras me quité los zapatos.

Al final del pequeño pasillo entre la cocina y el baño había sola una puerta. Parecía que era una de esas habitaciones seccionadas. Muimi-chan se adelantó y abrió la puerta. La habitación interior era de unos ocho o nueve tatamis de tamaño, pero los pisos eran de madera dura. Al lado de la ventana había una cama, y en el centro de la habitación, una mini-mesa cubierta de pasteles, aperitivos y una fila de vasos vacíos. Así que después de todo esto era más una reunión más para beber que para cenar.

Una muchacha estaba sentada delicadamente junto a la mesa. Esta vez tenía que ser Tomo-chan. Ella era aún más pequeña que Mikoko-chan, y tenía un vestido de una pieza con estampados de fresa. Su pelo estaba en trenzas. Me embargo una pequeña emoción.

Era tan tímida como me había imaginado. Y sin embargo algo de ella me hizo pensar que probablemente tenía un mal hábito o dos. Era como si hubiera más de lo que parece, como si su forma simplista le impidiera ser capaz de ver a través de ella. Pensar en ello me hizo sentir como si alguien me hubiera pedido la suma de todos los números enteros.

No, espera.

Eso no tiene sentido. Todo el mundo se siente de esa manera cuando se encuentran con alguien por primera vez. No era técnicamente mi primera reunión con Tomo-chan, pero en realidad no la conocía, así que era natural que tuviera esa impresión.

Hmm. Pensando en ello, parecía que nos habíamos cruzado unas pocas veces.

En nuestro seminario de educación general. Me uní a ella en la mesa para que quedar de frente a ella, y lanzó un simple saludo. “Yo.” Ella me miró un poco torcida, luego me dio un arco cortésmente profundo.

“Gracias por tomarte tales molestias. Siento pedirte un gran favor.” Su voz era bonita y tranquila, con una calidad acuosa. “Siempre he querido tener una charla contigo, así que espero que estés de humor.”

Yo estaba un poco conmovido por sus buenos modales. Era algo que no había visto mucho últimamente (especialmente en el último día o dos).

“Ahahaha, rápida para romper el hielo, ¿eh?” Dijo Mikoko-chan mientras se sentaba a mi lado en sus rodillas. Muimi-chan, a su vez, se sentó a su lado. Esto permitió suficiente espacio para que Akiharu-kun llegara a sentarse entre Tomo-chan y yo.

“Ahhh.” Muimi-chan apagó su cigarrillo con su propio dedo, luego lo depositó en un cenicero. “Entonces, ¿qué estamos haciendo? Tenemos un invitado nuevo aquí. ¿Deberíamos seguir adelante y empezar? Parece estúpido sentarse a perder el tiempo sólo por ese idiota.”

“Oye, no podemos hacer eso.” interrumpió Mikoko-chan. “¡Para algo así tenemos que estar todos juntos! ¿No es cierto, Tomo-chan?”

“Sí, Mikoko tiene razón.” Tomo-chan asintió. “Sabes que pronto estará aquí, así que no seas tan impaciente. ¿Ok?”

“Realmente no me importa, pero…” Muimi-chan hizo un gesto hacia mí. “¿Qué hay de Ikkun?”

“No me importa. Estoy acostumbrado a esperar.” Para estar seguro, eso no significaba que estaba acostumbrado a que la gente me hiciese esperar. Pero habría sido demasiado complicado comenzar una discusión sobre él, así que elegí el camino fácil.

Muimi me lanzó una mirada inquisitiva, “Bueno, lo que sea.” fue todo lo que dijo. Sacó otro cigarrillo y me lanzó otra mirada. “¿Eres un tipo antitabaco?” Preguntó.

“Yo no fumo, pero puedes fumar todo lo que quieras.”

“Ah. No, estoy bien.” Ella rompió la mitad del cigarrillo que aún no había encendido y lo depositó en el cenicero. “Tengo un pacto de no fumar alrededor de no fumadores.”

“Huh.”

¿Significaba eso que Mikoko-chan y Tomo-chan eran ambas fumadoras? El hecho de que sólo me hubiera preguntado a mi parecía indicarlo. Huh. Estaba un poco sorprendido.

“¡Oye! ¡Muimi-chan, me harás sonar como una fumadora si lo pones así!” Mikoko-chan objetó y una vez más nos estaba dando los ojos de perrito. Por alguna razón ella parecía vehementemente opuesta a que descubriera que era fumadora.

“Pero tu fumas.”

“¡No, no lo hago! ¡Esa fue una vez y fue por seguir la corriente!”

“Ah bien. Lo tengo, mi culpa, mi culpa.” Muimi-chan le dio una amable palmada mientras lanzaba su pequeña rabieta. Mientras tanto, Tomo-chan observaba con deleite.

Huh. No tarde mucho en notar la dinámica aquí. Era la chica buena, la mala y la normal. Esto me hizo preguntarme cuál era el papel de Akiharu. Finalmente apareció a las 6:30, media hora tarde.

“Lo siento, lo siento. Pensé que llegaría a tiempo, pero el tren estaba atestado y todo eso.” dijo con buen humor.





“Oh, no te preocupes por eso.” dijo Tomo-chan mientras lo saludaba con una sonrisa. La chica buena.

“¡El tren no llega más tarde sólo porque está lleno de gente! ¡Y tú vives en una casa de huéspedes, así que ni siquiera tomas el tren de todos modos!” Mikoko-chan, la chica normal. Tenía el valor de cuestionar sus excusas.

“¿Crees que puedes salir con una simple disculpa? Tienes que beberte tres cervezas.” dijo Muimi-chan, pasándole una botella de cerveza. La chica mala.

“Bien, bien. No me apresures tanto, Atemiya. Esto es un cumpleaños, un cumpleaños. No es el primero de mayo. Maldición soy un bastardo inteligente. ¿Que…?” Parecía que había notado mi presencia. Dio una burla de niño-problema. “Heh, heh, realmente Aoii le trajo.” dijo.

Se sentó a mi lado y dijo: “Bueno, un placer conocerte.” con una ligera reverencia.

Yo también lo hice.


Tenía un aire fácil, con el pelo castaño claro y el gusto por la moda callejera. Tal vez no era raro que un estudiante universitario se vistiera así, pero particularmente en Rokumeikan era algo inusual. A juzgar por su físico, parecía que estaba involucrado en algún tipo de deporte, pero no podía decir cuál.

“Umm, qué hago… ¿Se supone entonces que todos debemos llamarte Ikkun?

“No me importa.”

“¿En serio en serio? Ok, es un buen tipo. ¿No lo crees, Aoii?”

Le lanzó a Mikoko-chan una mirada significativa. Ella se disparó hacia atrás nerviosa. “Oh, eh, sí.” A juzgar por su respuesta, no parecía que ella pensara que yo era un tipo muy bueno en absoluto. Por supuesto, teniendo en cuenta lo mucho que me burlo de ella, probablemente era una respuesta natural.

“Bueno, ¿vamos a empezar?” dijo Muimi-chan. Parecía ser la líder de los cuatro. Ella me señaló. “Umm, no bebes, ¿verdad?” Dijo.

Asentí.

“¿Oh? ¿Qué es esto Ikkun? Ya sabes, no puede ir por ahí siendo melindroso todo el tiempo. El alcohol es un componente vital en las interacciones hombre-hombre después de todo, ¿verdad? Quiero decir, ¿tengo razón o tengo razón?”

“¡Akiharu! ¿Qué te dije acerca de imponer tus opiniones de mierda sobre otros? ¡Te voy a matar!” Muimi-chan le dio una mirada de muerte. Su actitud fresca, casi aturdida, de un momento atrás se había convertido en un cuchillo de furia. “¿Ya te olvidaste de lo que te dije la última vez? ¿Huh?”

Akiharu se estremeció y se tensó de miedo. “Uh…”

“No estoy buscando un: Uh.”

“Lo siento.”

“Tampoco busco un: lo siento. ¿Por qué demonios te disculpas conmigo? ¿Huh?”

La boca de Akiharu-kun se abrió y cerró como si fuera un pez sofocándose. Luego me miró. “Por favor, perdóname.”

“Está bien, entonces.” dijo Muimi-chan con una mirada de satisfacción. “Lo siento, Ikkun. No quiso decir nada con eso. Lo perdonas, ¿verdad?” Ella había vuelto completamente a su ser original y me sonrió de nuevo. “¿Te ha molestado?”

“Uh, realmente no me importa.”

Atemiya Muimi. Definitivamente era una ex delincuente. No, ni siquiera un ex. Pensé que el castaño savage parecía un poco anticuado.

Tal vez debería llamarla Jefe.

Mientras tanto, Mikoko-chan vertió una cerveza de malta baja en cada vaso y los colocó delante de todos. También puso un vaso de té oolong delante de mí.

“Entonces, ¿quién va a dirigir los procedimientos? ¿Será Tomo-chan nuestra reina por un día?”

“Sí, creo que sí.” dijo Muimi-chan. “Vamos Tomo, vamos dirige.”

Tomo-chan alzó la copa un poco a regañadientes. “Está bien entonces. A mi vigésimo cumpleaños y a nuestro nuevo amigo.”

“¡Salud!”

Levanté ligeramente mi copa.

***

 

 

“Así que la cuestión de los amigos es que son como, eh, ya sabes, como… Ya sabes.” dijo Zerozaki con una sonrisa cínica. El tatuaje garabateado a través del lado derecho de su cara se arrugó desagradablemente. “¿Qué piensas sobre ellos?”

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“¿En realidad me lo preguntas? Pensé que era una especie de broma.”

“Hah, no esperes que lo haga todo. Dicen que si quieres imaginar tu propia opinión, tienes que pedírsela a los demás, ¿no? Así que vamos a escucharlo. ¿Qué piensas? ¿Qué es un amigo?”

“No es una pregunta tan difícil. Es sólo alguien con quien pasar el rato, comer, bromear con cosas estúpidas. Alguien que te trae paz. Ese tipo de cosas, ¿no?” Dije.

“Lo tienes. Exactamente. Hombre si lo ves de esa manera, los amigos son una cosa tan simple, como el pastel. Salen, comen juntos, actúan estúpidos y se sienten pacíficos juntos, y eso los hace amigos. Si vas al rescate de ellos eres un amigo cercano. Si a veces se besan, son amantes. ¡Oh, la amistad es un tesoro que nos brinda la vida!” Dijo con una mueca de desprecio y continúo.

“Así que la pregunta aquí es, ¿cuánto duran estas amistades? ¿Un año? ¿Cinco años? ¿Diez años? ¿Por siempre? ¿Hasta mañana?”

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