Zaregoto  (NL)

Volumen 2: El Estrangulador Romantico

Capitulo 1: El Espejo Manchado-Agrietado (El Espejo Purpura)

Parte 2

 

 

Era sólo que yo, desde el principio, era una cosa rota.

“¿Podría ser que acabo de olvidar, y que soy realmente buen amigos de estas tres personas? Incluso yo no olvidaría algo como quiénes son mis amigos, por lo menos eso creo.”

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La expresión de Mikoko-chan se puso un poco triste. “No creo que ese sea el caso.” dijo. “Probablemente no has hablado mucho, quiero decir, siempre tienes el ceño fruncido como si estuvieras pensando realmente en algo o estuvieses lleno de desprecio… Incluso ahora, se te hace difícil acercarte. Como si tuvieras una pared delante de ti, o tu campo AT estuviera completamente operativo y, a pesar de todo eso, siempre te sientas directamente en el centro de la clase.”

Quería que me dejara solo. Quería decirle que no se molestara en hablar conmigo si eso era lo que ella sentía. Pero no lo hice.

Terminé mi kimchi. Como pensé, dos cuencos terminaron siendo bastante excesivo, y sentí una llenura terrible en mi estómago. Probablemente no volvería a comer kimchi de nuevo durante mucho tiempo.

“Pero tú y yo somos amigos, ¿verdad?” Preguntó.

“¿Lo somos?”


Ella volvió a golpear las dos manos sobre la mesa, parecía que tenía el hábito de golpear las cosas cercanas cuando se emocionaba, y tendría que recordar estar fuera del alcance de esos delgados brazos si me iba a burlar de ella, es decir, tendría que quedarme fuera del alcance cuando me burlara de ella, tal vez era mejor burlarse por teléfono.

Er, quiero decir, ¿por qué estaba planeando maneras de acosarla y burlarme de ella?

“Y, naturalmente, le contare a mis amigos acerca de ti algunas veces, ¿verdad?”

“Supongo.”

“Y entonces mis amigos pensaran: Hombre, para un tipo que siempre tiene una cara tan maliciosa, él parece algo genial, ¿verdad?”

“Supongo que es posible.”

“Así que no es tan extraño que quieran tratar de ser amigos de alguien que parece genial, aunque sea un bicho raro. ¿Verdad?”

“Sí, supongo que todos tenemos tentaciones.”

“Así que eso es lo que estoy diciendo.” dijo.

“¿Qué es?”

“Eso.”

Ella me miró con ojos ansiosos y expectantes. Fingí que estaba bebiendo té para escapar de su mirada. Pero una sola taza de té seguramente no iba a ser suficiente para revivir mi boca paralizada.

“Entiendo.” dije.

“¿Entendiste?”

“Es una buena oportunidad y todo, así que creo que voy a pasar la noche en casa de mis padres mañana.”

“No hagas planes, ¡Ni siquiera fuiste a casa durante la Semana Dorada!”

Volvió a golpear la mesa. Yo estaba un poco molesto de que ella supiera lo que había estado haciendo durante la Semana de Dorada, pero de nuevo, tal vez le había dicho y lo he olvidado.

“Pero tú sabes… es casi el Día de la Madre y esas cosas.”

“¡Eso fue la semana pasada! ¡Y además, no eres el tipo de hombre que haría todo lo posible por mostrar devoción a sus padres!”

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Eso fue bastante duro. ¿Y si ella tuviera razón, y creía que un chico de diecisiete años que nunca se desvió del camino por sus padres sería mejor que alguien que era sólo un compañero de clase? O tal vez estaba tan cansada que no se dio cuenta de lo que estaba diciendo.

“Vamos, te lo suplico. Ya les dije que te traería. Si no vas pasare vergüenza.”

“Parece que hay un malentendido aquí, así que déjame aclarar las cosas, no soy el tipo de hombre con el que puedes divertirte hablando. Los demás dicen que tengo tanto dinamismo como una nube de tormenta.”

“Wow, eso es tan decepcionante como oír hablar dos jóvenes, sobre brotes de plantas donde uno resulto ser hiedra venenosa y el otro se lo comieron las orugas de la tienda.” Parecía un poco sombría mientras se mordía el labio. “Vamos, Ikkun. Hazme este favor. Sé que es egoísta de mí parte, pero bueno, incluso voy a pagar las bebidas.”

“Lo siento, no soy un bebedor.”

Esto era verdad.

“¿Por qué no?”

“Una vez bebí una botella entera de vodka de una sola vez.” No me atreví a decirle cómo terminaron las cosas después de eso, pero en todo caso, desde entonces había jurado no tomar más alcohol. Puede que no sea un tipo inteligente, pero no soy tan tonto para no aprender de mis experiencias.

“Wow, ni siquiera los rusos hacen eso.” Ella estaba realmente sorprendida. “Ya veo… así que no puedes beber. ¿Y ahora qué?”

Se sumergió nuevamente en sus pensamientos. Parecía que tenía una comprensión firme de lo que era para un no bebedor el aparecer en una fiesta de beber. Tal vez ella era un peso ligero, al menos hasta cierto punto.

Sin embargo…

Yo no era tan frío como para no sentir nada por esta chica sentada frente a mí, pareciendo tan profundamente preocupada.

Maldición… me arrastran a las cosas con tanta facilidad. Que me inspirase algo de lástima era una cosa. Pero arrastrarme sólo porque la situación que se presentaba era totalmente lamentable.

“Bueno, bueno. Mientras estés bien conmigo sentado solo, en el centro de la habitación frunciendo el ceño.”

“Hmm, supongo que sería una terrible molestia para ti, pero sabes, creo… espera, ¿quieres decir que irás?” Dijo.

Ella lanzó su cuerpo hacia adelante. Tal vez sea una analogía grosera, pero era como un perro que acababa de comer la comida que le colocaron en frente. Un gato se habría acercado con cierta precaución, sospechando la posibilidad de una trampa, pero Mikoko-chan estaba completamente desprotegida. Ella puede parecer físicamente como un gato, pero era definitivamente más como perro en cuanto a personalidad.

“¿Está realmente bien? ¿Realmente vendrás?”

“Sí, está bien. Estoy libre de todos modos.”

Incluso yo estaba un poco consternado por mi propia franqueza y me preguntaba si no podría haber sido un poco más amigable. De todos modos, gritó de alegría. “¡Waaah! ¡Gracias!” Ella sonrió inocentemente.

Le respondí mientras me bebía el resto del té. En algún momento ella también había terminado su postre, así que era hora de que realmente saliéramos del comedor.

“Ah, espera un momento. Déjeme saber tu número de teléfono. Te llamare.”

“¿Hm? ¡Ah!” Saqué mi teléfono móvil de mi bolsillo. “Está bien, es. . . Uh, lo olvidé.”

“Ok, de acuerdo, entonces te daré el mío, así que contáctame.”

Marque su número según lo dictaba y la llame. Un tono de llamada emergió de su pequeña bolsa. David Bowie. Ella tenía un gusto sorprendentemente bueno.

“Ok, lo tengo. Oye, Ikkun, tu teléfono no tiene correa.”

“Ah sí. No me gustan esas cosas femeninas.”

“¿Las correas son femeninas?”

“Bueno, no soy un experto ni nada, pero definitivamente no son muy viriles.”

“Mmm, supongo que no.” dijo con consternación.

“Bueno.” dije, alejándome de mi asiento con mi bandeja. “Nos vemos mañana, Mikoko-chan.”

“¡Sí! y ¡No te olvides de mí otra vez!”

Ella me dio una gran impresión, a la que respondí con una pequeña cuando salí del comedor. Después de devolver mi bandeja y cubiertos, me dirigí directamente a la librería cooperativa. Por supuesto, al ser una librería universitaria, su selección principal consistía en textos académicos, y su selección de lectura recreativa era bastante limitada. Pero en el lado positivo había un 10 por ciento de descuento en todo, y por alguna razón (me pregunto por qué) esta librería en particular tenía una selección inusualmente grande de revistas, por lo que se llena bastante.

Hice mi camino a la sección de las novelas y escogí una.

Espere. ¿Huh? Algo se me había ocurrido.

“Espera un momento. ¿Mikoko-chan me llamó Ikkun?”

Ahora que recuerdo nuestro encuentro, ese apodo que ella usó parecía destacarse. Ni siquiera me había dado cuenta de que lo había estado usando, pero no creía que nadie me hubiera hablado con un apodo tan familiar en el pasado. Pensé en ello por un momento, pero no lo recordaba. No tenía un recuerdo específico de que me llamaran así antes, pero tampoco recordé que ella me llamara así. Después de todo, casi no recuerdo a Mikoko-chan, mucho menos una cosa tan trivial como el nombre por el que ella me llamó.

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“Eh, lo que sea.”

De cualquier manera estaba bien por mí. Satisfecho con esa noción, empecé a leer la novela dentro de la tienda.

Sip.

No es gran cosa.

Difícilmente una situación de vida o muerte.

Todo estaba bien con el mundo.

Incluso si el cielo estuviera vacío.

***

 

 

¿Qué es una herida mortal?

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Cortarle la cabeza de alguien.

Sí, obviamente esa es una.

Aplastar el corazón de alguien.

Una vez más también es obvio.

Destruir el cerebro de alguien.

Naturalmente.

Detener su respiración.

Ese es otro buen método. Bastante extremo, también.

Pero cuando digo herida mortal, no me estoy refiriendo a estas trivialidades.

Estoy pensando en otra cosa. Una herida mortal es un impacto tan intenso, tan devastador, que caes en un estado en el que ya no eres humano, aunque lo seas. Ya no eres capaz de llevar una vida a pesar de que estás viviendo. Significa ser molido a pedazos después de caer víctima de una paradoja relativa creada por la misma razón.

Esa es una herida fatal.

En otras palabras, el fracaso.

La clave aquí es el hecho de que incluso después de un profundo fracaso, seguimos adelante.

El mundo es brutalmente tibio.

Es tan amable que es cruel. Es el cielo de un diablo.

Para decirlo claramente, no mueres cometiendo un gran error.

O tal vez debo decir que no puedes morir.

Sí, no mueres.

Sólo sufres.

Simplemente sufres en agonía.

Y sigues adelante. Para siempre, donde sea.

Sin sentido, simplemente avanzando.

La vida no es un videojuego, no porque no haya un botón de reinicio, sino porque no hay un Fin del Juego. A pesar de que todo terminase hace mucho tiempo, de todos modos el mañana siempre llega. Incluso cuando cae la noche, después de ella la mañana viene de nuevo y cuando termina el invierno, la primavera se despliega. La vida es maravillosa.

Es una paradoja absoluta, aunque hayas sido alcanzado por un golpe fatal, no puedes morir. Es como preguntar lo que una persona ve cuando mira hacia atrás mientras viaja más rápido que la velocidad de la luz. Una pregunta impensable.

A pesar de que el potencial para ser lo que fuiste haya sido limitado desde hace mucho tiempo, tu solo sigues adelante. Lo haces todo, una y otra vez. Rehaces tu vida una y otra vez.

Pero es como hacer un millón de copias de mierda, y cada vez que haces una, tú yo se pone un poco más asqueroso.

Y finalmente llegas a pensar…

¿Soy realmente yo?, o…

…¿Me convertí en algo más?

¿Hace mucho tiempo?

¿He perdido mi centro?

Así como la figura principal de un incidente no puede convertirse de repente en un espectador desinteresado, nos puedes convertirte en tu propio espectador.

Y eso, mis amigos, es lo que es realmente fatal.

“En otras palabras, es como la mente sobre la materia…” murmuré. Mientras reflexionaba sobre estas cosas infructuosas, estaba probando la nueva hamburguesa de McDonald’s de quinientos veinticinco yen el combo.

El kimchi debe haber funcionado, porque mi sentido del gusto había vuelto a la normalidad. Una hamburguesa de McDonald’s había probado ser de nuevo bastante deliciosa. Después de todo, como una persona japonesa, no había manera en la que podría haber seguido con mi vida si no podía disfrutar de McDonald’s.

La hora era 7:30 pm.





El lugar: la ciudad Shijôkawara, calle Shinkyôgoku.

Después de que terminara el quinto período, decidí que quería ver a esa policía móvil de la que Mikoko-chan hablaba por mí mismo, y mis pies me habían llevado hasta aquí en un esfuerzo por matar el tiempo.

Junto a la bandeja con la hamburguesa había una sola revista. Lo que ellos llaman un informe semanal. Yo lo había comprado en la librería cooperativa, y en la portada decía: “Reportaje: ¡Jack el Destripador Resucitado en la Ciudad del Diablo!”

“Bastante insípido.”

La sensación ridículamente apocalíptica de la revista era en realidad la segunda razón por la que la había comprado. La primera era que contaba con una gran historia sobre los incidentes del merodeador que Mikoko-chan me había estado contando.

Empujé dos papas fritas en mí la boca, añadí una paja también, y succioné un poco de cola. Comencé a mirar el semanario. La primera página estaba decorada con un cuadro demasiado vívido de un cadáver como fondo, y en grandes letras góticas decía: “¡El monstruo homicida que mató a Kioto!”

En verdad siniestro.

“Así que te permiten mostrar fotos como esta…” murmuré mientras hojeaba las páginas. Ya había escaneado los detalles de los artículos, así que por lo menos ahora sabía algo sobre los incidentes, si no todo.

Los medios de comunicación habían apodado el delito como los asesinos en serie del merodeador de Kioto. No era el nombre más imaginativo del mundo, pero de nuevo, tal vez un caso como este no lo necesitaba. Sin embargo, la palabra merodeador apenas parecía ser una descripción exacta del criminal. Siempre pensé que el merodeador era como una especie de acosador, alguien que acecha a la gente en la calle y les causa daño. Pero en este caso el culpable estaba atrayendo a las víctimas a zonas desoladas, matándolas con una cuchilla afilada y finalmente desmembrando los cadáveres. Parecía que tal vez asesino en serie era una mejor descripción que merodeador. Y definitivamente podrías hacer una analogía con los asesinatos de Jack el destripador.

“Seis personas hasta ahora, ¿eh? No está mal.” murmuré mientras volvía a meter la revista en mi bolso.

Sí, seis personas. Justo como Mikoko-chan había dicho, seis personas en menos de dos semanas era absolutamente un corredor de la muerte. Probablemente fue sin precedentes. En el tercer asesinato, la policía había sido desplegada por toda la región para mantenerla

vigilada. Incluso la policía antidisturbios había sido desplegada, y sin embargo los asesinatos continuaron, como si el asesino estuviera riéndose de ellos.

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Las víctimas no tenían conexiones aparentes. Eran jóvenes y viejos, hombres y mujeres: El asesino no mostraba piedad a nadie. La policía (y todos los demás, por lo demás) consideraban estos incidentes una mera serie de actos de violencia fortuita.

Por lo tanto, la sexta víctima probablemente no sería la última. Los asesinatos seguirían. Mientras este monstruo permaneciera suelto -o hasta que decidiera detenerse por su propia voluntad- habría más asesinatos. Tal vez incluso esta noche. Tal vez incluso ahora mismo.

“Todo es una tontería al final, ¿eh?” Miré hacia la calle Shinkyôgoku desde la entrada del McDonald’s.

Era el mismo escenario de siempre. Solo que eran menos turistas y estudiantes en viajes de campo, pero todavía estaba bastante lleno, había también un montón de chicos con cabello teñido por los alrededores. Supongo que se podría decir que esto fue para marcar su territorio.

Nadie, absolutamente nadie que estuviese caminando por esta calle en este momento estaba considerando seriamente la idea de que podrían ser la próxima víctima.

Por supuesto, todo el mundo seguía siendo un poco cauteloso. Algunos estaban visiblemente desconcertados por las unidades móviles de la policía dispersas aquí y allá. Qué lío podrían pensar, pero eso lo cubre. A lo sumo, se irían a casa un poco antes de lo habitual.

Pero en el fondo de sus corazones, todos creían que iban a ir a casa.

Así es como es con estas cosas. Hay muy pocas personas que pueden aceptar como una dura realidad la posibilidad de que puedan ser los próximos en morir.

Era verdad que la probabilidad de convertirse en la siguiente víctima era insignificantemente baja: “Esas víctimas debieron haber sido realmente desafortunadas.” Un pensamiento terrible, pero ¿qué más podría pensar la gente?

De todas formas… ¿Tal vez debería seguir adelante y mezclarme con esta multitud sin vigilancia? Con eso en mente, me levanté de mi asiento sólo para sentir mi teléfono vibrando en mi bolsillo derecho. No estaba familiarizado con el número en la pantalla. Pero no quería simplemente ignorarlo. Seguí adelante y conteste.

“¡Ciao! ¡Aquí Mikoko-chan!”

Desde el principio. Era fácil imaginar que ella estaba levantando su pulgar hacia arriba en el otro extremo, aunque supongo que probablemente no estaba haciendo eso. Pero sin siquiera saber con quién estaba hablando, era tan burbujeante y amable. ¿Qué habría hecho si este era el número equivocado? Un pequeño fuego se encendió en mi mente inquisitiva.

“¿Eh? Oye, es Mikoko-chan. ¿Qué pasa?”

Yo no respondí.

“Uhh… Esto es Ikkun, ¿verdad?”

Una vez más, estaba en silencio.

“¿Holaaaaaa? Este es Ikkun, ¿verdad?”

Yo insistí en no responder.

“¿Me equivoque? ¿Huh? ¡Lo arruiné!”

Seguí con el tratamiento silencioso.

“¡Gahhh! Es como prepararse para la próxima sesión de radio-calistenia, ya sabes, que el programa de ejercicios se transmite por la radio, solo para que se vayan: ¡Estamos fuera de tiempo, así que haz la danza del pollo!, ¡Lo siento, he marcado el número equivocado!”

En eso, finalmente dije algo: “No, marcaste bien. ¿Qué pasa?”

“¡Uwa!” Gritó ella, sorprendida, cuando hablaba. “¿Huh? ¿Qué?”, Farfulló confundida. Finalmente, dejó escapar un suspiro, así que pensé que se había calmado un poco. También me di cuenta de que era sólo una cuestión de segundos antes de que su alivio se convirtiese en ira.

Llorando en voz alta “¡Es el teléfono, tienes que decir algo, me asustaré si no lo haces, Ikkun, idiota, pelmazo, tú… monstruo!”

No pensé que había hecho algo tan malo.

“Lo siento, lo siento, estaba bromeando.”

No tenía intención de quedarme callado durante tanto tiempo, pero tampoco esperaba que ella diera una respuesta tan hilarante. Antes de que lo supiera, había desperdiciado tiempo.

“Dios… Está bien, supongo. Ya que eres tú y todo.”

Ella soltó un gemido. Era difícil no sentir un poco de lástima por ella. “Umm.” empezó a normalizarse. “¡Esta es una llamada de negocios! ¡Con respecto a los negocios de mañana!”

“Sabes, no tienes que gritar. Aquí está tranquilo.”

“¿Hm? ¿Dónde estás ahora?” Preguntó.

“Ah, eh, estoy en casa. En la pensión.”

“Oh. Yo todavía estoy en la escuela. Tuve que hablar con Inokawa-sensei sobre algo, así que apenas estoy saliendo de la sala de investigación. ¿No es ese lugar increíble? ¡Libros por todas partes!”

Inokawa-sensei lideró la clase de educación general. Un profesor asistente ligeramente excéntrico, era bastante popular con sus estudiantes si estabas dispuesto a dejar de lado el hecho de que era demasiado estricto sobre la puntualidad. (Si no estabas en tu asiento antes de que la campana comenzara a sonar, incluso si estuvieras en el salón de clases en pleno acto de sentarte mientras sonaba, él te marcaria como ausente)

“Umm, bien, así que sobre mañana. ¿Estarás en casa mañana?”

“Si, eso es correcto. ¿Nos estamos reuniendo en alguna parte?” Pregunte.

“Uh-hum. Si establecemos un lugar de reunión, podríamos perdernos, ¿verdad? Eso no sería bueno, así que iré a buscarte a tu pensión. He comprado una moto y quiero hacerla rodar. Por lo tanto, digamos que a las cuatro. ¿Puedo ir a tu casa a las cuatro?”

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“Sí, está bien, pero. . . ¿Sabes dónde está la pensión?”

“¿Huh? Oh, no hay problema.” Ella parecía nerviosa. “Quiero decir, fue por eso que hicimos esa lista de direcciones cuando comenzaron las clases, así que si lo sé.”

“¿Es suficiente solo con la dirección?”

“Conozco bien Kioto, así que estamos bien… Estás en Senbon Nakadachiuri, ¿verdad?”

“¿Huh?” Pregunté. Había algo sospechoso acerca de cómo actuaba, pero si ella dijo que lo sabía, imagino que no habrá ningún problema.

“Bien por mí.” le respondí.

“Bueno, entonces con eso todo queda resuelto. Hmm, me gustaría hablar más ya que me fui la que se tomó la molestia de llamar, pero tengo que ir a la escuela de manejo. Hice una cita, y si no me voy ahora llegaré tarde.”

“Huh. Vas a ir a la escuela de manejo.”

“Sí. ¿Qué hay de ti? ¿Tienes una licencia?”

“La tengo, sin embargo sólo para autos automáticos.”

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Si no fuera una molestia tan grande conseguir una licencia, realmente podría conducir cualquier cosa, pero ése era secreto.

“Ya veo.” dijo ella. “Voy a buscar un manual. Estoy llegando a esa edad donde quiero mi propio conjunto de ruedas, ¿sabes? Mi padre me dijo que me traería un auto una vez que obtuviera mi licencia. Sip. De todos modos, nos vemos mañana. ¡Bbbbyeee!”

Ella rio y colgó. Miré el teléfono por un rato antes de ponerlo en el bolsillo de mis pantalones.

Correcto. Teníamos planes mañana, ¿no? No me había olvidado completamente, pero estaba muy cerca de ello. A este ritmo, podría olvidar lo de mañana. Tal vez habría sido mejor escribir Planes con Mikoko-chan mañana en la palma de mi mano, como un estudiante de primaria inusualmente olvidadizo.

Oh, pero si ella venía a verme a mi casa, en realidad no importaba si recordaba o no. Yo de todos modos sólo iba a estar allí todo el día. Regrese mi lapicera a mi bolsa.

Esta vez realmente salí del McDonald’s. Ya eran casi las ocho y las tiendas de afuera se disponían a cerrar. De repente se me ocurrió algo.

“Ah, eso es cierto. Es una reunión de cumpleaños.”

En ese caso, probablemente debería aprovechar la oportunidad para comprar un regalo mientras estaba fuera. Era sólo sentido común, aunque no es que alguna vez pensé en mí como alguien con mucho sentido común.

Por otra parte, había sido medio forzado a ir. Tal vez no tenía que salir de mi camino para ser un buen tipo o algo. Cuando lo pensé, me asomé a una tienda de suvenires cercana.

Emoto Tomoe. Ahora, ¿qué clase de personaje era? No tenía ni un solo recuerdo de ella. Una vez que viera su rostro, podría recordarlo. Pero por más que lo pensara, no podía recordar nada de ella. Lo que significaba que probablemente no era una persona particularmente excéntrica o notable. Tal vez era un poco más tenue que la mayoría. El tipo de persona que lee un libro antes del comienzo de la clase en lugar de jugar con su teléfono celular.

Espera… pero no había dicho Mikoko-chan que ella ¿era una chica sorprendente que siempre llevaba cosas brillantes? Huh. No tenía ni idea después de todo. Ni siquiera una imagen vaga.

Luego estaban los otros dos: Atemiya Muimi-chan y Usami Akiharu-kun, ¿no? Traté de recordarlos también, pero sin éxito.

“Eh, supongo que si son amigos de Mikoko-chan, no pueden ser tan extraños.”

“Dime con quién andas, y te diré quién eres.” Cervantes lo dijo, pero seguramente podría haberlo cambiado y seguiría teniendo sentido. Nada de lo que preocuparse demasiado.

Mientras mi mente vagaba, cogí una caja de aperitivos de una estantería. Eran galletas yatsuhashi de canela dobladas en triángulos y rellenas con pasta de frijol rojo. Una merienda japonesa totalmente convencional. Treinta piezas, mil doscientos yenes.

“Hmm…”

Kioto y yatsuhashi, un producto hecho de harina de arroz, canela y azúcar, estos ingredientes eran sinónimos entre sí. Si no había yatsuhashi, no era Kioto, lo que significaba que si había yatsuhashi, lo era. Comparado con el yatsuhashi, el Templo de Kiyomizu, el Festival de Fuego de Daimonji y los tres grandes festivales ni siquiera importaban. Los santuarios y los templos budistas eran irrelevantes. Si no comiste yatsuhashi, no conocías el 80% de Kioto.

Está bien, entonces, pensé.

Que así quedo decidido que Tomo-chan recibiría aperitivos para su cumpleaños. No quería cargarla con problemas, y pensé que sería la cosa perfecta para comer mientras bebía. Oh espera, ¿las cosas dulces van bien con el alcohol? No bebo, así que no lo sabía. En cualquier caso, no era como si fuera incomible.

Y entonces mi espalda tembló.

Se sentía como si hubiesen vertido nitrógeno líquido en mi médula espinal. Como si todo mi cuerpo hubiera sido congelado hasta el cero absoluto y el calor del aire exterior estuviera a punto de quemarme. Sólo quedaba en mí un nivel básico de funcionalidad cerebral. Y entonces sentí una presión intensa aplastándome. Si no pudiera mantener mi compostura, seguramente sería pulverizado.

Pero no miré hacia atrás. Sólo traté de recogerme lo más fríamente posible, y empujar la caja de yatsuhashi al vendedor de la tienda. La recepcionista tenía un pendiente marrón, una cola de caballo marrón, y una sonrisa que no era muy profesional.

“Bienvenido.” La recepcionista me envolvió las golosinas, que acepté mientras buscaba el dinero para el cambio exacto. “Por favor, vuelva pronto.” dijo la empleada alegremente con un pequeño asentimiento. Ese fue un servicio sincero que capturó los corazones de los turistas, pensé, un poco irrelevante, cuando salí de la tienda y empecé a mi camino a la calle Shijô.

Y luego lo sentí. Una mirada tan intensa que no podía ser ignorada una vez detectada, una mirada tan feroz que no había manera de no ser consciente de ello. No, esto era más que una mirada.

Esta era la intención de asesinar.

Era un deseo 100% puro y asesino. Ni un millón de emociones, ni la animosidad, la agresión o el sentimiento de travesura, nada podría diluir la pureza de ese deseo. Todo mi cuerpo me dolía con una sensación terrible. Esta sensación había pasado de largo el punto de desagradable o inquietante.

Caminé.

El sentimiento me siguió.

Caminé un poco más.

El sentimiento aún seguía.

“En otras palabras, estoy siendo seguido.” murmuré para mí.

¿Desde cuándo? ¿De dónde?

No tenía ni idea.

Era tan evidente que ni siquiera necesitaba mirar hacia atrás.

Era tan flagrante que ni siquiera necesitaba sentirlo.

Eso significaba que quienquiera que fuera, seguramente había notado que lo había notado. El hecho de que aun con eso todavía me siguieran era por sobre todo lo más inquietante.

“Esto no es bueno.” suspiré mientras me abría paso entre la multitud. Fue extraño. Realmente pensé que había dejado todo el peligro detrás de mí… En aquella isla al otro lado del mar. Ser rastreado todo el camino hasta el país, a esta ciudad, parecía impensable, mucho menos ser asesinado. Y ya había empleado las habilidades de Kunagisa para asegurarme de ello.

En ese caso…

Este fue un acto aleatorio.

Lo primero que me vino a la mente fue la historia de la revista en mi bolso.

El merodeador.

“Oh, no, no.” me dije. ¿Qué cruel destino me había llevado a este punto? Si lo viese como Mikoko-chan, podría haber dicho algo así como: “Es como formar un segundo Onyanko Club {Fue un grupo idols japonés, activo en la década de los 80}, pero todo el mundo es un bailarín de respaldo.” Pensándolo bien, no tengo idea de lo que eso significa. Supongo que no deberías intentar ser algo que no eres, pensé. Claramente estaba entrando en pánico.

Pero incluso suponiendo que la persona que estaba a trescientos metros detrás de mí en este momento era el famoso merodeador, o incluso suponiendo que fuera sólo un psicópata asesino, o incluso suponiendo que era alguien con un rencor contra mí. . .

Algo estaba mal. Esto simplemente no tiene sentido. Era insondable y absurdo.

Lo que sentí fue inquietud. Sí, como la inquietud que sientes al notar que el reflejo en el espejo está mirando hacia atrás, esa clase de explicación de libro de texto absolutamente equivocada. Había confirmado que esa línea roja que normalmente estaba delante estaba, de repente, atrás.

“¿Más tonterías?” Por supuesto esto era una ilusión.

Lo que importaba ahora era que alguien me estaba siguiendo. Esto era cierto. Eso y que pronto, me matarían. Esto también era cierto. Estos dos hechos en este momento están esencialmente definidos en mi mente, no tenía ningún margen de error para ser distraído por otras sensaciones. Y en última instancia, mis opciones eran limitadas.

Dar o tomar.

“Ahh, esto se está convirtiendo en una molestia.” murmuré.

Hice mi camino de la calle Shinkyôgoku a la calle Shijô. Al otro lado de un grupo de taxis había una larga fila de coches. La calle Shijô estaba extremadamente congestionada a esta hora del día, hasta el punto de que en realidad era más rápido caminar que conducir. En una ciudad como Kioto tenía tantos semáforos que ni siquiera era gracioso, una bicicleta era, con mucho, la forma más eficaz de moverse.

La segunda manera más eficaz, por cierto, era a pie. Tal vez el número tres era una tabla de boogie.

Yo había venido a la escuela en autobús, así que la segunda manera era mi única opción.

Discutí por un instante sobre qué camino seguir antes de dirigirme al este.

Después de una pausa en una luz roja, crucé la calle Kawara-machi. Si me mantenía recto por este camino, me llevaría al Santuario de Yasaka. De allí, si cambiaba de rumbo hacia el sur, llegaría al Templo de Kiyomizu. Era una ruta de libros de texto para el observador del templo de Kioto. Pero yo no era un turista, y no tenía intención de ir tan lejos como al Santuario de Yasaka.

Yo estaba entre la espada y la pared. Sentí que la mirada de alta presión se acercaba cada vez más. Y si alguna vez me alcanzaba, esa presión simplemente se transformaría en violencia.

“Ah. . . Esta ya cada vez más cerca”. Podría ser que yo justo aquí estuviese sudando frío. ¿Cuánto tiempo había sido desde que había estado tan nervioso? Seguramente no desde que había dejado esa pequeña isla extraña. Pero al mismo tiempo, lo que siento ahora era de alguna manera distintamente diferente de lo que había sentido en aquel entonces.

Estoy nervioso y por eso estoy en paz.

Me di cuenta de que, para mí en este estado nervioso, el fracaso era algo completamente improbable.

“Fiuuuu…”

Y así llegué al río Kamo. En lugar de cruzar el gran Puente Shijô, bajé por la escalera y salí a la orilla del río. Cada vez que salía el sol, innumerables parejas jóvenes empezaban a aglomerarse en la orilla del río. En mi opinión personal los bancos del rio, alineados en pares perfectamente espaciados para el uso de esas parejas, era una de las tres grandes atracciones que podrías ver de Kioto. Y cuando la luna estaba fuera, la orilla del río se ofrecía como lugar de reunión para los borrachos. Después de beber toda la noche, podían venir aquí a dormir. Los borrachos iban desde estudiantes universitarios hasta los empleados.

Los borrachos y los amantes tenían una cosa en común: ambos eran completas molestias que andaban por ahí empujando su felicidad en los rostros de otras personas. Pero no había tiempo para reflexionar filosóficamente. No importaba lo que pensara de los borrachos y los jóvenes amantes, sólo una cosa importaba en este momento. Sucedió que era ese breve momento del día en que la orilla del río estaba vacía. Los amantes ya se habían ido a casa, y los borrachos aún se emborrachaban.

En otras palabras, era una situación perfecta.

Y estar debajo de un puente la hizo aún mejor, ¿verdad?

Entré en la sombra del puente tan pronto como había bajado a la orilla del río. Los ruidos de los coches que pasaban se escuchaban por encima. El parloteo de las personas que cruzan el puente. Fue un gran alboroto. Pero no fue suficiente para cubrir los pasos de este tipo.

Caminaba arrastrando los pies.

El sonido de la arena y la grava.

Murmuré algo y me volví.

Hizo un ruido incoherente cuando me miró.

Mis sentimientos en ese momento eran probablemente pura y simple confusión. Confusión ordinaria y cotidiana y nada más.

Había un espejo delante de mí.

O eso pensé.

Su altura era un poco menos de metro y medio, y tenía extremidades largas además de ser delgado como un vástago de flor. Llevaba pantalones cortos a rayas de tigre; Botas antideslizantes rústicas; Una parka con capucha roja con manga largas rojas; Y un chaleco táctico negro. Ambas manos estaban vestidas con guantes, pero obviamente no eran para algo tan cobarde como cubrir sus huellas dactilares, ya que eran guantes sin dedos. Era mi suposición que ellos sirvieran para un propósito mucho más siniestro: para evitar que el cuchillo se resbalara por el sudor.

Su pelo largo estaba atado en la espalda y zumbaba a los lados como si fuera un bailarín. Su oreja derecha tenía una triple perforación, y dos correas que parecían pertenecer a un teléfono celular colgaban de su oreja izquierda. Sus elegantes gafas de sol hacían que su expresión no pudiera ser leída, pero el tatuaje de aspecto siniestro y obviamente real que corría por el lado derecho de su rostro comunicaba la excentricidad de esa persona en voz alta y clara.

Él era diferente a mí en casi todas las maneras concebibles. Nuestras similitudes terminaban con la edad y el género.

Y sin embargo me sentía como si estuviera mirando a un espejo.

Así que, naturalmente, estaba confundido.

Y mi nuevo amigo parecía también estarlo.

Sin embargo, fue el quien hizo el primer movimiento. Introdujo su mano derecha en un bolsillo del chaleco y, un instante después, estaba blandiendo un pequeño cuchillo de cinco centímetros de ancho. No hizo movimientos inútiles. Era como si hubiera superado los límites de lo meramente humano. La luz y el sonido parecían distorsionados a su alrededor.

Incluso suponiendo que yo estuviera observando todo esto desde el punto de vista de un tercero no implicado, incluso sabiendo que se trataba de un asesino, su técnica era tan perfecta que sólo podía describirla como algo astuto.

No había escapatoria. No la permitiría.

Pero logré esquivar el cuchillo tirando de la parte superior de mi cuerpo. Por supuesto, normalmente esto sería imposible. No diría que soy menos atlético que el promedio, pero tampoco soy Mary Lou Retton. No tenía ni el ojo rápido, ni el cuerpo ágil necesario para eludir a un plausible competidor por el título de cuchillo más rápido del mundo.

Sin embargo, suponiendo que un camión volcara a ciento sesenta kilómetros por hora y se digiera directamente hacia ti, pero te diste cuenta de esto cuando estaba a unos kilómetros de distancia, creo que en ese caso todos podemos estar de acuerdo en que esquivarlo sería una tarea sencilla.

Del mismo modo, yo había estado anticipando el ataque de mi asaltante. Era tan obvio que estaba viniendo, que era como si lo hubiera estado esperando durante los últimos cinco años.

Agarre salvajemente mi bolsa, para luego girarla, con la esperanza de aplastarle en la cara. Pero con nada más que un simple movimiento del cuello, logró esquivar mi ataque como si lo hubiera estado esperando durante diez años.

Debido a que me había esforzado para esquivar su ataque, caí hacia atrás. Por supuesto, no hice nada tan tonto como intentar volver a ponerme de pie. Incluso un solo brazo desperdiciado en tal maniobra seguramente habría creado una oportunidad principal para el asesino. Justo como temía, se alejó de su error inicial y se dirigió directamente a mi arteria carótida. No está bien. No había manera de esquivar desde esta posición. Supongo que podría haber realizado teóricamente un estúpido intento de rodar y esquivar este ataque. Pero al momento siguiente, o al momento después de eso, sin importar cuán patéticamente rodase en el suelo, metería ese cuchillo en mi espina dorsal. Podía imaginarlo tan claramente que me sentí como cierta clarividente que una vez conocí.

En cuyo caso, el esquivar estaba fuera de discusión. La clave era simplemente tomarlo.

Levanté el brazo derecho hacia el cuchillo.

Mi oponente torció su muñeca, alterando la dirección de su swing. En consecuencia, el exceso de impulso de mi codo me hizo balancear hacia la nada. Esto dejó todo mi lado frontal expuesto junto con todos mis órganos, incluyendo los más notables como eran el corazón y los pulmones, completamente expuestos al enemigo.

Detrás de las gafas de sol, sus ojos parecían sonreír muy débilmente.

Con otro giro del cuchillo, apuntó directamente a mi corazón.

Un momento de pausa.

Y entonces el cuchillo táctico giró a doble velocidad. Tan fuerte era su voluntad de destruir la vida humana que hizo que su cuerpo se moviera a velocidades que no podían ser detectadas por el ojo humano.

Él no me dejó ni siquiera el tiempo suficiente para jadear. Así es: ni siquiera tuve tiempo de jadear.

Pero yo sabía que esto iba a pasar incluso antes de que yo naciera.

¡¡¡…!!!

El cuchillo rompió una sola capa de mi ropa y se detuvo. Mi dedo medio e índice izquierdo lo habían detenido, empujando las gafas de sol de mi asaltante.

Un estancamiento.

Tenía mi corazón y yo tenía sus ojos. Si se ponen los dos en una escala, sus pesos obviamente difieren, pero esto no era cuestión de ser pesado en una escala. Para mi oponente, rasgar mi carne y huesos para demoler mi corazón era más simple que tomar dulces de un bebé. Pero me dejaría el tiempo suficiente para pulverizar sus ojos.

Aunque también era cierto que podía sacrificar mi propio corazón para destruir sus ojos, y él podía sacrificar sus ojos para borrar mi corazón. Por lo tanto, un estancamiento.

Nos quedamos así durante cinco horas, o tal vez fueron cinco segundos, y luego: “Esta es una obra maestra.” dijo, arrojando su cuchillo a un lado.

“Esto es lo que llaman una tontería.” Quite mis dedos de su cara.

Se apartó de mí y me levanté lentamente, sacudiendo la arena de mi ropa y enderezando lentamente mi postura.

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Nuestra pelea había sido una farsa, pero había sido tan armoniosa, era como si todo hubiera sido predestinado. Me sentí abrumado por un cansancio increíble.

“Soy Zerozaki.” dijo mi oponente mientras enderezaba sus gafas torcidas. “Zerozaki Hitoshiki. ¿Quién demonios es usted, señor Doppelgänger?”

La pregunta dejó un sabor amargo en mi boca. Era como verme a mí mismo preguntando a otra persona por mi propio nombre.

Y ese… ese fue el primer encuentro entre el espectador pasivo y el monstruo homicida.

Curiosamente, era viernes trece.

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