Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 5

Capítulo 7: El Asesino Hace Avances Románticos

Los tres entramos en la capital. Usamos la puerta hecha especialmente para nobles.

Los que estaban cerca sin duda nos vieron como tres damas nobles recorriendo la capital que desconocían por completo las formas del mundo. Nuestra ropa elegante prácticamente gritaba que nuestras familias eran ricas con dinero nuevo, pero no teníamos ni un solo guardia con nosotros.

La capital real puede haber tenido la reputación de ser segura, pero aun así era una tontería caminar sin protección de esta manera. También éramos un grupo de chicas hermosas, nos destacamos tremendamente.

Por lo general, los asesinos querían evitar llamar la atención sobre sí mismos, pero esta vez, me destacaba a propósito por el bien de mi objetivo.

Después de ingresar a la ciudad, almorzamos en un restaurante que atendía a los nuevos ricos y luego conversamos mientras disfrutábamos del turismo.

“Esa comida estuvo tan buena. Hacía tiempo que no comía en la capital”, dijo Dia.

“Estaba delicioso, pero también muy, muy caro. Podría usar el dinero que gastamos para hacer comida para toda una semana”, respondió Tarte.

Dia había disfrutado todo sin preocuparse, pero Tarte no pudo superar el precio y no pudo saborearlo en absoluto.

Había elegido ese restaurante intencionalmente para que encajara con nuestra actuación como tres tontas damas aristocráticas de familias nobles advenedizas que estaban prosperando financieramente. Era el tipo de restaurante conocido por estafar a los turistas. Las personas familiarizadas con la capital real nunca comerían allí.

Desafortunadamente, Tarte era tan mala actriz como había pensado que sería. Sus verdaderos sentimientos estaban rompiendo el papel que se suponía que debía interpretar.

“Lo disfruté mucho. Sería agotador comer comida tan elegante todos los días, pero es bueno darse un gusto de vez en cuando”, dije.

Las sonrisas de Tarte y Dia se contrajeron un poco. Todavía no estaban acostumbradas a oírme hablar como una mujer.

No solo cambié mi manera de hablar. Para completar mi disfraz, también había hecho que mi tono de voz, gestos y todo lo demás fuera lo más femenino posible. Escuché a Dia susurrar: “Da miedo lo natural que suena”.

Un detalle importante fue que mi ropa era notablemente más barata que la de mis compañeras. Diseñé a nuestros personajes para que fueran amigos cercanos, pero eran un nivel más rico que yo. Sin embargo, según nuestras identificaciones falsas, yo era de la familia noble de más alto rango del trío.

Le di a mi personaje esta dificultad para obtener la simpatía de mi objetivo. Tenía rango pero carecía de fondos. Eso coincidía con la marca, que era de una casa aristocrática, pero tenía problemas financieros. Darte un trasfondo similar al de tu objetivo era un método fundamental para ganar compasión.

“Pensé que se suponía que sería difícil ingresar a la capital, pero fue muy fácil”, comentó Dia.

“Sí, entramos solo con nuestras identificaciones”, agregó Tarte.

“¿Debo repetirme? No estamos aquí como simples turistas. Somos nobleza. Actúa el papel” ordené.

La identificación que había obtenido en realidad pertenecía a personas reales. Muchos nobles tenían dificultades financieras y no dudarían en darte una identificación a cambio de un poco de dinero.

“Además, ¿por qué tenemos que usar ropa tan restrictiva? Es difícil caminar con un vestido”, se quejó Dia.

“Por el amor de Dios, esta es la capital real. ¡Tenemos que lucir lo mejor posible, de lo contrario nadie nos tomará en serio!”

Esas eran líneas que había escrito de antemano para demostrar la vanidad que poseía mi personaje a pesar de su billetera hambrienta. Ni siquiera los aristócratas usarían un atuendo tan elegante y encadenado mientras hacen turismo. Las únicas personas que pensarían en vestirse de esta manera serían los pueblerinos que visitan la capital.

“Esa no es la única razón, ¿verdad?”

No pude responder a la pregunta de Tarte mientras permanecía en el personaje. Decidí usar un hechizo de viento llamado Susurro.

Esta magia entregó palabras habladas en voz baja a los oídos de la persona con la que estabas hablando y también te entregó sus respuestas.

Nos permitió conversar entre nosotros bajo cualquier circunstancia sin ser escuchados. Además, entrené a Dia y Tarte para que pudieran hablar mientras apenas movían los labios.

Para otras personas, solo parecía que caminábamos en silencio.

“Estoy planeando colarme en una fiesta organizada por el hombre que va a testificar en mi contra. Entonces voy a cortejarlo para que nos quedemos a solas. Es por eso que estoy interpretando el papel de un noble rural tonto y emocionado”, expliqué.

“…Sabes, duele un poco que te hayas elegido a ti mismo para interpretar el papel de seductora en lugar de a uno de nosotras. Somos chicas, en caso de que lo hayas olvidado”, se quejó Dia.

“Soy el más calificado. Además, una de ustedes dos coqueteando con otro hombre no es algo que quiera ver”, respondí.

“Ah-ha-ha, eso me hace sentir mejor al respecto”, dijo Dia.

“Estoy feliz de escuchar eso, también. Pero la idea de que te sacrifiques por nosotras y le hagas… eso a un hombre…” Tarte tragó saliva.

“No haré nada por el estilo. El propósito de este disfraz es lograr que me lleve a su habitación”.

“Ah-ha-ha, por supuesto. Eso es un alivio.”

¿Fue mi imaginación o Tarte realmente sonaba decepcionada?

Estropeé la belleza de Dia con su maquillaje y escondí el gran pecho de Tarte para asegurarme de que no recibieran insinuaciones sexuales. Dicho esto, se les negaría la entrada a la fiesta si fueran completamente feas.

Sabiendo tanto, había decidido reducir a la mitad sus encantos, con el objetivo de hacerlos lo suficientemente atractivos como para ser admitidos, pero no tan encantadores como para que los chicos coquetearan con ellos.

Por el contrario, me había hecho lo más bella posible porque estaba jugando a la seductora.

Me pregunto si debería haber hecho más para hacerlas menos atractivas.

Tarte era encantadora y linda incluso sin su pecho, y Dia era hermosa incluso con la piel sucia y pecas. Lamenté no haber hecho más para disminuir su apariencia.

“Las fiestas son costosas. Debe ser un noble muy rico para poder retenerlos tan a menudo”, reflexionó Dia.

“Uno pensaría que sí, pero ese no es el caso con él. En realidad, está organizando estas reuniones en un intento de ganar dinero”, dije.

“Um, ¿cómo puede obtener ganancias de las fiestas si son caras?” preguntó Tarte.

Las veladas eran una fuente de dolores de cabeza para los nobles. Estaban obligados a tenerlos a menudo, y cualquier señal de tacañería dañaría su reputación y les dificultaría ascender en la sociedad noble. Era común que los nobles terminaran poniendo en peligro sus dominios en su búsqueda por presumir ante los demás.

Esto explicaba por qué a Dia y Tarte les resultaba difícil creer que estaba organizando fiestas para tratar de ganar dinero.

“Para los nobles de menor rango y los comerciantes advenedizos, asistir a las fiestas de familias nobles destacadas es una forma de ganar prestigio. Muchos de ellos gastarán cantidades exorbitantes de dinero para conseguir una invitación. Nuestro objetivo es de una famosa familia noble que se ha arruinado. Está luchando financieramente y está usando la gloria pasada de su casa para obtener ganancias”.

“Wow, no soy fanática de vender tu prestigio como aristócrata, pero estoy aún más sorprendida de que alguien piense que puede comprar estatus con dinero”.

Dia nació como una gran noble, por lo que detestaba ese tipo de cosas.

No importa el tamaño de la fortuna que uno tenga, no puede comprar la dignidad y la tradición. Por eso los advenedizos pagaban conexiones con casas notables.

No hace falta decir que formar un vínculo con una familia noble arruinada solo lo convertiría en un blanco de desprecio en la alta sociedad, pero el honor no podía importar menos cuando se trataba de la lucha por la supremacía entre los advenedizos. Estaban de acuerdo con el estado solo.

“Hay una cosa más que no entiendo. ¿Por qué ser una chica es mejor para este trabajo?” preguntó Tarte.

“Aparentemente, las personas ricas que asisten a las fiestas del objetivo le ordenan que reúna a bellas y educadas damas nobles, y él está luchando mucho para hacerlo. Se están difundiendo malos rumores sobre él, lo que significa que la mayoría de los aristócratas no se asociarán con él. Los escaladores sociales en sus eventos creen que todo se puede comprar con dinero, por lo que los nobles temen que sus hijas sean tratadas como prostitutas si asisten. ¿Cómo crees que reaccionará nuestro objetivo si encuentra a tres chicas hermosas e ignorantes de alta cuna aquí para recorrer la capital?”

“… Querría engañarnos para que asistiéramos a la fiesta”, respondió Dia.

“Pero, ¿tiene alguna idea de que estamos aquí?” preguntó Tarte.

“Tengo eso cubierto. El espía que coloqué en la capital que encontró esta información también es un aristócrata. Es familiar del dueño de la identificación que estoy usando. Le pedí que le dijera a nuestro objetivo que me escapé de mi casa para visitar la capital con dos amigos. Como era de esperar, el objetivo mordió el anzuelo. Se supone que nos reuniremos con él dentro de diez minutos.”

La preparación era la parte más esencial del asesinato. La matanza duró solo un instante, pero la cantidad de preparación que pusiste de antemano determinó el éxito o el fracaso de la misión.

Había realizado una investigación exhaustiva sobre el objetivo y había ideado todos los planes imaginables. Como siempre lo hice.

***

Una fuente en el lado este de la ciudad sirvió como un lugar turístico popular. El espía que había colocado en la capital nos había dicho que esperáramos allí.

Miré mi reloj de bolsillo para ver que era la hora señalada. Esperaba que llegara en cualquier momento.

“Ah, hola, Lulu. Llegaste aquí antes que nosotros. ¿Son estos tus amigas?”

Lulu era mi nombre femenino. Un hombre de aspecto agradable con cabello rubio pulcro saludó y corrió hacia mí.

Su nombre era Robert. Era el segundo hijo de un vizconde. Idolatraba a los héroes y era un operativo completamente dedicado a mí. El hombre detrás de él era el objetivo.

Él era quien esperaba engañar a tres nobles ignorantes para que asistieran a su fiesta para poder presumirlas ante los asistentes adinerados.

“Ha pasado mucho tiempo, Robert. Perdón por esto. Sé que estás ocupado con el trabajo” dije.

“Haría cualquier cosa por ti, mi prima. ¿Son esas dos amigas tuyas?” inquirió Robert.

“Sí, ambas querían conocerte. Sus nombres son Torte y Dira”. “Encantada de conocerte. Soy Torte. Lulu me ha hablado mucho de ti.”

“Soy Dira. ¡Encantada de conocerte por fin! He estado tan emocionada de visitar la gran ciudad”.

“¡No todos los días ves a tres chicas tan hermosas en un solo lugar!”

Tarte y Dia se hacían llamar Torte y Dira, respectivamente. Esos eran los nombres en los documentos de identificación que había comprado.

Robert y yo hablábamos tan cordialmente como si realmente fuéramos parientes que no se habían visto en diez años. Nos veíamos tan unidos como hermano y hermana.

Estábamos montando esta farsa para ganarnos la confianza de la marca.

Robert es tan útil como esperaba. Su actuación es natural y es lo suficientemente inteligente como para sentir mis intenciones y mantener la conversación.

Decidí que habíamos hecho un buen espectáculo de estar en términos cercanos. Era hora de comenzar mi asalto.

“Robert, ¿este hombre es conocido tuyo?” cuestioné

“Oh, lo siento. Es un amigo mío. Él es el príncipe que te va a invitar a la alta sociedad. Eso es lo que siempre has anhelado, ¿verdad?” Robert dijo.

“¿Alta sociedad? ¡¿En serio?!”

Vi una mirada de alivio en los ojos del objetivo. Había estado buscando una dama aristocrática para satisfacer las demandas de los advenedizos, y finalmente encontró una en mí.

Estaba tan deslumbrado por el cebo frente a él que no dudó de nosotros ni por un segundo.

El objetivo abrió la boca para hablar.

“Lo tomaré desde allí. Soy el Conde Grant Frantrude, líder de la Casa Frantrude. Sería un honor tenerlos a ustedes tres en una fiesta noble que estoy patrocinando esta noche”, anunció.

En este punto, el trabajo ya estaba completado en un 70 por ciento.

Okay, es hora de actuar como si me estuviera engañando.

“¿Eres un conde? ¡Pero eres tan joven! Eso es increíble. Alta sociedad en la capital real… ¡Habrá salones con candelabros brillantes, música hermosa y baile elegante! Oh, lo siento. Me dejé llevar. Soy del campo, donde nada brilla en absoluto. Siempre he fantaseado con ese tipo de cosas” dije.

“No, no hay necesidad de disculparse. Verte tan feliz hace que venir aquí a invitarte sienta que vale la pena. Mi velada te proporcionará todo lo que buscas y más. Eres bienvenida a disfrutarlo al contenido de tu corazón”.

“¡Gracias! Mira, Torte y Dira, ¡sabía que disfrazarse era una buena idea! ¡Un príncipe acaba de enamorarse de mí!” exclamé.

El conde Frantrude sonrió. “Soy un hombre afortunado, llegué a conocer a tres damas tan hermosas”.

Pensé en la información que había recibido sobre el objetivo.

El conde Grant Frantrude tenía veintitantos años, pero como decía, ya había heredado su casa. Fue elegido para testificar en mi contra porque estaba en Jombull el día que luché contra el demonio.

Sin embargo, esa no fue la única razón. También era un hombre que haría cualquier cosa para restaurar su casa a su antigua gloria. Como tal, la mente maestra lo consideró el candidato perfecto que escucharía sin cuestionar siempre que se prometiera dinero.

La Casa Frantrude cayó en ruinas debido a la incompetencia del anterior conde Frantrude. Había desperdiciado una fortuna en su pasatiempo de coleccionar obras de arte y luego vendió la tierra de su familia para recaudar fondos rápidos.

Si se le hubiera permitido continuar, la Casa Frantrude seguramente habría perecido. Por esa razón, el actual Conde Frantrude decidió que necesitaba matar a su padre y tomar el control… y luego lo hizo.

Posteriormente, trató de restaurar sus finanzas vendiendo las obras de arte que su padre había acumulado, pero la mayoría de ellas fueron juzgadas como falsificaciones. El joven conde no pudo ni siquiera pagar los intereses de un préstamo.

Luego puso sus esperanzas en usar el nombre de Casa Frantrude para ganarse el favor de los advenedizos.

Personalmente, no menosprecié sus esfuerzos. Tenía determinación y capacidad para hacer las cosas, y sus acciones estaban bien razonadas.

El método que había elegido estaba sucio, pero el hombre sabía que era su única opción. Lo más importante, el conde Frantrude estaba manteniendo su casa a flote y había reducido la deuda. A juzgar por los resultados, tenía razón.

“Torte, Dira, por favor, agradécele. Tú también quieres ir a una fiesta en la capital, ¿no?” insté.

“Muchas gracias”, dijo Tarte.

“Wow, una fiesta en la capital. Estoy muy feliz”, agregó Dia. Sonaba un poco rígida, pero no tanto como para correr el riesgo de exponernos.

El conde Frantrude sonrió, sin mostrar signos de sospecha. Vi un ridículo inocultable en sus ojos.

Estos pueblerinos advenedizos no tienen idea de que solo los estoy usando. Probablemente eso era lo que estaba pensando.

Ignoraba por completo lo que realmente estaba pasando.

La clase de persona más fácil de engañar era aquella que pensaba que te estaba engañando. Bajaron la guardia porque se creían superiores.

Empecé a sondear al conde Frantrude mientras hablábamos de cosas triviales. Al hacerlo, me di cuenta de que estaba muy interesado en mi mirada.

Lo miré con lascivia. No era sorprendente que le gustara. Le pedí a Robert que preguntara sobre el tipo del conde antes de que yo llegara, y construí mi apariencia en base a esa información. Mi color y estilo de cabello, ropa, forma de hablar, gestos, perfume y los temas de conversación eran de su agrado.

Estaba inseguro de ser un noble de alto rango más pobre que los advenedizos que asistían a sus fiestas, fomentando en él una actitud pretenciosa. Para ganarme la simpatía, realcé mi trasfondo construido, que era similar.

Durante nuestra conversación, usé la información que recogí para hacer pequeños ajustes a mi personaje, cautivando aún más al Conde Frantrude.

Hablar con él me ha dicho exactamente qué tipo de hombre es.

El conde Frantrude quería ser respetado. Fue ridiculizado por sus compañeros y visto como un payaso que vendió su orgullo a jóvenes escaladores sociales a cambio de su dinero.

Estaba trabajando hasta el hueso usando cualquier medio necesario para salvar su casa de la devastación, pero incluso sus parientes se desanimaron por sus acciones. Sufría solo.

La envidia de una dama noble sin conocimiento del mundo tenía que hacerlo sentir bien. Mis halagos solos obviamente lo complacieron.

Estaba seguro de que me llevaría a su habitación con un poco más de dulzura. Una vez allí, lo convertiría en mi títere.

“Por favor síganme a mi carruaje, señoras. Te llevaré a mi finca. Ustedes tres están aquí como turistas, ¿correcto? Haré que tomemos la ruta escénica.”

“Oh, eso suena maravilloso. Eres tan considerado. ¿Todos los hombres de la capital son caballeros como usted? Eres como una especie diferente en comparación con los de casa.”

“Ha-ha-ha, no puedo decir que todos los hombres en la capital sean como yo, pero siempre trato a las mujeres con cuidado”.

El conde realmente se estaba calentando conmigo ahora.

Ya veo: Que le digan que es mejor que los demás lo hace más feliz que un simple elogio.

Eso fue probablemente el resultado de su inseguridad. Decidí bañarlo con lo que quería escuchar. “Eres mucho más elegante que esos humildes advenedizos. Eres un verdadero noble, no solo en el título.” Lo elogiaría profusamente mientras degradaba a las personas que le causaron tanto dolor.

“Conde Frantrude, ¿podrías bailar conmigo en la fiesta? No me gustaría nada más.”

“Eres una señora muy asertiva. Me encantaría.”

Fui el único al que tomó de la mano cuando subimos al carruaje. Dejó los otros dos a sus subordinados.

El primer paso fue un éxito. Yo había causado una excelente primera impresión y él no se interesó por Tarte y Dia.

Todos subimos al carruaje y nos pusimos en camino.

Esta fue una situación interesante. Ambos éramos mentirosos que pensaban que estábamos engañando a la otra persona. No pasaría mucho tiempo hasta que llegáramos a la conclusión de nuestro mutuo engaño.

Quedaría claro quién de nosotros mentía mejor en menos de medio día.