Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 5

Capítulo 20: El Asesino Arranca La Armadura Del Enemigo

Usé Piedras de Fahr llenas de maná de agua para sumergir la ciudad hundida bajo un lago, e incapaz de manejar el asalto del agua, el dragón de tierra saltó del agujero.

“¡Odio el agua, odio el agua, odio, odio, odioooooo! ¡Pagarás, pagarás, pagarás!”

Ser perseguido por una figura montañosa como este dragón de tierra no era más que aterrador. Pero no iba a apartar la mirada.

Los asesinos nunca descuidaron ni siquiera la información más trivial. Entendieron que los datos significaban todo para asegurar el éxito y la supervivencia.

Usé la visión mejorada de mis ojos Tuatha Dé para observarlo con mucho cuidado.

Lo sabía.

Las heridas de Cannon Volley ya se habían curado. Sin embargo, el dragón de tierra no se veía idéntico a antes del ataque. Cuando atravesé su caparazón marrón rojizo, su carne interior se había hinchado para cerrar las heridas, pero el caparazón no volvió a formarse.

Todavía podía ver el tejido rosa agrandado cerrando las heridas. Le dimos todo ese tiempo, pero aún no se había reparado por completo. Cada vez más, era evidente que la enorme bestia oruga no era un demonio.

El agua debe haber agitado sus heridas.

“¡Odio, odio, odio, odio!”

Inundar el cráter había funcionado precisamente porque el dragón de tierra estaba herido. Si no lo hubiera sido, probablemente habría mantenido sus tentáculos dentro de su boca y se habría enroscado para que el agua fuera repelida por su caparazón. No habría sido molestado por el ataque en absoluto.

Sin embargo, mi Cannon Volley despegó demasiado de su caparazón. Eso permitió que una gran cantidad de agua penetrara a través de sus heridas hacia su interior, lavara la mucosidad y causara un gran dolor. Esta no era mi intención al usarlo, pero el Cannon Volley terminó sin ser un desperdicio.

El dragón de tierra enfurecido se estaba acercando. Sus ocho ojos llenos de malicia estaban enfocados solo en mí. Esa fue una buena señal.

Había estado a gusto durante mi primer encuentro con él, tanto que había estado jugando conmigo. Era extremadamente difícil predecir el próximo movimiento de un oponente en ese estado de ánimo.

Ahora que estaba furioso y decidido a matarme, sería mucho más fácil lidiar con él. La ira estrechó la visión y la intención de matar limitó las opciones.

Cuando el dragón de tierra cargó, extendió sus tentáculos en forma de lanza para bloquear todas las vías de escape. Usando métodos normales de evasión, esquivar hubiera sido imposible.

“Vamos a jugar”, dije.

Lancé una Piedra de Fahr. Este estaba lleno con un 70 por ciento de viento y un 30 por ciento de agua. En lugar de otra cascada, desató una tormenta que contenía fuertes lluvias y un vendaval explosivo.

El dragón de tierra volaba a una velocidad inimaginable para su gigantesca estructura, pero solo saltaba, lo que significaba que trabajaba contra la gravedad. Como resultado, el vendaval lo redujo visiblemente. Eso no era todo: el agua se filtraba en sus entrañas, lavaba la mucosidad de sus tentáculos y entorpecía su movimiento.

“Estoy mojado, estoy mojado, estoy mojadoooooo. ¡Nooooooo, se está escapando!”

Estaba nadando a través del viento, una hazaña posible porque estaba usando mi cuerpo para manipular la resistencia del aire. Yo mismo había creado la tormenta, así que conocía los cambios en la brisa. Usé eso para acelerar y esquivar al dragón de tierra y sus ataques, luego me deslicé debajo de él.

La tormenta se disipó y luego activé cuatro Piedras de Fahr más.

“¡Toma esto!”

Las Piedras de Fahr finales se llenaron con un 70 por ciento de viento y un 30 por ciento de fuego, una proporción especializada para el poder explosivo. Formaron un estallido direccional que envió al dragón de tierra gigante a volar.

Normalmente mezclaba el maná de la tierra para maximizar la destrucción, pero esta vez lo había dejado fuera. Esto era mejor si todo lo que quería hacer era derribar al objetivo.

Naturalmente, usar un arma tan poderosa en el aire me envió disparado hacia el suelo. Liberé toda mi armadura de viento para reducir la velocidad lo más posible, pero aun así estaba seguro de morir instantáneamente si golpeaba el suelo.

Sabía que esto sucedería, así que había ideado un plan de antemano. Me puse una máscara para proteger mis ojos, oídos y boca, ajusté mi postura en el aire y cubrí mi cuerpo con maná. Luego aterricé en el agua, lanzando un gran chapoteo.

Había sumergido la ciudad principalmente para molestar al dragón de tierra; sin embargo, también lo había hecho para usar el agua como colchón.

El impacto de golpear el agua seguía siendo enorme y, a pesar de usar maná para defenderme y usar mi ropa especial de asesino hecha para resistir los golpes, me rompí varios huesos.

Terminé cayendo hasta el fondo del cráter, pero no sufrí ninguna lesión importante. Pateé del suelo y salí a la superficie.

“… Bueno, todavía estoy vivo”.

Miré al cielo mientras pisaba la superficie y me quitaba la máscara.

Mi piel hormigueaba por la mucosidad disuelta en el agua. Todavía era dañino incluso después de haber sido diluido a este grado.

Vi quince Piedras de Fahr brillantes volar hacia el dragón de tierra, que había sido lanzado hacia el cielo. Las pequeñas rocas trazaron extrañas trayectorias mientras el viento de Tarte las guiaba a su lugar para que la fuerza de su ruptura se dirigiera hacia adentro. Ya estaban a punto de estallar.

Tan pronto como todas las Piedras de Fahr alcanzaron sus coordenadas de destino, explotaron.

“Así se hace, Dia. Ese fue el posicionamiento y la sincronización perfectos”.

Una vez más, me cubrí de maná para defenderme y me sumergí bajo el agua. La explosión provino de quince Piedras de Fahr; incluso en lo profundo del agujero, corría peligro de que me mataran.

Las Piedras de Fahr también contenían maná de la tierra, esparciendo innumerables restos de hierro mortales.

El estruendo y el impacto de la detonación llegaron hasta el fondo del agua. La superficie del líquido se evaporó y todo el lago se calentó. Pedazos de hierro llovieron, enviando columnas de agua.

Eso es lo que sucede cuando activas quince explosiones, cada una con el maná de trescientos magos, a la vez. Absurdo.

Jadeé mientras subía por aire.

Forzando mis ojos, busqué al dragón de tierra. Parecía que las enormes explosiones habían hecho que desapareciera sin dejar rastro.

Si tenía razón, y de hecho no era un demonio, no se regeneraría, dejando solo al verdadero demonio. Cualquier cosa menos que un demonio no habría sobrevivido.

Observé atentamente. Si el dragón de la tierra regresara, no tendríamos más remedio que correr.

Vertí maná en mis ojos Tuatha Dé para asegurarme de no pasar nada por alto y también usé un hechizo de sondeo de viento.

Algo comenzó a suceder. Parecía que estaba viendo una mala película al revés. Pedazos de carne chamuscada aparecieron en el aire y se juntaron en la forma de una figura humana, las quemaduras desaparecieron en el proceso.

Cuando terminó la regeneración, una criatura humanoide con una piel blanca y brillante flotaba en el aire. Su aspecto era extraño, pues no poseía desniveles ni orificios. Esto hizo que pareciera un maniquí.

“¿Se fue? ¡Se fueeeeee! ¡Mi armadura, mi armadura! ¡WAAAAAAAAAAH!”

El grito del demonio sonaba más como un llanto que como un grito enojado.

Pensé que sonaba como un niño pequeño, y parecía que tenía razón.

Claramente era mentalmente inmaduro. Tentáculos parecidos a látigos se extendían desde su piel de alabastro y se envolvían alrededor de una pared. Luego se tiró al suelo con ellos. Probablemente estaba pensando en huir.

La armadura protectora del demonio se había ido. Ahora podría matarlo. Sentí significativamente menos maná y miasma provenientes de su cuerpo que de Liogel.

“Tiempo para mi profesión principal.”

Sin dejar que la más mínima oportunidad se desperdiciara, me preparé para asesinar al demonio. También me aseguré de estar listo para apoyar a Tarte y Dia si lo necesitaban.

El demonio había estado totalmente a salvo dentro de su armadura invencible, pero habíamos nivelado el campo de juego. Se había divertido masacrando este pueblo, pero yo le mostraría lo que era realmente luchar hasta la muerte.