Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 4

Capitulo 19: El Asesino Comparte Su Plan

Según la información de Mina, el próximo demonio iba a aparecer cerca de una ciudad llamada Jombull en el norte de Alvan. Dada su ubicación en la frontera, era un centro para el comercio internacional, con mucho comercio realizado con la patria de Dia, el Reino de Soigelian. No era la potencia económica que era la ciudad portuaria de Milteu, pero era relativamente próspera.

Se esperaba que el demonio apareciera muy pronto, en solo tres días.

Jombull estaba a solo unos ocho kilómetros de Tuatha Dé, por lo que un desastre allí sin duda también afectaría mi hogar. Después de investigar la población de Jombull, descubrí que estaba justo por debajo de la cantidad de vidas necesarias para formar un Fruto de la Vida, incluso si el demonio sacrificara a todas las personas de la ciudad. Eso significaba que probablemente atacaría a Tuatha Dé a continuación.

“¿Entonces el demonio va a atacar a Jombull? Yo he estado ahí antes. Es una ciudad agradable”, dijo Dia.

“Lo es. Y como Tuatha Dé, no puedo permitirme dejarlo caer”, respondí.

Jombull fue un socio comercial importante para nuestro dominio. Siempre fue nuestra primera opción cuando necesitábamos comprar algún bien, y era un lugar para vender las cosas que producíamos.

Había muchos otros pueblos que podían cumplir ese papel, pero todos estaban demasiado lejos.

“¿Encontraste esto usando tu red de información habitual?” Dia preguntó cuándo un bache en el camino nos empujó en nuestros asientos en el carruaje.

“Así es”, respondí.

Estaba ocultando la verdadera identidad de Mina, así que le dije a Dia que había obtenido los datos del demonio.

Otras dos personas nos acompañaban a Dia ya mí. Uno de ellos fue Tarte. Estaba leyendo cuidadosamente los archivos que había reunido sobre el demonio. Agregué el conocimiento obtenido de Alam Karla a lo que Mina me dio inicialmente, realicé un análisis y escribí una estrategia.

“No puedo creer que realmente hayas venido”, admití a la última persona que viajaba conmigo.

“Por supuesto que sí”, respondió una chica de cabello púrpura que poseía una belleza sin igual. La gente siempre decía que el púrpura era el color de la nobleza, y ver a Nevan me convenció de que tenían razón.

Prometí llevarla cuando peleáramos con demonios.

“Estás poniendo mucha confianza en mis palabras”, comenté.

La Casa Romalung tenía su propia red de información, pero no habían sido conscientes de la inminente aparición de un nuevo demonio.

Solo obtuve la información porque tenía una especie de informante demoníaco.

“Estoy realmente asombrado de que hayas encontrado algo que la Casa Romalung ni siquiera ha olfateado”, dijo Nevan con una risita.

“¿No tienes curiosidad de cómo lo descubrí?”

“¿De su red de inteligencia habitual, seguramente?”

“Así es.”

La sonrisa amistosa de Nevan nunca abandonó su rostro. No me preguntaba de dónde saqué la información porque sabía que hacerlo sería inútil. Eso no significaba que se hubiera rendido. Había hecho una clara declaración de intenciones de averiguarlo por sí misma.

La cabeza de Tarte parecía lista para humear mientras el carruaje avanzaba. “Urgh, este demonio es demasiado fuerte. ¡No es justo!” se quejó mientras sus ojos escaneaban los documentos repetidamente con evidente frustración.

Era divertido cómo hacía que incluso ese tipo de comportamiento pareciera adorable.

“Tienes razón sobre eso. El siguiente demonio es el Rey Bestia Liogel. Como era de esperar por su nombre, comparte varias cualidades con los grandes felinos” expliqué.

“Los leones son tan fuertes”, comentó Tarte.

“Si. Sus músculos felinos les dan flexibilidad, capacidad de salto y atletismo explosivo. Sus reflejos también son impresionantes y, como todos los carnívoros, son capaces de una tremenda concentración. Sin embargo, podemos usar esa última característica a nuestro favor”, expliqué.

Si Liogel era un demonio de tipo solitario, creía que sería fácil de asesinar.

“¿Por qué una fuerte concentración haría que el demonio fuera más fácil de matar?” inquirió Tarte.

“El enfoque de un carnívoro se vuelve muy estrecho cuando caza presas. Me vuelvo de la misma manera cuando disparo: apago todo lo demás excepto a mí y a mi objetivo. Esa profundidad de concentración es la razón por la que no fallo”, respondí.

“Ah, entiendo. Su enfoque significa más puntos ciegos, y será lento para responder a cualquier ataque que provenga de ellos”, razonó Dia.

“Eso es exactamente correcto. Es por eso que siempre necesito un asistente cuando tiro. Con Tarte presente como mi asistente, puedo darle a un objetivo toda mi atención”.

Te vuelves más vulnerable cuando acechas a una presa. Ese era un hecho inevitable.

Los herbívoros poseían un amplio campo de visión y nunca bajaban la guardia, lo que les daba una mejor oportunidad de escapar.

Los cazadores, sin embargo, eran diferentes. Solo necesitaban concentrarse cuando tenían la intención de matar. Dedicaron todo a ese momento y superaron fácilmente el nivel de concentración de su oponente. Como compensación, su atención no duró mucho y su visión se redujo significativamente.

“Pero todavía piensas que la pelea será difícil, ¿verdad, Lugh?” cuestionó Dia.

“Esa naturaleza depredadora sería una debilidad si Liogel estuviera solo, pero tiene un harem, como es típico de los leones”.

Los leones formaban grupos de hembras centrados alrededor de un macho. El Rey Bestia Liogel no era el tipo de demonio que podía producir monstruos, pero una manada siempre lo acompañaba.

“Um, ¿qué quieres decir con ‘harem’?” preguntó Tarta.

Fue Dia quien respondió. “Responderé a eso. A ver… Toma a Lugh, a mí, y aunque no la conozco, a Maha. Puedes llamar a nuestra relación un harem.”

“Espera un momento. ¿Te importaría agregarme a eso?” preguntó Nevan, mirando a Dia con frialdad.

“Al duque no le gustaría que te asociaras conmigo. Si te acercas demasiado a Lugh, Tarte y yo no querremos nada más que alejarte”, amenazó Dia.

“Ese no es el caso. Tenemos una alta opinión de ti, Claudia. Estoy segura de que cualquier hijo que tengas sería digno de unirse a la Casa Romalung. Tenemos planes firmes para conseguirte. Si Lugh alguna vez se enamora de ti, por favor ven a nosotros. Prepararemos semillas acordes a tu brillantez”, declaró Nevan con total naturalidad.

Ella estaba soltando sus tonterías habituales. Incluso en asuntos de posesividad y amor, ella era una Romalung por encima de todo.

“Caray, supongo que realmente eres una hija de Romalung. No deseo dejar a mis hijos en tu casa, y lo que decida hacer si alguna vez Lugh me deja no es asunto tuyo. ¿Por qué solo me quieres a mí? ¿Qué hay de Tarta?” preguntó Dia.

“No la necesitamos. Ella no es más que una persona promedio que trabaja duro”, dijo Nevan con desdén.

“…Ah-ha-ha,” Tarte se rio nerviosamente.

El rostro de Dia se torció en una mueca. “Eso fue algo grosero de decir”.

“Simplemente dije la verdad”, replicó Nevan.

“U-Um, por favor no peleen por mí”, suplicó Tarte.

Tarte no trató de negar las palabras de Nevan… y yo tampoco. Sabía que la afirmación de Nevan era correcta, hasta cierto punto.

Tarte no era un genio, su inteligencia era tan promedio como había. Ella fue infinitamente sincera y dio todo su mejor esfuerzo. Su sinceridad le permitió digerir lo que le enseñaron sin prejuicios, y su ética de trabajo significó que practicó por más tiempo y más intensamente que los demás.

Ella era una variedad diferente de persona comparada conmigo, Dia y Nevan. Sin embargo, en mi opinión, su autenticidad y perseverancia incansable fueron verdaderos talentos.

“Volvamos al tema. Quizás no debería haber usado la palabra harem. Es esencialmente un paquete bajo el mando del demonio. Las hembras tienen una fuerza bastante similar a la del macho. Poseen voluntad propia y son inteligentes y precisos. Un grupo pequeño y organizado puede lograr mucho más de lo que su número sugeriría inicialmente”, expliqué.

El grupo de Liogel coordinó, amplificó sus fortalezas y eliminó sus debilidades. Una buena manada aumentaba el poder de cada individuo muchas veces.

“Lugh, estoy un poco asustada por la respuesta a esta pregunta, pero ¿las hembras son monstruos? Podremos matarlos normalmente, ¿verdad?” inquirió Dia, buscando confirmación.

“Sí, son monstruos. Pero aparentemente, obtienen las mismas propiedades que los demonios si el macho las toca. Una vez que mueran, resucitarán a menos que sean asesinados directamente por el héroe o dentro del campo Demonkiller.”

Dia y Tarte se quedaron en silencio. Estaba claro que entendían lo difícil que era nuestro oponente.

Finalmente, Tarte habló. “Um, ¿cómo planea detenerlos, mi señor?”

“Bueno, no podemos hacer nada hasta que separemos a Liogel de las hembras. Ese será nuestro primer objetivo”.

“¿Tienes un método específico en mente?” cuestionó Dia. Asentí. “Sí. ¿Conoces el arma que uso para Cannon Strike? “Sí, esa máquina de muerte gigante”.

“Hice algunos ajustes y lo convertí en una especie de catapulta, ejem, plataforma de lanzamiento. Con él, puedo volar a Liogel a kilómetros de distancia. Luego eliminaremos a tantas mujeres como podamos, asegurándonos de incinerarlas para que al demonio no le quede nada de sus cuerpos para revivir. Entonces simplemente repetiremos ese proceso”.

Parecía una estrategia excesiva, pero confiaba en su eficacia. Además, tenía un plan alternativo en caso de que la catapulta no funcionara.

“Haces que suene simple, pero creo que esto va a ser muy difícil”, dijo Tarte con dudas.

“Haré que funcione. Confía en mí.”

Eso no fue un alarde. Tenía una visión clara para esta pelea. De repente, sentí los ojos de alguien sobre mí. Nevan me había estado mirando en silencio durante un rato.

“¿Tienes algo que decir?” invité.

“Pensé que era extraño que tuvieras un método más simple, pero estás eligiendo no usarlo”, respondió ella.

Las palabras de Nevan no fueron una sorpresa. Tenía un método que podía terminar la batalla mucho más fácil y con menos riesgo, siempre y cuando estuviera dispuesto a hacer una cierta concesión.

“¿Te importa si te pregunto de qué estás hablando?” cuestioné.

“En la academia, usaste una magia de amplio alcance e increíblemente fuerte para hacer estallar una fuerza completa de orcos de una sola vez. Podrías usar eso de nuevo. Las hembras no pueden revivir a menos que el macho las toque, ¿verdad? Esa magia tuya no dejaría ni una pizca atrás. Incluso si quedara alguna parte, sería lanzada demasiado lejos. Liogel reviviría, pero podrías sacar su manada de la escena de un solo golpe. Nevan estaba haciendo referencia a Gungnir y Cannon Volley.”

Tarte y Dia miraron a Nevan con asombro ante su afirmación de que existía tal método.

“Lo había considerado. El problema es que el demonio y sus monstruos pueden aparecer cerca de Jombull en cualquier momento. Los muros del asentamiento son considerablemente más débiles que los de la academia o la capital real. Si uso hechizos como ese demasiado cerca de las paredes, terminaré nivelando a Jombull”, respondí.

Ese fue nuestro mayor obstáculo. En la batalla con el demonio orco, los monstruos que eliminé estaban lejos de nuestras fuerzas, y una fuerte barricada protegía la academia. Cuando nos encontramos con el demonio escarabajo, la población local ya había sido masacrada. Las cosas eran diferentes esta vez, sin embargo.

“¿Porque eso es un problema? Es una batalla para salvar el mundo. Eres el Caballero Sagrado y el mundo necesita tu continua protección. No creo que la gente de Jombull valga la pena ponerse en riesgo”, argumentó Nevan.

“No estamos de acuerdo allí. Si tengo que ponerme en riesgo por la posibilidad de salvar mil vidas, lo haré siempre. Sin embargo, no te hagas una idea equivocada. Si me presionan hasta el punto en que no hay otra opción, estoy dispuesto a sacrificar a Jombull. Simplemente no creo que valga la pena todavía. Creo que podemos manejar una táctica diferente”.

No iba a refutar lo que Nevan estaba tratando de decir. No tenía la intención de afirmar que la vida humana era más preciosa que cualquier otra cosa.

Si moría, el mundo estaba condenado. Aun así, este era un riesgo que estaba dispuesto a correr.

“Bueno, siempre y cuando entiendas las implicaciones”. Nevan hizo una pausa y se volvió hacia Dia y Tarte. “¿Qué piensan ustedes dos damas?”

“Estoy de acuerdo con Lugh. Nunca decide una ruta que no puede completar”, respondió Dia.

“¡Sí, también creo en Lord Lugh!” añadió Tarte.

“Vaya, qué maravillosa confianza tienen en ti”, comentó Nevan, su sonrisa ligeramente diferente a la anterior. Luego aplaudió como si se diera cuenta de repente. “Ah, ¿qué me hizo hacer una pregunta tan tonta? Ya habías decidido la cantidad de sacrificios necesarios y construiste tu estrategia con eso en mente, ¿sí? Nunca habrías sido tan ingenuo. Je, je, me estoy enamorando de ti otra vez. Haré lo que necesites de mí. Mi magia de luz nos dará una mejor oportunidad de éxito, pero espero que hayas estado contando con eso desde el principio.”

Asintiendo, la elogié. “Entiendes bien mis tácticas. Tomé todo eso en cuenta al evaluar el riesgo”.

“Nunca he conocido a un hombre capaz de ver las cosas como yo. Sabía que eras el indicado para mí.”

El carruaje corrió hacia el lugar de la batalla decisiva.

Ella vio la parte que no tenía la intención de mencionar hasta el final.

Les estaba ocultando algo a Tarte y Dia. Mi plan para esta batalla ya asumía una cierta cantidad de daño a la ciudad.

Si realmente quisiera minimizar las vidas perdidas, habríamos tenido que evacuar Jombull. Sin embargo, hacerlo habría requerido exponer a mi informante al reino, y si la gente huía de Jombull, había una alta probabilidad de que el demonio abandonara su objetivo. No saber dónde podría atacar Liogel resultaría en un daño exponencialmente mayor.

Mi nueva vida puede haberme enseñado compasión, pero aún era un asesino. Estaba dispuesto a jugar el juego de los números con vidas humanas.

No podía arriesgarme a que el demonio alterara su curso, así que acepté que algunas personas morirían debido a nuestra pelea en Jombull. Sin embargo, según mi estimación, salvaríamos a la mayoría de los habitantes.

Ahora que había tomado esa decisión, resolví permitir solo un cierto número de bajas, y estaba decidido a no dejar que ese número subiera más.