Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 4

Capitulo 14: El Asesino Es Probado

Entramos en el castillo más perfecto del reino. En realidad, hecho en ese mundo.

¿Cuánto costó esto? ¿Qué nivel de personal calificado y mano de obra hizo esto posible?

Daba miedo solo de pensarlo.

“Es aún más increíble de cerca”, dijo Dia con asombro.

“Sí”, estuve de acuerdo. “Nunca había visto algo como esto, y dudo que lo vuelva a hacer”.

Este castillo tenía un hermoso sentido de la estética. Por lo general, al construir un castillo, primero se enfoca en la funcionalidad y luego agrega belleza y elegancia. Sin embargo, aunque la Casa Romalung se había concentrado en el rendimiento, también se notaba que estaban obsesionados con cada elemento, y la capacidad perfecta de todo era radiante.

El lujo inalcanzable fue suficiente para aplastar las ambiciones de otro noble por completo.

El rostro de Dia se iluminó con curiosidad. “Lugh, ¿te diste cuenta de eso?”

“Sí, sentí el maná. No puedo creer que hayan podido construir una herramienta mágica tan compleja.”

Cuando pasamos por la puerta, tuve la sensación de que nos estaban observando. Habíamos cruzado una barrera capaz de detectar personas, como la del castillo real.

Era una versión más cruda, y podría haberla engañado si hubiera querido. Aun así, me sorprendió que las manos humanas hubieran creado una herramienta mágica con una funcionalidad tan compleja.

Mientras meditaba sobre eso, entramos en el castillo y nos recibió un sirviente. Era un hombre alto y elegante de mediana edad.

Mi corazón dio un vuelco cuando lo vi. No había visto este rostro antes, pero lo conocía.

¿En qué diablos está pensado?

Esperaba que el sirviente nos llevara a un jardín o a una sala de recepción. Sin embargo, para mi sorpresa, nos condujo a un campo de entrenamiento bajo techo. Como era de esperar por el tamaño del castillo, era enorme. Más de doscientos espadachines estaban cruzando espadas dentro.

“¿Qué opinas? Estos son los soldados más elitistas de la Casa Romalung.

¿No son impresionantes?” preguntó el sirviente.

Estaba estupefacto. Todos los luchadores eran magos y estaban bien entrenados. Se suponía que las personas con magia eran raras, pero solo en esta habitación había doscientos.

La Casa Tuatha Dé tenía veinte magos en total entre las familias principales y secundarias. Eso incluía a los ancianos, las mujeres y los niños.

Cada uno de estos magos era un hombre fuerte y musculoso. La escala era incomparable.

¿Cómo habían logrado esto?

La respuesta llegó sin pensar. Solo podría ser el resultado de los métodos únicos de la Casa Romalung. Habían reunido a personas notables de todos los rincones del mundo para engendrar hijos con sangre superior. Solo a la mayoría de la élite se les permitió tomar el nombre Romalung formalmente, pero muchas personas sobrantes aún poseían una genética notable, incluso si no podían llamarse a sí mismos Romalungs.

“Esas son espadas de alta calidad”, comenté.

“Tienes un buen ojo. Nos referimos a ellas como espadas de acero aquí en Romalung”, respondió el sirviente.

La tecnología de fabricación de hierro era pobre en este mundo, y la mayoría de las espadas estaban fundidas con hierro impuro. Sin embargo, estas armas estaban en otro nivel. La Casa Romalung había mezclado hierro con carbono para crear un acero mucho más fuerte.

Sus armamentos estaban dos pasos por delante del resto del mundo. Tampoco podrían haber convertido el acero en cuchillas con una simple fundición. Solo había sido posible gracias al talento que habían reunido de todo el mundo.

Tenían doscientos magos que usaban armas que estaban a leguas más allá de lo que tenía cualquier otro poder. No había forma de que alguien pudiera desafiar su fuerza.

“Hay una cosa más que me gustaría mostrarte, Caballero Sagrado. Ese grupo de allí está formado por no magos”, dijo el sirviente.

“Esas son ballestas,” observé.

“Estoy impresionado por tu conocimiento”.

Las personas en cuestión estaban en medio de una práctica de tiro, y mirar fue suficiente para enviarme un escalofrío por la espalda.

Las ballestas eran un tamaño más grande que las estándar. Eran de doble capa, lo que permitía disparar rápidamente, y tenían un pedal. Cada uno tenía un cabrestante para facilitar la extracción de la cuerda del arco.

Era un arma evolucionada que permitía al usuario disparar flechas con una fuerza mucho mayor de lo que habría sido físicamente posible de otra manera. En mi viejo mundo, esto se habría llamado ballesta compuesta.

El usuario pisó el pedal y luego usó la fuerza de todo su cuerpo para retirar la flecha, por lo que pude ver. Eso permitió mucho más poder que tirar de la flecha hacia atrás solo con la mano.

Además de eso, todos los hombres aquí eran ridículamente fuertes, hasta el punto de que parecían culturistas. Se sonrojaron cuando plantaron sus piernas para sacar toda su fuerza. Incluso confiando en el cabrestante, apenas podían ajustar la flecha.

“¿Cuánta fuerza tienen esas cuerdas de arco?” pregunté con incredulidad.

Alcanzar ese nivel de tensión debería haber sido imposible con la tecnología actual del mundo.

Las doscientas personas se dividieron en un par de líneas. Su objetivo era una armadura de acero a unos cincuenta metros delante de ellos.

Cuando un mago promedio se fortalecía con maná, la dureza de su piel superaba al hierro. Sin embargo, un mago promedio no podría alcanzar las defensas del acero.

Entendí ahora lo que estaban demostrando.

“Estás a punto de ver algo bastante interesante”, comentó el sirviente con una carcajada.

“¡¡Fuego!!”

A la orden, la primera fila de soldados soltó sus cerrojos simultáneamente. Cien proyectiles hechos explícitamente para las ballestas se lanzaron hacia adelante, perforando la armadura de acero.

Era una prueba de que los no magos ahora poseían la capacidad de matar magos, algo que antes se creía imposible.

“Eso fue ciertamente interesante. Esto parece el comienzo de una nueva era”, comenté.

La verdad es que me quedé impactado. El mayor activo de un mago era su defensa anormal. Una flecha, una espada o una piedra arrojada no harían mucho daño cuando un mago estaba envuelto en maná.

Por eso los magos eran fuerzas inigualables en el campo de batalla y la razón por la que otros solo podían derrotarlos con magia. Eran los actores principales en la batalla y podían matar tanto como quisieran sin riesgo para sus propias vidas.

Sin embargo, esa verdad acababa de ser volcada.

No importa cuán fuertes o rápidos fueran, los magos ahora perecerían tan fácilmente como cualquier otra persona. Este desarrollo reduciría a las personas con magia de guerreros invencibles a piezas con una ventaja estratégica única como cualquier otra. Una descarga de cien soldados sería muy difícil de evitar.

Quizás estaba presenciando el final de la era de los magos.

Por supuesto, todo eso era solo si el mago en cuestión era promedio. Los mejores hechiceros aún podrían manejar tales ataques. Sin embargo, la mayoría de las personas con magia perderían su valor e influencia.

Siempre supe que esto sucedería, pero esperaba que sucediera cuando surgieron las armas de fuego y la pólvora. La Casa Romalung logrando este nivel de poder no tenía precedentes.

Tomé una respiración profunda. Estaba a punto de terminar de jugar con esta fachada. Intencionalmente, cambié mi tono a uno que usaría hacia un superior.

“¿Con qué propósito me mostraste esto, Duque Romalung? ¿Estás sugiriendo que vas a la guerra y que es mejor que la Casa Tuatha Dé se una a tu lado?”

Demostrar una fuerza abrumadora para demostrar que oponerse a ti no tendría sentido era una táctica establecida para reunir aliados.

“Ha-ha-ha, viste a través de mi disfraz. Eso es vergonzoso. ¿Cuándo te diste cuenta?” Respondió el Duque Romalung. Él era el sirviente.

“Desde el principio. Soy un profesional. Siempre veré a través de los disfraces de aficionado. La Primera Dama Nevan trató de engañarme, y ahora a ti.”

“¿Esto es amateur para ti? Me sentí bastante confiado al respecto”.

El hombre se llevó las manos a la cara y se quitó la piel. Llevaba una máscara exquisitamente confeccionada. Cualquiera que no fuera yo se habría dejado engañar.

Tarte y Dia se quedaron con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

“Para responder a tu pregunta, te mostré esto porque me gustaría que te casaras con mi hija, y quería que vieras que la era de los nobles pronto llegará a su fin. Es solo por su abrumadora fuerza que los aristócratas disfrutan de un privilegio especial. Incluso el señor feudal más incompetente puede estar por encima de su ciudadanía si les promete protección”, explicó el duque.

El tonto más grande del mundo podría administrar un dominio siempre que poseyera maná. Los aristócratas tenían demasiado poder para que la gente común se opusiera. Las revueltas estaban destinadas a fracasar antes de que comenzaran. Lo mejor que podía hacer un ciudadano infeliz era huir en la noche.

Los ciudadanos confiaban en sus gobernantes para su protección. No tenían más remedio que depender de los nobles si aparecían monstruos. Por lo tanto, los miembros de la clase dominante eran vistos como dioses y la gente estaba dispuesta a dejar de lado cualquier descontento si eso significaba sobrevivir.

“Eso es verdad. Si se puede matar fácilmente a los nobles, todo el sistema se pondrá patas arriba. Llegará un momento en que poseer maná se verá como un talento como cualquier otro”, afirmé.

Si la gente normal pudiera matar fácilmente a los magos y lidiar con los monstruos por su cuenta, entonces los magos serían vistos como simples humanos en lugar de deidades. Toda la frustración reprimida que se había ido acumulando a lo largo de los años entre la ciudadanía explotaría, dando lugar a insurrecciones en los dominios gobernados por los incompetentes.

Lo mismo había ocurrido en la Tierra. Una vez que los caballeros ya no pudieron dominar a otros, la nobleza comenzó a colapsar.

Los caballeros habían sido los más fuertes de la sociedad debido a su educación especializada, caballos y armaduras costosas. Sin embargo, la armadura perdió su propósito a medida que avanzaban las armas, y su destreza en el combate también se volvió menos útil en el campo de batalla. En poco tiempo, los caballeros ya ni siquiera podían repeler a los bandidos errantes. Una vez que se convirtieron en una pieza más para blandir en tiempos de guerra, el respeto, la adoración y la adoración que los famosos espadachines habían disfrutado se desvanecieron y no se convirtieron en mejores que nadie.

Algo similar comenzaba aquí. Los señores feudales incompetentes probablemente serían eliminados y reemplazados por plebeyos sin maná.

“¿No te parece divertido? Las personas talentosas que han sido ignoradas simplemente porque no tienen maná se levantarán una tras otra con una nueva ambición… Y nos empujarán a nosotros, sus antiguos gobernantes, a un lado. O tal vez crearán un país compuesto solo por no magos y tratarán de eliminarnos a todos”, declaró el Duque Romalung.

“No me parece gracioso en absoluto. El Reino de Alvanian se encuentra actualmente en paz. No puedo dar la bienvenida a la guerra abierta”.

El duque resopló ante eso. “No es propio de ti decir algo tan tonto”. Llamar tonta a una declaración tan lógica era muy propio de él. Tenía el ojo puesto en el futuro.

“Permíteme adivinar lo que estás pensando. La Casa Romalung ahora puede fabricar armas capaces de matar magos. Entonces, es lógico concluir que existe la posibilidad de que otros también los estén construyendo, e incluso si no lo hacen, eventualmente lo harán. Quieres que Alvan se ocupe de este cambio más rápido que cualquier otra nación. Si un ejército de soldados extranjeros nos invadiera como estamos ahora con armas que pueden matar magos, estaríamos arruinados”, teoricé.

“Estás en lo correcto. Sin embargo, eso no es todo”, respondió el Duque Romalung.

“Además, crees que alguien que posee la fuerza suficiente para sobrevivir a estas armas es apto para gobernar. Alguien como tú, por ejemplo. Sin duda, tus ballestas no son lo suficientemente poderosas como para matarte.”

El Duque Romalung asintió, luciendo complacido. “Tú tampoco. Sí, esa fue una respuesta perfecta. No hay una sola alma entre mis vasallos que pueda ver las cosas desde mi perspectiva. Sabía que eras especial.”

Una flecha que viajaba más rápido que la velocidad del sonido vino volando hacia mí desde atrás. Lo atrapé con mis dedos sin siquiera darme la vuelta.

El duque Romalung aplaudió y luego dijo: “Con la introducción de estas armas, los nobles que tienen el poder simplemente porque tienen maná serán eliminados. Los que sobrevivan serán los verdaderos nobles, las personas dignas de liderar este país. En ese sentido, acabas de obtener una calificación aprobatoria. Quiero que te unas a mi familia. Sin embargo, admito que mis métodos de prueba para ver si eras digno de mi hija fueron desfavorables, así que he preparado una disculpa”.

“Sobre eso. No tengo planes de casarme con Lady Nevan. Eso era algo que nunca hubiera podido rechazar como un simple Tuatha Dé. Sin embargo, como Caballero Sagrado, podría salirme con la mía.”

“Soy consciente de eso. Sigo pensando que eres el más adecuado para mi hija, así que por favor hazlo. No te preocupes, no haré nada que te moleste y no intentaré ningún truco. Nevan te está esperando, así que ve con ella.

Entonces apareció un verdadero sirviente.

El Duque Romalung afirmó estar probándome, pero en cierto modo, esta puede haber sido su versión de sinceridad. Había esperado ganarme compartiendo sus pensamientos e intenciones.

Por un momento, me encontré pensando en lo divertido que sería convertirme en el jefe de la familia Romalung y gobernar este dominio. Con tal poder, podría hacer cualquier cosa.

Sin embargo, yo era un Tuatha Dé. Y me encantaron Dia y Tarte. No podía abandonar todo eso.

Después  de  un  pequeño  desvío,  finalmente  me  reuniría  con  Nevan.

Conociéndola, estaba tramando algo. No podía bajar la guardia.