Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 6

Capítulo 3: Una Gran Historia De Amor

Parte: 2

 

 

“Su personalidad es simplemente terrible…” Shinichi volvió a agarrar su cabeza entre las manos. El Dragón Azul era el polo opuesto del silencioso padre de Arian.

La mujer respondió como si no hubiera esperado tal respuesta.


“¡Hey! ¡Lo dice el que expuso los secretos de Ellie a todo el continente!”

“¿Lo has visto?”

“Por supuesto. De ninguna manera iba a perderme un espectáculo tan bueno. Me alegro de haber salvado a los demonios y a los humanos”.

“……”

“Bueno, en realidad, sólo salvé a los demonios que escaparon bajo tierra. Greenie fue la que ayudó a los humanos que se quedaron en la superficie. Ella es un poco coleccionista de animales, ya ves. Mantuvo su “jardín sagrado” lo suficientemente caliente como para preservar el ecosistema durante la edad de hielo causada por el meteorito”.





“¿Greenie…? ¿Te refieres al Dragón Verde?”

“Pero no te hagas una idea equivocada. Ella sólo protegió a los humanos porque son un animal más. En realidad los odia a ustedes, ya que tienen el potencial de destruir toda la otra vida silvestre. Especialmente a ti. Nunca se te permitiría entrar en su jardín♪”

“Suena como una abrazadora de árboles que odia la ciencia”.

“Bueno, es una reclusa que sólo se preocupa por mantener su jardín a salvo. Es inofensiva mientras no seas estúpido y no intentes meterte con ella”.

El Dragón Azul se mostró muy despreocupado al dejar escapar una información tan importante.

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Shinichi archivó esa información, sintiendo que un sudor frío le recorría la columna vertebral.

“Ella debe ser ──── “, pensó Shinichi.

“¡Has dado en el blanco! Eres muy inteligente♪” El Dragón Azul adivinó lo que Shinichi estaba pensando y se rió divertida.

“¿Eh? ¿Dado en el blanco?” Arian no sabía de qué estaban hablando.

Shinichi explicó con una expresión dolorosa. “Siempre me lo había preguntado: Si los Proxies sólo existen porque el planeta está aquí… entonces, ¿por qué uno de los dragones salvó a los humanos?”

El Dragón Azul había conducido a un grupo de demonios al agujero que el Dragón Negro había cavado, permitiéndoles escapar del impacto del meteorito.

El profesor del Departamento de Magiologia se había planteado la misma pregunta: ¿Por qué una dragona se desviaría de su camino para salvarlos? Los humanos y los demonios eran tan parásitos y molestos como un pelo indeseado en la barbilla. Pero sus respuestas eran similares a las del Dragón Verde, ya que todos compartían la misma afición.

“La respuesta fue: porque son divertidos de ver”.

“…¿Qué?”

“¡Ding-ding-ding! ¡El forastero gana cien millones de puntos!”

Mientras el Dragón Azul estallaba de emoción, Arian era todo lo contrario, congelada por la sorpresa.

Regina finalmente recuperó sus sentidos. “¿Nos has salvado para tu propio entretenimiento?”

“Sí, debe ser como admirar un jardín”, dijo Shinichi. Pero a diferencia de lo que ocurre con los jardines hechos por el hombre, el objetivo no era contemplar hermosas flores. “Le gusta observar a la gente ──── humanos vivos y muertos, enamorados y con rabia asesina. Todo ello”.

La realidad no era tan extraña como la ficción, pero no había una trama tan variada como la vida de los seres humanos. No había espectáculo más fascinante para un semidiós con una vida casi infinita.

“Así que salvó a los demonios para no aburrirse”.

“Básicamente. No tienes que agradecérmelo ni nada”, dijo el Dragón Azul con ligereza a Regina, cuya mandíbula seguía floja. Pero eso no redujo lo mucho que los demonios adoraban al dios que los había salvado, ni alivió nada del dolor en el corazón de Regina.

“Nunca podré contarle esto a mi marido o a Rino…”

“Puede ser nuestro pequeño secreto.♪”

Era como si el Dragón Azul supiera que podían manejar la verdad, pero Regina no estaba segura de si debía alegrarse por ello. Shinichi suspiró de nuevo, viendo que el Dragón Azul era lo suficientemente horrible como para incluso disfrutar de jugar con Regina.

“Estoy empezando a ver al padre de Arian como una persona respetable…”, dijo Shinichi.

“¡¿Cómo te atreves?! ¡No puedo creer que pienses que soy peor que un padre que abandono a su familia!”

“Hmph…” Arian hizo un mohín cuando el Dragón Azul habló mal de su padre, a pesar de que Shinichi había señalado una vez la misma simple verdad.

El Dragón Azul se apresuró a enmendar su declaración. “¡Sólo estoy bromeando! ¿Qué te parece esto? Escucharé cualquier cosa que me digas como forma de disculparme, ¿de acuerdo?”

“¿Cualquier cosa?” recalcó Shinichi.

“¡Te-hee! ¡Eres tan travieso, queriendo hacer el amor conmigo!♥” “…¿Shinichi?” preguntó Arian.

“¡Espera! ¡No me gusta precisamente tener sexo con esferas gigantescas!” gritó Shinichi, ya que ella se estaba tomando esto muy en serio.

Justo en ese momento, una hermosa mujer de pelo azul surgió del suelo.

“¿Aún no quieres hacer el amor conmigo?”


“Tendré que rechazar educadamente tu oferta”, dijo inmediatamente Shinichi.

Cualquier forma de lujuria era superada por una inminente sensación de fatalidad, aunque esto era prácticamente una fantasía masculina hecha realidad.

Incluso si Arian no estuviera a su lado con un aspecto tan molesto, habría tenido que pasar. La idea de acostarse con semejante embaucador le daba demasiado miedo.

“De todos modos, parece que puedes adoptar una forma humana”, ofreció

Shinichi.

Sabía que había asumido esa forma cuando había guiado a los demonios en su huida hacia el subsuelo. Supuso que el Dragón Rojo se había convertido en humano, teniendo en cuenta que había hecho un hijo con Brigit. Pero al verlo frente a sus ojos no pudo ocultar su sorpresa.

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“No es que mi forma real sea como el sol o como un dragón.♪” El dragón azul le guiñó un ojo, haciendo que Shinichi sintiera náuseas y aplastando cualquier deseo que tuviera de pedirle más detalles.

Apuesto a que ni siquiera tienen una forma real.

Un Proxie del Planeta no necesitaba necesariamente una forma específica. Si estaban allí para matar a cualquier enemigo que intentara destruir el planeta, podían ser una baba sin forma siempre que pudieran generar cantidades masivas de magia.

¿Tomaron la forma de un dragón porque les pareció apropiado? Me pregunto cuál de estas cosas vino primero…

¿Los humanos empezaron a llamar dragones a los lagartos alados gigantes porque los Proxies adoptaron esa forma? ¿O los Proxies adoptaron esa forma porque los humanos imaginaron que una criatura así sería tan poderosa que podría matar incluso a un dios?

Shinichi miró a la dragona azul con desconfianza, pero ella no respondió a sus preguntas. Se limitó a sonreírle.

“Como disculpa por mi pequeño desliz de antes ──── y porque realmente disfruté viendo tu pelea contra Ellie ────, escucharé casi cualquier petición, aunque no puedo ayudarte en todo”.

“Te lo agradecemos”. Shinichi sintió que había esquivado una bala, empujando a Arian frente a él.

Se preparó. “Por favor, díganme en qué estaba pensando mi madre cuando se juntó con mi padre. ¿Cómo se involucró con él? ¿Cómo acabé naciendo yo?”

“Claro, claro. ¡Puedo contártelo!”. El Dragón Azul sabía que esa pregunta iba a llegar desde que los estaba observando. No parecía sorprendida ──── más bien divertida ──── y lanzó algunos hechizos sin dudarlo. “Link y Search“.

Ya lo habían experimentado antes con el Dragón Rojo. Sus sentidos se enlazaron con la conciencia del Dragón Azul, inundando sus cerebros con información almacenada en el planeta.

“Agh. Sigue siendo doloroso la segunda vez…”

Shinichi, Arian y Regina se tomaron de las manos y se prepararon desesperadamente para no perder la cabeza en el diluvio de información.

Vieron las imágenes de una espadachina protegiéndose de los monstruos en una zona restringida. Tenía una gran espada gruesa en la mano ──── con la palma de la mano tatuada con el símbolo de la diosa. Se parecía a la madre que Arian conocía y, al mismo tiempo, no se parecía en nada a ella. Pero no se podía confundir el pelo castaño, los ojos azules y los rasgos faciales angulosos.

“Mamá…” Arian intentó contener las lágrimas al ver a su madre, Brigit la Héroe.

***

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“¡Hssssssssssss────!”

Una serpiente de dos metros abrió la boca y se acercó a Brigit, tratando de tragársela entera.

Ella no se sintió intimidada en absoluto, blandiendo su gran espada directamente frente a ella. “¡Hi-yah!”

Su cuerpo musculoso había sido entrenado durante mucho tiempo y reforzado aún más por Physical Enchantment. El único tajo fue casi supersónico, desgarrando a la serpiente desde su cabeza hasta su cuerpo. Un momento después, la onda expansiva se estrelló contra las dos mitades de la serpiente, haciéndolas volar en una lluvia de sangre fresca. Brigit esquivó rápidamente la sangre y los tendones, mirando con cautela los restos de la gigantesca serpiente que se había estrellado contra el suelo.

“……”

Era sorprendentemente difícil que los animales murieran, retorciéndose durante segundos, incluso sin una cabeza o un corazón que funcionaran.

Los monstruos eran aún peores. No era raro que una persona perdiera la vida cuando quedaba atrapada en la agonía de un monstruo. Además, algunos de ellos tenían más de un cerebro o corazón, lo que significaba que no morían incluso cuando supuestamente los habías derrotado. Por suerte, la serpiente gigante no se movió ni un centímetro, y Brigit bajó lentamente su gran espada.

De repente, giró sobre sí misma y lanzó un tajo horizontal. No había nada. O parecía que no había nada, pero pudo sentir cómo su espada cortaba la carne. Hubo un chorro de sangre y un ruido sordo cuando algo pesado cayó al suelo────el cadáver de un lagarto con una cabeza y unos ojos especialmente grandes. Era un camaleón convertido en monstruo.

“…Phew.”

Brigit buscó en los alrededores señales de algo más, pero parecía que esta vez realmente no había más monstruos. Finalmente dejó escapar un suspiro de alivio.

“Siguen viniendo”.

Cada monstruo se había transformado en una forma diferente, lo que significaba que venían a atacar con una variedad de métodos. Brigit murmuró resentida mientras usaba Purificación para limpiar la sangre de su gran espada, y luego abandonó la zona antes de que más monstruos pudieran luchar contra ella.

“Esto es un infierno”.

Brigit miró alrededor del bosque, pero no pudo localizar ni un solo animal normal. Ni un ratón de campo o un gorrión normal. Todo lo contrario. Aquí, incluso la hierba y los árboles se retorcían en formas desagradables. Incluso había algunas plantas carnívoras que podían moverse.

Al norte del Campo de Trabajo de Mouse y a través de las Montañas Matteral estaba esta zona restringida. Las partes más profundas tenían más monstruos y menos fauna normal. En las partes más profundas en las que Brigit se encontraba ahora, sólo se veían bestias por todas partes.

“Las impurezas deben ser limpiadas a cualquier precio”.

Ella no podía ignorar el daño que estos monstruos causaban cuando ocasionalmente cruzaban las montañas y se abrían paso hacia la civilización humana. Más importante aún, ella simplemente no podía permitir que estas abominaciones contra la naturaleza existieran.

“Como es la voluntad de Lady Elazonia”, dijo Brigit con orgullo mientras miraba el símbolo del héroe en su mano derecha.

Los monstruos malignos arrasaron la zona restringida, pero al final, su número total no era tan grande. Los monstruos tenían que comer cientos de kilos de comida cada día para mantener sus enormes cuerpos, y la abundancia del bosque era limitada. Una vez que terminaban con las nueces, la fruta y los animales normales, su única opción era depredar entre ellos.

Esto mantenía su población bajo control.

“Aunque haya diez mil monstruos, no sería imposible exterminarlos”.

Si hubiera tantos monstruos, tendrían el potencial de matar a millones de soldados normales. Pero la iglesia tenía a los héroes inmortales. Si seguían luchando sin ceder, acabarían aniquilando a los monstruos.

Brigit lo creía de verdad, y por eso se quitó de encima a los que intentaban impedirle ir a la zona restringida. No se había visto rodeada por un gran grupo de monstruos, pero al principio perdió algunos combates. Ahora se había adaptado por completo y ya había matado a más de trescientas criaturas diabólicas. Había creído que si las cosas seguían así, esta tierra podría volver a manos humanas algún día… pero últimamente empezaba a dudar.

“Lo sabía. No parece que su población esté disminuyendo”.


Aunque sus muertes sólo habían sido un 3% de la población total, había estado haciendo progresos. Aunque el impacto en la zona restringida era pequeño, tendría sentido que hubiera menos monstruos en su ruta matutina hacia el bosque. Pero nada había cambiado.

“Parece que su número está aumentando”.

No había nada inherentemente extraño en esa situación. Los monstruos provienen de la fauna existente expuesta a grandes cantidades de magia, lo que les hace transformarse. Seguirían apareciendo a menos que todas las plantas y animales fueran eliminados del mundo. Sin embargo, la tasa de aparición natural de monstruos era increíblemente baja.

Durante los aproximadamente trescientos años que la iglesia había ido por ahí matando monstruos, habían mantenido registros detallados sobre qué tipo de bestias infestaban cada lugar. Basándose en esa información, era posible calcular que la tasa media de aparición de un monstruo era de uno por año en lugares con ecosistemas de más de unos cientos de miles de animales.

Así que los monstruos aparecían normalmente a un ritmo de uno entre cientos de miles, pero de alguna manera llenaban esta zona restringida como si reaparecieran infinitamente. En otras palabras, la única conclusión lógica era que había algo antinatural creándolos.

“Y es imposible que sea un humano”.

Había una historia de un usuario de magia malvado que realizaba experimentos en los que seguía lanzando hechizos a un ratón hasta que éste evolucionaba en un monstruo. Ese usuario de la magia fue ejecutado por la iglesia, y todos sus datos de investigación fueron destruidos, lo que significa que no quedó ningún detalle.

Sin embargo, era evidente que los monstruos podían ser producidos artificialmente. Pero no se trataba de un simple ratoncito────sino de diez mil monstruos enormes. La magia necesaria para crearlos estaba más allá de lo que un humano podría producir. Lo que significaba…

“El Dios del Mal debe estar aquí”.

En la era de las leyendas, la Diosa Elazonia derrotó y selló al Dios del Mal en las profundidades de las fosas subterráneas. Tal vez el Dios del Mal estaba creando monstruos para causar estragos en el mundo, ya que no podían actuar por sí mismos. No se le ocurría ninguna otra explicación que tuviera sentido.

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“También explicaría por qué Su Santidad el Papa parece tener miedo de la zona restringida, diciendo que es una tierra maldita que nadie debería pisar”.

Aparte del bosque Cemetarium, que estaba controlado por los elfos, la iglesia tenía el control de casi todo el continente. Nadie iría nunca en contra de la iglesia, pero el papa nunca había ordenado la limpieza de la zona restringida. Esto siempre había molestado a Brigit, pero tenía sentido si se debía a alguna conexión con el Dios del Mal.

“Si Su Santidad no puede hacerlo, lo haré yo”. Brigit agarró la empuñadura de su gran espada y sonrió.

No era muy buena con los hechizos de Healing o Resurrection, por lo que nunca pudo convertirse en sacerdote, pero su capacidad para la magia superaba a la de un cardenal o un papa, incluso a la de Vermeita, la principal candidata a ser el próximo cardenal, a quien llamaban la Santa Madre a pesar de su corta edad. Ni siquiera ella sería capaz de ganar a Brigit en una lucha cuerpo a cuerpo. Desde que empezó a cazar en la zona restringida, había podido trabajar aún más en sus habilidades. Era seguro asumir que ningún humano podría ganar contra ella ahora.

“¡Mi señora Elazonia! ¡Prometo derrotar al Dios del Mal y liberar la zona restringida de su maldición!”, gritó Brigit al cielo. Luego siguió caminando hacia el interior del bosque.

No había nadie más cerca de ser un verdadero héroe de la Diosa que ella. La entidad responsable de todos estos monstruos era, en efecto, uno de los odiados enemigos de Elazonia. Pero, ¿podría llamarse realmente coraje si alguien estaba cegado por la fe y era temerario porque tenía un cojín de inmortalidad? No hubo nadie que le hiciera esa pregunta a Brigit.

***

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“¿Esa es… mi madre?” Arian se quedó atónita, casi sin poder creer lo que había visto.

La madre que ella recordaba era una persona amable y gentil que evitaba pelear con los demás. Nada en ella se parecía a esta celosa guerrera que mataba monstruos vertiginosamente.

“Pensar que adoraba tanto a Elazonia…”

Arian se tambaleó sobre sus pies, más sorprendida por eso que por el hecho de que su madre fuera una heroína. Shinichi la cogió rápidamente en brazos.

Tiene sentido. Puedo entender por qué su madre querría ocultarle esto.

La propia Brigit lo habría considerado una parte oscura de su propia historia, teniendo en cuenta lo mucho que odiaba a la iglesia en sus últimos años. Shinichi se sintió de nuevo culpable por exponer estos secretos, pero los ojos de la Princesa Azul de la Guerra brillaban de emoción.

“Hah, es una espadachina increíble. Nunca habría imaginado que fuera humana. Ni siquiera hay muchos como ella entre los demonios”, dijo.

“Ella deja una carnicería por todas partes a su alrededor”, coincidió Shinichi.

Brigit siempre fue una hábil espadachina, pero el tiempo que pasó en la zona restringida, bañada por las ondas mágicas del Dragón Rojo, debe haberla llevado a alturas aún mayores.

“Quizá incluso fue tan fuerte como la humana Elazonia, aunque ella luchaba con magia, no con espadas”, valoró Shinichi.

“Uh-huh. Llegó al límite superior de la capacidad humana”, dijo el Dragón Azul, confirmando sus pensamientos.

Shinichi se acarició la barbilla. “No puedo abandonar por completo la idea de entrenar a los humanos utilizando “las ondas mágicas de los dragones”. Me pregunto si hay una forma de evitar que se conviertan en demonios…”

“No creo que sea posible. Bueno, tal vez si te tomas tu tiempo. Pero sólo los genios natos serían capaces de mantener su forma humana. Puede que Sanctie sea la única actualmente”, dijo el dragón.

“Ya veo… ¡¿Estoy bien?!” Shinichi se dio cuenta de repente de que estaba en grave peligro y se estremeció.

Su habilidad mágica estaba por debajo de la media, aunque tenía algunos hechizos extravagantes basados en la ciencia. Se palpó frenéticamente el cuerpo para comprobar que no le estaban saliendo orejas o escamas de animal.

El Dragón Azul se rió de él. “Estarás bien si sólo son un par de horas. Pero si te quedas aquí durante días, acabarás siendo un demonio.♪”


“Nunca pensé que pudiera pasarme a mí… Bueno, no sería tanto problema si me convirtiera en demonio ahora”, dijo con ligereza. “Me gustaría ver más… ¿Está bien?”

Miró a Arian, que seguía en sus brazos. Parecía molesta, pero asintió de todos modos.

“Por favor, muéstranos algo más. ¿Cómo se convirtió en la madre que conocí?”

“¡Aquí vamos!” La dragona azul chasqueó los dedos, dejando que los recuerdos pausados del pasado comenzaran de nuevo.

Brigit había llegado a las faldas de la montaña bajo la cual dormía el Dragón Rojo.

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