Kiraware Maou ga Botsuraku Reijou to Koi ni Ochite Nani ga Warui! (NL)

Volumen 2

Prólogo: Los Caballeros se Enfrentan a la Derrota

Los páramos orientales del país de Raitén albergaban un barranco sin fondo, una cicatriz dejada en el mundo como un horrible recuerdo del terror cosido por el Precursor. Un solo golpe del feroz demonio había dividido el mundo en dos.

Aunque era enorme, atravesar la Gran División no era imposible, había tres métodos diferentes para llegar al otro lado: La primera opción era usar una piedra mágica que permitiera el vuelo. Rara y costosa, proporcionaban la forma más rápida y segura de cruzar el ominoso foso.

La segunda opción era tomar una ruta alternativa. La fisura se extendía mucho más allá del horizonte, por lo que rodearla llevaba una cantidad considerable de tiempo, pero permitía llegar al otro lado.

La última opción era tomar el puente. No era una estructura hecha por el hombre, sino que se había creado de forma natural durante el furioso alboroto del Precursor. Cuando el suelo se separó, una parte de este había permanecido milagrosamente intacta, dejando un camino a través de la enorme extensión. Siendo el único trozo de tierra que sobrevivió al ataque que había creado la interminable división, su solidez era incuestionable, y como tal, muchos viajeros preferían utilizarlo para cruzar.

Conectando la ciudad portuaria de Raitén con una ciudad comercial, el puente terrestre había servido como una importante ruta comercial durante cientos de años. Sin embargo, eso había cambiado tres meses antes.

—¡¿Qué-Qué es esto?!

Shaer, comandante del Primer Cuerpo de Caballeros de Raitén y una mujer que servía directamente al rey, se limpió el sudor de su rostro inmaculado. Una docena de sus leales subordinados yacían inconscientes frente al puente. Se las había arreglado para preparar su escudo en el momento justo, pero todo fue en vano. Su enemigo había reducido el grupo de famosos caballeros en pocos momentos con una ráfaga de viento.

Los informes de la bestia habían hablado de su capacidad para disparar tales ráfagas, pero su velocidad y poder eran mayores de lo que ella podría haber imaginado. Lo último que Shaer esperaba era que su escudo, imbuido de una poderosa y extremadamente rara magia, se desmoronara y que sus tropas cayeran tras un solo golpe de algún rufián.

—¡Eres un monstruo! —gritó, su voz se tiñó de odio y pánico.

Lo que estaba delante de ella era un monstruo algo más que de nombre. Su apariencia, también, era la de una terrible bestia. Su cuerpo musculoso y duro como una roca, cubierto de escamas verdes de jade, se complementaba con dos gigantescas alas y una larga cola con una afilada garra en su extremo. La bestia no era demasiado masiva, pero una sola mirada a ella era suficiente para enviar escalofríos por su columna vertebral.

Sin embargo, esos escalofríos sólo se debían en parte a la apariencia del monstruo. El poder que mostró al eliminar rápida y fácilmente a sus tropas fue mucho más aterrador. Shaer era la más fuerte de los Caballeros de Raitén, lo suficientemente fuerte como para asustar a las potencias extranjeras para que se sometieran, pero sus tropas habían sido derribadas y ella misma quedó completamente indefensa. Las probabilidades de que saliera victoriosa de su encuentro con tal bestia eran prácticamente nulas.

Aun así, no podía ver a sus subordinados perecer bajo su mando. Impulsada por su deseo de salvar sus vidas, reunió todo su valor y se puso de pie, desenvainando la espada que el propio rey le había presentado mientras miraba a la criatura.

Al igual que su escudo, su espada era más que sólo acero. El mango tenía incrustada una piedra mágica, capaz de producir una violenta ráfaga de viento afilado que cortaba implacablemente la armadura más fuerte. Tenía lo que era efectivamente un torbellino mortal a su disposición.

Canalizando su maná en la espada, se preparó para atacar mientras el monstruo estaba de espaldas. Estaba a punto de volver al centro del puente, que estaba decorado con una gran cantidad de armas, armaduras y otros artículos similares de los cazadores que habían llegado previamente para despachar al monstruo. Tales adornos eran prueba de su abrumador poder, pero estaba de espaldas, listo para retirarse. ¿Tenía miedo de Shaer un monstruo tan poderoso?

—¡¿Así que eliges huir?! —preguntó Shaer mientras mantenía la guardia en alto ante un posible ataque sorpresa. Se le había encomendado la tarea de derrotar al monstruo que aterrorizaba la zona, y como tal, no podía dejarlo escapar.

—¿Huir? ¡No me hagas reír! —el monstruo le contestó, volviéndose hacia ella— . Me aburres hasta la muerte, ¿sí?”

Los informes mencionaban que el monstruo era capaz de hablar con los humanos, así que Shaer no fue sorprendida con la guardia baja. Después de todo, no era un demonio real, sino un humano cuya apariencia fue alterada mediante el uso de una piedra mágica. Lo que le sorprendió, sin embargo, fue su voz. No esperaba que el usuario de la piedra mágica fuera una chica, aunque esa revelación no cambió su objetivo.

—¡Que te diviertas o no, no significa nada para mí! ¡No dejaré que los crímenes que has cometido queden sin castigo! ¡Ríndete de inmediato si quieres permanecer ilesa!

—¡Esa espada de juguete nunca funcionará conmigo! Tuve la amabilidad de no golpearte directamente con mi Ráfaga de Viento, así que sé una buena chica y corre a casa, ¿sí?

La bestia había fallado deliberadamente a Shaer con el ataque que había acabado con el resto de sus tropas. Sin embargo, eso la dejó preguntándose si la chica que se había transformado con la ayuda de una piedra mágica la miraba con desprecio porque era una mujer. Shaer no podía permitirse ser humillada de esa manera, pero más que eso, la chica había tenido la audacia de burlarse de su espada, la misma arma que significaba su orgullo como comandante del Primer Cuerpo. Esa fue la gota que colmó el vaso; Shaer estaba lista para luchar contra ella hasta la muerte.

—¿Ponemos eso a prueba? ¡Veamos si esta espada es realmente tan inútil como tú la haces parecer!

Vertió maná en su arma y cortó el aire en diagonal, enviando una cuchilla de viento muy afilada, según se decía, para poder derribar montañas, al monstruo.

—¡¿Qué…?! —Shaer gritó al ver que su corte conectó con su enemigo—. ¡¿No tuvo ningún efecto?!

Todo su poderío canalizado en un solo ataque no fue suficiente para hacer ni un solo rasguño en el monstruo. La desesperación comenzó a entrar en su corazón, pero de repente notó una delgada capa de hielo subiendo por el monstruo. Uno de sus subordinados había recuperado la conciencia y sellado sus movimientos.

—¿Estás bien? —Preguntó Shaer.

—Más o menos, así que déjenos el resto a nosotros, comandante. ¡Usted tiene que aprovechar esta oportunidad y huir!

—¿Qué? ¡Nunca dejaré atrás a mis tropas! ¡Lucharé a tu lado hasta el amargo final!

—¡Por favor, solo váyase! ¡Sé que usted es poderosa, pero no puede ganar aquí! Sólo hay una persona en el país que tiene alguna posibilidad contra este monstruo.

Nosotros le conseguiremos algo de tiempo, así que, por favor, ¡encuentre a Lord Merkalt y tráigalo aquí!

Por muy doloroso que fuera para Shaer dejar a sus subordinados, estaba claro que no podía someter a la bestia. El único capaz de tal hazaña era el hombre más fuerte del país: Malshan Merkalt.

—¡Vamos, comandante! ¡Huya!

—Ngh… ¡E-Entendido! ¡Juro por mi vida que no dejaré que su duro trabajo sea en vano!

Enfocando su maná en un anillo que contenía una piedra de Pegaso, unas brillantes alas blancas como la nieve brotaron de su espalda. Inmediatamente comenzó a agitar sus alas mágicas y se fue volando.

***

Mientras el monstruo veía a Shaer volar a la distancia, levantó sus piernas, rompiendo el hielo que había estado restringiendo sus movimientos.

—Tch…

El único objetivo del caballero era retrasarla, aunque sólo fuera por un segundo más. Él, que ya le había cubierto las piernas con hielo antes, empezó a enfocar su maná en su anillo otra vez, y ella se le acercó.

—No creas que esa endeble capa de hielo funcionará conmigo, ¿sí? —Golpeó sus afiladas garras contra el hielo, haciéndolo añicos. El hombre detrás de la cortina de fragmentos de hielo volando por el aire se puso completamente pálido—. Ustedes perdieron. Ahora vuelvan corriendo a casa, ¿sí?

—¿Qué-Qué?

—¿Estás sordo? —preguntó, mirando al hombre confundido como si fuera una molesta mosca—. Váyanse a casa. Todos ustedes fallaron, ¿sí?

—¿Fallamos? ¿Qué se supone que significa eso?

—¡Me aburren hasta la muerte! ¡Me contuve todo lo que pude y ustedes, perdedores, aun así, se desmayaron! Podrán ser mejores que esos gusanos que se rompieron en llanto y rogaron por sus vidas, pero eso no es mucho. Ustedes son gusanos un poco más valientes, ¿sí? —Cuando terminó de hablar, estaba lista para volver al medio del puente, pero algo se le ocurrió de repente—. Ese “Lord comosellame” que mencionaste antes, más vale que sea fuerte, ¿sí?

—Lord Merkalt es el cazador más fuerte del país. ¡Tus días controlando este puente están contados!

—Sólo asegúrense de no enviar a otra mujer, ¿sí? —El caballero sólo pudo asentir en respuesta a su extraña demanda—. Bien. Pero aun así, esos otros gusanos dijeron que su grupo era fuerte, así que no me haré ilusiones, ¿sí?

Voló de vuelta al centro del puente mientras murmuraba para sí misma, luego miró a los caballeros derrotados mientras se despertaban lentamente uno tras otro y se retiraban, manteniendo un ojo en el aterrador monstruo mientras lo hacían. Una vez que desaparecieron más allá del horizonte, la chica suspiró y se acostó bajo el cielo azul para ver pasar las mullidas nubes, rápidamente volviéndose somnolienta.

—Espero encontrar pronto al hombre más fuerte del mundo, ¿sí…? Así de fácil, Bram Boise, el monstruo del puente, se durmió.