Kiraware Maou ga Botsuraku Reijou to Koi ni Ochite Nani ga Warui! (NL)

Volumen 2

Capítulo Cuatro: El Rey Demonio Recibe una Propuesta

Parte 2

 

 

Al llegar al hermoso rancho, los cuatro se acercaron a la valla para ver de cerca las vacas manchadas disfrutando de su día. La mayoría de ellas estaban comiendo hierba a lo lejos, y la más cercana a ellos estaba a unos 50 pasos de la valla. Era una escena verdaderamente idílica que tranquilizaba el alma, aunque las chicas probablemente querían más. Anima imaginó que querrían tocar a los mansos animales de la granja.

—¡Tan liiindas!

—¡Mira cómo mastican!

Miraron a las vacas con una sensación de asombro desde detrás de la valla, pero claramente querían verlas más de cerca.

—¡Vaquita! —Marie saludó a la vaca más cercana y le hizo un gesto con la mano, pero el animal ni siquiera parpadeó. La hierba delante de ella era más atractiva que ella—. ¡Estoy aquí, vaquita! ¡Aquí!

Ella había estado tan feliz momentos antes, pero no se tomó bien el hecho de ser completamente ignorada. Se empezaron a formar lágrimas en los rincones de sus ojos. Seguía agitando su mano a la vaca tan rápido como podía, pero el animal no quería tener nada que ver con ella. Giró su trasero hacia Marie y se alejó.

—La vaquita sesta yendo…

—Lo siento.

—¿Me odia?

La repentina traición de su amiga animal realmente decepcionó a Marie. Debe haber sido su primera experiencia de ser ignorada. Luina acarició suavemente la cabeza de la niña sollozante.

—No, en absoluto —dijo Luina con una voz calmada mientras acariciaba suavemente la cabeza de la sollozante chica—. Creo que podría ser tímida.

—¿Tímida?

—Mmmm… Vamos a verlas desde aquí, ¿de acuerdo?

—¡Síii!

Marie asintió con entusiasmo. No quería que nadie, aunque fuera un animal, se sintiera incómodo. Anima le dio una palmadita en la cabeza, alabándola en silencio por ser tan buena chica.

—¡Mira! ¿Qué es ese cobertizo de ahí?

Myuke señaló un largo edificio de madera visible a lo lejos.

—Eso es un establo. Compramos leche allí la última vez que estuvimos aquí.

—¡Leche! ¡Quiero leche!

—¿Verdad? ¡A mí también me encantaría un poco de leche!

Durante su viaje, Myuke finalmente había salido de su caparazón. Había dejado de contenerse y estaba disfrutando mucho.

—Vamos a buscar un poco, entonces —dijo Anima con un movimiento de cabeza.

Con las alegres chicas a remolque, se acercaron al establo. Abrieron la gran puerta y se asomaron al interior. Una brisa fría pasó a su lado, dejando atrás el olor a hierba recién cortada, que se hizo más fuerte a medida que se adentraban más en el interior, siguiendo el estrecho camino de tierra que estaba rodeado de jaulas llenas de paja. El hombre que estaba de pie en el centro del establo los notó, y comenzó a caminar en su dirección.

—Hola a to’os. ¿Cómo pue’o ayu’arlos?

—Estamos aquí para comprar leche —respondió Anima.

—Ahora mismito. —El hombre los recibió con una sonrisa alegre—. Primero hay que dejar que Charlotte salga a la lu’.

—¿Quién es Charlotte? —Myuke no conocía a nadie con ese nombre.

—Una ‘e mis vacas, criatura. ¡Acabo de ordeñar a la vieja!

—¿Vaca? ¡¿Dónde?!

El hombre sonrió cuando vio la emoción en los ojos de Marie.

—Justo aquí, criaturita. ¿Quieres darle un buen masaje?

—¿De vedad? ¡Quiero acariciar la vaca!

—Claro que sí, criaturita. Pero sólo si prometes mantenerte callada cerca de Charlotte.

—Pomesa —susurró.

—¿Puedo acariciarla yo también? —Myuke le preguntó.

—¡Claro que pue’en! ¡Vamo’, síganme!

Caminaron un poco más adentro del granero y se detuvieron frente a una jaula. Dentro había una vaca blanca con hermosas manchas negras. Las chicas la miraron a través de los barrotes mientras llenaba sus mejillas con la paja apilada delante de ella.

—¡Wooow! ¡Hola, vaquita!

—¿Mu-Muerde?

Myuke se asustó cuando finalmente llegaron a la vaca. Viendo la vacilación en sus ojos, el hombre acarició suavemente la cabeza de la vaca. En respuesta, la vaca no hizo absolutamente nada; continuó masticando el bocado de comida como si nada pasara.

—E’ una chica gentil. No le importará que la acaricien mientras tengan cuida’o.

Myuke dio un suspiro de alivio, luego ella y Marie acariciaron suavemente la gran frente de la vaca.

—¡Wooow!

Marie miró a sus padres con estrellas en sus ojos y se maravilló.

Viendo las cálidas sonrisas de sus padres, regresó para otra ronda. Una vez que se saciaron de acariciar a la vaca, salieron del granero.

—¡Suaave, vaquita suaaave!

—Todavía puedo sentir su calor en mi mano.

Las chicas compartieron con entusiasmo sus experiencias mientras el hombre se alejaba momentáneamente.

Cuando regresó, llevaba una bandeja de cuatro vasos grandes llenos hasta el borde con leche blanca pura.

—Blanco. ¡Me encanta el blanco!

—¡Se ve súper delicioso!

—¡Quiero que sepan que tenemos la mejor leche ‘el país! Un sorbo y nunca volverán a lo que la gente de la ciuda’ llama leche.

—Eso suena genial. ¿Cuánto es? —Anima preguntó mientras contaba las monedas que había traído consigo.

—Tres piezas de cobre por cuatro de ellas.

Era inesperadamente barato. Anima trataba de entender el valor del dinero en su nuevo mundo acompañando a Luina en sus compras, así que esperaba que cuatro vasos costaran alrededor de cinco piezas de cobre. ¿Estaba el hombre tratando de venderles leche en mal estado?

—¿Por qué tan barata?

Anima no quería molestarlo; él había tenido la amabilidad de dejar que las chicas acariciaran las vacas, después de todo. En lugar de acusarlo de venderles un mal producto, decidió preguntar.

—No me haga empezar, amigo. Hace un rato podía venderla por el doble, pero las ventas han baja’o últimamente. Prefiero venderla barato a que se me eche a perder.

—El hombre se apenó por su negocio perdido—. Estoy seguro de que to’os ustedes escucharon sobre esa bestia bloqueando el puente. Este negocio de la leche es mi única fuente de ingreso’, y ese monstruo está acampando allí, matando mi sustento. ¡No pue’o evitar que la leche se estropee pa’ siempre, ni siquiera con mi piedra mágica, por la chita!

La leche se echaría a perder al llegar a su destino si el hombre seguía el desvío. Sus manos estaban atadas; no tenía otra opción que reducir el precio de su producto.

—¡Papi venció al temible mostuo!

El hombre inclinó curiosamente su cabeza.

—¿Qué hizo, criaturita?

—No le haga caso. —Anima inmediatamente cortó la conversación de raíz. Él derrotó al monstruo, pero era mejor mantenerlo en secreto hasta que llegara un aviso oficial de los caballeros. Si la noticia se extendía por la ciudad prematuramente, crearía una gran conmoción—. Estoy seguro de que se resolverá pronto.

—Eso espero, amigo. No pue’o hacer má’. Pero cortemos eso, ¡beban mientras aún esté bien fría!

—Gracias.

Después de pagar, Anima tomó su vaso y se sentó en un banco cercano. Él y su familia observaron a las vacas holgazanear en la distancia mientras una suave brisa pasaba por ellos. Todo el tiempo, saboreando la leche.

—¡Rico!

—¡Wow! ¡Está tan deliciosa!

La leche fresca era increíblemente dulce y rica. Hacía que la leche que podían comprar en la ciudad supiera a agua. A las chicas les gustó tanto que se tragaron sus vasos altos en pocos segundos.

—¡Rico!

—Eso estuvo genial.

Beber tan rápido había dejado un espeso bigote de leche sobre la boca de Marie.

Anima lo limpió suavemente mientras se retorcía en su asiento.

—¡Ah, mira! ¡Una de ellas está caminando hacia nosotros! —Myuke señaló con entusiasmo el otro lado de la valla, donde una vaca con un patrón familiar de manchas se acercaba a ellos. Era la misma que acababan de acariciar—. ¿Va a volver a por más?

—¿Puedo ir con la vaquita?

—Por supuesto que puedes. —Al recibir la aprobación de Luina, las chicas se empujaron contra la valla para mirar a las vacas. Mientras miraban a las chicas como se divertían, Anima y Luina bebieron sus propios vasos de leche—. Marie se está divirtiendo mucho. Está completamente fascinada por esas vacas. Me preocupaba que nos pidiera que nos mudáramos aquí.

Una brisa fresca y refrescante soplaba por la pareja, haciendo que el largo cabello azul de Luina revoloteara mientras compartía su ligera preocupación con Anima. Sin embargo, no le perturbó, ya que la encantadora sonrisa de su bella esposa avivó aún más la llama de su ardiente amor por ella.

—No te preocupes —dijo—, Marie ama a Myuke. Si Myuke dijera que se va al siguiente pueblo en este mismo momento, Marie la seguiría sin decir una palabra.

—Jeje, tienes toda la razón. Ella realmente ama a su hermana mayor.

—Mm-hmm. Sólo el hecho de que estén juntas la hace realmente feliz, y Myuke también quiere a Marie. No puedo ni imaginar que se peleen.

—Nunca harían eso. Aunque Myuke fue una pequeña alborotadora en su día.

—Espera, ¿en serio? —Anima dijo por sorpresa. Myuke desconfiaba de los extraños, pero amaba a su familia desde el fondo de su corazón. No podía imaginarla causando ningún problema.

—Nunca se peleó con Marie por la diferencia de edad, pero a menudo lo hacía con los otros niños de su edad cuando había muchos más niños viviendo en el orfanato.

Luina miró fijamente a la espalda de Myuke con una pizca de tristeza en sus ojos. Imaginando el dolor que debió sentir cuando su bulliciosa y feliz familia se había desvanecido lentamente en la nada tirando de las cuerdas del corazón de Anima.

—¿Hay algo que pueda hacer por ella?

—Ya has hecho más que suficiente. —Luina apretó la mano de Anima—. Te convertiste en el padre que ella nunca tuvo, la llevaste de viaje, y la dejaste disfrutar sus días al máximo. No puedo agradecerte lo suficiente por todo eso.

—No hay necesidad. Ver su sonrisa me hace querer agradecerle yo en su lugar. ¿Pero podemos retroceder un momento? Si quieres, puedo ayudarte a hacer que el orfanato sea tan animado como lo fue una vez.

Luina se puso roja como remolacha por la propuesta de Anima, recordando la discusión que tuvieron después de derrotar a Malshan. Ella había confirmado que quería tener a su hijo, pero en los dos meses siguientes, ninguno de los dos había hecho ningún intento de lograr ese objetivo.

—¿Quieres… tener hijos?

—No me importaría criar un ejército de descendientes contigo, Luina.

Esperaba que su respuesta la asustara por ser demasiado codiciosa, pero para su sorpresa, ella la aceptó con una sonrisa encantada.

—Yo también quiero tener un hijo contigo, pero… —¿Pero qué?

—Bueno, nunca he hecho nada como… como eso antes. ¿Y si despierto a las chicas, y…? —Las mejillas de Luina hirvieron cuando compartió su miedo con Anima. No era exactamente un tema para ser discutido afuera en una hermosa mañana con sus hijas—. Lo siento, olvida que dije algo. Sólo estaba divagando.

—No, no lo estabas. Es importante hablar de estas cosas. Aun así, no puedo negar que es algo embarazoso…

Luina mantuvo los ojos fijos en el suelo. Sin estar segura de cómo disminuir su vergüenza, Anima silenciosamente apretó su mano.

—Perdonen mi intrusión, Lord Anima, Lady Luina, pero debemos abordar el ferry pronto.

Inesperadamente, Shaer aterrizó cerca y les informó de la hora en voz baja.

Claramente estaba siendo consciente de no asustar a Myuke de nuevo.

—¿Ya es la hora? —El tiempo pasaba volando cuando uno se estaba divirtiendo. Anima había despertado ante ese hecho después de casarse con Luina tres meses antes—. ¡Myuke, Marie, pronto subiremos al barco!

—¡Una me miró directamente a mí!

—¡Yo también! ¡Sus ojos son taaan grandes!

Anima se puso de pie mientras esperaba a las chicas, que compartieron el momento culminante de su observación de las vacas en su camino hacia sus padres.

—Me alegro de que se hayan divertido. Ahora, vayan a despedirse de las vacas antes de que nos dirijamos al muelle.

Las chicas asintieron y se despidieron con entusiasmo de la granja.

—¡Adiós, vaquita!

—¡Gracias por la deliciosa leche!

Las vacas levantaron sus cabezas por un momento antes de volver a masticar el pasto.

Con la alegría de las chicas que se divirtieron acariciando y mirando a las vacas a su gusto, se dirigieron de nuevo hacia el puerto.

—¡Lord Anima! —Shaer, presa del pánico, aterrizó junto a la familia cuando se acercaban al área del faro—. ¡Esto es un desastre!

—¿Qué ha pasado?

—¡Esa chica está haciendo una escena en la granja!

—¿Bram?

Shaer asintió.

—¡Por favor, venga conmigo!

—Te sigo.

Dejando a su familia atrás, Anima siguió a Shaer al establo, donde vio a una niña gritando a un hombre. Como le habían dicho, Bram, con un vestido de una pieza que se parecía mucho a un vestido de novia, pisaba el suelo con rabia.

—¡Dame leche! ¡Mi boca está más seca que un desierto, ¿sí?! —molestaba al hombre, que sostenía un vaso de leche en lo alto de su cabeza.

—¿Qué ha pasado?

Tanto Bram como el hombre suspiraron aliviados cuando vieron a Anima.

—Está alejando la leche de mí, ¿sí?

—¡Muy creíble cuando intentas beber y huir!

—¡No hui a ninguna parte! ¡Te pagué mucho, ¿sí?

—¡No recibo ninguna piedra mágica!

Anima notó un collar con incrustaciones de una gema blanca como la nieve en la mano de Bram. Naturalmente, su pendiente verde oscuro todavía colgaba de su oreja… podría haber tomado la leche a la fuerza si hubiera querido. Sin embargo, como prometió, intentaba evitar usar la piedra del Dragón de Jade para herir a otros. Shaer debe haberse dado cuenta de lo mismo, ya que su expresión grave se desvaneció.

—Papi, ¿quién es esta chica? —Myuke preguntó por detrás de él. Ella y el resto de su familia parecían haberle alcanzado.

—Esa es Bram.

—¡Ah, bie— ¡no puede ser! —Myuke miraba incrédula la mano de Bram—. ¡¿Esa es una piedra de Pegaso?!

—¡Ooh, eres buena! —Bram se dio la vuelta, sonriendo—. Vamos, dile a este tipo lo valiosa que es esta piedra, ¿sí?

—La piedra de Pegaso es la piedra más valiosa de todas las que te permiten volar! ¡Sólo una gota de maná es más que suficiente para cruzar con seguridad una enorme distancia en el aire! ¡Vivirás como un rey por lo menos medio año si vendes una!

—¡Bien dicho! Ahora dame ya mi leche, ¿sí?

—No voy a hacer ningún trueque.

Claramente no estaba abierto a las negociaciones.

—¡Tch. No entiendo cuál es tu problema, ¿sí?! —Bram refunfuñó para sí misma mientras el hombre se volvía hacia Anima con una expresión de preocupación.

—Conocen a este pequeño cordero, ¿verdad? ¿Qué les parece ayu’ar a un amigo? —Aquí, déjame pagar su bebida.

Después de que Anima pagó, el hombre le agradeció profusamente por liberarle del infierno a su cliente. Le dio a Bram su leche, que ella se tragó de una sola vez.

—Gracias —dijo—, ¡Me siento mucho mejor! Ahora por fin puedo hablar contigo, ¿sí?

—¿Sobre qué?

Ella había hecho una gran escena porque quería hablar con Anima después de que él la dejara colgada cuando regresó con su familia después de la batalla. Estaba listo para hablar, así que la miró fijamente, instándola a decir lo que quería decir. Mientras lo hacía, Bram se golpeó sus mejillas sonrojadas y empezó a moverse.

—¡Me miras así y haces que mi corazón se enfurezca, ¿sí?! ¡Pensar en lo que viene después me pone nerviosa! ¡Y me da sed cuando estoy nerviosa, ¿sí?!

—¿Por qué? ¿Qué viene después?

¿Había venido a desafiarlo de nuevo? Su voluntad de luchar debería haber desaparecido, pero si tenía la intención de desafiar a un poderoso enemigo, eso explicaría su nerviosismo.

Su conjetura no llegó más lejos que eso. Con un silbido, Bram se deslizó a su lado y le tomó la mano con las de ella.

—Nuestra amorosa vida de recién casados, ¿sí?

Kiraware Maou Volumen 2 Capitulo 4 Parte 2 Novela Ligera

 

Anima quedó total y por completo sin palabras.

—¿Engañaste a mami?

Myuke le miró fijamente. Él se moría por saber de dónde venía lo de la boda, y su vestido de novia mostraba que iba en serio con todo el asunto, pero él tenía asuntos más importantes que atender primero.

—Yo nunca haría eso.

—Sí, eso parece. ¿Quién en su sano juicio iría a por una bajita como ella?

—Tú no eres quién para hablar, enana, ¿sí? —Bram miró a Myuke después de que la rechazaran.

—¡Yo soy un gigante comparada contigo!

Al darse cuenta de que Myuke era en realidad más alta que ella, Bram desvió su mirada. Estaba luchando una batalla perdida, así que necesitaba encontrar un enfoque diferente. Momentos después, giró la cabeza hacia Myuke.

—Dime cuántos años tienes, ¿sí?

—Tengo doce.

—Eres mayor, ¿y eso es todo lo que pudiste reunir? —Bram sonrió con suficiencia—. Patético, ¿sí?

—¡Tienes el descaro de hablar de tus mayores! ¿Verdad, papi? ¡Díselo!

Los ojos de Bram se abrieron de par en par.

—¿Eres la hija de Anima? Sí…

—Así es.

—A-Así que eso te hace mi hijastra…

—¿Estás loca? Luina es mi única madre, ¡y eso nunca cambiará!

Esa revelación fue un golpe para Bram, tanto que se tambaleó hacia atrás.

Temblando, miró a Anima para consolarse.

—¿Estás casado? Dime la verdad, ¿sí?

—Así es.

—Divórciate, ¿sí?

—No lo haremos —dijo Luina bruscamente, tomando el control de la conversación.

—¡¿Por qué no?! —Bram estalló en un ataque de rabia mientras miraba a Luina— . ¡Sólo haz lo que te digo, ¿sí?!

—No. Amo a Anima, así que eso no va a suceder.

—Yo también te amo, Luina.

Anima alcanzó la mano de Luina y unió sus dedos con los de ella. La vista fue demasiado para Bram, que empezó a llorar.

—¿Por qué? Podrías tener más de un pretendiente con esa apariencia, ¡¿por qué tuviste que atrapar a Anima?! ¡Ve a buscar a alguien más, ¿sí?!

—Entonces, ¿por qué quieres tú casarte con papi? Lo admito, es genial, ¡pero hay otros hombres por ahí!

—¡Porque todos son más débiles que yo! ¡Quiero una familia que sea fuerte, ¿sí?!

—Oh, así que eso es lo que quisiste decir cuando dijiste que “pasé” al final de nuestra pelea.

Anima finalmente había entendido, hasta cierto punto. Sin embargo, aún no tenía idea de por qué ella anhelaba una familia fuerte.

—Todos los demás hombres, todas esas personas que vinieron a exterminarme, fracasaron. ¡Tú eres el único digno de convertirse en mi marido, ¿sí?

Bram dio un discurso entusiasta con la esperanza de convencer a Anima de que se casara con ella. No le importaba la atención, pero lo que ella proponía estaba fuera de discusión. Sólo había una chica en todo el mundo a la que él llamaría su esposa, y era Luina.

—Disculpe, Lord Anima —interrumpió Shaer—, pero tenemos que darnos prisa.

Todos iban a perder la llamada de embarque si se quedaban más tiempo parados.

Anima no podía permitirse eso; no cuando las chicas estaban tan emocionadas por montar en el barco. Aun así, tampoco podía ignorar a una chica que lloraba.

—Yo pagaré tu billete, así que cuéntamelo todo en el barco, ¿de acuerdo?

Las lágrimas de Bram se secaron de inmediato, y su rostro floreció en una sonrisa eufórica.

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