Gyakusatsu Kikan (NL)

Volumen 1

Capitulo 3: La tormenta había pasado

Parte 5

“¿Alguna vez has oído hablar de Six Degrees of Kevin Bacon?”, Me preguntó. “Un juego de palabras con el nombre de una vieja estrella de cine”.

Footloose fue uno de mis placeres culpables.

“Tomas dos actores que nunca han estado en una película juntos y tratas de conectarlos en los pocos pasos posibles”, continuó John Paul. “Si hay un actor con el que ambos han estado en una película, ese es un grado de separación. Si el primer actor ha estado en una película con un actor que a su vez ha estado en una película con un actor que ha estado en una película con la segunda, entonces son dos grados de separación, y así sucesivamente. Prácticamente todos los actores conocidos pueden llegar a Kevin Bacon dentro de los tres grados de separación. En otras palabras, el juego es sobre redes personales “.

“Gracias por la explicación, pero dudo que haya un estadounidense vivo que no haya oído hablar del juego de Kevin Bacon”.

“Discúlpame. No estaba tratando de condescender contigo. Es solo una analogía útil para explicar la teoría de grafos. El estudio de analizar redes formadas por este tipo de enlaces. La NSA, el Centro de Contraterrorismo y DARPA inyectaron dinero en el campo de la teoría de grafos una vez que quedó claro que el nuevo tipo de amenaza terrorista estaba descentralizada y no atada a una ubicación geográfica específica. La teoría de grafos se convirtió en un tema de investigación militar interdisciplinaria, al igual que mi campo. Los teóricos del gráfico estudiarían datos interceptados en Echelon y observarían las interacciones entre diferentes personas en diferentes regiones; cómo se intercambiaban los datos. No era el contenido de los datos como tal lo que era importante, sino el flujo; cómo se dispersaba la información y qué canales harían que se difundiera de manera más efectiva. Todo esto puede determinarse a través del análisis de red “.

Eso tiene sentido. Supuse que era así como los poderes fácticos eligieron nuestros objetivos.

“Pero ¿cómo sabes todo esto?”, Le pregunté.

“Me permitieron usar su investigación para ayudar a mi propia investigación sobre la gramática del genocidio. Las líneas que conectan un punto a otro. Los nodos y los bordes. Digraphs que incorporaron marcadores direccionales que muestran las tendencias del flujo de información. Agregue un poco de SNDGA, y es fácil determinar dónde están las fuentes de comunicación más importantes. No siempre necesitas tener acceso a un presidente o a un general. De hecho, en un país elegí desempeñar el papel de sacerdote, y en el otro formé parte de una ONG influyente. Más posibilidades de propagar la gramática genocida de esa manera, una red más extensa, ¿ves? Por supuesto, los detalles varían de un país a otro “.

Este hombre describía tranquilamente los resultados de una serie de experimentos para mí como si fueran completamente teóricos. Era como si hubiera olvidado convenientemente que su investigación sobre el genocidio se había construido en la cima de una montaña de miseria humana.

“No lo creo”, dije. “No creo que el lenguaje tenga la capacidad de influir en nuestro subconsciente de esa manera. La hipótesis de Sapir-Whorf ya ha sido ampliamente desacreditada. El pensamiento humano me retorcía de vergüenza al pensar en la larga conversación que tuve con Lucía sobre la muerte de mi madre, cuando le ofrecí mi corazón. Quizás John Paul tenía razón. ¿No era solo una forma indirecta de decirle que me gustaba?

“Cada vez que he estudiado un país en un período de militarización, entretenía esta pequeña y encantadora teoría. Se me ocurrió que los lemas que inevitablemente terminan garabateados en las esquinas de las calles no se refieren en absoluto a las palabras. Son más primitivos que eso. Los lemas son solo manifestaciones de una resonancia profunda y primitiva. “Odio al enemigo”. “Protéjase”. Me gusta pensar en ellos como pequeños fragmentos de música en una sinfonía subyacente de impulsos primarios “.

“Las personas no son animales”, dije. “El lenguaje humano es diferente del aullido de las bestias salvajes”.

“¿Realmente crees eso? No estoy seguro de que lo haga “, dijo John Paul. “Goethe mismo admitió que algo tan simple como una marcha militar podría hacer que sintiera que su columna vertebral se llamaba la atención. Y no solo los aeropuertos y cafés tienen música de fondo. Auschwitz también tenía una banda sonora. El sonido de la campana de despertador en la mañana, los tambores para hacer que los prisioneros marchen. Sin embargo, agotados y completamente abatidos, los reclusos judíos, tan pronto como los tambores estallaban en ritmo, encontraban que sus cuerpos se movían junto con el ritmo, lo quisieran o no. A diferencia de lo que vemos, lo que escuchamos tiene la capacidad de tocar nuestras almas directamente. La música viola nuestros sentidos. ¿Sentido? ¿Qué sentido? El sonido puro puede y pasará por alto todo ese sonido noble que suena “.

Lo que acecha bajo las palabras que usamos.

El significado es solo superficial.

Eso es lo que John Paul estaba tratando de decir. Cuando hablamos, no es solo el contenido de nuestras palabras lo que importa. El “significado” de las palabras es solo una pequeña parte de la ecuación. A eso se refería John Paul; también había música, ritmo, capas ocultas esotéricas que no podía comprender, comprender o comprender.

“La gente puede cerrar los ojos, pero nunca pueden bloquear completamente sus oídos. Nadie es inmune a mis palabras “, explicó John Paul.

Me obligué a mirar a la luz de la luna y a los ojos de John Paul. Esperaba, esperando ver la locura allí, que encontraría a un loco bañado en un resplandor lunar. Pero no se me concedió tal satisfacción. Todo lo que podía ver era un par de ojos perfectamente racionales y calmados, mirándome. En todo caso, estaban llenos de melancolía, no de locura.

“Estas loco.”

No lo creía, pero tenía que decirlo de todos modos.

***

John Paul salió de la habitación, y unos quince minutos más tarde me encontré empujado a lo largo de un pasillo sucio por uno de mis otros asaltantes. El corredor estaba cubierto de graffiti que, por lo que parece, se había hecho bastante recientemente. Esta no era una escena que esperaba ver en esta época en la que todos los delitos menores pudieran rastrearse rápidamente hasta el perpetrador.

Me empujaron a través de una puerta, con la pistola de mi agresor todavía en mi espalda. Salí del otro lado y me encontré en una habitación bastante grande que contenía una barra forrada con botellas de vidrio y un espacio abierto con el suelo cubierto con una capa nano que retrataba la imagen de un abismo sin fin.

Club de Lucius.

“Es bueno verte de nuevo tan pronto”, le dije a las figuras emergentes de Lucius, Lucía, y una cantidad de hombres que solo podían describirse como subordinados. Los hombres estaban todos armados y mirándome con recelo. “Me sorprendes, Lucius. Pensar que estás del mismo lado que John Paul”.

Lucius negó con la cabeza. “John es nuestro cliente, nada más. Simplemente hicimos lo que teníamos que hacer para protegernos “.

“¿Y quién es ‘nosotros’ exactamente?”, Pregunté, mirando a Lucius y a Lucía, que estaba parada a su lado con una expresión de desconcierto en su rostro. Entonces, ¿no estaba ella en el lado de Lucius o John Paul? ¿La habían engañado involuntariamente para que se convirtiera en cómplice?

Lucius hizo una pausa por un momento, como si tratara de recordar algo. Entonces él habló.

“Y sucedió en aquellos días, que salió un decreto de parte de César Augusto que todo el mundo debía pagar impuestos. Y este impuesto se hizo primero cuando Cirenio era gobernador de Siria. Y todos fueron a pagar impuestos, cada uno en su propia ciudad. “¿Estás familiarizado con este pasaje?”

Fue Lucia quien respondió, antes de que tuviera la oportunidad de concentrarme en lo que estaba pasando. “No, aunque suena como algo de la Biblia”.

Lucius se volvió hacia mí. “¿Y usted, señor?”

“Soy ateo. No voy a la iglesia, “dije.

“Es Lucas, capítulo 1. Incluso en aquel entonces, los ciudadanos se convirtieron en números y se contaron”, dijo Lucius.

“¿Y qué?”, Le pregunté. Lucía estaba mirando mis muñecas atadas. Ella estaba obviamente preocupada.

“Bueno, aquí estamos los incontables”, dijo Lucius, mirando a los hombres armados a su alrededor. “No somos más que una masa inidentificable a los ojos de la sociedad de vigilancia. Somos vagabundos que se escabullen a través de las grietas de los gigantes de seguridad”.

“¿Vives bajo identidades falsas?”, Le pregunté. Estaba incrédulo. Solo las Fuerzas y los gobiernos deberían haber podido falsificar las identificaciones. Era prácticamente imposible piratear las bases de datos de la compañía InfoSec, y sus empleados eran básicamente incorruptibles. La menor fuga, ya sea interna o externamente, se trató con la mayor seriedad, con largas penas de cárcel para cualquiera que incluso lo intentara. No, las brechas de seguridad eran casi desconocidas.

“Es prácticamente imposible asumir una identidad falsa como tal, más pena”, dijo Lucius, sacudiendo la cabeza. “Pero eso no significa que no haya ciertas soluciones. Podemos comenzar con métodos de baja tecnología. Mapeo de las ubicaciones de los sensores, por ejemplo. Estamos inundados con una multitud de sensores, pero individualmente tienden a ser mono funcional. Escanean solo su retina, o solo sus venas, o solo sus huellas dactilares. Entonces aquí hay una exploración de ondas cerebrales, y aquí hay una cámara. Bueno, al ingresar minuciosamente todos los detalles de estos sensores, hemos logrado encontrar mapas de las principales ciudades estadounidenses y europeas. Una guía aproximada para el Evadir la Vigilancia. Usando el análisis por computadora, ha sido posible encontrar lagunas, accesos directos, caminos de menor resistencia. Hay formas de engañar a algunos de los sensores, y entonces todo lo que necesitas es un conjunto falso de huellas dactilares de nano-capas y los ojos de otra persona, y de repente les resulta muy difícil seguirles la pista “.

Ahora que lo pienso, esa persona que maltraté había tenido diferentes identificaciones de retina y huellas dactilares.

“Pero seguramente todavía necesitas identificaciones falsas, incluso si solo para los dedos falsos y los ojos falsos”, dije.

Lucius se encogió de hombros. “Cultivamos nuestra base de datos de ID con cuidado y durante un largo período de tiempo. Bebés que murieron poco después del nacimiento, antes de que estuvieran

completamente registrados. Viajeros que desaparecieron en el exterior. Contratistas civiles y PMC que fueron MIA en zonas de guerra. Y, sobre todo, Sarajevo “.

Los cadáveres que nunca tuvieron la oportunidad de convertirse en cadáveres. Los desaparecidos.

Nombres en el purgatorio

“Seleccionamos cuidadosamente los ID de entre los desaparecidos y los realizamos de nuevo. Los archivamos para que estén fuera de la vista de los gobiernos y puedan ser utilizados en cualquier momento si es necesario. Puedes imaginar lo valioso que es este archivo para nosotros. A falta de terrorismo y genocidio haremos lo que sea necesario para protegerlo “, dijo Lucius.

“Y aún recuerdo un momento hace pocas horas cuando me decías que no existía la libertad pura, que todo era cuestión de controles y equilibrios”, dije. Nunca habría adivinado por su comportamiento en ese momento que Lucius era un ideólogo tan radical.

“Estoy de acuerdo con eso. El problema que tenemos es que la sociedad de compromiso que nos obliga a hacer es masivamente unilateral. La privacidad a la que nos han pedido que renunciemos no se ve recompensada con el correspondiente aumento de la seguridad” Lucius avanzó de modo que ahora estaba parado justo en frente de mí” El actual régimen de seguridad no tiene sentido. Después del 11 de septiembre, el mundo aumentó constantemente sus niveles de vigilancia en las personas. La “trazabilidad” se convirtió en el orden del día. Y, sin embargo, cuanto más se apretaban los tornillos, más incidentes terroristas había en las principales ciudades del mundo “.

“Eso es una mentira”, dije.

“No es una mentira”, espetó Lucius. “Incluso tienes que reconocer la verdad sobre Sarajevo. ¿Me equivoco? Incluso las estadísticas oficiales publicadas muestran una correlación entre la represión de la vigilancia y el aumento de la actividad terrorista; simplemente tome cualquier información del gobierno y grábela en un gráfico. Está todo allí, en blanco y negro, para que cualquiera lo vea. Y, sin embargo, por alguna razón, la mayoría de las personas eligen no hacerlo”

“En ese caso, ¿por qué todos creen que la trazabilidad personal es la mejor protección contra los terroristas?”, Pregunté.

Los labios de Lucius se torcieron en una sonrisa irónica. “¿Es eso lo que la gente cree? ¿O simplemente lo que la gente quiere creer?” Él se rio, un sonido triste y hueco. “No es como si el gobierno nos mintiera. O más bien, no es como si fuera solo el gobierno el que nos miente. Los medios también mienten y, lo peor de todo, también lo hacen las personas, los ciudadanos. Todos nos mentimos el uno al otro. Todos hemos sido engañados por este mito colectivo de la trazabilidad, y así nació nuestro moderno estado de vigilancia. Puede ser cierto que la actividad terrorista ha disminuido recientemente, pero eso es solo porque la mayoría de los terroristas se han visto desviados por la reciente explosión de guerras civiles y conflictos étnicos en todo el mundo. No tiene nada que ver con la represión de la seguridad”.

Vemos lo que queremos ver.

Creemos lo que queremos creer

¿De qué sirve la evidencia estadística dura frente a la creencia? El gobierno, la industria, la gente, ninguno estaba interesado en mirar gráficos, no cuando los meros hechos contradecían sus creencias fundamentales.

“La realidad es algo tan patético y débil”, continuó Lucius, sacudiendo la cabeza con tristeza. “Hay tantas cosas terribles en el mundo que no se denuncian. ¿Sabes, por ejemplo, cómo se crea la carne artificial? Delfines genéticamente modificados. Mamíferos acuáticos diseñados para poder vivir en agua dulce. Se criaron o tal vez ‘culto’ es una mejor palabra, dadas las circunstancias, en el Lago Victoria, antes de ser disecados vivos para que su músculo pueda ser utilizado industrialmente. El resto de ellos se convierte en alimento para animales. Los niños con salarios de hambre trabajan día y noche en gigantescas fábricas de explotaciones agrícolas a orillas del lago Victoria, forzando la carne de grasa roja en latas gigantes”.

“Músculo de delfín vivo …” Me detuve.

Las cápsulas de intrusos que usamos para penetrar las líneas enemigas. Los aviones de corto alcance que nos llevaron de continente en continente. Todo cubierto de carne cruda. ¿Cuántas personas sabían que la loción sexual estaba hecha de algas marinas?

“Ninguno. Nadie sabe. Así como nadie intentará impedir que venda huevas de lumpo teñidas como caviar “, dijo Lucius.

“Pero ¿cómo puede eso—?”

“Cualquier persona remotamente interesada en hacerlo puede resolver todo esto por sí misma. Simplemente use sus lentes de contacto RA para rastrear la procedencia de lo que está delante de usted. Dónde y cuándo se hace un objeto. El espacio y el tiempo están ahí para que todos lo vean. Vivimos en lo que el autor de ciencia ficción Bruce Sterling podría haber llamado una sociedad de Spime. La gente quiere saber si su Budweiser se elabora en condiciones sanitarias y de qué rancho se puede rastrear una hamburguesa. Incluso puede averiguar qué bosque proporcionó los árboles para su casa. La meta historia de todo en el universo es pura, cruda, allí para tomar. Y, sin embargo, nadie está interesado en nada más que en sus pequeñas narrativas personales. Nadie quiere saber sobre la tragedia de los orígenes de la carne artificial, solo quieren saber que continuará proporcionando los aviones y las máquinas que apoyarán su cómodo estilo de vida “.

En este punto, la sonrisa deformada de Lucius volvió a aparecer. “Y usted, Sr. Bishop. Usted sabe demasiado bien sobre las masacres que ocurren en todo el mundo. ¿A cuántos de esos le interesa el mundo? Como sabes muy bien, solo se informa una fracción. Las personas están diseñadas para ver solo lo que quieren ver “.

Él tenía un punto. Fuera de mi trabajo, todo lo que sabía del mundo provenía de los videos de la CNN. Viví en el mundo de Domino’s Pizza. Viví en un mundo de fragmentos de quince minutos de vistas previas de películas gratis.

“Básicamente, el problema que tenemos es que la idea de que someternos a la vigilancia permanente de alguna manera nos hace más seguros es una gran mentira. Un comercio injusto. La razón por la que elegimos vivir anónimamente es porque no queremos vivir en una sociedad que nos obliga a este comercio”

Lucius se alejó del abismo que nos rodea. Él suspiró, luego continuó. “John notó que la CIA estaba vigilando el departamento de Lucía. Nos advirtió sobre este hecho; es un buen cliente. Pensamos que podrías estar usando a Lucia para llegar a nosotros. Ya habías maltratado a uno de nosotros, después de todo”

Uno de los hombres sacó un terminal móvil y tocó el teclado.

Las puntas de mi cuerpo se inundaron con ese dolor abrasador otra vez, y grité y colapsé.

“¡Detente, por favor! ¡Lo estás matando! ¡Por favor! “Lucia gritó.

Lucius miró al hombre que me estaba friendo. El hombre era, por supuesto, el joven que había trabajado en el callejón. Su rostro todavía estaba cubierto de moretones. Lentamente guardó el aparato en su bolsillo trasero.

“Un Paingiver”, explicó Lucius. “Nanomáquinas diseñadas para ofrecer un choque insoportable a tus terminaciones nerviosas. Deslicé algunos en tu Budweiser antes. Espero que no te moleste. Un pequeño obsequio útil que recibimos del John-Militar, aparentemente. Las máquinas se alojan dentro de los vasos capilares, lo que significa que cuando se activan causan un dolor increíble en las extremidades; dedos de manos y pies, similares “.

El dolor había desaparecido milagrosamente, aunque mi cuerpo todavía se tambaleaba por la conmoción. Jadeando, miré a Lucía a la cara. Sus lágrimas hicieron que su delineador negro corriera por sus mejillas.

La cara de una mujer llorando por un hombre que la había traicionado. Aplastado por emociones conflictivas y abrumadoras.

“Desafortunadamente, Lucía te trajo directamente a nuestro club. Eso elevó las apuestas. Ahora, si hubiera sido solo una cuestión de mi propia libertad personal, bueno, eso podría haber sido una cosa. Podría haberme hecho cargo de haber sido arrestado. Pero existía el peligro de que se incautara toda nuestra biblioteca. Si eso sucediera, todos nuestros amigos, colegas y clientes, todos nuestros compatriotas que luchan por las libertades personales en Europa y América, serían todos descubiertos. Tuvimos que evitarlo a toda costa. Por eso necesitaba replantear el lugar de Lucía “.

“¿Entonces me has estado mirando todo este tiempo?”, Preguntó Lucia.

“Perdóname. Como expliqué, fue por el bien mayor “.

“Pensé que eras los héroes anónimos que pasaron a la clandestinidad para evitar la vigilancia constante del gobierno y la industria. Y, sin embargo, ¿está contento de poner a otras personas bajo vigilancia?”, Preguntó Lucia.

“Es un dilema realmente preocupante”, respondió Lucius.

Pensé en Orwell’s Animal Farm. Donde todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros. Y aquellos que ya eran libres vigilaban a los demás para que todos pudieran ser “igualmente” libres.

“Parece recordar que Stalin y Pol Pot también están ‘preocupados’ por dilemas similares,” dije, estornudando, e inmediatamente recibí otra carga de dolor por mis esfuerzos.

“Tuvi, ¿podrías esperar un momento, por favor?” Lucius preguntó calmadamente al joven. Afortunadamente para mí, el chico obedeció.

“Tendrás que perdonar a Tuvi, parece que lo maltrataste bien, así que tendrás que pensar en esto como si fuera tu merecido”, dijo Lucius.

“Ja, entonces esto es Crimen y Castigo ahora, ¿o sí? Bueno, me pregunto cuándo vas a recibir tu castigo por lo que has hecho en nombre de la libertad “.

“No te preocupes por nosotros. Y, además, gente en casa… estabas observando a Lucía tanto como nosotros, ¿no?”

“¿Qué?” Lucía me miró, aturdida.

Lo sabía. Siempre lo había sabido. Tarde o temprano terminaríamos aquí. Había sido inevitable desde el principio. Realmente, ¿por qué esperaba algo más?

Sí, lo sé todo sobre usted, Sra. Lucia Sukrova.

Sé que eras amante de un hombre casado.

Conozco los restaurantes donde tú y John Paul cenaron juntos.

Sé en qué ramas de Starbucks bebiste tus capuchinos de la mañana.

Sé cuántos condones compró John Paul.

Yo quería gritar en voz alta. Para que el joven presione el botón de su Mob y nunca lo suelte. Para que mis dedos de manos y pies y todo mi cuerpo exploten y destruyan mi conciencia en pequeños fragmentos. Quería y merecía cualquier y todo el dolor que el mundo pudiera arrojarme.

“Verá, Lucía”, dijo Lucius, “Este hombre lo ha estado observando para tratar de capturar a John Paul. Él es un agente secreto estadounidense. Un agente estadounidense algo culto, tal vez, pero un agente secreto, no obstante. Lo suficientemente culto como para capturar tu corazón, al menos”.

Miré al joven, Tuvi. Presiona el botón, lo deseé. Hazme retorcerme en agonía. Muéstrame en mi miserable agonía a Lucía. Pero Tuvi vio a través de mí. Él me miró. Era un ciervo a la luz de los engaños, no digno de otro pensamiento.

El infierno está aquí. Dentro de tu mente. Trabajo hecho. No hay necesidad de más dolor.

“John te está esperando afuera, Lucía.” Lucius señaló a Lucía hacia la salida. Suavemente pero firmemente. Hora de irse.

Lucia miró hacia la salida antes de volver su mirada hacia mí. ¿Estaba dudando? ¿O condenándome? Estaba tan abrumado por la culpa que ya no podía contar.

Una eternidad de agonía. Fue una pena que Lucia me mirara. Su penetrante mirada era insoportable. Y, sin embargo, no quería que ella se fuera. Yo quería que ella se quedara aquí.

Tu ex es un asesino en masa. Él es responsable de más muertes que Stalin. Podría haberle dicho eso. Gritó. Excepto … excepto … ¿qué derecho tenía para decirle?

“Lucius … no dejes que este hombre muera”, dijo Lucía.

“Lucía, por favor. Aborrezco matar”

Al oír lo que necesitaba escuchar, Lucia se dio vuelta y se fue del club. Escuché sus pisadas desvaídas, mis entrañas revolviéndose en un cóctel de arrepentimiento.

La puerta se cerró y los pasos se desvanecieron por completo. Lucius y sus secuaces miraban al abismo, a mí, al insecto miserable.

Nadie estaba hablando más. Estaban agobiados por la carga de lo que estaba por suceder, lo que tenía que suceder. Estaban apretando los dientes. Haciendo lo que tenían que hacer por el bien de la libertad. Para resistir la mala voluntad de aquellos que insistieron en mirarlos.

Por eso ahora tenía que morir.

“Pensé que odiabas matar”, le dije.

“De hecho, lo hago.” Lucius realmente parecía realmente arrepentido de lo que estaba a punto de hacer. Justo como, estoy seguro, Hitler una vez lo hizo, y Stalin. O, de hecho, el ex general de brigada que había despachado alguna vez, o nuestro cautivo Ahmed de Somalia. Lucius podría haberse sentido culpable, pero su culpa no tenía ningún valor. Así como mi culpa hacia Lucía no tenía ningún valor.

“Es por eso que me duele tanto tener que hacer esto”, dijo.

Fue en ese momento cuando un mosquito zumbó frente a mí. Era como si estuviera en un sueño, un espejismo final que estaba viendo frente a la muerte. El mosquito revoloteó y se posó en mi dedo medio.

El dedo medio que había aplicado con feromonas anteriormente.

Lucius notó el mosquito.

“Tu … un Tracer Dog—”

Levanté mis manos atadas para cubrir mi oreja derecha, usando mi hombro para cubrir la izquierda. Abrí mi boca y me preparé.

El mundo rugió, y la pared sur explotó. Una enorme ola de choque azotó la habitación. Fragmentos de la pared y polvo y escombros llenaron la habitación, cegándonos a todos. Lucius y su grupo fueron instantáneamente inmovilizados. Muchos de ellos se habrían roto los tímpanos. Había logrado bloquear mis oídos y abrir la boca a tiempo, casi, y aun así mi cabeza estaba sonando.

Todo el personal del Destacamento de Operaciones Especiales I recibió entrenamiento de asalto en interiores durante el entrenamiento básico en Asesinatos en Edificios. Durante el entrenamiento tuvimos que turnarnos; quiénes serían los atacantes, quiénes serían los objetivos y quiénes serían los rehenes. Lo único que me quité de mi turno como rehén fue que cuando las Fuerzas Especiales atacan, es mejor que comas tierra si quieres sobrevivir. Toca el suelo y espera hasta que todo haya terminado. Quédese de pie y no tiene derecho a quejarse si sus supuestos rescatistas le dispararon a tiros. El hombre promedio de las Fuerzas Especiales fue un tiro en la cabeza.

Debido a esto, no tenía idea de quién en mi equipo hizo qué y quién mató a quién. Si alguna vez hubo una situación en la que la curiosidad hubiera matado al gato, fue esto.

Toda la operación de asalto tomó menos de tres minutos. Era un club bastante pequeño después de todo. El polvo nunca tuvo la oportunidad de asentarse.

“¿Cómo estás, Clavis?”

Reconocí esa voz. Tropecé y llamé a Williams para que me desatara.

“Te ves como un fantasma bajo todo ese polvo”, dijo Williams, sacudiendo parte del hormigón en polvo de mi cuerpo. “De todos modos, ¿Dónde está la chica? Lucía “.

Miré a través del agujero gigante en la pared que ahora daba al paisaje urbano de una tarde de Praga. El laberinto de piedra. La ciudad de cien agujas.

“No lo sé. Ella se ha ido.”

Estaba destrozado. Todo estaba entumecido, y anhelaba el dolor. Si solo tuviera dolor, podría escapar de mi cansancio. Lo sabía. Necesitaba dolor, castigo, con urgencia.

Y, sin embargo, todo lo que Williams podía hacer era matarme con amabilidad. El gentil, pensativo, divertido Williams. La última cosa en el mundo que necesitaba en este momento.