Gyakusatsu Kikan (NL)

Volumen 1

Capitulo 1: El Embalsamador La Ha Dejado Bonita

Parte 4

neutrales que tenían un solo propósito; matar a nuestro objetivo.

No solo eso, yo estaba cargando con la responsabilidad tanto de la misión como de mis tres subordinados en el equipo. Podríamos haber podido rescatar a algunas personas que morían frente a nuestros ojos, pero eso significaría que la misión terminaría en fracaso, y el enloquecido ex brigadier general escaparía para matar y matar y matar nuevamente, creando más víctimas inocentes que de otro modo se salvarían si sacamos nuestro objetivo ahora.

Claro, algunas personas podrían haberlo llamado una encrucijada moral. Todo lo que sabía era que ahora no era el momento de meditar sobre los puntos más finos de la semántica ética.

Ser espeso es ser iluminado. Entonces, desarrolla una piel más gruesa que el próximo hombre.

Entonces, como de costumbre, endurecimos nuestros corazones, engrosamos nuestras pieles y continuamos con la misión. Esto se hizo más fácil por el hecho de que nuestro objetivo se acercaba, o más bien, nuestros dos objetivos estaban a punto de tener su cita. Terminamos los ajustes emocionales necesarios para poder hacer frente a la escena trágica que tenemos delante y, en un instante, estábamos listos para la acción.

El ex general de brigada que ahora se llamaba a sí mismo ministro de defensa llevó una existencia itinerante. Siempre estaba en movimiento, precisamente para reducir la amenaza de asesinato. Similar a lo que Saddam Hussein había hecho durante muchos años para evitar la captura. Dicen que Hitler también usó para cambiar sus planes y sus movimientos en el último minuto, también para reducir el riesgo para su persona. Una vez que el mundo conoció la magnitud del desastre humanitario en la región, los EE. UU. Decidieron considerar el asesinato como una táctica para ayudar a controlar el caos, pero para entonces el ministro de Defensa sabía qué esperar y qué precauciones tomar para minimizar el riesgo. Después de todo, en su encarnación anterior había sido el beneficiario del entrenamiento del mismo aparato de inteligencia estadounidense que ahora intentaba asesinarlo …

Por eso fue solo una suerte de tontería lo que permitió a nuestra gente tener la inteligencia de que nuestros objetivos se reunirían en esta antigua mezquita en este momento. Si dejamos pasar esta oportunidad, ¿quién sabe cuándo vendrá la próxima oportunidad para detener al asesino y prudente ex general de brigada? Simplemente no podemos darnos el lujo de fracasar. Y esa fue la razón por la que pudimos abandonar a las personas que morían frente a nosotros a sus destinos.

“Supongo que todos nos iremos al infierno”, dijo Alex. Joven, devoto Alex, con su maestría en teología católica. Cómo se las arregló para lidiar con ver el infierno a diario en su trabajo que nunca pude resolver. Supongo que debe haber tenido un padre simpático, y muy discreto, con quien poder hacer una copiosa confesión después de cada misión.

“Como ateo, realmente no tengo una respuesta a eso, me temo”, le dije.

“No tienes que creer en Dios para saber que el infierno es real”, dijo Alex, una sonrisa triste pasando por sus labios.

“Claro que existe. ¡Está justo aquí! ¡Solo echa un vistazo a tu alrededor! “, Dijo Williams con una sonrisa. Bueno, si esto era un infierno, nuestro trabajo era ir al infierno y regresar. Sr. Dante, coma con todo su corazón.

Pero Alex no estuvo de acuerdo, señalando su propia cabeza. “Respetuosamente, señor, no. El infierno está aquí. Dentro de tu cabeza Dentro de tu mente. Grabado en tu corteza cerebral. Esta escena que nos rodea, podría ser infernal, pero no es el infierno. Después de todo, puedes escapar de todo esto. Solo cierra los ojos y ya no está. Y cuando regrese a Estados Unidos y regrese a la vida normal, la escena que tenemos delante desaparecerá para siempre. Pero no puedes escapar del infierno. Porque el infierno está aquí, dentro de tu mente, y lo llevas contigo”

“¿Es ahí donde también está el cielo?”, Preguntó Leland, que también estaba riendo ahora. Leland, lo sabía, un feligrés habitual de domingo, pero en su caso era más una cosa social, para encajar con los vecinos. Más habito que cualquier otra cosa. Dudaba que la mayoría. Desaparecimos en el fondo de las ruinas plagadas de balas.

“Como estaba planeado, entonces. Leland y Williams esperan aquí en modo de espera, listos para asegurar nuestro camino de retirada en caso de acontecimientos inesperados. Alex y yo nos infiltramos en la mezquita y atacamos cuando los dos objetivos se encuentran. ¿Todo claro?”

“Claro, jefe”, dijo Williams. “Solo hazlo y no lo sigas, ¿eh? Podría hacerlo sin tener que enfrentar toda la ciudad en un tiroteo después. Solo somos cuatro, ¿verdad?”

Williams estaba jodiendo con nosotros; esa era su manera de difundir la tensión. Por supuesto, hubo “solo” cuatro de nosotros. Cuatro era exactamente el número correcto para este tipo de misión. Así fue, como lo había sido desde la Segunda Guerra Mundial. Menos de cuatro y corres el riesgo de quedarte corto; solo necesitabas perder a un tipo y toda la misión estaba en peligro. Más de cuatro y perdió la línea de comando limpia y clara, y también se volvió exponencialmente más difícil moverse de forma encubierta.

La formación de cuatro hombres fue perfeccionada por primera vez por la SAS británica en sus operaciones anticomunistas en las selvas tropicales de Malaya. La verdadera ventaja era que era posible subdividir en dos unidades de batalla más pequeñas de células de dos hombres. La célula de dos hombres, o sistema de compañeros, era efectivamente la unidad más pequeña en las operaciones de las Fuerzas Especiales. La operación en solitario era prácticamente desconocida.

Dos unidades de dos. Ahí era donde estábamos cuando nos movíamos a la etapa final del plan. En realidad, estaba más acostumbrado a formarme con Williams, pero como éramos los dos soldados de mayor rango en esta misión, no tenía sentido que los dos estuviéramos en la misma celda.

Alex y yo salimos silenciosos de la casa en ruinas hacia las paredes de la mezquita. Había muchos guardias al acecho, pero la combinación de nuestro Camuflaje Ambiental, la ruta que tomamos y la cobertura de la oscuridad se combinaron para formar la tormenta perfecta del disfraz. Éramos indistinguibles de las ruinas que nos rodeaban.

Cuando llegamos a la mezquita di la señal de mano para que nos dividiéramos. Dada la oscuridad y la minuciosidad de nuestros disfraces, deberíamos haber sido virtualmente imposible para nosotros incluso haber visto las señales de las manos de los demás, pero el software en nuestros ojos fue capaz de distinguir los contornos de la otra persona y transmitir su contorno directamente a cada uno retinas de otros Alex asintió para demostrar que entendía y comenzó a avanzar hacia la entrada posterior de la mezquita.

Siempre que nos mantuviéramos cerca del suelo y las paredes, la combinación de la caída de la noche y nuestro disfraz de nano capas significaba que, a todos los efectos prácticos, éramos indetectables sin la tecnología de escaneo infrarrojo. Me arrastré junto a la pared de la mezquita hasta que encontré un agujero que pasó a la clandestinidad.

En la distancia todavía podía escuchar el sonido de disparos mientras los civiles eran asesinados. Puse los sonidos detrás de mí cuando comencé a arrastrarme por debajo de las tablas del piso y entrar en la mezquita. Este otrora lugar sagrado, construido para alabar a Alá, ahora apestaba a pólvora rancia y carne humana podrida. Estaba seguro de que la mezquita estaría llena de cadáveres en descomposición. Por otra parte, en medio de la carnicería sería la fuente de todos los problemas, el llamado ministro de defensa que estaba dirigiendo todo el espectáculo.

Mientras continuaba gateando bajo las tablas del piso, escuché música clásica que emanaba de un punto en la distancia. Me encantaría decir que fue La Cabalgata de las Valkirias o algo así como dibujos animados para la situación. Pero no fue así. Era la Sonata de Luz de Luna de Beethoven. Una bella melodía, singularmente inapropiada para esta noche sin luna donde la única luz en el cielo era la grasa ardiente de los cadáveres mientras iluminaban las nubes arriba con un tono carmesí misterioso. Corrí hacia la fuente del sonido y poco después encontré un agujero en el piso sobre mí.

Lentamente, levanté mi cabeza del agujero en el suelo. Si hubiera tenido mi SOPMOD conmigo habría podido conectar la unidad de la sonda y usar eso para echar un vistazo, pero como estaba, armado con solo un AK estropeado, tuve que usar el método anticuado de revisando el espacio con mis propios ojos. Después de confirmar que, de hecho, no había nadie por allí, salí silenciosamente de mi agujero. la Sonata de Luz de Luna estaba llegando a su melancólico estribillo. Me moví cuidadosa y deliberadamente de una habitación a otra, obteniendo una buena imagen mental de la distribución de la mezquita mientras lo hacía.

Los hermosos y geométricos patrones de los mosaicos, tan típicos del arte islámico, hicieron que el diseño relativamente simple de la mezquita pareciera a primera vista más parecido a un laberinto de lo que realmente era. Sin duda el efecto de un código cultural que no entendí, haciendo que el “otro” parezca diferente, incluso genial. Me moví más y más profundo en la oscuridad del laberinto, siguiendo la esencia de la música.

La música se hizo más fuerte. Me di cuenta de que ya me había acercado a su origen. La única habitación en la mezquita con una luz encendida. Me acerqué, me pegué a la pared y asomé la cabeza por el arco el tiempo suficiente para examinar rápidamente el contenido de la habitación.

El ex general de brigada estaba solo. La Sonata de Luz de Luna venía de un pequeño aparato de radio portátil encima de un volumen de mesa tan alto como podía. El ministro de Defensa estaba evidentemente absorto en la contemplación, sus pupilas hundidas pegadas a la radio, con una mano extendida hacia los parlantes, como si de algún modo estuviera tratando de absorber físicamente el sonido. Iba vestido de punta en blanco con su uniforme militar anterior, como si estuviera a punto de asistir a una ceremonia formal.

Por el aspecto de las cosas, la habitación estaba completamente desguarnecida. El objetivo A estaba solo. Habría sido un pedazo de pastel enviarlo en el acto. El problema era que el Objetivo A no estaba en conversaciones profundas con el Objetivo B como esperábamos que fuera en este momento. Si el cadáver del ministro de defensa fue descubierto antes del objetivo B, el estadounidense, llegado, podría deslizarse entre nuestros dedos.

¿El objetivo B está aquí incluso en primer lugar? Me preguntaba. Quizás esa sensación de inquietud que teníamos antes de la caída estaba justificada después de todo. Ahora sería el momento justo para que empiece la Ley de Murphy. El asesinato fue un trabajo complejo con muchas variables en el mejor de los casos. Cuando tenía dos objetivos simultáneos, el nivel de dificultad no aumentaba tanto aritméticamente como geométricamente.

¿Qué hacer? Lo único que sabía era que no tenía tiempo que perder. Estábamos justo en el medio del corazón enemigo, y todo lo que tomaría sería un movimiento en falso para que nos invadieran; Alex y yo, al menos, estaríamos sentados patos.

Tiempo para una decisión. La capacidad de actuar rápidamente y bajo presión era una de las características de operaciones especiales después de todo. Maté mi aliento y silenciosamente reemplacé mi AK con mi cuchillo. En el momento en que el ex general de brigada le dio la espalda, salte por la habitación y me abalancé. Usando uno de mis brazos para fijar sus brazos detrás de su espalda, sostuve la punta de mi cuchillo contra su garganta.

“No eres mi objetivo”, dije. “Pero si haces ruido o te mueves, te mataré”. ¿Entiendes?” Estaba mintiendo, por supuesto, y no puedo decir que estuviera particularmente orgulloso del hecho de que le estaba mintiendo a un hombre que estaba a punto de morir. Que estaba a punto de matar, incluso. Pero este no era el momento de preocuparse por los puntos más delicados de la ética del campo de batalla. “Es el estadounidense que estamos buscando. El hombre con el que se suponía que te reunirías hoy”.

“No sabía que era estadounidense”, dijo el ministro de Defensa, su aliento notablemente estable teniendo en cuenta la posición en la que estaba, con la cuchilla mortal pinchando su garganta. “Él es nuestro secretario de prensa”

“¿Así que lo mataste?” Pregunté, presionando la punta de la hoja más contra su garganta.

“No. De repente se levantó y se fue sin ningún motivo aparente hace unos días. Yo quería saber los detalles. Es por eso que planeamos encontrarnos aquí hoy. Esperaba encontrarlo en persona, pero él me dejó un mensaje”

Mierda. Eso significaba que Objetivo B no aparecería esta noche. Bueno, todavía podríamos lograr nuestra primera prioridad y eliminar al ex brigadier general, por lo que la misión no sería completa, no de ninguna manera. Aun así, era un final suelto, y eso siempre me dejaba mal sabor de boca.

“¿Qué dijo el mensaje?”, Pregunté.

“Fue una breve nota sobre la papelería oficial del gobierno. “Mi trabajo aquí está hecho.” Eso es todo lo que dijo”, dijo el ex general de brigada.

“Papelería oficial del gobierno mi culo. ¿Qué “gobierno oficial”? ¿Qué ‘gobierno’ en absoluto? No eres más que un grupo de matones armados que peleaban por pedazos de tierra y generaban genocidio contra tu propia gente. Escoria de la tierra, eso es lo que eres”

“¿Genocidio, dices?”, Dijo. “¿Es eso lo que ustedes llaman nuestros esfuerzos de mantenimiento de la paz? Nuestro gobierno necesita someter la amenaza terrorista por el bien de nuestra propia gente”

“Como dije, no es un gobierno”, le contesté. “Llámese ministro de defensa o lo que quiera, pero eso no cambia el hecho de que no es reconocido por las Naciones Unidas, y más al punto que ustedes son los que matan a su propia gente”.

“¿Qué tiene que ver la ONU? Ustedes los imperialistas son los que vinieron aquí, pisoteando nuestra cultura indígena, riéndonos de nuestros esfuerzos de autodeterminación, provocando la discordia racial donde nuestro pueblo ha convivido pacíficamente durante años … “En este punto, el ex general de brigada parecía que se había quedado sin energía, y él dejó de hablar bruscamente. Sus ojos brillaban con una emoción peculiar, no del todo miedo, no del todo tristeza. El silencio presionó hacia abajo, puntuado solo por el distante rata-tata-tata de las ejecuciones en curso.

“Está bien. ¿Cómo llegó nuestro país a esto?” Él comenzó a hablar de nuevo.

“¿No fueron el multiculturalismo y la tolerancia las piedras angulares de nuestra cultura? ¡Terroristas! ¡Así es, deben haber sido terroristas! Terroristas nacidos de la intolerancia y el odio, todo es culpa de ellos … ¿no? No, debe haber sido algo más. Los militares no necesitaban declarar la ley marcial en la capital para lidiar con una amenaza terrorista de rutina, ¿no es cierto? ¿La policía lo tenía bajo control? ¿Entonces por qué? ¿Por qué ha llegado a esto? ¿Cómo ha llegado a esto?”

Rata-tata-tata. Rata-tata-tata.

No hubo gritos. El único testamento de los muertos anónimos cuyos cadáveres se amontonaban en el hoyo fue el sonido del mismo tiroteo que causó la muerte.

Estaba harto de esta mierda. Nada bueno vino de tener a un anciano mirando su propia muerte en la cara. ¿Qué era esto, una especie de confesión en el lecho de muerte para expiar la corriente de muertos que dejó tras él? ¿Pensaba que ganaría la absolución por su alma eterna o algo por el estilo? ¿Busca el perdón con un corazón humilde y serás salvo? Ese stick cristiano no va a funcionar conmigo, amigo, soy un ateo confirmado.

Le dije mucho. Lo llame a él en su mierda. Yo no era sacerdote ni pastor, le expliqué. No podría darle la absolución que pidió incluso si quisiera. Lo cual no hice su arrepentimiento mierda, muy poco, demasiado tarde. Ninguna religión puede salvarte ahora, y si hay un infierno irás directamente allí.

“Estoy seguro de que sí. Iré directo al infierno, sin duda. Pero me malinterpretas, hijo. No estoy pidiendo perdón. Solo estoy tratando de averiguar qué salió mal. Cómo este país ha ido tan mal. Solía ser un lugar tan maravilloso. Tan hermosa. Hasta hace un par de años … ”

Y fue entonces cuando finalmente hizo clic. Este hombre frente a mí, el ex general de brigada de este país, estaba genuinamente desconcertado. Más que eso, estaba lleno de temor, pero no gracias al cuchillo que tenía en la garganta. Estaba aterrorizado porque ni siquiera comprendía sus motivos para luchar en esta guerra civil.

Me estremecí. Qué ilógico, qué jodido fue olvidar tus razones para pelear, ahora de todos los tiempos. Y qué conveniente.

“¿Por qué mataste a tanta gente?”, Le pregunté.

“¿Por qué maté a tanta gente?”

Eso va contra las reglas, respondiendo a una pregunta con otra pregunta, pensé.

El anciano frente a mí ahora estaba delirando, sus dientes castañeteaban de miedo. Él estaba al borde. Sus respuestas estaban demasiado lejos para que pudiera tener más fe en sus palabras, pero seguí insistiendo, presionando mi cuchillo aún más contra su yugular.

“¿Por qué, viejo? ¡Respóndeme!”

“¿Por qué? ¡No sé por qué!”

“¡Respóndeme!”

En el corto tiempo que nuestros cuerpos se habían comprimido, mi disfraz había comenzado a adaptarse al atuendo que el ex general de brigada usaba; adornos militares completos, repletos de medallas y condecoraciones. Un escalofrío me recorrió la espalda; era como si la locura del viejo infectara y estuviera a punto de poseerme. No es que hubiera algo que pudiera hacer al respecto mientras tuviera sus brazos inmovilizados detrás de él y mi espada en su garganta.

“¿No me lo dices?”, Me preguntaba ahora. Sus ojos eran los ojos de un cadáver, pupilas vacías y sin vida. La frase “parece como si hubiera visto un fantasma” se maneja mucho, pero se me ocurrió que él era lo que realmente sería una persona si acabara de enfrentarse a una prueba incontrovertible de un terror real y sobrenatural. Apreté los dientes, tratando de obligarme a borrar la absurdidad de la situación frente a mí.

“¡Cállate!” Definitivamente no era parte del plan; no se nos había ocurrido que esta podría haber sido una de las reacciones. Una humillante muestra de arrepentimiento y remordimiento por las cámaras, seguro, y eso habría sido bastante fácil de tratar. Tal como estaban las palabras que ahora brotaban de la boca de este hombre tenían un efecto casi hipnótico, y cuando las palabras aumentaron en intensidad, me preocupó que el torrente de locura que emanaba comenzara a invadir mi propia cordura.

“Por favor, señor, ¡te lo ruego! ¡Dime por qué! ¿Por qué he matado a tanta gente?”

Él era completamente ajeno a mí ahora. Balbuceo.

Cómo los poderosos habían caído.

“Mira, viejo, no puedo ayudarte. ¿Por favor no puedes callarte?” Me da vergüenza decir que a esta altura mi propia voz sonaba tan lamentable como la suya.

“¿Por qué mate a todos?”

“Cállate”

“¿Pero por qué?”

Y eso fue eso. Simplemente no pude soportarlo más.

Atraje mi cuchilla por su garganta. La sangre fresca salpicó y convirtió la pared de la mezquita en una pintura de Jackson Pollock. Antes de que tuviera tiempo de ahogarse con su propia sangre, rápidamente lo inmovilicé para poder forzar su cuerpo, que alguna vez fue imponente, al suelo y clavé mi cuchillo en su corazón. Mientras lo hacía, la sangre brotó de su boca y sus ojos se abrieron.

El ex general de brigada, el hombre que se había llamado a sí mismo ministro de defensa para el gobierno interino, estaba muerto.

El gran comandante de los aproximadamente treinta y cinco mil insurgentes armados que aterrorizaban el campo estaba muerto.

Sentí como si la realidad se hubiera vuelto bruscamente y me hubiera golpeado en la cara. Me di cuenta por primera vez de que la melodía del piano que había estado llenando la sala se había desvanecido hace mucho tiempo sin dejar rastro.

La Sonata de Luz de Luna había terminado sin que yo lo notara. Negué con la cabeza para aclarar mis pensamientos antes de mirar alrededor. Era como si hubiera estado en una especie de dimensión alternativa mágica y hubiera olvidado respirar mientras estaba allí. Tragué saliva de nuevo.

Rat-a-tata-tata. Rata-tata.

La noche que había sido acariciada brevemente por la Sonata de Luz de Luna había vuelto a hacerse eco del sonido de personas que se mataban entre sí.

“¿Qué diablos pasó aquí, señor?”

Me giré para ver la expresión preocupada de Alex. Todo lo que pude hacer a modo de respuesta fue un suspiro. Ni siquiera quería empezar a pensar en cómo explicar el comportamiento extraordinario del anciano.

“¿Está bien, señor?”, Preguntó Alex de nuevo. Siempre el profesional, incluso mientras hablaba conmigo, estaba revisando el cadáver del ex general de brigada que yacía en el suelo. Estaba usando las capacidades de grabación de los implantes de nanocapa en sus ojos para confirmar y registrar la muerte del anciano desde todos los ángulos posibles.

“Sí. Sin embargo, parece que el objetivo B no vendrá aquí esta noche”

“Oh. Inteligencia puede equivocarse” dijo Alex con calma, haciendo su trabajo.

Pude escuchar más disparos en la distancia.

Las atrocidades en esta área aún no terminan, pensé en mi interior.