Rakuin no Monshou (NL)

Volumen 9

Capitulo 6: Escaramuza Preliminar

Parte 1

 

 

La Fortaleza Jozu era un pequeño fuerte entre Apta y Birac que también servía como base de suministros para las aeronaves. Trescientos soldados estaban permanentemente estacionados allí. Su composición era de cien soldados regulares enviados desde los distritos urbanos y doscientos reservistas reclutados entre la población local.

La fortaleza fue construida recientemente. El ataque de Taúlia a Apta reveló un problema: que, para ser una fortaleza defensiva en la frontera, Apta estaba demasiado lejos de cualquier otra base. En consecuencia, al tiempo que se ampliaba la base de suminostros que se encontraba en dirección a Birac, se construyó también allí un conjunto de edificios que permitía a los soldados tener residencia permanente. El que se ocupó de estas construcciones fue Kalgan, un funcionario administrativo de Apta.

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Normalmente, era un lugar que nunca tenía la más mínima perturbación y donde los únicos disparos que se oían eran los de los soldados que a veces cazaban en el bosque cercano. Estos últimos días, sin embargo, se había envuelto en una atmósfera inusualmente tensa. Esto se debía a una cierta sospecha sobre lo que estaba sucediendo en Apta.

Primero fue cuando un gran número de soldados pasaron por Jozu en su camino a Birac y Solón. Eran la tropa de mercenarios que Odyne disolvió, así como los soldados apostados en Apta. Al día siguiente, Nabarl, uno de los doce generales, y su División Blue Dome viajaron por Jozu.

Cuando les preguntaron, dijeron que…

—El príncipe heredero regresó.

No era una historia que Walt, el comandante del batallón a cargo de la Fortaleza Jozu, pudiera creer fácilmente. Era simplemente sospechoso. También tenía la premonición de que las cosas no terminarían pacíficamente.

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—Prepara una nave para mí, ¿quieres? —Cuando Nabarl se detuvo en la Fortaleza Jozu, quiso tener los medios para volver rápidamente a Solón.

—Será difícil para mí hacerlo —Walt se negó obstinadamente. No era que estuviera despreciando al general principiante. Si hay que decirlo, sus orígenes eran los de un gladiador. Simplemente era un hombre dedicado a su deber—. El papel de esta fortaleza es enviar soldados a Apta o a Birac en caso de necesidad, o para recibir tropas que huyen. No sabemos si será necesario trasladar un grupo grande a una de las ciudades, y en cualquier caso, las naves se utilizan en caso de emergencia.

—¿Estás desafiando una orden de uno de los doce generales?

—No soy su subordinado. Si desea una nave, por favor, vaya hasta Birac.

Debería poder pedir una directamente a Lord Fedom.

El rostro de Nabarl se había sonrojado y se dirigió a Birac, lanzando improperios sobre la marcha.

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—¿Es cierto lo que dicen de que fue golpeado por Taúlia? —Preguntó uno de los hombres de Walt mientras miraba desde la ventana de la fortaleza y la columna de las tropas de Nabarl se alejaba al galope.

—Probablemente. Pero la parte en la que Lord Gil Mephius ha devuelto la fe a los mendigos.

—Luego está el rumor de que los generales Saian y Lorgo están tramando una traición. Puede que nos envíen una unidad de avanzada desde Birac, ¿no?

—Traición —acarició Walt su regordete rostro—, considerando sus personalidades, encuentro eso aún más difícil de creer que el regreso del Príncipe. Además, no importa cómo se mire, los soldados que actualmente están en Apta no llegan a los dos mil. ¿Qué podrían hacer con esa cantidad? Sea como sea, todas las naves deben estar en alerta máxima.

No relajen su vigilancia cuando se trate del área alrededor de Apta.

—Sí.

Walt tenía unos treinta y tantos años. Tanto su cara como su cuerpo eran regordetes, tanto que cuando llevaba una armadura completa, parecía un muñeco para niños mal hecho, pero aunque se esperaba que los soldados lo despreciaran por ello, en realidad era muy popular.

También era muy hábil. Diez años antes, había ganado el Campeonato de Gladiadores en Solon. Había sido designado como soldado regular y sirvió en muchos campos de batalla durante la guerra contra Garbera. En uno de ellos, sin embargo, le dispararon en la cara. Walt se desmayó pero, milagrosamente, la bala atravesó su mejilla derecha y salió por la izquierda. Después, cuando recobró la conciencia, tuvo que evadir a los enemigos que acechaban a lo largo de la montaña y sólo recibió el tratamiento adecuado diez días más tarde, cuando regresó a Solon.

Como resultado, sus dos mejillas estaban ahora constantemente hinchadas, dándole una apariencia decididamente humorística. Aunque no podía llegar a decir que originalmente era guapo, se lamentaba de que, como guerrero, había tenido previamente una cara razonablemente impresionante; lo que podría haber sido la razón por la que se dio el lujo de comer compulsivamente mientras estaba bajo cuidado médico, lo que le llevó a terminar con un físico regordete.

Con lo cual, su popularidad aumentó. La personalidad podía ser influenciada por la apariencia, pero en este caso, era quizás que la suya había sido ocultada bajo el duro exterior de un guerrero. Extrañamente, la gente se reunía a su alrededor, incluyendo a los nobles, con los que no había tenido mucho contacto anteriormente y que ahora lo invitaban y lo llamaban a los bailes, cenas y similares.

Incluso después de regresar al campo de batalla, el carácter distintivo de Walt le ganó fama entre amigos y enemigos por igual. Fue idolatrado por los soldados, amado por sus comandantes, consiguió algunos logros militares y, tres meses antes, se le había confiado la recién construida Fortaleza Jozu.

Como las aldeas y mercados de los alrededores estaban bajo la jurisdicción de Apta, no tenía ni la autoridad ni los ingresos de un señor feudal, pero aún así tenía bastante éxito para alguien que había surgido de ser un gladiador.

En la fortaleza también era muy popular entre los soldados. Sus órdenes fueron puestas en práctica rápidamente y a conciencia.

Y entonces, unos diez días después de que Nabarl hubiera pasado por Jozu, hubo un informe de que una gran fuerza había sido enviada de Solon a Birac, y el nivel de tensión aumentó aún más.

Alrededor de ese mismo momento, la red de aeronaves desplegadas en dirección a Apta regresó apresuradamente. Cuando recibió el informe, los ojos estrechos de Walt se abrieron de par en par. Incluso los soldados reunidos estaban visiblemente agitados.

—¿Q-Qué debemos hacer, Comandante?

—No podemos ignorarlo ni rechazarlo —reflexionó Walt durante un tiempo—. Entonces podemos dejarlo entrar. Sea cual sea la causa, agradezcamos la oportunidad de ver su rostro.

Walt nunca se había reunido con el príncipe heredero de Mephius en persona. A lo sumo, sólo lo vio de lejos en Solón.

Si este era un impostor, habría un parecido muy cercano. Tampoco era sólo su apariencia: Walt sintió que su audacia al aparecer de repente en la Fortaleza Jozu con sólo unos pocos asistentes y su consiguiente comportamiento digno no eran cosas que cualquiera pudiera imitar de la noche a la mañana.

Gil Mephius.

Sin ninguna advertencia previa, había golpeado las puertas de la Fortaleza Jozu.

—Me siento honrado de conocerlo. No puedo expresar mi alegría por poder contemplar el noble rostro del Príncipe Heredero incluso en un lugar tan remoto y atrasado.

—Sí, pero este lugar realmente no tiene nada a su favor, ¿eh? —Con las piernas dobladas una sobre otra, Gil se enfrentó a Walt con una expresión insolente.

Desde la parte superior de la fortaleza, podían mirar hacia abajo el bosque circundante. Una vez que cayera la noche, los cuatro lados se verían envueltos en la oscuridad. A pesar de ser una fortaleza recién construida, los comerciantes no se reunían allí ni las prostitutas acudían a ella, por lo que no había ningún tipo de entretenimiento. Parecía que los soldados estacionados aquí debían necesitar una considerable entereza.

Cuando Gil Mephius señaló esto, Walt le respondió concienzudamente…

—Doy a los soldados permiso para salir una vez cada diez días por turnos. La mayoría de ellos van a Birac y pasan su tiempo allí como quieran. Aunque, como Birac es una ciudad comercial en la que se congrega gente de todo Mephius, ocasionalmente busco en mis propios fondos e invito a un grupo de animadores aquí.

Aún cuando respondía, albergaba dudas.

A pesar de que dice que no hay nada aquí, ¿qué clase de asunto lo trajo entonces?

El Príncipe sólo tenía unos quince asistentes con él. Como eran musculosos, posiblemente eran sus Guardias Imperiales, se rumorea que fueron ascendidos de ser esclavos gladiadores, pero dado que estaban ligeramente armados y eran tan pocos en número, no podían estar planeando hacerse con la fortaleza.

Hmmm – mientras Walt mantenía una expresión tranquila, por dentro estaba desesperadamente desgarrado. El hombre que estaba delante de él quizás iba a hacer que Mephius se partiera en dos. Si lo capturara ahora, ¿debería enviarlo a Solon? No, primero debería ser un mensajero a Birac. Desde allí, tal vez podrían contactar a Solon y esperar órdenes de Su Majestad.

Walt aún no había recibido una notificación oficial de Birac. Lo normal hubiera sido que Lord Fedom enviara sus instrucciones una vez llegara la tropa liderada por Folker Baran, pero no llegó ningún mensajero.

Mientras Walt estaba en conflicto…

—Quería ver la nueva fortaleza con mis propios ojos. También sentí que debía ver personalmente a los soldados. Como está cerca de Apta, a menudo habrá todo tipo de instrucciones que enviar. Será una ventaja en esos casos si los soldados conocen mi cara y si yo conozco la suya.

—Sí.

Gil Mephius miró hacia Walt, que mantenía una actitud respetuosa. Y entonces, mientras aplastaba con una mano a un insecto que había volado delante de él,

—Estoy pensando en quedarme aquí por un tiempo —dijo con ligereza algo totalmente asombroso.

Ni siquiera Walt pudo reprimir sus emociones y levantó la cabeza de un tirón.





—¿Quedarse?

—¿Es eso de alguna manera inconveniente?

—No… pero…

—A decir verdad —Gil se rodeó la boca con la mano como si le transmitiera un secreto—, la princesa Garberana fue al oeste y obstaculizó la invasión de Mephius. Has oído hablar de eso, ¿verdad?

—Hay un rumor, pero… —Walt también bajó la voz y eligió sus palabras con cuidado.

—Me cuesta un poco manejar eso. Nada podría ser más embarazoso que entregar a mi prometida a Su Majestad como me han dicho, pero al mismo tiempo, no sé qué clase de castigo me dará Padre si lo desafío abiertamente.


¿Qué?

Walt estaba disgustado y furioso con el hombre que tenía delante. Iba a dividir el país sólo para salvar su propia reputación. Al mismo tiempo, se había vuelto cada vez más difícil determinar si era el príncipe heredero, ya que había sacado el tema de la princesa Garberana.

No lo sé. Si es un impostor, ¿por qué lo siguen dos de los doce generales e incluso su prometida la princesa parece estar de su lado? ¿O es un complot contra Mephius que la propia princesa ha organizado? No, no hay manera de que una chica de catorce o quince años pueda hacerlo.

—Comandante.

Mientras se sumía cada vez más en la confusión, uno de sus hombres le llamó.

Se alejó del príncipe por un momento y escuchó el informe.

—¿Qué? ¿De Lord Fedom?

—Sí, acaba de llegar de Birac. Tiene algo que decir sobre Apta.

Por fin ha llegado – sintió que era un poco lento pero al menos había llegado a tiempo. Walt reflexionó acerca de sus pensamientos por un momento.

—Bien, iré directamente a Birac desde aquí. Ya que puede que necesitemos enviar mensajeros en un momento dado, ten las aeronaves en espera a lo largo del camino.

—Sí. …y, ¿sobre Su Alteza?

—En realidad es bastante conveniente que haya venido aquí. Ya que dijo que quiere quedarse, vamos a concederle su deseo. No dejes que regrese. Hagan todo lo que puedan para mantenerlo aquí. Usen todos los medios posibles para evitar que cambie de opinión.

Si Fedom – o mejor dicho, Su Majestad el emperador, que sería contactado a través de Fedom – decidiera que el hombre de aquí es un impostor, sólo tendría que arrestarlo y llevarlo a Birac, y su deber estaría completo. Serían capaces de evitar que el país se desgarrara en vano.

—Pero a pesar de diga lo de usar todos los medios posibles, aquí no hay nada más que bosque —el soldado, a quien Walt conocía desde hacía mucho tiempo, parecía desconcertado.

Una sonrisa amable cruzó la cara hinchada de Walt,

—Esta es la tarea más importante desde que asumí mi puesto en la Fortaleza Jozu. Lo haré aunque me mate. Si tengo que hacerlo, incluso ofreceré algunas de las mujeres que me gustan —bromeó.

En realidad, nunca se había sabido que Walt trajera nada parecido a una amante, pero sus soldados subordinados sonrieron en respuesta.

—¿Te vas? Me lo imaginé cuando recibiste el informe antes, pero estás muy ocupado, ¿eh? —preguntó Gil Mephius, luciendo completamente desprevenido, tan pronto como Walt anunció que tenía que empezar a prepararse para irse.

—Lo siento mucho. Aunque no hay nada aquí que pueda distraer a Su Alteza Imperial del aburrimiento, por favor, tómese su tiempo y relájese todo lo que quiera. Mis subordinados tienen sus órdenes, así que si hay algo que desee, por favor no dude en decirles.

—¿Oh? Bueno, entonces haré lo que quiera —dijo Gil despreocupadamente—. De todos modos, ¿qué es este asunto que te tiene tan apurado?

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—Bueno, no soy yo. Lord Aulin es siempre brusco. A veces le gusta llevar a su familia a dar un paseo por el bosque, ¿así que tal vez es eso esta vez también?

—Humph. Si es un lugar tan idílico, tal vez debería salir a dar un paseo también.

—Ah, por supuesto.

Walt dejó rápidamente la Fortaleza Jozu.

En poco tiempo, una sucesión de carros llegó de Apta uno por uno. Estaban cargados con ropa, comida y grandes cantidades de vino, en resumen, eran los objetos personales de Gil enviados para su estancia en Jozu. Dado que el equipaje del Príncipe había llegado justo después que él, parecía que desde el principio pretendía ignorar cualquier deseo de Walt o de los de la fortaleza.

Como los carros llegaban sin cesar y si se empeñaban en controlar todos y cada uno de ellos, podían provocar el disgusto del Príncipe, se pidió a los hombres de Gil que se quedaran en la puerta y dejaron que identificaran los bienes y las personas.

Además, abrir y cerrar la puerta todas y cada una de las veces era extremadamente laborioso. Así que no hubo más remedio que dejarla abierta. Por supuesto, el número de guardias alrededor de la puerta fue reforzado pero, como las personas y los bienes llegaban uno tras otro, se exasperaron y sólo los vieron pasar.

***

 

 

Al día siguiente, Gil pasó todo el día mirando alrededor de la Fortaleza Jozu.

Durante ese tiempo, la sucesión de bienes continuó llegando.

Cuando, a plena luz del día, lo vieron a él y a sus hombres compartiendo un brindis con el contenido de un barril de vino que acababa de llegar, los subordinados de Walt intercambiaron comentarios en voz baja.

—¿Es realmente el príncipe heredero?

—Con ese tipo de comportamiento, no puede ser el príncipe.

—No, si fuera un impostor, se aseguraría de comportarse como un verdadero príncipe heredero y no sería tan descuidado.

—En cualquier caso, el Príncipe Heredero Gil era conocido como un ‘tonto’, ¿sabes?…

—¡Shh! Si por casualidad es el verdadero y te escucha…

En general, Gil parecía pasar todo el día disfrutando. Pero cuando cayó el crepúsculo, de repente se quejó en una voz deliberadamente alta de que –

—Esto es aburrido.

Tan pronto como se enteraron de que había perdido el interés, los hombres de Walt entraron en pánico. Corrieron a los pueblos de los alrededores de la fortaleza y reunieron a todas las chicas jóvenes y bonitas y a los aldeanos que tenían algún tipo de talento que pudieran encontrar. Esa noche, celebraron un pequeño banquete para dar la bienvenida al príncipe.

De esta manera, pudieron prolongar su estancia un día más, pero los soldados de la fortaleza se devanaban los sesos para averiguar cómo organizar un programa de entretenimiento para él a partir de entonces, cuando,

—Quiero ver lo que pueden hacer, ya que son los que defienden la fortaleza —Gil una vez más sacó a relucir abruptamente algo.

Fue en las primeras horas de la tarde del segundo día.

—Los asistentes que traje conmigo fueron elegidos como los mejores de la Guardia Imperial. ¿Qué les parece? Podrían tener una competencia con ellos.

Eso equivalía a decirles que hicieran combates de gladiadores con la Guardia Imperial. Los soldados estaban naturalmente sorprendidos.

—No estoy diciendo que peleen con armas. Ustedes, amigos míos, probablemente piensan que no son gladiadores. ¿Qué tal la lucha con las manos desnudas?

—Eso es duro, Su Alteza —el espadachín gigante Gilliam se rió a carcajadas. Se había convertido oficialmente en un Guardia Imperial en Apta—. Ahora nos llamamos Guardias Imperiales, pero todos éramos gladiadores. No hay forma de que perdamos ante ellos y sólo serán deshonrados por haber sido derrotados por antiguos esclavos espadachines. ¿Quién querría entrar en una pelea sin ninguna ventaja para ellos?

Los Guardias Imperiales rugieron de risa.

La mayoría de los soldados de la Fortaleza Jozu sólo tenían experiencia en hacer lo que Walt les decía en el campo de batalla. Uno podía ver a simple vista que la hostilidad había empezado a brillar en sus ojos. Además, estaban bajo órdenes estrictas del comandante del batallón Walt de convencer al Príncipe de que se quedara a toda costa. Aceptaron la competencia que les impuso.

A partir de entonces, la competición se mantuvo hasta la puesta de sol.

Los primeros en ir fueron soldados que daban una impresión de fortaleza, pero después de que varios de ellos fueran clavados en el suelo en poco tiempo por los antiguos gladiadores, la gente con confianza en sus propias habilidades clamaba por ingresar. Incluso el que, por lo que parece, había sido reconocido como el jefe de los soldados de infantería dentro de la fortaleza, estaba tan indefenso como un bebé en manos de Gilliam.

Cada vez que uno de los soldados de la fortaleza perdía, un hombre que parecía ser el comandante de una compañía gritaba para que alguien trajera a cierta persona, hasta que finalmente, incluso aquellos entre los guardias de vigilancia que parecían algo hábiles fueron movilizados. Los antiguos gladiadores amontonaban victoria tras victoria, pero eran mucho menos numerosos que los soldados de la fortaleza y, tras una serie de combates, empezaron a mostrar signos de fatiga. Siendo así, cada vez más de ellos sufrieron derrotas, por lo que los soldados de la fortaleza se fueron entusiasmando cada vez más.

—¡Lo lograron! —el Príncipe Heredero aplaudió encantado—. Pero después de todo, no son tantos. No lo digo para poner excusas, pero la forma más justa de resolver esto sería tener un combate decisivo entre los más fuertes de ambos bandos.

Y así se decidió que quien fuera el más fuerte entre los soldados de Jozu competiría en la siguiente ronda.

—De nuestro lado, enviaremos a Pashir. Oigan, que alguien vuelva a Apta y traiga a ese tipo aquí.

Como el subcampeón del Campeonato de Gladiadores iba a venir, la sensación de competencia se volvió aún más acalorada.

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Esa tarde, un nuevo grupo de visitantes llegó a la puerta principal de la fortaleza. Como eran muchos, y también por otra razón, los centinelas se mostraron cautelosos; sin embargo, como todo el grupo estaba compuesto por mujeres, y como también explicaron que su visita había sido solicitada por el príncipe, pronto se les permitió pasar dentro. La otra razón de la cautela de los soldados era que las mujeres eran todas zerdianas.

Además de las personas, también se llevaron al mismo tiempo cajas de vino y jaulas colgadas de sus cortinas. Estaban siendo arrastrados por varios dragones Houban de tamaño medio, pero lo sorprendente era que la que dirigía a los Houbans era una mujer.

El grupo entró y se dirigió hacia los soldados, que estaban completamente exhaustos por las peleas. Eran todas mujeres jóvenes y hermosas. Era como si el hedor del sudor y los hombres que habían estado rondando por la fortaleza hubieran sido barridos y una brisa fresca que traía risas tintineantes hubiera soplado en su lugar.


—Son un grupo de bailarinas zerdianas —Gil levantó la voz para darles la bienvenida.

A instancias del Príncipe, las mujeres de piel oscura comenzaron a girar y a bailar por toda la fortaleza, tocando sus flautas todo el tiempo. Los ojos de los soldados estaban pegados a esos miembros encantadoramente flexibles y a esos cuerpos ostentosamente contorsionados.

—Esto es lo menos que puedo hacer para mostrarles mi aprecio. Las mujeres zerdianas no son malas para ser observadas, ¿verdad? ¡Vengan, beban, canten! Las bailarinas bailan y giran para los valientes héroes.

Para la mayoría de los Mephianos, era la primera vez que veían danzas occidentales y escuchaban el expresivo sonido de sus flautas. Sus cansados cuerpos y mentes parecían estar absorbiendo la vista y los sonidos. Como también lo hacían, por supuesto, con el alcohol que Gil les preparó.

El banquete, que fue un cambio completo respecto a la competición de lucha, se animó. Hubo incidentes en los que alguien confundió a la dragonera zerdiana con una bailarina y trató de acercarse a ella sólo para recibir una patada; pero, aparte de eso, todo el mundo bebía y cantaba mucho, e incluso los soldados se quitaban la armadura de cuero para unirse a una gran pista de baile.

El Príncipe estaba más alegre que nadie, sirviendo bebidas a los soldados y lanzando sus brazos alrededor de los hombros de las bailarinas para cantar juntos. Los soldados que tenían órdenes de detenerlo allí sentían que era su deber participar en las fiestas, y así continuaron comiendo y bebiendo sin restricciones.

Fue probablemente la noche más bulliciosa que la Fortaleza Jozu había conocido desde su construcción.

Y así…

La noche continuó.

La mayoría de los soldados exhaustos yacían desmoronados por todas partes. Las bailarinas se amontonaban alrededor de aquellos que aún conservaban algunos de sus sentidos y les ofrecían vino o los presionaban para que bailaran con ellas, de modo que el número de víctimas seguía aumentando.

—Qué es esto, chicos, son bastante indisciplinados —reía Gil con una sonrisa frívola mientras él mismo se tambaleaba entre la gente—. Aunque después de esto vayan a hacer turismo, prepárense —gritó en voz alta y aplaudió.

A lo cual, jaulas con una polea fueron traídas desde la puerta principal. Aquellos que aún tenían algo de conciencia se dirigieron a estas enormes jaulas, preguntándose qué tenía en mente esta vez.

Pero cuando se abrió la cortina, lo que saltó fuera anuló completamente sus expectativas.

Una fila de soldados con armadura y armamento completo, con pistolas y espadas.

Mientras los soldados levantaban la voz con asombro, unos cincuenta saltaron de la jaula y, como si su despliegue hubiera sido determinado de antemano, corrieron rápidamente a todos los puntos estratégicos de la fortaleza y, al no encontrar casi ninguna oposición, se apoderaron completamente de ella en un abrir y cerrar de ojos.

Había tres jaulas en total. El último hombre que salió de ellas tenía un cuerpo no menos poderoso que el de un león y caminó tranquilamente hacia Gil.

—¿Me llamó, Su Alteza Imperial?

Pashir.

Gil se rió.

—Llegas un poco tarde. Iba a hacer que eligieran al soldado más fuerte de la fortaleza, pero… Todos están completamente borrachos.

—Entonces, ¿deberíamos despertarlos a todos?

Los soldados que servían en el fuerte fueron acorralados en un solo lugar. Como la mayoría de ellos se habían quedado dormidos y los que aún estaban conscientes estaban agotados y se les había hecho beber demasiado, nadie opuso resistencia. Naturalmente, la mayoría de sus armas habían sido confiscadas.

—¿Qué? —gritó el ayudante de Walt, aunque aparentemente no pudo articularlo. No estaba atado, pero estaba rodeado por todos lados por los soldados armados de Gil—. ¿Q-Qué es esto, Su Alteza? ¿Nos ha engañado?

—Te voy a pedir que te tomes un tiempo libre —dijo Gill entre el hipo—. No les quitaremos la vida. En ese momento, mañana, se irán a Birac. Quien tenga equipaje que llevar, que lo recoja ahora.

No hubo ni una sola mentira en las palabras de Gil. Sin una sola excepción, los soldados fueron enviados lejos. Se vieron obligados a prepararse sin poder defenderse.

Sentado en el salón de recepción en la planta baja de la fortaleza, Gil vigilaba el proceso mientras los soldados se alejaban. No lejos de él, Pashir estaba dando instrucciones a los hombres desplegados en la fortaleza. Sólo habían pasado cinco días desde que Gil, o mejor dicho, Orba, reorganizó la unidad centrada alrededor de Pashir en la Guardia Imperial, pero parecía que ya había unificado eficientemente a sus subordinados.

Una mujer zerdiana se acercó a ellos. Inusualmente para ella, y para poner a los soldados fuera de guardia, Hou Ran se maquilló y se vistió. Su ropa de manga larga, de largos dobladillos y el velo sobre su cara ocultaba hábilmente sus cicatrices.

Orba iba a darle las gracias pero, más rápido de lo que pudo abrir la boca, le pisó el pie con todas sus fuerzas.

—Los borrachos trataron de acariciar mis pechos tres veces.

—¿Qué? ¿Q-Quién demonios haría una cosa así? —Orba preguntó con la presión que aún pesaba sobre su pie.

—La expresión de sus ojos era la misma que la del Príncipe en este momento.

Con un aire de haber dicho todo lo que quería decir, Ran se dio vuelta de repente. Pashir estaba mirando hacia un lado, con los hombros temblorosos.

La conclusión fue que en una noche, la Fortaleza Jozu pasó a Gil Mephius.

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Al día siguiente, comenzó la transferencia completa de suministros y personal militar.

En lo que respecta a Orba, una de las mayores ganancias fue que se habían apoderado de un gran número de naves. No había grandes aeronaves, lo suficientemente grandes como para transportar gran cantidad de soldados, pero había tres de cada uno de estos cruceros y naves de alta velocidad que podían transportar cuatro o cinco personas. Además, había reservas de preciado éter, ya que la base a menudo servía como estación de suministro para aeronaves.

No sólo convocó a los soldados de Apta, sino también a varios funcionarios administrativos. Entre ellos estaba Kalgan, que había estado sirviendo a Orba desde mucho antes. A las órdenes de Orba, se apresuraron a contactar con todas las aldeas cercanas, reunieron grupos de leñadores que se ganaban la vida talando árboles y trabajando la madera y, como antes, organizaron una jerarquía con Kalgan en su cumbre.

Por cierto, aunque todos los soldados de Walt fueron expulsados, los no combatientes, que eran los sirvientes, se quedaron en la fortaleza. Como “Príncipe Heredero Gil”, Orba se dirigió personalmente a ellos en la medida de lo posible, de modo que aunque su seguridad corriera más peligro que antes, sentían una sensación de seguridad al no ver sus trabajos arrebatados.

Mientras tanto, Walt llegó a la ciudad comercial de Birac y se reunió con Fedom.

—No recuerdo haberte convocado —dijo, con su cara momentáneamente desconcertada.

Cuando Walt explicó la visita del Príncipe a la fortaleza, la expresión de Fedom cambió en un abrir y cerrar de ojos.

—¡Tonto! —Gritó con tanta fuerza que su saliva salió volando—. Fuiste engañado por el impostor. Aunque la Fortaleza Jozu caiga en llamas en este mismo momento, no seré responsable de ello. ¡Todo fue por tu estupidez!

¿Podría medirse la conmoción que Walt recibió entonces?


Poco después, llegaron noticias de las aeronaves que se distribuyeron a lo largo del camino para llevar mensajes de que sus subordinados se dirigían en una columna hacia Birac.

Cuando Walt escuchó la historia completa de ellos, su cara se puso roja de rabia, nada menor que la de Fedom.

—¡Eso, ese cerdo!

No pareció escuchar la voz de nadie mientras se subía a un caballo y galopaba hacia la Fortaleza Jozu. Una docena de sus hombres, aterrorizados, lo persiguieron, pero la mitad no pudieron seguirle el ritmo y se quedaron atrás.

Dos días más tarde, a altas horas de la noche, llegó finalmente a Jozu.

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