Rakuin no Monshou (NL)

Volumen 9

Capitulo 3: Las Fuerzas De Subyugación

Parte 1

 

 

—En primer lugar, tenemos que enviar un mensajero a Solon.

En su planteamiento, las opiniones de Rogue y Odyne coincidían con las de Gil Mephius.

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Rogue insistía en llevar a cabo el papel de mensajero él mismo, pero Gil rechazó la oferta. Por supuesto, aunque el veterano general no lo dijo, Orba entendió que tenía conexiones familiares allí. Podía obtener una audiencia personal con el emperador y le hablaría directamente con el espíritu de un guerrero. Era un militar de pies a cabeza, y no tenía miedo a la muerte. Y fue porque Orba lo sabía bien que no consintió en ello.

El mensajero elegido por Orba fue el general de la División Blue Zenith, Nabarl Metti.

—¿El General Metti? —Odyne ladeó la cabeza dubitativamente cuando escuchó la elección de la persona—. No puedo imaginarlo pidiendo a Su Majestad la amistad con Occidente.

Parecía decir que Nabarl sería más propenso a hablar de forma jactanciosa y a quejarse de lo injusto que había sido tratado.

Orba se rió.

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—Dudo que Padre se conmueva. En ese caso, el más adecuado para ser el mensajero sería yo.

—Su Alteza…

—Lo sé. Primero esperaremos y veremos cuál es la reacción de Solon.

Cuando vaya, será después de eso.

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Al recibir la orden, Nabarl partió inmediatamente hacia Solon con los soldados bajo su mando. Como estaba dividido entre el Emperador y el Príncipe Heredero, fue un golpe de suerte para él.

Rogue y Odyne aprovecharon la oportunidad para reorganizar sus tropas. Dependiendo de la situación, después de esto podrían tomar todo el país de Mephius como su oponente. En lugar de reunir un gran número de soldados con moral baja, era mejor tener una pequeña fuerza armada que estuviera unida en su determinación.

Los dos generales permitieron a sus hombres elegir su propio curso de acción.

Odyne, que había movilizado casi todas sus tropas de reserva, comenzó disolviendo la unidad mercenaria que estaba adscrita a la División Silver Axe. Alrededor del veinte por ciento de los soldados regulares también se fueron. La fuerza restante de la División era de apenas setecientos.

La División Dawnlight Wings de Rogue, por otro lado, no tenía mercenarios y originalmente había traído unos quinientos a Apta. Tal vez porque los oficiales de Dragón Alado y los pilotos de aeronaves eran en su mayoría hombres jóvenes en sus veintes, sólo quedaban unos cincuenta.

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Finalmente, todos los Guardias Imperiales de Orba se quedaron. Aunque eran menos de cien, eran una fuerza de combate muy valiosa en las circunstancias actuales.

En una habitación del castillo, leyendo el papel en el que se registraba esta alineación de tropas de batalla, Orba se cruzó de brazos. Muy comprensiblemente, era completamente imposible atacar Solon con este nivel de fuerza militar. Dudaba de que fueran capaces de repeler a una sola tropa de las fuerzas de ataque que serían enviadas.

La fuerza aérea de Rogue, los fusileros y la artillería de Odyne eran formidables, pero…

No hay una fuerza principal.

Las tropas de caballería e infantería tenían una grave carencia. Si juntaran a todos los hombres posibles de ambas divisiones, ¿llegarían incluso a cuatrocientos?

Orba miraba de un lado a otro entre el papel en el que estaba escrito el plan de batalla y el mapa de los alrededores de Apta que estaba extendido en el escritorio. Después de pasar casi medio día de esa manera, comenzó a escribir una carta. Como imitó la letra de Gil Mephius, le tomó un tiempo considerable.

Cuando era casi de noche, su paje Dinn trajo un poco de té.

—Has llegado en el momento justo —Cuando Orba miró por encima del hombro con una ligera sonrisa, Dinn fugazmente puso una expresión de horror, y luego se conformó con resignarse.

—Me pedirá algún favor problemático o algo así, ¿verdad?

—Problemático es ir demasiado lejos.

—El príncipe no ha cambiado —el paje suspiró a pesar de sí mismo.

Orba lo ignoró.

—Hay un lugar adonde quiero que lleves esta carta.

Señaló un punto en el mapa. Aunque se suponía que se había resignado antes, la sangre se drenó instantáneamente de la cara de Dinn.

—Imposible —se encogió—. Si voy, me matarán.

—Sí. Por lo menos, no serás ignorado —Orba siguió sonriendo. El paje se sintió más aterrorizado que nunca—. Pensando en ello, es un hombre audaz. No dejará pasar una buena oportunidad ante sus ojos. Así que, ya que está bien, date prisa y prepárate.

No había lugar para el acuerdo o el desacuerdo.

Realmente no ha cambiado. Estaba escrito en la cara de Dinn.

—También quiero pedirte que prepares algunas cosas para mí. ¿Queda alguna ropa adecuada para un príncipe en Apta? Si no la hay, necesitaré que organices lo que puedas para mí.

Dinn parecía sorprendido por ese pedido. En Apta, el Príncipe casi siempre usaba ropa informal. No se iba a convertir en un dandi en este momento, ¿verdad?

—¿Va a ir a alguna parte, Su Alteza? —preguntó, y Orba respondió con indiferencia,

—Sí. A Taúlia.

—¿T- Taúlia?

—No te preocupes. No me quedaré mucho tiempo esta vez. Sólo hay algunos asuntos que quiero concluir.

Orba miró la carta que acababa de terminar de escribir. Dinn suspiró interiormente una vez más.

Honestamente, no son más que sorpresas con este maestro.

Mientras tanto, Vileena fue a visitar a los heridos que estaban siendo atendidos en la fortaleza.

Según un médico con el que habló, durante los primeros días había sido tan ruidoso como un campo de batalla.

Como, de hecho, acababa de haber una batalla a lo largo de la frontera, había muchos soldados heridos dentro de la fortaleza. Debido a que las instalaciones médicas estaban llenas hasta los topes con ellos, el gran salón del cuartel fue abierto para que los aldeanos durmieran.

Cuando Gil Mephius se enteró de que no había suficientes médicos, dijo “que los traigan de las aldeas a caballo o por aeronave”, y convocó a todos los que tuvieran los más mínimos conocimientos médicos.

Afortunadamente, las hierbas medicinales con propiedades antibacterianas y de esterilización podían ser recolectadas en abundancia del bosque alrededor de Apta. Gil también envió soldados con instrucciones de los médicos para recoger esas hierbas.

Vileena entró en el gran salón.

Allí había rostros que conocía. Hombres jóvenes que la habían ayudado a llevar agua del pozo comunal. La señora extrajera del mercado que le preguntó:

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—¿Eres la chica de la casa de Rone? —y le vendió las verduras a bajo precio. Había chicos que se habían amontonado alrededor de la casa para verla.

En el pueblo, todos la llamaban con una sonrisa cuando la veían. Aquí, todos desviaban la mirada. Ahora sabían que era una princesa.

Aún así, incapaz de ignorarlos, vino a visitarlos. Pero, pensando en cómo habían cambiado los sentimientos de los aldeanos, nunca se quedaba mucho tiempo.

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Le dio una cierta sensación de alivio que muchas de sus vidas se habían salvado.

Cuando estaba a punto de salir del salón, una voz la llamó por detrás…

—Princesa.

Dando la vuelta, era Layla. Corrió hacia Vileena y le hizo una reverencia.

El tiempo y la velocidad fueron casi los de un ataque sorpresa, aún así Vileena abrió la boca para hablar por puro reflejo pero no supo qué decir.

—Afortunadamente, mi padre ha recuperado la conciencia. Sólo fue un poco, pero ayer pudo comer… Según el doctor, debería poder moverse en un mes.

—Gracias a Dios —Aunque tenía sentimientos encontrados sobre el hecho de que Layla la llamara “Princesa”, Vileena espontáneamente sonrió al escuchar que Rone estaba bien.

—Todo es gracias a usted, Princesa, y a la buena gente de la fortaleza. Incluso nosotros, que una vez renunciamos a Mephius, fuimos tan bien recibidos y…

Superada por la emoción mientras hablaba, el final de la frase de Layla se hizo confuso y, una tras otra, cayeron lágrimas de sus ojos. Después de lo cual, cayó sobre una rodilla como si se hubiera roto completamente en lágrimas.

—Layla —Vileena instintivamente se inclinó hacia adelante y estaba a punto de extender su mano, pero…

—Princesa, por favor, perdone mi grosería hasta ahora. Además, no tengo palabras para expresar mi gratitud por la ayuda que hemos recibido de usted. Aquellos como nosotros, en nuestra posición, no tenemos forma de devolverle el favor.

—¿Qué estás diciendo? —impulsada por un ardiente impulso, Vileena se agachó sin pensar y tomó la mano flácida de Layla—. Yo soy la que recibió ayuda. En lugar de devolver ese favor, traje la calamidad a su pueblo. Merezco que me odien y me culpen en lugar de que bajes la cabeza así, Layla.

Tomadas de la mano, las dos jóvenes se miraron cálidamente. Pasó un tiempo.

—Princesa… En verdad, aunque no tengo vergüenza, la llamé porque tengo una petición que hacer.

—¿Qué pasa?

—Como dije antes, no tengo nada. Con mi padre en ese estado, pasará mucho tiempo antes de que pueda volver a trabajar. Por lo tanto, ¿podría por favor dejarme trabajar en la fortaleza? Por supuesto, no me importa qué tipo de trabajo sea —Habló con la frente apoyada en el suelo.

La parte de atrás de los párpados de Vileena se calentó. Esta era una chica que una vez la llamó “Luna” y la cuidó como a una hermana menor. Mientras prometía hacer todo lo posible para satisfacer su desesperada petición, Vileena dejó el salón, escondiendo sus lágrimas detrás de su mano.

Al día siguiente, Layla recibió la visita de un mensajero de la princesa.

Fue mientras ella estaba visitando a su padre, Rone, en su lecho por enfermedad. El salón había sido dividido con una tela blanca y Lennus estaba en la cama de al lado. El chico que vivía al lado de ellos y al que le cortaron el brazo derecho durante el disturbio. Su cara se había demacrado por el dolor y la fiebre, pero la medicina ya había hecho efecto y estaban remitiendo.

El mensajero informó a Layla que trabajaría como criada de Vileena a partir del día siguiente. Layla se inclinó repetidamente ante el mensajero, como si hubiera sido la propia princesa.

Una vez que se fueron, Layla miró la figura de su padre mientras dormía. Los doctores habían quitado todo lo que los heridos habían usado y todo esto fue colocado a los pies de los pacientes. Entre esto había una daga en una funda escarlata. Era parte del equipo que se le había dado a su padre cuando fue seleccionado para formar parte de la Guardia Imperial del Emperador.

Layla la agarró sigilosamente.

La sacó como a la mitad.

Aunque se suponía que su padre había descartado el pasado, era obvio que le daba mantenimiento regularmente.

Sus labios se reflejaron en la hoja al caer un nombre de ellos.

Gil Mephius.

***

 

 

Fedom Aulin desembarcó en el puerto de Birac por primera vez en varios meses.

Era el señor de esta ciudad comercial Mephiana pero, desde que se decidió el matrimonio entre el Príncipe Heredero Gil y la princesa Garberana, estuvo constantemente alejado de Birac. Primero estuvo a menudo en Solon, la capital imperial, luego, más recientemente, ayudó a gobernar Kilro, que acababa de cambiar de señor, y finalmente, volvió después a Solon para visitar al Emperador.

Una llovizna incesante caía sobre el puerto.

Muchas de las naves amarradas siempre llevaban el emblema de la firma Haman, pero hoy eran particularmente llamativas. Estas eran naves que deberían estar yendo a comerciar en el oeste, pero debido a que las relaciones con Mephius eran una vez más tensas, y aunque su carga estaba cargada, no podían salir volando.

Fedom regresó a su residencia. Su mente estaba totalmente preocupada incluso cuando recibió los saludos de su esposa e hijos.

No hace falta decir que siguió pensando en lo mismo de siempre: su ambición demasiado grande de deponer al emperador Guhl Mephius y asumir la responsabilidad de dirigir a Mephius él mismo.

La guerra con el oeste era un presagio de que el país caería en la ruina y, para Fedom, representaba una oportunidad sin igual. Podía sentir que día a día, la insatisfacción con Guhl se hacía más fuerte en la corte. Así, originalmente había querido permanecer en Solon y aumentar el número de sus colaboradores, aunque sólo fuera en uno.

Sin embargo, no tuvo más remedio que volver a Birac cuando el Emperador le ordenó directamente que lo hiciera.

Con el primer destacamento ofensivo, dirigido por Nabarl Metti, habiendo sido miserablemente derrotado, Guhl aceleró inmediatamente la formación del segundo destacamento.

—Para estar absolutamente seguro, haz los preparativos para que esas fuerzas se estacionen en Birac —Había sido ese tipo de cosas.

Además, Fedom recibió una gran cantidad de fondos de guerra. Estos eran para equipos como espadas, pistolas y armaduras, así como para armar las naves.

Sin embargo, no se le había concedido mucho tiempo. Así que se preguntó cuánto sería capaz de hacer.

El Emperador está impaciente. Habiendo regresado a su habitación, Fedom se paseó por su interior como una bestia al acecho. La mejor oportunidad de acercarse a Solon sería seguramente cuando el gran ejército fuera enviado al oeste.

El único colaborador del que podía estar seguro por el momento era Indolph, el señor de Kilro. Incluso si había mucha gente que actuaría junta si se presentaba una oportunidad, lo que les faltaba en este momento era una oportunidad realmente buena. Nabarl Metti, que había estado directamente involucrado en la lucha con el oeste, estaba en posición de proporcionar esa oportunidad y originalmente había sido parte de la facción anti-emperador pero, para borrar esta desgracia, era más probable que trabajara para el Emperador que para el Consejo.

Es una pena que no haya podido atraer a Simon a nuestro lado mientras estaba en Solon.

Simon Rodloom era el ex presidente del Consejo y era una poderosa fuerza unificadora en la corte. Actualmente estaba bajo arresto domiciliario. Todos los elementos estaban allí para aumentar la desconfianza contra el Emperador. Sin embargo, intimar más, no con Simon, sino con los nobles a los que era cercano, no era fácil. Si Fedom se tomaba el tiempo para ganarse a algunos de ellos, sería capaz de engañarlos emitiendo una orden para salvar a Simon en un momento de crisis.

Esta es una importante encrucijada – pensó Fedom. Al mismo tiempo, si cometía un error en este punto, no habría una segunda oportunidad y todo lo que le esperaba era la ruina.

Cuando se acercó a la ventana, la fuerza de la lluvia había aumentado.

—Eei —maldijo Fedom como si fuera impulsado por esa fuerza.

Estaba cansado de tener que andar siempre con cuidado. Pensándolo bien, Fedom Aulin no era un hombre bendecido por la suerte. No importaba cuántas veces se entusiasmara con sus planes y finalmente se materializaran, la situación cambiaría e inevitablemente tendría que rehacer todos sus planes.

Al otro lado de la ventana, una sola nave aérea navegaba por el oscuro cielo. Esto no era una vista inusual en Birac. Sin embargo, llamó la atención de Fedom y miró fijamente hacia el cielo.

La imponente cadena montañosa podía verse hacia el norte. Calculando la dirección desde la posición de esas montañas, esa nave venía del oeste. Poco a poco se fue acercando. En su flanco, pudo ver el símbolo que indicaba que pertenecía a la empresa Haman.

¿Es una nave que regresa de Taúlia?

Sería natural pensar que sí, pero sería extraño que Taúlia, que acababa de cruzar espadas en una batalla con Mephius, devolviera voluntariamente una nave, aunque fuera de propiedad privada.

Fedom iba a enviar un mensajero apresuradamente al puerto. Sin embargo, al hacerlo, se habrían cruzado sin encontrarse, ya que, tan pronto como se bajaron, todos los que estaban a bordo irrumpieron sin ser invitados en su sala.

Por lo que dijeron, a causa de la reciente batalla cerca de la frontera, se habían visto obligados durante un tiempo a permanecer en Taúlia, pero, justo el otro día -que no fue hasta cinco días después de que Nabarl se fuera apresuradamente de vuelta a Apta- recibieron el permiso para volver a su país.

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Entre ellos había una persona de complexión pequeña. Al principio Fedom pensó que debía ser una mujer, pero cuando esa persona se adelantó, la expresión del rostro del señor de Birac cambió completamente.

Mientras Fedom Aulin seguía en el camino de regreso a Birac, el emperador Guhl Mephius eligió a los tres generales para la segunda ofensiva contra Taúlia.

El comandante de la División Black Steel Sword, Folker Baran.

El comandante de la División Bow of Gathering Clouds, Yuriah Mattah.

El comandante de la División Spear of Flames, Zaas Sidious.

Primero, Folker Baran de la División Black Steel Sword. Entre los doce generales de Mephius, era comparativamente conocido incluso fuera del país.


Durante la guerra contra Garbera, no sufrió ni una sola derrota aplastante. Era un hombre extremadamente tenaz, inusual entre los generales de Mephius, incluso cuando los signos indicaban que seguramente perderían. Tenía cuarenta y cinco años. Con su alta estatura y sus hermosos rasgos, se veía bien en armadura, pero en realidad, Folker no era personalmente competente en las artes marciales. Él mismo era muy consciente de ello y por eso siempre mandaba desde la retaguardia. En estos tiempos, sin embargo, si un general no salía al frente y empalmaba espadas con el enemigo, era difícil que se ganara la confianza y el respeto. Tal vez por eso, y aunque Folker era reconocido por su sabiduría, muy a menudo se le encargaba la limpieza después de una derrota y era, por así decirlo, un general de la desgracia.

El siguiente era Yuriah Mattah.

Su División Bow of Gathering Clouds se valía principalmente de aeronaves. El mismo Yuriah era, por supuesto, un oficial del Dragón Alado y se había graduado en la parte superior de la Academia de Entrenamiento de Oficiales. A los treinta años, era el segundo más joven de los doce generales. Bien podría llamarse “cara de bebé”. Y mucho más en sus veinte años, parecía estar en la segunda mitad de su adolescencia. A él mismo le molestaba esto y se había dejado crecer la barba varias veces, pero como no le quedaba bien para nada, se la afeitó todas las veces.


Finalmente, liderando la División Spear of Flames, estaba Zaas Sidious.

A los veinticuatro años, era incluso más joven que Yuriah, por lo que era el más joven de los doce generales. Sin embargo, se jactaba de una imponente dignidad tanto en su cuerpo como en su expresión, de modo que – en un sentido completamente diferente al de Yuriah – él también era alguien cuya edad no creerías al conocerlo por primera vez.

Había heredado directamente la División Spear of Flames de su padre, que murió en acción durante la guerra contra Garbera. Su padre, Mirandola Sidious, fue un comandante severo, temido por amigos y enemigos por igual como un “loco de la batalla” y cuando Zaas tomó parte en su primera campaña, ni siquiera tres años antes, él también mostró la misma tendencia. Dicho esto, desde los jefes de pelotón hasta los comandantes de batallón, todos los oficiales de sus tropas habían estado en la misma posición desde la época de su padre. Aunque lo miraban con buenos ojos y trabajaban duro para la división, eran demasiado para el joven Zaas.

Así, la composición de la segunda fuerza de captura de Taúlia reunió al veterano Folker junto con la juventud, el talento y la fuerza de los otros dos generales.

Ese día, poco antes de que partieran hacia el frente, los tres fueron convocados al gran salón del palacio imperial.

—Como he dicho antes, esta es una guerra de castigo por el Príncipe Heredero Gil Mephius —Con un bastón adornado con cristal en la punta, Guhl Mephius miró a los tres generales—. El enemigo sobresale en astucia. Prepárense bien para no seguir los pasos de Nabarl y no subestimen a su oponente.

Rakuin no Monshou Volumen 9 Capitulo 3 Parte 1 Novela Ligera

 

Una pequeña cena de celebración, que sirvió como ceremonia de inicio de la campaña militar, se celebró en el gran salón.

La emperatriz Melissa y sus hijas Ineli y Flora también estuvieron presentes, lo cual era raro en este tipo de ocasión. Naturalmente, el asiento del Príncipe Heredero estaba vacío. Parecía que hasta que esta guerra, que se estaba posicionando como una batalla de venganza por Gil Mephius, terminara, Guhl tenía la intención de mostrar esta silla sin dueño.

Mucha gente aclamaba a los generales, ya que se esperaba mucho de ellos en la guerra. Folker era popular entre los hombres mientras que Yuriah estaba rodeado de mujeres. Tal vez porque era joven, después de un período de paz, la energía surgía de todo el cuerpo de Zaas y tenía una presencia que no animaba fácilmente a otras personas a acercarse.

Sin embargo, de la gente que seguía sonriendo, ¿cuántos realmente querían esta guerra?

Si se involucraban seriamente con Occidente ahora, no se sabía hasta qué punto eso afectaría a los intereses nacionales. Y también…

Esperemos que no resulte como la vez con Garbera.

Folker Baran vio que el malestar se reflejaba en los rostros de los que ocupaban puestos de autoridad. Esta guerra continuaba en parte porque el Emperador se había vuelto terco, y se había prolongado lentamente, causando muchos sacrificios innecesarios en el país.

Garbera, ¿eh?

Folker recordó repentinamente a la chica que había visto varias veces en la corte. Catorce años, exactamente la misma edad que su hija. Había rumores en la corte de que la princesa Vileena había apoyado a Taúlia y que su paradero era desde entonces desconocido. El Emperador hizo una declaración reconociendo ese hecho. Sin embargo, desde entonces, el tema de la princesa no había vuelto a ser abordado en absoluto.

A este ritmo, pronto podríamos estar en guerra con Garbera de nuevo.

Folker inclinó con preocupación su copa de vino. Desde hacía algún tiempo, el alcohol no sabía a vino. Era como acero fundido enfriado.

—General Baran.

Zaas se le acercó. Al aproximarse, casi se podía oler el fervor que surgía de su piel. Aunque estaba vestido con un traje formal adecuado para estar en presencia del Emperador, estaba tan apretado que parecía que en cualquier momento, la tela se abriría de golpe desde dentro y expondría su cuerpo bruñido. No sólo era un problema de tamaño, sino que parecía un hombre que se sentiría más cómodo vestido con una armadura y una cota de malla, merodeando como una bestia en un páramo manchado de sangre y cubierto de cabezas cortadas, en lugar de comportarse como una persona civilizada que vivía rodeada de cuatro muros de piedra.

—Esta será la primera vez que cruce espadas con un enemigo que no sea Garbera. General Baran, ya ha atacado antes a Talia, ¿verdad?

—Eso fue hace más de diez años. Cruzar la frontera fue fácil e incluso tomamos Taúlia en un punto, sólo para ser inmediatamente asediados por las tropas occidentales. Si pretendemos luchar contra Taúlia, debemos estar preparados para que se convierta en una guerra con el propio oeste.

Folker hablaba con indiferencia, como un militar. La respiración de Zaas, por otro lado, era áspera y excitada.

—Eso es lo que espero. He estado sufriendo la angustia de no poder sumergir mi espada en sangre recientemente. Con el oeste como oponente, debería sumergirme hasta los tobillos en un mar de sangre.

—Te pareces mucho a tu padre, Zaas.

Folker no sonreía y su tono no era ni de alabanza ni de condena.

—Sumergir la espada en sangre es el deseo de un guerrero —era la frase favorita del padre de Zaas, el loco de batalla Mirandola.

Por cierto, Mirandola no había participado en el ataque a Taúlia hace diez años. Esto se debía a que había sido asignado a la defensa de las fronteras del este; pero su hijo, Zaas, parecía pensar que no participar en esa importante guerra era una mancha en el honor de la familia, y parecía ansioso por restaurar su reputación.

Así que voy a tener a esos dos jóvenes como compañía en la marcha, ¿eh? Pensó Folker mientras veía a Yuriah realizar bailes improvisados en la distancia con las damas. Bueno, en cualquier caso, son hábiles. Pero la habilidad no significa ni cerebro ni experiencia. En cuyo caso, su uso será ciertamente invaluable.

Folker no estaba totalmente entusiasmado con la guerra con el oeste pero, como hasta ahora casi sólo había hecho limpieza para la batalla perdida de alguien más, esta era una oportunidad para mostrar su propia habilidad. Como ni Yuriah ni Zaas tenían mucho ingenio, seguían mansamente las instrucciones de Folker.

Normalmente se le conocía como el hombre de los nervios de hierro, pero, sólo esta vez, el ardor estaba hirviendo lentamente en el pecho de Folker.

Cuando la pequeña fiesta se acercaba a su fin, un hombre vino corriendo desde un extremo del salón, con la espalda doblada hacia adelante. Era uno de los chambelanes del Emperador. Cuando llegó al lado de Guhl, le susurró algo al oído.


La expresión de Guhl cambió. Su cara parecía indicar que, mientras se cansaba del banquete, algo interesante estaba a punto de comenzar.

Guhl abruptamente aplaudió con fuerza.

—Atención, nuestro amable general Nabarl ha vuelto de la tierra de Apta.

¿Eh? El banquete se llenó de un tipo de conmoción diferente a la de hasta ahora.

Naturalmente, todos habían oído el informe de cómo el general Nabarl perdió la primera batalla contra Taúlia. Pero después de eso, se había quedado en Apta y debía proteger la frontera junto con Rogue Saian y Odyne Lorgo hasta la llegada de la segunda fuerza de ataque, las tropas de Folker y las demás, que el emperador iba a enviar.

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