Hentai Ouji to Warawanai (NL)

Volumen 7

Capítulo 4: Tsu-chan, A-chan y Yokodera Youto

Parte 2

 

 

Casualmente, el sonido del timbre llenó el salón de banquetes.

—…bien. Las chicas somos ambiciosas, sí. — Tsutsukakushi apretó sus puños y se dirigió a la puerta, trayendo luego consigo a la invitada.


Se trató de Azuki Azusa, por supuesto. Entró a la habitación unos pasos después de Tsutsukakushi.

—…oh. —Me vio sentado y abrió los ojos con sorpresa. —Hola. —Ella entrecerró las cejas y sonrió.

Evidentemente su sonrisa era rígida, pero aun así se las arregló para esbozarla. No fue la expresión de alguien que buscaba ayuda. Tampoco fue el gesto de una cachorrita encarando su fin. Simplemente mantuvo la compostura y sonrió con naturalidad. Una sonrisa que cabría esperar de una chica que había sido invitada a la habitación de otra chica.

—Senpai, Emi-san, ¿les gustaría pasar un tiempo a solas?

Los mismo aplicaba para Tsutsukakushi. Habló en su habitual tono indiferente. Las dos pasaron a mi lado, o más bien se alejaron de mí, una al lado de la otra. Ambas estaban solas. No se tomaron de las manos, ni se acercaron mucho, ni se alejaron demasiado la una de la otra. En la distancia, escuché el sonido de la puerta de la habitación de Tsutsukakushi abriéndose. No sé qué objetivo tenía en mente cuando la llamó aquí, ni qué estaba pensando Azuki Azusa cuando acepto. Supongo que ambas están tratando de ajustar las cuentas de ayer sin tener que depender de mí.

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Esta vez, Yokodera Youto era un completo forastero sin poder ni voto. Solo podía mirar hacia el cielo, abrir mis palmas y negar con la cabeza.

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¿Qué es exactamente esta sensación de incomodidad que estoy sintiendo? ¿Qué me preocupa tanto?

El sol naciente en esta mañana de invierno era demasiado brillante, pero no fue suficiente para dispersar la oscuridad arremolinándose dentro de mi corazón.

Fue en ese momento que me percate de la miraba de alguien. Cuando miré a mi lado, me di cuenta de que Emi había desaparecido.

Indagando más profundo, la encontré escondida detrás de una viga de madera cercana.

—¿Qué ocurre?

—…esa persona…

Cuando me acerqué a ella, pude ver que el rostro de Emi estaba nublado.

—¿Esa persona?

—No, no es nada…

Ella negó con la cabeza, pero su alta tensión de antes se había desvanecido en otra parte. ¿Siempre ha sido tan cobarde como para esconderse en las sombras así? Si la empujara contra el suelo en este momento, podría obtener una reacción totalmente diferente de la habitual. Por supuesto, no sé qué tipo de evento terminaría siendo, pero guardaré la descripción para más adelante, cuando realmente se reduzca a ello.

—…oh, claro, siempre has sido mala tratando con ella.

Durante la excursión, Emi también se escapó tan pronto como vio a Azuki Azusa. Probablemente sea algún tipo de trauma inducido por el encuentro con el «Dios Gato» que había tomado prestado el cuerpo de Azuki Azusa durante el incidente de Italia en la escuela hace unos meses. Es porque tiene miedo de que esa cosa le niegue su existencia aquí. Dudo que sea algo que pueda solucionarse tan fácilmente. Le he explicado varias veces que Azuki Azusa no tiene la culpa de lo que pasó, pero ella no me escucha en absoluto.

—Oye, Emi, ¿quieres que te muestre algo genial? —Tomé su mano.

—Okey…


Ver a Emi asintiendo honestamente fue bastante lindo. O tal vez solo estaba feliz de haber encontrado algo que hacer.

Algo para engañar este vacío dentro de mí.

***

 

 

Gracias al cuidado cariñoso de la mucama miniatura, el almacén estaba siempre limpio y ordenado. Sin embargo, no importa cuán hábil sea, no podía eliminar el olor del tiempo que se había asentado aquí. Después de abrir la puerta, que gimió cuando se abrió, pusimos un pie en esta atmósfera. Nos adentramos al almacén tenuemente iluminado por la luz que se filtró del exterior.

—¿Eso es…? —Emi se detuvo en seco.

—Así es. Esa cosa esta aquí.

Frente a la pared trasera del almacén se encontraba «Dios Gato» en su forma de estatua. La raíz de todo mal y la razón del trauma de Emi. Lo señalé y me encogí de hombros como si no fuera nada.

—Cuando ves esa cara, ¿no crees que tenerle miedo es un poco estúpido?

—¡Y-Yo no estaba asustada ni nada! —Hizo hincapié en lo valiente que era, pero aún se aferraba a mí.

¿Quizás esto tenga algún significado diferente en Italia? ¿Quizás quiere acostarse conmigo? ¡Muy bien, Onii-chan te adoptará!

—Uuuu…

Emi extendió su pierna y tocó la estatua con los dedos de los pies. Naturalmente, la estatua no mostró signos de moverse.

—Ya veo, por lo que normalmente ella tiene este tipo de cara estúpida todo el tiempo…

Apartó la mano de mi cintura y se acercó a la pared con un paso, y luego con otro. Ella la miró fijamente y, al final, le dio una bofetada a la estatua. Pronto se volvió más intensa y, como resultado, empezó a probar sus movimientos de lucha con el inmenso bloque de madera.

¡Un Puñetazo Dinamita, una Patada Cruzada e incluso un Sobat Rodante!

—¡Hmpf! ¡Bastarda de los pimientos!

Emi ahora se hallaba sin aliento, pero sus ataques no disminuyeron en la más mínimo. Y eso está bien siempre que la ayude a superar su trauma.

—¡Maldita seas, maldita! ¡Me hiciste quedar como idiota! ¡¡AHORA DEMANDÓ QUE VENGAS A MÍ–!!

De repente, una fuerte brisa pasó a nuestro lado. Varias cestas de ropa se cayeron de los estantes y la pared de yeso se sacudió. Inconscientemente, cerré los ojos por el fuerte viento. La puerta normalmente pesada que protegía el almacén se cerró tan fácilmente como una puerta de plástico. Cuando volví a abrir los ojos, la oscuridad se apoderó de nosotros. Se sintió como si estuviéramos aislados de la civilización. Solo la ventana dejaba pasar algo de luz.

—¿…oh?

Esperé a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad, pero luego me di cuenta de que una presión abrumadora se había desvanecido. No tuve que abrir los ojos para notarlo. La estatua del gato había desaparecido. Esta estatua gigante que ocupaba una buena parte del almacén se había desvanecido en el aire. Como si se hubiera mudado a otro lugar.

—¿Eh?

—………

Emi se giró lentamente en mi dirección. Lenta; muy lentamente, me miró. En su rostro, las comisuras de su boca estaban inclinadas hacia arriba.

—Aja. Ya que lo deseaste, no se puede evitar.

—De ninguna manera…

—Como esta es una buena oportunidad, vine a ella, tal y como me lo pidió. Ustedes en verdad son agradablemente desagradables.

Habló con el rostro de Emi, la boca de Emi y la voz de Emi—

—Ha pasado un tiempo, Yokodera-kun. Hubiera preferido no toparme contigo nunca. Pero pensé que lo mejor sería que habláramos las cosas de una vez por todas.

El «Dios Gato» dentro de Emi esbozó una sonrisa maliciosamente incómoda.

***

 

 

—La conciencia de esta chica está durmiendo, así que no te preocupes. —El «Dios Gato» caminó alrededor del almacén mientras hablaba con indiferencia.

A pesar de que esos gestos se parecían a los que había hecho Emi en el salón de banquetes, todavía eran inquietantemente diferentes. Toda su ternura y cualquier concepción de su personalidad se desvaneció, y ahora era como si en su lugar la estuvieran utilizando como un velo sagrado.

—Aunque al final de cuentas, solo es una herramienta. No deberías afligirte por ella. Más importante aún, ¿no deberías preocuparte por ti? Ahora solo estamos tú y yo juntos aquí, ¿o estoy mal?

—Emi me evaluó de pies a cabeza, a pesar de que no sé sintió como la mirada de Emi en absoluto.

El «Dios Gato» estaba haciendo expresiones con el rostro de Emi que yo nunca había visto antes… me producía asco el ver como se esforzaba. No puedo soportarlo.

—…en cuanto a ti. ¿Olvidaste lo que precisamente significa que estenos nosotros dos solos?

—¿Mmm?

—Tan solo intenta otro juego como el de la torre. Te reto. Si le haces algo al cuerpo de Emi, me vengaré, y no te gustará.

—Venganza… es por eso que ustedes, los humanos salvajes, son tan molestos… s-sin embargo, solo como referencia, ¿de qué tipo de venganza estamos hablando?

—Le quitaré la castidad a la estatua.

—¿…c-castidad?   —Los ojos de Emi Neko parpadearon y miró los alrededores. —……

Finalmente, pareció haber entendido la gravedad de que los dos estuviéramos solos. Pude ver que su cuerpo estaba temblando.

¡Digo, como mínimo debiste haber esperado a que la niña sacara su ‘Bazuca Calabaza’!

—La próxima vez que vea la estatua, haré un desastre con esa cosa y la dejaré toda viscosa y húmeda. Luego le abriré un agujero y comenzará la acción.

—¡Eeek!

—¿Me pregunto si puedes poseer un cuerpo mientras mantienes tu forma de estatua? Por supuesto, no me detendría ni aunque empezaras suplicarme con lágrimas en los ojos. En realidad, la verdadera acción comenzará una vez empieces a llorar.

—¡Eeeeeek!

—Textura es textura y bultos son bultos, ¡colorearé cada centímetro cuadrado de ti con mi propio color!

—¿¡Eeeeeeeeeek!? —El «Dios Gato» finalmente comenzó a buscar un lugar para escapar.

Sin embargo, este es su almacén, después de todo.

—No huyas ahora. Quédate conmigo.

—¡A-A-A-Apartate!

Considerando que estaba dentro del frágil cuerpo de Emi, Emi Neko no tuvo forma de resistirse cuando la tome del brazo. Siento que puedo usar esto como un material de referencia realmente bueno para el futuro. Como para el guion de un nuevo CD Drama o algo así.

—¡Eso tiene que ir en contra de las reglas! ¡Hacer algo así es inconcebible! ¡Eres un ser humano!,

¿¡¡NO CREES QUE ES EXTREMADAMENTE GROSERO EL DIRIGIRSE ASÍ A UN DIOS COMO YO!!?

—Seré honesto. Si lo dices de esa forma, solo me prende más.

—¡¡EEEEEEEEK!!

Su rostro ya estaba rayado de lágrimas. ¡Nunca había visto a Emi hacer una expresión como esta antes! ¡Es más débil que cualquier estudiante de primaria que haya visto!

—Te haré reflexionar mucho sobre algunas cosas, así que regresa todo a la normalidad, ¿quieres? Si no, nunca podrás eliminar mi hedor.

—A-Aguarda un momento… ¡Tengo que hablar contigo sobre algo!

—No, gracias. Tres, dos, uno–

—¡Espera! ¡Aguarda! ¡¡AGUARDA POR FAVOR!!

¡Te interesa!





—¿Mmm?

—¡Es cierto que hay cosas de las que debemos hablar! ¡No eres consciente de tu propio destino! ¡Por eso decidí entrometerme un poco! ¡¿No te interesa saber el error que continúas cometiendo?! ¡Podemos hablar de ello! ¡No tomaré mucho de tu tiempo!

¿Qué    clase    de    charla    de    ventas    es    esta?

¿Realmente eres un dios?

—…bueno, escucharte unos minutos no me hará daño.

—¡Yay! ¡Hip~hip, hurra! ¡Muchas gracias! —Emi Neko juntó sus manos y dio pequeños saltitos de alegría.

Luego negó con la cabeza, como si se hubiera dado cuenta de que todo le salió mal. Reitero, ¿esta cosa de verdad es un dios? Se siente más como una mascota que cualquier otra cosa.

…bueno, le daré el beneficio de la duda. Un dios bueno para nada sigue siendo un dios. Y las leyendas japonesas están repletas de dioses malvados. Bajar la guardia, aunque sea por un segundo, podría acabar muy mal…

***

 

 

—Tomemos a consideración esto; —Dijo el «Dios Gato». —El escritor inglés, William Shakespeare, y su tragedia de Romeo y Julieta. Conoces la esencia de la historia, ¿verdad? Un hombre imprudente y una mujer imprudente sufren por un imprudente malentendido instigado por sus imprudentes amigos, y mueren imprudentemente. La historia está llena de humanos imprudentes y tontos. Es una historia desagradable.

Hasta donde yo sabía, Romeo y Julieta no era esa clase de historia. Supongo que este dios es el tipo de ser que piensa que toda tragedia es una tontería. Seguramente todas las mujeres en el planeta le saltarían a la garganta.

—Sin embargo, ¿qué hubiera pasado si al final de la historia aquel hombre imprudente y aquella mujer imprudente alcanzaban cierto grado de prudencia y de alguna manera lograban evitar la tragedia? Entonces todos podrían vivir felices para siempre, ¿no? El fin. ¡¿Verdad que un final así habría deleitado a su audiencia?!

—Me pregunto si eso…

—Por supuesto que no. En lo más mínimo. Puedo proclamar sin duda alguna que tal desarrollo les habría resultado desagradable. Aunque la de Romeo y Julieta es una tragedia irrazonable, nadie estaría satisfecho con un Deus Ex Machina que al final los salve de sus pesares. Esa es la esencia de la humanidad.

—Aja, ¿y adonde quieres llegar? ¿Acaso te satisface el meterte en las tragedias de las personas solo porque sí?

—Al contrario. La única persona a la que quisiera acusar de ello es a ti. A ti, y a toda esa desagradable incomodidad que te carcome.

—¿…huh?

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—¿De verdad te sientes feliz al ver a esas dos trabajando juntas para hacer las paces? —El «Dios Gato dio un paso adelante, y me miro directamente a los ojos. Así se mantuvo sin pestañear.

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Como la puerta del almacén se encontraba cerrada, la única luz en el cuarto era la que se filtraba por la ventana. Supuse que el tiempo empezó a correr a un ritmo diferente en el exterior, ya que el almacén se oscureció sin que me diera cuenta. Aun fijos en mí, sus ojos se ofuscaron en medio de la oscuridad, dejando solo una silueta negra.

—En lugar de sentirte feliz por ellas, ¿estabas aguardando a que sucediera una tragedia, verdad?

A pesar de toda la oscuridad, este almacén seguía siendo el espacio sin precedentes que el dios adopto como su mundo. Como un actor parado sobre un escenario, pintarrajeo con sus palabras el negro.

—¿…en que andas? Yo quería trabajar por mi cuenta para resolver su disputa. ¿Por qué no sería feliz si se reconciliaran?

—Ah, tu compresión es retorcida. No importa lo que digas, es evidente que quieres ayudarlas por nadie más que por ti. Simplemente por ti.

—Así es. ¿Qué hay de malo con eso?

—Todo. Porque a pesar de que quieres resolver sus problemas, al fin y al cabo, no lo haces con la verdadera intención de hacerles un bien. —Como si estuviera jugando con sus palabras, el «Dios Gato» eligió una entonación muy especial.

La luz del sol ya no llegaba a las profundidades del almacén, por lo que ahora no podía ver nada. Sin embargo, percibí la presencia de algo similar a un gusano arrastrándose en la oscuridad.

—Pretendes resolver todo por tu cuenta. Tu no estarías satisfecho si ellas pudieran arreglar esta pequeña disputa mediante sus propios esfuerzos. Y como te prohibieron intervenir, sientes como si fueras golpeado por algo invisible. Casi como si anhelaras ser el salvador de sus mundos, ¿no crees?

—Eso no es…

—¿Me vas a decir que no es cierto? Vamos, si es algo que ni siquiera un sin vergüenza como tu podría negar, ¿o sí? Esa sensación de incomodidad que sientes es la arrogancia que te hace detestar la idea de que ellas lidien con esta situación por su cuenta… si ese sentimiento no es retorcido, ¿cómo puedes llamarlo?

—Tú…

Esta cosa solo abre su sucia boca como le da la gana.

Traté de reírme, pero mis mejillas se tensaron y ni siquiera pude forzar una sonrisa. Afilados colmillos de hielo se clavaron en mis mejillas, inmovilizando los músculos de mi rostro.

—¿Te quedaste sin palabras? Lo cierto es que te estas volviendo loco. Se lo que está por venir. Al final de este desagradable periplo, que muy orgullosamente abrazaste como forma de vida, solo te aguardan los abismos de la locura y el sacrifico. Dada la retorcida pero decidida naturaleza de tu existencia, tu historia no puede terminar de otro modo: Yokodera-kun, nunca obtendrás ese ‘final feliz’ donde todos sonrían.

Hentai Ouji to Warawanai Volumen 7 Capitulo 4 Parte 2 Novela Ligera

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En cambio, quien estalló en carcajadas fue el «Dios Gato». Se mofo con la misma maldita risa inquietante e incómoda de siempre.

Ya no quiero escucharla. Me canse. ¡Hace sangrar mis oídos! ¡¡ME DUELEN TANTO QUE QUISIERA ARRANCÁRMELOS—!!

¿De verdad es así como me siento? ¿Quiero algún tipo de auto-gratificación? ¿Un poco de algún mundo que me necesite? No, eso es imposible, pensé, y negué con la cabeza. El hecho de que este hoy en la Casa Tsutsukakushi es la prueba perfecta de que el «Dios Gato» se equivoca. ¡¿Porque otra razón saldría corriendo de mi casa a las cinco de la mañana en medio de las calles vacías si no es porque simplemente me preocupaba su seguridad?!

«¿En serio piensas eso?»

¿Que sentí esta mañana cuando crucé a toda prisa las puertas de mi casa? En el momento que recibí esa llamada telefónica; en el momento que me monté en mi bicicleta, ¿de verdad puedo asegurar que yo no buscaba un mundo que me necesitará? Muy en el fondo… ¿¡De verdad esperaba que algo hubiera sucedido en esta casa…!?

—…no puede ser…

Eché un vistazo exhaustivo a lo que había dentro de mi corazón: ahí abajo, todo es demasiado oscuro, como lo ha sido por los últimos diez años, por lo que no pude divisar el fondo. Sin embargo, el solo vistazo fue suficiente para que lo notará. Un monstruo desconocido me devolvió la mirada. Las piernas me empezaron a temblar y me sentí mareado de golpe; tan mareado que tuve problemas para mantenerme sobre mis pies—

En ese momento, sonó mi teléfono.

—[Wow… i’m terribly sorry…]

Al otro extremo de la llamada, pude escuchar repetidas disculpas de mi amigo extranjero de confianza. Como no logré entender cuál era el problema, tuve que preguntarle a la persona que me había llamado originalmente: Acero-san.

—[…mumumu… todo es mi culpa…]

Tal como esperaba, eso tampoco ayudó mucho. Pero, aun así, la hice hablar un poco más en un intento de averiguar lo qué había sucedido.

—¿Te llevaste el morral equivocado?

Al parecer, había dejado su morral (el que había preparado para el examen) en casa.

—…debiste haberlo revisado antes de salir…

—[No la culpes. Esto fue mi culpa… fucking my god…]

Los dos habían llegado al centro de pruebas y se sorprendieron cuando revisaron sus pertenencias. Muchos estudiantes ya se estaban aglomerando y la prueba estaba a punto de comenzar. No necesitaba boleto ni nada para participar, por supuesto, por lo que el único problema era que le faltaba la lonchera y el lápiz hexagonal. Sin eso, aparentemente Acero-san no podría mostrar su verdadera habilidad. Independientemente de lo cuestionables que fueran sus métodos, definitivamente había trabajado duro para esto.

—[…no tengo excusas. Mis más profundas disculpas, madre…] —Una voz de lamento vino de Acero-san. —[No hay nada que ninguno de nosotros pueda hacer al respecto–pero por alguna razón, me viniste a la mente, Yokodera]

—¿…yo?

—[Solo te llamé por capricho… lo siento…] — Habló con lo que sonaba como una voz abatida; como si estuviera a punto de llorar.

Era como si una espada mágica hubiera levantado la maldición que el «Dios Gato» me echo, y las alas mágicas me permitieron librarme de los grilletes que me ataban. Mis emociones comenzaron a arder con toda su fuerza, inducidas por la voz de alguien importante para mí. No hay forma de que esta comedia termine con un Bad End. Al igual que tampoco hay manera de convencerme de no ayudar. ¡Como si fuera a permitir que las cosas acaben así!

—Haré algo al respecto. Espera cinco minutos en algún lugar apartado.

—[¿…d-de verdad?]

—Con los ojos cerrados, si es posible.

—[¿Hmm? ¿Por que…?]

—¡Solo confía en mi!

—[¡O-Okay!]

Después de eso, colgué. Por supuesto, no podré llegar a tiempo incluso si empiezo a correr ahora con su morral en la mano… a menos que confiara en algún poder milagroso que me permitiera deformar la realidad.

Miré al «Dios Gato». Uno de los gatos residiendo en la Casa Tsutsukakushi.

—No va a pasar. —El «Dios Gato» dio una respuesta indiferente.

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—¡¿Por qué?! ¡Acero-san está en problemas! ¿No existes por el bien de Acero-san?

—Desde luego. Eso no lo voy a negar. Sin embargo, esta vez, no puedo estar de acuerdo en que esto le haga algún bien a la heredera de la familia principal.

—¿Que dices? ¡Por supuesto que–!

—No. No lo creo. ¿De verdad está bien que la chica desperdicie lo poco que le queda yendo a la universidad? ¿No crees que lo más benevolente sería dejarle elegir como pasar su tiempo? —El «Dios Gato» usó los grandes ojos de Emi para mirar a lo lejos. —Los humanos son complicados y su vida es dolorosamente corta. No hay forma de que ella pueda realizar todo lo que este mundo tiene para ofrecer, así que, ¿no sería mejor que se concentre en algo que pueda hacer y disfrutar genuinamente de su limitado tiempo? ¿No estás de acuerdo conmigo?

Y luego sonrió con la cara de Emi.

—Incluso si es un deseo, eso no cambia nada. Incluso si tuerce y distorsiona la naturaleza de tu existencia, estoy dispuesta a convertirme en la clase de dios que ignoraría una plegaria.

—¿Por qué…?

—Básicamente porque no guardo ningún tipo de afecto positivo hacia tu persona. O, dicho de otro modo, te desprecio. ¡Muchísimo! Piensa en todos los intercambios que hemos compartido hasta ahora. Después de toda la violencia y desorden que has provocado, ¿porque debería traicionar mi juicio solo para conceder tu cruel capricho?

—…por favor, te lo ruego. Me disculparé por todo lo que he hecho.

—¿Oh? ¿¡Oh!? Pero ahora que lo dices, escuché que las formas de disculparse en este país tienen un nivel diferente a las del resto del mundo.

—¿Como… así?

—Intensas. Motivadas. ¡Más patéticas!

—…por favor, te lo ruego.

Me arrodillé, y bajé la cabeza hasta el punto de tocar el suelo con mi frente. En respuesta, el «Dios Gato» dejó escapar un largo suspiro.

—Ahhh… esto es tan satisfactorio. Verte en un estado patético como este hace que mi pecho se estremezca de alegría…

—¡¿Eso significa que–?!

—Sin. Embargo. Todavía. ME NIEGO. —El «Dios Gato» pronunció sus palabras una a la vez.

Su voz sonaba desinteresada, como si nunca hubiera pretendido cumplir mi deseo en primer lugar.

—Concedo y doy seguimiento a aquellos deseos que considero significativos. Puede haber caprichos míos de por medio, pero siempre los concedo pensando de qué forma podría beneficiar a la heredera, independientemente de cuanto tenga que distorsionar el dichoso deseo en base a las especificaciones que ustedes me dan. Y justo ahora, acabo de decidir que lo mejor sería no conceder tu deseo. Ella no debería ir a la universidad.

—Eso no…

—Supéralo. Tampoco es como que la heredera llegue a odiarte por decepcionarla en una situación aterradora. Aunque para lo que a mí respecta, puedes pudrirte en un océano formado por tus propias lágrimas, sino te cuelgas antes de un poste. Dicho sea de paso, ¿te regalo una soga? —El «Dios Gato» empezó a insultarme. —Lamenta tus decisiones por el resto de tu vida mientras te arrastras por el suelo sucio como el insecto andrajoso que eres. ¡Con mucho gusto te observare durante décadas hasta el momento que exhales tu último aliento! —El «Dios Gato» siguió insultándome con los típicos insultos del «Dios Gato».

—¡Ajaja, eso me daría tanto placer que no puedes ni imaginarlo! ¡Tan solo te estoy dando lo que obtienes por ser una basura desagradable! —El «Dios Gato» me insultó con palabras que incluso un mono podría entender.

Tres strikes. Estás fuera.

—¿…las cosas serán así? Está bien.

Agarré al «Dios Gato» por el cuello.

—…oye, ¿estás recurriendo a la violencia? ¿Eso es todo en lo que puedes pensar? Actualmente estoy dentro del cuerpo de esta niña odiosa a la que tanto quieres. Medita un poco tu situación. ¿De veras estas bien con hacerle cosas raras a este cuerpo? No deberías estarlo, ¿o sí…? ¡¿O SÍ?!

—Tú… tan solo cállate un segundo.

—¿C-Como?

Puse mi mano debajo de la axila de Emi y comencé a hacerle cosquillas.

—¿¡…q-qué!? —Un gemido escapó del cuerpo de Emi, pero continué. —¿¡Qué… qué… en qué estás…

pensando!? —Le sujeté los brazos y las piernas y lancé otro ataque.

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Obtienes lo que te mereces. Este es mi contraofensiva contra la ‘Bazuca Calabaza’. Si tuviera que adivinar, el cuerpo de Emi probablemente estaba acostumbrado a que le hicieran cosquillas, pero no se puede decir lo mismo de la cosa que hay dentro.

—Nya, jajaja, d-detente… ¡¿Por qué estás…?!

¡Urgh…!

Sí, apuesto que el «Dios Gato» es cosquilludo.

El arte salva el cuerpo, y el amor salva el mundo. En todos estos meses, ¿cuántas veces crees que he jugado con Emi? ¡¿Cuántas veces crees que he abusado del cuerpo ilegal de Emi?! ¡Conozco todas sus debilidades! Los dioses de tu calaña son seres que usamos los humanos para conceder nuestros deseos; nunca fuiste hecho para jugar con tales criaturas inferiores. Aquellos dioses que no comprendan esa lógica—¡serán entrenados como los animales exagerados que son!

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