Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 5

Epilogo: ¡Vamos a crear un mundo divertido!

Tras resucitar al masoquista tabernero y a sus compañeros en las instalaciones subterráneas y arrojarlos a un campo cercano, Shinichi se estiró hacia el cielo azul.

“Por fin ha terminado”.

Había sido convocado por el Rey Demonio. Su vida diaria se había convertido en luchar contra los héroes inmortales, pero eso había llegado por fin a su fin. Shinichi sintió como si se hubiera quitado un peso de encima. El Rey Demonio inclinó la cabeza.

“Shinichi, te doy las gracias de nuevo. Tenerte como consejero ha sido una suerte. Casi tan grande como que Regina y Rino formen parte de mi vida”.

“Vas a hacer que me sonroje”, dijo Shinichi con una sonrisa de satisfacción.

No había mayor halago por parte del Rey Demonio Azul, que amaba mucho a su mujer y a su hija.

Regina sonrió e interrumpió su conversación. “No te avergüences. Has hecho algo que te deberemos para el resto de nuestras vidas. ¡¿Qué tal si te dejo casarte con Rino para mostrarte nuestro agradecimiento?!”

“¡¿Qué?! ¡Jamás permitiré eso, aunque se trate de Shinichi!”, gritó el Rey Demonio, y su gratitud se transformó de inmediato en sorpresa.

Regina lo amonestó con una expresión gélida. “Pero él venció al desgraciado que te derrotó. Eso significa que es más fuerte que tú ── y está cualificado para ser el marido de Rino”.

Su argumento no era del todo correcto, pero era la forma que tenía el demonio de decir que un perdedor estaba simplemente inventando excusas si afirmaba que un oponente hacía trampa. El ganador era visto como el más fuerte.

“Urgh, no, pero…”

El Rey Demonio estaba en deuda con Shinichi. Aunque reconocía la fuerza de Shinichi, no podía aceptar fácilmente que su hija fuera una novia, dejándole en apuros.

“Ha-ha-ha, estos padres son problemáticos”.

“……”

Shinichi se rió y se desentendió de la conversación, luego miró a Rino, pero ella no parecía haber estado escuchando. En su lugar, miraba con desgana al suelo.

“¿Lamentas no haber podido salvar a Elazo ── es decir, a Elen?”

“Sí. Sé que es egoísta por mi parte…” Rino reconoció rápidamente que tenía razón y apretó la mano sobre su dolorido corazón.

Era la triste verdad que había gente en ese mundo con la que no se podía razonar, haciendo de la violencia la única opción para resolver la situación. Aunque Rino era joven e inocente, lo comprendía, pero seguía deseando poder haber salvado a la solitaria mujer que había seguido odiando para ocultar sus propias lágrimas.

“¿Habría podido ser amiga de Elen si fuera mayor?”

“No, creo que era imposible”. Shinichi negó con la cabeza.

Elen había muerto al borrarse sus recuerdos como humana, dando lugar al espíritu vengativo llamado Elazonia. Era demasiado tarde para intentar tenderle una mano amiga. Incluso si sus recuerdos hubieran permanecido, probablemente no habría sido capaz de cambiar su forma de ser.

“Suena bien decir que vas a usar las palabras para persuadir a alguien en lugar de la violencia, pero en realidad eso es sólo una forma de hacer que el lavado de cerebro suene bien”, dijo Shinichi.

“Eso no es…” Rino trató de argumentar, pero no soltó ni un sonido después de eso.

Sanctina había sido un miembro devoto de la iglesia. Había hecho un giro de 180 grados y se había convertido en una pervertida enamorada de Rino, y era difícil argumentar que eso no podía atribuirse a un lavado de cerebro.

“La diferencia entre la persuasión y el lavado de cerebro es sólo una cuestión de grado. No es necesariamente abuso verbal, pero manipular los pensamientos de alguien puede ser más cruel que alguna violencia menor.”

“Supongo que sí…” Rino se dio cuenta de que tal vez era la persona más violenta porque estaba muy en contra de la violencia física.

Shinichi le acarició suavemente la cabeza. “Me gusta tu forma de pensar. Es solo que esa idiota de mujer se salió con la suya. Es arrogante tratar de cambiar eso. Eso es todo lo que intento decir”.

Al igual que aquella chica idiota que se había aferrado a sus principios de ser amable, incluso cuando la gente a su alrededor le llamaba la atención. Elen tenía el suficiente orgullo como para aferrarse a sus propias costumbres, también. Sería un insulto a su memoria afirmar que su vida estaba mal, aunque tuvieran que eliminarla por estorbarles.

“Por eso, si hay algo que puedes hacer, es recordarla”.

“¿Recordarla?”

“Sí. Dicen que ‘lo único más lamentable que un difunto es una persona olvidada’.

Deberías intentar pensar en ella de vez en cuando”.

Al igual que Shinichi nunca olvidaría a Nozomi, eso era lo mejor que podía ofrecer a los difuntos.

“Bueno, eso probablemente no es algo que deba decir, ya que arruiné el buen nombre de Elazonia y la convertí en un dios malvado”.

“Clásico momento de ‘mira quién habla'”, dijo Celes mientras retrocedía. La sonrisa de Rino volvió a instalarse en su rostro. “Je-je, Shinichi, eres muy amable”.

“¡Pero esa no es una razón para que se case contigo!”, gruñó el Rey Demonio.

“Alejémonos de ese tema”, dijo Shinichi, tratando a su padre con cautela mientras lo acechaba como un tigre furioso.

“Hmph…” Rino hizo un mohín cuando Shinichi pareció no estar interesado.

Arian vio su reacción, se dio cuenta de que las cosas podían ponerse feas y decidió cambiar de tema. “De todos modos, ¡ahora tenemos paz!”

Con la Diosa derrotada, los héroes inmortales habían desaparecido. Arian se alegró de ello, pero Shinichi la miró con una enorme sonrisa en la cara.

“Eso no es cierto”, dijo, frustrando sus esperanzas.

“…¿Qué?”

“Está bien. Los héroes se han ido. La iglesia se ha debilitado. El pueblo está reprimido por la irritación, que va a explotar de inmediato. ¡La paz no está aquí para quedarse! ¡Es la hora del caos masivo!”.

Cada fibra de su ser parecía disfrutar de la perspectiva, pero Arian se quedó de pie, atónita.

“Primero, una revuelta contra la iglesia, que ha oprimido al pueblo. Los sacerdotes humildes se salvarán, pero los corruptos serán otra historia”.

“Si no tienes dinero para pagar la curación, puedes pagar con tu cuerpo”.

“No te retrases en tus donaciones regulares si quieres que te resucite”.

Los sacerdotes corruptos manipulaban al pueblo e incluso a la realeza. No servían a una diosa misericordiosa, sino a un malvado dios. El pueblo había recibido ahora una justificación perfecta para defenderse, y ya había visto lo que podía ocurrir cuando su ira estallaba.

“¡Que les tiren piedras! ¡Ser perseguidos día y noche! Esos serán algunos de los tratamientos más ligeros. La gente podría empezar a quemar a los sacerdotes en la hoguera para evitar que resuciten. ¡Ja-ja-ja!”

“Eso es terrible…”

“Es una broma. En realidad, no creo que las cosas vayan a ir tan mal”, dijo Shinichi, apresurándose a retractarse de su anterior afirmación cuando vio que los ojos de Rino se llenaban de lágrimas.

Pero los sacerdotes que habían cometido graves actos de maldad tendrían su merecido. Sin embargo, eso no significaba que todos los sacerdotes fueran a ser erradicados.

“Aunque hayan caído en desgracia, el pueblo los necesita para curar sus heridas y enfermedades”.

No había mucha gente capaz de usar la magia curativa. Había muy pocos lugares como el Reino de Tigris, que había conseguido sus propios sanadores independientes. Los países y ciudades grandes estarían mejor, pero los pueblos y aldeas pequeñas acabarían escasos, lo que significaba que poca gente querría mudarse allí porque los ingresos potenciales serían bajos. Por eso era necesaria una organización como la Iglesia y sus sacerdotes para enviar curanderos a todos los lugares.

“Por otro lado, los usuarios de la magia y la medicina no afiliados pueden establecerse, porque no tendrán que esconderse ya que la iglesia ya no los perseguirá. ¡Eso significa que se acabaron las prácticas poco éticas!”.

La sociedad cambiaría a una con una competencia de mercado adecuada, pero habría cambios masivos en su estructura. No había manera de evitar el caos y las luchas que vendrían con eso.

“Y el mayor problema es que los héroes han perdido su inmortalidad, lo que significa que el número de monstruos aumentará”.

“¡Ah, es cierto!”, dijo Arian cuando se dio cuenta de que eso era cierto.

No se aplicaría a ella, pero algunos héroes habían confiado demasiado en su inmortalidad y habían descuidado el mantenimiento de su entrenamiento, lo que los dejaba en un riesgo significativo de ser asesinados por los monstruos. Ahora que habían perdido la protección de la Diosa, no resucitarían en la iglesia más cercana. Si su cuerpo era devorado por una bestia, no podrían resucitar, dejándolos muertos.

“Son los que se ablandaron por su inmortalidad. Temerán a la muerte, huirán y empezarán a cazar a los monstruos fáciles”.

Si dejaban a los monstruos poderosos, resultaría en daños a los asentamientos humanos.

“…¿Fue un problema que derrotáramos a Elazonia?” preguntó Arian, con cara de preocupación, pero Shinichi negó con la cabeza.

“No. Los héroes inmortales causaron muchos daños. Sólo digo que fueron útiles en algunos aspectos”.

Había héroes que utilizaban su inmortalidad para enfrentarse a las amenazas, lo que les permitía acabar con monstruos y criminales. Era un hecho que protegían la paz, pero este conveniente hack hizo que sus espíritus se pudrieran. Cuando esos héroes empezaban a cometer actos malvados, se convertían en un peligro imparable. Sopesando los pros y los contras, los contras salían ganando.

“¡Pero no podemos dejar que los monstruos peligrosos causen estragos!”

Sentía cierta responsabilidad porque su propio padre, el Dragón Rojo, era una de las fuentes de monstruos.

Shinichi esbozó su habitual sonrisa retorcida. “Ahí es donde entramos nosotros. ¿Y si los demonios derrotan a los monstruos en lugar de los antiguos héroes de la iglesia?”

“¿Todos estarán agradecidos?”

“¡Exactamente! Es un paso para darle la vuelta a la tortilla”.

Rino golpeó los corazones de la gente en el livestream, lo que significa que hubo algunas personas que se dieron cuenta de que podrían haber malinterpretado a los demonios. Sin embargo, temerían su fuerza desde que vieron al Rey Demonio derrotar incluso a un dios, lo que significa que habría muchos civiles tratándolos con precaución.

“¿Cómo te deshaces del odio y haces que la gente te quiera? Es muy sencillo.

Demuestras que tu existencia es beneficiosa”.

Si la gente empezara a asociar a los demonios con la caza de monstruos y la eliminación del peligro, empezarían a gustarles ── o al menos a no querer destruirlos.

“¡En otras palabras, el caos masivo será en realidad una recepción acogedora para ayudar a los demonios a echar raíces en la superficie! ¡Ja-ja-ja!”

“Tienes la mente más retorcida del mundo”, bromeó Celes.

Eso sólo le hizo reír más. Aceptó su insulto, dándole la espalda a lo que era la tumba de una mujer que había intentado convertirse en un dios.

“Tenemos que reconstruir el castillo del Rey Demonio y los campos, organizar y gestionar una fuerza de ataque de monstruos, construir una red de comunicación para recibir peticiones de ayuda de todo el continente y reconciliarnos con la iglesia. Quiero volver a hablar con la gente de la Aldea Mouse, y prometí que encontraríamos maridos para Clarissa y sus amigas. Hay mucho que hacer”.

“¡Uh-huh!” Arian estuvo de acuerdo.

“¡Trabajemos duro para todos!”, gritó Rino.

Las sonrisas se dibujaron en sus rostros a pesar de conocer su agotadora agenda.

“Me gustaría volver y descansar un rato”, dijo Celes.

“Estoy de acuerdo. Ha sido lo más divertido que he hecho en mucho tiempo, pero estoy agotada”, admitió Regina.

“¡Necesitamos pasar algún tiempo de calidad juntos!”, añadió el Rey Demonio mientras levantaba a Rino.

Era el único de los tres que parecía tener algo de energía.

Shinichi miró a todos ellos y recordó su objetivo original.

No podía estar más lejos de ser un filántropo. Sólo era un humano egoísta.

Por eso había utilizado la información para manipular a la gente, había matado a la Diosa y había sumido al mundo en un caos total.

Si los historiadores del futuro conocieran la verdad sobre sus acciones, lo tacharían de ser el mayor traidor de la humanidad.

Aunque eso ocurriera, Shinichi se limitaría a mostrar su sonrisa retorcida sin importarle nada.

Sólo quería vivir con sus personas favoritas: el torpe héroe medio dragón, la inocente hija del Rey Demonio y la doncella elfo oscuro de pocas palabras.

“¡Muy bien! ¡Vamos a crear un mundo divertido!”, dijo Shinichi, mirando hacia el cielo azul.

Y así se pusieron en marcha todos juntos.

-FIN DEL VOLUMEN 5-