Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 4

Capítulo 1: Cadenas Del Pasado

Parte: 3

 

 

Mitos y Religiones del Mundo. Había pensado que éste le proporcionaría algunas pistas. Era una enciclopedia de todas las religiones de la civilización antigua y sus mitos.

“No profundiza en las religiones locales, pero cubre la mayoría de las cosas principales…”


Los mitos griegos afirmaban que el universo había nacido del caos. Las leyendas japonesas decían que dos dioses ── un hermano y una hermana ── se habían unido para crear la tierra y el mar.

Incluso en un reino mágico, la imaginación humana seguía siendo la misma. Era interesante desde el punto de vista académico. De hecho, estaba deseando volver a leer el texto.

Sin embargo, incluso cuando escudriñaba estas pepitas de conocimiento, seguía sin encontrar nada.

“¿Significa eso que no había ninguna diosa antes de la calamidad?”, preguntó Arian.

“…Esa es mi mejor apuesta”. Shinichi asintió, aceptando una taza de porcelana de ella y haciendo una mueca mientras bebía la asquerosa agua. “Incluso consideré la posibilidad de que su nombre cambiara a lo largo de la historia”.

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Zeus en los mitos griegos se había convertido en Iuppiter en latín y Júpiter en inglés. No sería sorprendente que el nombre de Elazonia se hubiera transformado con el paso de los años.

“Busqué en el libro “la diosa de la luz”, “la más alta entre los dioses”, “la recolectora de dioses buenos”, incluso el “símbolo del sol”. Y… nada”.

Incluso en un mundo mágico que salvaba la brecha física entre géneros, los hombres eran considerados fuertes y las mujeres débiles, ya que estas últimas debían tomarse licencias para tener hijos.

Los mitos y religiones del mundo antiguo tendían a inclinarse fuertemente hacia los hombres. La deidad principal, conocida como el dios del sol, era masculina. Su esposa, la diosa de la luna, era femenina.

“No se menciona a una diosa de la luz en este libro, y mucho menos a la ‘Diosa Elazonia’. Creo que es seguro asumir que ella no existía en el mundo antiguo”.

Eso no explicaba su conexión con la antigua civilización.

“¿Hay un Dios en este mundo?”

Según la enciclopedia, sus “dioses” eran existencias sobrenaturales que caminaban entre los mortales. Se habían aparecido ante sus seguidores para impartir sus enseñanzas o realizar milagros para salvar a la gente del peligro, pero sus historias no podían probarse científicamente.

“Sé que te he preguntado antes, Arian, pero no conoces otros dioses y espíritus que no sean Elazonia, ¿verdad?”

“Sí. Y nunca he conocido a nadie que haya visto uno”.

“Lo que significa que los dioses no adoptan formas corpóreas en este mundo”.

Shinichi sabía que Elazonia existía. Habían sido atacados por ella.

“Eso demuestra que no es un dios”.

“…Tienes razón”. Arian torció la cara.

No le sentaba bien insultar a la que la convirtió en una heroína y a la que una vez adoró.

Sin embargo, la Diosa había hecho sufrir a suficiente gente como para que Arian le perdiera todo el respeto.

“Un dios de verdad nunca haría algo tan terrible”.

“Bueno, eso no es necesariamente cierto…”

Shinichi sabía que los “dioses” de la Tierra hacían las cosas más escandalosas-regalar una caja que contenía todos los males del mundo o aniquilar a toda la humanidad con una inundación masiva.

“Como mínimo, sabemos que Elazonia no es la creadora del universo”, concluyó.

“Si tuviera tanto poder, no tendría que tomar a Rino como rehén para amenazar al Rey Demonio”.

Su fuerza tenía un límite. Aunque superara al grupo de Shinichi, no era omnipotente. Eso les daba formas de contraatacar.

“Supongo que es una pista. ¿Has encontrado algo, Celes?” Shinichi miró hacia ella.

Ella cerró su libro y negó con la cabeza, con las cejas juntas.

“Nada. Dicho esto, este libro es desconcertante. No he podido entender la mayor parte”.

“Tiene sentido”.

Ya se lo esperaba. Tomó el libro de ella: Informe de las contramedidas contra el asteroide Diablo, una detallada colección de predicciones sobre el asteroide y formas de sobrevivir a los desastres resultantes. Debía de estar escrito por un experto, porque estaba repleto de relatos técnicos, lo que lo hacía indigerible para el común de los mortales, y mucho menos para un demonio.

“Enumera fórmulas para predecir el impacto del asteroide en función de su ángulo y velocidad. Eso les ayudó a hacer los cálculos del búnker subterráneo. Esto es lo mío. Ya veo por qué te resulta difícil”.

Sus cejas se fruncieron. “…¿Intentas hacerme enojar?”

Haciendo una reverencia, Shinichi le dio unos caramelos a modo de disculpa.

“Eras la única a la que podía asignar este libro”.

Pasaría por encima de la cabeza de Rino. Y Regina no tenía conocimientos científicos.

Celes había pasado bastante tiempo con Shinichi escuchando sus explicaciones científicas, por lo que era la más adecuada para esta tarea. Pasó el caramelo por la lengua, tratando de parecer estoica de nuevo.

“¿Podrías repetir la primera parte?”

“¿Eh? ¿Eres la única?”

“Con un poco más de emoción”.

“¡Eres la única!”

“Eso será suficiente”. Sus orejas se movieron ante la confesión.


“…¿Soy yo o te has ablandado?”

“¿Prefieres cuando soy mala contigo? Parece que eres tan pervertido como cierto elfo de la luz. ¡Cerdo!”

“¡No es que quiera que seas una sádica!”

Después de su charla normal, Shinichi volvió su mirada a los libros. De lo contrario, Arian exigiría escuchar dulces palabras de él más tarde. Podía sentir sus celos al mirarlas.

“Sólo he hojeado el libro, pero no encuentro nada más que datos científicos y fórmulas. No me imagino que hable de Elazonia”.

“Sí lo leí de cabo a rabo, aunque no lo entendí todo. No se mencionaba el nombre de la diosa”. Celes asintió, extendiendo la mano para pasar una página. “Pero quizá quieras leer esto”.

Le mostró un dibujo detallado de algo parecido a un ataúd ── el diseño del equipo de hibernación de la Tumba de los Elfos.

“Adivinaste que los cuerpos fueron restaurados con Resurrection, pero no entendiste cómo recuperaron el alma. El sistema se describe aquí”.

“¡¿En serio?!”

Repasó el texto, pero era como mirar a través de la niebla.

“¿Para resolver el error de ego encontrado en la conversión de maná de la red neural, las moléculas conductoras de la magia se colocan en una estructura de rejilla cúbica…? No lo entiendo”.

“Yo tampoco pude analizarlo…” Celes suspiró.

“Me duele la cabeza”, ofreció Arian con una sonrisa torcida.

El hechizo de traducción les permitía leer palabras antiguas, pero se quedaba con frases que no tenían equivalente en el lenguaje moderno. Era como si no hubiera una traducción al japonés para el parbegut. El texto era todo jerga. Podían leer las palabras y aun así no tener idea del significado.

“Creo que tengo una idea general”, admitió Shinichi.

“¿De verdad?”

“Pero no los detalles”. No parecía muy seguro. “Dice que convirtieron los recuerdos en datos y los guardaron en un conductor mágico especializado”.

Era más fácil pensar en ello como una versión mágica de los ciber-cerebros de la ciencia ficción. No se sorprendió demasiado, ya que esa había sido su suposición tras observar a los héroes.

“Requiere una comprensión de la fisiología, la ingeniería y la ‘magiologia'”.

“¿Cuál es la última?”

“Basándome en la palabra, supongo que es la unión entre la magia y la ciencia”.

Este campo combinado dio lugar a las armas mágicas de los gólems guardias y a las cámaras de hibernación artificiales.

“Eso suena increíble”, dijo Arian, impresionada por la idea.

La expresión de Shinichi se agrió. “Sin duda. Pero creo que sólo puede ser utilizada por un usuario de magia…”

Como la ciencia no discriminaba a la gente sin magia, Shinichi había enseñado al Reino de Tigris la potencia de las armas. Sin ella, no tenían forma de enfrentarse a los sacerdotes, héroes, demonios o monstruos de la Diosa. La raíz del problema era esta diferencia fundamental de poder.

“No creo que podamos eliminar esta disparidad, ya que la Tierra también era así…”

…Aunque los avances científicos reducirían la brecha.

“Pero la magiología sería una gran ayuda para los usuarios de la magia. Da miedo pensar que estas disparidades podrían ser exponenciales”.

Shinichi no estaba intrínsecamente en contra de la magiología. De hecho, planeaba darle este libro al dvergr para que empezara a investigar más. Dicho esto, sin la ciencia, la jerarquía de poder llegaría a nuevos extremos.


“No sé si es necesario aspirar a la democracia total en un mundo mágico”.

“No entendí nada de eso”. Celes sonó molesta.

“Lo explicaré en detalle más tarde”.

Shinichi estaba a punto de cerrar el libro ya que no parecía tener ninguna otra información valiosa, pero una cosa le llamó la atención.

¿La doctora Elen Qunel?

La diseñadora de las cámaras de hibernación artificial. Un genio de la magia que, al parecer, había hecho otros muchos grandes descubrimientos. Según los agradecimientos, Elen les había dado esperanzas para el futuro.

Elen, ¿eh? Podría ser un nombre de hombre…

La primera sílaba era la misma que la de su enemigo jurado.

Tal vez estaba de los nervios por culpa de Nozomi.

Se obligó a sonreír.

“Futuro yerno”, llamó Regina. “He terminado de leer. Desgraciadamente, no vi ninguna mención a El-algo-u-otro”.

“¿Tienes algo en contra de aprender el nombre de Elazonia?”

“Sí.”

Regina le entregó Historia del Mundo.

“Es una lectura interesante. Guerra tras guerra tras guerra. Al parecer, los antiguos no tenían suficiente, como los demonios”.

“Sí, bueno, la historia de los humanos es un cuento de guerra tras guerra”.

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Obviamente, los historiadores querían dejar constancia de los grandes acontecimientos en lugar de centrarse en los tiempos de paz. Shinichi abrió el libro y escaneó el índice para hacerse una idea general de los acontecimientos históricos.

Regina se acercó. “Esta guerra fue interesante”.

Pasó a la segunda mitad del libro y señaló una sección en la que se detallaba el catalizador de una guerra mundial. Un error de cierto país había desencadenado una batalla que involucraba al supercontinente.

“8 de junio de 1703. La República de Sentel invadió el territorio de Black Proxy-¡Espera! ¿El Proxy?”

“¿Sabes lo que es?” Celes preguntó a Shinichi.

“Pues no. Pero se mencionaba en otro libro”. Sacudió la cabeza, abriendo Mitos y Religiones del Mundo. “Mira. ‘En los últimos años, el mundo ha visto un aumento de las iglesias que rinden culto a los Proxies. Sus principales seguidores han sido víctimas de ondas mágicas”.

“Huh”.

“¿Qué es una víctima de las ondas mágicas?”, preguntó Arian.

“No lo sé”. Volvió a sacudir la cabeza.

Maldijo a los antiguos elfos por no haber dejado algo como el Diccionario L ── ngman6.

“Me pregunto si el Proxy era un individuo, si son objetos de culto. ¿Por qué un individuo iría a la guerra contra un país?”

“¿Qué hay de extraño en eso?” preguntó Regina.

“Oh, sí. Claro”.

La Princesa Azul de la Guerra era un individuo que haría la guerra contra un país entero.

“Esto dice que la República de Sentel envió a todo su ejército a luchar contra el Black Proxy, pero perdieron… Espera. ¿Qué?”

“¡Ja-ja-ja! ¿No te emociona eso?” Regina rompió a sonreír. “Según tus descubrimientos, los antiguos comprendían la ciencia y la magia, lo que los hacía muy poderosos. ¿Una sola persona que pudiera enfrentarse a todo un ejército? Me encantaría luchar contra ellos”.

“Esto es de hace miles de años, mi señora”.

Aunque su identidad seguía sin estar clara, debían de haber fallecido de viejos.

Shinichi se sentó cerca con la barbilla sobre la mano, perdido en sus pensamientos.

Un “Proxy”, ¿eh? Actuando en nombre de otra cosa. ¿Qué podría ser? ¿Por qué me resulta familiar? ¿Dónde he oído hablar de alguien que mande a todo un ejército…?

Estaba empezando a pensar en usar Search para refrescar su memoria cuando Rino finalmente cerró su libro.

“Vaya, ha sido divertido”.

“¿De qué se trataba?”, preguntó Arian, entregándole a Rino un vaso de agua.

Ella tomó un sorbo antes de abrir el libro de nuevo para mostrarles dibujos de animales.

  • SB: El Longman, es un diccionario para estudiantes avanzados que proporciona definiciones utilizando un vocabulario restringido, lo que ayuda a los hablantes no nativos de inglés a comprender los significados con facilidad.

“¡Mira los perritos y los pececitos y otras cosas!”

Enciclopedia ilustrada de animales“, leyó Shinichi en voz alta con una sonrisa.

Los antiguos debían de haber previsto la extinción de estos animales tras el asteroide y habían reunido sus imágenes para llevar un registro.

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Shinichi dejó que Rino tomara este porque había supuesto que no habría ninguna conexión con Elazonia y la mantendría entretenida con las imágenes.

“¡Realmente quiero ver este gatito arco iris!” Rino le mostro la imagen de un gato psicodélico.

“Uh. Creo que es asqueroso…” Arian pareció alejarse.

Shinichi la hizo volver a la realidad. “Dice que está en peligro de extinción.

Imagino que ya está extinguido”.

Rino hizo un mohín antes de volver a pasar las páginas. “Y hay un camaleón transparente y serpientes voladoras… y dragones”.

“¡¿Qué?!” exclamó Shinichi.

“¡¿Qué has dicho?!” Preguntó Regina al mismo tiempo.

Arian se quedó sin palabras. “¿Sobre… mi… padre…?

“Oh, es cierto. Es tu padre”, dijo Rino, reflexionando sobre su insensible comentario.

Hojeó el libro y encontró la imagen de un enorme cuerpo cubierto de escamas rojas y brillantes, con alas de membrana que brotaban de su espalda. La cabeza estaba salpicada de cuernos. Su gran boca estaba llena de filas de colmillos. Era- un dragón perfecto.

Shinichi leyó la descripción que aparecía bajo la imagen y abrió los ojos con sorpresa.

“‘Nombre científico: ¡¿Proxy rojo?! ¡¿Los dragones y los Proxys son lo mismo?!”

Según la nota, dragón era el nombre común. Proxy era el nombre científico formal en la escritura académica.

Tuvo una sensación de de ja vu.

“Lo que significa que el Proxy Negro es el Dragón Negro en el registro sobre un ejército entero atacando…”

“…Es lo mismo que las leyendas que se cuentan en el mundo de los demonios”.

Celes tenía los ojos muy abiertos, recordando algo de antes.

Ella le había contado a Shinichi esta fábula en la Catedral de la Diosa cuando habían visto el cuadro del Dios del Mal y el Dragón del Mal. El Rey Demonio Negro había dirigido un ejército para atacar al Dragón Negro, pero habían huido antes de infligirle una sola herida. El cuento terminaba con el rey reflexionando sobre su ego. Eso debía estar basado en el hecho real instigado por la República de Sentel.

“Nuestro querido Dragón Negro. Obviamente, ¡ningún ejército humano podría igualarlo!” Regina lo hizo sonar como una victoria, como alguien que alienta a su atleta favorito.

“¡Oh! ¡Conozco esa historia!” Rino aplaudió. Había estado tan concentrada en la lectura que no se había dado cuenta de la conexión.

“Si están en los libros de historia y en las enciclopedias, eso significa que los dragones existen de verdad”.

Shinichi nunca había dudado de que el padre de Arian fuera un dragón, pero le entusiasmaba encontrar pruebas concretas.

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Cogió el libro de Rino y hojeó cuidadosamente las páginas, encontrando un mapa con cinco puntos rojos. Se sintió como si le hubieran dado una descarga electrica.

“Este es un mapa que localiza a los dragones…”

“¡Dame!” Regina examinó el mapa, con la mirada perdida, antes de carcajearse. “¡Ja-ja-ja! Si voy allí, ¡por fin podré tener una pelea de verdad!”

“Mi señora, entiendo su entusiasmo. Pero centrémonos en Su Alteza”. Celes agarró los hombros de Regina, impidiéndole salir corriendo.

Shinichi parecía tan cansado como Celes. “Hicieron este mapa antes de que el supercontinente se partiera en tres. No hay garantía de que los dragones sigan allí”.

Parecía que el Dragón Negro había estado en el centro del supercontinente, aunque las leyendas de los demonios afirmaban que estaba durmiendo en algún lugar bajo tierra.

“¿Eh? Bien… Pero podemos averiguarlo si vamos allí”. Los hombros de Regina se desplomaron, aunque se recompuso rápidamente.

Shinichi asintió. “Ahora sabemos que los dragones… son testigos vivos de la antigua civilización. No podemos dejar pasar esta oportunidad”.

Los cuatro libros les dieron una mejor imagen de Elazonia, aunque estaba lejos de ser completa. No tenían pistas sobre su identidad o ubicación. Sin embargo, tenían la esperanza de que los dragones tuvieran respuestas, ya que eran adorados como dioses.

Shinichi había tenido un indicio de que esto era cierto por sus conversaciones con el Rey Demonio y Sanctina. Después de todo este tiempo, por fin tenía una pista.

“No puedo decir nada de los otros dragones, pero el Dragón Rojo debería estar en el continente de Uropeh”. Shinichi sacó un mapa actual, comparándolo con el antiguo. “Parece que las cosas han cambiado desde la división del supercontinente. Las costas parecen diferentes, pero imagino que las montañas del interior mapa han conservado su forma”.

Giró el mapa, tratando de encontrar algo que coincidiera. Parecía que la parte noreste del supercontinente se había convertido en el moderno Uropeh.

“Si esto es correcto, el Dragón Rojo debería estar aquí”. Señaló al norte de la Ciudad Santa, pasando por una escarpada cordillera, hasta la parte más septentrional del continente. Era una tierra vacía y sin desarrollar en el mapa moderno.

“…Podría estar allí”. Arian asintió, tocando las escamas de su garganta. “¿Sabes algo de este lugar?”

“Tiene una reputación terrible”. Ella sonrió, señalando al sur con su dedo. “El Campo de Trabajo de Mouse está aquí. Al norte está la zona restringida. Nadie puede entrar allí”.

“Suena peligroso. ¿Hay alguna razón para el nombre?”

“Es demasiado frío para que alguien lo habite. Pero la verdadera razón es que está plagado de monstruos”. Continuó con un diluvio de detalles, adelantando que todo eran rumores.

“Las Montañas Matteral se extienden desde el Tigris hasta Mouse, de oeste a noreste. Las montañas actúan como una tapa, conteniendo a los monstruos en las zonas deshabitadas. La cosa se pone fea en cuanto se cruza la frontera”.

Era una “zona mágica”, una región de pesadilla sin un solo animal normal, donde acechaban los monstruos malignos.

“He oído historias sobre héroes que son derrotados al instante por plantas devoradoras de hombres, lobos de dos cabezas y limos venenosos”.

“Suena como el mundo de los demonios”, comentó Celes.

“……”


Shinichi se puso a pensar. Algo en su observación le estaba haciendo trabajar el cerebro.

Mientras tanto, los ojos de Regina brillaban de alegría. “¿Hmm? Parece divertido.

Debo habermelo perdido”.

“Así es. Visitaste el mundo humano una vez. ¿Por qué no fuiste?”

“Odio el frío. Viajé a las zonas más cálidas”. Señaló la costa del sur del continente, lejos de la zona restringida del norte.

“Me topé con una aldea humana al azar y pregunté por su criatura más poderosa. Me hablaron de un pez enorme llamado ballena. Desafié a una, pero murió por una Thunder Javelin. ¡Una! Estaba tan decepcionada”.

“Sí, bueno, se basaban en los estándares humanos…”

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Pobre ballena. Ser atacado por la Princesa Azul de la Guerra no era una broma.

Ella era un acorazado.

Shinichi cambió el tema de nuevo. “Una zona restringida rebosante de monstruos, ¿eh? Suena como un lugar perfecto para que un dragón se esconda de los testigos”.

No podía garantizar que el Dragón Rojo estuviera inmóvil. El Dragón Negro seguro que no lo estaba.

Sin embargo, sabían que había estado en Uropeh hace diecisiete años──cuando la madre de Arian estaba embarazada.

Se estaban aferrando a la punta de un hilo, pero no tenían otra pista. Tenían que ir a por todo.

“…Arian”. Shinichi miró a la hija del Dragón Rojo.

Estaba tratando de conseguir el permiso para explotar su relación si se llegaba al final. Había algo dulce en él tratando de obtener su aprobación; era una de las razones por las que ella se sentía atraída por él.

“Yo también quiero hablar con él”.

Aunque había renunciado a conocerlo en esta vida, tenía preguntas que quería responder: ¿Cómo conoció a su madre? ¿Cómo nació ella? Aunque odiara las respuestas, la verdad la ayudaría a seguir adelante.

“Y ya te he dicho que tienes mi vida, mi corazón, mi todo”. Arian sonrió suavemente, dando a entender que no necesitaba comprobarlo después de todo lo que habían pasado.

La miró fijamente antes de volver a sus sentidos y mostrar su sonrisa normal.

“¡Tenemos que decirle que la solitaria de su hija por fin ha hecho amigos!”.

“Como puedes ser tan malo…” Arian hizo un mohín antes de mirarlo tímidamente.

“¿Vas a decirle que eres mi novio?”.

“¡¿Qué?! No sé nada de eso…” Shinichi se sonrojó, quedándose en silencio.

Regina se rió ante el intercambio de palabras.

“Je-je-je. Es una enemiga poderosa. Ustedes dos no tienen tiempo para andar con rodeos”.





“Hmph…”

“No tengo ni idea de lo que estás hablando”.

Rino se enfurruñó y Celes miró a un lado, lo que hizo que Regina volviera a estallar en carcajadas.

 

Megami no Yuusha Volumen 5 Capitulo 1 Parte 3 Novela Ligera

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