Kiraware Maou ga Botsuraku Reijou to Koi ni Ochite Nani ga Warui! (NL)

Volumen 1

Capítulo Dos: El Rey Demonio Crea Lazos con su Familia

Parte 1

 

 

Un par de años antes de ser convocado—

Anima visitó un pueblo desolado. Vio gente aquí y allá, vagando sin rumbo por el camino de tierra. Normalmente la gente del pueblo huiría en el momento en que le vieran, intentando desesperadamente salvar sus vidas, pero él usaba una gran capucha para cubrirse la cara. Al hacerlo, se hacía notar, pero era mejor que mostrar su rostro.





Tengo que terminar con esto antes de que me descubran. Tenía dos objetivos en mente cuando visitó la ciudad: Uno era conseguir un trago, y el otro era aniquilar la organización criminal local conocida como la Confederación Anima. “Confederación Anima” mi trasero. Qué chiste.

Como su nombre lo indica, se suponía que era un sindicato del crimen que Anima había construido. Él, sin embargo, no recordaba haber creado nada de eso. En pocas palabras, habían robado su nombre para fomentar sus actividades criminales.

Lanzar el nombre del Rey Demonio alrededor era suficiente para coaccionar a las víctimas a entregar sus posesiones sin pelear; el grupo estaba acumulando dinero sin siquiera mover un dedo. Sin embargo, lo que despertó la ira de Anima fue que sus actividades dañaron su reputación aún más. Debido a las fechorías de la Confederación, la gente le tenía aún más miedo, lo que hizo que el cumplimiento de sus sueños de una familia feliz fuera cada vez más difícil.

Sin embargo, eso no quería decir que el grupo no tuviera valor. Al destruir la Confederación y aclarar el malentendido, seguramente sería anunciado como un héroe. Los relatos de sus buenas acciones sobrescribirían los aterradores rumores que le rodeaban.

Al menos, esa era su esperanza cuando decidió poner fin a sus malas acciones. Estaba el tema de que no tenía ni idea de quién estaba detrás de la Confederación o incluso de dónde tenían su base, pero planeaba preguntar por ahí mientras se tomaba una copa en el bar.


Después de entrar en un bar de mala muerte, Anima se sentó en el mostrador y asintió con la cabeza al camarero, diciéndole: “Sírveme un trago”. No podía ver bien en su enorme capucha, pero el bar estaba completamente en silencio, lo que significaba que no había otros clientes.

No era como si esperara que alguien más estuviera allí; nadie tenía la libertad de tomar una copa en el bar mientras la Confederación Anima estaba al acecho. Tenía que actuar rápidamente para salvar el pueblo.

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—¿De qué tipo?, —respondió el tabernero con brusquedad.

No podía ver al tabernero, pero a juzgar por su voz, era mayor. Anima tuvo que ser extremadamente cuidadoso de no revelar su identidad, no sea que el viejo cayera muerto de un ataque al corazón.

—Del más barato.

Si se creían los rumores, Anima había acumulado una riqueza inimaginable gracias a sus innumerables saqueos, cuando en realidad, era muy pobre.

—Enseguida, —respondió el tabernero antes de poner un vaso delante de Anima, quien lo alcanzó antes de que se congelara en el lugar.

Oh, no. No puedo beber esto.

Para poder beber de un vaso, tenía que levantar la cara. Eso habría volado inmediatamente su tapadera. Por otra parte, no beberlo parecería sospechoso.

—¿Hm? ¿No quieres la bebida?

Demasiado tarde. Se craneó los sesos por un momento y se le ocurrió una solución.

—Maldición, se me cayeron algunas monedas.

Dejó caer deliberadamente algunas monedas en el suelo, y luego se agachó con el vaso en la mano. Escondido bajo el mostrador, finalmente pudo disfrutar de la bebida que había pedido.

Ahhh… esto es tan bueno. Estoy seguro de que sabría mejor si la bebiera con mi pareja…

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Después de unos segundos, volvió a poner su vaso vacío sobre el mostrador y se puso de pie, pensando que ya era hora de que preguntara por la Confederación.

—¡Eeeeep!

El tabernero de repente gritó y saltó sobre el mostrador. A pesar de tropezar con una silla, salió corriendo del bar.

—¡¿Qué ha pasado?!

Pensando que la Confederación Anima podría haberse mostrado, Anima escudriñó el bar, pero

estaba solo, lo que significaba que el tabernero se asustó de él y corrió…

¿Me reconoció?

Si lo hubiera hecho, habría corrido sin servir la bebida de Anima. No podía haber visto la cara de Anima desde detrás del mostrador, por lo que el misterio de por qué había huido del bar seguía sin resolverse.

—¡Gyajajaja! ¡Estás acabado! Es hora de que estires la pata, ¡oh, tan atroz Anima! —Mientras Anima estaba ocupado devanándose los sesos, un gigante entró en el bar, su triunfante risa resonando por el vacío establecimiento—. ¡No deberías haber bebido esa bebida envenenada, idiota!

—¿Bebida envenenada?


La mirada desconcertada en la cara de Anima hizo que el hombre gigante fuera aún más desagradable.

—¡Sí, has oído bien! ¡Gracias a mi ineludible red de información, predecir tus acciones es tan fácil como quitarle un caramelo a un bebé! Pero oye, ¡no te enojes tanto conmigo! ¡Estaba en contra de matar nuestra preciosa alcancía! ¡¿Tienes idea de cuánto dinero nos has hecho?! Pero verás, algunas personas sabían que vendrías y querían verte muerto, ¡y no soy un idiota que rechazaría una recompensa tan generosa! ¡Matarte me convertirá en el héroe de esta tierra también! ¡Seré el gran salvador de la humanidad y nadaré en dinero hasta el día que muera! Así que muere por mí, ¿quieres? ¡Y esa no es ni siquiera la mejor parte! ¡Ni siquiera tengo que ensuciarme las manos! No durarás mucho más con el veneno más fuerte conocido por el hombre, directamente del escorpión venenoso que sólo se encuentra en el Desierto de la Muerte, fluyendo por tus venas.

Seguro de su victoria, el hombre se había vuelto bastante hablador. Al final de su largo discurso, dos cosas eran ciertas: era miembro de la Confederación Anima, y él, junto con el pueblo, había planeado envenenar a Anima.

—¿Escorpión venenoso, dices? ¿Es el demonio pegajoso? El que muerdes y te llena toda la boca con ese pegamento, umm…

—Exactamente. Es pegajoso cuando– Espera, ¿qué? —La sangre se drenó de la cara del hombre corpulento—. ¿Te comiste uno? ¡¿En serio te comiste un escorpión venenoso?!

—¿Qué más hay para comer en el Desierto de la Muerte?

En el apogeo de su entrenamiento de un siglo, Anima había cruzado el temido Desierto de la Muerte. Se rumoreaba que ni una sola persona había regresado una vez que había pisado ese despiadado y desolado paisaje infernal.

Durante su estancia allí, su dieta había consistido solo en escorpiones venenosos. Él había consumido antes incontables demonios venenosos, lo que le había hecho virtualmente inmune al envenenamiento. Ni matarlo ni nada, comerlos ni siquiera le revolvía el estómago. No había forma de que un poco de toxina de escorpión venenoso, que había sido diluida en alcohol, le perturbase tanto como para hacerlo.

—¡E-Eres un monstruo! ¿No-No sientes nada? ¡¿Ni siquiera un poco de mareo?! —Nada.

—¡No, eso no puede estar bien! ¡Tiene que funcionar! ¡Tengo un interminable arsenal de hechizos, y sólo uno será suficiente para hacerte pedazos después de que te debilite mi veneno!

Quiero decir, tiene que funcionar, ¿verdad? ¡¿Verdad?! ¡Sé que sólo te haces el duro!

—¡Te digo que no funcionó!

Anima agarró una silla y se la tiró al hombre, que atravesó la pared y aterrizó fuera de la barra. Había una multitud alrededor de la pared en ruinas y del hombre desmayado, esperando allí para presenciar la muerte del Rey Demonio de primera mano. Quedaron petrificados al ver a Anima allí de pie, vivito y coleando.

—¡Aaahhhhhhhhhh!

—¡E-Está vivo! ¡Anima está vivo!

—¡Co-Coooooorran!

—¡E-Escondan a las mujeres y a los niños! ¡Rápido!

—¡No tiene sentido! ¡Quemará todo el lugar! ¡Tenemos que huir del pueblo!

—¡Esperen, no corran! —Anima gritó—. ¡Escúchenme! Vine aquí para derrotar a…

—¡Ahhhhh! ¡Viene a por nosotros!

—¡Mamiiii! ¡Mamiiiiiiiii!

—¡No-No llores!, —suplicó—. ¡No soy aterrador! ¡Mi-Mira, ‘o-on ‘ta bebé!

—¡Gyahhhhhhhhhhhh!

—¡Nooooo! ¡Mi bebé! ¡No a mi bebé!

—¡Mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

—¡No-No! ¡Por favor, escúchenme! —Estaba desesperado por explicarse, pero nadie prestaba

atención a sus súplicas—. ¡Todo esto es un gran malentendido! Yo no soy de temer…

***

 

 

Anima abrió lentamente los ojos ante los cálidos y suaves rayos del sol que se filtraban por la pequeña ventana. Podía escuchar el animado trinar de los pájaros desde fuera mientras movía sus soñolientos ojos desde el techo de madera hasta el retrato que colgaba en la pared.

—Fue un sueño…

Lo fue, pero todo lo que vio había sucedido en el pasado. Al final, nadie había escuchado una palabra de lo que él había dicho. Más tarde, corrió el rumor de que había tomado por la fuerza el pueblo, que se había quedado completamente desierto a pesar de que él no había hecho nada.

En aquel entonces estaba devastado, pero nada de eso importaba ya. Después de todo, había encontrado una familia. Cada día del resto de su vida estaría lleno de felicidad y amor.

—¿Hm?

Para animarse, quiso echar un vistazo a la cara de su amada mientras ella dormía, pero Luina no se encontraba en ninguna parte. Por suerte, sin embargo, no era la única a la que consideraba amada.

Anima levantó la manta para encontrar a Marie aferrada a su cintura. El calor de su cuerpo se filtraba a través de sus ropas, calmando su propia alma. Ver su adorable rostro dormido llenó su corazón de felicidad.

En su viejo mundo, no había una sola persona que lo amara. Sin embargo, su nuevo mundo tenía al menos dos, y visitaría el pueblo con ellas más tarde. Estaba tan emocionado que apenas había podido dormir, pero esa era la menor de sus preocupaciones.

Me pregunto si la gente de este mundo me va a aceptar…

No había rumores aterradores sobre él circulando, pero tenía una mirada naturalmente amenazadora, y cuernos a los lados de su cabeza. Podía jugar con los cuernos diciendo que eran el efecto secundario de una piedra mágica, pero no se podía decir lo mismo de su mirada. Luina y Marie lo amaban, pero no había garantía de que otros sintieran lo mismo. Si lo consideraban un monstruo temible, también podría lastimar fácilmente a sus seres queridos.

—¿Has oído? ¡Ella se casó con un monstruo!

—¡Tu padre da miedo, Marie!

Ya podía oír los comentarios hirientes que les harían. No podía dejar que su familia sufriera por su culpa, así que, por el bien de su seguridad, decidió que se pondría la capucha. Sin embargo, todavía había mucho tiempo antes de que planearan partir.

Debería levantarme pronto.

Luina ya estaba despierta, probablemente ocupada con las tareas domésticas. Si quería aliviar su carga, él también tenía que levantarse.

—Marie, es hora de despertar, —susurró mientras miraba al techo.

Ella no parecía estar lista para levantarse, pero Anima no quería dejarla sola. Definitivamente tendría miedo de despertarse en una habitación vacía. No era imposible que entrara en pánico y tratara de salir por la ventana para buscar a Anima y Luina, o incluso que se cayera de la cama, pero despertarla de un sueño tan tranquilo no le sentaba bien. Todo lo que podía hacer era susurrarle.

—Mm… No to’avíaam…

Su adorable voz hizo sonreír a Anima.

—Pero el sol ya ha salido. Levántate y brilla, dormilona.

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—Nooo… no quierooo…

No le soltaba la cintura a Anima, aunque se había pasado todo el día anterior corriendo por ahí.

Se aferra a mí…

Él estaba feliz de encontrarse en tal situación, pero quedarse en la cama demasiado tiempo le haría romper su promesa. Pudo haber sido un poco más severo, pero tenía miedo de hacer llorar a Marie. La única solución era hacer que Marie quisiera levantarse por sí misma, y por suerte, tenía la herramienta perfecta para hacerlo.

—Hoy vamos de viaje.

Marie estaba muy emocionada por ir al pueblo, y por supuesto, pareció interesarse por la declaración de Anima.

—¿Hoy? ¿Un viaje?

Lentamente levantó la cabeza, y luego apoyó su mentón en el pecho de Anima y cuidadosamente examinó su cara.

—¿Sheñor, quién eres?

El mundo de Anima dejó de existir. La sangre se congeló en sus venas y su estómago se retorció.

No. Esto no puede estar pasando.

Su amada hija no le llamó “papi”. En una sola noche, había sido degradado de padre amoroso a extraño al azar. No era más que un transeúnte en las calles.

Mientras Anima se ahogaba en la desesperación, Marie se frotó los ojos. Cuando los abrió de nuevo, su cara se iluminó de emoción.

—¡Ah! ¡Papi!

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—¡Sí, estoy aquí! ¡Papi está aquí para ti!

El ceño fruncido de Anima desapareció instantáneamente. Marie todavía estaba medio dormida, por lo que no lo había reconocido como su padre. Si pasaba más tiempo con ella, seguramente llegaría a un punto en el que lo reconocería a primera hora de la mañana.

—¡Papi! ¡Papi está aquí!

—¡Estoy aquí! ¡Papi está aquí! Dime, ¿quién es la que ama más a papi?

—¡Yooo! ¿Quién me quiere más?

—¡Yo!

Mientras jugaba con Anima miró hacia un lado.

—¿Dónde está mami? —preguntó.

—Hmm, ¿dónde podría estar? Si tan sólo hubiera alguien que me ayudara a buscar a mami…

—¡Yo lo haré!

Los dos salieron del dormitorio con mucho ánimo. Se dirigieron hacia la cocina, pero Luina no se encontraba en ninguna parte.

—Mami no está aquí…

—Tal vez está afuera.

—¡Jueraa! ¡Que vamoos!

—¡Sí, vamos, Marie!

Salieron de la casa, que se erguía orgullosa bajo el interminable cielo azul y estaba rodeada por un hermoso césped verde esmeralda. A la izquierda de la casa estaba el campo y el pozo, y a la derecha había un pequeño granero. La entrada principal conectaba la puerta con un camino pavimentado, después del cual un camino de tierra, rodeado a ambos lados por un espeso y animado bosque, conducía al pueblo. Una suave brisa sacudió las hojas del bosque antes de pasar por Anima y Marie.

—¡Quizás mami esté aquí! —Marie llevó a Anima al jardín, donde Luina estaba en medio de colgar la ropa para que se secara—. ¡Encontré a mami! ¡Papi, mira! ¡Mami está ahí!

—¡Oh, así es! ¡Buen trabajo encontrándola!

—¿Me darás palmaditas?

Marie miró a Anima con brillo en sus ojos. Quería que le acariciara la cabeza, pero él nunca había hecho eso por nadie antes. En el peor de los casos, podría herirla accidentalmente si no tenía cuidado.

—¿No lo harás…?

—Por supuesto que lo haré, tontita. ¡Bien hecho!

Al ver que las lágrimas se acumulaban en los rincones de sus ojos, no pudo dudar más. Puso su mano sobre su suave y esponjoso cabello y la movió suavemente de un lado a otro. —¡Ejeje!

La risa feliz de Marie confirmó que Anima había acariciado con éxito su primera cabeza. Le hizo sentirse un poco más como un padre.

—¡Me alegra ver que ustedes dos se llevan bien tan temprano en la mañana!

Luina sonrió suavemente mientras miraba la conmovedora escena. Estaba empapada de sudor a pesar del frío aire de la mañana, y su pelo, atado detrás de ella para que no se interpusiera en su camino mientras trabajaba, se agitaba con la brisa.

Anima la encontraba hermosa con el cabello suelto, pero también era increíblemente linda con el pelo atado. Darse cuenta de que una mujer tan bella era su esposa le hizo el hombre más feliz del mundo.

—¡Buenos días, mami!

—Buenos días, Marie. Buenos días a ti también, Anima.

—Ah, buenos días. Te has levantado temprano; ¿has estado trabajando todo este tiempo?

—Con pequeños descansos aquí y allá, sí. Hice el desayuno, y luego vine aquí a colgar la ropa. ¡Gracias a tu ayuda, ya he terminado con todo!

—¿En qué ayudé exactamente?

—Verás, cuando Myuke está fuera, siempre tengo a Marie cerca y tengo que jugar con ella mientras hago las tareas. Me preocupa que pueda escaparse a algún sitio, así que siempre quiero tenerla a mi lado, pero contigo aquí para cuidarla, no tengo que preocuparme por eso.

Parecía que Luina también se preocupaba por si algo le pasara a Marie mientras no miraba. La intuición de Anima fue acertada. Quería seguir así y ser un padre del que Marie pudiera estar orgullosa, pero también tenía que convertirse en un marido modelo.

—Haré lo que sea para aliviar tus cargas. ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?

—¿Crees que podrías ayudar a Marie a lavarse la cara mientras preparo la mesa? ¿Sabes cómo usar el pozo?

—Sí. ¡Lo tiras y aparece! —Marie llevó a Anima al pozo—. ¡Vamos, está ahí! Una vez allí, Anima tiró de la cuerda, levantando el cubo de agua con facilidad. —¿¡Whoaaa!? ¡Wow, papi! ¡Eres tan fuerte! —¡Seguro que sí!

—¡Derrotarás a los malos!

—¡Puedes apostar que lo haré!

El enemigo de su amada hija era su enemigo también; él destruiría a cualquiera por su causa. Se lavó la cara mientras juraba protegerla a toda costa, y luego los dos volvieron a la casa para el desayuno.

La mesa tenía varios pequeños tazones de ensalada, y en el centro había un gran tazón de madera lleno de una sopa roja vaporosa. La sopa no tenía ningún aroma perceptible más allá de su olor ligeramente ácido, pero eso, combinado con lo sabroso que parecía, fue suficiente para abrir el apetito de Anima.

—¡Hice sopa de tomate esta mañana!

—Se ve muy bien. ¿Puedo empezar a comer?

—Por supuesto. ¡Por favor, come!

—Papi, ¿recuerdas qué hacer?

—Hmm, me pregunto. ¿Crees que puedes ver para saber si lo hago correctamente? ¡Gracias por la comida!

—¡Papi es inteligente! ¡Mírame a mí también! ¡Gracias por la comida!

—¡Buena chica! Bien hecho.

Anima acarició suavemente la cabeza de Marie. Ella le mostró una sonrisa encantada, y luego miró con emoción a Luina.

—¡Mami! ¡Papi es increíble! ¡Es tan fuerte! ¡Tiró y el cubo estuvo lleno!

—¡Vaya, debe ser muy fuerte! ¡Estoy segura de que no tendrá problemas para cargarte!

La mirada de asombro de Marie se transformó rápidamente en una sonrisa radiante.

—¿¡Cargarme!? ¡¿Cuándo?! ¡Quiero que me carguen!

—Iremos después del desayuno.

—¡Yaaaay! —ella vitoreó mientras comía felizmente su ensalada.

Verla comer sólo hizo que Anima tuviera más hambre, pero justo cuando estaba a punto de comer, llamaron a la puerta.

—Oh, tenemos una visita, —dijo Luina.

—¿Es Myuke? —Le preguntó Anima.

—Myuke no llamaría. Déjame echar un vistazo.

—Iré contigo.

No había forma de que un demonio tuviese la decencia de llamar a la puerta, pero uno podría haber intentado derribarla. Anima había confirmado el día anterior que los demonios de su nuevo mundo eran excepcionalmente débiles, por lo que no habría sido extraño que no tuviesen el poder de abrir la puerta de un solo golpe.

Consideró esa posibilidad mientras él y Luina se dirigían a la puerta, y los golpes continuaron hasta que ella la abrió.

—¡Ah, Luina! ¡Gracias a Dios que estás a salvo!

Un hombre mayor le sonrió mientras abría la puerta. Entre su asombrosa buena constitución, su costoso atuendo, su bien cuidado pelo ámbar, y el profundo pendiente carmesí que parpadeaba en su oreja derecha, era obvio que era un hombre de alto estatus.

—Lord Merkalt… —El cuerpo entero de Luina se puso rígido en el momento en que lo vio.

—No hay necesidad de formalidades. Por favor, llámame Malshan, —dijo con una sonrisa, sin apartar la vista de Luina—. ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? Escuché que vieron goblins en el bosque, así que vine tan rápido como pude.

—Nos encontramos con un goblin, pero ninguna de nosotras resultó herida.

—Me alivia oír eso, pero no hay garantía de que tengas tanta suerte la próxima vez. ¿No te preocupa lo que podría pasarles a las niñas si otro goblin se aventurara aquí?

Sus palabras melodiosas tenían un trasfondo siniestro. Claramente intentaba avivar las llamas del terror, pero no tuvo ningún efecto sobre Luina.

—No tengo motivos para preocuparme; no con Anima a mi lado.

Malshan frunció el ceño.

—¿Quién es este “Anima”?

—Él.

Luina se hizo a un lado. Malshan miró a Anima como si se acabase de dar cuenta de que alguien más había estado allí, y luego volvió a ignorar la existencia del otro hombre, devolviendo su atención a Luina mientras continuaba hablando.

—¿Cuánto tiempo crees que podrás permitirte ese Cazador? Si te casas conmigo, tendrás a los cazadores más fuertes de la tierra protegiéndote a ti y a las niñas.

No podía esconder sus malas palabras detrás de una sonrisa. Subestimaba a Luina por no tener el dinero y el estatus que él tenía.

—Gracias por su preocupación, pero yo no lo contraté. Además, ya le he dicho antes que nunca me separaré de esta casa.

—¿Pero no sería mejor para ti y las niñas dejar esta vida frugal y vivir conmigo en mi mansión? ¡Si te conviertes en mi esposa, también me ocuparé de las niñas, por supuesto! ¡Llevarán una vida de glamur y lujo! ¡Lo mismo va para ti, Luina! ¡Sólo dilo y te compraré cualquier ropa, cualquier cosmético, cualquier joya! ¡Cualquier cosa en la que pongas tus ojos!

—No quisiera molestarlo con todo eso.

—¿Qué debo hacer para que seas mi esposa?, —preguntó, con los ojos temblorosos por el rechazo rotundo de Luina. Aunque intentaba actuar con serenidad, su voz estaba llena de frustración.


—Creo que debe haber una pareja más adecuada para usted ahí fuera, Lord Merkalt. Por favor, olvídese de mí. Le deseo suerte para encontrar a ese alguien especial.

Sus palabras hicieron que Malshan temblara de rabia.

—¿Qué pasa con—?

Anima le cerró la puerta de un portazo. El simple hecho de presenciar su intercambio fue suficiente para que entendiera que Malshan no iba a ceder. No podía dejar que alguien así perturbara más su armonía.

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—Volvamos al desayuno, —dijo él.

Malshan, sin embargo, no podía permitirse eso, y abrió la puerta de par en par. Miró fijamente a Anima, con sus ojos ardiendo de ira.

—Eh, no entres en las casas de los demás sin ser invitado.

—¡¿Con quién crees que estás hablando, campesino?!

Anima devolvió la mirada al arrogante Malshan.

—No sé quién eres, pero no te atrevas a ponerle un dedo encima a mi esposa.

—E-Espera, ¿qué? ¿Tu… esposa?

—Ya me has oído; Luina y yo estamos casados. Ahora vete, y no vuelvas nunca más. No saldrás ileso si te encuentro merodeando por ahí.

Terminando de intimidarlo, Anima cerró la puerta de nuevo.

—¿Papi lo golpeará?

—Lo haré si viene aquí de nuevo.

—¡Qué fuerte!

—Puedes apostarlo. Tu papi es el más fuerte del mundo. Podría derrotar a ese debilucho con un solo golpe.

Los ojos de Marie brillaban cuando Anima hablaba con una confianza inquebrantable, pero Luina no se lo tomó bien.

—No-No lo hagas. Asegúrate de no atacar nunca a Lord Merkalt. Él es un mercenario contratado por el propio Estado.

—¿Un “mercenario”?

—Su deber es luchar contra los demonios y mantener a los ciudadanos a salvo. Atacar a un mercenario es lo mismo que declarar la guerra al país.

Matar a Malshan debilitaría el país y pondría a sus ciudadanos en contra de Anima. Sería odiado y perseguido por un sinnúmero de personas, al igual que en su mundo.

—No te preocupes, no haré nada que pueda incomodarte.

—Estoy más preocupada por ti…

—¿Por mí?

—Lord Merkalt es famoso por tener la piedra del Dragón Carmesí.

—¿Es muy fuerte?

—”Fuerte” es decir lo menos, —dijo Luina con un tímido asentimiento—. De todos los familiares que el Precursor convocó, el Dragón Carmesí fue el más poderoso; el simple hecho de atravesar sus escamas costó docenas de vidas. La fuerza de Lord Merkalt tampoco termina en las piedras que posee; su talento en la magia supera con creces el mío. ¿Qué es lo que estoy diciendo? Ni siquiera somos comparables. No hay nadie en este país que pueda derribarlo.

El poder de una piedra mágica era proporcional al poder del demonio del que provenía. Cuanto más maná vertiera su usuario en ella, más poder del demonio caído podría utilizar. En otras palabras, Malshan, uno de los mejores hechiceros del mundo, era tan poderoso como un Dragón Carmesí.

Dicho esto, Anima había pasado los últimos cien años de su vida luchando solo contra las criaturas más poderosas de su mundo. Añadir otra a su lista no le molestaba en absoluto, pero no quería molestar a Luina.

—No te preocupes. No pelearé con él.

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Anima no quería recurrir a violencia innecesaria. Todo lo que quería era una vida tranquila y pacífica con su esposa e hijas.

—¿Lo prometes? Si algo te pasara, yo…

Sólo pensar en que algo le pasara a Anima le hacía doler el corazón.

—Lo prometo. El tiempo que tomaría pelear con ese hombre sería mejor que lo pasara con ustedes dos.

Luina se sintió aliviada al escuchar la calma que volvió a la voz de Anima.

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