Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 4

Capítulo 2: Profundidades Oscuras

Parte: 3

 

 

Arian no tardó ni diez minutos en destrozar a los diez gólems y a los diez fantasmas que los poseían. Pero como no descansó, su respiración se volvió agitada. Consiguió evitar cualquier herida grave gracias a Missile Protection de Rino y a su resistencia de medio dragón, pero tenía quemaduras y arañazos en los brazos y las piernas donde las balas le habían rozado la piel.

“¡Dolor, dolor, vuela! Full Healing“.

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“…¡Ufff! Gracias, Rino”. Arian se curó con el hechizo de Rino, aunque una sombra de cansancio tiñó su sonrisa.

“Sí, debió ser duro contra tantos y además con armas”, añadió Shinichi.

“En realidad, los golems no me dieron muchos problemas. Pero los fantasmas…” Arian se detuvo un momento mientras Shinichi utilizaba un pañuelo para limpiar el sudor de su cara. “Tienes que golpearlos hasta que se dispersan en pedacitos, y si te tocan, te roban la magia, aunque lleves armadura. No es un oponente divertido con el que luchar”.

“Y uno con el que técnicamente deberías luchar con magia, no con armas”, añadió.

Esto último sería básicamente como tratar de quitar el humo con una espada. Aunque los ataques físicos eran efectivos, no eran lo ideal. Una espada sólo podía alcanzarlos en un punto o en una línea, mientras que un hechizo podía cubrir un amplio rango. Sería más efectivo, pero no podían hacerlo, temiendo que las ruinas se derrumbaran sobre ellos.

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“Qué molesto”. Shinichi pateó un trozo cortado de uno de los gólems, levantando la vista para observar el estado de todos.

Arian parecía físicamente agotada, Celes estaba casi sin magia, y Rino empezaba a agotarse de lanzar hechizos. La exploración de un territorio desconocido y la lucha contra enemigos inesperados habían dejado al grupo física y emocionalmente agotado.

“No tenemos otra opción. Vamos a retirarnos y a descansar por hoy”, dijo Shinichi.

“Espera, ¿¡qué!?”, gritó Fey en señal de protesta, pero pareció comprender y asintió con la cabeza. “T-Tienes razón. Debe haber más fantasmas aquí, y no podemos seguir avanzando”.

“Una regla de oro de la exploración de mazmorras: Avanzar demasiado rápido te hará retroceder. Me preocupa que los elfos se den cuenta de que nuestra maniobra era una mentira y vuelvan, pero no tendremos nada que demostrar si nos matan”, dijo Shinichi.

Arian podría resucitar porque era una heroína. Pero el resto podría perecer de forma que no pudieran volver. Y si Rino moría, el Rey Demonio Azul perdería su voz de la razón y se convertiría en el Rey Demonio del Odio. Eso podría significar el fin de este mundo y de todo lo que hay en él. Sopesando los riesgos, Shinichi sabía que la única opción era retirarse.

“Tienes razón. Es desafortunado, pero deberíamos volver”, aceptó Arian.

“¿Y si llamamos a papá y le pedimos ayuda?”

“No, no creo que las ruinas puedan soportar el poder de Su Alteza”, dijo Shinichi.

Los demás estuvieron de acuerdo.

Volvieron por donde habían venido y salieron de la Tumba de los Elfos. El sol empezaba a ponerse. Salieron del bosque y se dirigieron de nuevo a la aldea de los elfos, donde encontraron una casa de dos pisos y entraron en ella.

“D-Discúlpenos”, dijo Fey.

“¿Seguro que se puede entrar?”, preguntó Arian.

“Está bien. Incluso si los elfos regresan, tenemos influencia: Podemos ofrecernos a hacer una mezcla con los elfos oscuros. No podrán matarían”, respondió Shinichi, convenciendo a los demás de que esto era más seguro que las ruinas, que tenían fantasmas, o el bosque, que podía albergar monstruos y bestias.

“Si aún te sientes culpable por ello, puedes dejar algunas monedas de oro para pagar nuestro tiempo aquí”, sugirió.

“Dudo que los elfos utilicen nuestra moneda”, dijo Celes.

“Claro, pero podrían usar el oro para hacer joyas. No es totalmente inútil para ellos”.

Shinichi explicó que por eso el oro se había convertido en una moneda estándar en todo el mundo. Pasó de la entrada al salón y luego a la cocina. “Voy a preparar la cena. Ustedes pueden relajarse”.

“¡Oh, sí! Vamos a comer la comida casera de Shinichi”, exclamó Rino.

Fey levantó la mano. “Y──Yo también puedo ayudar, ya que no fui muy útil en la tumba…”

“Agradezco la oferta, pero ¿cómo va a saber cocinar una chica de buena familia?”, dijo Shinichi.

“¡Y──Yo puedo hacer pastel de pescado!”

“Siéntate”. Shinichi rechazó sin reparos su oferta, aunque estaba decidida a ayudar. Sabía lo mala que podía ser la comida, basándose en su conocimiento de cierto país del Reino Unido.

“P-Pero es tan delicioso…”

“Fey, ¿qué es el pastel de pescado?”, preguntó Rino.

“Um, bueno, coges verduras y pescado y lo envuelves en hojaldre…”, empezó a explicar Fey, su ceño se disipó mientras hablaba con Rino.

Shinichi miró la cocina con confusión. “¿No hay un horno o una estufa?”.

Se las había arreglado para encontrar una sartén, una olla y otros utensilios de cocina, pero los elementos esenciales para calentar realmente la comida no aparecían por ningún lado. No es que esperara una cocina de gas o una estufa eléctrica, pero habría pensado que habría al menos una de leña.

“¿Cómo se calientan…? Ah, sí, por arte de magia”, dijo, y se le iluminó la bombilla.

No necesitarían una estufa si pudieran usar la magia para crear fuego o para calentar directamente la comida. Al mirar más de cerca la habitación, se dio cuenta de que no había lámparas ni velas, ya que podían utilizar simplemente Light. Había un cofre que contenía ingredientes que utilizaban Freeze. Todas las facetas de la casa estaban construidas en torno a la magia.

“En lugar de todo eléctrico, se han vuelto todo mágico”, bromeó. “Pero esta casa sería horrible para un humano”.

Si un elfo y un humano formaran una familia, encontrarían rápidamente una serie de problemas en la vida diaria que harían las cosas bastante difíciles.

“Parece que a los elfos les conviene casarse con elfos, aunque no desprecien a los humanos”, murmuró Shinichi, rebuscando en la cocina los ingredientes para la cena.

“Trigo, patatas, zanahorias, vainitas9. ¿Pero qué pasa con todos estos condimentos y especias?”


  • SB: En mi país se les dice asi y como yo soy el traductor lo dejare asi xD

En este mundo, incluso los restaurantes humanos sólo tenían sal y pequeñas cantidades de aceites vegetales, pero esta cocina de los elfos tenía todo tipo de pequeños frascos llenos de una gran variedad de condimentos.

“Azúcar, vinagre, pimienta negra, hierbas. Esto es… ¡Uf, huele! ¿¡Es una marmita10!?”

Los frascos y viales tenían polvos y líquidos misteriosos que incluso Shinichi no podía descifrar.

“Pero los campos no parecían lo suficientemente grandes como para producir esta amplia variedad. Tal vez sea más seguro asumir que usaron un hechizo como Conversión de Elementos para crearlos”.

Ese hechizo manipulaba los átomos para crear una sustancia deseada. Era algo así como el movimiento característico de Shinichi, pero eso no significaba que fuera el único capaz de utilizarlo. Sólo que él había sido el único con el conocimiento sobre la estructura química.

“Supongo que no es imposible que los elfos lo sepan”.

Había capacidades científicas y tecnológicas avanzadas en las profundidades de aquellas antiguas ruinas, que los elfos custodiaban. Estaba tratando de sacar las respuestas de su cerebro cuando la voz de Celes llegó desde atrás.

“No estás cocinando──sólo estás aquí hablando solo. ¿Ya te has vuelto senil?”

“Si tienes suficiente energía para insultarme, ¿te importaría manejar esta carne?”

“¿Pedirle a una chica que maneje tu trozo de carne? Qué sucio”.

  • SB: Una marmita es un recipiente de la familia de las ollas que dispone de una tapa para aprovechar el vapor

“¡Y por eso la gente piensa que eres una pervertida obscena!” Shinichi apartó a Celes mientras su estómago gruñía. Cogió un cuchillo y empezó a cortar las patatas, las zanahorias y la carne de venado en trozos iguales, y luego echó un poco de aceite de oliva en una olla grande.

“Entonces usaré Fuego──no, sería más eficiente usar Calor directamente en la olla”, murmuró.

Era la primera vez que utilizaba la magia para cocinar. La verdad es que estaba un poco abrumado, pero echó las verduras y la carne cortadas en la olla y las calentó. Después, vertió agua en la olla, utilizando un hechizo para hacerla hervir. Quitó el aceite de la parte superior y luego abrió las tapas de algunos de los frascos de condimentos.

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“No puedo creer que tengan éste”, dijo, medio contento por haber encontrado un sabor que había renunciado a volver a probar. La otra mitad de él estaba confundida por cómo lo hacían los elfos.

Echó el polvo marrón amarillento en la olla, haciendo que la comida desprendiera un aroma picante.


“¡Vaya! ¡Algo huele bien!”, dijo Rino.

“P-pero parece un poco picante…”, añadió Fey, mezclando la emoción con la preocupación.

Shinichi les acercó la olla llena.

“Bien, coman. Puede que no parezca la gran cosa, pero les garantizo que está bueno”.

“¿Qué es esto? ¿Una sopa marrón con patatas y zanahorias?”, preguntó Arian.


“Es curry. Lástima que no tengamos arroz”.

En lugar de arroz, estaba sirviendo el curry con un poco de pan blando.

“Tiene muy buena pinta”, dijo Rino, llena de curiosidad. Fue la primera en probar un bocado. Sus ojos se iluminaron ante los complejos sabores. “¡Mmm! Es picante y dulce, ¡y está tan, tan bueno!”

“T-Tienes razón. N-No sabe tan picante como huele”, dijo Fey.

“Pensé que sería demasiado picante, ya que no estás acostumbrada a estos sabores, así que le mezclé un poco de miel. Me alegro de que te guste”. Shinichi se sintió aliviado de que incluso Fey estuviera sonriendo y disfrutando de la comida a pesar de su incertidumbre inicial.

“Creo que el picante es perfecto cuando lo comes con el pan”, observó Celes.

“¡Es tan diferente del pan amargo de centeno oscuro! El pan blanco es tan dulce”, añadió Arian.

Los dos parecieron disfrutar del curry, y la olla se vació en poco tiempo.

“¡Ufff! Gracias por la comida”, dijo Rino, palmeando su estómago con satisfacción.

Celes bebió un poco de agua y se quejó: “No puedo evitar sentir envidia de los elfos de la superficie por comer bien todos los días”.

“Sé cómo te sientes”. Shinichi había pasado mucho tiempo sin algo tan bueno como la comida japonesa. “Resulta que ahora quiero tener buenas relaciones con los elfos”.

Obviamente, él quería saber más sobre sus ingredientes de calidad. Además, no podía dejar pasar los conocimientos y la magia que permitían a los elfos cosecharlos.

“¿Pero no crees que es imposible? Quiero decir, ya los hemos tratado de una forma tan horrible”.

La suposición de Arian era natural, pero Shinichi negó con la cabeza.

“Algunos países comercian con sus mayores enemigos. Aunque no seamos tan amigos como para darnos la mano y saltar, creo que aún podemos trabajar juntos”.

Además, todavía tenían una ventaja ── podrían presentarles a los elfos oscuros ──, así que no sería del todo imposible. Shinichi trató de limpiar los platos, pero Fey saltó y lo detuvo.

“A-Al menos puedo lavar los platos”.

Megami no Yuusha Volumen 4 Capitulo 2 Parte 3 Novela Ligera

 

“Bueno, está bien. Gracias. Iré a comprobar la situación arriba. Rino, Celes, Arian──esperen aquí”.

“Bien… *Bostezo*…”, respondió Rino.

Shinichi dejó a las chicas, somnolientas por haber comido hasta hartarse, y subió a buscar las habitaciones.

“Sólo tres camas, ¿eh?”

Esta casa debía de pertenecer a un matrimonio con un hijo. Estaba la habitación del padre, ordenada y sencilla; la de la madre, decorada con artículos de bordado; y la del niño, con papeles y cosas esparcidas por el suelo.

“Qué desorden…”, murmuró Shinichi con el ceño fruncido, recogiendo algunos de los papeles caídos en la habitación del niño. En él estaban escritos unos caracteres diferentes a cualquier lenguaje humano o demoníaco. Los miró por un momento y sintió un repentino y agudo dolor en la cabeza.

“…¡Ay! Sr. Traductor, ¿es usted?”

Se refería a la magia de traducción que se había utilizado en él cuando fue convocado a este mundo. Estaba tratando de analizar las líneas de texto, lo que parecía poner una tensión significativa en el cerebro de Shinichi. En la conversación, la magia podía acceder a la expresión facial de su interlocutor, a los gestos de sus manos y, lo que es más importante, a sus pensamientos, de forma similar a la Telepatía. Así le proporcionaba una buena traducción.

Pero con el lenguaje escrito, no tenía acceso a esa información adicional. Era como cuando alguien intentaba descifrar un código. Tenía que analizar la frecuencia de los caracteres repetidos en el gigantesco bloque de texto y buscar palabras familiares.

Un erudito podría pasar toda su vida intentando descifrar una lengua desconocida y no entender nunca ni una sola palabra. Por suerte, esta escritura élfica y la humana tenían algunas cosas en común, así que Shinichi empezó a entender lo esencial de los textos tras escudriñar unas cuantas páginas diferentes.

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“Ese dolor de cabeza era muy fuerte, pero ha hecho un gran trabajo, señor traductor. Pero esto…”

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Las páginas dispersas parecían ser partes de una novela. Los fragmentos esparcidos por el suelo eran páginas que el autor había considerado inaceptables. Había una palabra que no dejaba de llamar la atención de los ojos de Shinichi.

“Apuesto a que hay una versión terminada en alguna parte”, dijo mientras miraba alrededor de la habitación, levantando el colchón de la cama para mirar debajo. Allí encontró la pila de papeles, y una sonrisa malvada se dibujó en su rostro mientras los metía en el bolsillo.

Después, bajó las escaleras y vio a Rino y Celes ya dormidos en el sofá y a Arian mirándole con ojos soñolientos.

“Supongo que tendremos que llevarlas”, dijo.

“Sí”, asintió Arian.

Levantó a Rino y Shinichi hizo lo mismo con Celes. Llevaron a las dos al segundo piso, colocándolas en la gran cama que pertenecía al padre.

“Arian, puedes usar la habitación de al lado. Fey, puedes usar la habitación del niño al otro lado del pasillo. Siento que esté desordenada. Yo dormiré en el sofá de abajo”.

“¡¿Qué?! ¡Pero eso me haría sentir mal por ti!”, protestó Arian.

“Bueno, es que no hay más camas”, contestó confundido.

La cara de Arian se puso muy roja mientras murmuraba: “…Bueno, ¿podríamos compartir cama?”.

“¡¿Qué?!” Las mejillas de Shinichi se pusieron rojas al verse sorprendido.

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Entonces sus ojos se encontraron con los de Fey. Su cara estaba igual de sonrojada que la suya.

“D──Duermo como un tronco cuando estoy fuera. Y no me despertaré hasta la mañana, ¡así que no tienes que preocuparte por mí!”

“¿¡Preocuparme de qué!?”

Obviamente, Arian no había querido decir nada, pero Fey se fue corriendo a la habitación del niño antes de que pudieran terminar de hablar. Eso dejó a Shinichi y Arian de pie en un incómodo silencio. Finalmente, ambos se despidieron.

“…Bien. Dormiré abajo”, dijo Shinichi.

“…Sí, perdón por decir algo raro”, respondió Arian.

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Shinichi bajó incómodo las escaleras y se dejó caer en el sofá del salón.

Megami no Yuusha Volumen 4 Capitulo 2 Parte 3 Novela Ligera

 

“Además, Rino y Celes están allí”, dijo a nadie en particular, sólo capaz de imaginar la tragedia que se produciría cuando las dos despertaran justo antes de que ocurriera algo.

Shinichi apartó de su mente las fantasías sobre Arian, sacando las páginas que había escondido en su bolsillo. Las leyó para refrescar su agitada cabeza antes de usar la capa del sacerdote impío como manta y cerrar los ojos.

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