Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 3

Epilogo: Estaré Contigo

Parte: 2

El alto al fuego liberó a los demonios de cualquier amenaza inminente de los héroes eternos. Organizaron un banquete de varios días en el castillo del Rey Demonio para celebrar la ocasión.

“¡Ha-ha-ha! ¡Coman hasta saciarse, todos! ¡Beban tanto como quieran!”, retumbó el Rey Demonio.

A su alrededor, los demonios comían alegremente, incluso antes de recibir órdenes de su rey.

Los platos que llenaban la mesa eran delicias del mundo humano.

“Wow. ¡Tan deliciosas como la primera vez!”, Rino agarró su comida favorita de todas, papas fritas, y se derritió en euforia.

“Sí, es maravilloso.”

Celes dejó a un lado su máscara inexpresiva, olvidando mantener su mirada estoica a favor de una sonrisa radiante. Ella fue la que hizo que la alianza fuera posible con su magia. Shinichi le había preparado un helado de leche de cabra para expresarle su agradecimiento.

Incluso Sanctina sonrió de oreja a oreja mientras miraba la escena.

“Mi corazón está a punto de estallar de alegría, al ver a Lady Rino lucir tan feliz. Y a todos los demás también.”

“Sanctina, ¿sientes algo por Celes ahora?”, preguntó Arian.

“Lady Rino es mi único amor verdadero. Pero me gustan todas las mujeres hermosas. Incluyéndote a ti, por supuesto.”

“G-Gracias…”

Arian dio un paso atrás, incómoda. Miró a Shinichi a su lado. Estaba ocupado comiendo un sándwich con carne de cabra en rodajas, pero parecía insatisfecho.

“Eh, cuarenta puntos. Una F. Aparte de los ingredientes, el único condimento es un poco de sal mineral. Tiene un sabor suave. Podría intentar hacer un poco de mayonesa a partir de huevos, pero no servirá de mucho si no puedo encontrar pimienta negra…”

“Shinichi, realmente no eres fácil con la comida.”

“Bueno, no puedo evitarlo si mis estándares son altos”, respondió.

Su paladar estaba acostumbrado a la cocina japonesa moderna, lo que significa que estos ingredientes y técnicas de cocina no le parecían refinados.

“Guh, anhelo un poco de arroz solo de pensarlo.”

“¿Arroz?”

“Es un grano, como el trigo, que se come mucho de donde soy. Es comida japonesa para el alma.”

“… Oh, genial.”

Arian miró hacia otro lado con incertidumbre, lo que Shinichi no notó ya que estaba perdido en sus pensamientos.

Tenemos una solución temporal. Con la ayuda de Vermeita, podemos reducir lentamente los prejuicios contra los demonios. Si tenemos éxito, podríamos no ser atacados nuevamente por ningún héroe.

Ahora compartían un enemigo común: El Dios Maligno.

Mientras los demonios no intentaran expandir su territorio, probablemente no tendrían más guerras con los humanos.

Además, es dudoso si Tigris realmente va a romper los lazos con la iglesia después de este desastre.

Para empezar, Tigris estaba harto de la iglesia por sus tendencias violentas. Todo lo que querían era una relación sana en igualdad de condiciones.

La gente del Reino de Tigris nunca había querido mostrar una hostilidad total a la iglesia. Además de eso, los esfuerzos de lavado de cerebro del incubus habían tenido éxito, llenando de amor a los guerreros sagrados que anteriormente trabajaban bajo Sanctina. Se desviaron sexualmente, eh, ahora son sirvientes que trabajan en la catedral para curar a los enfermos.

De todos modos, la relación del reino con los guerreros sagrados mejoró, y ahora se había reducido con éxito el poder de la iglesia, lo que significa que la iglesia no iba a atacar el Reino de Tigris por ahora, especialmente teniendo en cuenta que eran aliados de los demonios.

Realmente no me queda nada por hacer.

“¡Haz algo con los humanos que siguen volviendo a la vida!” “¡Dale a mi amada hija, Rino, toda la comida más deliciosa del mundo humano!”

Había completado las dos misiones que el Rey Demonio le había dado. No había ninguna razón para que se quedara aquí más tiempo.

“Um, Celes. Tu helado de antes… se veía realmente delicioso. ¡Me gustaría intentar probarlo la próxima vez!”, exclamó Rino.

“Por supuesto. Sir Shinichi me enseñó cómo hacerlo. La próxima vez, lo haremos juntas.”

“¡Si, y también si necesitas hielo, papá puede hacer mucho!”

“Su Alteza, no creo que eso sea correcto, oink.”

Shinichi observó cómo la familia del Rey Demonio, rodeada por una multitud de demonios, continuaba conversando alegremente. Él sonrió suavemente, de pie en silencio desde su asiento para abandonar el banquete. Una vez que todos se habían desmayado por las bebidas, salió del castillo del Rey Demonio, llevándose una pequeña cantidad de oro.

“Ya han pasado tres meses…”, murmuró Shinichi, sintiéndose repentinamente sentimental mientras miraba hacia el castillo del Rey Demonio bañado por la luz plateada de la luna.

“¡Muy bien, es hora de irme!”

Hizo a un lado sus sentimientos de anhelo, le dio la espalda al castillo y…

“Tu…”, Celes bloqueó su camino, se veía enojada.

“¡Ah! Celes, ¿por qué estás aquí?”

“Esa es mi línea”, escupió infelizmente.

A su lado estaban Rino y Arian, con lágrimas en los ojos.

“Shinichi, ¿nos vas a dejar…?”, Rino sollozo.

“¿Me estás abandonando…?”, preguntó Arian con tristeza.

“No, yo estoy… Espera, ¿por qué están ustedes tres aquí?”, pregunto Shinichi, en lugar de enfrentar sus preguntas.

Las dos lo miraron con ojos húmedos, como cachorros abandonados.

Celes señaló a Arian.

“Estaba tratando de colarse en tu cama por la noche y te vio empacando algunas cosas.”

“¡No! ¡Me preocupaba que Shinichi se fuera del castillo! ¡Hey! ¡Pero tú también intentaste entrar en su habitación!”

“Tenía una pregunta sobre cómo hacer helado.”

“¡Mentirosa! ¡Me di cuenta de que te habías puesto un uniforme de mucama recién lavado!”

“No tengo idea de lo que estás hablando.”

Sus disputas pusieron a Shinichi en una posición incómoda.

La pequeña mano de Rino se aferró a la suya.

“Shinichi, ¿nos odias…?”

“No, no es eso. Salí del castillo porque las amo a todas ustedes.”

Parecía aliviada cuando él acarició suavemente su cabello.

“Bueno. Si nos odiaras, estaría tan triste que moriría.”

“Y yo también moriría si eso pasara”, respondió.

Rino hizo un puchero a Shinichi.

“¡Pero, es muy malo de tu parte irte solo sin decírselo a nadie!”

“… Lo siento. La mitad de la razón es por mi propio egoísmo. La otra parte es que no sé realmente a dónde voy ni cuánto tiempo llevará, así que no quería que nadie viniera conmigo.”

Celes y Arian terminaron su discusión. Arian se acercó a Shinichi y enterró su rostro en su espalda mientras él se excusaba.

“Todavía actúas como si fuéramos extraños… Te dije que te di mi vida, mi corazón y mi todo…”

“Lo sé; Lo siento mucho.”

“Entonces, ¿confiarás en mí? ¿Pondrás tu vida en mis manos?”

Eso es lo que le había pedido a ella. Si la abandonara ahora, solo parecería frío y sin emociones en la superficie, cuando en realidad era simplemente irresponsable.

Shinichi estaba reflexionando sobre sí mismo cuando Celes le dio otro golpe, con una gran sonrisa en su rostro.

“Oh sí, todavía tienes una responsabilidad conmigo. Me has visto desnuda, después de todo.”

“¿Huh? ¿Eso significa que…?”, preguntó Rino.

“… ¿Shinichi?”, los húmedos ojos azules de Arian se agudizaron, brillando de rabia.

Shinichi trató de cambiar el tema con nerviosismo.

“No, bueno, ejem… Primero, estaba pensando que difundiría la amenaza del Dios Maligno a la humanidad en varias regiones para asegurarme de que continúe el alto al fuego.”

“Hmph, está bien, me contarás todo después.”

Arian pellizcó la espalda de Shinichi, pero él lo soportó y continuó hablando.

“Creo que la iglesia se mantendrá pacifica durante un año, pero si no hay amenaza del Dios Maligno durante ese tiempo, la gente lo olvidará y volverá a atacar a los demonios de nuevo, ¿verdad?”

El mejor escenario sería si Vermeita se convirtiera en Papa. Ella podría cambiar la iglesia. Pero no había garantía de que las cosas fueran tan bien.

“Así que estaba pensando inventar un montón de rumores sobre el Dios Maligno.”

“Ya veo. Entiendo lo que estás sugiriendo. Sin embargo, me pregunto si un debilucho sería suficiente para engañar a la gente”, dijo Celes.

“Urgh…”

Las palabras se le escaparon. Ella tenía razón.

Claro, Shinichi había creado su propio hechizo especial, “Conversión de Elementos”, gracias al conocimiento que había recibido en la Tierra. Pero sus habilidades mágicas no eran mayores que las de un humano promedio. Él no podía usar un hechizo de “Ilusión” o “Volar” por sí mismo, por lo que no podría actuar de manera convincente como un sirviente del Dios Maligno.

“Lo siento. Sería imposible sin ti, Celes.”

“Mientras lo entiendas.”

“Hmph…”

“¡Yo también puedo ayudar!”

Mientras Celes mantenía la cabeza alta como la elegida, Arian hinchó las mejillas con envidia. Rino se ofreció, agitando su mano. Shinichi las calmó antes de que Celes empujara más la conversación.

“Hablaste como si ese fuera solo tu plan inicial. ¿Qué más piensas hacer?”

“Difundir estos rumores es una forma de gastar mi tiempo mientras estoy trabajando en mi objetivo principal”, respondió Shinichi. Levantó la vista hacia las estrellas que brillaban en el cielo y habló como si estuviera tratando de enviar sus palabras a alguien en los cielos. “Tengo la intención de descubrir la verdadera naturaleza de la Diosa Elazonia y destruir el sistema que hace a los héroes eternos.”

Era una declaración de guerra de un humano dirigida a un dios, una diosa que había deformado este mundo.

“¿Entonces no más héroes?”, preguntó Rino.

“Sí. Si no lo hago, no podré forjar una relación amistosa entre los humanos y los demonios, y mucho menos garantizar un futuro para el mundo humano.”

“¿Futuro?”, preguntó Rino confundida.

Shinichi sonrió.

“Está muy bien que existan estos hechizos de resurrección. Creo que es sorprendente que puedas aprender de tus errores incluso después de fallar, ya sabes, incluso si eres castigado con la “muerte”. Pero hay algo mal con los “héroes eternos”. Sé que ese sentimiento de seguridad absoluta se hará pedazos en sus corazones, haciéndolos débiles y tontos. Y sin embargo, ellos son los que están en posiciones de poder controlar las vidas de las personas de la forma que les parezca.”

Toda la corrupción en la iglesia estaba enraizada en estos héroes. Su arrogancia podría atribuírsele. Simplemente no valoraban sus vidas.

“… Tienes razón.”

Arian asintió mientras reflexionaba sobre su propia condición de héroe.

En un intento de consolarla, Celes le dio unas palmaditas en la espalda antes de dirigirse a Shinichi.

“Todavía me parece irónico esa forma de vivir.”

“Hay un dicho: “Una mente sana vive en un cuerpo sano”, pero no siempre es así. Ahora que lo recuerdo, los cardenales no eran malos.”

“¿En qué manera?”, preguntó Celes, frunciendo el rostro al recordar la sonrisa podrida de la Santa Madre y haciendo que Shinichi se riera secamente.

“Sus métodos para difundir la palabra de la Diosa fueron honestos, creo, y justos. Pero siempre habrá personas que estén totalmente convencidas de que necesitan masacrar a la gente por un bien común.”

“Por eso sugieres que eliminemos a los héroes”, finalizó Celes.

Shinichi asintió enfáticamente.

“Dejar que su ley gobierne la tierra… ¿Dónde está la diversión en eso?”, sus ojos observaron por un momento la mano derecha de Arian.

Esa sola mirada fue suficiente para iluminar a la chica enamorada.

Oh, Shinichi. Estás intentando destruir a los héroes por mí…

El símbolo de un héroe todavía estaba en el dorso de su mano, a pesar de que estaba oculto debajo de su guante. Y hubo la misteriosa muerte de Hube, otro héroe adornado con este símbolo, después de huir del campo de batalla.

Solo vi la túnica y la arena cuando me contaron sobre su muerte…

Pero Shinichi lo había entendido. Estaba seguro de sus próximos pasos. Si no hacía algo con la Diosa, los otros héroes… incluyendo a Arian, podrían ser asesinados de la misma manera. Esa fue la razón por la que necesitaba encontrar a la Diosa y destruir este sistema que produjo estos héroes y retorció a este mundo fuera del control de la naturaleza.

“Gracias, Shinichi.”

Arian lo abrazó por detrás mientras intentaba contener las lágrimas de felicidad.

Estaba un poco sorprendido por el repentino abrazo, pero sonrió y…

“Si vas a tratar de presionar tus pechos contra mi espalda, debes primero hacer que sean más grandes.”

“¡Oye!”

“¡Espera! ¡Yo sólo estaba bromeando! ¡Por favor, detén esa aura draconiana roja! ¡Por favor no me asesines!”

Cuando sus ojos comenzaron a brillar, Shinichi se arrojó al suelo y buscó perdón frente a Arian, quien podría haber descubierto un nuevo poder.

Al ver esto, Celes y Rino compartieron una sonrisa.

“Bueno, ahora que conocemos los objetivos de la misión, deberíamos irnos antes de que su alteza despierte”, sugirió la criada.

“¡Estoy de acuerdo!”

“Espera. Entiendo que Celes necesite venir conmigo, pero ¿estás segura de que también está bien para ti, Rino? ¿Tu padre no estará preocupado?”

“Estará bien porque estaré contigo.”

“Sí, eso es exactamente por lo que estoy preocupado…”

… Sobre mi vida, quería decir. Tal vez cuando regrese, el Rey Demonio me mate.

Pero la doncella talentosa había tomado algunas precauciones adicionales.

“Imité la letra de Lady Rino y dejé una nota que decía: “Si nos sigues o te interpones, nunca volveré a hablar contigo”. Así que deberíamos estar bien.”

“Eres diabólica…”

“No, soy un elfo oscuro de mente sucia.”

“¡Ah! ¡Entonces lo admites! Quiero decir, ¡eso no es lo que estaba tratando de decir!”, bromeando, le dio una palmada en el hombro mientras ella suspiraba.

“Bueno, si nos teletransportamos una vez cada cinco días más o menos, podríamos evitar que el Rey Demonio padezca de soledad.”

“….”

“Por cierto, ¿dónde está Sanctina?”

“… Recientemente, me di cuenta de que los calcetines de Lady Rino han desaparecido de su tocador. Y he encontrado algunas medias familiares en su lugar.”

“Sí, vamos a dejarla fuera de esto. Para decirlo sin rodeos, no podemos llevarla con nosotros.”

Por el momento, Sanctina no estaba tan fuera de control como para robar la ropa interior de Rino, pero sería demasiado precario dejar que una bestia los acompañe. No sabía cuándo podría saltar y robarle la inocencia a Rino.

“Oh, ¿vamos a dejar a Sanctie atrás…?”, preguntó Rino con tristeza.

“Uh, bueno, ya sabes, ella tiene que trabajar, curando a esas personas en el Reino de Tigris.”

Arian se apresuró a encontrar una explicación adecuada para convencerla.

Con eso, los cuatro finalmente comenzaron su nuevo viaje.

“¿Hacia dónde nos dirigiremos primero?”, preguntó Celes.

“Me gustaría investigar un poco en la Ciudad Santa. Entonces estaba pensando en dirigirme hacia el este. Tal vez incluso encontremos algo de arroz allí.”

“¡Oh, hablabas de eso antes! ¡Yo también quiero probarlo!”, dijo Arian.

“¡Wow, estoy tan emocionada!”

Ya habían olvidado el propósito de su verdadera misión cuando su viaje tomó el aire de una gira culinaria por todo el continente.

Los cuatro partieron debajo del cielo estrellado, riendo y charlando entre ellos, con la misión de derrotar a los héroes de la Diosa y crear un mundo más feliz.

-FIN DEL VOLUMEN 3-