Leo Attiel Den ~ Kubinashi Kou no Shouzou (NL)

Volumen 4

Capitulo 1: Los Duelistas

Parte 1

 

 

Leo Attiel Den ~ Kubinashi Kou no Shouzou Vol 4 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 


Por la guía de Tei Tahra, Kuon el fugitivo ha regresado a las montañas.

Tan pronto como ese rumor voló por el pueblo, otro comenzó a extenderse rápidamente.

Kuon quiere revocar la decisión del Jefe, así que va a batirse en duelo con el Guerrero Raga.

La atmósfera normalmente tranquila dentro de las montañas era tan ruidosa como para pensar que habían sido atacados de repente por toda una división enemiga.

Cuando alguien mantenía su oposición a una decisión del jefe, no tenía más remedio que luchar en duelo con el Guerrero Raga y ganar. Dicho de otra manera, Raga estaba obligado a aceptar los duelos, pero no era algo que sucediera muy a menudo. La mayoría de las personas de la tribu vivía toda su vida en las montañas donde habían nacido, pero incluso entonces, podían verlo como mucho una o dos veces en toda su vida.

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Además, su oponente era Kuon.

El “niño no deseado” cuya sangre contaminada no había recibido la protección divina de Tei Tahra, el que había atrapado y luego asesinado a Datta Wei, a pesar de que Datta había ayudado a cuidarlo – en otras palabras, un “traidor” que estaba poseído por espíritus malignos, y un fugitivo que había huido de la montaña antes de que esos espíritus pudieran ser limpiados.

—¿Por qué Kuon está luchando contra Raga en lugar de ser arrojado al fuego?

La gente estaba comprensiblemente desconcertada. Nada más que la muerte esperaba a un “traidor”. Aquellos que eran habitados por espíritus malignos solían ser asesinados por los jóvenes que acababan de llegar a la edad adulta durante su ceremonia de madurez, y su cadáver era quemado en las llamas sagradas encendidas por las sacerdotisas y chamanes.

Tales eran las costumbres, el estilo de vida y las leyes de la gente que vivía en estas montañas, a las que otros no se acercaban.

—Según la Señora Mist, la voz divina de Tei Tahra aún no ha juzgado a Kuon.

—Y también, Kuon parece haber traído una mujer de un país llamado Atall con él. Esa mujer le pidió al jefe que le prestara nuestra fuerza militar.

—Eso es ridículo. Aquí no pertenecemos a Atall.

—Esa mujer también dijo algo más: aparentemente, si no le prestamos nuestra fuerza, el príncipe de Atall nos atacará y nos aniquilará.

—¡Lo enfrentaremos y le devolveremos el golpe! —Los jóvenes gritaron y levantaron sus puños al cielo. Aquí, en esta montaña, mujeres incluidas entre dichos “jóvenes”. Gritos de guerra volaban por todo el pueblo, provenientes de hombres que se preparaban para ir de caza, y mujeres que curtían las pieles de bestias con humo. Algunos de los jóvenes de temperamento más rápido incluso sostenían una espada o un arma en los puños que levantaban por encima de la cabeza.

—¡Esa mujer que no conoce el asombro y el terror del Señor Tei Tahra debería arder junto con Kuon!

—Por supuesto, el jefe no cedió a las amenazas de Atall. Y por supuesto, el guerrero Raga, que también estaba allí, rugió lo mismo que todos nosotros: “lo enfrentaremos y le devolveremos el golpe”. Pero en ese momento, el que habló en objeción fue Kuon.

En ese momento, Kuon era visto como un pecador atroz, pero como aún no había recibido el juicio de Tei Tahra, no era aún un criminal. Además, se había sometido a la ceremonia de la mayoría de edad. Como no era culpable de ningún crimen, por todo lo que se le llamaba “niño no deseado”, y por todo eso él había dejado la montaña sin permiso durante un año, seguía siendo un adulto de la tribu, y naturalmente tenía todos los derechos que eso conllevaba.

Kuon había hecho uso de esos derechos para oponerse directamente a la voluntad del jefe. “Desafío al Guerrero Raga para poder probar ante el Señor Tei Tahra que tengo razón”, había insistido. La gente estaba asombrada e incrédula. No fueron pocos los que estallaron en risa.

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—Un hombre que vive en tiempo prestado, esperando que el Señor Tei Tahra emita su juicio, ¿quiere probar a nuestro dios de la montaña que tiene razón?

—¿Ese maldito “engendro no deseado”? ¿Ese “traidor”?

—Las señoras sacerdotisas no necesitan esperar a oír la voz de Lord Tei Tahra. Ese bastardo usará su propio cuerpo para mostrarle a esta montaña lo que es la justicia. Se probará en el instante en que la espada de Raga envíe la cabeza de Kuon volando.

Durante todo ese día, todo el pueblo estuvo ocupado con el tema del duelo entre Raga y Kuon. La gente no sólo se emocionaba insultando a Kuon; ya habían pasado unos veinte años desde que el guerrero Raga había participado en una pelea sobre la política de la aldea. Aunque el resultado era absolutamente obvio, la competición proporcionaba a la gente de allí una cierta forma de entretenimiento.

—¿Cómo va a ser asesinado Kuon? ¿Va a ser derribado de un solo golpe, o sus nervios van a ser molidos mientras Raga se toma su tiempo cortando sus miembros uno por uno? ¿Cuánto tiempo durará Kuon? ¿Sus espadas chocarán siquiera una vez? No, dicen que los ojos de bestia pintados en la máscara de Raga tienen el poder de hacer vacilar a los espíritus malignos. El chico definitivamente no podrá ni siquiera moverse… —Sarah entonó sin expresión, exactamente con la misma voz que un sacerdote transmitiendo un mensaje de un dios.

—…Es lo que dicen, Sr. Oficial de la Guardia Personal del Príncipe Leo Attiel, —se dirigió a Kuon, que estaba al otro lado de las barras de hierro, con la espalda apoyada en la pared de piedra. Sin embargo, no parecía que fuera a responder. Desde que había informado al Jefe Suo y a la Sacerdotisa Mist que se batiría en duelo con Raga, Sarah lo había tratado con la más fría de las actitudes.

—Aunque, gracias a mis magníficas habilidades de negociación, parecía que estaba a punto de conseguir una concesión de Suo. Incluso habría sido capaz de hacer que te liberaran. Pero a pesar de eso, fuiste y dijiste “Me quedo aquí. No voy a huir.” Hmph, bueno, qué espléndido y varonil de tu parte. Y, ¿qué pretendes lograr con este duelo? A los salvajes del desierto, que ni siquiera atienden a razones, parece que les gusta luchar para ver quién tiene la razón, —declaró Sarah, con las cejas bien juntas.

Sin embargo, cuando miró hacia Kuon, cuyo rostro estaba oculto tras una rodilla levantada, sus mejillas se hincharon.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes?

—La Fe de la Cruz también tiene duelos, —resopló Kuon—. Aparentemente, el estilo cambia un poco dependiendo del país o la ciudad, pero cuando las cosas no se pueden resolver con un juicio, o cuando quieres evitar el tiempo y los problemas de ir a juicio, puedes resolver las cosas teniendo un duelo entre las personas involucradas, o sus representantes.

—Es… Bueno, hum…

—Me enteré por Camus. Parece que él también lo ha hecho. Tuve que escuchar durante casi una hora mientras explicaba, con gestos, cómo su lanza había corregido la “injusticia” y probado su inocencia.

—Ese tarado, —Sarah maldijo abiertamente a su hermano. Luego inmediatamente continuó—. Eso es una cosa, y no quiero hablar de ello. No intentes esquivar el tema.

Kuon se quedó sin palabras por lo prepotente que ella estaba siendo. Era como si pudiera cambiar la dirección en que el viento soplaba por pura fuerza de voluntad.

—No había otra opción. Incluso si tu “magnífica capacidad de negociación” nos hubiera sacado a ambos de las montañas, ¿entonces qué? ¿Se suponía que íbamos a volver felizmente con el príncipe? ¿Sin que un solo soldado nos siguiera?

—Eso es…

—Si gano, puedo cambiar la decisión de Suo. En otras palabras, podemos ayudar al príncipe consiguiendo refuerzos. No es que haya pensado que conseguir que ayuden sería fácil. Estaba listo para al menos esto.

—Mentiroso. Estabas a punto de huir. Sólo por la forma en que se desarrollaron las cosas terminó así, —Sarah hizo otro amargo comentario.

Sin embargo, cambió de tono inmediatamente después, probablemente creyendo que no tenía sentido continuar en esa línea.

—Ese tipo… el tal Raga, ¿es fuerte?

—Te lo dije antes, ¿verdad? El hombre más fuerte de la tribu es el que se convierte en Raga.

—¿Así que estás diciendo que es más fuerte que tú?

Cuando Sarah le preguntó eso, mordiéndose el pulgar con irritación, Kuon, por alguna razón, se quedó estupefacto por un momento. Después de pensarlo, respondió,

—Yo soy más fuerte.

En su respuesta, Sarah una vez más respondió “Mentiroso”, sin un segundo de retraso.

—¿No acabas de decir que el más fuerte se convierte en Raga? Si él es más fuerte que nadie, ¡entonces eso significa que es más fuerte que tú, ¿no?!

—No puedes participar en la lucha para elegir a Raga hasta que seas adulto. Así que yo nunca tomé parte hasta ahora, y el actual Raga obtuvo esa posición mientras yo estaba lejos de la montaña. En otras palabras, el Raga se decidió mientras yo no estaba.

Si hubiera estado aquí, Raga sería yo.

Kuon se enfrentó a las tempestuosas emociones de Sarah con una respuesta desapasionada. La joven monja todavía tenía la boca abierta de par en par, como si estuviera a punto de decir algo, pero todo lo que salió de ella fue el sonido de su respiración, y al poco tiempo, dejó caer sus delgados hombros. En lugar de llamarlo idiota, preguntó, en voz baja,

—…Entonces, ¿cuándo será el duelo?

—¿No te has enterado? Suo lo dijo, ¿sabes? Empezará mañana al atardecer.

—Ma-Mañana, —el aliento de Sarah se le atascó en la garganta, y luego jadeó—. No estás en estado para eso. Han pasado tres días desde que te encerraron aquí, ¿verdad? He oído que estuve inconsciente durante más o menos ese tiempo. ¿Te estás moviendo? Si te quedas quieto, tus músculos se pondrán rígidos y no podrás moverlos. ¿Y qué hay de las comidas? No has estado comiendo nada, ¿verdad? Yo soy más o menos una invitada, así que, si pregunto, probablemente pueda hacer que compartan algo contigo. Espera, iré a buscar…

Tan pronto como decidió eso, Sarah comenzó a salir y parecía a punto de dejar la hendidura en la roca. Kuon no tuvo tiempo de detenerla, pero Sarah se detuvo de repente cuando su mano ya estaba en el borde de la entrada.

—Eso no será necesario.

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Una nueva voz pudo ser escuchada desde el otro lado de la abertura. Era Aqua, con una bandeja de madera en la mano. Pescado a la parrilla y varios tipos de nueces estaban dispuestos en la parte superior, y también había un cuenco lleno de puré de maíz.

—Esto es del Jefe Suo, —dijo Aqua, haciendo un gesto silencioso a Sarah para que “saliera” mientras “ella” le pasaba por delante. Sarah se hizo a un lado.

Aqua deslizó la bandeja a través del hueco entre las barras de hierro y la superficie del suelo. La mirada de Kuon se desplazó a su vez de la bandeja a Aqua. Al ver la cara delgada de la “chica” de nuevo, “ella” parecía haber madurado un poco desde que él había dejado el pueblo. Aqua lo miró fijamente sin expresión, pero al poco tiempo, sus hombros comenzaron a moverse de una manera que mostraba que se sentía “incómoda”.

—¿No vas a comer? —Su voz era baja, pero era aguda y firme—. Podría ser tu última comida.

—Voy a comer. Más importante aún, Aqua, estabas participando en la caza de ashinaga, así que supongo que eso significa que te has “convertido en un hombre”, ¿eh?

—Sí.

—Lástima por Diu. Él quería casarse contigo.

—¿Ah sí? —respondió Aqua con indiferencia.

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Tirando de la bandeja hacia él, Kuon pareció preguntar algo más, pero Aqua bruscamente giró su delgada constitución alrededor, y comenzó a irse sin decir una palabra más. Sin embargo, en un cambio total con respecto a lo anterior, esta vez, Sarah era la que se interponía, y Aqua no tuvo más remedio que detenerse.

—Muévete, forastera.

—Olvídalo. Tenía la intención de mandar a volar de una patada a ese tal Diu tan pronto como llegara aquí. ¿Dónde está?

—¿Diu? ¿ vas a “mandarlo a volar de una patada”? —Aqua se rio suavemente después de repetir las palabras de Sarah.

La monja novicia sintió que se reían de ella como de un extraño completamente ignorante, y su cara se puso roja.

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—Sí, es exactamente lo que haré. Y yo no soy “tú”: Soy Sarah, la mejor mujer guerrera del Templo de Conscon, que va a golpear a Diu, el más débil de su tribu.

—¿Por qué? Nunca lo has conocido, ¿verdad?

—He oído hablar de él. Le tendió una trampa a Kuon. El que mató a Datta Wei no fue Kuon, y ese tal Diu…

—¡Basta, Sarah! —Kuon gritó furioso desde el otro lado de las barras de hierro, pero Sarah sacudió la cabeza.

—No lo digo por ti. Yo todavía estoy furiosa.

—Idiota. Camus dijo que tu dios enseña que, aunque alguien te golpee la mejilla, debes poner la otra sin devolver el golpe.

—¿Cómo tuvo el valor de decir eso? ¡Ese estúpido maníaco de la lanza! ¡Tú también eres estúpido, y también lo es mi hermano, y Lord Leo, y cada uno de ustedes, todos, todos ustedes son estúpidos!

Sarah se inclinó ligeramente hacia adelante con rabia mientras desahogaba su furia, y Aqua pasó a su lado con pasos despreocupados.

—Ah, espera… esta conversación no ha terminado… —Sarah hizo como si la detuviera.

—Si quieres golpear a Diu, deberías dejárselo a Kuon mañana, —dijo Aqua fríamente. —¿Qué? ¿Qué quieres decir?

—¿No lo entiendes? En la ceremonia celebrada hace medio año, el nuevo recipiente en el que el alma del Guerrero Raga eligió residir fue el que solía ser Diu Wei.

Las antorchas de pino en la entrada de la hendidura arrojaron luz sobre Aqua, y la mitad de su cuerpo fue iluminado en rojo.

***

 

 

El escenario de la pelea era un barranco poco profundo cerca de la cima de la gran montaña.

Los combates ceremoniales para elegir un nuevo Raga se celebraban en el mismo lugar. En otras palabras, aquí era donde, no hace mucho tiempo, Diu Wei había competido y se había ganado el derecho de albergar el alma del Guerrero Raga.

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Kuon fue liberado de la prisión del acantilado un poco antes del atardecer.

Cortinas rojas habían sido colgadas en ambos extremos del suelo del barranco. Como uno de los participantes que esperaba el duelo, Kuon fue llevado detrás de una de ellas. Incluso ahora, sus manos y pies estaban atados con cadenas. Los soldados, que eran más como vigías que como guardias, le habían seguido, pero después de que le empujaran detrás de la cortina, ya no había nadie a su alrededor.

Durante un rato, el tiempo simplemente pasó.

Kuon cayó al suelo de espaldas. Habiendo llegado tan lejos, naturalmente no tenía intención de huir. Sintió la presencia de gente reunida al otro lado de la cortina. La luz del sol se debilitó gradualmente y fue reemplazada por sombras profundas en el área cortada por las cortinas.

En ese momento, Aqua entró, acompañando a una anciana sacerdotisa vestida completamente con ropas escarlata.

Tan pronto como los saludos terminaron, la sacerdotisa comenzó a dibujar un patrón sobre la piel de Kuon con un tinte rojo. Este estaba destinado a llamar a los Espíritus de la batalla a su cuerpo, y normalmente, era un patrón que sólo el jefe de una unidad podía recibir cuando iba a la guerra. Sin embargo, se hacían dos excepciones, y a los valientes que se atrevían a luchar para convertirse en Raga, así como a los guerreros que desafiaban a Raga, también se les permitía llevarlo.

Unos minutos más tarde, la piel de Kuon fue cubierta con un patrón de rayas rojas. La sacerdotisa colocó un dedo en el centro del gran círculo que se dibujó en su pecho, y dijo, “Todo será según la guía del Señor Tei Tahra”, antes de desaparecer de nuevo al otro lado de la cortina.

Después de que la sacerdotisa se hubiera marchado, Aqua, que había estado observando inmóvil de principio a fin, se agachó silenciosamente junto a Kuon, y tomó una llave para abrir las cadenas de sus manos y pies. Kuon balanceó sus piernas, que de repente volvieron a sentirse ligeras. “¿Por qué has vuelto?” Aqua le preguntó en un susurro.

Kuon respondió mientras miraba la punta de los dedos de su pie, que estaban sucios, —Fue la guía del Señor Tei Tahra.

—Mentiroso. No tienes la guía del dios de la montaña, —respondió ella rotundamente.

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Su insensibilidad le recordó a Sarah. Hablando de eso, las dos tenían la misma edad.

—Diu Wei era fuerte, —continuó Aqua, como si se hablara a sí misma.

—Lo sé.

—No, no lo sabes. Después de que te fuiste, Diu se hizo más fuerte. Fue casi aterrador cómo continuó practicando día y noche, como si estuviera poseído por los Espíritus de la batalla y no supiera cómo liberarlos. Aunque todo el mundo pensaba que después de la muerte de Datta, Diu le sucedería como el próximo “Wei”, incluso se lo dejó a Aro, su hermano mayor de la unidad, y continuó mejorando sus habilidades por sí mismo. La batalla ceremonial para decidir a Raga fue increíble. Ya fueran los guerreros con más experiencia que Diu, o aquellos con mejor físico que él, nadie podía ni siquiera tocarlo.

Kuon no respondió. Recordó que Sarah le había preguntado la noche anterior, “¿Raga es más fuerte que tú, Kuon?” En ese momento, se sintió realmente asombrado.

Por supuesto, Raga era fuerte. Era un hecho simple, algo que hasta los bebés sabían, tan obvio para los nacidos en las grandes montañas como decir que las cosas tiradas desde una altura caerían. Pero cuando Sarah le hizo esa pregunta a bocajarro, Kuon se dio cuenta de que había olvidado por completo esa conocida verdad.

No era porque hubiera estado subestimando a Raga. Tan pronto como se enfrentó al guerrero enmascarado en la prisión, sintió que el Raga actual era Diu. Y Diu era un hombre que siempre había estado un paso por delante de Kuon, no sólo en edad, sino también en términos de habilidad con la espada o el arco. Si iban a luchar uno a uno, sería difícil para Kuon ganar sin una gran cantidad de suerte de su lado.

Las reglas del duelo eran claras: la victoria sólo se decidiría cuando uno de ellos muriera o aceptara la derrota. Pero la gente de su comunidad creía que Kuon estaba sumido en el pecado, que su carne albergaba espíritus malignos. Incluso si Kuon admitía la derrota, Raga tenía el deber de expulsar a los espíritus malignos, por lo que era impensable que mantuviera su espada.

En otras palabras, significaba que Kuon tenía muchas posibilidades de morir en esta lucha.

Sin embargo, cuando declaró que se enfrentaría a Raga, no sintió ni miedo ni ansiedad. Aun así, cuando le explicó a Sarah que Diu se convirtió en Raga cuando yo no estaba cerca, así que no es el más fuerte. El más fuerte soy yo, esos no eran sus verdaderos sentimientos.

Tampoco hacía lo que hacía bajo la ingenua suposición de que yo no maté a Datta. Soy inocente. El Señor Tei Tahra concede la victoria a los justos, así que no hay forma de que pueda perder.

Aqua, que estaba vistiendo con hombreras y un cinturón al todavía sentado Kuon, también parecía encontrarlo extraño.

—¿No tienes miedo?

“Ella” entonces cambió su pregunta, y habló con una voz tan tranquila como antes,

—Regresaste deliberadamente sabiendo que te matarían, y ahora, definitivamente vas a morir. Yo también soy un “hombre”. No tengo miedo de perder mi vida en la batalla. Cuando muera, mi cuerpo y mis huesos serán quemados, pero mi alma cabalgará a lomos de Valgo el lobo de viento, el que sirve al Señor Tei Tahra, y se convertirá en un espíritu. Es algo de lo que estar orgulloso. Pero tú, desde el momento en que dejaste la montaña, desde el momento en que pensaste en dejar la montaña, perdiste la protección del Señor Tei Tahra. El cadáver que alberga a los espíritus malignos se quema en el fuego sagrado, pero, aunque el alma se salva, ya no puede seguir el camino para convertirse en un espíritu. Eso significa que pierde el camino para alcanzar la eternidad. ¿Entiendes? Eso es básicamente lo mismo que no haber nacido nunca. Yo lo odiaría. Todo lo que has hecho hasta entonces, el hecho de haber luchado por la montaña, tu familia, sería como si todas esas cosas nunca hubieran existido. ¡Yo no podría soportarlo!

La sangre subió a la cara de Aqua durante largo y vehemente monólogo, y, aunque fue sólo un poco, mostró rastros de cómo “ella” se había visto en su niñez, en ese día cuando eran jóvenes y reprendió a Kuon sin provocación alguna.

Es aterrador, Kuon estaba mentalmente de acuerdo. Pero había algo que le parecía aún más aterrador.

Hubo un fuerte ruido, y la cortina que los rodeaba tembló. Era el sonido de un tambor, y significaba que la batalla se acercaba. Un segundo más lento después del tambor, hubo un fuerte rugido mientras los hombres de la tribu vitoreaban con entusiasmo.

Aqua se puso de pie, como si hubiera vuelto repentinamente a sus sentidos.

—De pie, Kuon. Necesito hacer los últimos preparativos.

Kuon se movió para obedecer la orden, pero de repente se detuvo.

—¿Qué pasa?

—Mis piernas se han dormido. Échame una mano.

—Qué patético, ¿y dices que vas a luchar contra Raga? —Aqua sacudió su cabeza como si lo encontrara totalmente deplorable. “Ella” extendió su mano, agarró la muñeca de Kuon y lo ayudó a levantarse.

Mientras Aqua completaba la “preparación”, Kuon miró fijamente la muñeca que le había agarrado sólo hace unos momentos.

Una gran multitud de hombres se reunió en la cima de los ligeramente elevados acantilados que formaban el barranco poco profundo.

De los que estaban allí esa noche, los más conspicuos eran los jefes de las unidades, adornados con sus marcas de batalla. Los guerreros que representaban a las montañas seguían de cerca la lucha, y esto servía para garantizar que se hiciera justicia con el resultado de la lucha, fuera cual fuera ese resultado.

Si después de esto apareciera alguien que se opusiera a la política decidida esta noche, que expresara su insatisfacción y se negara deliberadamente a obedecer, esa persona sería probablemente expulsada de la unidad por la autoridad de su líder. Y había entre ellos quienes, por vergüenza de que tal persona pudiera haber venido de su casa, renunciarían al cargo de líder por propia voluntad. Los patrones de los guerreros que fueron pintados en ellos testificaban ese nivel de resolución.

Aparte de ellos, se podía ver una línea ininterrumpida de hombres entre los líderes de la unidad. Aparte de las sacerdotisas, sólo los hombres que habían alcanzado la edad adulta podían presenciar la lucha.

Se había hecho una excepción con la “forastera”, Sarah, y se la podía ver en la zona donde las sacerdotisas habían tomado sus posiciones, justo al lado de Mist, la mayor de ellas.

La mayoría de los hombres sostenían antorchas de pino en alto. Su luz brillaba en el barranco cuando las figuras de los contendientes aparecieron a ambos lados de este.

Uno era un guerrero con una máscara de bestia, cuyos colmillos enmarcaban ambos lados de su cabeza.

—Raga.

—Raga.

—¡Raga!

Cada vez que daba un paso adelante, los fuertes vítores de los hombres de la tribu tronaban y reverberaban por el barranco. Los hombres llevaban expresiones de entusiasmo y de fascinación, y sus voces tenían un toque de adoración en ellos.

Naturalmente, todos sabían que la cara bajo la máscara pertenecía a Diu Wei. Y entre los guerreros, Diu era todavía joven. A pesar de que se había ganado la posición de Raga gracias a su genuina habilidad, no sería sorprendente que, entre los guerreros más experimentados, hubiera algunos que aún dudaran de la verdadera habilidad de Diu, o que lo tomaran a la ligera.

Sin embargo, ni una pizca de eso era evidente entre los que ahora sostenían antorchas o armas. Incluso los jefes de unidades en la flor de la vida, incluso aquellos que, si sus hijos hubieran tenido un desliz, podrían tener nietos de una edad cercana a la de Diu, volvieron fervientes miradas hacia él.

Pero no, este no era “Diu”. Estrictamente hablando, no había ninguna cara bajo la máscara de Raga.

Cuando ganó su posición como Raga, y una vez que recibió los ritos de las sacerdotisas, Diu se convirtió inequívocamente en Raga, el guerrero del que hablan las leyendas. Incluso si el cuerpo que ahora avanzaba había pertenecido a Diu, ahora era la morada en la que residía el alma de Raga. Lo que significaba que el hombre conocido como Diu Wei no existía actualmente.

Y por eso, entre los allí reunidos – e incluso entre los guerreros altamente cualificados que secretamente creían que “Si hubiera participado en la ceremonia de batalla, habría vencido a un mocoso como Diu Wei” – absolutamente ninguno de ellos despreciaba a Raga. Ni siquiera podían empezar a dudar de que pudiera ganar.

Por otro lado, cuando Kuon caminó hacia el centro desde el lado opuesto a Raga, los jóvenes se burlaron incesantemente.

—¡Maldito engendro no deseado!

—¡Conoce tu lugar! No sólo te opusiste al jefe, ¿sino que incluso desafiaste a Raga?

—¡Es tan desvergonzado como lo fue su madre!

Sarah se mordió los labios mientras miraba, y sus cejas se juntaron por un momento cuando los dos llegaron finalmente al centro del barranco.

Ambos contendientes estaban igualmente desnudos hasta la cintura y llevaban una hombrera en el hombro izquierdo. Ambos agarraban de forma similar un único sable largo sin funda. Sin embargo, había un solo punto de diferencia entre los dos hombres: Kuon sostenía su espada en su mano izquierda.

Kuon era diestro, pero estaba claro desde el principio que no transferiría el arma a su mano dominante.

No podía.

Y la razón de ello era que su brazo derecho estaba tirado detrás de su espalda y atado contra su torso con una cuerda.

—Esos son los “grilletes” que Suo ha impuesto a Kuon.

Quizás notando el shock y la incredulidad de Sarah, Mist, la sacerdotisa principal, explicó mientras mantenía sus ojos fijos al frente, aunque sus párpados estaban tan caídos que no estaba claro si podía ver algo. Cualquier aspirante que impugnara una decisión del jefe y que luchara contra Raga se vería perjudicado, sin excepción, por los “grilletes” que se eligieran a discreción del jefe.

Kuon lo había mencionado cuando una vez habló de su pasado: el jefe de la tribu guiaba a su pueblo según el consejo que recibía de las sacerdotisas, que le transmitían las palabras de Tei Tahra. Oponerse al jefe era virtualmente lo mismo que afirmar que “las sacerdotisas escucharon mal la Voz Divina”. Por lo que esa persona tenía que probarse a sí misma más allá de cualquier sombra de duda, tan claramente que cualquiera pudiera ver.

Como la disputa se refería a la voluntad del dios de la montaña, Tei Tahra estaba seguro de conceder la victoria a quien tuviera razón, y así, el retador tenía que ser capaz de ganar sin importar la desventaja a la que estuviera sometido. Algunos habían sido obligados a desafiar a Raga con las manos vacías, mientras él llevaba una lanza de mango largo. Había otros que incluso habían sido arrojados al ring con los ojos cubiertos con una venda.

—¿Alguna vez ha habido alguien hasta ahora que haya ganado contra Raga? —Sarah preguntó con voz temblorosa. No tenía ningún sentido de esperanza en la respuesta.

Y, como era de esperar, Mist sacudió la cabeza.

—Hasta donde sé, este ritual siempre ha terminado con la victoria de Raga, y nadie ha revocado ninguna de las políticas del jefe.

Sarah se volvió hacia donde Kuon y Raga estaban enfrentados y, mirándolos de nuevo, la diferencia de complexión entre ellos era obvia. El físico de Raga no era de ninguna manera el más impresionante dentro de la tribu, pero comparado con su corpulento cuerpo – y aunque Kuon había crecido más desde que Sarah lo conoció – Kuon era como un joven y endeble árbol. Obligado a luchar donde estaba en desventaja incluso en los mejores momentos, su brazo dominante estaba ahora inmovilizado.

Sarah quería gritar en protesta por lo que estaba pasando. Esto era completamente estúpido. Quería atravesar la multitud y entrar en el barranco de una vez, agarrar a Kuon por el brazo, y arrastrarlo de vuelta a Atall, aunque fuera contra su voluntad.

Pero sus piernas no se movían, y su voz no salía. Se dio cuenta de que era demasiado tarde para volverse atrás. Si rompía a la fuerza esta lucha, el único destino que le esperaba a Kuon era ser arrojado a las llamas. Y así, todo lo que Sarah podía hacer ahora era rezar por su victoria. Una victoria que si tenía suerte era de una entre un millón de obtener.

El jefe Suo se interpuso entre los dos luchadores que se enfrentaban en silencio. Montando un palanquín llevado en los hombros de los guerreros, Mist también se dirigió al mismo lugar. Esta pelea era una forma de buscar la voluntad de Tei Tahra, pero el veredicto oficial sobre el resultado vendría de Suo y Mist.

Mist miró al cielo. En ese mismo momento, levantó la manga de su descolorida túnica, y levantó un brazo huesudo al cielo nocturno.

—Los siento. De los mil ojos del Señor Tei Tahra ocultos en las montañas, tres pares se giran ahora por encima de la cabeza. Un par observa al guerrero Raga, otro par observa a Kuon, y, desde lo alto de los cielos, el último par no ve nada más que la verdad en este lugar. Ustedes que no han nacido de la energía de la tierra, los árboles y el viento deben luchar. Ustedes que no son dioses y que cuestionan la verdad no tienen más remedio que pesar su única e insignificante vida en la balanza. ¡Y entonces luchen… luchen… luchen!

Los guerreros que llevaban lanzas o espadas golpeaban sus armas contra el suelo. Al principio era tranquilo y lento, y como nadie daba órdenes, el ruido era caótico y desarticulado.

Sin embargo, a medida que pasaban los segundos, un patrón emergía de la serie de sonidos descoordinados. A medida que otros lo seguían o se les hacía seguirlo, la intensidad y la velocidad de los sonidos de los golpes pronto aumentaron hasta que envolvieron el barranco y reverberaron tan fuerte que parecían desafiar al cielo nocturno y hacer temblar toda la montaña.

El jefe se dirigió hacia arriba desde el barranco mientras que Mist fue de nuevo transportada por un palanquín de vuelta al lado de Sarah.

Primero, Raga pasó la punta de su espada larga por la superficie del suelo, y luego se puso en posición de lucha. Kuon levantó la hoja que tenía en su mano izquierda por una fracción.

Habiendo llegado a la cima del acantilado, Suo levantó su brazo, y el ruido que había engullido todo el entorno se detuvo abruptamente. Fue tan repentino que un fuerte zumbido continuó resonando en los oídos de Sarah.

Mientras desaparecía, Suo gritó,

—¡Comiencen!

Y en el mismo momento, las cuchillas parpadeaban, reflejando la luz de las llamas.

***

 

 

Raga fue el primero en moverse a la señal. Al igual que la máscara que ocultaba su rostro, saltó a Kuon con movimientos como una bestia que saltaba a la garganta de su presa.

Era rápido.

Sarah casi gritó. Todavía había esa diferencia de complexión entre ellos: era hasta el punto de que, si Kuon recibía un solo golpe, el encuentro probablemente se decidiría.

Mientras la larga espada de Raga zumbaba, Kuon saltó hacia atrás. Sarah no tuvo tiempo de suspirar de alivio: por un momento, ambos lados comenzaron a moverse agitadamente dentro del estrecho barranco, sus pies nunca se detuvieron.





Cada vez que Raga intentaba acercarse a él, Kuon ponía distancia entre ellos. Sin embargo, Raga no iba a dejarlo escapar como quisiera. ¿Sería a la derecha o a la izquierda? Justo cuando parecía que su persecución se estaba ralentizando, blandió su espada. Y su juego de pies nunca vaciló.

Si Camus, el hermano amante del combate de Sarah, hubiera estado allí, ¿habría hecho comentarios en la línea de: “Sus caderas y cintura están firmes, y su centro es inquebrantable. Debe haber entrenado diligentemente”? Sarah era un lego en términos de lucha, y los movimientos de él tenían una fuerza y ferocidad que la hacían jadear.

Contra un oponente ordinario, Raga no habría blandido su espada cinco veces antes de que la cabeza del otro cayera, o su pecho fuera atravesado. Y, de hecho –

—Se acabó, ¿eh?

Los guerreros que estaban cerca de Sarah dieron la impresión de haber visto ya cómo terminaría la contienda.

—Una vez que el físicamente inferior se cansa, no hay más posibilidades de victoria para él.

—Kuon debería haber cargado desde el principio. No creo que hubiera sido capaz de asestar un golpe a Raga incluso entonces, pero al menos habría mostrado un poco de orgullo como hombre de la tribu.

—Estamos hablando de un engendro indeseado – aunque una vez fue reconocido como un guerrero de Tei Tahra, no tiene sentido tener simpatía.

Y ciertamente, Raga era el único que atacaba, mientras que Kuon simplemente huía.

No es de extrañar que todos consideraran que el combate ya estaba resuelto.

Sin embargo, Raga ya había blandido su espada más de diez veces desde que Suo había dado la señal. Pero aún no le había dado a Kuon. Gradualmente, los comentarios de la multitud y las burlas comenzaron a desaparecer.

Kuon estaba esquivando hábilmente. Se ponía de lado a la izquierda o a la derecha incluso cuando se enfrentaba a Raga de frente. Incluso cuando la espada se acercaba a él, no estaba en absoluto perturbado y sólo agachaba la cabeza para evitar un golpe dirigido en ángulo o saltaba ligeramente hacia atrás y dejaba que el golpe pasara a su lado, a sólo un paso de distancia. Cada vez que sucedía, el círculo de hombres que seguía el concurso soltaban unos “ooh” y “ah” que podían ser expresiones de decepción o de admiración.

Aunque Sarah, que contenía la respiración mientras veía la pelea, no hacía ningún ruido, un rincón de su mente recordaba la primera vez que conoció a Kuon.

En el Templo de Conscon, se había metido en una pelea con hombres que probablemente eran bandidos de montaña. Se había enfrentado a unos cinco o seis oponentes, pero pasaba continuamente y sin problemas por los puños que atacaban y las piernas que le pateaban, a veces incluso parecía como si estuviera a punto de aferrarse a sus grandes cuerpos. Si la espada que Raga blandía tenía toda la ferocidad de una bestia salvaje, entonces las extremidades de Kuon eran como plantas flexibles que enredaban al depredador.

Los experimentados miembros de la tribu no pudieron evitar reconocer ese hecho. Aun así, una vez que había continuado durante casi cinco minutos, la multitud que observaba con tensión ya no podía ocultar su irritación.

—¡Cuánto tiempo planeas huir! —Incapaz de soportarlo por más tiempo, un hombre del lado opuesto del barranco de Sarah gritó.

—¡No te atrevas a profanar la arena que el dios de la montaña está cuidando! —Al lado de Sarah, uno de los jóvenes que llevaba el palanquín de Mist gritó enfadado.

Uno tras otro, más y más hombres comenzaron a lanzar abusos a Kuon.

¡Eso es sólo decirle a Kuon que muera! Sarah quería gritarles furiosamente.

Sin embargo, en ese momento, hubo un débil, casi imperceptible destello de emoción en los ojos de Kuon mientras continuaba observando cuidadosamente a su oponente. No era ira por ser despreciado y que se burlaran de él. Más bien, era la luz que provenía de haber encontrado una oportunidad de victoria.

Kuon había estado esperando “esto”.

Desde el primer momento, no había creído que tuviera alguna posibilidad de ganar a través de un enfrentamiento directo. Si se hubiera lanzado sobre Raga, que estaba preparado para todo, sus golpes habrían sido simplemente repelidos, y lo único que habría esperado a Kuon en ese momento era la “muerte”.

Y así, su única esperanza había sido evadir sistemáticamente cada golpe. Aun así, Raga era el hombre que había salido victorioso después de derrotar a quién sabía cuántos luchadores experimentados. Cuando sus movimientos se cruzaron, Kuon no vio ni una sola apertura en su oponente.

Sin embargo, ahora, un cambio apareció en la forma de moverse de Raga.

Incluso si había sido coronado con el nombre del legendario guerrero del que se habla en el mito, Raga – o mejor dicho, Diu Wei, el que está bajo la máscara – era todavía joven.

Y como era joven, estaba bajo una fuerte presión mental. La de ser el Guerrero Raga: en otras palabras, la de ser más fuerte que nadie en la tribu. Y, como Raga, tenía que demostrar continuamente esa fuerza.

Además, su oponente era Kuon: alguien más pequeño que él, que era un traidor que había roto las leyes del pueblo, y cuyo brazo dominante estaba bloqueado. Era completamente obvio que el guerrero Raga ganaría contra ese tipo de oponente. No había manera de que fuera una lucha difícil. Necesitaba resolverlo sin esfuerzo, en un solo golpe.

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Hasta entonces, Kuon no había sido capaz de sentir si el actual Raga sentía “la pesada presión de ser Raga” pesando sobre sus hombros, pero cuando la multitud comenzó a expresar su irritación, el cambio que había estado esperando ansiosamente había aparecido finalmente.

Visto desde afuera, sólo parecía que Raga se había vuelto aún más feroz, ya que su velocidad y fuerza habían aumentado. Pero Kuon vio la impaciencia que había debajo. El margen de maniobra, basado en el instinto, que Raga había tenido anteriormente, y que le había permitido llevar a su presa a una esquina, había desaparecido de sus movimientos.

Leo Attiel Den ~ Kubinashi Kou no Shouzou Vol 4 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

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