Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 2

Epilogo: Tomados de la Mano

A medida que amanecía y el cielo lentamente se volvía más brillante, varios cabos sueltos estaban siendo atados alrededor de la ciudad.

Los otros guerreros sagrados que se habían separado para buscar a Sanctina en otro lugar fueron encontrados y arrestados, y los ciudadanos que salieron al escuchar toda la conmoción fueron aplacados y enviados devuelta en su camino.

“Bueno, las cosas salieron inesperadamente bien”, comentó Shinichi mientras se sentaba donde solía estar el escenario en las afueras de la ciudad.

Estaba sorprendentemente de acuerdo con cómo terminó todo.

El mejor resultado que había esperado era aplastar el espíritu de Sanctina, pero estaba tan enamorada de Rino que pudieron convertirla en una aliada. Además de eso, comenzaron a construir una alianza con el Reino de Tigris. Fue un logro increíble, como anotar doscientos puntos en una prueba con un puntaje máximo de cien.

“Todo gracias a tu virtud, Rino”.

“¿Virtud?”, preguntó Rino con una expresión burlona.

Esa pureza es lo que te hace tan encantadora, pensó, cuando Sieg se acercó a ellos, después de haber terminado de atar los cabos sueltos.

“Tengo una propuesta que crearía una floreciente amistad”.

“¿Qué es?”, preguntó Rino.

Sieg cortésmente se arrodilló frente a ella, su rostro más serio de lo que lo habían visto nunca.

“Rinoladell Krolow Petrara, ¿quieres casarte conmigo?”

“… ¿Eh?”

Rino no fue la única sorprendida por la repentina y sincera propuesta. Sieg incluso había dejado caer sus extraños patrones de habla. Todos allí estaban congelados en estado de shock.

“Por supuesto, no puedo decir que esta propuesta no tenga motivos políticos, ya que el matrimonio entre humanos y demonios serviría como puente entre las especies. Sin embargo, más que eso, simplemente soy un hombre que se ha enamorado profundamente de ti.”

“¡¿Uh, uh, huuuuuh?!”

Finalmente entendiendo las intenciones de Sieg, Rino entró en pánico y miró a los demás en busca de ayuda.

“Una propuesta de matrimonio de un joven rey. Es como un cuento de hadas…”, Arian tarareó, emocionada como cualquier chica estaría en esta situación.

“Si Su Alteza lo supiera, esto podría conducir al colapso de la alianza…”, retumbó Celes con una expresión de preocupación en su rostro.

“¡Cómo se atreve un hombre a pedir la mano de mi Rino en matrimonio…!”, gritó Sanctina, mirando con odio a Sieg.

Finalmente…

“Huff, ahh…”

Rino respiró hondo y finalmente se calmó antes de mirar a los ojos de Sieg y dar su respuesta.

“Lo siento mucho.”

“¡Mi corazón está aplastado!”, se lamentó al ser rechazado y cayó al suelo llorando, volviendo a su antiguo estilo de discurso.

“¡Urgh, lo he sabido, siempre he sabido que los ídolos y sus fanáticos residían en mundos separados!”

“Está bien, está bien, volveremos al castillo donde me podrá explicar dónde está ese oro perdido”, dijo el ministro, harto del joven rey.

Shinichi los vio irse, luego se dirigió hacia las puertas de la ciudad.

“Bien, vamos a casa”.

“¡Sí!”

Vitoreó Rino enérgicamente con un movimiento de cabeza mientras lo perseguía. Arian, Celes y Sanctina lo siguieron.

“No soy yo quien para hablar, pero ¿estás segura de que estás de acuerdo con esto?”, preguntó Arian a Sanctina.

“No hay otro lugar al que pueda ir un traidor de la Diosa. Permíteme acompañarte.”

Había dudas en su mente cuando respondió a las preocupaciones de Arian con una sonrisa.

“Además, mi iglesia está donde esté mi santa Rino”.

“Me gustaría informarte con anticipación: no permitiré que abuses de Lady Rino de ninguna manera”, advirtió Celes con una mirada furiosa, pero la sonrisa de Sanctina no se desvaneció.

“Estoy muy consciente. Hasta que quede libre de todo pecado, te permitiré cortar mi carne para alimentarla”.

“No, eso sería…”

“Cuando Rino consuma mi cuerpo con su pequeña boca, nos convertiremos en una. Es el castigo más maravilloso y aterrador, pero prometo que lo sufriré según sea necesario.”

“… Te perdono por tus pecados. Por favor, mantén el canibalismo para ti misma”.

Incluso Celes estaba abrumada por la pervertida.

Debería haberme convertido en un monstruo, entonces no tendríamos que lidiar con esto…

Shinichi suspiró para sí mismo, un poco arrepentido. Junto a él, Rino lo estaba mirando, perdida en sus pensamientos.

El matrimonio entre humanos y demonios serviría como un puente entre las especies.

Sieg había mencionado las razones políticas, pero eran demasiado difíciles de comprender para Rino. Ella pensó que sería maravilloso para un humano y un demonio amarse, casarse y tener hijos.

Había un chico amable que había sido convocado por sus propios motivos egoístas, pero que trabajó duro sin una sola queja, que le había preparado una deliciosa comida, que la había protegido con su propio cuerpo, que se había degradado a sí mismo para mantenerla pura y segura.

“¡Ah!”

Rino de repente dejó escapar un chillido de sorpresa ante el fuerte golpe en su pecho, un poco incómodo pero no del todo desagradable.

“Rino, ¿qué pasa?”, preguntó Shinichi mientras la miraba con preocupación en sus ojos, pero Rino solo negó con la cabeza, a pesar de que podía sentir sus mejillas ponerse rojas.

“Nada”.

Ella extendió la mano para tomar la de él.

Shinichi apretó su mano hacia atrás, y el calor de su mano grande hizo que su corazón latiera de nuevo como un tambor. Rino no entendía qué era este sentimiento que llenaba su pecho, pero tenía un pensamiento.

“Quiero comer mucho y crecer”.

Tenía la sensación de que podría entenderlo cuando fuera al menos tan alta como sus hombros.

“Está bien, prepararé más papas fritas cuando lleguemos a casa, entonces”, sugirió con una sonrisa mientras caminaban, sin darse cuenta de las emociones en su corazón.

Un humano y un demonio caminaban uno al lado del otro, tomados de la mano, como…. amigos.

-FIN DEL VOLUMEN 2-