Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 2

Capítulo 3: La Princesa Cantante Del Mundo De Los Demonios Y La Forma Más Sucia De Hacer Negoci

Parte: 2

El chico de cabello negro que organizaba a los pacientes en líneas claras era Shinichi. Cuando vio a Rino comenzar a respirar más fuerte, jadeando, llamó a la multitud de personas.

“Bien, ¡esas son todas las curaciones de hoy! Si no tienes una afección potencialmente mortal, ¡vuelve mañana!”

“¡¿Qué?!”

La gente en la fila gimió de decepción, pero ninguno mostró enojo. Después de todo, las curaciones fueron gratuitas. No tenían derecho a irritarse; de hecho, la mayoría de ellos estaban agradecidos. Además, sabían que si hacían una escena, serían enviados lejos y se perderían el evento principal del día.

Hubo un alborotador por la decisión de parar con las curaciones.

“¡¿Qué demonios es esto?! ¡Hiciste que tus clientes esperaran por nada!”

Shinichi no se molestó en contrarrestarlo, que difícilmente los llamarían clientes, ya que no pagaban ni un centavo.

Un grupo de hombres con vestimentas peculiares había estado esperando pacientemente en la distancia, pero cuando escucharon la disputa, se apiñaron en torno a la chusma.

“No debes incitar al caos por estos motivos. ¡Te ordeno que te vayas!”

“¡Hyah!”

“““¿Qué demonios haces? ¡Agh!”””

Los hombres no dudaron en lanzarle algunos golpes en el estómago, silenciándolo, antes de arrastrarlo lejos.

Shinichi lo siguió con la mirada antes de llamar al líder del grupo, un joven redondo y corpulento.

“Capitán, gracias por su ayuda de nuevo hoy”.

“Ah, mi señor Shinichi. No sería un verdadero fanático si no ayudara a deshacerse de la basura”, anunció, mostrando con orgullo su extraña ropa: un abrigo y una diadema japoneses.

“Me avergüenza ver tanta incorrección de un ciudadano de esta ciudad”.

“Ja, ja, eres bueno, Capitán”, Shinichi se rió.

No sabía si era una peculiaridad del hechizo de traducción, pero su discurso se tradujo un poco como un soneto de Shakespeare.

“¡Bueno, espero que te diviertas!”

“¡Sin duda, con el mayor vigor del mundo!”

Se miraron y se dieron un pulgar arriba.

Shinichi dejó al grupo de niños a cargo de organizar a los espectadores cuando regresó detrás del escenario de madera. Un trovador contratado estaba afinando su laúd.

“¿Listo?”, Preguntó Shinichi.

“Listo”, respondió con un rasgueo de prueba rápida a través de las cuerdas de su laúd.

Shinichi sonrió en respuesta antes de caminar de regreso al costado del escenario para darle instrucciones a la criada.

“Celes, vamos”.

“Entendido. Oscuridad.”

El hechizo de Celes cubrió toda el área, profundizando las sombras ya oscuras proyectadas por las murallas de la ciudad.

“¡Van a comenzar! ¡Van a comenzar!”

La multitud comenzó a zumbar de emoción cuando el sonido del laúd comenzó a fluir suavemente por el aire. Al principio, las notas suaves se filtraron, como una suave brisa, pero de repente brillaron con energía, explotando en la oscuridad mientras un hechizo de luz de color arcoíris iluminaba el escenario y revelaba una silueta en el centro.

Su brillante cabello negro estaba recogido en pequeñas coletas adorables a cada lado de su cabeza. Llevaba una falda corta y un chaleco, diseñado por Shinichi. Su ropa ondeante cautivó a la audiencia, llenando sus ojos con este diseño raro y de otro mundo.

Sus delgadas piernas estaban cubiertas por medias hasta la rodilla. Sus piernas desnudas se asomaban de vez en cuando. Estos fueron momentos raros que la audiencia saboreó.

Era seriamente un ángel perfecto que había descendido al pueblo minero, y su nombre era:

“““¡RINOOO!”””

“¡Vamos, todos!”

Amplificada por la magia, su voz resonó y atravesó las profundidades. Siguiendo el ritmo, lindos ositos de peluche y peluches de conejo subieron al escenario y comenzaron a bailar junto con Rino.

“Salté bajo el sol rojo, del mundo con el sol azul, donde vi por primera vez el cielo azul.”

Su voz de canto se mezcló con los optimistas sonidos del laúd.

Era completamente diferente de las sagas heroicas habituales de los juglares y los himnos sagrados sobre el amor de la Diosa. Esta fue la música pop. Se trataba de los miedos y el amor de una niña después de venir a un mundo nuevo: ya sabes, lo cliché.

“En ese cielo, que se extiende hasta ahora, tragada por la luna y las estrellas, ¿sabes lo que mi corazón está tratando de decir?”

Rino saltó al aire, su falda revoloteó, y las muñecas hicieron todo lo posible para mover sus pequeñas piernas y pies y saltar de la misma manera.

Eran golems. Celes los había basado en los bocetos de Shinichi y los había vinculado a los movimientos de Rino. Pero los niños en la audiencia no lo sabían. De todo corazón creían que eran animales reales.

“¡Ahh, Rino, es tan linda!”

Los niños agitaron sus manos salvajemente en su dirección.

Ella sonrió y les devolvió el saludo. Sus padres y abuelos sonrieron ante el intercambio y…

“““¡Oooooh! ¡Rino! ¡Rino! ¡Rino!”””

Sonaron algunas voces profundas.

Con su gordito capitán en primera línea, el grupo de hombres comenzó a cantar sin vergüenza.

“¿Q-qué es esto…?”

“¡¿Un ritual malvado?!”

Al margen, los guerreros sagrados observaron la conmoción con inquietud.

“Dime, ¿cuál es el color del cielo que ves?”

“““¡Oye, oye, oye!”””

Levantaron sus puños en el aire al unísono.

Incluso sin sus palos luminosos, definitivamente eran devotos.

“Pedófilos repugnantes”, escupió Celes.

“Celes, estos hombres incondicionales tratarían eso como un cumplido”, respondió Shinichi.

Ella continuó mirando desde el ala del escenario, pero no se dieron cuenta y continuaron enviando a Rino sus cantos febriles.

“Quiero verlo contigo algún día.”

““““¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!!!!””””

Rino sonrió en agradecimiento y saludó con la mano.

No tuvieron mucho tiempo para que ella memorizara canciones y bailes, lo que significaba que el show en vivo había terminado después de una canción, pero aquí fue donde comenzó la verdadera batalla.

“¡Ahora comenzaremos a vender!”

Shinichi llamó a la multitud.

“¡Tenemos estos abanicos conmemorativos de Rino hoy!”

De debajo de la mesa, sacó un montón de abanicos de papel con su cara sonriente impresa en ellos.

Para hacer esto, el Rey Demonio usó primero el hechizo de “Pensamiento” para grabar su sonrisa en papel. Luego, reclutaron a los demonios que eran particularmente astutos, como los kobolds, para pegarlos en el marco. Había hecho el papel y los marcos de los árboles en Dog Valley y un pegamento a base de almidón de algunas papas usando conversión de elementos. Eso significaba que el gran costo de los materiales era cercano a cero…

“¡Los estamos vendiendo a un precio bajo, de solo tres monedas de plata por fan!”

Esto fue alrededor de treinta mil yenes, y una estafa completa. Pero este era un mundo sin fotografías ni fotocopiadoras a color. Sin mencionar que muy pocos usuarios de magia pudieron lanzar la magia del rey. Un retrato podría costar más de una pieza de plata (alrededor de diez mil yenes). No estaba siendo deshonesto cuando dijo que era un precio bajo.

Además de eso, esta mercancía no se podía comprar en ninguna tienda, por lo que los verdaderos partidarios harían cualquier cosa para obtenerlos.

“¡Sí! ¡Sí! ¡En efecto! ¡Los compraré!”

“¡Dame cinco! ¡Toma! ¡Quince piezas de plata!”

Con gran compostura, Shinichi contuvo la multitud de fanboys.

“Está bien, por favor cálmate. Los suministros son limitados, por lo que se limitarán a uno por persona”.

“Los miembros del Club de Fans que usan abrigos tendrán prioridad, por favor hagan fila aquí”, gritó Arian, disfrazada con gafas y una gorra, mientras guiaba a los clientes como una profesional experimentada.

“¡Acabamos de reabastecer más abrigos y cintas para la cabeza como prueba de membresía! Un juego cuesta tres grandes piezas de plata, pero solo tenemos cinco, ¡así que date prisa mientras duren!”, gritó.

No había olvidado que un suministro limitado realmente hace que la gente quiera comprar en un frenesí loco. Incluso hubo miembros que no eran del Club de Fan, personas que no estaban necesariamente atrapadas en su sucio plan, que se alinearon para comprar un abanico.

“¡Mamá, yo también quiero ser un fan de Rino!”

“Tal vez deberíamos comprar uno para agradecerle por curar la rodilla de la abuela”.

“No sería un gran hombre si me fuera sin mostrarle mi agradecimiento por resucitarme. ¡Hey, tomaré una de esas cosas llamadas “abrigo happi”!”

“¡No, no me interesan las niñas pequeñas! ¡Pero esos abrigos happi son solo muy extraños! Sí, ¡eso es definitivamente todo lo que me interesa!”

Con algunas excusas débiles aquí y allá, la multitud justificó sus compras y la mercancía se agotó por completo en un abrir y cerrar de ojos.

“Justo cuando pensaba que trataban a las personas de forma gratuita, pusieron todo ese esfuerzo en esta actuación y ganaron dinero de esta manera…”, dijo uno de los guerreros sagrados.

Estaba impresionado por la inteligente táctica de ventas.

Pero el acto final del Sucio Asesor estaba por llegar.

“Hemos vendido todas las cosas sobre Rino. ¡Gracias a todos! … Ahora pasaremos al evento principal del día”, anunció Shinichi.

Celes avanzó muy lentamente, balanceando una bandeja de plata. En él, había un artículo cubierto con una tela roja. Una vez que suficientes personas miraron el plato reluciente con curiosidad, quitó la tela para revelar:

“¡Una figura de Rino a una octava escala! ¡Versión con orejas de gato!”

“““¡Whoooaaa!”””

Los fanáticos rugieron aún más fuerte ante la vista de la estatuilla de arcilla de Rino exquisitamente elaborada.

“¿Lindas orejas y cola de gato? ¿Hacer que una chica ya adorable sea aún más linda? ¡Una idea divina!”

“¡Creo que se rumorea que los demonios se ven así! Pero, ¿cómo puede ser tan adorable?”

“¡¿Cómo puede lucir así?!”

“Cómpralo y averígualo”.

Shinichi aplacó a la multitud frenética mientras señalaba que comenzaría la venta.

“¡Comenzaremos con cinco grandes piezas de plata!”

Había una y solo una figura. La persona que ofrezca el precio más alto se lo llevaría a casa, al estilo de una subasta. El precio comenzó en cinco grandes piezas de plata (aproximadamente cincuenta mil yenes japoneses). La persona promedio no se uniría para ofertar tanto por una muñeca.

Pero los muchachos con su happi de tres monedas de plata no pudieron ser controlados.

“¡Ocho piezas grandes de plata!”

“¡Una pieza de oro!”

“¡Entonces oferté dos piezas de oro!”

Cada vez que alguien levantaba la mano, el precio se disparaba.

“¡Ja, ja, ja, no puedo parar de reír! Oh, los gastos generales de fabricación eran solo el costo de la arcilla”, se rió Shinichi.

“Estás enfermo”, Celes se enfureció, pero la subasta continuó calentándose.

“Veinte de oro, ¿qué te dice eso?”

“¿Es todo lo que tienes? ¡Veinticinco monedas de oro!”

“¡La estatua de mi hija es mía! ¡Tráeme todos los lingotes de oro en los cofres reales!”, retumbó una voz en la cabeza de Shinichi.

“Su Alteza, por favor cállate”, le respondió telepáticamente.

El Rey Demonio había estado viendo el show en vivo usando magia, pero Shinichi hizo caso omiso de sus mensajes.

“¡Cincuenta piezas de oro!”, gritó el capitán, equivalente a cinco millones de yenes.

Los otros miembros del grupo bajaron la cabeza a regañadientes.

“¡Esta figura de Rino de orejas de gato de edición limitada irá al capitán por cincuenta piezas de oro!”

“¡Jaja! ¡Victoria!”, rugió el capitán, empujando sus puños en el aire con su gordita silueta vestida de felicidad.

El resto de la multitud aplaudió, sin resentimientos.

Los clientes normales y los guerreros santos miraban incrédulos al idiota inimaginable. Le dispararon una mirada helada.

Pero valía fácilmente cincuenta piezas de oro. Después de todo, fue esculpido por los enanos, los maestros de la forja y la artesanía, y fue una obra de arte única en su tipo.

“Está bien, Rino”, dijo Shinichi.

“¿Podrías entregarle al capitán su premio?”

“¡Sí, señor!”, respondió ella, saliendo corriendo de donde había estado tomando un breve descanso. Se sonrojó ante la figura de sí misma mientras la sostenía.

“Estoy muy feliz de que lo hayas comprado, pero odio que lo mires demasiado. Me avergonzaría, ¿sabes?”

“¡No temas, solo lo veré veinte horas al día!”, alardeó el capitán.

¿No es eso todo el día? la multitud quería intervenir, pero Rino lo colocó en sus manos con una sonrisa.

“No me di cuenta de que te gustaban las muñecas. A mí también me gustan. Me alegra hacer amigos que tengan el mismo pasatiempo”.

“De hecho, ¡somos muy parecidos!”

Sí, tu interés por las muñecas realmente no es lo mismo que el de ella. Por supuesto, nadie expresó esta preocupación tampoco.

El capitán aceptó la figura de Rino, apretando suavemente su mano para estrecharla.

“¡Gah, estoy tan celoso…!”, el grupo de fans apretó los dientes.

“¡Ja, ja, ja, este es el botín de la victoria!”, alardeó el capitán con una sacudida de su estómago rechoncho.

Shinichi sonrió mientras los miraba, hasta que hizo otro anuncio:

“A continuación, tenemos otra figura de Rino, versión conejita”, canto, arrojando combustible al fuego.

“¡Este tiene orejas de conejo suaves y esponjosas! ¿Y qué pasa con este escandaloso atuendo?”

“¡Criminal! ¡Ilegal! ¡Lo tomaré por diez piezas de oro!”.

“¡Whooaa, treinta piezas de oro!”

“¡Capitán, ganó el último! ¡No robes este también!”

“¡Gah, eres un cobarde por apuñalarme por la espalda!”

“¡Por favor, deja de pelear!”, Rino gritó sobre ellos, tratando de detener a los idiotas y sus temperamentos.

Shinichi observó la escena pero se alejó de la mesa.

“Arian, te dejo el resto a ti”.

“Sí, ¿estás seguro?”

Ella no estaba muy segura de lo que estaba haciendo.

Shinichi la vigilaba mientras caminaba hacia las sombras de los edificios, yendo en línea recta hacia la Santa y sus santos guerreros, que habían estado observando todo este tiempo.

“Oh, santa Sanctina, espero que estés bien hoy, señora”.

“¡Bastardo, estás muy familiarizado con ella!”, gritó un guerrero sagrado, molesto por su sarcástico saludo, mientras apuntaba su alabarda hacia Shinichi.

Shinichi no retrocedió y mantuvo los ojos fijos en la santa.

Su sonrisa se mantuvo igual.

“¿Y? ¿Cómo puedo ayudarte? Ya se agotaron los abanicos y los abrigos happi en este momento”, se burló.

“Hemos venido a pedirle que deje de ofrecer servicios de curación”, respondió ella.

“¡¿Qué?!”

Shinichi gritó teatralmente a esta respuesta completamente esperada.

“¿Tú? ¿La santa amable y gentil? ¡Nos está diciendo que pongamos fin a nuestra maravillosa organización benéfica y que dejemos de salvar a los enfermos y heridos, sin costo alguno!”

“¡Oye, baja la voz!”, ladró uno de sus hombres, intentando entrar en pánico para detenerlo.

Shinichi había estado gritando lo suficientemente fuerte como para asegurarse de que todos pudieran escucharlo, incluso sobre el bullicio del espectáculo y la subasta. Pero él cumplió con la demanda del guerrero.

“¿Entonces estás diciendo que tenemos que dejar de hacer obras de caridad para la gente?”, le preguntó nuevamente a la Santa.

“Sí, te estoy pidiendo que pares”.

“¿Por qué?”

“Va en contra de las enseñanzas de la Diosa”, explicó, aun sonriendo.

Ella no dudó ni un solo momento.

“Salvar a los que sufren, y darles vida, esa es nuestra misión divina que nos dio la Diosa Elazonia”.

“Sí, es nuestro deber como seguidores de la Diosa. ¡Otros no deberían entrometerse en nuestros asuntos!”, gritó otro hombre.

Se acercaron más a él, pero Shinichi no se estremeció.

“Y, sin embargo”, afirmó, “por cualquier razón, has subido lo requerido para las donaciones cinco veces más y dejó de realizar resurrecciones. Eso obligó a la gente a venir a nosotros, ¿verdad?”

“B-Bueno, eso…”, los guerreros sagrados retrocedieron ante esta respuesta lógica.

Pero la santa sonriente no vaciló ni un poco.

“Eso fue inevitable. El rey rechazó nuestra petición.”

“Hmm, no tengo idea de qué pedido podría ser. Pero parece que les estás diciendo a los habitantes del pueblo que sigan a la Diosa o que se vayan y mueran. ¿Qué tienes que decir al respecto?”

“……”

La Santa no respondió.

Al decir que no, ella tendría que mentir, y eso es inaceptable para una santa.

Al decir que sí, estaría reconociendo que la iglesia oprimió a su gente, y eso tampoco es aceptable por parte de una santa.

En lugar de esperar su respuesta, uno de los guerreros sagrados gritó: “¡Es necesario derrotar a las siniestras bestias en Dog Valley!”

“¿Es eso así? Pero estos demonios no le han hecho nada al Reino Tigris, ¿no? ¿En serio les estás pidiendo que sacrifiquen sus vidas para derrotarlos? La gente aquí no tiene nada que ganar con esto. ¿Estás seguro de que no solo los estás acosando?”

“¡Cómo te atreves a burlarte de la voluntad de la Diosa de destruir a estos monstruos!”, bramó el guerrero con ira, llevando su alabarda a la garganta de Shinichi.

Pero él avanzó sin miedo.

“No tengo problemas con las enseñanzas de la Diosa, pero creo que la gente de la ciudad está bastante molesta por cómo haces las cosas, ¿sí?”

Se volvió para mirar a la multitud, todos sus ojos sobre él. La mitad de ellos bajó la vista mientras se apresuraban, sin estar dispuestos a enfrentarse directamente. Pero los pocos restantes miraban audazmente al grupo sagrado con abierta hostilidad.

“Como puedes ver, parece que tienes bastantes enemigos. ¿Qué opinas, Santa?”, preguntó Shinichi.

“…..”

“¿Por qué no intentas verte linda? ¿Por qué no cantas y bailas un poco? Apuesto a que los hombres de esta ciudad comenzarán a quererte más si rebotas ese enorme estante tuyo”, él sonrió.

“¡Sucio!”, gruñeron los guerreros, esta vez listos para apuñalarlo.

Aprovechó la oportunidad para dar un paso atrás y despedirse. En su lugar, el grupo de fanboys se acercó para acercarse a los guerreros.

“¿El entusiasmo por el desempeño de Rino se derrama incluso en los discípulos de la iglesia? ¡No te molestes, porque estoy muy contento de poner los ojos en una alma gemela!”

“¿Qué demonios pasa con estos tipos? ¡Aléjate! ¡Shoo!”, advirtió uno de sus santos hombres.

“No digas palabras tan crueles, ¡hoy nos deleitaremos con historias de Rino hasta que el sol muestre su rostro!”

“¡V-Vete, monstruos! Lady Sanctina, creo que deberíamos despedirnos por hoy.”

“… Sí”, respondió ella.

Puede que hayan sido buenos dando conferencias sobre las enseñanzas de la Diosa, pero realmente no les gustaba estar en el lado receptor de las cosas. El equipo sagrado perdió terreno ante los muchachos del capitán y decidió huir.

Shinichi sonrió con ironía y regresó al sitio de la subasta, donde Arian estaba empezando a limpiar.

“Gracias por tu ayuda. Lamento haberte dejado con la limpieza también.”

“No hay problema. ¿Qué clase de cosas horribles les estabas diciendo?”, preguntó mientras miraba con lástima a los guerreros santos.

Mientras huían de la escena, seguían mirando hacia atrás con ira desenfrenada en sus ojos.

Shinichi soltó una risita, como ofendido por su pregunta.

“Eres mala conmigo. ¿Cómo me veo? ¿Crees que me veo como un tipo sucio y retorcido al que le gustaría jugar con un montón de gente fuerte?”

“Bueno, sí, ¡estás totalmente enfermo!”, ella sonrió radiantemente.

“… Así que también empezaste a decirlo”, dijo Shinichi con una especie de alivio pervertido mientras la palmeaba en los hombros.

Fue entonces cuando Rino se acercó a él, recién quitada de su ropa de gala, junto a Celes.

“¿Cómo se relaciona esto con derrocar a la Santa?”, preguntó Celes.

“Yo tampoco entiendo realmente. Como, estoy muy feliz de poder hacer felices a todos los demás con música y magia, pero…”, Rino se detuvo.

“Ya veo, luego veamos el plan nuevamente”.

Cuando el equipo salió de las puertas de la ciudad, lo suficientemente lejos como para que ninguno de los residentes pudiera escuchar su plan, Shinichi expuso todo su plan.

“Objetivo número uno: evitar que el conductor recoja más magia”, comentó.

No había muchos seguidores devotos, lo que significa que solo fueron a la catedral para curar heridas y enfermedades. Le dieron su magia al conductor porque fueron obligados a hacerlo.

Eso significaba que una vez que escucharan que Rino lo estaba haciendo gratis, no tendrían razón para ir a la catedral.

“La Santa cavó su propia tumba cuando detuvo sus operaciones normales debido a una pequeña pelea miserable con el rey. Deberían perder más y más personas a medida que pasa el tiempo”.

“Bueno, nos volveremos más y más ocupados”, murmuró Celes.

Ella no quería seguir presionando a Rino hasta el agotamiento y miró un poco a Shinichi, quien levantó las manos en señal de disculpa.

“Objetivo número dos: mejorar la relación entre los demonios y los humanos”, continuó.

Proporcionarían esta curación gratuita junto con entretenimiento para la gente: canciones y bailes. No sería difícil robar los corazones de las personas con estas actuaciones. Después de todo, eran completamente desconocidos y nuevos en este mundo, traídos a la vida a través de su conocimiento y experiencia del siglo XXI.

“Una vez que sea súper popular, podría revelar que es un demonio, y eso eliminará totalmente algunos de los prejuicios y estereotipos”.

“Me pregunto si realmente ira tan bien…”, murmuró Arian.

No estaba completamente entendiendo, especialmente cuando pensó en los recuerdos dolorosos como medio dragón.

“Obviamente, no iría bien de inmediato. Pero los humanos son egocéntricos. No odiarán a alguien si creen que esa persona los beneficiaría, incluso si es un demonio”, explicó Shinichi.

Dado que la iglesia declaró públicamente que los demonios eran sus enemigos jurados, no habría muchas personas dispuestas a defenderlos. Pero si cada vez más personas comenzaran a creer que había buenos demonios como Rino, los humanos y los demonios eventualmente podrían hacer las paces.

“Dicen que Roma no se construyó en un día. Tenemos que ser pacientes.”

Por ejemplo, su objetivo era hacer un país divertido, pero eso no era algo que pudiera pasar de la noche a la mañana. Eso es lo que hizo que valiera la pena hacerlo.

“Objetivo número tres: vender mercancías y ganar dinero”.

Sí, había una cantidad absurda de oro en el castillo del Rey Demonio, pero no era un suministro sin fondo. Pusieron mucho en comprar comida. Por eso quería desarrollar el conocimiento y la experiencia necesarios para ejecutar un negocio exitoso.

“Además, la gente comenzaría a sospechar que hay algún costo oculto si les dices que estás haciendo trabajo voluntario gratuito. De hecho, confían más en ti si les muestras tu lado codicioso”.

“Es una forma retorcida de pensar, pero tiene su propia lógica”, coincidió Celes con un suspiro.

Ella sabía que la sociedad demoníaca tampoco giraba en torno a las buenas intenciones.

“Y finalmente, el más importante… objetivo número cuatro: hacer que la Santa nos vea como un enemigo”.

“¿Quieres que nos odie?”, preguntó Rino con escepticismo.

Pensó que iban a tratar de hacerse amigos de ella y convencerla de que dejara de luchar contra los demonios.

Pero este proceso fue un paso necesario para gustarle.

“La Santa no mostró absolutamente ningún interés en mí, a pesar de que salvé su vida. Ella probablemente no tiene interés en otras personas. Si nos interponemos en su camino como enemigos, al menos nos verá. Necesitamos tomar lo que podamos obtener”, explicó.

Lo opuesto al amor no es el odio. Es indiferencia.

Mientras permanecieran varias de las muchas personas sin rostro en su vida, nada de lo que dijeran llegaría a ella.

El odio era una emoción negativa, pero ella tendría algún interés en algo que ella despreciaba.

“Cierto, dios dijo una vez: “El odio se puede transformar en amor”.”

Tenías un fuerte sentimiento hacia alguien que odiabas. Te dejaron una impresión. Aunque era mucho más negativo que el amor, esta persona era lo suficientemente importante como para que se establecieran en tu corazón.

“Por lo tanto, podemos usar el efecto donde un chico malo hace algo un poco bueno, y lo verán como realmente bueno, ya que contrasta mucho su comportamiento normal. Eso cambiará el odio al amor”.

El efecto de brecha mostró que si el primer evento que una persona presenció fue muy malo, podría aprovechar la diferencia entre ese y el segundo evento para dejar a alguien con una fuerte impresión. Obviamente, si odias demasiado a una persona, no importa lo que haga, lo verás como algo malo.

Bueno, incluso si no sale tan bien, mientras la Santa me odie, puedo desviar su atención del Rey Demonio.

Si ella odiaba a Shinichi más que al Rey Demonio, entonces su objetivo sería matarlo antes que a nadie, lo que significa que él la enviaría a una persecución salvaje para proteger el castillo.

Y si realmente se reduce a eso…

Shinichi vocalizó los pensamientos negros que giraban en los rincones más oscuros de su mente. Debido a esto, las chicas comenzaron a sospechar de él.

“¿Vas a perseguir a la Santa otra vez…?”, preguntó Arian nerviosamente con los ojos temblorosos como un perro abandonado.

“Si te gustan tanto los pechos grandes, ¿no deberías criar algunas vacas?”, preguntó Celes, mirándolo fríamente como si fuera un pervertido.

Rino era la única preocupada por su bienestar, demasiado joven para comprender el amor romántico.

“Realmente no entiendo, pero estaría triste si alguien te odiara…”

“No me importa quién me odie, siempre que te tenga”, dijo Shinichi, abrazando su esbelto cuerpo. Estaba feliz de que ella fuera tan pura y amable.

“¡Aaaah!”, gritó Arian.

“Si tienes tiempo para acosar sexualmente a Lady Rino, tienes tiempo para derrotar a la Santa”.

“Muy bien, ahora que tengo el permiso de Celes, ¡pondré todo lo que tengo en mi estrategia de ataque contra la Santa!”, declaró Shinichi, bombeando un puño en el aire.

“Pero no quiero darte permiso…”, susurró Arian detrás de él, con miedo goteando de su voz.

En este punto, nadie sabía si sus temores se harían realidad o no.