Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)
Volumen 5
Epilogo: El Cabello Negro De La Joven Se Agitaba Con El Viento
El cabello negro de la joven se agitaba con el viento, y sus mechones de ébano se desvanecían al mezclarse con el cielo oscuro y estrellado.
“Entonces, ¿qué se siente el haber ganado un cuerpo no muerto?”
Desde su asiento ante el altar del santuario, ofreció una mano al chico que acababa de resucitar de la muerte. El chico que, hasta hace apenas unos meses, había sido llamado héroe.
“Todavía no parece real, supongo”. El chico negó con la cabeza y miró su mano.
“Sí, imaginé que se sentiría así al principio”. Comentó.
“Así que ahora soy un Rey Demonio…” El chico dijo, esbozando una sonrisa irónica que no encajaba con su corta edad.
Había derrotado a los Reyes Demonio del viejo mundo y se había convertido en un héroe de la humanidad, pero el mismo reino que había protegido lo traicionó. Le quitaron todo, e incluso lo mataron.
Fue entonces cuando la conoció, la Diosa de la Rebelión, Roselia Ishtaris.
“Sí, un Rey Demonio. Ahora eres un enemigo de este mundo”. Dijo Roselia, acariciando su cabeza con cariño. “Pero recuerda esto, no importa qué o cuándo, siempre estaré a tu lado, Leo”.
“Nn… Mm…”
Leonis despertó de su placentero sueño.
“… ¿Seria…-san?”
Tan pronto como salió de la inconciencia, Leonis se encontró con un par de ojos claros y azules como el hielo que le miraban.
Lyseria le dedicó una suave sonrisa. “Ah, Leo-kun. Por fin te has despertado”.
Las yemas de sus delgados dedos acariciaron suavemente la mejilla de Leonis. Leonis sintió que su cabeza estaba apoyada en algo suave, así que finalmente se dio cuenta de que estaba acostado en su regazo.
“O-Oh, lo siento…”
Leonis se incorporó rápidamente y miró a su alrededor. Era temprano por la mañana. Se encontraba dentro de un vehículo militar que circulaba a toda velocidad por una carretera. El amanecer estaba a punto de llegar, y a través de la ventanilla podía ver el sol saliendo sobre el oscuro desierto. Al parecer, Elfine estaba al volante.
“Puedes seguir durmiendo si quieres, Leo-kun”. Le dijo desde el asiento del conductor.
“Después de todo, podrás seguir disfrutando del regazo de Seria ojou-sama”.
Se burló Regina.
(Todavía estaba despierto cuando salimos del bosque).
El Decimoctavo Pelotón iba de regreso al Séptimo Assault Garden. La Colmena principal en el centro del bosque había sido aniquilada por un misterioso terremoto. Lyseria y los demás habían eliminado los Void dispersos que habían sobrevivido.
(No poder tomar cautivo a Zemein fue una pérdida bastante dolorosa). Pensó Leonis, recordando a la chica de cabello azul que había matado al anciano transformado. ¿Quién era ella?
No era una antigua oficial de los Ejércitos de los Reyes Demonio, como Nefakess y Zemein. Leonis pensó que su vestimenta blanca le recordaba curiosamente al atuendo tradicional de la Orquídea Sakura, como el que usaba Sakuya.
Sakuya estaba dormida, con la cabeza apoyada en el hombro de Regina. Se había ido por su cuenta, matando Void y destruyendo cristales.
“Tu cara es linda cuando estás dormido, chico”. Dijo Regina, mostrándole una foto que había tomado con su terminal.
En la imagen, la cabeza de Leonis descansaba sobre el regazo de Lyseria. Su boca colgaba entreabierta y tenía un aspecto bastante ridículo.
“¡D-Dame eso!” Exigió Leonis.
“No. Esto es para mí disfrute personal”. Regina se negó pícaramente.
“Envíamela más tarde, Regina”.
“Entendido, Seria ojou-sama”.
Mirando por el espejo retrovisor a las chicas que jugueteaban con Leonis, Elfiné soltó un pequeño suspiro.
(Todos hemos vuelto vivos de una Colmena del Vacío).
Los miembros heridos del Quinto y del Vigésimo Primer Pelotón, incluido Liat Guinness, habían sido evacuados de vuelta al Séptimo Assault Garden por medio de aviones militares. Tras recuperarse, Liat tendría que ser juzgado por sus acciones.
(Puede que estuviera en un estado de locura temporal a causa de la Espada Demoníaca, pero su castigo no será indulgente).
Las dos integrantes del Quinto Pelotón cuyas Espadas Sagradas habían sido consumidas seguían vivas. Tal vez, incluso en la locura, aquello hubiera sido un paso demasiado grande para alguien que buscaba el poder para mantener a sus amigos a salvo.
(Era fuerte. Más fuerte de lo que yo nunca fui…)
Sin embargo, incluso Liat había sucumbido ante el poder de una Espada Demoníaca. Elfine se mordió el labio mientras apretaba el volante. El Proyecto Espada Demoníaca… obligaba a las Espadas Sagradas a evolucionar. Alguien lo había reactivado después de haber sido suspendido indefinidamente. Y seguía existiendo la posibilidad de que el padre de Elfine estuviera involucrado.
(¿Qué espera conseguir la Familia Phillet…?) Elfine reflexionó. (¿Y por qué Clauvia compartió tanto conmigo? ¿Espera que haga algo por ella?)
Cualquiera que fuera el caso, algo grande parecía estar ocurriendo en la capital, y Clauvia probablemente tenía la intención de involucrar a Elfine en ello.
(No, esto no se trata de Clauvia. Esta es una batalla en la que quiero participar…)
Elfine volvió a mirar hacia el asiento trasero a través del espejo retrovisor.
Lyseria y Regina discutían sobre el regazo de quién dormiría Leonis.
(No dejaré que se involucren en esto, pero… Tal vez conseguir su ayuda podría funcionar). Pensó Elfine mientras dirigía una intensa mirada al niño de diez años sentado entre las chicas.
Al volver a su habitación en el Dormitorio Hræsvelgr, Leonis encontró un gigantesco lobo negro acostado en su cama.
“… Mm. Has vuelto antes de lo esperado, amigo mío”. Le saludó Blackas, levantándose y bajando al suelo.
“No me importa que descanses en mi cama, Blackas, pero limpia tu pelaje; Lyseria podría encontrarlo”. Le dijo Leonis.
“Sí, entendido”. Blackas barrió la cama de Leonis con su esponjosa cola. “¿Has encontrado algo valioso en Necrozoa?”
“Lamentablemente, no. Nada de valor”. Leonis respondió antes de extraer un gran hueso de la sombra a sus pies.
“¿Es el fémur de un gigante?” Preguntó Blackas. “Un regalo para ti. Te gustan, ¿verdad?” “Te lo agradezco mucho, viejo amigo”.
Leonis lanzó el hueso, y Blackas lo atrapó hábilmente entre sus mandíbulas en el aire.
“Supongo que no fue un viaje del todo inútil…” Murmuró Leonis, sentándose en su cama. Después, informó a Blackas de los acontecimientos en Necrozoa.
“Hmm. Zemein. Un charlatán detestable”. Blackas se burló de la mención del nombre. “Pensar que regresaría también en esta época…”.
“No pude confirmar que trabajara para Azra-Ael, pero un líder aún desconocido parece estar utilizando a los oficiales de los Ejércitos de los Reyes Demonio para que cumplan sus órdenes. Zemein también mencionó algo curioso. Aparentemente, están colaborando para cumplir una profecía dejada por la diosa…”
“¿Una profecía?”
“Sí. Pero hasta donde sé, no existe tal predicción”. Dijo Leonis, sacudiendo la cabeza. “De acuerdo a ella, yo debería seguir sellado en Necrozoa”.
“Hmm. Así que en lo que respecta a nuestros enemigos, tu renacimiento es una irregularidad”.
“… Así parece”.
Quizás el hecho de que Lyseria le encontrara antes de tiempo había alterado la profecía.
(Si hubiera despertado incluso unos días después…)
Arakael Degradios probablemente habría desatado una Estampida y destruido el Séptimo Assault Garden, Tearis Resurrectia se habría convertido en el recipiente de la Diosa de la Rebelión, y el Rey Demonio Dragón Veira habría sido consumida por los Void.
“En cualquier caso…” Leonis sonrió sin miedo. “Si se atreven a oponerse a mí, sólo tengo que pisotearlos y aplastarlos”.
Justo en ese momento, Leonis escuchó unos suaves golpes en su puerta.
“Leo-kun, ¿podemos hablar un momento?” Sonó la voz de Lyseria.
“¿Huh? Oh, erm, sí… ¡Dame un segundo!” Respondió Leonis apresuradamente.
Blackas se sumergió en la sombra de Leonis y desapareció, llevándose el hueso con él.
“Muy bien, pasa”.
La puerta se abrió y Lyseria entró. Probablemente acababa de salir de la ducha, porque su cabello estaba visiblemente húmedo.
“Hemos presentado nuestro informe a la academia. El informe oficial es que un gran terremoto destruyó la Colmena”. Dijo Lyseria, tomando asiento en la cama. “Sin embargo, fuiste tú quien lo destruyó, ¿verdad, Leo-kun?”
“…” Leonis respiró profundamente. “Sí, fui yo”.
Lyseria ya le había visto usar la Dáinsleif. Comprendiendo que no tenía sentido fingir ignorancia, simplemente confesó la verdad.
“Ya veo…” Lyseria asintió, como si estuviera decidida a hacer algo. Sus ojos azul hielo miraron fijamente a Leonis. “En realidad, fui… capaz de descifrar parte de la inscripción de esa estatua que encontramos en el lago”.
Atónito, Leonis sólo pudo decir: “… ¿Eh? ¿Lo hiciste? ¿Cómo?”
“Encontré un libro en el estudio de mi padre y había una nota doblada en él. En ella se explicaba cómo traducir parte de ese extraño idioma. Y el libro utilizaba los mismos caracteres que las inscripciones, así que…” Lyseria hizo una pausa ominosa antes de sacar un papel y leerlo en voz alta. “El Gran Rey… del Reino de los No Muertos… Leonis Death Magnus”.
“… ¡¿?!”
Lyseria se acercó al rostro de Leonis y le susurró al oído: “Leo-kun… ¿Quién eres?”
-FIN DEL VOLUMEN 5-
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