Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)
Volumen 5
Capitulo 7: Lega la noche
Al regresar al campamento, Leonis fue recibido por el tentador olor de las especias.
“¡Ah, Leo-kun!” Lyseria se apresuró a acercarse al notarlo. “¿Dónde estabas? Estaba muy preocupada”. Se inclinó hacia él con una mirada de reproche.
“Lo siento…” Leonis comenzó, pero pronto fue interrumpido por Elfine.
“No te enfades con él, Seria. Leo me ha salvado el cuello ahí fuera”.
“¿Huh?” Lyseria se volvió para mirar a Elfine, y de repente lo notó. “Fine-senpai, ¿qué te ha pasado en la pierna?”
“Me descuidé. Un Void me atacó”.
“¡¿T-Te encuentras bien?! ¡Te curaremos de inmediato!” Exclamó Lyseria.
“Sólo me alcanzó a rozar. Debemos avisar a Liat de lo sucedido”. Elfine puso una mano tranquilizadora en el hombro de Lyseria antes de dirigirse al campamento del Quinto Pelotón.
Volviéndose hacia Leonis, Lyseria preguntó: “¿Luchaste contra un Void?”
“Sí. Aunque no era un espécimen muy poderoso”. Leonis contestó encogiéndose de hombros y trató de desviar la conversación de ese tema. “¿Hiciste algún progreso en la decodificación de la inscripción?”
“Está siendo un poco complicado. Tendré que hacerlo poco a poco cuando vuelva a la academia”.
La expresión de Leonis parecía conflictiva. “… Ya veo”.
Si Lyseria descifrara los grabados, podría darse cuenta de quién era el verdadero gobernante de Necrozoa.
(No, lo estoy pensando demasiado…)
Leonis había buscado en la biblioteca de la Academia Excalibur, y no había encontrado evidencia de que el lenguaje utilizado para la hechicería hace mil años se siguiera utilizando. Y sin nada con que comparar su texto, era dudoso que Lyseria lo tradujera.
“Oh, chico, ¿podrías venir aquí un segundo?” Regina estaba de pie al lado de una olla con un fuego encendido debajo de ella y le hacía señas a Leonis para que se acercara. Sus coletas rubias se agitaban como las orejas de un conejo mientras hacía el gesto.
Leonis hizo lo que le pedía.
“¿Qué sucede?”
“He hecho una sopa de carne seca. ¿Podrías probarla por mí?”
Regina levantó la tapa de la olla y una nube de vapor con aroma a hierbas y especias se elevó. La sopa tenía un tono ámbar, con carne y aceite mezclados.
“Huele muy bien”. Afirmó Leonis.
“¡¿Verdad que si?!” Dijo Lyseria, con una sonrisa radiante. “Regina añadió todos los ingredientes que teníamos a mano. Cortó un poco de carne seca y la cocinó a fuego lento con las hierbas. Luego utilizó sal y pimienta para sazonar y una especia especial”.
Regina asintió satisfecha mientras su ama le explicaba. Leonis tragó con expectación. El olor era innegablemente apetitoso. Regina sirvió un poco de sopa en un cuenco metálico y sopló un par de veces. Luego puso un trozo de carne seca en una cuchara.
“Abre grande, chico. Di aahhhh…”
“Eh…” Leonis parecía desconcertado.
“Vamos, date prisa. Se va a enfriar”.
“B-Bien…” Leonis se sonrojó y separó sus labios a regañadientes.
La textura de la carne seca se deshizo en su lengua y el sabor de las especias de la sopa llenó su boca. Era acertadamente salada, y el sabor revitalizó su cansado cuerpo.
“¿Cómo está? ¿He utilizado demasiada sal?” Preguntó Regina.
“No, creo que es la adecuada. Está buena”.
“Heh, heh. Muy bien. Un bocado más entonces. Di aahhhh…”
“… ¡Eso no es justo, Regina! Yo también quiero alimentar a Leo-kun”. Se quejó Lyseria.
Regina se encogió de hombros y le entregó el plato de sopa.
“L-Leo-kun, di aahhh…”
“… No soy un pájaro para que me alimentes”. Leonis objetó con el ceño fruncido. Aun así, hizo lo que le pidieron.
“Ya veo. Así que hay pequeños grupos alrededor de la propia Colmena”.
“Sí, en un círculo, creo”. Elfine informaba de la situación a Liat, y señalaba en el monitor de su terminal para ilustrarlo.
“Si por descuido intentamos atacar a los Void, nos rodearían”. Comentó Liat.
“Sin embargo, sigue siendo sólo una teoría. El Pelotón de Regil no se ha encontrado con ningún otro grupo”.
“De acuerdo. Haré que el Quinto Pelotón patrulle la zona”. Decidió Liat, y luego miró la pierna vendada de Elfine. “He escuchado que te han herido. ¿Estás bien?”
“Sí, haré que Silesia la atienda más tarde”.
Liat echó una mirada furtiva en dirección a Leonis. “Me enteré de que ese chico te salvó. Derrotar a un Void a su edad, aunque sea pequeño, es impresionante”.
“S-Sí… Bueno, era pequeño…” Elfine se apresuró a responder.
En realidad, había sido un Void de tamaño medio, algo que normalmente requeriría de tres Espadachines Sagrados para derrotarlo. Elfine había mentido. No sabía por qué, pero Leonis estaba ocultando su verdadero poder… Naturalmente, eso significaba que la propia Elfine no conocía la verdadera profundidad de su fuerza.
“¿Puedes usar tu Espada Sagrada?” Preguntó Liat, visiblemente preocupado.
“Sí, estoy bien”. Elfine invocó el Eye of the Witch para ilustrar. “No voy a huir más. Por eso he venido aquí”.
Liat sonrió con amargura. “Lo entiendo. Yo… C-Creo que sigo atrapado en las pesadillas de aquel día”. Confesó.
“¿Eh?”
“… No importa. Olvida que he dicho algo”. Liat sacudió su cabeza y se volvió hacia la tienda del Quinto Pelotón. “Pronto empezaremos a patrullar. Todos, prepárense”.
Eran las 19:05 hora imperial estándar. Leonis cenaba bajo la lámpara frente a la tienda del Decimoctavo Pelotón.
Regina le sirvió otra ración de sopa. “Aquí tienes. Todavía estás creciendo, chico, así que necesitas comer mucha carne”.
“… Gracias”.
(Aunque, ¿realmente estoy creciendo?)
Dejando de lado esas dudas, Leonis se concentró en comer. El pan duro y conservado se volvió blando y sabroso una vez que lo sumergió en el caldo. Las chicas del Vigésimo Sexto Pelotón se habían acercado, atraídas por el olor, y Regina también compartió con ellas algo de su cocina.
“Lo siento. Las raciones son un poco insípidas”. Dijo Silesia disculpándose.
“Oh, vamos, estamos todos juntos en esto”. Aseguró Regina. “Además, has curado a Fine-senpai por nosotros”.
“Deja un poco para el Quinto Pelotón; están de reconocimiento”. Le recordó Lyseria a su amiga.
“Sí, entendido, Seria ojou-sama”.
Fue entonces cuando Sakuya, que estaba sentada frente a Leonis, tiró repentinamente de su manga.
“Chico, ¿puedes cambiarme ese trozo de carne por uno de mis hongos?” Le susurró.
“Bien, supongo…”
“Gracias…”
Pero justo cuando los dos estaban a punto de hacer el intercambio…
“Deja de ser quisquillosa, Sakuya. Tú también, Leo-kun, nada de intercambios”. Reprendió Lyseria.
“D-Diablos…” Sakuya agachó la cabeza, derrotada.
Los hongos habían sido recolectados en las cercanías, y el análisis de Elfine había concluido que eran seguros para su consumo. Incluso en un bosque cubierto por el miasma, las plantas se las arreglaban para crecer.
“Además, en la ciudad no se pueden comer hongos naturales. Son muy sabrosos”. Añadió Lyseria.
“Meh…” Sakuya hizo un mohín y a regañadientes se llenó las mejillas de hongos. “… Mm… Oh, es sorprendentemente aceptable…”
Al parecer, le gustaron.
“Sabes, aquí hay bastante humedad”. Dijo Lyseria, pellizcando el dobladillo de su uniforme y abanicándose.
Leonis se sobresaltó cuando alcanzó a ver su sujetador.
“Sí, estaría bien que pudiéramos encontrar un lugar para bañarnos…” Añadió Elfine. “El lago con la estatua es una mala idea. Podrían aparecer Void”.
Lyseria frunció ligeramente el ceño. “¿No hay otro lugar con agua?”
“Dame un minuto. Echaré un vistazo”. Elfine produjo tres orbes del Eye of the Witch y los envió al cielo.
“¡Muy bien! Es hora de ordenar”.
Shirley tarareaba para sí misma mientras caminaba por el doceavo estrato de la Bodega de la Muerte, un nivel conocido como la Reunión de la Muerte. Disfrutaba del aire frío y mohoso que invadía el lugar. El castillo de su amado maestro era un lugar encantador a sus ojos. Si bien poseía un terrible sentido de la orientación, Shirley conocía este palacio como la palma de su mano.
Al menos, eso creía ella. En realidad, la asesina se perdió una o dos veces antes de llegar a su objetivo… El tesoro subterráneo de Death Hold.
El contenido de la bóveda estaba organizado por categorías y almacenado en habitaciones separadas.
“Primero, necesito reunir los objetos mágicos, así como también los huesos para crear muertos vivientes”.
Conseguir material para crear soldados esqueléticos en esta época era en realidad bastante difícil. Si Shirley podía encontrar los huesos de algún monstruo grande, estaba segura de que su maestro estaría encantado. Sin embargo, mientras se acercaba a las puertas del tesoro, algo llamó su atención.
El pasaje estaba bloqueado por un enorme cristal. Y durmiendo en el interior del material similar a una gema había innumerables Void.
“… ¿Esto es…?”
Al momento siguiente, como si reaccionara a la presencia de un intruso, una grieta atravesó el cristal.
Desgraciadamente, no había lugares adecuados para bañarse. Lo mejor que encontró Elfine fue un pequeño estanque formado por el agua que se filtraba de las ruinas destruidas, pero apenas cabían dos personas.
“Bañarse en esto podría ser un poco difícil”. Dijo Elfine, mirando las imágenes en su terminal.
“Quizá podamos trabajar juntos y hacer una bañera sencilla”. Sugirió Leonis.
“¿Puedes hacer eso?” Preguntó Lyseria.
“Puedo intentarlo”.
Con el Báculo de los Pecados Sellados en la mano, Leonis se adentró en el bosque. Incluso él se sentía bastante sudoroso y desagradable al caminar por el húmedo bosque.
(Honestamente, ¿por qué el cuerpo humano tiene que ser tan incómodo?)
Leonis quemó los árboles en el camino para acercarse a su objetivo, el pequeño estanque que Elfine había encontrado.
(Creo que esto era originalmente un almacén de esqueletos). Concluyó Leonis tras recordar vagamente cómo era el mapa de Necrozoa.
Levantando su bastón, Leonis entonó un hechizo, “Crear Golem de Piedra”. Las rocas a su alrededor comenzaron a levitar, alineándose alrededor del estanque. “¡Farga!”
*¡Boom!*
El hechizo de Cuarto-Orden estalló sobre el estanque, excavando en el suelo. La explosión llevó el agua al punto de ebullición, y el vapor blanco se elevó desde el estanque ahora más espacioso.
“… Creo que esto debería servir”.
Para ser una bañera improvisada, no estaba mal.
(Me parece que me he ganado el derecho de ser el primero en sumergirme).
Este era el reino de Leonis, después de todo. Seguramente, nadie se quejaría. Se quitó la camiseta del uniforme, la colocó sobre la rama de un árbol y produjo agua con su hechicería para ajustar la temperatura del baño. Después de probar la temperatura con sus pies, se fue acomodando en la bañera.
“… Phew. Esto es realmente revitalizante”. Ahora, sumergido hasta los hombros, Leonis dijo algo que no se esperaría del Rey No Muerto.
Recargado en un muro de piedra, levantó la vista y contempló el cielo a través de una brecha en el dosel del bosque. Por supuesto, no se veían las estrellas debido al abundante miasma.
(Veira debe de estar acercándose a la Azure Hold en estos momentos).
Leonis también se dirigía al corazón de Necrozoa. Curiosamente, ambos Reyes Demonio estaban regresando a sus hogares en ruinas.
“¿Leo-kun?” Una voz le llamó de repente.
“… ¿Seria-san?”
“Ah, Leo-kun… ¡Ahí estás!” Lyseria se acercó a él con una linterna en la mano, pareciendo aliviada. Al ver el estanque humeante, sus ojos se abrieron de par en par con sorpresa. “Es increíble… Realmente lo has conseguido”.
Nervioso, Leonis preguntó: “Uh… ¿Q-Que estás haciendo aquí?”
“Erm, bueno, verás…” Lyseria apartó la mirada, con las mejillas sonrojadas, y seguidamente se quitó la chaqueta del uniforme.
“… ¡¿?!” Un Leonis atónito se paralizó al oír los suaves sonidos de la tela que se movía.
Lyseria se estaba despojando rápidamente de su ropa interior.
“Hmm, Leo-kun… Que me mires mientras me cambio es un poco raro…”
“… ¡L-Lo siento!” Exclamó, dándose la vuelta apresuradamente.
(Un momento, ¡¿Por qué me estoy disculpando?!)
Se escuchó el sonido del agua revolviéndose suavemente.
“… ¡!” Leonis trató de permanecer inmóvil, pero un par de manos pálidas, sensuales y frías lo rodearon por detrás.
“… Por fin estamos solos, Leo-kun”.
“¿Seria…-san?”
Los mechones de su cabello plateado caían sobre los hombros de Leonis. Podía sentir ligeramente la presión de los pechos de la joven contra su espalda. Lyseria acercó sus labios al oído de Leonis.
“… Quiero sangre, Leo-kun. Quiero tu sangre…”
Finalmente, Leonis comprendió de qué se trataba. (Hacía tiempo que no bebía).
Lyseria, como Reina Vampiro, consumía una cantidad considerable de mana. Debido a que habían estado viajando en un grupo grande durante tanto tiempo, no había sido capaz de encontrar un momento a solas con Leonis.
“Siento no haberme dado cuenta”. Leonis bajó la cabeza para facilitar que su sirviente le mordiera. Inmediatamente, el agarre de Lyseria sobre él se hizo más fuerte.
“Me aseguraré de que no te duela”. La lengua de Lyseria lamió el cuello de Leonis. “Mm…” Entonces, tímidamente, le clavó los colmillos en el cuello. “… Mha… Mmm… Nhaa…”
Su mordida vampírica no produjo ningún dolor… sólo un dulce y breve ardor.
“Seria-san… siento que te has vuelto un poco codiciosa, últimamente”. Dijo Leonis. Esto provocó que Lyseria soltara su cuello y lo mirara con mala cara.
“… ¡N-No, no es así!” Dijo inflando sus mejillas. “Tú me hiciste así, Leo-kun…”
“No puedo negar eso, pero…”
*Mordisqueo. Mordisqueo*
“… Eso, nnh… Duele”. Dijo Leonis, haciendo una mueca.
Los mordiscos de Lyseria normalmente eran juguetones y suaves, pero esta vez, casi se sentían furiosos.
“Leo-kun…” Su sirviente dejó de morderle bruscamente y habló con un puchero: “Leo-kun, no estarás ocultándome ningún secreto, ¿verdad?”
“…”
“Esa chica de antes…”
Se refería a Veira.
(Supongo que tiene sentido que tenga curiosidad).
Después de una pausa, Leonis finalmente habló. “Ella es… una vieja amiga mía. Y una camarada que trabajó y luchó a mi lado por el bien de otra persona”.
“¿Otra persona…?”
“Sí”.
“¿Es la persona que dijiste que estabas buscando?”
(En verdad es muy perspicaz). Leonis sonrió con amargura para sí mismo. Lyseria era una chica sabia. A este ritmo, no tardaría en descubrir su verdadera identidad.
“Esa persona es muy querida para mí. Todavía no sé dónde está, pero creo que estoy empezando a reunir algunas pistas. Confío en que algún día la encontraré”.
“De acuerdo, lo entiendo”. Lyseria soltó a Leonis y se alejó un poco. Agachó la cabeza y se quedó en silencio.
“Leo-kun, en realidad… Hay algo que necesito decirte también”. Dijo después de un momento.
“¿Qué es?”
Lyseria apretó sus puños, manteniéndolos frente a su pecho. “Cuando luché contra ese sacerdote hace unos días, él…”
<<Leo, Seria, ¿están ahí?>>
Uno de los orbes de Elfine descendió en picada desde arriba, transmitiendo su voz.
“… Fine-senpai, ¿qué pasa?”
<<Hemos perdido contacto con el Quinto Pelotón>>
Poco antes de esa conversación…
El Quinto Pelotón de Liat estaba patrullando a unos dos kilómetros del campamento, cuando descubrieron una enorme estructura antigua. Era un inmenso agujero en el suelo, y la luz de sus linternas no alcanzaba el fondo.
“Se parece al pozo de postes del Séptimo Assault Garden”. Observó el teniente de Liat, Delcea.
De repente, Liat se puso en cuclillas y gimió dolorosamente. “… U-Ugh… Agh…”
“¿Capitán? ¿Qué ocurre, capitán…?”
Algo estaba mal. Delcea y los demás miembros del pelotón se apresuraron a acercarse a él.
“¡A-Aléjense… de mí…!” Liat se atragantó, mirando fijamente a sus compañeros.
“Capitán…”
Los miembros del Quinto Pelotón se congelaron cuando el aura amenazante de Liat los inundó.
“Maldita sea… Puedo… oírla… ¡La voz de la diosa…!” Liat apretó los dientes mientras intentaba en vano taparse los oídos. “¡Aaah, aaaaaaaaah!”
*¡Whoooosh…!*
Las llamas estallaron alrededor del joven, tragándose su cuerpo.
“… ¡Capitán! ¡Eahhhhhhhh!”
El fuego saltó de Liat al miembro más cercano a él, Irma, cuyo brazo se incendió.
“… ¡¿?!”
Todos finalmente se dieron cuenta de la gravedad de la situación y activaron sus Espadas Sagradas.
“No tenemos otra opción; ¡debemos suprimir al capitán!” Gritó Delcea, levantando su Espada Sagrada, una bola de hierro.
Liat se puso en pie tambaleándose, con una enorme espada ancha en sus manos. No había ni rastro del joven tranquilo y sereno que conocían sus aliados.
“¡Graaaaaaaaaaahhhhhh!”
Un aullido bestial reverberó en el oscuro bosque.
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