Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)

Volumen 5

Capitulo 1: El Tiránico Rey Demonio Dragón

 

 

“… Hey, ¿dónde está Leo? Está aquí en alguna parte, ¿verdad?”

Una chica con aire carmesí flotaba en el aire. Estaba hablando con dos figuras aturdidas que miraban desde la ventana. Había una belleza casi violenta en la extraña chica. Piel lisa e inmaculada. Sus extremidades parecían haber sido esculpidas por una diosa de la belleza. Sus ojos brillaban como rubíes ardientes.

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Despreocupada por la forma en que era percibida, la joven se imponía a su público como un tirano que reinaba sobre los cielos.

“Te lo preguntaré una vez más. ¿Dónde está Leo?” La voz de la chica demoníaca era tan fría como el hielo. Sus mechones carmesíes se agitaban violentamente, haciendo crujir el aire a su alrededor.

“¡T-Tú…!” Exclamó Lyseria, finalmente recuperando la compostura suficiente para hablar, mientras miraba boquiabierta por la ventana del segundo piso. “¿Quién eres tú?”

“Oh. ¿Un simple humano pregunta por mi nombre?” “… ¡¿?!”

Lyseria se estremeció bajo la ardiente mirada de la chica flotante. La Reina Vampiro se sintió de repente como un conejo siendo observado por un dragón.

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(¿Q-Qué pasa con esta chica…? ¿Está buscando a Leo-kun? ¿Por qué…?)

Lyseria encaró con valentía la mirada de la chica de cabello carmesí a pesar de su pánico instintivo a esconder al chico a sus espaldas. Sin embargo, esa actitud desafiante sólo sirvió para agriar el ánimo de la joven flotante.

“Humana tonta”. La chica extendió tranquilamente su mano derecha hacia delante, produciendo una pequeña bola de fuego naranja. “Llamarada carmesí…” Comenzó a cantar.

La esfera de llamas se hinchó rápidamente.

“¡Espera, Veira!” El chico detrás de Lyseria gritó, poniéndose a la vista.

(¡¿Leo-kun?!)

Lyseria se dio la vuelta y vio a Leonis mirando amargamente a la chica que flotaba y a la que llamaba Veira. Las cejas de la chica de cabello carmesí se levantaron sorprendidas.

“Niño. ¿Acabas de decir mi nombre?” Preguntó.

“Sí. Soy… Leonis”.

“… ¿Huh?” Veira miró bruscamente a Leonis al escuchar su confesión. “¿Qué es esto? ¿Estás utilizando a un niño en un intento de engañarme?”

“¿Tendría esto un niño?” Respondió Leonis, extrayendo de la sombra a sus pies un báculo tan alto como él.

Los ojos rubí de Veira se abrieron de par en par con incredulidad. “… El Báculo de los Pecados Sellados… ¡No puede ser!”





“Por ahora, entra y podremos hablar. Tengo… algunas cosas que preguntarte”. Dijo Leonis antes de darse la vuelta y alejarse de la ventana.

“Leo-kun…” Lyseria protestó con clara incomodidad.

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“No te preocupes, Seria-san. Es una vieja… sí, una muy vieja amiga”.

Veira consideró la sugerencia desde su lugar en el aire por un momento. Finalmente, se encogió de hombros. “… Hmm. Bueno, supongo que lo mejor es escuchar la explicación de todo esto”.

La chica de cabello carmesí aterrizó en el alféizar de la ventana y entró en la habitación.

Tras entrar en su habitación con la extraña joven, Leonis cerró la puerta tras de sí e inmediatamente levantó una barrera que impedía que el sonido saliera de la habitación. Después tomó una larga y profunda respiración.

“… ¡¿Cómo es que aún sigues viva, maldita tonta?!” Bramó, acercando la punta de su báculo a la nariz de la joven, a pesar de que era una cabeza más alta que él.

Sí, Leonis sabía quién era esta persona. Era el mismo Dragón Rojo descubierto en el bloque de hielo que había sido exhumado hace poco de la tundra. Era uno de los Ocho Reyes Demonio: Veira Greater Dragon, el Rey Demonio Dragón. O, mejor dicho, ésta era su forma humana.

Veira contempló a Leonis con una sonrisa elegante y confiada, digna de un soberano absoluto. “Esa es una pregunta tonta. Soy la gobernante de los dragones, la forma de vida más poderosa que este mundo ha conocido. Difícilmente tienes el monopolio de la inmortalidad, Leo”.

“… ¡!”

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Esas palabras no eran un engaño. Habiendo luchado contra Veira innumerables veces, Leonis estaba convencido de que decía la verdad.

(… Cierto. Incluso si alguien la matara con éxito, Veira no es de las que se quedan muertas).

“Puedo entender que sigas viva. ¿Pero no fuiste corrompida por el poder del vacío?” Preguntó Leonis con amargura.

Al ser liberada de su sello dentro del bloque de hielo, el cuerpo de Veira fue corrompido por el miasma del Vacío, que la transformó gradualmente en un Lord del Vacío. Después de haber hecho estragos en los cielos del Séptimo Assault Garden, parecía haber perecido en un duelo con Leonis.

Veira sacudió la cabeza con evidente confusión.

“… ¿Estás diciendo que no recuerdas haber luchado contra mí?” Preguntó Leonis.

“No. O, bueno, supongo que hay algunos recuerdos vagos…” Veira admitió, colocando un dedo en sus labios de forma pensativa, como si tratara de recordar algo. “Justo antes de despertar de mi sello, me pareció escuchar la voz de alguien… y luego perdí completamente la conciencia. Lo siguiente que supe fue que estaba bajo el mar. Eso fue una sorpresa. Mi cuerpo estaba casi completamente destruido. Si hubiera permanecido así mucho más tiempo, habría encontrado realmente mi fin. Por lo tanto, descarté mi cuerpo y asumí esta forma. Este es mi peor despertar hasta la fecha”.

“¿Dices que te desprendiste de tu cuerpo cuando el vacío lo consumió?”

“No sé qué es ese vacío que sigues mencionando, pero supongo que eso sería en esencia, sí. Desafortunadamente, eso significa que dejé la mayor parte de mi poder allí”.

(Realmente eres como un lagarto). Pensó Leonis, pero sabía mejor que nadie que no debía decirlo en voz alta.

Llamar lagarto a Veira era un tabú, y sólo serviría para provocar su ira.

“Pero dejando todo eso de lado…” Veira pinchó la frente de Leonis con una sonrisa pícara. “Me di cuenta inmediatamente de que fuiste tú quien me mató, Leo. Después de todo, eres el único que podría abatirme de esa forma”.

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“Bueno, hemos luchado muchas veces antes… E-Espera, ¿qué estás haciendo?”

Veira se acercó a la cabeza de Leonis y empezó a olfatear su cabello.

“Este es, efectivamente, tu olor. Realmente eres tú, Leo”.

El escote de Veira quedó ante los ojos de Leonis. Apresuradamente apartó la mirada, con las mejillas sonrojadas.

“¿No me digas que has seguido mi olor hasta aquí?” Preguntó Leonis.

A diferencia de los días en los que tenía un cuerpo de no muerto, Leonis ahora se bañaba a diario a causa de su limpia y estrafalaria sirviente. Por muy agudo que fuera el olfato de un dragón, Veira no debería haber sido capaz de rastrearlo de esa manera.

(Estoy en un cuerpo humano. Veira no debería estar familiarizada con nada de mí en esta forma).

“He rastreado tu longitud de onda mágica”. Veira respondió con toda naturalidad, negando con la cabeza. “Un dragón puede rastrear el rastro del mana de uno”.

“Ah, claro…” Dijo Leonis, mirando el brillo en los ojos dorados de Veira. Mantenía su energía mágica oculta la mayor parte del tiempo, pero evidentemente, eso no era suficiente para engañar a Veira.

“Sin embargo, tu aroma ha cambiado. Huele bastante refrescante. Como a flores…” Veira señaló y acercó su rostro para volver a olfatear el cabello de Leonis.

El aroma a flores era porque había estado usando el shampoo de Lyseria.

“Hablando de diferencias, creo que ya es hora de que tú también empieces a responder a mis preguntas”. Afirmó Veira, cruzando sus brazos y mirando a Leonis. “¿Por qué exactamente luces como un niño?”

“… Digamos que algunos acontecimientos inesperados me llevaron a reencarnar incorrectamente”. Leonis respondió con incomodidad.

“Espera, ¿has fracasado en la hechicería?”. Preguntó Veira, mirando fijamente el rostro del otro Rey Demonio. “Supongo que ocurren cosas extrañas”.

“La reencarnación es hechicería de doceavo orden con muchos factores inciertos”. Replicó Leonis, frunciendo el ceño.

Veira consideró algo por un momento. “Hmm. En verdad no te pareces en nada a lo que solías ser. Sí que eras guapo durante tus días de héroe, ¿verdad?”

“Métete en tus asuntos”.

“Y hasta te comportas como un niño”.

Veira se sentó en el colchón de Leonis, riéndose. Su cabello carmesí se extendía sobre las sábanas blancas. Echó hacia adelante sus hermosas y esbeltas piernas y las dejó colgando a un lado.

“No te sientes en mi cama”. Leonis la reprendió, pero ella lo ignoró.

“Así que este es el nuevo castillo del Rey No Muerto, ¿verdad?” Dijo Veira, mirando la habitación con curiosidad.

“Por el momento”. Leonis respondió secamente.

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“Un poco estrecho, ¿no lo crees? ¿Acaso la Death Hold04 de Necrozoa quedó en ruinas?”

“Bueno, he oído que la Azure Hold05 se ha hundido hasta el fondo del océano”. Leonis respondió con frialdad.

Veira se encogió de hombros. “Sí, se hundió junto con el Dragón Divino que Luminous Powers06 envió para desafiarme”. Entonces dirigió su mirada a un portarretrato que estaba sobre la mesita de noche. Era una fotografía conmemorativa que el Decimoctavo Pelotón se había hecho al ganar su primer combate de entrenamiento. Los ojos de Veira se detuvieron en Lyseria. “Esa chica es un sirviente no muerto, ¿no? La longitud de onda de su mana no era la misma que la de un humano normal”.

“Sí, es mi sirviente vampiro”.

“¿Un vampiro, hmm? Eso es todo un premio”.

“En efecto”.

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Lyseria no era un vampiro cualquiera, sino el grado más alto de los no muertos, una Reina Vampiro. Sin embargo, Leonis no reveló esa información.

“Es una tonta por haber intentado desafiar a un Rey Demonio como yo, pero el hecho de que estuviera dispuesta a defenderte con su vida fue admirable. Es un buen sirviente”. Alabó Veira.

“Así es”.

Leonis estaba absorto en el placer de escuchar los cumplidos dirigidos a su sirviente favorito cuando ocurrió. Veira levantó sus piernas colgantes y las enroscó alrededor de su cuello, tirando de él hacia la cama en un agarre de estrangulamiento.

“… Ngh… ¡¿Qué… estás…?!” Leonis trató de zafarse de Veira, a pesar de que sus piernas lo estrangulaban. Trató de librarse, pero sólo tenía la fuerza de un niño de diez años. La sensación de los muslos de la joven contra su nuca se hizo más intensa.

“Te has atrevido a matarme, Leo”.

“T-Todavía estás… viva… ¡¿no es así…?!” Leonis balbuceó.

“Estaba casi muerta. Y trataste de convertirme en tu sirviente, ¿no es así?”

*Squeeze*

“¿Qué intentabas conseguir convirtiéndome en un Dragón Esqueleto sin mente, hmm?”

*Squeeze. Squeeze*

“N-No… era… el Vacío… los Void…” Leonis jadeó, luchando para obtener aire todo el tiempo.

Seiken Gakuin no Maken Tsukai Volumen 5 Capitulo 1 Novela Ligera

 

“… ¿Vacío? Ya lo habías mencionado antes”.

La presión de los muslos de Veira aflojó un poco.

“Mientras tú… Quiero decir, mientras estábamos sellados, este mundo cambió drásticamente”. Explicó Leonis tras respirar profundamente.

“… Eso parece”. Murmuró Veira, mirando por la ventana las instalaciones de la Academia Excalibur. “Dime, Leo… ¿Qué ha pasado?” Un ligero matiz de ansiedad cruzó los ojos del Rey Demonio Dragon.

(¿De qué están hablando?) Pensó Lyseria, escuchando atentamente en la puerta de Leonis. Tenían que estar susurrando, porque no pudo oír ni siquiera un ruido. (La llamó vieja amiga, pero…)

Leonis parecía un niño, pero su verdadera identidad era la de un antiguo y poderoso hechicero. ¿Significaba eso que esta chica también era de esa época antigua?

(Realmente no sé nada sobre Leo-kun, ¿verdad?)

La conclusión hizo que Lyseria suspirara. ¿Quién era ese chico que había encontrado en las ruinas? Y esa chica seductora pelirroja… ¿Se conocían bien ella y Leonis? Si era una vieja amiga, sin duda era aún más cercana a él que Lyseria.

Mientras Lyseria agonizaba con esos pensamientos frente a la puerta, enroscó un mechón de su cabello plateado en la punta de uno de sus dedos.

(Es como si tuviera celos de ella…)

El dorso de la mano de Lyseria rozó su mejilla, que se sentía extrañamente caliente. Luego exhaló profundamente, como si tratara de ventilar ese calor.

(Y había algo que quería preguntarle a Leo-kun, también). Lyseria se llevó la mano al pecho, cerrándola en un puño sobre su corazón. (¿Qué fue eso…?)

Cuando el gigantesco Dragón se había descontrolado, Lyseria había sido atacada por ese misterioso sacerdote llamado Nefakess en el laboratorio del Sexto Assault Garden. Ya había conocido a ese hombre antes, en las ruinas del Tercer Assault Garden.

Con la ayuda de Sakuya y de esa extraña chica elfo, Arle, Lyseria había sido capaz de luchar contra él. Sin embargo, antes de marcharse, Nefakess le colocó a Lyseria en el corazón una especie de fragmento triangular de piedra negra. Habían pasado tres días y medio, pero no había habido ningún cambio.

Podría haber sido meramente un truco de Nefakess, pero Lyseria seguía preocupada. ¿Quién era ese extraño sacerdote? Su primer encuentro había sido una coincidencia; de eso estaba segura Lyseria. Pero cuando se enfrentaron el otro día, estaba claro que era porque él la había estado buscando.

(Leo-kun no parecía conocerlo, pero…)

“… ¡Seria ojou-sama! ¡Seria ojou-sama, tenemos un cráter en el patio trasero…!”

Sonaron pasos mientras alguien subía a toda prisa las escaleras. La puerta se abrió de golpe, revelando a una joven con uniforme de sirvienta que empuñaba un mosquete07.

“Regina…” Lyseria se volvió hacia ella.

“¿Se encuentra bien, Seria ojou-sama…?” Regina soltó un suspiro de alivio al verla. Entró enérgicamente en la habitación, con su Espada Sagrada…

configurada en su forma de rifle, Drag Striker08… en la mano. Luego se asomó a la ventana, mirando el enorme cráter que se había formado en su patio trasero. “¿Es un ataque del Vacío…?”

“Ah… No”. Lyseria se las arregló para responder, sacudiendo la cabeza.

“¿En serio?” Repitió Regina, un poco sorprendida.

“Ah, er, bueno, es…” Los ojos de Lyseria se desviaron mientras intentaba encontrar una explicación. “¡Oh, sí, fue eso! Ese… ¡bicho apareció!”.

“¿Ese bicho?”

“¡Ya sabes, ese bicho! Del que se dice que, si ves uno, ¡hay cien más cerca!”

“Ese bicho… ¿No se referirá a… ese bicho?” Preguntó Regina, temblando de asco.

“Sí. El bicho que una vez amenazó a todo el dormitorio Hræsvelgr. Hicimos que Fine-senpai usara su Eye of the Witch para encontrar su colmena y luchamos contra ellos durante tres días antes de reclamar finalmente la victoria, ¿recuerdas? Uno de ellos volvió a aparecer en la cocina”.

“… ¡N-No!”

“No te preocupes. Hice que Leo-kun la volara en pedazos”. Afirmó Lyseria, dirigiendo su mirada al cráter del exterior.

“Ya veo”. Regina asintió con seriedad. “Esos bichos siempre fueron muy resistentes…”

“Sí. Si no los combatimos como si fueran Void, esa pesadilla podría repetirse”.

Regina se mostró convencida, y su Drag Striker se desvaneció en el aire. “Bueno, son como los Void en el sentido de que sus nidos son realmente problemáticos…” Comentó, interrumpiendo. “Oh, hablando de…. Seria ojou-sama, ¿ha visto el mensaje de esta mañana?”

Lyseria negó con la cabeza. Todavía no había revisado su terminal hoy.

“Los aviones de reconocimiento de la academia detectaron una gran Colmena del Vacío”. Dijo Regina. Sacó su terminal y proyectó un pequeño mapa tridimensional.

“… Espera, no puede ser…” Los ojos de Lyseria se abrieron en shock. “¿No es aquí donde Leo-kun…?”

“… Sí, está cerca de las ruinas que estábamos investigando por aquel entonces”.

Esta nueva Colmena del Vacío había sido descubierta en un gran bosque que crecía cerca de la entrada de las ruinas subterráneas donde se encontraba Leonis. Un espeso miasma impregnaba ahora todo el bosque, haciéndolo merecedor del apodo de Bosque de la Muerte.

“… Bueno, había Void en las ruinas donde estaba Leo-kun”. Recordó Lyseria, mirando con seriedad a la pantalla del terminal. Nunca podría olvidar aquello. Era el día en que había perdido su vida.

“La Oficina Administrativa quiere organizar una unidad de exterminio mañana mismo y enviarla al lugar lo antes posible”. Explicó Regina.

“… Eso tiene sentido”.

Dado que el Séptimo Assault Garden tenía el mayor número de Espadachines Sagrados, luchaba constantemente en el frente.

Aun así, las misiones de exterminio de colmenas eran las más peligrosas. La tasa de mortalidad durante esas misiones era notablemente alta en comparación con otras tareas.

“¿Pidieron que el Decimoctavo Pelotón participara?” Preguntó Lyseria. “Todavía no” Contestó Regina. “Pero es posible que lo hagan”. “Sí…”

Había tres razones que lo hacían probable. Primero, Lyseria y Regina investigaron una vez las ruinas cercanas al Bosque de la Muerte, y estaban familiarizadas con la topografía de la zona. En segundo lugar, la información que Elfine reunió en su momento como operadora sería útil para la situación actual. Y, por último, recientemente habían realizado la impresionante tarea de regresar a salvo de una excursión al Tercer Assault Garden.

“Entendido. Asegurémonos de estar bien preparados, en caso de que nos llamen”.

“Sí, Seria ojou-sama”.

Leonis explicó a Veira la situación del mundo, utilizando su terminal para proporcionar referencias visuales. Le habló de los Void, los enemigos desconocidos que aparecían de las grietas dimensionales. Le informó de las Espadas Sagradas: un poder sobrenatural que ciertas personas ejercían y que era diferente de la hechicería. Y le describió el Imperio Integrado que se formó tras las invasiones de los Void.

Leonis incluso se aseguró de que Veira estuviera al tanto de cómo habían sido revividos el Archisabio Arakael Degradios y la Santa Tearis Resurrectia y de las misteriosas fuerzas que parecían estar detrás de su regreso. Y lo que es más importante, reveló que los Void habían corrompido el cuerpo reencarnado de la Diosa Roselia.

“… Void, dices. ¿Esas cosas han estado recorriendo sin control este mundo?” Murmuró Veira en voz baja tras escuchar en silencio la historia de Leonis.

Era mucho para asimilar de una vez, por lo que Leonis se preocupó de que Veira tuviera dificultades para comprenderlo todo. Sin embargo, ella era sabia y comprendió rápidamente.

“¿Así que quienes me perturbaron con ese poder del vacío fueron los mismos que intentaron resucitar a la Santa?” Preguntó Veira con fría ira en su voz.

Leonis asintió. “Así parece”.

Nefakess Reizaad, el Sacerdote de cabello blanco que había visto en la ciudad en ruinas, también había aparecido cuando Veira despertó. Había enviado a los asesinos de las Sombras a explorar. Eso no podía ser una coincidencia. El sacerdote tenía que estar involucrado en los resurgimientos de Tearis y Veira.

“Nefakess Reizaad. Era un oficial de los Ejércitos de los Reyes Demonio”.

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Comentó Veira.

“Sí. Un consejero de Azra-Ael”.

Azra-Ael, el Diablo del Inframundo, era el más veterano y antiguo de los Reyes Demonio al servicio de la diosa, pero se desconocía su historial. Supuestamente, la Diosa de la Rebelión lo había convocado de otro mundo, pero no estaba claro qué significaba eso precisamente.

“Azra-Ael… ¿También ha vuelto?” Se preguntó Veira.

“No lo sé”. Respondió Leonis, negando con la cabeza.

En cualquier caso, era obvio que su consejero Nefakess estaba activo y manipulando las cosas entre bastidores. Tal vez estaba trabajando bajo las órdenes del Diablo del Inframundo, buscando revivir a su maestro.

(Pero si Azra-Ael fuera restaurado, ¿entonces qué?)

¿Buscaría la reencarnación de la diosa y reconstruiría los Ejércitos de los Reyes Demonio como Leonis? ¿O su objetivo era otro?

(La lealtad de Veira a Roselia nunca ha sido cuestionada). Reflexionó Leonis. Si compartían el mismo objetivo, tal vez podrían unir sus fuerzas. Sin embargo…

Leonis apretó con fuerza el Báculo de los Pecados Sellados. Su Espada Demoníaca estaba sellada dentro del báculo. Era un arma destinada a matar a la Diosa de la Rebelión si el poder de los Void la corrompía. Tal era la misión encomendada a la espada que Leonis había recibido.

No era evidente lo que buscaba la mente maestra detrás de todos los incidentes recientes. Pero estaba claro que habían contaminado el cuerpo reencarnado de la diosa con los Void.

Sólo eso era razón suficiente para que Leonis se opusiera a ellos. Además, Nefakess también había atentado contra la vida de Lyseria y Shirley, sus sirvientes.

(Y no importa cuáles sean sus objetivos, eso justifica mil muertes). Pensó Leonis, con una luz oscura brillando en sus ojos.

“¿Un simple oficial de los Ejércitos de los Reyes Demonio intentando utilizarme para sus insignificantes fines? Su estupidez no tiene fin”. Espetó Veira.

“Nefakess podría estar maquinando despertar a los otros Reyes Demonio, también”. Señaló Leonis.

“¿Pero no perecieron todos hace mil años?” Preguntó Veira.

“Sí, pero los otros Reyes Demonio tampoco eran de los que se quedaban muertos. A decir verdad, estaba convencido de que perecieron en la batalla contra el Maestro Espadachín de los Seis Héroes”.

“Ese combate ciertamente me dejó en un estado precario, pero me las arreglé para escapar. Hiberné en la tundra hasta que algunos tontos decidieron desenterrarme…” Veira se levantó de la cama de Leonis, con sus mechones rojos cayendo hasta su cintura. “Y gracias a eso, me he levantado en un estado incompleto. Y lo que es peor, los Void que me corrompieron me forzaron a renunciar a la mayoría de mis poderes. La recuperación llevará un tiempo”.

“¿Ese arrebato fue sólo porque estabas de mal humor después de haberte despertado?” Leonis esbozó una sonrisa irónica.

Veira lo fulminó con la mirada y luego se acercó a la ventana, estirándose. Más allá había un cielo nocturno despejado. Los edificios altos de Central Garden se alzaban en la distancia.

“Creo que voy a echar un vistazo a la ciudad humana”. Dijo Veira. “Parece divertido”.

“¿Qué…?” Tartamudeó Leonis con pánico. “¡E-Espera!”

“¿Qué?” Veira le dirigió una mirada dudosa.

“Este es mi reino. No vayas por ahí como si fueras la dueña del lugar”.

Veira, el Rey Demonio Dragón. El Rey Demonio que reinaba sobre los dragones. Aquel que viene con la tormenta. Una vorágine catastrófica viviente. Quién podría decir lo que podría pasar si Leonis dejara a alguien como ella suelta…

(¡¿Tienes idea de todo lo que hice para mantener mi poder oculto?!)

Por supuesto, Leonis no había hecho un trabajo magistral para ocultar su verdadera fuerza en absoluto, pero no era consciente de ello.

“¿Tu reino? Hmm… Entonces no puedo pavonearme a mi gusto, ¿verdad?” Veira se dio la vuelta y miró a Leonis con una sonrisa premonitoria. “¿Por qué no me muestras el lugar, entonces?”

“¿Qué? ¿Por qué debería hac…?”

“Si no quieres, está bien. Puedo ir por mi cuenta”.

Mordiéndose el labio, Leonis cedió amargamente. “… ¡E-Espera! Bien. Te escoltaré”.

“Ver el mundo mil años después debería ayudarme a mitigar mi aburrimiento”. Comentó Veira con una sonrisa complacida.

La mitad del laboratorio Anti-Void del Séptimo Assault Garden se había derrumbado cuando el Lord del Vacío de Clase-Dragón despertó del interior del bloque de hielo, por lo que el lugar se encontraba en medio de apresuradas reparaciones. En lo alto de los escombros había una mujer con una elegante cabellera negra. Iba vestida con una bata blanca.

“No tienes que actuar tan distante, Fine”.

“… ¿Qué estás tramando, Clauvia?”

Una chica que llevaba un uniforme escolar y exhibía un cabello negro igualmente liso hasta la cintura se situó junto a la mujer.

“¿Me creerías si te dijera que estoy trabajando por la salvación de la humanidad?” Preguntó Clauvia Phillet, la hermana mayor de Elfine, con una sonrisa molesta.

Elfine no tenía ninguna intención de creer ese tipo de tonterías, por supuesto.

“… ¿Qué pasó con ese Lord del Vacío?” Preguntó con un suspiro.

“Hemos registrado el fondo marino, pero no encontramos nada”. Clauvia se encogió de hombros y luego negó con la cabeza.

El equipo de investigación de Clauvia había descubierto un gigantesco bloque de hielo en la tundra del norte y lo había llevado a sus instalaciones. El Lord del Vacío que hibernaba en su interior se había despertado de repente, liberándose y arrasando con el Sexto y Séptimo Assault Garden. Luego dirigió su atención al océano, donde desapareció misteriosamente de los sensores y no ha sido localizado desde entonces.

“Lo llamaste Rey Demonio…” Dijo Elfine, mirando con dureza a su hermana.

Un Rey Demonio, portador de catástrofes del que se habla en los cuentos de hadas. ¿Acaso ese Dragón era diferente de los anteriores Lords del Vacío?

“Sí. En tiempos antiguos, gobernaban el mundo. El Duque Christaria planteó que los Reyes Demonio podrían ser nuestra carta del triunfo para detener la invasión de los Void”. Respondió Clauvia.

Elfine enarcó una ceja con desconfianza. “¿El Duque Christaria…?” (¿El padre de Lyseria…? ¿Pero por qué?)

“Me temo que no puedo decirte más, Fine”. Afirmó Clauvia. “No a menos que vengas conmigo a la capital”.

“¿Para qué necesitas mi ayuda?” Preguntó la hermana menor.

“Ya te lo he dicho. La salvación de la humanidad”.

“…” Elfine sabía que su hermana no era de fiar. Clauvia Phillet era una bruja.

“Me estás rompiendo el corazón, Fine. ¿No tienes fe en tu hermana mayor?”

“Tienes mucho valor al preguntarme eso…”

“Bien, lo entiendo”. Dijo Clauvia con una sonrisa amarga. “Entonces supongo que tendré que recuperar la confianza de mi pequeña hermana. Mira, te daré una cosa que realmente quieres”. Clauvia metió la mano en el bolsillo de su bata y sacó un pequeño dispositivo de almacenamiento. Se lo lanzó despreocupadamente a Elfine, quien intentó cogerlo.

“¿Qué es esto?” Preguntó Elfine.

“Datos sobre la Compañía Phillet. Te has infiltrado en su sistema unas cuantas veces, ¿no es así?”

“… ¡!”

Era cierto. Elfine había utilizado su Eye of the Witch para acceder en repetidas ocasiones al Astral Garden.

“Ah, y no te preocupes, soy la única que se ha dado cuenta. Bueno, por ahora, al menos”. Comentó Clauvia, agitando una mano de forma despectiva.

“¿Qué hay en estos datos?” Preguntó Elfine.

“El Proyecto D”. Clauvia canturreó las palabras, como la estrofa de una canción.

Elfine se sorprendió. El Proyecto D era un nombre que había encontrado varias veces al infiltrarse en los servidores de la Compañía Phillet. Sin embargo, la información estaba demasiado encriptada y protegida para que ella pudiera descifrarla por sí sola.

“Su nombre formal es Proyecto Espada Demoníaca. Un esfuerzo por crear un poder que se equipare a las Espadas Sagradas”. Explicó Clauvia.

“Espadas Demoníacas…”

El título evocaba recuerdos de los acontecimientos que habían tenido lugar hace varias semanas. Cuando la nave personal de la Familia Real, el Hyperion, fue atacada por terroristas semi-humanos. Los insurgentes que tomaron como rehenes a los estudiantes de la Academia utilizaron habilidades similares a las Espadas Sagradas… y llamaron a esos poderes Espadas Demoníacas.

“El Proyecto D está investigando un método para evolucionar las Espadas Sagradas. Pero desafortunadamente, muchos de los Espadachines Sagrados involucrados en sus experimentos sufrieron anormalidades mentales y se volvieron inestables y violentos. Bastantes de ellos murieron”.

“¡¿Espadas Sagradas evolucionadas?!” Exclamó Elfine, atónita. “Las Espadas Sagradas son un poder concedido a la humanidad por el planeta. Ese tipo de trabajo es…”

“Sí, es ultra-secreto”. Intervino Clauvia. “Y no ha sido especialmente fructífero, por lo que la Compañía Phillet se lavó las manos bastante rápido. Pero…” Acercó sus labios a los oídos de Elfine. “Recientemente, alguien nuevo se hizo cargo de la división que trabajaba en esto y ha estado continuando los experimentos en otro lugar”.

“… ¿En otro lugar?”

“Sí. El lugar perfecto para estas investigaciones. Donde hay una gran cantidad de hombres y mujeres jóvenes que acaban de despertar sus Espadas Sagradas…”

“… ¡No!”

“… ¡Lo pagará…! Ella pagará… Esa mujer, ¡se lamentará el día en que…!”

Un joven estaba sentado en una banca de Central Garden, murmurando para sí mismo de manera maniática. Tenía rasgos finos y cabello dorado, pero su rostro estaba contorsionado en una expresión de enfado. Su uniforme de la Academia Excalibur estaba arrugado y descuidado.

Muselle Rhodes, el hijo mayor de la prestigiosa Casa Rhodes… y el anterior portador de una Espada Sagrada con la poderosa habilidad de la dominación.

Aunque tenía talento y el respaldo derivado de ser hijo de un Conde, rara vez iba a las exterminaciones de Void. En su lugar, le atendían otras estudiantes, hijas de la nobleza menor. Sin embargo, ese estilo de vida había llegado a su fin recientemente, puesto que había perdido el poder de su Espada Sagrada.

“… Maldita sea… ¡Maldita sea! Todo es culpa de esa mujer… ¡y de ese mocosoooo!” Muselle aulló, sin preocuparse de que los demás pudieran estar mirando.

Muselle había creído que su duelo con la sin talento Lyseria Christaria era una victoria asegurada. Sin embargo, había perdido, y su Espada Sagrada quedó destrozada ante una gran audiencia. Desde entonces, no había logrado manifestar su Espada Sagrada de nuevo. Y alguien que no podía manifestar su Espada Sagrada no contaba como un Espadachín Sagrado.

Las chicas que estaban bajo su hechizo fueron liberadas, y se apartaron de su lado.

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“Me has hecho quedar en ridículo… Lyseria… ¡Tú y ese mocosoooo!”

La furia de Muselle no tenía límites. Desnudaría a Lyseria y la avergonzaría ante los ojos de ese estúpido niño. Ella podría gritar, llorar y suplicar, pero él no mostraría piedad. La sometería a una humillación que las palabras no pudieran describir, y sólo entonces la pondría bajo el control de su Espada Sagrada, utilizándola como esclava hasta que muriera.

Mientras el corazón de Muselle hervía de ira y odio…

⌐Contéstame. ¿Buscas el poder para hacer realidad ese deseo? ¬

… Hubo una voz que sonó en su mente… El tono misericordioso y afectuoso de una diosa.

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