Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 19

Capítulo 1: Un Acto Antes De Los Problemas

Algún tiempo después, en las afueras montañosas de la capital de Galarc…

Orphia, la elfa noble, se encontraba en un lugar con una hermosa vista a varios kilómetros de la capital de Galtuuk. No había nadie más a su alrededor; se estaba moviendo por separado de Miharu y los demás en el castillo real para establecer un punto de destino para la hechicería de teletransportación.

El primer paso fue seleccionar una ubicación. Casi nadie escaló esta montaña, pero aun así tuvo que usar artes espirituales para estabilizar el terreno y asegurar el área. Colocó una barrera de bloqueo de percepción y un campo para ocultar el desorden de la esencia mágica después de teletransportarse. Hubo muchos pasos, pero finalmente terminó.

“Está bien, el círculo de hechizos está estable y las barreras están completas… Ahora, Dissolvo”.

Al igual que había dos casas de piedra, había dos cachés de espacio- tiempo. Orphia usó el suyo para sacar el cristal de teletransportación que le había pedido prestado a Rio por adelantado.

El destino registrado en el cristal era el pueblo espiritual de la gente. Ahora que los preparativos estaban completos, ya no tenía necesidad de quedarse aquí. Regresaría al pueblo para traer a Gouki y los demás aquí a Galarc.

Dado que Rio se fue a buscar a Liselotte, no podría llevarlos al castillo de inmediato, por lo que tendrían que permanecer en la casa de piedra hasta su regreso. Pero el plan original era traer al grupo de Gouki tan pronto como se completarán los preparativos en Strahl, por lo que Gouki y los demás todavía estaban esperando que eso sucediera.

“Instans Motus”. Orphia cantó un hechizo, activando el cristal de teletransporte. El espacio a su alrededor se distorsionó de inmediato, una señal de la activación de la brujería. Justo antes de teletransportarse, Orphia miró hacia la capital de Galtuuk. Luego, justo antes de que el hechizo se completara y la trasladara a la aldea, la vista de innumerables formas negras cayendo sobre la capital llamó su atención.

“¿Qué…?”

La teletransportación se completó: lo que llenaba la vista de Orphia ahora era la vista del bosque y el manantial cerca de la aldea espiritual. El paisaje era extremadamente tranquilo, pero…

“¿Qué… fue… eso…?”

El rostro de Orphia se puso rígido ante el siniestro presagio que acababa de presenciar.

“…”

Tenía un mal presentimiento sobre esto. Impulsada por su intuición, Orphia se apresuró hacia el pueblo.

***

Aproximadamente al mismo tiempo, en la capital del Reino de Beltrum, el padre de Celia, el conde Roland Claire, estaba visitando el castillo real. Había sido convocado personalmente por el propio Duque Arbor.

“¿Qué asuntos deseas discutir hoy?” Roland preguntó después de haber intercambiado breves saludos entre ellos en una sala de reuniones.

“Las negociaciones con la Restauración se llevarán a cabo en un futuro próximo. La ubicación será el Reino de Galarc. Me gustaría que asistiera, Conde Claire”, dijo el Duque Arbor, expresando sus demandas simplemente.

“Ya veo… Pero ¿por qué yo?” Roland fingió confusión mientras buscaba más información.

Después de ser sospechoso de ayudar a Christina a salir del castillo, la facción del Duque Arbor lo trató esencialmente como un espía. No había pruebas concretas para condenarlo, pero había sido relevado de su cargo en la capital y puesto bajo la vigilancia de un supervisor de despacho mientras manejaba los asuntos de su territorio. También había sido aislado de cualquier noticia de la capital, por lo que Roland quería aprovechar esta oportunidad para obtener tanta información como pudiera.

“Deberías tener muchos contactos con ese lado, ¿no?” Duque Arbor dijo con una implicación contundente detrás de sus palabras.

“Haha… No lo creo”. Roland trató de ignorar la pregunta encogiéndose de hombros.

“Su amada hija parece haberse establecido allí”. El Duque Arbor señaló cómo Celia, que se suponía que había sido secuestrada de la ceremonia de boda con Charles, ahora era miembro de la Restauración.

Naturalmente, el Duque Arbor sabía que el secuestro de Celia había sido organizado por Christina, quien se sentía en deuda con ella desde sus días en la academia y quería que se uniera a la Restauración. Al igual que los espías de Beltrum que trabajaban para el Duque Huguenot, había espías en la Restauración que trabajaban para el Duque Arbor y lo mantenían informado.

“Yo también estaba desconcertado por esa noticia”. Roland suspiró para expresar su falta de conocimiento sobre el secuestro de Celia.

El Duque Arbor frunció el ceño ante la astuta reacción. “No hay duda de que su hija se ha establecido allí. Tengo contactos que la han visto en persona”.

“Según parece. No negaré que parece que se ha unido a la Restauración”, dijo Roland, dando a entender que tenía objeciones a otras acusaciones.

El Duque Arbor miró a Roland con suspicacia, pero sabía que era inútil hacer acusaciones sin ninguna evidencia; había sido así desde que Christina escapó por primera vez del castillo de Beltrum.

No tenía intención de indagar más en eso ni en la conexión entre Roland y la Restauración. El Duque Arbor decidió continuar con la discusión. “Bien. En cuyo caso, debe quedar claro por qué se solicita su presencia”.

“Sin embargo, no puedo imaginar que mi presencia haga alguna diferencia.

¿Estás diciendo que quieres que asista solo por los números?”

Seguramente no, insinuó Roland en su tono mientras intentaba sondear más información del Duque Arbor.

“Así es.” El Duque Arbor asintió con desdén, cortando preventivamente cualquier pregunta a la que Roland pudiera llevarlo.

Probablemente quería evitar darle a Roland información innecesaria, pero su actitud también podría interpretarse como la de un exitoso soldado veterano que detestaba las molestas tácticas de los funcionarios civiles. En cualquier caso, investigar más en contra de tal actitud sería como agitar el nido de avispas para Roland.

“Ya veo… No tengo ninguna razón para negarme, entonces”.

Teniendo en cuenta lo desequilibradas que eran las relaciones entre el Duque Arbor y Roland, no había más remedio que aceptar. También sería capaz de escuchar el estado de las cosas por sí mismo si asistiera, por lo que Roland aceptó obedientemente sin pelear.

“Entonces está decidido. Las negociaciones se llevarán a cabo en un futuro próximo. Enviaré un mensajero a su territorio una vez que se confirme la fecha. Dudo que necesite decir esto, pero mantén tu agenda abierta”.

El Duque Arbor se puso de pie, indicando el final de su discusión. También se aseguró de agregar un comentario sarcástico sobre la falta de deberes de Roland en la capital. Hacer que Roland viajara hasta la capital para recibir un mensaje como este también era un claro acto de acoso, pero Roland no mostró ninguna irritación particular.

“Comprendido. Me despediré después de terminar esta taza de té”, dijo, tomando su taza de té y sorbiéndola con gracia.

“Hmph”. El Duque Arbor resopló disgustado y salió de la habitación.

Lo que más teme el Duque Arbor en este momento es que los nobles fuera de su facción recuperen el poder, pero… Roland devolvió su taza de té a su plato y se perdió en sus pensamientos.

El poder de la familia Arbor definitivamente había disminuido después del secuestro de Celia en la boda de Charles y la fuga de Christina del castillo.

Al mismo tiempo, definitivamente faltaba alguien que pudiera enfrentarse a la facción Arbor en la capital actual. Todos habían sido expulsados de la capital y se unieron a la Restauración, o fueron destituidos de sus puestos como Roland y perdieron el poder. Entonces, si bien había signos del declive de la facción Arbor, sin otra fuerza que pudiera oponerse a ellos en la capital, su posición era tan fuerte como siempre. Los otros nobles que complacieron al Duque Arbor también recibieron un trato favorable sin la facción del duque hugonote, por lo que no tenían motivos para arriesgar sus posiciones agitando las cosas.

Teniendo en cuenta cómo va a negociar con la Restauración en igualdad de condiciones, conmigo de todas las personas presentes, debe estar bastante preocupado de que su hijo sea retenido como rehén. Asistir a las negociaciones es exactamente lo que deseaba. Debo aprovechar esta oportunidad para obtener la mayor cantidad de información posible. Puede que incluso pueda ver a mi pequeña Celia.

La expresión de Roland se suavizó.

Celia… Parece que llegó bien a Rodania, pero ¿realmente está feliz allí? Su felicidad…

Pero al mismo tiempo, se sentía solo. Su expresión se volvió sombría.

Bueno, estoy seguro de que puedo dejarla en manos de la princesa Christina. Y con ese chico cerca, debería estar bien protegida…

Recordó a Rio, que había acompañado a Christina y Celia a Rodania. Había estado casi muerto de preocupación cuando secuestraron a Celia en la boda, pero esas emociones fueron reemplazadas por verdadera gratitud cuando le dijeron la verdad de lo que había sucedido.

Entendió que Celia confiaba en Rio. Y que Celia tenía sentimientos por él.

Guh. No hay duda de que ella siente algo por él…

Ahora que había captado los pensamientos de su amada hija, no quería nada más que apoyar su felicidad. Esta era la verdad genuina, pero el amor paternal de un padre era complejo.

¿Qué pasa si en mi ausencia, ellos… no lo permitiré? Definitivamente no lo permitiré… Deben casarse primero conmigo presente, como mínimo… No, pero no habría posibilidad de celebrar una boda en esta situación… Aun así, si él la toca antes del matrimonio… O después del matrimonio… Ah, pero sí quiero ver las caras de mis nietos. Hm. Mmm…

Roland se perdió en una espiral de pensamientos negativos. Lo único que podía decir con certeza era—

No lo perdonaré si hace llorar a Celia.

Eso fue simple.

¿Qué debo hacer si él la hace llorar…? Se requeriría al menos una demostración de la magia secreta de nuestra familia…

Aparte de la seriedad, Roland se preocupaba por Celia más que nadie. Sin embargo, en este momento, no había forma de que él supiera sobre el mal que se acercaba a su amada hija.