Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)

Volumen 4

Capitulo 6: El Rey Demonio Dragon Infernal

 

 

Ella finalmente había despertado de su sello de mil años. La señora de los cielos, la que trae las tormentas. El heraldo de la calamidad. Gobernante del mundo y soberana entre los soberanos.

Veira, el Rey Demonio Dragón. La gran gobernante de los dragones, que había dormido en esta prisión helada, esperando el renacimiento de la diosa.

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Sin embargo, el alma de la gran criatura había sido contaminada. La nada estaba consumiendo su espíritu, comiéndolo desde dentro. Su conciencia despierta fue corrompida, y…

“¡Groooooooooooooooooooooooh…!”

El aullido de Veira hizo temblar el mundo. Su prisión congelada se resquebrajó de golpe, enviando gigantescos fragmentos de hielo que atravesaron los mamparos como si fueran de papel.

“… ¡Nng, Rua Meires!”

Leonis desplegó por reflejo una barrera de mana, protegiendo a Lyseria y al resto detrás de él. Las luces de emergencia se encendieron y una alarma estridente sonó en el laboratorio.

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“… Veira… Realmente estás viva…” Leonis gimió al ver al Dragón levantarse, ahora liberado de su sello.

Veira era un Rey Demonio del mismo rango que Leonis. Hasta ahora, Leonis había pensado que había encontrado su fin contra los Seis Héroes.

(Ese bloque de hielo. Era hechicería del nivel más alto de la Lengua de los Dragones, la Prisión Congelada del Tiempo, Ex Quiriz).

El contenedor de permafrost protegía contra la interferencia de todos los poderes y suspendía el alma. Ni siquiera las llamas del corazón del mundo podían derretirla. Veira se había encerrado voluntariamente en esta prisión, donde había dormido durante un milenio.

(Igual que yo…)

El Dragón Carmesí comenzó a desplegar sus alas mientras los mamparos de emergencia comenzaban a bajar. Un mana parecido a un rayo comenzó a brillar alrededor de Veira.

(¿Va a salir volando de aquí?)

Veira levantó la cabeza, mirando hacia el cielo, muy por encima de ella. La luz incandescente comenzó a reunirse en su mandíbula.

“¡Leo-kun, agáchate…!” Gritó Lyseria, empujando a Leonis al suelo. *¡Bwhoooooooosh!*

El destello ardiente evaporó varios niveles de muros de aleación especial en un abrir y cerrar de ojos. Los fragmentos de metal llovieron, y el sonido ensordecedor de los mismos al caer al suelo resonó en los oídos de Leonis.

“… ¡!” Tumbado en el suelo, Leonis miró hacia arriba. En lo alto, pudo ver el cielo a través del enorme agujero que Veira había perforado. Los relámpagos retumbaban y centelleaban en las nubes de tormenta que se acumulaban.

“¡Graaaaaaaaah!”

El Rey Demonio Dragón alzó la voz en un grito rugiente mientras su enorme forma despegaba. No utilizaba sus alas para volar. Muchos dragones se elevaban envolviendo sus cuerpos en mana. El Dragón Carmesí se elevó silenciosamente, escapando hacia el mundo exterior.

“¿Qué…?” Elfine fue la primera en recuperarse de su aturdido silencio. “¡¿Qué era ese monstruo?! ¡Clauvia, ¿qué fue eso?!”

“Eso fue inesperado. Nunca pensé que sería así como se rompería el sello del Rey Demonio…” Afirmó Clauvia, con la mirada fija en lo alto.

“… ¿Rey Demonio?” Preguntó Elfine sin comprender.

“Así es”. Susurró Clauvia. “Esa criatura fue un gobernante en la antigüedad, un heraldo de la muerte, la destrucción y el caos que se rebeló contra los dioses de este planeta. El Duque Christaria se refería a seres como ese Dragón como Reyes Demonio”.

Leonis se volvió para mirar a Clauvia con desconfianza. Estaba seguro de que la gente de esta época había olvidado todo sobre los Reyes Demonio y los dioses.

(¿Cuánto sabía el padre de Lyseria?)

Sin embargo, ahora no era el momento de seguir esa línea de cuestionamiento. No cuando Veira, el Rey Demonio Dragón, estaba vivo, despierto y fuera de control.

“¡Si dejamos que ese monstruo ande suelto, arrasará con todo el Sexto Assault Garden!” Exclamó Elfine.

“Y también el Séptimo Assault Garden. Ambos serán destruidos en medio día”. Añadió Clauvia.

“… ¡!” Elfine fulminó con la mirada a su hermana.

“Elfine-senpai, las cosas se van a poner complicadas. Tenemos que evacuar a los civiles”. Dijo Lyseria.

“Tienes razón…” Elfine manifestó múltiples orbes del Eye of the Witch en el espacio que la rodeaba.

“El sector central del laboratorio sigue sin responder…” Clauvia afirmó con una expresión de perplejidad, apretando un terminal contra su oído.

“Iré a comprobarlo”. Decidió Lyseria, volviéndose hacia Leonis. “Leo-kun, tú deberías…”

Sin embargo, el chico no estaba allí. En cambio, estaba de pie bajo el hueco con el Báculo de los Pecados Sellados en sus manos.

“¡¿Leo-kun?!” Gritó Lyseria, sobresaltada.

“¡Iré tras ese dragón!” Declaró antes de usar su hechicería para volar hacia arriba.

“… ¡Espera, Leo-kun!”

Una sirena sonó. La gente gritaba aterrorizada mientras la sombra del Dragón gigante se cernía sobre ellos. Pero en medio de este caos, un solo joven vestido de sacerdote caminaba tranquilamente por el laboratorio.

“Qué extraño. Esto es mucho antes de lo que esperaba”. Dijo con suspicacia el Void llamado Nefakess Reizaad.

Veira había despertado antes de que la corrupción del Trapezoedro pudiera corromper completamente su alma.

“Supongo que eso es sólo una prueba del poder del gran Rey Demonio Dragón”.

Entonces Nefakess se preguntó si había algún otro factor en juego. En cualquier caso, el espíritu de Veira sería consumido en poco tiempo, revelando si era un recipiente adecuado para la diosa.

“Oh. Vaya, vaya…”

Su mirada se dirigió entonces a un panel de cristal que separaba el laboratorio de un pasillo, donde una chica solitaria pasó corriendo junto a él. Era una belleza con cabello plateado y suelto.

“Aaah, qué encantadora. Esta debe ser la guía de la diosa en funcionamiento…” Nefakess comentó, sus finos labios se contorsionaron en una sonrisa viciosa.

Mientras el viento soplaba violentamente a su alrededor, Shirley vio al gigantesco Dragón Rojo pasar por delante de ella desde lo alto de un edificio.

“… ¡¿Es esa Veira-sama?!” Sus ojos se abrieron de par en par, sorprendida.

(¡¿Por qué el Rey Demonio Dragón está aquí?! ¡¿Qué está pasando en esta ciudad?!)

“¿Te distraes? ¡Qué engreída!”

Un Demonio Lagarto de seis patas extendió su larga lengua en forma de lanza hacia la sirvienta. Shirley la esquivó a duras penas, cortando la lengua y seccionándola por la mitad. El demonio aulló, pero Shirley lo ignoró y se dio la vuelta, lanzando con indiferencia una daga detrás de ella. Un demonio murciélago que se había acercado a ella soltó un chillido de dolor.

“El Rey Demonio Dragón… ¿Esto es obra tuya?” Preguntó al Demonio Espiral mientras sacaba otra daga de debajo de su falda.

El Demonio Espiral era probablemente el líder del grupo. El Lagarto y el Murciélago tenían la misma fuerza que el Demonio Araña que atacó la academia. El Demonio Espiral, sin embargo, era más fuerte.

“No sé nada de eso. Sólo sigo las órdenes de mi maestro”. Afirmó la criatura.

“… ¿Tu maestro?”

“¿Crees que un asesino revelaría el nombre de su jefe?”

El Demonio Espiral desapareció de la vista. Un momento después, las sombras bajo los pies de Shirley comenzaron a agitarse.

(¡Es un usuario de las sombras, como yo!)

Shirley   se   alejó   de   un   salto,   arrojando   un   cuchillo    a   sus     pies.

Desafortunadamente, el Demonio Espiral lo desvió con facilidad.

“Tú, al menos, pareces ser un poco más capaz que el resto”. Comentó la asesina, mientras sus ojos del color del crepúsculo brillaban.

Tres dagas volaron por el aire y luego se clavaron en el suelo en una formación alrededor del Demonio Espiral en suspensión.

“… ¡Vars Rea!”

Utilizando las armas como conducto, Shirley desencadenó un hechizo de magia de las sombras de Tercer-Orden… [Corte Relámpago Umbral]. Electricidad oscura golpeó al demonio repetidamente. Era poco probable que matara a un oponente de este nivel, pero le daría tiempo a Shirley.

Pateó el suelo y corrió verticalmente hacia una torre de agua. El dobladillo de su falda ondeaba mientras corría.

“¡Shaaaaaaaah!”

Incontables zarcillos de ébano se extendieron hacia ella desde lo alto de la estructura. Era el Demonio Murciélago. Shirley los esquivó todos con facilidad, saltando en el aire y clavando las suelas de sus botas en la criatura. El Demonio Murciélago se estrelló contra el techo de la torre de agua y Shirley le clavó sin piedad una daga en la garganta. Tras un último aullido de agonía, el monstruo encontró su fin.

(Tomar una vida es demasiado sencillo).

Mirando hacia arriba, Shirley encontró de nuevo al Dragón Rojo. Veira se elevó hacia el Séptimo Assault Garden, destruyendo la ciudad bajo ella con la pura presión del viento. También había alguien siguiéndola, saltando entre los techos.

(¡¿Leonis-sama?!) Al ver a Leonis, Shirley se dispuso a seguirlo. *¡Whish…*

Sin embargo, una sombra se enroscó alrededor de su muñeca, sujetando a la chica en su lugar.

“No vas a ir a ninguna parte”.

El Demonio Espiral extendió otro brazo. Al mismo tiempo, más seres de su especie se reunían en el techo.

“Tontos. ¿No se dan cuenta de que soy mucho más fuerte?” Shirley suspiró mientras sacaba otra daga. “Como su superior en las artes del asesinato, supongo que tengo la obligación de ponerlos en su lugar”.

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Lyseria ascendió a toda velocidad por la escalera de emergencia del Instituto de Investigación. Los escalones se habían desmoronado aquí y allá, pero ella utilizaba mana para saltar sobre todo lo que se interponía en su camino.

Clauvia Phillet había llamado Rey Demonio al gigantesco Dragón atrapado en el bloque de hielo. Lyseria estaba familiarizada con ese término.

(El libro que dejó mi padre mencionaba el nombre de esa criatura…) Un soberano del mundo antiguo, Veira, el Rey Demonio Dragón.

Sin embargo, sólo había sido capaz de descifrar el nombre del monstruo. Lyseria no sabía nada sobre qué tipo de criatura era. Aun así, el aterrador poder de ese Dragón era evidente.

(Leo-kun fue tras él, pero…) Lyseria sabía, por supuesto, que Leonis era un hechicero excepcional. Sin embargo, por muy fuerte que fuera, su cuerpo seguía siendo el de un niño.

*¡Thud!*

Lyseria abrió de una patada el mamparo que sellaba el sector central.

“… ¿Huh?” Sus ojos se abrieron de par en par con sorpresa ante la visión que la recibió en el interior. Los investigadores estaban todos atados con cuerdas y tirados en el suelo. “¿Q-Qué…?”

Antes de que pudiera correr a ayudarlos, el estruendo de los disparos la hizo detenerse.

“… ¡¿?!”

Lyseria se cubrió por reflejo detrás del mamparo destrozado.

“¡Maldita sea, ahora tenemos que lidiar con un Espadachín Sagrado!”

“¡¿Qué demonios era ese monstruo?!”

“¡¿No se suponía que era un espíritu?!”

Un grupo de hombres bestia con capuchas cubriendo sus rostros se gritaban unos a otros mientras disparaban con sus rifles.

“Espada sagrada… ¡Activate!” Lyseria cantó, y su Bloody Sword se manifestó en sus manos. Se hizo un corte superficial en la muñeca, dejando que la sangre mezclada con mana goteara en el suelo. Luego blandió su arma, permitiendo que el líquido carmesí se derramara a su alrededor, y de repente, el charco rojo en el suelo se convirtió en innumerables cuchillas afiladas que barrieron el aluvión de balas en el aire.

“¡Ahhhh!” Los terroristas salieron corriendo ante esta demostración de poder.

Sin prestar atención a los insurgentes que huían, Lyseria blandió su Espada Sagrada y envió cuchillas de sangre para liberar a los investigadores atados.

“Todo el mundo, evacuen a la superfi…”

Antes de que Lyseria pudiera terminar sus indicaciones, los científicos se apresuraron hacia las salidas. Los terroristas también estaban escapando. Desafortunadamente, no tuvo tiempo de ir tras ellos, ya que empezaban a producirse incendios en la instalación.

(Tengo que salir de aquí, rápido…)

Lyseria  salió  corriendo  a  un  pasillo,  en  busca  de  más  supervivientes.

Encontró a alguien, aunque ciertamente no era a quien la joven esperaba.

“¿Tú eres…?” Lyseria levantó su voz con sorpresa.

Allí estaba una chica delgada que parecía tener trece o quizás catorce años. Llevaba su cabello verdoso atado en una cola de caballo y tenía orejas puntiagudas. Era Arle Kirlesio, la elfa que Lyseria y su pelotón habían rescatado en el Tercer Assault Garden.

“¡¿E-Estás trabajando con esos terroristas?!” Preguntó Lyseria, atónita.

“¡N-No! No estoy trabajando con ellos…” Dijo Arle apresuradamente.

“Y-Ya veo. Escucha, ¡todavía puedes regresar ahora! Puedo ser tu guardián, así que…” Lyseria intentaba desesperadamente convencer a la chica.

“Ya lo he dicho: ¡No estoy de su lado!” La elfa sacudió la cabeza para enfatizar el punto. “Simplemente me tocó estar con ellos porque… bueno, ¡las cosas simplemente sucedieron!”

“Huh…” Lyseria seguía dudando.

Arle volvió a sacudir la cabeza y luego declaró: “Iré a derrotar a ese dragón”.

“¡¿H-Huh?!” Lyseria tartamudeó con sorpresa.

“Esa es la misión que me han encomendado”.

(¡¿Q-Qué está diciendo?!)

Lyseria se preguntó si tal vez el choque cultural de haber sido llevada a una nueva ciudad estaba provocando que Arle actuara de forma extraña. No era un hecho poco común entre los refugiados que acababan de ser rescatados.

(En verdad debería haberse refugiado en la Academia Excalibur…)

“Escucha, ahora mismo es peligroso aquí”. Lyseria le dijo a la otra chica con la voz más amable que pudo. “Deberías venir conmigo, y…”

“Oh, así que también estás con un héroe del viejo mundo. Qué inesperado”.

Lyseria y Arle se volvieron para mirar esta nueva voz. En el lado opuesto de la sala se encontraba un hombre familiar, delgado y de cabello blanco, vestido con el traje sacerdotal de la Iglesia Humana. Era la persona misteriosa que Lyseria había encontrado en la Mansión Christaria.

“Tú. Tú eres el de la ciudad en ruinas”. Afirmó Arle, con la mirada fija. Al parecer, ella también conocía a este hombre.

“Lord del Vacío, Nefakess”. El hombre inclinó su cabeza en un gesto refinado y amistoso.

“¡Tú eres quien ha liberado al Rey Demonio Dragón!” Gritó Arle mientras desenfundaba su espada.

“No, los humanos fueron quienes desenterraron a Veira-sama. Yo no les ayudé con eso. Independientemente de mi participación, ella habría despertado por sí misma con el tiempo”. Nefakess explicó con un encogimiento de hombros. “Aun así, me conformo con dejar que Veira-sama se descontrole a su gusto. Sólo he venido por esa joven de ahí”.

Con una fina sonrisa, el hombre de cabello blanco miró intensamente a Lyseria.

“¿Fuiste tú quien destruyó el recipiente de la diosa en la ciudad en ruinas?” Preguntó Nefakess.

“¿De qué estás hablando?” Respondió Lyseria, encontrándose con los ojos de la extraña persona sin inmutarse.

(Una diosa… ¿Se refiere a ese Lord del Vacío? Yo no he hecho eso. Fue Leo-kun…)

Sin embargo, una parte de Lyseria comprendió instintivamente que hacérselo saber a ese hombre era una mala idea.

(Debe ser un enemigo de Leo-kun…)

Levantando su Bloody Sword, Lyseria retrocedió lentamente y con cuidado, alejándose. Sus sentidos vampíricos le decían que había peligro. Este hombre no era un humano ordinario.

“Bueno, está bien. Hay muchas maneras de conseguir lo que quiero de ti”.

Dijo Nefakess con calma.

“… ¡!”

Arle se acercó a Lyseria y le susurró: “El fuego arrasa por todas partes. No podemos permitirnos luchar aquí”.

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“De acuerdo…”

Gracias a la percepción mejorada de Lyseria, ya era consciente del humo que había más allá de este pasillo. Dado que la joven tenía un cuerpo no muerto, no era vulnerable a la asfixia. Sin embargo, como Reina Vampiro, era susceptible al fuego.

“Te daré una oportunidad, así que corre a la superficie”. Arle instruyó.

“Entendido”. Lyseria asintió rápidamente.

“¡Aaaaaaaaaah!”

*¡Baaaaaaaang!*

Arle blandió su espada por encima de su cabeza y la estrelló contra el suelo.

“¿Huh? ¡H-Hey!”

Un temblor recorrió la estructura, y el suelo bajo ellos se derrumbó de golpe.

“¡Vamos! ¡Saltaremos!”

Arle agarró la mano de Lyseria y saltó.

La feroz lluvia azotaba con tanta violencia que Leonis tenía problemas para ver, y los frecuentes rayos no ayudaban.

(… Es rápida. ¿A dónde se dirige?)

Leonis navegó a través del cielo tormentoso en persecución de la gigantesca forma rojiza de Veira. No podía esperar alcanzarla con hechizos de control gravitatorio. En su lugar, se encontraba pateando las paredes de los innumerables edificios altos que rodeaban la ciudad, utilizándolos como punto de apoyo para impulsarse con explosiones de mana.

Leonis nunca fue excelente cuando se trata de volar. Podía usar la hechicería de tierra para levitar, pero eso no lo transportaba con suficiente rapidez. El verdadero vuelo correspondía a la magia de aire, pero ese elemento no se adaptaba correctamente a la fisiología de los no muertos, y Leonis nunca llegó a dominarla del todo.

En las ocasiones en las que era necesario volar, siempre invocaba a su Dragón Calavera, pero andar en una montura tan llamativa no era posible en una ciudad densamente poblada. En el peor de los casos, las defensas antiaéreas del Assault Garden lo derribarían.

(Shirley, ¿dónde estás?)

Leonis había estado intentando enviar a la asesina mensajes telepáticos durante un tiempo, pero no obtuvo respuesta. Había alguna interferencia mágica en el lugar. Sin embargo, eso no era algo que Shirley pasara por alto. Lo que significaba que probablemente estaba luchando contra alguien.

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(Quería hacer que vigilara a Lyseria, pero supongo que eso no es posible ahora).

Shirley estaba… probablemente bien. Y en el peor de los casos, le había dado esa cosa por una razón. Ahora mismo, Leonis debía concentrarse en perseguir al Rey Demonio Dragón.

Ver a Veira viva fue un enorme shock para Leonis, pero lo aceptó rápidamente. Una parte de él siempre había sentido que alguien con la tenacidad de Veira no moriría fácilmente. Había luchado contra Veira varias veces en el pasado, y ella siempre se las arreglaba para sobrevivir.

(Juro que he matado a ese dragón infernal varias veces, y ella encontró una manera de burlar la muerte cada vez).

Veira se dirigía en dirección al Séptimo Assault Garden. La ciudad ya había pasado al modo de interceptación anti-Void y estaba disparando. No obstante, ninguno de sus ataques podía siquiera arañar a Veira.

(… No me digas que se dirige a la Academia Excalibur).

Mientras se elevaba a través del viento que soplaba, Leonis empezó a sudar con nerviosismo. La academia era su base de operaciones. No podía permitirse el lujo de que fuera destruida.

(Se ha vuelto completamente loca…)

Veira no era un Rey Demonio con preferencia por las matanzas sin sentido. De los Ocho Reyes Demonio, ella era una de las más sensatas. Pero cuando se enfurecía, el Dragón se convertía en el Rey Demonio más aterrador de todos. En una ocasión había destruido las montañas que ocupaban los dioses en el transcurso de una sola noche.

(¡No dejaré que reduzcas mi reino a cenizas, Veira!) Leonis se impulsó contra otro edificio. “Magnus-sama”.

Una sombra se agitó en la superficie de la siguiente estructura que Leonis iba a utilizar como base. Un lobo negro apareció allí, con su pelaje mojado.

“Has venido, Blackas”. Leonis sonrió, corriendo a lo largo de la pared paralela al lobo.

“Magnus-sama, ¿no es ese el Rey Demonio Dragón? ¿Qué está pasando?”

“Yo tampoco lo sé. Al parecer, la bestia estaba sellada en la tundra, pero fue exhumada por los humanos”.

Mientras corría, los pensamientos de Leonis también se aceleraban. ¿Por qué Veira se despertó en el momento en que Leonis puso sus ojos en ella? El momento era demasiado obvio para ser una coincidencia.

“Vamos”. Le dijo Blackas.

Leonis se aferró al pelaje ébano de su amigo y se montó en su espalda. El pelaje de Blackas estaba húmedo por la lluvia.

“Ese aspecto te sienta mucho mejor, amigo. La imagen misma de un lobo negro”.

“Ya veo…” Blackas asintió secamente mientras saltaba de sombra en sombra.

Esta era una habilidad llamada [Cruce de Sombras], algo que Leonis no podía replicar. Se acercaron rápidamente a Veira, pero de repente, el Dragón Carmesí batió sus alas y se detuvo en el aire.

“… ¡¿Qué?!”

“¡Grooooooooooooooh!”

Un rugido retumbante sacudió el cielo sobre el Séptimo Assault Garden. El aire tembló y se agitó, y las ventanas se hicieron añicos al mismo tiempo.

“¡Un llamado de dragón…!”

Al llenar sus rugidos de mana, las especies superiores de dragones podían convocar a otros de su especie. Sin embargo, todos los verdaderos dragones se habían extinguido. No había ninguno que respondiera al llamado.

(¿A quién está llamando?) *Crack… Crack… ¡Crack…! * Incontables fisuras se formaron en el aire. “… ¿Void?”

Monstruosos Void con forma de Dragón atravesaron las fisuras. Si bien se parecían vagamente a las poderosas criaturas que Leonis admiraba, jamás podrían confundirse con ejemplares auténticos. Sus torsos estaban asquerosamente hinchados, sus alas parecían brotar de sus espaldas en lugares aleatorios, y un sinfín de tentáculos se agitaban inquietantemente desde sus cuerpos. Estas cosas parecían una burla de todo lo dracónico… contemplarlas llenaba a Leonis de ira y odio.

“Veira. Incluso alguien tan imponente como tú ha sido contaminada por los Void”.

La rabia creció en el corazón de Leonis.

El Archi-Sabio y la Santa habían sido corrompidos de forma similar, pero esto era diferente. Veira era un Dragón, la criatura más grande que existe. Era la digna rival de Leonis. Verla corrompida y deshonrada de esta manera era imperdonable.

“¡Te maldigo! ¡¿Quieres manchar el título de Rey Demonio?!”

De la punta del Báculo de los Pecados Sellados brotaron llamas rojas. Era el hechizo de Octavo-Orden, [Bola de Fuego de la Gran Aniquilación]. La enorme esfera carmesí estalló en el cielo. Torrentes de calor abrasador hicieron volar los Void que emergían de las grietas.

Las sirenas sonaron en la Academia Excalibur, alertando a su personal para que entrara en posiciones de combate clase 1. Los eventos en el campo de combate de la academia fueron inmediatamente suspendidos, y todos los pelotones se apresuraron a defender su casa.

“¡No recuerdo haber invitado a esas cosas al Festival de la Luz Sagrada!”

Regina subió al tejado del dormitorio, todavía vestida con su traje de la Cafetería Embrujada. Un gran número de ciudadanos había sido evacuado al jardín que rodeaba el edificio.

“¡Todos, entren!” Regina gritó desde arriba.

Aunque la estructura parecía bastante ruinosa como para que la tormenta la derribara, era mejor que los civiles se refugiaran dentro.

Con sus coletas ondeando en los vientos furiosos, Regina manifestó su Espada Sagrada, Drag Howl10, y se la echó al hombro. La vista en el cielo era increíble y aterradora a la vez.

(¿Qué son esas cosas…?)

Volando entre las nubes oscuras había innumerables Void de Clase-Dragón.

La Espada Sagrada de Regina estaba optimizada para el bombardeo a larga distancia, pero en su forma actual, no sería capaz de acertar a objetivos que se movieran a gran velocidad con precisión. Por otra parte, estos Void eran aún más grandes que los de la Clase-Wyvern, y el modo Drag Striker11 de su Espada Sagrada carecía de la potencia de fuego necesaria para penetrar sus defensas.

Quizás al percatarse de los ciudadanos reunidos en el suelo, los Dragones del Vacío que volaban en círculos comenzaron a planear hacia la superficie.

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“¡No se acercan más!”

*¡Bang, bang, bang, bang!*

Drag Howl destelló, lanzando ráfagas de fuego intermitentes.

*¡Whooosh…*

Un Void Clase-Dragón fue derribado, estrellándose en el bosque detrás del dormitorio.

“Ese es uno…” Regina murmuró. Desgraciadamente, el Void que había abatido se levantó lentamente sólo unos instantes después.

(… Estas cosas son más duras de lo que pensaba).

*¡Bang, bang, bang!*

El Drag Howl de Regina soltó tres disparos más.

(Tengo que aguantar hasta que Sakuya esté aquí…)

Su luchadora más fuerte, Sakuya, había estado descansando en el campo de entrenamiento cuando comenzó el ataque. Regina había intentado contactar con ella, pero aparentemente, los Void estaban interfiriendo con las comunicaciones.

(Debe estar en camino). Pensó Regina.

Sin embargo, Sakuya podría estar atrapada en una batalla. Incluso era posible que la hubieran movilizado a uno de los escuadrones de interceptación del Comité Ejecutivo.

La sombra de un gigantesco Void se deslizó por el suelo. Regina apuntó a la criatura que volaba por encima y disparó, pero ésta no prestó atención a sus ataques. Con un rugido, un torrente de llamas se acumuló en su boca.

(¡Oh, mierda…!) Regina trató de responder a la explosión con una descarga de su Drag Howl, pero no logró reaccionar a tiempo.

Un destello blanco de calor incineró los árboles del bosque y rápidamente engulló el dormitorio y a Regina con él.

“Sereno espejo de los dioses del agua… ¡Arzays!”

Al momento siguiente, un brillante espejo esférico azul se manifestó frente a Regina. La oleada de llamas del Void fue atraída hacia el espejo, y luego se dispersó en todas las direcciones.

*¡Boom, boom, boom, boom, boom!*

El fuego desviado explotó en los alrededores del edificio, formando pilares ardientes.

“¡Aaah…!”

El daño fue grande, pero Regina y el dormitorio sobrevivieron. Perpleja porque aún seguía viva, Regina buscó la fuente de la voz que la había salvado. En lo alto del cielo, divisó un esqueleto con túnica que sostenía un báculo.

“¡¿H-Huuuuuh?!” Regina gritó atónita, casi cayendo del techo.

“¡Kah, kah, kah! Los dragones de mi época eran mucho más robustos”. La huesuda figura cacareó y se sacudió.

Luego giró la punta de su báculo hacia los Void que se acercaban.

“¡Sopla, brizna del aliento del Señor de los Dragones… ¡Raz Veira!”

*¡Whoooooooooosh!*

Llamas rojas redujeron a cenizas a un grupo de Void que se acercaban.

“…”

En este punto, Regina sólo podía mirar la escena, estupefacta.

“¡No debes acaparar todas las presas, Nefisgal!”

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“¡Aquí, aquí! Nosotros también merecemos una oportunidad de gloria”.

Estas dos nuevas voces hicieron que Regina mirara hacia abajo. Allí vio a otros dos esqueletos con armadura de combate.

“¡No se preocupen, amigos! Hay muchos enemigos para todos, Amilas, Dorug”.

Sintiendo una sensación de vértigo, Regina presionó un dedo contra su sien. Al mirar más de cerca, reconoció a esas criaturas. Eran los esqueletos de utilería que habían colocado frente a la entrada de la cafetería embrujada. Leonis los había traído para ayudar a crear el ambiente.

“Ah…” Conectando las piezas, Regina se encogió de hombros.

(Es el chico con sus trucos de nuevo…)

Ella había visto a Leonis invocar una especie de Dragón hecho de hueso a bordo del Hyperion. Estos tres probablemente también eran obra suya, centinelas para vigilar el dormitorio.

(¡Supongo que ha estado tratando de mantener su verdadero poder en secreto, pero lo hace terriblemente mal!)

Lo más probable era que todos los miembros del Decimoctavo Pelotón se habían dado cuenta de que Leonis era más de lo que parecía. Después de todas las acciones llamativas que había realizado, era imposible no sospechar. Sólo Leonis pensaba que estaba encubierto.

(Supongo que no deberíamos decir nada si está tan decidido a ocultarlo).

Regina no sabía lo que era en realidad. Sin embargo, él había salvado la vida de su hermana menor, la Princesa Altiria. Así que, incluso si la Oficina Administrativa empezaba a preguntar por Leonis, Regina tenía toda la intención de proteger su secreto.


(Sólo espero que llegue un día en que el chico se sienta preparado para contarnos la verdad…)

Fue entonces cuando escuchó una voz apagada procedente de su terminal de comunicaciones.

<<… gina, ¿me escuchas?>>

“¡¿Fine-senpai?! ¡¿Dónde estás ahora mismo?!”

<<Sexto… rden… puede la acad… fuerzos?>>

Su voz sonaba muy agitada. Las transmisiones normales seguían siendo imposibles. Elfine debía estar usando el poder del Eye of the Witch para atravesar la interferencia del Vacío.

“… ¿Estás preguntando si la academia puede enviarte espadachines sagrados como refuerzo?”

<<Sí… favor…>>

A diferencia del Séptimo Assault Garden, que solía luchar contra los Nidos del Vacío en el frente, el Sexto Assault Garden era una ciudad de abastecimiento. No había muchos Espadachines Sagrados estacionados allí. La Oficina Administrativa de la Academia era consciente de ello, pero al no haber un método de transmisión de mensajes eficaz, tardarían en desplegarse.

Regina miró a los Caballeros Esqueléticos que charlaban entre ellos.

(Puedo dejar que los esqueletos del chico se encarguen de proteger este lugar, ¿no?)

El esqueleto con túnica acabó con uno de los Void más grandes en un abrir y cerrar de ojos. Si los otros dos eran tan fuertes como su compañero, entonces era un desperdicio que custodiaran este dormitorio. Sin embargo, Regina tenía la sensación de que, aunque estos esqueletos tenían la orden de proteger el dormitorio Hræsvelgr, les era indiferente el destino del resto de la academia. ¿Estaba realmente bien que Regina se fuera?

(También tardaría en llegar al Sexto Assault Garden con un vehículo…)

Regina se mordió la uña de su pulgar, indecisa. Afortunadamente, vio una figura familiar corriendo a través de la lluvia.

“¡Sakuya!”

“¡Perdón por el retraso! Me quedé atrapada luchando contra los Void”.

Sakuya se detuvo frente a la puerta.

“¿Puedes ir a ayudar a proteger el Sexto Assault Garden?” Le gritó Regina desde la azotea.

“¿Qué hay de la academia?” Respondió la espadachina.

“¡Deberíamos estar bien!”

“¡Entendido!” Tras un rápido asentimiento, Sakuya desapareció en la tormenta con la misma rapidez con la que había llegado. Se trataba de [Pulso del Trueno], una habilidad otorgada por su Espada Sagrada que le permitía a la chica acelerar a través del electromagnetismo.

“Cuento contigo, Sakuya”. Murmuró Regina mientras levantaba su Drag Howl.

Una docena de grandes Void comenzaron a descender hacia la academia.

“¡Dos grandes especímenes se acercan al sector dos! ¡Repito, dos grandes especímenes se acercan…!”

De pie en medio del aguacero en la plaza del museo, Elfine transmitía activamente información para ayudar a la evacuación de los ciudadanos e informar de la posición de los Void a los Espadachines Sagrados que luchaban.

Los Void convocados por el Dragón Rojo estaban atacando múltiples puntos alrededor del Sexto Assault Garden. No había muchas criaturas, pero cada espécimen en particular tenía un poder que lo situaba en el Rango A. Sólo un grupo de múltiples Espadachines Sagrados trabajando al unísono podría derrotarlo.

“… Desplegar ocho orbes a la vez es realmente demasiado agotador…”

Elfine se llevó una mano a la sien, tratando de suprimir el fuerte dolor de cabeza que la invadía. La abrumadora oleada de información pesaba en su mente. Durante el entrenamiento de combate, sólo utilizaba cuatro orbes para sondear, con dos desplegados para el análisis y el respaldo. Reunir información de toda la ciudad era mucho más extenuante.


Sin embargo, dado que la interferencia del Vacío inutilizaba las terminales de comunicación, la Espada Sagrada de tipo análisis de Elfine seguía siendo su única esperanza.

Una estruendosa explosión resonó en algún lugar lejano, y las llamas comenzaron a extenderse en todas las direcciones.

(Leo, Seria…)

Elfine estaba preocupada por ellos. Había perdido de vista a los dos después de que el bloque de hielo se rompiera. Aunque podía buscarlos con uno de sus orbes, sus talentos eran necesarios en otra parte.

(Clauvia también se ha ido…)

En algún momento, la hermana de Elfine también se había desvanecido.


(¿En qué está pensando?)

Cuando eran más jóvenes, Elfine siempre había considerado a Clauvia como una chica un poco excéntrica, pero seguía siendo brillante y quería mucho a su hermana menor. En algún momento, se había convertido en una extraña para Elfine.

Ni siquiera ella había esperado que ese monstruo Dragón se liberara.

Clauvia quería que Elfine lo analizara. Pero, ¿por qué acudir personalmente a ella en lugar de al equipo de investigación de la Compañía Phillet?

Ella lo llamó Rey Demonio. ¿Qué significaba eso…?

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