Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)

Volumen 4

Capitulo 5: El Sexto Assault Garden

 

 

Se escucharon fuertes vítores en el recinto de la competición. Era el punto en que el Festival de la Danza de la Espada Sagrada estaba en su momento más emocionante. Durante la mañana, la cafetería había estado abarrotada de clientes, pero ahora la afluencia había disminuido. Leonis y Lyseria probablemente ya estaban en el Sexto Assault Garden ahora.

Elfine estaba limpiando una de las mesas cuando su terminal empezó a sonar.

“… ¿Qué significa esto?” Dijo, mirando el dispositivo.

“¿Qué ocurre?” Preguntó Regina mientras lavaba los platos.

“Tengo una citación de la oficina administrativa”. Contestó Elfine.

“¿Una citación…? Espera, no creerás que han aparecido los Void, ¿verdad?” Preguntó Regina, deteniendo sus manos.

“¡¿Void?!” Sakuya, que estaba guardando los cuchillos y los tenedores, reaccionó de inmediato.

Elfine negó con la cabeza. “No, no es una llamada de emergencia. Debe ser otra cosa”.

La Oficina Administrativa solía recurrir a los Espadachines Sagrados con poderes centrados en el análisis de datos, como Elfine, en busca de ayuda. Las Espadas Sagradas con tales habilidades eran raras, por lo que los reglamentos establecían que debían trabajar para la Oficina Administrativa mientras servían en sus pelotones asignados.

“¿Te parece bien que me retire un rato?” Dijo Elfine disculpándose.

“Nosotras dos podemos encargarnos de todo; ahora tenemos tiempo libre”.

Regina respondió.

“Gracias. Volveré en seguida”.

Sin embargo, no podía presentarse en una oficina vestida como estaba. Puesto que la llamada no era urgente, Elfine pensó que tenía tiempo para cambiarse. (Pero, ¿por qué me llaman el día del Festival de la Luz Sagrada?) La joven se preguntó al entrar en el vestidor.

Se quitó el sombrero de bruja y se pasó los dedos por el cabello. ¿Quizás algún niño se había perdido y la habían llamado para que lo buscara? A Elfine ya le habían pedido que ayudara en ese tipo de situaciones.

(¿O tal vez descubrieron que estuve hackeando Astral Garden?)

Elfine había utilizado los terminales de la sala de control de la información para infiltrarse en la red de información de la capital en más de una ocasión. Por supuesto, la joven confiaba en que no había dejado ninguna prueba, pero si sus acciones eran descubiertas, recibiría mucho más que un regaño.

(No, no puede ser. Usé el Eye of the Witch para camuflarme…)

Se quitó las botas y desató los cordones de su disfraz situados en la espalda. Esto dejó al descubierto el maduro sujetador negro que cubría sus pechos, la delicada curvatura de su cintura y su suave piel, tan blanca como la nieve virgen.

(Creo que he ganado un poco de peso. Tendré que reducir los dulces). Pensó Elfine, pellizcando la poca carne que tenía en su vientre plano, cuando…

“Oh, Fine, ¿así que ya eres lo suficientemente mayor como para empezar a preocuparte por esas cosas?”

“… ¡Whoaaaa!” Sintiendo una suave caricia deslizarse por su espalda, Elfine dejó escapar un grito de sorpresa.

“Heh, heh, heh, ¿te he asustado?” Alguien le susurró al oído. La persona pasó sus brazos desde su espalda hasta su estómago, pellizcando y pinchando. “Hmm. No creo que tengas nada de qué preocuparte con esta poca carne encima”. Comentó.

Seiken Gakuin no Maken Tsukai Volumen 4 Capitulo 5 Novela Ligera

 

“… Nnn, C-Clauvia… ¿Qué estás haciendo aquí?”

Elfine se dio la vuelta, mirando fijamente a los ojos de la mujer. Tenía unos veinte años y vestía una bata blanca. Poseía unos rasgos faciales elegantes y refinados, al igual que una de las famosas actrices de la capital, con un hermoso cabello de ébano, como si la misma oscuridad de la noche se hubiera disuelto en sus mechones.

Se trataba de la Oficial de Investigación de alto rango, Clauvia Phillet.

La hermana mayor de Elfine la miró con picardía. “No me pongas esa cara de miedo, ¿de acuerdo? Se arruinará tu bonita cara”.

“Grr. ¿Cómo has entrado aquí?” Elfine fulminó con la mirada a su hermana. “He estado aquí durante un tiempo. Era uno de los clientes de la cafetería”. “… ¿Huh?”

Clauvia se encogió de hombros. “Eres consciente del poder de mi Espada Sagrada, y sin embargo no te diste cuenta en ningún momento, Fine”.

(La habilidad de confundir la percepción de los demás). Recordó Elfine.

En otras palabras, la Espada Sagrada le permitía a Clauvia desaparecer de la conciencia de los demás. Según la estimación del ejército, tal poder era sólo de rango D. No era una Espada Sagrada adecuada para enfrentarse directamente a los Void, así que Clauvia se había convertido en una investigadora.

“Ese traje de bruja de antes… te veías absolutamente adorable”. Dijo Clauvia con malicia.

“… ¿Qué es lo que quieres?” Preguntó Elfine con ojos indiferentes.

“Pues, ver a mi linda hermanita, por supue…”

“Deja de mentir”. Elfine la cortó.

“¡¿Eh?!” Respondió Clauvia con una expresión en shock.

La reacción era demasiado exagerada para ser genuina.

“Escucha, Clauvia, me encantaría charlar, pero he recibido una citación de la oficina administrativa y tengo que irme”. Dijo Elfine.

“Ah, ¿eso? Lo he enviado yo”. Dijo Clauvia con indiferencia.

“… ¿Huh?”

“He hackeado uno de los terminales de la oficina y te he enviado una citación”. Confesó Clauvia con una sonrisa. “Su seguridad podría necesitar un poco de trabajo”.

La mujer afirmó algo bastante peligroso con un aire de indiferencia. Sin embargo, Elfine sabía que su hermana podía hacer una operación así con facilidad.

“Hackear la oficina administrativa es un delito, Clauvia”.

“Sí, lo es. Pero…” Clauvia miró directamente a los ojos de su hermana menor. “teniendo en cuenta que te has infiltrado en Astral Garden, no eres nadie para hablar. Y encima utilizando los terminales de la Academia Excalibur…”

“… ¡¿?!”

“Heh, heh, heh. No hay necesidad de parecer asustada. Probablemente soy la única que se ha dado cuenta. Y nunca vendería a mi preciosa hermanita, ¿verdad?”

“¿Qué es lo que quieres?” Preguntó Elfine con una expresión rígida.

“Oh, yendo directamente al grano, ¿no?” Susurró Clauvia con una sonrisa cínica. “Quiero que analices la reliquia que trajimos al laboratorio con tu Espada Sagrada”.

“¿Te refieres a esa cosa que la expedición de investigación del Sexto Assault Garden desenterró en la tundra?”

“Así es. Honestamente, no hemos conseguido comprenderla del todo”. Clauvia se rió mientras pasaba un dedo por la clavícula de Elfine. “Pero pensé que tal vez, con tu ayuda, podríamos hacer un avance”.

“… ¿Es una amenaza?”

“No, no. Sólo te estoy pidiendo un favor”.

Elfine se mordió el labio inferior. El hecho de que Clauvia estuviera al tanto de su entrada ilícita en Astral Garden no le permitía negarse.

“Hay una cosa que necesito saber…” Dijo Elfine en voz baja. “¿Qué has encontrado exactamente?”

Los labios de Clauvia se curvaron. “Una antigua forma de vida que se estrelló en la superficie”.

“… ¿Una forma de vida?”

“Así es. Lo que la gente del viejo mundo solía llamar un Rey Demonio”.

“No tenías que cambiarte, Leo-kun. Es un desperdicio”.

“¡No iba a llevar ese atuendo ni un segundo más de lo necesario!” Gritó Leonis desde el asiento trasero del vehículo militar de Lyseria.

“Pero estabas tan lindo… Oh, vamos a entrar en un túnel”.

Mirando hacia arriba, Leonis pudo ver la luz que brillaba delante de él. Cuando salieron del puente de acoplamiento de la ciudad y pasaron por una puerta de certificación, la vista de los altos edificios enmarcados en un claro cielo azul se extendió ante ellos. En el centro del paisaje urbano había dos enormes e imponentes edificios que transmitían una majestuosa presencia.

“Ése es el museo, y justo al lado está el instituto de investigación anti-Void”.

Explicó Lyseria.

“Es más grande de lo que imaginaba…” Murmuró Leonis.

La estructura rivalizaba en tamaño con el Tesoro de Death Hold. Después de conducir un rato, la pareja se encontró en un distrito comercial, y Lyseria comenzó a reducir la velocidad.

“Esta es la famosa calle de la Academia del Sexto Assault Garden. Aquí hay muchos restaurantes”. Dijo la joven.

(Ya veo).

Efectivamente, olores apetitosos flotaban desde todas las direcciones.

“¿Tienes hambre, Leo-kun?”

“Sí, un poco…” Respondió con sinceridad.

Durante un descanso, había comido un poco de la tarta de manzana casera de Regina, pero se encontraba en el cuerpo de un niño en crecimiento, después de todo. Su estómago ya estaba empezando a gruñir.

(Qué inconveniente). Leonis se quejó.

“Entonces vamos a comer algo antes de ir al museo”. Decidió Lyseria.

Aparcó su vehículo en la orilla de la carretera y sacó su terminal.

“Hmm, si no recuerdo mal, hay una famosa tienda de crepes09 por aquí… Ah, por ahí”. Lyseria señaló a una tienda con muchos estudiantes alineados frente a ella. “Este lugar te permite elegir tus ingredientes favoritos. ¿Qué quieres en la tuya, Leo-kun?”

“… Yo, erm, no sé”.

“Entonces vamos con los clásicos. Chocolate, fresa y crema fresca”.

“Eso servirá. Oh, aquí están mis créditos…” Leonis se dispuso a sacar su terminal.

“Yo invitó”. Lyseria dijo, deteniéndolo. “Has trabajado muy duro”.

“¿De verdad? Gracias”.

Al principio, Leonis se sintió un poco inseguro de ser mimado así por su sirviente. Parecía un insulto a su dignidad como Rey Demonio. Sin embargo, Blackas le había aconsejado que era más natural que un niño de diez años confiara en la bondad de los demás. Leonis decidió hacer caso a la sugerencia de su compañero.

“Aquí hay todo tipo de restaurantes. Podemos intentar ir a cada uno de ellos”.

Lyseria afirmó con entusiasmo.

“… Ganarás peso si comes en exceso”. Reprendió Leonis.

“C-Cierto… Bueno, comprar dos puede ser demasiado, así que compartamos una”.

“Dejaré que elijas tú”.

(No es como si un vampiro pudiera ganar peso).

Lyseria tomó su crepe con una mano y se aferró a la de Leonis con la otra.

“Vamos a la siguiente tienda, entonces. Esa de ahí es realmente popular”.

“… ¡S-Seria-san, no tienes que sostener mi mano!”

“No, no conoces esta ciudad. ¿Y si te pierdes? Vamos”.

Con su mano entrelazada con la de Leonis, Lyseria se puso en marcha.

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Una figura oscura observó a la pareja alejarse desde su posición en un tejado cercano.

(¡Grr, L-Leonis-sama…!)

No era otra sino Shirley. Por órdenes de Leonis, había extendido el alcance de los corredores de las sombras hasta el Sexto Assault Garden, vigilando a cualquier ser sospechoso que pudiera estar en movimiento. Sin embargo, mientras la asesina se mantenía vigilante, había visto a Leonis y a Lyseria cogidos de la mano y estaba verdaderamente enfurruñada y furiosa.

Lyseria Christaria era una sirviente que el propio Leonis había creado. Además, era una Reina Vampiro, el nivel más alto de los no muertos. Por muy inexperta que fuera ahora, sin duda demostraría ser una poderosa comandante para cuando los Ejércitos de los Reyes Demonio se alzaran de nuevo.

Además, Lyseria incluso había salvado la vida de Leonis durante la batalla en la ciudad en ruinas. Shirley estaba agradecida por ello, por supuesto, pero…

(¡Una simple s-s-sirviente aferrándose a él de esa manera! Es… ¡Insolente! ¡Inapropiado!)

Shirley se miró las palmas de las manos. Como asesina, sus manos habían dado muerte rápida y absoluta a los enemigos de su Rey Demonio. Ella nunca había sostenido sus manos como lo hacía Lyseria.

(Nunca podría hacer algo tan… descortés…)

Levantando su cabeza, Shirley observó como ambos compraban más dulces. Llevado por su sirviente de cabello plateado, Leonis la siguió con las mejillas sonrojadas. Aquella chica probablemente no podía decirlo… pero era, sin duda, el objetivo de su afecto.

Si Lyseria lograba fortalecerse como Reina Vampiro, eventualmente sería digna de acompañar a Leonis, sirviendo como su protectora. Si eso llegara a suceder, Shirley podría dejar de ser necesaria.

La asesina apretó nerviosamente sus dedos alrededor del anillo de hueso que Leonis le había dado.

“… ¡¿?!”

Girándose bruscamente, Shirley lanzó un cuchillo sombra. La hoja se clavó en el suelo con un sonido estridente.

“¿Te importaría revelarte?” Dijo Shirley con frialdad mientras sacaba varias dagas más de debajo de su falda.

Las sombras comenzaron a arremolinarse en una espiral y luego tomaron forma humana. Al igual que la criatura arácnida con la que Leonis había luchado días atrás, se trataba de otro demonio.

“No pareces ser una simple humana, chica. ¿Eres sirviente de algún vampiro…?”

“Vampiro…” Shirley levantó las cejas con sorpresa.

No había duda de que este demonio iba tras Lyseria Christaria.

(Debo informar esto a Leonis-sama inmediatamente).

Sin embargo, al intentar enviar un mensaje telepático a Leonis, descubrió que no podía.

(¡¿Estoy siendo aislada?!)

“Es una barrera de aislamiento”. Reveló el demonio con una mueca.

“¡¿?!”

Sintiendo otra presencia, Shirley saltó en el aire. Las sombras situadas en el lugar donde acababa de estar se levantaron y se agitaron mientras aparecían otras dos criaturas de su interior… demonios con forma de murciélago con zarcillos retorcidos que se extendían desde sus brazos.

“No nos atrapaste en tu trampa, niña. Nosotros te atrapamos en la nuestra”.

Después de visitar algunos de los restaurantes, Leonis y Lyseria se dirigieron al museo y ahora estaban parados justo en frente del imponente edificio.

“Comer mientras caminas es divertido, ¿no es así, Leo-kun?” Dijo Lyseria mientras masticaba una brocheta de carne.

“No tendrás espacio para la cena si consumes tanto”. Le dijo Leonis con una pizca de asombro, aunque él también estaba disfrutando de una brocheta.

Los jugos calientes de la carne llenaron su boca cuando mordió el exterior frito. Masticar el cartílago era satisfactorio.

“Oh, bueno”. Respondió Lyseria con un encogimiento de hombros.

Como si surgiera de la nada, empezaron a caer gotas del cielo.

Lyseria miró hacia arriba, protegiéndose los ojos con las manos. “… Huh. ¿Está lloviendo?”

“Supongo  que  la  previsión  de  la  oficina  administrativa  se  equivocó”.

Concluyó Leonis.

“Bueno, suele ocurrir. Los cambios de tiempo repentinos forman parte de la vida en una isla artificial”. La aparición de nubes llenó de ansiedad a Lyseria. Pudo ver los relámpagos en dirección a la costa. “Aun así, esto es terriblemente repentino. Parece que incluso podría convertirse en una tormenta”.

“Entonces, apresurémonos a entrar en el museo”. Sugirió Leonis. “De acuerdo…”

Ambos se apresuraron a entrar en el edificio mientras las gotas de agua salpicaban el suelo. Presentaron sus identificaciones de estudiantes de la Academia Excalibur en la puerta y entraron al recinto. Otros estudiantes con sus uniformes se reunían en torno a la entrada.

“Puedes entrar con la tarifa preferencial, Leo-kun”. Dijo Lyseria.

“Deja de tratarme como a un niño”. Contestó Leonis indignado.

Sin embargo, ya que la tarifa de entrada se basó en su información registrada al cargar sus créditos, aplicó automáticamente el descuento, por lo que acabó pagando una entrada de niño de todos modos.

En la plaza, frente a la puerta, había un monumento con una enorme espada clavada en una roca.

“¿Qué es eso?” Preguntó Leonis.

“Un monumento de la Espada Sagrada”. Dijo Lyseria, levantando su dedo índice. “Se dice que hace sesenta y cuatro años, cuando los Void comenzaron su invasión, a Su Majestad el Emperador se le concedió el poder de la primera Espada Sagrada. Cuando tuvo lugar la segunda invasión, Su Majestad entregó su vida, y el poder de esa Espada Sagrada se perdió, pero…”

“Esa sí que parece una espada”. Señaló Leonis. Muchas de las armas eran cualquier cosa menos eso.

“Bueno, sí. La razón por la que los poderes que nos concede el planeta se llaman Espadas Sagradas es porque la primera era una auténtica espada”.

(Hmm. Eso es un museo para ti. He hecho algunos descubrimientos informativos incluso antes de llegar a una exposición adecuada).

El interior del edificio estaba repleto de gente, muchos de los cuales probablemente habían entrado para refugiarse del repentino aguacero. Lyseria guiaba a Leonis con su mano aún sujeta a la de él. Evidentemente, ella ya había estado en el establecimiento unas cuantas veces y estaba familiarizada con el lugar.

“Si quieres ver adecuadamente todo lo que ofrece este museo, un día no será suficiente”. Le dijo a Leonis.

“… Así parece”. Respondió con un asentimiento.

Eso lo entendió sólo por el tamaño del lugar. Además del edificio principal, había un anexo con un jardín botánico que contenía plantas de todo el mundo.

“Por ahora, vayamos por la ruta sugerida y echemos un vistazo”. Decidió Lyseria.

Los dos dejaron atrás la puerta principal y pasaron a una gran sala al aire libre.

(¡¿Q-Qué demonios es eso?!)

En la parte central había una gigantesca masa de huesos expuesta.

“Ese es el rey del mundo animal antiguo. Es el esqueleto de un dragón”. Le dijo Lyseria, notando su sorpresa.

“¡¿De un dragón?!”

Leonis se acercó a la valla que lo rodeaba, mirando con asombro su imponente majestuosidad. Era completamente diferente del Gusano Mayor que había encontrado en el laberinto. Este era un esqueleto entero de un dragón.

(Y uno bastante grande. Basado en la forma de sus cuernos, diría que era un dragón rojo).

En definitiva, Leonis creía que los Dragones eran extremadamente dignos e inspiradores. En su entusiasmo, el Rey Demonio casi se inclinó sobre la valla.

“¡L-Leo-kun, no puedes tocarlo!” Lyseria tiró de él hacia atrás. “Tienes que respetar las normas del museo”.

“E-Entendido. Lo siento, es solo que me he emocionado un poco…” Leonis se disculpó dócilmente.

(Nunca esperé encontrar una pieza tan exquisita en un lugar como éste…)

Leonis miró el esqueleto con una sonrisa siniestra. Había renunciado a toda esperanza de reparar su Dragón Calavera, pensando que los materiales que necesitaba simplemente no existían en esta época. Pero ya no era así.

“¿Dónde han descubierto este esqueleto?” Preguntó Leonis con entusiasmo.

“Erm, estos huesos no son reales, Leo-kun”. Admitió Lyseria con una sonrisa un poco rígida.

“… ¿Huh?”

“El verdadero está en un laboratorio de la capital. Éste es sólo una réplica”.

“¿R-Réplica?”

Leonis miró el esqueleto y, efectivamente, al inspeccionarlo de cerca, descubrió que los huesos no eran auténticos, sino que eran imitaciones meticulosamente forjadas. Incluso si recitara la hechicería del Reino de la Muerte, no sería capaz de manipular este esqueleto.

(Se atreven a engañarme con huesos falsos). Leonis apretó los dientes.

“Sin embargo, hay huesos reales expuestos más adelante”. Añadió Lyseria, tirando de la mano de Leonis mientras dejaban atrás el esqueleto de dragón.

Salieron de la sala al aire libre y caminaron por la ruta marcada. Pasaron por un túnel y llegaron a la siguiente sala. Detrás de unas vitrinas transparentes, Leonis pudo ver los esqueletos de antiguas criaturas en exhibición.

“Esta es una exposición de huesos de animales antiguos descubiertos en ruinas antiguas. Muchos de ellos fueron descubiertos por los equipos de expedición de la Academia Excalibur”.

Leonis sólo escuchaba a medias su explicación.

(¡Ooh, esto es un esqueleto de ogro!)

El rostro de Leonis estaba prácticamente pegado a la vitrina. Detrás de él había un enorme armazón de huesos, fácilmente siete u ocho veces su altura. Los ogros eran una raza de monstruos que servían a Dizolf Zoa, el Rey Demonio de la Ira. Estas gigantescas criaturas devoraban a los humanos y a los semi-humanos.

Muchos de ellos eran poco inteligentes y salvajes, pero también había ogros muy inteligentes llamados Chamanes Ogros. Eran capaces de lanzar hechizos de hasta Tercer-Orden.

El esternón del ogro tenía una marca que daba a entender que había sido atravesado por una espada. Aparentemente, este era de verdad.

(Se me ocurre que podría utilizar algunos esqueletos más grandes).

Un ogro sería un compañero de entrenamiento adecuado para Lyseria. Se estaba acercando al punto en el que los soldados ordinarios ya no suponían un reto para ella.

(¿Puedo robarlo sin que nadie se dé cuenta?)

Si todo lo que quería era simplemente tomarlo, podía limitarse a engullirlo todo en el Reino de las Sombras. Sin embargo, si construía una falsificación y la colocaba en su lugar, tal vez nadie se daría cuenta de que había desaparecido. Leonis se cruzó de brazos mientras se sumía en la contemplación.

“Estás pensando en hacer algo malo otra vez, ¿verdad, Leo-kun?”. Lyseria lo miró con disgusto.

“… ¡¿C-Cómo puedes saberlo?!” Sobresaltado por haber sido expuesto, Leonis levantó la cabeza con nerviosismo. Ni siquiera había puesto una cara de maldad.

“Soy tu sirviente. Puedo ver a través de ti y saber lo que estás pensando”.

Bromeó Lyseria con una sonrisa.

(Debo tener cuidado a su alrededor). Señaló Leonis, chasqueando la lengua con hosquedad.

Por el momento, decidió renunciar a robar ese esqueleto de ogro. Mirando a su alrededor, vio más esqueletos de monstruos. Grifos, nagas, kobolds, arpías, núcleos de demonio cristalizado…

“¿No es extraño pensar que, hace sólo unos siglos, había criaturas como éstas caminando por todas partes?” Susurró Lyseria.

Desde el punto de vista de Leonis, todo esto eran criaturas.

“¿Todos estos monstruos se extinguieron en algún momento?” Preguntó Leonis.

“Sí. La gente llama al acontecimiento en el que todos se extinguieron la Gran División”.

Lo que causó la desaparición de tantos monstruos en la superficie era aún desconocido. Quizás fue el impacto de un meteorito o la propagación de alguna plaga maldita. También podría haber sido el mana del planeta que se descontroló. Algunos incluso pensaban que los Void habían aparecido hace siglos para acabar con ellos, sin que la humanidad se diera cuenta.

(Los Void, ¿hmm?)

Las misteriosas formas de vida que surgían de las grietas en el espacio seguían siendo un misterio. Sin embargo, sus formas tenían características de criaturas antiguas. La gente incluso había llegado a designarlos con nombres de monstruos, como Clase-Ogro o Clase-Wyvern.

Leonis sospechaba que no habían nacido del vacío, sino que eran originalmente seres vivos que habían sido transformados por algún tipo de influencia externa. El Archi-Sabio, Arakael Degradios, y la Santa, Tearis Resurrectia, habían resucitado como Void. Tearis también había convertido las almas de los Caballeros de Christaria en Void. En todos los casos, una entidad existente había sido distorsionada para crear un Void.

(Pero si ese es el caso, ¿por qué los Void aparecen de las grietas de la realidad? ¿Qué reside al otro lado de esas fracturas?) Leonis reflexionó sobre las preguntas, pero no pudo llegar a ninguna respuesta por sí mismo.

“Oh, Leo… ¿Y, Seria?” Una voz llamó desde atrás. Leonis y Lyseria se giraron al mismo tiempo y vieron a dos personas que los miraban.

“¿Fine-senpai?” Dijo Lyseria sorprendida.

Efectivamente, era Elfine. Se había vuelto a poner el uniforme de la academia. “Oh, e-erm…” Tartamudeó, actuando más torpe que de costumbre.

“Mm, ¿quiénes son ellos? ¿Amigos tuyos, Fine?” Preguntó una mujer vestida con una bata de laboratorio, que estaba a su lado.

Tenía el cabello negro y liso, cortado a la altura de los hombros. Sus rasgos eran bastante similares a los de Elfine, y no se podía cuestionar su belleza.

(Mm. Se parece bastante a Elfine…) Leonis frunció el ceño.

“Soy Clauvia Phillet. La hermana mayor de Fine”. La mujer se presentó.

(¿Su hermana? Sí, puedo verlo. Eso explica el parecido. Sin embargo, sus personalidades parecen bastante dispares).

Algo en Clauvia le daba a Leonis la sensación de que era un abismo sin fondo de secretos, como si llevara algún tipo de faceta retorcida.

“¡Oh, eres la hermana de Fine-senpai! Yo soy… Lyseria Christaria”. Saludó Lyseria, pronunciando sus palabras con entusiasmo. “Estoy en el mismo pelotón que Fine-senpai, y um, ella siempre compensa mis fallos, y…”

“Seria, cálmate”. Elfine miró a su amiga con una sonrisa incómoda.

“¿Christaria?” Al escuchar eso, los ojos de Clauvia se entrecerraron un poco. “Ya veo, así que tú eres…”

“Soy Leonis Magnus, también del décimo octavo pelotón”. Leonis declaró cortésmente.

“Un placer… Vaya, ¿tienes un niño en tu pelotón?” Preguntó Clauvia, un poco sorprendida.

“Leo es un Espadachín Sagrado en toda regla”. Reprendió Elfine a su hermana antes de volverse hacia Lyseria. “¿Así que han venido al museo en una cita?”

“Sí, Leo-kun quería visitarlo”.

(¿Una cita?) Pensó Leonis, perplejo.

“Hay muchas cosas que ver”. Comentó Elfine. “Este lugar tiene suficiente para hacer varias visitas, así que no duden en volver mientras el Sexto Assault Garden permanezca acoplado”.

“Entonces, ¿a qué han venido tú y tu hermana?” Preguntó Lyseria.

“Clauvia me chanta… Quiero decir, uh, me pidió que la ayudara con algo”. Elfine respondió encogiéndose de hombros. “Así que ahora tengo que ayudarla a analizar la reliquia que excavaron en la tundra”.

“¡¿Qué?! ¡Eso es increíble!” Exclamó Lyseria.

“Efectivamente, mi pequeña Fine tiene mucho talento”. Dijo Clauvia con evidente satisfacción.

Elfine le lanzó una mirada aguda antes de continuar.

“De todos modos, nos dirigimos a una sección especial y restringida que conecta al museo con el instituto de investigación en la planta subterránea”.

En su camino se encontraron con Lyseria y Leonis.

(El objeto que descubrieron en la tundra. Esta es una buena oportunidad). Cuando escuchó el informe de Lena, Leonis estaba medio dispuesto a ignorarlo por completo, pero no iba a dejar pasar la oportunidad de hacerse con un auténtico Espíritu Original.

“Hmm, ¿disculpe…?” Leonis se dirigió a Clauvia titubeante. “¿Hay alguna manera de que podamos ver esa reliquia?”

“… ¿Leo?” Elfine lo miró con sorpresa.

“Hmm. ¿Te interesan las ruinas antiguas, chico?” Le preguntó Clauvia.

“Sí”.

“Ya veo. Bueno, es un secreto militar, así que no está permitido que los visitantes externos puedan acercarse a ellas…” Respondió, haciendo un teatral gesto pensativo.

(Exactamente el tipo de respuesta que esperaba. Supongo que tendré que controlar a esta mujer).

Sin embargo, justo cuando Leonis se preparaba para usar su [Ojo Maligno de la Dominación]

“… Pero está bien. Si sólo vas a mirar, no me importa”. Afirmó Clauvia Phillet con un guiño.

“¿No le importa?” Verificó Leonis, sorprendido.

“¿Clauvia?” Elfine se volvió hacia su hermana con ojos desconfiados.

“Sinceramente, no puedo dejar que la vean. Pero como son amigos de Fine, haré una excepción”.

“Aliento del descanso, concede la bendición del sueño… Nube de sueño”.

Tras pronunciar el cántico, una nube de sueño llenó el sector central del Instituto de Investigación Anti-Void, y todo el personal del laboratorio se desmayó.

“Ahora no tendremos que herir innecesariamente a nadie”. Dijo Arle Kirlesio desde debajo de su capucha y máscara.

“No está mal. ¿Ha sido algún tipo de hechicería élfica?” Preguntó Lena, dándole una palmadita en el hombro.

“Algo así…” Arle respondió sin mucho entusiasmo.

“Ya hemos terminado de estropear las cámaras de seguridad”. Dijo uno de los hombres bestia.

“Por ahora, vamos a atar a todos”.

“Sí, sí. Muy bien…”

El grupo se puso a trabajar atando a los investigadores inconscientes.

(Es bueno que no se hayan resistido).

Arle se sintió aliviada de que nadie tuviera que resultar herido.

“Aunque estoy sorprendida de que hayamos entrado con tanta facilidad”. Comentó Lena. “Pensé que la seguridad sería más estricta, ya que tienen un Espíritu Original sellado aquí”.

“Tenían tres militares espadachines sagrados de guardia; eso es suficiente seguridad”. Uno de los hombres bestia respondió.

“Hmm. Supongo”.

Arle había tomado por sorpresa a esos Espadachines Sagrados y los había dejado fuera de combate. Las Espadas Sagradas eran una poderosa fuerza con habilidades variadas, pero sus portadores no estaban bien organizados. La chica de cabello azul con la que Arle había cruzado espadas en la ciudad en ruinas había sido mucho más fuerte.

“Huh. Espera, ¡ustedes son los Sovereign Wolves…!” Exclamó uno de los investigadores al despertar.

“Ya no más”. Lena se acercó al hombre, mirándolo con un cuchillo en la mano. “Somos la Manada de Lobos Demoníacos”.

“¡Ahhh!” El investigador chilló de miedo.

“Necesito preguntarte algo. El equipo expedicionario del Sexto Assault Garden descubrió algo en la tundra, ¿verdad?”

“… ¡!”

“Y no te molestes en hacerte el tonto. Sabemos lo del Espíritu Original que tienen aquí”.

“¿Un espíritu? ¿De qué estás hablando?”

“Fingiendo ignorancia, ¿eh?” Uno de los hombres bestia gruñó. “En ese caso…”

“Detente”. Arle detuvo al hombre bestia, que estaba a punto de empezar a maltratar al investigador.

“Está bien”. Dijo Lena. “Sólo usaremos esto”.

Robó la tarjeta llave del investigador, la introdujo en el terminal y empezó a pulsar en el teclado.

“Heh, heh, heh, en realidad soy bastante buena con este tipo de cosas…” Murmuró Lena con orgullo. “Bien, el séptimo sector sellado. Ese es el lugar”.

Lena pulsó un botón, e imágenes aparecieron en el monitor del terminal. Inmediatamente, miró el vídeo con desconfianza. “¿Mm? Espera, ¿qué es esto…?”

“¿Qué pasa, Lena?” Preguntaron los demás miembros de la Manada de Lobos Demoníacos.

Arle echó un vistazo desde atrás y tuvo que evitar lanzar un grito ahogado. (No puede ser… ¿Por qué…? ¿Cómo es que eso está aquí?)

Leonis y el resto cruzaron el pasillo privado del museo, adentrándose en el nivel subterráneo del laboratorio. Clauvia avanzaba a la cabeza, desbloqueando las puertas cerradas a su paso.

“¿Es tu hermana una persona realmente importante, Elfine-san?” Le preguntó Leonis en un tono bajo.

“Es una de las investigadoras principales de la Compañía Phillet y la mayor autoridad cuando se trata de experimentación anti-Void”. Respondió Elfine, con la mirada fija en la espalda de su hermana mayor.

(Supongo que no se llevan tan bien). Concluyó Leonis.

De repente, Clauvia se detuvo frente al ascensor y se llevó el terminal de comunicación al oído. “Esto es extraño…” Murmuró.

“¿Qué ocurre?” Preguntó Elfine.

“No puedo ponerme en contacto con el sector central”.

“¿Crees que ha pasado algo?”

“Bueno, hay una tormenta afuera. Tal vez los Elementales Artificiales sean inestables”. Con un encogimiento de hombros, Clauvia sostuvo su tarjeta de identificación frente a la puerta de un ascensor.

Leonis y los demás entraron y bajaron.

Clauvia se volvió rápidamente hacia Lyseria y le dijo: “Así que eres la hija del Duque Christaria”.

“¿Eh? Hmm, sí…” Murmuró Lyseria, tomada por sorpresa.

“Una superviviente de la Estampida del Tercer Assault Garden…”

“¡Clauvia!” Le gritó Elfine a su hermana, quien se mantuvo indiferente.

“El Duque Crystalia publicó numerosas tesis fascinantes sobre ruinas antiguas. No estaba afiliado al instituto de investigación del imperio, pero era un brillante erudito”.

“Sí. Mi padre siempre se encerraba en el estudio, volcándose en su trabajo”.

Lyseria respondió.

“Dime, ¿también te interesa investigar sitios antiguos?”. Preguntó Clauvia.

“Así es. Mis especialidades en la academia son la lingüística arcaica y la arqueología de las ruinas…”

Tal vez en un intento de proteger a Lyseria, Elfine se entrometió en la conversación. “Clauvia, ¿podrías por favor dejar de intentar involucrar a los miembros de mi pelotón en tus asuntos?”

“Es una pena. Sólo buscaba un buen ayudante…”

Las puertas del ascensor se abrieron. Clauvia entró primero en el pasillo y extendió la mano para desbloquear la puerta. “Ahora, creo que ya lo he dejado claro, pero todo lo que verán aquí es ultra secreto”.

“¿Deberíamos realmente estar aquí?” Lyseria volvió a comprobarlo.

“Son amigos de Fine, así que no hay problema. Además, creo que como hija del Duque Christaria, tienes derecho a verlo. Nunca habríamos descubierto esto sin su investigación”.

Un grueso mamparo metálico se abrió lentamente con un estruendo, revelando un extenso espacio iluminado por luces de mana. Un enorme bloque de hielo reposaba en el centro de la cámara, sostenido por múltiples soportes de acero.

(¿Qu…? ¿Qué…?)

Leonis se quedó sin palabras. No por el tamaño del bloque de hielo, sino por lo que había en su interior.

Era inconfundiblemente un Dragón Carmesí.

Y no era un Dragón cualquiera. Leonis había entablado un combate mortal con este en particular muchas veces. El déspota tirano atraía a las tormentas con su mera presencia y reinaba como soberano de los cielos.

Era uno de los Ocho Reyes Demonio que había luchado junto a la Diosa de la Rebelión… Veira, el Rey Demonio Dragón.

(No puede ser… ¿Qué hace este Rey Demonio Dragón aquí…?)

Leonis se quedó boquiabierto, con la respiración entrecortada. Veira debería haber caído ante los Seis Héroes en la Cordillera del Dragón Demoníaco, y, sin embargo, aquí estaba. Leonis podía decirlo; el Rey Demonio Dragón estaba indudablemente, inequívocamente vivo.

“Clauvia, ¿qué has hecho…?” Elfine se giró para mirar a su hermana.

Sin embargo, la mirada de su hermana mayor estaba fija en la cosa congelada que tenían delante.

(¿Por qué Veira está…?) Leonis dio un paso firme hacia adelante. Fue un acto completamente inconsciente. Sin embargo…

(Le….. nis…)

“… ¡¿?!”

Al escuchar una voz en su mente, Leonis levantó la vista en shock.

“… ¿Veira?”

*¡Crack!* Pequeñas fisuras recorrían la superficie del bloque de hielo.

(¡Le… o… nis…)

*¡Crack, crack…*

“… ¡¿?!”

“… ¡¿Leo-kun?!” Lyseria agarró por reflejo al chico por el brazo, tirando de él hacia atrás.

Tan pronto como lo hizo, el bloque de hielo que encerraba al Rey Demonio Dragón se rompió en pedazos.

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