Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)
Volumen 4
Capitulo 3: Los Demonios De Las Sombras Se Acercan Sigilosamente
Era el atardecer. Habiendo terminado sus clases, Leonis se dirigía a su habitación en el dormitorio, sólo para descubrir…
“… Este lugar parece bastante… interesante”.
Había telas de colores esparcidas por todo el suelo.
“Ah, bienvenido, Leo-kun”. Le saludó Lyseria, sentada frente a una máquina de coser.
“Yo también estoy aquí, chico”. Añadió Regina, volviéndose hacia él.
“¿Se te ocurrieron los diseños de los disfraces?” Preguntó.
“Bueno, buscamos todo tipo de materiales y decidimos que lo mejor sería optar por unos bonitos”. Regina respondió.
“Ugh, después de habernos tomado la molestia de conseguir todo ese material de referencia…” Lyseria suspiró cansada.
“Bueno, nadie va a entrar en una cafetería si lucimos aterradoras, ¿verdad?” Regina se encogió de hombros.
“Supongo que…” Lyseria murmuró.
“En cualquier caso, veo que ya han encontrado una dirección”. Comentó Leonis con un movimiento de cabeza.
El tic-tac de las máquinas de coser llenó la habitación. Encontrar a Regina trabajando era una cosa, ya que era una sirvienta, pero a Leonis le sorprendió que Lyseria estuviera cosiendo.
(Esas dos son más hábiles de lo que pensaba). Reflexionó Leonis, extrañamente impresionado por ellas, mientras preparaba un poco de agua.
“Haré un poco de té. Tengo algunas hojas de té. ¿Les gustaría probarlas?” Ofreció.
“Oh, gracias, Leo-kun”. Respondió Lyseria.
El mana llenó la estufa y el agua no tardó en hervir. Leonis preparó la infusión no con un sustituto barato, saborizado y aromatizado, sino con verdaderas y caras hojas de té. Habían sido un regalo de un noble hace mucho tiempo. Leonis las había guardado de forma segura en la bóveda del tesoro del Reino de las Sombras. Shirley había escogido personalmente las que estaba usando hoy, así que no había duda de su calidad.
(En aquella época tenía un cuerpo de no muerto, así que no me servían…)
El suave estruendo de la lluvia llegó a los oídos de Leonis. Al mirar por la ventana, vio que había comenzado un ligero chubasco.
“Dicen que el tiempo debería despejarse el día del Festival de la Luz Sagrada”. Comentó Regina.
“Oh, gracias a Dios. Es difícil arreglarme el cabello en los días lluviosos…” Dijo Lyseria.
“Lo haré por usted”. Le dijo Regina tranquilizándola.
“Hmm, una pregunta. ¿Cómo sabes el tiempo que va a hacer dentro de dos días?” Preguntó Leonis, poniendo las hojas en el colador de té.
“La oficina administrativa de la academia reúne a los portadores de Espada Sagrada con visión futura. Por lo general, se les encomienda la tarea de explorar los nidos del Vacío. Pero dado que sus habilidades necesitan práctica para desarrollarse, también se les utiliza para predecir el tiempo que se avecina”.
“Visión futura…” Leonis murmuró pensativo. “Realmente hay todo tipo de Espadas Sagradas, ¿no es así?”
Inmediatamente, una duda brotó en la mente del Rey No Muerto.
“¿No podría esa visión futura haber previsto asuntos como la Estampida del Vacío o el incidente del Hyperion?”
“Al parecer, ver el futuro es un poder muy abstracto”. Respondió Lyseria. “Sólo mediante las predicciones con los datos recogidos de las Espadas Sagradas de tipo análisis, como el Eye of the Witch de Fine-senpai, el Assault Garden puede analizar lo que está por venir de manera significativa”.
“Y hay gente en el ejército que sigue siendo escéptica ante los acontecimientos predichos”. Regina agregó.
(Ya veo. Así que es como la lectura de las estrellas). Leonis perdió rápidamente el interés. No se podía comparar con la [Visión Futura] que tenía la diosa Roselia en virtud de su autoridad.
“Aun así, espero que el clima se aclare a tiempo para la celebración”. Declaró Lyseria.
“Yo también”. Respondió Leonis. Aunque, en realidad, no le importaba ni un poco el clima. Cuando era el Rey No Muerto, siempre se quedaba dentro de la Death Hold06 de Necrozoa. Además, todo lo que se necesitaba para manipular las condiciones atmosféricas de un campo de batalla era un hechizo de Octavo-Orden.
(Hablando de eso, siempre aparecía con una gran tormenta a su paso).
Leonis pensó en el pasado con una pizca de dulce nostalgia. En su época, había habido otro Rey Demonio que había estado en igualdad de condiciones con él; una criatura aclamada como el gobernante de las tormentas… Veira, el Rey Demonio Dragón.
(Siempre era bastante obvio cuando Veira descendía al campo de batalla…)
Sintiendo que sus labios se suavizaban en una sonrisa, Leonis tomó un sorbo de su té. Un aroma relajante le hizo cosquillas en la nariz. Justo cuando el vapor nubló el cristal de la ventana, Leonis notó que una figura familiar se acercaba. Una chica de cabello rubio platinado, acompañada por dos lobos de hielo.
“¡Escuchen con atención! He venido con una notificación del comité ejecutivo”.
De pie frente a la entrada del Dormitorio Hræsvelgr, Fenris Edelritz se echó su cabello rubio platinado hacia atrás.
“Maa, maa, Seria ojou-sama”. Regina tranquilizó el ambiente, calmando primero a Lyseria antes de dirigirse a su invitada. “¿Por qué no entra a tomar un poco de té, Fenris-sama?”
“… No, gracias. Sin embargo, agradezco tu oferta”. Fenris se negó cortésmente antes de poner un papel delante de Lyseria.
“¿Un formulario de presentación para el Festival de la Luz Sagrada?” Al ver la hoja, Lyseria parpadeó desconcertada.
“Por cierto… veo que el decimoctavo pelotón tiene intención de montar una cafetería, como el año pasado, ¿no es así?” Preguntó Fenris.
“S-Sí, lo haremos… ¿Hay algún problema…?”
“¡Hay un problema importante! ¡Tú, chico…!” Fenris señaló con severidad a Leonis, que estaba sentado detrás de Lyseria.
“¿Qué pasa con Leo-kun?” Preguntó Lyseria.
“Él también va a servir a los clientes en la cafetería, ¿no?”
“B-Bueno, sí…”
“¿Eres consciente, creo, de que éste es un dormitorio de chicas? Como todavía es joven, su tutor designado le dio un permiso especial para quedarse aquí”.
“A-Así es, pero…” Lyseria empezó a balbucear una excusa, pero Fenris siguió interrumpiendo.
“Durante el Festival de la Luz Sagrada, muchos visitantes externos acudirán a la academia. Y el comité ejecutivo debe mantener las apariencias. No podemos dejar que se piense que no mantenemos la moral pública en el Assault Garden”.
“E-Eso es… Bueno…” Ante este razonamiento, Lyseria se quedó sin palabras. De hecho, que Leonis viviera en el mismo dormitorio que ella era una situación única.
“Por lo tanto, el comité ejecutivo no puede aprobar ni aprobará que este chico trabaje en el servicio de atención al cliente”. Fenris afirmó con firmeza, poniendo las manos en sus caderas.
“Bueno, si tú lo dices, supongo que tendremos que acatar tu decisión”.
Reconoció Leonis, encogiéndose de hombros.
“¡¿Leo-kun?!” Lyseria le miró, sorprendida.
“Me pasaré el festival trabajando entre bastidores, en la cocina”. El chico afirmó.
“Sí, eso sería ciertamente aceptable”. Fenris aprobó, satisfecha. “Créeme, no lo he hecho con mala voluntad”.
“Lo comprendo. Yo tampoco querría causar problemas a la academia”.
Leonis respondió.
“… Es una pena, pero supongo que no hay otra opción”. Lyseria bajó la cabeza, decepcionada.
Leonis no había querido llamar la atención, así que, desde su punto de vista, éste era un giro afortunado de los acontecimientos.
Sin embargo, justo cuando Leonis intentaba ocultar su alivio, Regina esbozó una sonrisa pícara.
“… ¿Regina-san?” Preguntó Leonis, con el ceño fruncido por la sospecha.
“Oh, nada. No me hagas caso, chico”. Regina evadió la pregunta, limitándose a sonreír.
(¿Cómo es posible que las cosas hayan llegado a esto?)
En el centro de un bosque había una estructura destartalada y en ruinas. Y acostada en la cama de una de sus habitaciones estaba Arle Kirlesio, suspirando confusamente. Una chica elfa oscura llamada Lena la había rescatado en la ciudad después de tener problemas con los Espadachines Sagrados.
Lena había compartido amablemente comida con Arle, que estaba a punto de colapsar de hambre, e incluso le había proporcionado refugio. Los elfos oscuros fueron una vez subordinados de los Ejércitos de los Reyes Demonio y enemigos mortales de los elfos. Sin embargo, parecía que después de mil años, esa división se había cerrado. Incluso la propia Arle no sentía la necesidad de guardar rencor a un elfo oscuro en este momento. Sin embargo…
(Es difícil creer que sea la líder de una organización criminal).
Arle se encontraba actualmente en un escondite de la Manada de Lobos Demoníacos, una organización criminal semi-humana. Se presentaron como un movimiento de resistencia, pero en realidad era una excusa a medias de un grupo terrorista armado.
(Probablemente debería separarme de ellos antes de que las cosas empeoren…)
Desgraciadamente, había una razón por la que Arle tenía que quedarse por un poco más de tiempo. Ella había escuchado el nombre de la figura detrás de este grupo: Zol Vadis.
Era el nombre de un antiguo Rey Demonio que había reinado sobre el mundo antes de que los Ocho Reyes Demonio subieran al poder. Arle nunca hubiera imaginado que escucharía ese nombre en una época en la que la guerra entre los Seis Héroes y los Ocho Reyes Demonio estaba olvidada.
(Encuentro difícil de creer que el verdadero Zol Vadis haya resucitado, pero…)
Si el nombre de semejante criatura malvada estaba circulando por ahí, Arle tenía que investigarlo. Los héroes eran los encargados de abatir a los Reyes Demonio. Por eso se le había otorgado una de las Arc Seven, la Espada Azotadora de Demonios, Crozax.
Arle pensó que, si podía ganarse la confianza de esta organización, tendría la oportunidad de conocer a ese Zol Vadis. Sin embargo, para ello tendría que demostrar su valía.
“Arle, voy a entrar”. La cortina que colgaba sobre la puerta se movió, dejando ver a una pequeña chica de ojos oscuros, sagaces y penetrantes. Era Lena.
“¿Qué?” Le preguntó Arle.
“Dijiste que confiabas en tus habilidades con la espada, ¿verdad?”
“… Supongo”.
“Entonces vamos a poner a prueba esa presunción, ¿te parece?”. Dijo Lena con una mirada confiada.
Tras la visita de Fenris, Leonis regresó a su habitación y colocó una barrera de aislamiento alrededor de su perímetro. Con este campo establecido, nadie podía entrar en la habitación, y ningún sonido se filtraría. Leonis encendió las luces, proyectando sombras en la habitación.
“Blackas, Shirley. Vengan”.
Invocó los nombres de su amigo y de su sirvienta.
“Acudo a su llamado, Leonis-sama”. Shirley declaró, apareciendo sobre una rodilla. Inmediatamente tras la llegada de la chica, un lobo negro como el carbón emergió de la oscuridad.
“¿Me has llamado, amigo mío?”
“Oh, Blackas, hay… ¡¿Mm?!” Exclamó Leonis de repente.
El Príncipe del Reino de las Sombras… tenía su pelaje negro peinado. Estaba excepcionalmente liso y brillante.
“¡¿P-Por qué tienes ese aspecto?!”
“Me sometí a los cuidados de un profesional llamado estilista”. Explicó Blackas.
“¿Un… estilista?”
El lobo ébano sacudió su cabeza, y el aroma floral del shampoo surgió de su pelaje negro azabache.
“Esa espadachina me ayudó a presentarme”.
“Te refieres a Sakuya”.
Al parecer, el comité ejecutivo estaba tratando de acorralar a los perros callejeros que se paseaban por la academia en preparación del festival escolar. Leonis tuvo que admitir que tener a un lobo paseando libremente por el campus era un poco excesivo.
“Esa chica me vio jugueteando con esa gente y me llevó a una estética popular”.
*Crujido. Crujido, crujido*
“… Creo que entiendo lo esencial de lo ocurrido”. Respondió Leonis, mirando a su amigo con los ojos medio cerrados. “¿Te gusta cómo se siente tu pelaje ahora?”.
“Al menos evita que los humanos me persigan al verme”. Blackas sacudió la cabeza y volvió a desprender el aroma floral en el aire.
De hecho, entre su pelaje cortado, peinado y la cinta que Sakuya le había atado hace un tiempo, uno no lo confundiría con una bestia salvaje.
“… Supongo que no puedo quejarme mientras estés satisfecho con ello”.
El Príncipe de las Sombras, Blackas, fue conocido una vez como el Emperador Rampante del Reino de las Sombras. Era miembro de la realeza y normalmente exigía más respeto, pero si el propio Blackas estaba satisfecho con esto, Leonis no iba a insistir en ello.
“Shirley, ¿mencionaste un informe?” Preguntó Leonis para acelerar las cosas.
“Sí”. La sirvienta asesina asintió con respeto. “He descubierto rastros de actividad sospechosa en los corredores de las sombras”.
“¿Qué?” Esto llamó la atención de Leonis.
Los corredores de las sombras eran un tipo de magia formada por el conocimiento secreto del Reino de las Sombras.
“El que se estableció a lo largo de la zona costera de la ciudad está empezando a desgarrarse”. Detalló Shirley.
“Hmm. ¿No es posible que los dispositivos de la ciudad estén interfiriendo en él?” Sugirió Leonis.
Este Assault Garden hacía uso de una serie de tecnologías mágicas de última generación. Dado que los corredores de las sombras también eran una construcción mágica, aunque de otro tipo, era posible que estuvieran siendo influenciados.
“Sí, es posible”. Reconoció Shirley. “Ya he reparado los daños, pero pensé que debía informarle de todas formas”.
Shirley no era capaz de observar a todas las personas que utilizaban los corredores de las sombras. Le vino a la mente el hombre que apareció en el Tercer Assault Garden como posible culpable.
“Entendido. Mantente vigilante”. Ordenó Leonis.
“Sí, Leonis-sama”. Shirley inclinó su cabeza y luego añadió tímidamente. “… Um…”
“¿Qué pasa? ¿Hay algo más?”
“S-Sí… He, um, conseguido algunos dulces horneados. ¿Le importaría probarlos?”
Shirley extrajo de las sombras un plato con un montón de galletas.
“Oh, es una dedicación admirable de tu parte”. Leonis asintió, satisfecho.
“Las probaré”.
“S-Sí. Puede que no se adapten a su paladar, pero…”
Leonis cogió una galleta y la mordió.
“¡Ngh! ¡Kah, kah, kah! ¡A-Agua…!”
“¡¿S-Se encuentra bien, Leonis-sama?!”
Toda la humedad de su garganta desapareció de repente, y la galleta obstruyó su tráquea. La golosina estaba terriblemente salada. Alguien había amasado sal en ella.
“¡M-Mis disculpas!”
“¡Horf! ¡Horf! E-Está bien. Simplemente me ha cogido por sorpresa”.
Aseguró Leonis generosamente, incluso mientras seguía tosiendo.
“L-Las haré mejor la próxima vez, así que puede tirar esas…” Murmuró abatida la sirvienta ébano, volviendo a hundirse lentamente en las sombras de forma desamparada.
“… ¿Shirley?” Tras un momento de reflexión, Leonis cogió otra galleta del plato. Tenía un sabor igual de desagradable y también se estaba desmoronando por dentro.
“¿Va a comerlas, Magnus-sama?” Preguntó Blackas.
“Se tomó la molestia de hacerlas para mí”. Respondió Leonis mientras cogía otra galleta. “Tengo que hacerlo”.
Al caer la noche, Leonis se encontraba revisando sus apuntes para las clases del día siguiente.
“Leo-kun, ¿todavía estás despierto?”
“Eres muy trabajador, ¿no es así, chico?”
Lyseria entró en su habitación, vestida con un pijama y abrazando una almohada por alguna razón. Debía haberse duchado hace poco, porque de sus mechones húmedos salía un tenue vapor. Regina estaba de pie detrás de ella, vestida de forma similar y llevando su propia almohada.
“Hola, Seria-san”. Dijo Leonis, cerrando su libro con una pizca de sospecha. “¿Los disfraces van a estar listos a tiempo?”
“Ah, sí, a este ritmo deberían estar listos mañana”. Lyseria asintió.
“Heh, heh. Tendrás que esperar al día del evento para la gran presentación”.
Añadió Regina en tono burlón.
“N-No tengo tanta curiosidad por ellos”. Respondió Leonis, desviando su mirada. “Por cierto, ¿por qué tienen esas almohadas?”
Se lo había planteado desde que entraron las chicas.
“Ah, ¿esto? Es una almohada de plumas”. Respondió Lyseria. “Es realmente mullida y cómoda para dormir”.
Golpeó la almohada un par de veces, como para ilustrar.
“Mi almohada tiene paja de trigo sarraceno”. Añadió Regina.
“No, me refiero a por qué las han traído aquí”. Leonis corrigió la pregunta.
Las dos chicas se miraron, desconcertadas.
“Bueno, pensamos que podríamos dormir en tu habitación esta noche, Leo-kun”. Dijo Lyseria sin rodeos.
“… ¡¿?!” Leonis se quedó con los ojos muy abiertos. “¡¿Q-Qué quieres decir?!”
“Las habitaciones de abajo están todas ocupadas con la escenografía del Festival de la Luz Sagrada”. Contestó Regina encogiéndose de hombros.
Durante la celebración, la planta baja del dormitorio Hræsvelgr se contrataba anualmente para servir de almacén de los equipos de varios clubes. Era una condición para que el Decimoctavo Pelotón viviera aquí, así que no estaban en condiciones de protestar.
“Así que, durante el Festival de la Luz Sagrada, Sakuya siempre se queda con Fine-senpai, y yo suelo dormir en la habitación de Seria ojou-sama”. Explicó Regina.
“Pero mi habitación está llena de herramientas para decorar la cafetería. Está tan lleno que no tengo dónde dormir, así que sólo queda tu habitación, Leo-kun”. Dijo Lyseria, juntando sus manos en señal de disculpa.
“Ya… veo…”
Leonis no pudo negarse cuando ella lo planteó de esa manera. Después de todo, se estaba quedando en lo que inicialmente había sido el estudio de Lyseria.
“Tendremos una fiesta de pijamas esta noche, Seria ojou-sama”. Declaró Regina alegremente.
“Sí, solíamos dormir con frecuencia en la misma cama en la mansión Christaria”. Lyseria asintió con la cabeza.
“Heh, heh. Por aquel entonces siempre era un gatito asustadizo”.
“N-No tenía miedo…”
La joven y su sirvienta charlaron alegremente, abrazando sus almohadas.
“¡U-Un momento! No me importa que duerman en mi habitación, pero…” Leonis se aclaró la garganta. “Creo que pasaré la noche en el sofá de la sala”.
Cuando era un no muerto, Leonis descansaba en un ataúd de piedra. Comparado con eso, incluso un sofá era una mejora. De hecho, Leonis confiaba en que podría incluso dormir cómodamente dentro de la caja de un instrumento musical.
Sin embargo…
“No”. Lyseria negó con la cabeza. “No puedes hacer eso, Leo-kun. Cogerás un resfriado”.
“¿Un resfriado? No voy a…” Leonis comenzó a objetar, pero se detuvo.
No podía afirmar con seguridad que no se resfriaría. No hacía mucho tiempo que se había ido a dormir sin secarse el cabello, para luego despertarse tosiendo. Lyseria tuvo que cuidarlo para que se recuperara. En aquella ocasión se hizo dolorosamente evidente lo frágil que era su cuerpo humano.
“Si alguien tiene que dormir en el sofá, seré yo”. Le dijo Lyseria con firmeza.
“… Bien. Dormiré en mi cama”. Leonis se rindió.
Lyseria tenía una forma de ser muy terca cuando se ponía protectora. No se podía razonar con ella.
“Tienes el cabello muy encrespado, ¿verdad, chico?”. Comentó Regina, agarrando a Leonis como si fuera su almohada.
“¡¿R-Regina-san?!”
Su cabello atado en coletas le rozó las mejillas, y la fragancia de su jabón llenó su nariz. A través de la tela de su pijama, pudo sentir sus pechos presionándose contra él sin un sujetador que los contuviera.
“No puedes acaparar así a Leo-kun, Regina”. Protestó Lyseria en voz alta, haciendo un mohín mientras se sentaba en el borde de la cama.
“Está bien, está bien”. Regina respondió con una sonrisa sarcástica, soltando el cuerpo de Leonis y moviéndose hacia el extremo opuesto de la cama donde se encontraba Lyseria.
A Leonis no le quedó otra opción que acomodarse entre ambas chicas.
“S-Seria-san, no te aferres a mí de esa manera…” Las mejillas de Leonis se pusieron rojas, pero Lyseria no pareció darse cuenta.
“Por cierto, Leo-kun, ¿hay algún lugar al que te gustaría ir?” Preguntó.
“¿Algún lugar al que me gustaría ir…?” Repitió Leonis, sin entender del todo lo que quería decir.
“No es que tengamos el Festival de la Luz Sagrada todos los días, así que deberías disfrutarlo también, chico”. Explicó Regina, presionando suavemente un dedo en su cabeza.
“Oh, claro…”
Ir por ahí y disfrutar de las festividades no sonaba como una mala idea, pero los verdaderos intereses de Leonis residían en el Sexto Assault Garden, con el cual el Séptimo estaba preparado para acoplarse en el clímax de la celebración. La otra ciudad flotante acabaría cayendo bajo el control de los Ejércitos de los Reyes Demonio, así que explorarla antes era lo ideal. También estaba el asunto del Espíritu Original que la Manada de Lobos Demoníacos había mencionado.
“En realidad, me gustaría visitar el Sexto Assault Garden antes de ir al festival”. Admitió Leonis.
“Tiene sentido. No es frecuente que nos conectemos con otras ciudades”.
Regina respondió estando de acuerdo.
“El Sexto Assault Garden también tiene un famoso museo”. Añadió Lyseria. “¿Un museo?”
“Sí, tiene en exhibición reliquias extraídas de ruinas de todo el mundo. Uno de los principales institutos de investigación del imperio está situado cerca de él, y allí exponen al público los resultados de sus esfuerzos”.
(Oh…)
Eso sonaba a información útil. El lugar podría proporcionar a Leonis información valiosa sobre el estado del mundo.
“Aun así, me da un poco de miedo dejarte ir solo…” Dijo Lyseria, poniendo un dedo en su barbilla. “Preferiría mostrarte los alrededores…”
Su faceta cariñosa ya estaba resurgiendo.
“Ah, seguramente estaremos muy ocupados por la mañana”. Señaló Regina. “Pero una vez que comiencen los encuentros públicos, la actividad en la cafetería debería disminuir”.
“¿De verdad? Entonces te acompañaré en tu viaje al museo, Leo-kun”.
Concluyó Lyseria.
“En serio, puedo ir solo…” Afirmó levemente el Rey No Muerto.
“¡Nooooooo!… ¿Y si algún desconocido te secuestra?” Le reprendió Lyseria, pinchándole suavemente la frente con su dedo índice.
En la oscuridad de la noche, una pequeña chica caminaba por el extenso bosque detrás del Dormitorio Hræsvelgr, mientras los insectos chirriaban a su alrededor. Este bosque solía utilizarse como escenario para las prácticas de combate, pero cuando se completó el campo de entrenamiento capaz de alterar su terreno, se convirtió principalmente en un lugar donde los estudiantes podían relajarse.
Al menos, para eso se utilizaba en su momento. Por muy bien mantenidos que estuvieran los árboles y arbustos, la mayoría no se aventuraba en el bosque cuando oscurecía.
La chica corrió sin nada que iluminara su camino, pisando la tierra húmeda por el rocío de la noche. Los escasos rayos de la luz de la luna bañaban su atuendo de la Orquídea Sakura con un pálido brillo.
Al llegar a un claro del bosque, Sakuya se detuvo.
⌐Ha… cortado a los Void… Sakuya-sama.¬
“Sí. ¿Cuántos de ellos había…? No puedo recordarlo. Estaba bastante absorta en ello…”
Ella había matado a innumerables Void en el Tercer Assault Garden. De hecho, probablemente había batido su récord anterior, aunque eso tenía poco significado para Sakuya.
⌐Su habilidad con la espada es impresionante. Con el tiempo, puede que incluso llegue a superar a Setsura.¬
⌐… Pero esto no es suficiente para acabar con nuestros enemigos jurados… ¬
⌐… Debe cortar… más Void… ¬
Las voces bramaban a su alrededor de forma inquietante, como el canto de una maldición.
“Sí. Lo sé”. Sakuya respondió en silencio.
En las noches de luna, los espíritus vengativos grabados en la carne de Sakuya se inquietaban. Los fantasmas malignos de su pueblo habían llamado a Sakuya en su mente desde el día en que su tierra natal había caído en la ruina.
Un sudor frío brotó en la frente de la joven. Se concentró en un punto entre sus ojos, agudizando su conciencia hasta que las voces se apagaron.
(Sí… me vengaré de ese Void).
El Lord del Vacío Shardark. Un Void que adoptaba la forma de un espadachín tuerto, había acabado con la vida de la hermana de Sakuya.
Incluso ahora, sus innumerables camaradas de la Orquídea Sakura luchaban como ella. Todos soñaban con el día en que una Espada Sagrada que albergara la voluntad de su hogar reclamara la cabeza de ese Lord del Vacío.
De repente, se oyó una burla desde la oscuridad.
“Geh, eh, eh… Desprendes un aroma demoníaco, jovencita…”
“¿Quién está ahí?” Exigió Sakuya, examinando su entorno.
“No eres el vampiro que buscamos, pero eres un hallazgo bastante interesante en sí mismo…” Las nuevas voces continuaron.
“¿Una especie de fantasma?” Murmuró Sakuya para sí misma, con un brillo agudo en su mirada. Levantó la vista con un sobresalto, y vio un conjunto de brillantes ojos rojos compuestos que la miraban. Pertenecían a un gigantesco monstruo araña que se retorcía y cacareaba.
“Mmm… Haa… Mha…”
“… ¡!”
Al sentir el mordisqueo en el lóbulo de su oreja, Leonis hizo una mueca mientras un dulce dolor recorría su cuerpo.
(¡No puedo dormir así!)
Al abrir los ojos y darse la vuelta en su cama, se encontró cara a cara con Lyseria, que estaba profundamente dormida y parecía muy satisfecha. Mientras estaba despierta, se comportaba de forma modesta y reservada, y sólo bebía de él cuando le daba permiso. Sin embargo, cuando estaba inconsciente, los impulsos vampíricos que su mente mantenía a raya salían a relucir.
(No es que me importe mucho dejar que me chupe la sangre). Pensó Leonis con un suspiro. Después de todo, él era el responsable de que ella fuera un vampiro. Suministrar a su sirviente lo que necesitaba para sobrevivir era su deber como maestro. El único problema era: Que dolía.
Cuando Lyseria tomaba su sangre mientras estaba despierta, mordisqueaba suavemente. No se podía decir lo mismo cuando estaba dormida. Leonis se incorporó suavemente, asegurándose de no despertar a las chicas. Mientras Lyseria picoteaba el aire, sin morder nada en absoluto, acercó su dedo índice a los labios de la joven.
“Mm… Schlrp… Nha…”
Lyseria recorrió con su lengua el dedo por un momento y luego lo mordió. Tenerla royendo su dedo también dolía, pero era preferible a que le doliera el lóbulo de la oreja.
“Mm… Rio… Schlrp… Mhaaa…”
La visión de su sirviente chupando con entusiasmo su dedo fue un poco reconfortante.
(Toma tu ración de mana de este Rey Demonio…) Leonis reflexionó. “… ¡Mm!”
De repente, un nuevo dolor recorrió su otro brazo, con el que se había estado apoyando.
“… ¡¿Regina-san?!” Exclamó Leonis, casi levantando la voz.
“Mm, delicioso, mm, mha…”
“…”
La chica de cabello rubio mordisqueó su brazo libre. Evidentemente, tenía una tendencia aleatoria a morder en sus sueños.
“No soy un pedazo de jamón, sabes”. Susurró Leonis con un toque de molestia, llevando una almohada a su boca.
“Mm, nnm…” Regina comenzó a mordisquearla en su lugar. (Mañana dormiré en el sofá). Decidió. *¡Ting!*
Leonis escuchó el débil sonido de espadas chocando desde más allá de la ventana.
(¿Qué fue eso?)
Leonis se puso de pie en silencio y se acercó al cristal. A través de él, vio lo que parecía un relámpago entre los árboles de hoja ancha.
Sakuya alzó la voz en un grito de batalla mientras blandía su espada. “¡Corte de Fuego Relámpago!”
Una hoja crepitante de electricidad atravesó la oscuridad. Fue un corte firme y letal, totalmente diferente a la forma en que Sakuya blandía su espada durante los combates de entrenamiento. Sin embargo, sorprendentemente falló en dar un golpe certero.
(¡¿Evitó el primer corte de Raikirimaru?!)
Arreglando rápidamente su postura, Sakuya se apoyó en uno de los árboles mientras buscaba apresuradamente a su oponente.
(¿Es un Void?) Se preguntó, pero la joven desechó rápidamente ese pensamiento.
Era poco probable que la oficina administrativa permitiera que un Void se adentrara tanto en las instalaciones de la academia. Si ese era el caso, ¿qué era esta criatura?
“… Bastante hábil, ¿no? Geh, eh, eh…” Su cacareo resonó en el bosque.
“Así que hablas con palabras humanas, monstruo…” Sakuya murmuró para sí misma.
Al momento siguiente, los árboles alineados junto a ella fueron cortados silenciosamente a la vez. Pateando el suelo, cargó hacia adelante. En su persecución, unas extremidades retorcidas y con forma de látigo atravesaron la maleza.
(¡Trueno!)
Sakuya saltó hacia los árboles con su cuerpo envuelto en rayos. Su espada sagrada, Raikirimaru, era la más adecuada para este tipo de terrenos desordenados e irregulares.
(¡Nunca subestimes a una espadachina de la Orquídea Sakura!)
Apoyándose en el tronco de un árbol, Sakuya cambió rápidamente de dirección y cortó una de las extremidades de la criatura. Ésta cayó sin fuerzas al suelo y se fundió silenciosamente en las sombras que la luz de la luna proyectaba sobre el suelo del bosque.
(Ni siquiera sentí que hubiera tocado algo. ¿Acaso esta bestia no tiene forma física?)
Tras aterrizar, Sakuya cortó otra extremidad que se dirigía hacia ella desde la oscuridad.
“Geh, eh, eh… Esa es una Espada Sagrada, ¿no? Un poder sumamente misterioso. Es impresionante que pueda cortar a través de nuestras sombras”.
“Parloteando en el fragor de la batalla. Estás muy confiado”.
Cubriéndose de rayos, Sakuya saltó hacia adelante. Usando la dirección de los ataques de su oponente como referencia, discernió su ubicación.
“Técnica de la Hoja Definitiva… ¡Corte Relámpago Atronador!”
Se trataba de una técnica de espada letal para un solo objetivo, potenciada por la aceleración del Rayo. Múltiples tajos se cruzaron, convergiendo en un único punto en la oscuridad.
(¡Te tengo!)
Sin embargo, en el momento en que Sakuya estaba segura de haber golpeado a su oponente, escuchó una voz desde arriba.
“Impresionante poder. Para un humano”.
“… ¡¿?!”
Un conjunto de ojos carmesí observaba a Sakuya desde las copas de los árboles. Si su objetivo estaba arriba, entonces ¿a qué había atacado? El bulto de oscuridad que había cortado se agitó y se enroscó alrededor de Raikirimaru como un alquitrán elástico.
“… Kuh… ¡Suéltala…!” Sakuya gruñó.
“Geh, eh, eh… ¡Sé consumida por… tu propia sombra…!”
Una masa de ébano con forma humana emergió, como si fuera a tragarse a
Sakuya. Sin embargo, antes de que tuviera la oportunidad…
“¡Zol Meides!”
*¡Booooooooooom!*
Llamas negras estallaron repentinamente de la nada, aniquilando la sombra.
“¡¿Qué?!” El monstruo gritó sorprendido.
Sakuya estaba sentada en el suelo con una expresión de estupefacción. Unas pisadas se hacían más fuertes detrás de ella.
“¿Estás bien, Sakuya?”
“Chico…”
Leonis salió a la luz de la luna, todavía con el pijama puesto.
(Lo sabía. Esa luz era el rayo de la espada de Sakuya).
Leonis se acercó a Sakuya lentamente, extendiendo una mano hacia ella. Había sido guiado hasta aquí por los destellos que se habían producido en la noche.
“¿Puedes ponerte de pie?” Preguntó.
“S-Sí…” La chica de cabello azul asintió, poniéndose de pie.
Leonis se sintió aliviado al ver que Sakuya no tenía ninguna herida, salvo algunos rasguños y arañazos.
(Después de todo, no puedo usar magia curativa).
“¿Qué haces aquí, chico?”
“Tenía problemas para dormir. Pero eso no es importante ahora”. Leonis miró hacia las copas de los árboles, donde estaba posada la criatura. “¿Qué es eso?”
La cosa exhibía unos brillantes ojos rojos y un abdomen hinchado del que se extendían varias extremidades que se retorcían.
(Miras al más fuerte de los Reyes Demonio con tanto descaro… Tienes agallas). Leonis golpeó la base del Báculo de los Pecados Sellados contra el suelo.
“No lo sé. De pronto me atacó…” Sakuya sacudió la cabeza, fijando su agarre en Raikirimaru.
“¿No es un Void?” Preguntó Leonis.
“No, no lo creo”.
“¿Eso fue… hechicería…?” Preguntó el monstruo con incredulidad. “¿Podría ser que los humanos de esta época no han perdido la capacidad de manejarla…?”
(¿Esta cosa conoce la hechicería…?) Leonis frunció el ceño.
“No… Tal vez el sirviente de un vampiro podría ser capaz de…” La criatura razonó para sí misma en voz alta.
“¿A quién llamas sirviente…? Espera”. Leonis guardó silencio al darse cuenta de que el monstruo hablaba de un vampiro. ¿Sabía lo de Lyseria?
“Geh, eh, eh… Parece que sabes de ella…” La cosa sombría se rió.
Al momento siguiente, sus brazos se extendieron hacia Leonis.
“¡Ponte detrás de mí, chico!” Sakuya se puso delante de Leonis, repeliendo de un tajo los ataques que se acercaban. Las descargas eléctricas liberadas por su Espada Sagrada destellaban en el oscuro bosque.
“Este es un oponente desafiante”. Admitió Sakuya. “¿Puedes cubrirme?”
“Por supuesto”. Afirmó Leonis, colocándose espalda con espalda con la chica, con su báculo en la mano.
Sakuya solía adoptar esta formación con Lyseria cuando entrenaba. “¡Humanos insolentes…!”
El monstruo atravesó el aire. Cayendo hacia abajo, la criatura de las sombras soltó una ráfaga de ataques contra Sakuya.
“Hechizo de segundo-orden… ¡Lanche Vero!” Leonis cantó mientras corría entre los árboles.
Un torrente de lanzas negras surgió de la punta del Báculo de los Pecados Sellados, interceptando al monstruo. Aprovechando la apertura que Leonis creó para ella, Sakuya saltó hacia el bosque, y desapareció.
A pesar de su gran tamaño, la criatura de las sombras saltó rápidamente a la copa de un árbol. Mientras Leonis la perseguía, el barro salpicó los pantalones de su pijama. Lyseria le iba a regañar por eso más tarde.
(Maldito seas…)
Lleno de ira, Leonis dirigió un hechizo, [Bala de Gravedad] hacia el monstruo. Se dirigió a toda velocidad hacia su objetivo, destrozando los árboles en su camino. Sin embargo, el aire que rodeaba al monstruo se vio envuelto en una luz blanca y brillante que destruyó el hechizo de Leonis.
(Eso fue hechicería. ¿Es un demonio?)
Los demonios eran seres que se diferenciaban ligeramente de la mayoría de los monstruos. Adoptaban formas muy variadas y sus poderes eran igual de dispares. Sin embargo, todos compartían algunos puntos en común. Cada uno era más poderoso que un monstruo común y muy inteligente.
(Y este parece ser uno bastante poderoso).
Por supuesto, para un Rey Demonio como Leonis, los demonios ni siquiera eran dignos de su atención. Un hechizo de Quinto-Orden o superior podría destruirlo de un solo golpe. No obstante, hacer eso expondría el alcance de su poder a Sakuya. Además, podría haber llegado hasta aquí a través de los corredores de las sombras, tal y como había informado Shirley.
Leonis tenía que capturar a esta criatura, subyugarla con un hechizo de dominación y hacerla hablar.
Los ojos rojos del demonio araña brillaron siniestramente. “Geh, eh, eh…
Barrera de Ataduras de la Sombra”.
Un brillante y malévolo círculo mágico apareció sobre la zona.
(¡¿Un hechizo de barrera?!)
Leonis saltó en el aire. El suelo justo debajo de él fue consumido por la oscuridad, y los árboles circundantes se hundieron en el hueco.
“¡Shray Zast!” Leonis disparó otra ráfaga de hechizos.
Desgraciadamente, el demonio araña demostró ser ágil, y esquivó sus disparos.
“¡Sakuya-san!”
“¡Haaaaaaaaaaaaah!” Sakuya lanzó un grito de guerra, con su espada brillando con electricidad.
Moviéndose por el bosque a gran velocidad, se acercó a su oponente por el flanco. La criatura se apresuró a producir otra extremidad para detenerla, pero…
“¡Demasiado lento!” Sakuya blandió su Espada Sagrada.
“¿Sus movimientos… son más rápidos…?” Exclamó el demonio araña.
“Mi Raikirimaru es una espada de aceleración”. Afirmó Sakuya con frialdad. “Cuanto más la balanceo, más rápida me vuelvo. ¡Técnica de la Hoja Definitiva… Destello Relámpago!”
*¡Whoosh!*
La espada de Sakuya penetró en el abdomen del demonio araña. La monstruosa cosa dejó escapar un chillido de agonía que rasgó el silencio de la noche.
(Golpear a un demonio es una hazaña impresionante). Según la estimación de Leonis, su oponente era bastante hábil. Parecía que Sakuya se contenía bastante durante el entrenamiento. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo, el corte no había sido fatal.
“¡Gaaaaaaaah! ¿Cómo te atreves a herirme, miserable humano?”
El demonio araña trató de recitar algún tipo de hechizo, pero la magia se dispersó inmediatamente.
“… ¡No puede ser!” La criatura aulló. “¡¿Disrupción del encantamiento?!”
Eso fue obra de Leonis. [Disrupción del Encantamiento] era una técnica muy avanzada, pero era un juego de niños para un Rey Demonio que había dominado todo lo que la hechicería podía ofrecer.
“¡Hyaaaaaah! ¡Corte Relámpago Atronador!” *¡Riiiiiiip!*
La espada de Sakuya se clavó en el abdomen del demonio araña. La criatura cayó al suelo y comenzó a hundirse en las sombras.
(¡No, no podemos dejar que escape…!)
Todavía tenía que sacarle información. Levantando su báculo, empezó a recitar un hechizo… cuando el demonio araña se quedó quieto de repente. Un cuchillo plateado tejió la sombra del demonio en su lugar.
“… ¡¿Qué?!”
Y mientras la criatura arácnida se congelaba en su lugar…
“¡Haaaaaaaaah!” Sakuya hundió su Espada Sagrada en los brillantes ojos rojos compuestos.
“¡Maldita seas… maldita seas, maldita seaaaaaasss!”
Las extremidades con forma de zarcillo del demonio se enroscaron alrededor de los brazos de Sakuya mientras dejaba escapar un aullido de agonía. Su abdomen se hinchó, poniéndose al rojo vivo como un horno.
(¡Esto es malo!)
Comprendiendo las intenciones del demonio araña, Leonis entonó un hechizo de Octavo-Orden.
“¡Vorzaid!”
La oscuridad envolvió la enorme figura del demonio justo cuando estaba a punto de explotar, destruyéndolo por completo. El silencio se apoderó del bosque de inmediato. Sakuya bajó la Raikirimaru.
“Sakuya-san… ¿Estás bien?” Le preguntó Leonis.
“S-Sí…” Murmuró Sakuya mientras su Espada Sagrada se desvanecía en partículas de luz. “¿Qué era ese monstruo…?”
Leonis miró a la joven con seriedad. “¿Has visto alguna vez algo parecido?”
Sakuya negó con la cabeza. “Por ahora, informemos de esto a la oficina administrativa. Por cierto, chico…” Sus ojos se entrecerraron con sospecha.
“¿Sí?”
“¿Por qué ocultas tu verdadero poder?”
“¿A-A qué te refieres?” Tartamudeó Leonis, fingiendo ignorancia.
Por suerte, Sakuya no siguió con su interrogatorio. “No, perdóname. Estoy segura de que tienes tus razones”. Dijo encogiéndose de hombros. Luego comenzó a caminar en dirección al dormitorio.
“Es difícil ver por dónde caminamos, chico, así que ten cuidado”. “De acuerdo…”
Leonis y Sakuya caminaron por el denso bosque, con Leonis avanzando a poca distancia detrás de Sakuya. Mientras miraba los árboles, llamó a Shirley telepáticamente.
(Estoy aquí, Leonis-sama…) Ella le respondió de inmediato.
Fue ella quien cosió antes la sombra del demonio en su lugar. Estaba custodiando a Leonis mientras se mantenía fuera de la vista.
(Mis disculpas. No imaginé que podría intentar autodestruirse…) Expresó Shirley con pesar.
(Está bien. No tienes la culpa de eso. ¿Cuál es tu opinión sobre esa bestia?) Preguntó Leonis a su sirvienta.
(Era un demonio, sin duda. Uno de alto rango).
(¿Tienes idea de cuál era su objetivo?) (Todo lo que tengo es una conjetura, pero…) (Siéntete libre de compartirla). Instó Leonis.
(Creo que esa criatura ejercía la misma profesión que yo).
(Un demonio asesino…)
Durante su época, los enemigos de Leonis no habían sido sólo héroes y guerreros. Muchas facciones habían enviado asesinos encubiertos para acabar con la vida del Rey No Muerto. Curiosamente, no parecía que este demonio araña hubiera venido por él. Se sorprendió al verle usar hechicería, por lo que parecía poco probable que la identidad de Leonis hubiera sido expuesta.
(Mencionó un vampiro. ¿Iba tras Lyseria?)
Si eso era cierto, entonces Leonis no podía ni empezar a adivinar qué quería
el demonio con ella. Era todo demasiado inexplicable… (Leonis-sama, tengo más…) Añadió Shirley. (¿Qué es?)
(Creo que ese demonio fue el que interfirió en el corredor de las sombras, pero hay rastros de que varios otros puntos fueron atacados…)
(… Así que más de un demonio se ha infiltrado en esta ciudad). (Así parece, Leonis-sama…)
(¿Y qué castigo dirías que le corresponde a aquellos que se entrometen en el reino de un Rey Demonio sin permiso?) Preguntó Leonis.
(Una muerte rápida sería suficiente, en mi humilde opinión). Respondió Shirley.
(Hmm. En efecto…)
Y ya que atentaron contra la vida de su sirviente favorito, deben ser castigados con mayor razón.
(Shirley, investiga la identidad del enemigo). Ordenó Leonis.
(Como ordene, Leonis-sama). Respondió Shirley, y desapareció en la oscuridad.
Una sonrisa de desprecio torció el rostro de Leonis. (Lamentarán el día en que pensaron que podían reclamar lo que le pertenece a un Rey Demonio, tontos).
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