Tatoeba Last Dungeon Mae no Mura no Shōnen ga Joban no Machi de Kurasu Yō na Monogatari (NL)

Volumen 9

Capítulo 3: Venganza A Vapor — Supongamos Que Un Tipo Arruina Tu Negocio Y Se Enfada Contigo Por Ello. Deberías Golpearle Con Una Locomotora

Parte 2

Allan se volvió un momento. “No quiero que nadie salga lastimado en mi nombre. Y esta es una buena oportunidad para restablecer mi reputación a lo que realmente merezco”.

Luego se volvió hacia Renge. “A-Allan…”, dijo ella.

“Puede que me quede sin trabajo, pero ¿será eso un problema para ti?” “No. Te amaré aún más”.

Las rosas estaban en el aire. Todos suspiraron. Si la situación hubiera sido menos tensa, podrían haber aplaudido. Surtr, que poseía el hacha en la cadera, murmuró: “Presumido”. Pero incluso él estaba claramente sonriendo.

Allan puso su cara en juego y miró fijamente al señor de los demonios de piedra.

“Devuélveme la estatua. Estoy bastante enojado aquí, pero ve, haz un swing. ¡La dureza es mi segundo nombre!”

Volvió la mejilla, esperando.

Pero Zalko no parecía muy interesado. “¿Honestamente? Ni siquiera me importa.”

“¿Eh?”

“¡Es al rey de Azami a quien odio! ¡Él y su ejército!”

“Espera un segundo, ¡todo esto fue idea tuya! ¿Ahora estás desperdiciando mi oportunidad de actuar como un rudo?”

“¡Arghhhhhhhhhh! ¡Me han dejado en ridículo! ¡Azami puede arder en el infierno, infierno, infierno!”

Estaba perdiendo el control de esta posesión. “¡Ah! ¡Cuidado! ¡Gente, aléjense!”

La pierna de Marie se acalambró y se cayó. Esa maldición rúnica maldita… “¡Hnggaah! ¡Guhhh!”

Ella se plantó en la cara con un ruido muy poco digno.

“¡Hahhh! ¡Un reheeeeen!”

Mientras todos los demás corrían, Zalko la recogió. “¡Marie, idiota! ¡Te dije que hicieras ejercicio!” Riho gritó.

“¡No es eso!” María se lamentó. “Está bien, no hago ejercicio, pero arghh…

¡esa abuela loli!”

Zalko sostuvo a Marie en alto, gritando: “¿Ves? ¡Tengo un rehén civil! ¡Si no quieres que la aplasten, trae al verdadero rey!”

“¿Qué es eso de un rey real?” Rol preguntó, desconcertado, como bien podría estar. Zalko estaba en un estado de ira que solo se logra a través de una estupenda mala suerte.

Pero cuando el “civil” cautivo del señor de los demonios era la princesa disfrazada… eso complicaba las cosas.

En primer lugar, Micona explotó en el momento en que vio a su amado en peligro.

“¡Marieeeee! ¡Maldito seas, Zalko! ¡Te voy a romper el culo!”

Tanto sus poderes de treant como los de Abaddon se activaron como uno solo, lanzándola al modo de combate, y los estudiantes a su alrededor se vieron obligados a tratar de sujetarla.

“¡Espera, Micona! Si lo asustas, su vida, ¡tienes que esperar el momento adecuado!”

“Así es, Micona”, dijo Choline. “¡Viste cómo detuvo a Selen! ¡Si entras sola, podría pasar lo peor!”

“¡Cierto!” El tipo de relaciones públicas asintió. “¡La estatua podría lastimarse! ¡Eso sería lo peor!

“… Alguien calle a ese viejo”.

Incluso Phyllo parecía visiblemente asqueada.

“La muerte de un civil sería trágica… pero si la estatua es destruida…”

“Todos nos veríamos obligados a dimitir. ¿Hay alguna forma de salvar a ambos, Rol?”

Los jefes de seguridad y diplomáticos se volvieron hacia Rol, esperando ideas. La palabra “renunciar” definitivamente la hizo jurar.

“La vida de los civiles tiene que tener prioridad… pero una forma de salvar a ambos…”

La amenaza a su carrera la hizo retroceder, y no se atrevió a dar la orden de atacar.

Entonces…

“¿Que sucede?” La voz de un niño resonó en la plaza.

Todos se dieron la vuelta y encontraron a un niño vestido de mayordomo, con el rey apoyado en su hombro.

Chrome echó un vistazo a Lloyd, vio al rey cubierto de tierra y corrió hacia él.

“¿Q-Qué pasó, Su Majestad?”

Habiendo sido secuestrado tan fácilmente, el rey parecía arrepentido. “Lo siento, Chrome. Hice que te preocuparas de nuevo.”

“Oh, no estaba preocupado. Pero, ¿por qué estás tan sucio?” “¡¿Por qué no estás preocupado?!”

Ninguno de los soldados sabía que se había producido ningún secuestro. Chrome mismo estaba asumiendo que el rey había tropezado o algo así.

Y este tratamiento realmente estaba empezando a hacer que el rey se enfureciera.

“Fui secuestrado, ya ninguno de ustedes le importa—¿mm? ¿Qué pasa con esta estatua?”

Antes de que el rey pudiera ver bien al señor demonio de piedra, los tres peces gordos militares formaron un muro defensivo de hierro, oscureciendo su línea de visión.

“¡Su Majestad! ¡Tus ropas son un espectáculo! ¡Permíteme limpiarlos por ti!”

“No, esa estatua parece—”

“¡Su Majestad, permítame limpiarle la cara!” “¿Y esa es María…? ¡Mmph!”

“¡Su Majestad! Déjame solo…”

“¡¿Dónde estás limpiando?! ¡Eso no es sucio!”

Mientras los soldados los rodeaban, Lloyd parecía horrorizado. “! ¡¿Marie?! ¿Qué es esto?”

“Cálmate, Lloyd. Verás, Zalko—” Mena rápidamente lo puso al tanto. Lloyd pareció sorprendido, luego asintió. “Okay. ¡Qué plan tan cobarde!” E inmediatamente, salió ante Zalko.

“¡P-Para!” El tipo de relaciones públicas jadeó. “¿Qué puedes hacer?”

Lloyd no le prestó atención. “¡Déjame ir!” aulló. “¡Y-Yo seré tu rehén en su lugar!”

Los ojos de Zalko se abrieron. “¿Tú?”

“¡Sí! ¡Así que déjala ir! ¿O me tienes miedo?” Una estratagema desesperada.

Zalko dejó escapar una risa burlona.

“¿Asustado? Difícilmente. ¡Me encanta ver a los soldados de Azami desesperados!”.

“¿Q-Qué? ¿Por qué?”

“Me hiciste quedar en ridículo, ¡así que te haré quedar en ridículo! ¡Te mostraré lo que sucede cuando te burlas del gran ladrón, Zalko! ¡Todo lo que siempre quise fue fama y atención! ¡Para demostrar que estaban equivocadas todas esas personas que dijeron que mi cara era olvidable!”

“¿Y es por eso que robaste la estatua… y tomaste a Marie como rehén?” El aire tembló.

Riho, Chrome, Anzu, cualquiera que pudiera detectar el poder de Lloyd, se estremeció.

Los ojos de Lloyd se entrecerraron. “Eres un hombre malo”.

“¡Sí! ¡Soy un ladrón! ¡Por supuesto que soy el malo!”

Zalko eligió poseerlo.

Y Lloyd apretó los puños. “Que horrible.”

Alarmado, el tipo de relaciones públicas trató de disuadirlo. “¡Vaya, admiro la motivación! ¡Pero si dañas esa estatua, estás despedido!”

Absolutamente lo incorrecto que decir aquí. Los jefes de seguridad y diplomáticos le dieron palmadas en la nuca.

“Daña la estatua… y estás despedido”.

Lloyd escuchó estas palabras y se arrancó el brazalete de primer año de la manga y se lo arrojó a Allan.

“¿L-Lloyd?”

“El resto es tuyo, Allan. Cuida de todos.” “¿Qué quieres decir? ¿Eh?”

Lloyd dio otro paso adelante, justo hasta Zalko, y gritó tan fuerte como pudo.

“¡Me alisté para ayudar a la gente! Si ni siquiera puedo salvar a las personas que me importan, ¡entonces no quiero ser soldado!”

“¿Qué? ¿Estás enojado?”

“Lo estoy.”

“Pero, ¿qué logrará tu ira, niño pequeño?”

Un niño de aspecto débil contra una estatua enorme.

No tuvo oportunidad. El jefe de seguridad comenzó a ladrar órdenes. “¡Tú allí! ¡Detenlo!”

Mientras entraba en pánico, Riho sonrió.

“Una vez que se pone en marcha, nadie puede detenerlo”, dijo. “Y ni siquiera pienses en salvar esa estatua. ¡Ya está hecho!”

“¡No es mi problema!” el jefe de seguridad rugió, horrorizado. “¡El chico está a punto de que lo maten! ¡No podemos permitir que eso suceda!

¡Nadie ejemplifica el espíritu militar de Azami mejor que él! ¡Es honesto y sincero! ¡Ese es el tipo de chico del que depende el futuro de nuestro país!”.

“¡Exactamente!” el alto diplomático estuvo de acuerdo. “¡Todos quedamos atrapados luchando por una posición y nos olvidamos de nosotros mismos!

¡Ese chico es quien solía ser! Tenemos que… ¿Por qué están todos tan tranquilos?”